¡Descubre el Poder del Masaje Holístico en nuestra Primera Sesión del Seminar...
Cuentos de las regiones
1. Alumna : Angeli Borja Yahuarcani
Profesora : Alicia Chuquichanca M.
Grado : 4to grado
Sección : Tolerancia
Colegio : 7035 Leoncio Prado
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5. En medio del mar, en las más grandes profundidades, se extendía un reino
mágico, el reino del pueblo del mar. Un lugar de extraordinaria belleza rodeado
por flores y plantas únicas y en el que se encontraba el castillo del rey del mar.
Él y sus seis hijas vivían felices en medio de tanta belleza. Ellas pasaban el día
jugando y cuidando de sus flores en los majestuosos jardines de árboles azules
y rojos. La más pequeña de ellas, era la más especial. Su piel era blanca y suave,
sus ojos grandes y azules, pero como el resto de las sirenas, tenía cola de pez.
A la pequeña sirena le fascinaban las historias que su abuela contaba acerca de
los seres humanos, tanto que cuando encontró una estatua de un hombre en los
restos de un barco que naufragó no se lo pensó y se la llevó para ponerla en su
jardín. La abuela les contó que algún día conocerían la superficie.
- Cuando cumpláis quince años podréis subir a la superficie y podréis contemplar
los bosques, las ciudades y todo lo que hay allí. Hasta entonces está prohibido.
La pequeña sirena esperó a que llegara su turno ansioso, imaginando como sería
el mundo de allá arriba. Cada vez que a una de sus hermanas le llegaba el turno
y cumplía los quince años, ella escuchaba atentamente las cosas que contaba y
eso aumentaba sus ganas porque llegara el momento de subir.
Tras años de espera por fin cumplió quince años. La sirena subió y se encontró
con un gran barco en el que celebraban una fiesta. Oía música y alboroto y no
pudo evitar acercarse para tratar de ver a través de una de sus ventanas. Entre
la gente distinguió a un joven apuesto, que resultó ser el príncipe, y por quien
quedó embelesada al observar su belleza.
Continuó allí mirando hasta que una tormenta cayó sobre ellos repentinamente.
El mar comenzó a rugir con fuerza y el barco empezó a dar tumbos como si se
tratase de un barquito de papel, hasta que finalmente logró partirlo y mandarlo al
fondo del mar. En medio del naufragio la Sirenita buscó al príncipe, logró
rescatarlo y llevarlo sano y salvo hasta la playa. Estando allí oyó a unas
muchachas que se acercaban, y rápidamente nadó hasta el mar por miedo a que
la vieran. A lo lejos vio cómo su príncipe se despertaba y conseguía levantarse.
La Sirenita siguió subiendo a la superficie todos los días con la esperanza de ver
a su príncipe, pero nunca lo veía y cada vez regresaba más triste al fondo del
mar. Pero un día se armó de valor y decidió visitar a la bruja del mar para que le
ayudara a ser humana. Estaba tan enamorada que era capaz de pagar a cambio
cualquier precio, por alto que fuera. Y vaya si lo fue.
- Te prepararé tu brebaje y podrás tener dos piernecitas. Pero a cambio…
¡deberás pagar un precio!
6. - Quiero tu don más preciado, ¡tu voz!
- ¿Mi voz? Pero si no hablo, ¿cómo voy a enamorar al príncipe?
- Tendrás que apañarte sin ella. Si no, no hay trato
- Está bien
La malvada bruja le advirtió que nunca más podría volver al mar y que si no
conseguía enamorar al príncipe y éste contraía matrimonio con otra mujer,
moriría y se convertiría en espuma de mar. La Sirenita estaba muy asustada pero
a pesar de todo, aceptó el trato.
La sirena se tomó la pócima y se despertó en la orilla de la playa al día siguiente.
Su cola de sirena ya no estaba, en su lugar tenía dos piernas. El príncipe la
encontró y le preguntó quién era y cómo había llegado hasta allí, la sirena intentó
contestar pero recordó que había entregado su voz a la bruja. A pesar de esto la
llevó hasta su castillo y dejó que se quedara allí. Entre los dos surgió una bonita
amistad y cada vez pasaban más tiempo junto.
