Milton Lopezarrubla es un payaso colombiano llamado Polenta que se entrenó en Argentina para desarrollar su personaje. Polenta no le gusta actuar para niños y prefiere públicos alternativos como estudiantes o personas mayores, con quienes se conecta mejor. Su estilo de payaso busca sobriedad y refinamiento en lugar de las rutinas tradicionales, y le gusta desafiar a su público mostrando aspectos humanos que la gente evita socialmente. A diferencia de la visión tradicional del payaso cuya función es hacer reír, para
1. Polenta, el payaso que no soporta a
los niños
Milton Lopezarrubla habla de estructura,
construcción, entrenamiento y otros términos
técnicos cuando se le pregunta sobre su
trabajo como payaso. También habla del
payaso sin nariz y de una escuela de “clowns”.
– ¿Se estudia para ser payaso?
– ¡Por supuesto! –responde de inmediato este
caldense de 33 años que habla con acento
argentino cuando representa a Polenta, su
payaso.
Motivado desde niño por su interés en el
entrenamiento actoral, viajó hace seis años en
busca de la técnica “clown” a Argentina, país
reconocido por el fuerte movimiento de
payasos entrenados. Allí se dejó encantar por
el poder del payaso dueño absoluto de la
2. escena, la palabra y el público. Ponerse la nariz
significó entrar en un estado especial, no
catártico pero si mágico. Rompió con las
clásicas rutinas esquematizadas en la memoria
y estructuró su personaje no solo como un
show sino como un camino para aceptarse,
jugar con sus emociones y burlarse de sus
defectos y virtudes. Entonces la risa se
convirtió en un resultado, no una intención. Sus
maestros de entrenamiento solían decir que
tenía mucha “polenta”, como se dice
coloquialmente a alguien con mucha energía
en tierras gauchas y por eso decidió llamarse
así.
El público de Polenta no es típico. No suelen
ser niños, a quienes evita porque que en medio
de su delirio y su humanidad no los soporta.
Cree que su payaso ha encontrado otro tipo de
públicos con los que se conecta mejor que el
3. infantil. Tampoco actúa usualmente en circos ni
su vestimenta excede más de tres colores. Hay
una búsqueda de sobriedad, elegancia y
refinamiento en ella: generalmente traje blanco,
zapatos sin mucho volumen, tocados sobre su
lisa peluca negra de mallas y plumas al estilo
de la realeza. Sus espectadores y escenarios
son variados. Sus presentaciones pueden ser
ante el personal de una empresa, estudiantes
de técnica en construcción, un grupo de la
tercera edad, fieles de una iglesia evangélica o
seguidores del circuito teatral alternativo
bogotano. Le gusta probarse en espacios que
reten su personaje a ser más desafiante y
atrevido, y exponer su espectáculo al vacío
que representa el escenario sin risa ante un
payaso. Polenta es entrometido y molesta
porque precisamente pone en la cara de sus
espectadores eso que no les gusta, que evitan
hacer socialmente como gritar, ser obscenos o
4. hablar desaforadamente.
Tradicionalmente la función del payaso ha sido
vista de una manera más simple: hacer reír a la
gente. ¿Y si la gente no se ríe? Ese objetivo
debería ser obvio, pero para Milton no lo es. El
fracaso como respuesta a la ausencia de risa
siempre está presente y en medio de este no la
pasa mal. A Polenta no lo sostiene la risa del
público, tampoco los aplausos. La búsqueda de
la técnica y la teoría alrededor de su oficio lo
han entrenado para fracasar y permitir ser
creativo a partir de eso, no esperar nada o tal
vez esperar lo peor convirtiendo el error en su
materia de trabajo.
Andrea Moreno
Reportera gráfica EL TIEMPO