Pasó el tiempo y el príncipe le anunció al día siguiente su boda con la hija del
rey vecino. La pobre sirena se llenó de tristeza al oír sus palabras pero a pesar
de eso lo acompañó en la celebración de sus nupcias y celebró su felicidad como
el resto de los invitados. Pero sabía que esa sería su última noche, pues tal y
como le había advertido la bruja, se convertiría en espuma de mar al alba. A
punto de amanecer, mientras contemplaba triste el horizonte, aparecieron sus
hermanas con un cuchillo entre las manos. Era un cuchillo mágico que les había
dado la bruja a cambio de sus cabellos y con el que si lograba matar al príncipe
podría volver a convertirse en sirena.
La sirenita se acercó sigilosa al príncipe, que estaba durmiendo y levantó el
cuchillo...pero se dio cuenta de que era incapaz de acabar con él, aunque esta
fuera su única oportunidad de seguir viva.
De modo que se lanzó al mar y mientras se convertía en espuma, conoció a unas
criaturas espirituales: las hijas del aire.
- Todavía tienes una oportunidad de conseguir un alma inmortal. Tendrás que
pasar trescientos años haciendo el bien como nosotras, y después podrás volar
al cielo.
Mientras las escuchaba vio cómo el príncipe la buscaba en el barco, y en la
distancia permaneció contemplándolo mientras una lágrima, la primera de toda
su vida, comenzó a brotar por su mejilla.
7.
8. Érase una vez una hermosa ciudad, donde antes fuera también la tierra de los
incas, una ciudad rodeada de grandes montañas y frente a un inmenso mar
pacífico. Esta era una ciudad muy importante desde la antigüedad, porque era
rica en todo: en historia, en cultura, en recursos humanos y naturales.
Lo más extraordinario de esta ciudad, era que contaba con una gran civilización
con lo más avanzado en últimas invenciones. Contaba con lo más sofisticado,
que la ciencia y la tecnología podía ofrecer: desde sistema comunicacionales
únicos en su género, sistema de medición del desarrollo biogenético, hasta las
más grandes normas de convivencia que eran respetadas por todos. No por
gusto sus antepasados se basaron sólo en tres grandes principios: No seas
ocioso, no mientas y no robes. Por tanto en esta ciudad, todos trabajaban, nunca
mentían y menos nadie robaba.
Pero ¿cómo es que existían niños genios allí?, ¿quizás seguían existiendo
muchas más lámparas similares a las de Aladino? Lo cierto era que en esta
ciudad todos los niños y niñas eran genios. Ellos tenían una característica física
muy especial: sus grandes y desarrollados ojos, los que mantenían
permanentemente ocupados casi la tercera parte del día. Y sólo una parte del
día, ellos podían dormir brevemente.
Un niño genio solía levantarse muy temprano por la mañana e inmediatamente
encendía su plasma o LCD para revisar toda la programación de la televisión por
cable. A la vez que degustaba sus alimentos naturales y oriundos del lugar ricos
en proteínas, vitaminas y carbohidratos. Luego y rápidamente se aprestaba para
dirigirse a su centro de entrenamiento y desarrollo humano. Allí tenía el reto de
llevar sus experimentos y prácticas de invenciones tecnológicas o científicas,
como asimismo investigar la historia de sus antepasados los incas, quienes
fueron conocidos por ser buenos arquitectos, finos artesanos y grandes
guerreros conquistadores de imperios.
Las herramientas o útiles comunes de un niño genio eran: su notebook o laptop,
un mp4, su USB de 16 gigabytes, un iphone o blackberry. Ahora su mayor
dedicación era pasar horas y horas conectado a internet, habitualmente para
buscar información de su interés y luego su musical favorito, su juego predilecto
en red o su nuevo ringtone. Pero también se daba tiempo para chatear y
coordinar sus tareas y proyectos, porque la palabra favorita de un niño genio era
proyecto. En la ciudad de los niños genios los útiles de estudio estaban a la orden
de la modernidad y el progreso.
Un día y como por arte de magia, paulatinamente fueron desapareciendo las
obras manuscritas, las impresas y toda forma de libro. Pero los niños genios ni
se percataron de este suceso. Ya que a pesar de sus grandes ojos ya no podían
ver esos antiguos instrumentos, legados por sus antepasados. Instrumentos que
9. primero permanecían inamovibles en anaqueles y bibliotecas, empolvados o
llenos de moho, por el paso de los años. Los niños genios y su rutina diaria con
lo más avanzado de la tecnología ya no necesitaban de herramientas antiguas,
porque a ellos no les quedaba tiempo ya para eso. Así fue como llegaron a
convertirse en niños genios.
Fueron tan rápidos y vertiginosos los cambios en la ciudad de los niños genios y
cada uno de ellos sumidos en su propia rutina, que incluso el trato entre ellos
cambió radicalmente. Con la desaparición de los libros, desaparecieron también
el uso habitual de algunas palabras de cortesía como: Por favor, gracias, hola,
perdón, tome asiento, se sirve una taza de café, buenos días, etc., etc. Al parecer
estas palabras se fueron con la desaparición de los libros y los niños genios no
se dieron cuenta.
Todo parecía, sin embargo continuar igual en la ciudad de los niños genios, hasta
que en todas las pantallas a las que ellos tenían acceso, sólo podían procesarse
imágenes, tras imágenes. Es decir todas las palabras o escritos también fueron
desapareciendo hasta el extremo que los niños genios, ya no podían continuar
o avanzar con el estudio y sus proyectos. Las imágenes por si solas ya no tenían
mucho significado. De esa manera y por primera vez los niños genios se sintieron
muy aburridos.
Increíblemente en toda la ciudad se llenaban los espacios públicos y privados
con grandes paneles publicitarios llenos de luces y mucho colorido llamados
gigantografías y por supuesto mostrando imágenes y más imágenes de
productos como si fueran verdaderos gigantes de grandes brazos ofreciendo una
y otra cosa, que jamás pudo pasar por desapercibidospara los niños genios. Por
otro lado en las principales cadenas nacionales de televisión y con el ánimo de
entretener y quitar el aburrimiento de los niños genios, se producían programas
cómicos con artistas de la calle e imitadores de homosexuales, que a larga sólo
mostraban sus miserias, su huachafería y su vulgaridad. Ni que decir de los
programas shows en vivo llamadas talk shows, que pretendían mostrar hasta
qué punto se había degradado la moral en la ciudad de los niños genios, pero
que terminó haciendo mayor mal casi a todos.
Entretenidos como estaban los adultos en la ciudad de los niños genios, tampoco
se dieron cuenta del aburrimiento de sus hijos y menos averiguaron porque
motivo de un día a otro los niños genios también se pusieron tristes. Una cosa
era segura, algo faltaba en la ciudad de los niños genios: su habitual alegría y
sencillez de alma, que siempre era manifiesta iba decayendo poco a poco. Lejos
quedaron los días cuando grandes y chicos podían compartir momentos juntos,
para comer, para divertirse y aun para estudiar.
Sus padres tenían que buscar una solución oportuna para el aburrimiento de los
niños genios, así que se encontraron algunas alternativas: un tour por todo el
país, un crucero por Pacífico, o un par de meses en alguna playa del mar Caribe.
Luego de deliberar las alternativas, todos los niños genios coincidieron en la
última alternativa. De manera que todos los niños genios no podían perder esta
gran oportunidad para relajarse y abandonar definitivamente su aburrimiento en
alguna playa del mar Caribe.
10. Mientras tanto las cosas parecían continuar igual en el resto del mundo. Hasta
que de pronto, todos los medios informativos anunciaron dos grandes sucesos:
Primero el estallido de una gran crisis económica que comenzó en los estados
más poderosos del mundo y que se extendía rápidamente hacia todos los países
y continentes. Y el segundo suceso la aparición de una nueva enfermedad
tecnológica llamada gripe AH1N1 que también se expandió tan rápidamente
como la crisis económica, con carácter de pandemia mundial.
Los niños genios estaban terminando sus alegres vacaciones, porque para ellos
no había crisis económica y debían volver a su ciudad. Pero ni bien habían
llegado a sus casas, muchos de ellos comenzaron a tener fuertes síntomas de
gripe, acompañados de fiebres y dolores de cuerpo. ¿Qué había pasado? Casi
todos los niños genios habían sido contagiados por el extraño virus de la gripe
AH1N1. Eso causó por primera vez una gran conmoción en toda la ciudad y más
por que las noticias se expandieron como reguero de pólvora por todo el mundo,
anunciando que ya se estaban muriendo muchos infectados en otros países. Los
niños genios tenían ahora que estar en cuarentena. Mientras que sus centros de
estudios y desarrollo debían permanecer cerrados en toda la ciudad. Así como
los principales lugares de aglomeración pública como aeropuertos, hospitales,
centros comerciales, debían tomar las medidas necesarias para evitar mayores
contagios por el extraño virus.
Más adelante las autoridades sanitarias, dispusieron el cierre de todos los
centros de enseñanza, adelantando las vacaciones para todos los niños genios.
Pero esta vez ninguno podría ir de vuelta a una playa en el Caribe, sino sólo
permanecer encerrados en sus casas como medida de seguridad. El mismo
presidente de la nación dijo que ahora nadie debía saludar amablemente con un
beso para evitar el contagio, tampoco debían darse las manos y para mayor
seguridad debían taparse la boca como los cirujanos.
Pero, oh milagro no todos los niños genios estaban contagiados, había entonces
que encontrar la respuesta. Porque aun preocupaba el hecho que ni siquiera
habían los remedios, vacunas o antídotos para esta enfermedad. Los grandes
laboratorios transnacionales recién estaban investigando al virus pero decían
que muy pronto encontrarían la solución, sin embargo la gente seguía
muriéndose en todo el mundo.
Los laboratorios de la ciudad de los niños genios tampoco podían quedarse
atrás, así que iniciaron una exhaustiva evaluación y análisis de los otros niños
genios que no habían sido contagiados. De donde finalmente se determinó que
sus buenos hábitos de limpieza y cuidado de sus cuerpos les hicieron inmunes
al virus de la gripe AH1N1. Así fue como inmediatamente todos los medios de
comunicación anunciaron que todos deberían lavarse las manos
permanentemente y no auto medicarse aun cuando la enfermedad parecía ser
sencilla de curar. Pero lo más importante era que debían cuidar mucho su higiene
personal, porque tampoco a ningún niño genio le gustaba la idea de abandonar
la antigua costumbre de saludar amablemente con un besito por culpa de la
gripe AH1N1.
11. Esta fue una sencilla pero eficaz solución para combatir una pandemia mundial,
que poco a poco comenzó a desaparecer en la ciudad. Asimismo este fue el
momento importante para que los niños genios dejaran por un tiempo sus
aceleradas actividades y por fin pudieron solidarizarse con los demás niños para
permanecer muy unidos, teniendo entre ellos un mejor y formal trato, por otro
lado todos los niños genios prometieron nunca más volver a aburrirse y menos
visitar una playa caribeña que ahora solo quedaría en el recuerdo.
FIN
12.
13. Sapallanga es un pueblo al sur de la Provincia de Huancayo; Sapallanga en
quechua, significa “Tierra de Brujos”. Es un pueblo que aún guarda parte de sus
tradiciones e historia. En la Guerra del Pacifico, precisamente en la Campaña de
la Breña; la Segunda Compañía del Batallón Santiago del Ejército Chileno, había
tomado posición en la casa de la abuela Amalia Guerra.
Según cuentan los antiguos, el ejército enemigo estuvo acuartelado durante casi
dos meses. Cada mañana cuando los pobladores pasaban frente a la casa de la
abuela Amalia, podían ver indignados la bandera chilena flameando en el interior,
mientras los centinelas oteaban la calle desde las improvisadas torres de
vigilancia.
Cuentan también que Andrés Avelino Cáceres; el gran Mariscal Peruano de la
Campaña de la Breña, frecuentaba la zona vestido de mendigo. Quizá para hacer
algunas averiguaciones. “Déjenlo pasar, jugaremos un rato con él” –decía el
Teniente Gaspar. Sin saber que al ingresar, el brujo de los Andes podía ver la
situación en la que se encontraba el enemigo.
De esta forma, el Mariscal podía informar a sus tropas que estaban acampando
en las alturas de Tayacaja. Los niños de Sapallanga estaban ansiosos por
conocer al Tayta Cáceres, por sus aventuras, los niños lo llamaban el Brujo
Andrés. Pero solo algunos de ellos pudieron verlo vestido de mendigo. Cada vez
que algún niño se le acercaba, éste sacaba un poco de cancha y queso de su
bolso y se los entregaba guiñándoles el ojo.
Según el relato “Los Niños de la Guerra” de Roger Piñas; los niños que llegaron
a conocerlo fueron entre otros Matías; nieto de la abuela Amalia, Reinaldo y
Virginia, hija de un comerciante Andahuaylino. Eran los encargados de llevar a
lomo de mula, las provisiones para la tropa de Cáceres hasta el poblado de
Huayunka, a tres leguas de Sapallanga.
En la primera semana del mes de julio, los ánimos estaban alterados entre los
chilenos, actitud que era percibida por los pobladores y en especial por los niños
que eran los más entusiastas en desalojarlos. Tras los rumores de llegada
inminente del ejercito de Cáceres, todos los niños salieron en tropa con sus
tambores de guerra y pasaron frente al cuartel enemigo haciendo un sonido que
retumbo en toda la calle principal.
Al día siguiente se había desencadenado la feroz Batalla de Marcavalle, en
donde el ejército de Cáceres hizo retroceder al enemigo hasta Pucará, luego
hasta Sapallanga, luego hasta Huancayo, luego hasta el fin del mundo. Roger
Piñas describe muy bien la hazaña de los pobladores de Sapallanga y en
especial la labor de los niños diciendo, además:
14. “Por eso, aquel 08 de Julio de 1882; la Segunda Compañía del Batallón Santiago
del Ejercito Chileno, no podrá olvidar a los niños de Sapallanga”.
15.
16. Mi tío Federico y yo estamos muy emocionados preparando la fiesta patronal de
San Juan en la selva del Perú. Como este año le ha tocado ser el mayordomo,
queremos quedar muy bien con todos los invitados, no debe faltar nada para
nadie.
Así que muy temprano hoy nos toca salir al interior de la selva, por todas las
provisiones que faltan sea de carnes, aves o monos, caminaremos algo más de
doce horas.
Mi tío siempre está muy atento conmigo preparando la cacería.
- Juanito, esta arma será para ti, es chiquita pero muy eficaz. Yo mismo he
cazado mucho con ella. Tanto que un día mientras cortaba un árbol para derribar
a un mono, la rama del cedro la aplastó y le rompió un poco el cañón, recuerda
mi tío.
- Muchas gracias por tu obsequio tío, lo usaré con cuidado, le aseguro.
Antes de partir, reviso nuestras provisiones: paquetes de sal, azúcar, fósforos y
combustible para las pequeñas lámparas. En los paquetes más grandes se
encuentran las balas para las retrocargas y lo que no pueden faltar plátanos y
yuca para combinar la comida.
Después el fresco amanecer nos acompaña hasta el interior de la selva. Van
también con nosotros Pancho y Manuel mis primos, quienes parecen no
cansarse nunca, a pesar que nuestra larga caminata lleva ya más de seis horas.
La amarillenta hojarasca debajo de nuestros pies descalzos oculta a veces a las
serpientes, los alacranes o las hormigas bravas, por eso vamos con mucho
cuidado, con suerte para no ser picados por ellas.
De pronto vemos cómo ha pasado la tarde y ya viene la noche y por fin hemos
llegado a nuestro destino. Este es un lugar oscuro y solitario, existen muchos
rumores que éste sitio es el lugar favorito de las almas en pena y los fantasmas.
Muchos ya han escuchado anteriormente los llantos lastimeros, los quejidos
prolongados y los fuertes golpes en las grandes aletas de los árboles. Como es
un lugar alejado, nadie se ha quedado a vivir por allí, excepto los animales, las
aves y los monos.
Inmediatamente y a pesar de la noche comenzamos nuestra cacería que resulta
ser muy buena. Hemos cazado pronto a los sajinos, venados y sachavacas.
Encontramos desprevenidas a las paujiles, perdices y a los loros.
Entretenidos como estamos con nuestra buena caza, no sentimos que el tiempo
pasa rápido y al cabo de seis días mi tío Federico decide que nos quedaremos
por un día más para completar la semana. De manera que acordamos volver a
separarnos para continuar cazando. Mi tío Federico se dirige hacia el Norte,
Pancho va por el Este, Manuel hacia el Oeste y yo voy hacia el Sur. Con suerte
consigo matar a tres monos negros que es suficiente carga para regresar al
campamento donde debo reunirme con mi tío Federico y mis dos primos en este
último día de caza.
17. Con mi carga al hombro llego cansado y con hambre al campamento, pero vaya
sorpresa, no encuentro a ninguno, ni a sus equipajes, ni sus provisiones, ¿qué
habrá pasado?, ¿Qué hago ahora?, me pregunto en voz baja. De lo que sí estoy
seguro es que ya no están, que regresaron al pueblo y me dejaron solo. Pero yo
no puedo seguirlos de inmediato, porque tengo que preparar mi comida para
matar mi hambre y ahumar la carne de los monos que he cazado.
Veo como la tarde avanza y cae la noche rápidamente, una vez que termino de
comer y alistar mi carga, me baño en las aguas del pequeño río del lugar y luego
me dispongo a descansar. La soledad del campamento sólo se acompaña con
el chirriar de los grillos y el lejano canto de las aves nocturnas. Es la primera vez
que me encuentro solo en el interior de la selva.
La choza donde me encuentro tiene techo de palmeras, sus dos pisos son de
madera, las que se unen por una escalera de ramas de árbol. La cama de
madera se encuentra en el segundo piso, el fogón está en el primer piso al que
pongo mucho cuidado en apagar regando sus carbones. Después cargo mi
escopeta con las dos últimas balas que me quedan para protegerme de las fieras
y finalmente me dispongo a acostarme.
Mientras me cubro con una delgada sábana dentro del mosquitero hago el
intento de dormir, pero no puedo conciliar el sueño rápidamente. De improviso
veo como el fuego se enciende poco a poco en el fogón y de manera de veras
increíble aparece junto al fuego la forma de una niña, que lleva un largo vestido
blanco, muy largo hasta los pies. Tiene una cinta negra amarrando sus cabellos
y un largo cordón negro sujetando su cintura.
Veo como esta niña se esfuerza en prender más y más el fuego del fogón con
un abanico de hojas secas. Yo trato de imaginarme que ya estoy soñando, pero
no es así, estoy aún despierto y con el corazón que ha empezado a latir cada
vez con más fuerza por la primera impresión de saber que no estoy solo en la
choza.
Guardo un profundo silencio pero mis piernas y mis manos han comenzado a
temblar un poquito y también comienzo a sudar copiosamente de susto, cuando
la niña comienza a moverse hacia todos lados en el primer piso de la choza,
tocando los platos y moviendo las ollas.
De un momento a otro la noche se ilumina con la luna llena y es casi medianoche,
lo se por el canto lejano de las aves nocturnas. Y con la luz de la luna ahora
puedo ver con más nitidez a la niña que parece flotar en el espacio del primer
piso moviéndose lentamente como buscando algo o buscándome también a mí.
Yo casi no puedo permanecer en silencio pero hago todo el intento agarrando mi
escopeta con la poca fuerza que creo tener por el susto. Esta niña continúa
buscando algo en el primer piso en dirección de mi cama y luego tocando el
techo interior de palmeras de esta pequeña pero antigua choza.
Yo trato de mantener la calma y en un momento menos esperado escucho el
amargo y melancólico llanto de esta niña. Su horripilante voz se expande por
todo el ambiente en la soledad de la noche, lo que me llena aún de mayor susto.
Sin embargo alcanzo a elevar una oración a Dios para que no me abandonen las
18. fuerzas, para contener el miedo y recuperar el calor en mi cuerpo, que siento
cada vez más frío.
Inesperadamente veo a esta niña subir por la escalera hacia el segundo piso en
dirección hacia mí y cuando ya se encuentra a sólo dos metros de mi cama,
empuño de nuevo mi escopeta y jalo el gatillo por dos veces. Veo como el
impacto de las balas destrozan la forma de niña en mil pedazos, como cuando
se rompe una estatua de yeso.
Luego todo queda en silencio y tan sólo puedo escuchar el eco de mis disparos
que se pierden en la inmensidad de la selva en una noche fantasmal. En una
noche que para mí parece de nunca acabar, porque no puedo conciliar el sueño
fácilmente después de todo lo sucedido.
Las aves nocturnas como las lechuzas y poroto huangos cantan a lo lejos. Pero
los graznidos de la pucacunga me indican que ya es de madrugada. De manera
que finalmente el cansancio logra vencerme, cierro los ojos con pesadez y
comienzo a tener un breve sueño: Ahora veo a un a hermosa niña que se acerca
y me dice: Juanito ¿Por qué fuiste malo conmigo?, yo sólo quería acompañarte,
porque te vi solo en este lugar tan alejado de la selva. Pero también Juanito,
quise recoger mi peineta que una vez puse debajo de tu cama. Has sido muy
malo conmigo y me mataste para siempre, ahora jamás me levantaré y me
convertiré en un hongo blanco que siempre viajará por la corriente de los ríos.
Ahora me despido de ti, nunca jamás volverás a verme como hoy.
Todavía estoy con mucho sueño, cuando vengo a despertarme con el canto
mañanero de una perdiz. Mi agitada y agotadora pesadilla se está terminando y
me quedo pensando en el misterioso suceso de mis disparos, como en la
despedida de esta hermosa niña.
Ya es de mañana y alisto tanto mi equipaje como mi carga de provisiones para
volver al pueblo. Todo sigue silencioso y sólo escucho el ruido de mis pisadas
en el frio y mojado camino remontado que conduce a mi pueblo. Algunas veces
resbalo un poco con el peso que llevo en mis hombros, pero sigo adelante sin
parar.
Luego de haber caminado todo el día, finalmente llego muy cansado al pueblo,
pero de inmediato presiento algo extraño en el ambiente. Oigo también muchos
llantos y lamentos en mi casa. La tristeza se contagia en todo el ambiente y no
es por mí. Sino que mi tío Federico, todos mis primos así como el resto de mi
familia están muy acongojados a pesar que hoy es la Fiesta patronal de San
Juan.
Todavía no logro olvidar lo que pasó anoche y ahora una nueva ingrata sorpresa:
Mi prima Emperatriz yace cuerpo presente en medio de la sala donde hoy
tendríamos la fiesta. Dicen que la viruela la mató ayer. Por lo que mi tío Federico
y mis primos tuvieron que regresar urgente de la cacería.
Pero sólo yo sé que ella estuvo anoche conmigo y quiso acompañarme en medio
de la selva, sé que su alma o fantasma vino a verme y yo sin saber o querer la
volví a matar. Yo ahora recuerdo muy claramente los disparos de mi escopeta
chiquita, cuyos ecos en la noche también me recuerdan el fantasma de mi prima
o la horrible pesadilla que sólo pudo despertarme el alegre amanecer de la selva
19. y mi prisa por volver al pueblo para celebrar una fiesta, pero no para tener un
velorio en plena fiesta patronal de San Juan.
FIN