3. Jorge Icaza Coronel
(10 de junio de 1906 -
26 de mayo de 1978)
fue un novelista
ecuatoriano
Después de
graduarse en la
Universidad Central
del Ecuador
Mejor
conocido
como el
Ñaño
Embajador ecuatoriano ante la
Unión Soviética, Polonia y la
República Democrática
Alemana (1977)
en Colombia
trabajó como
escritor y
director teatral
4. ARGUMENTO
DE LA
NOVELA
Es una de las obras más
representativas de la
literatura indigenista,
movimiento que precedió
al realismo mágico y que
enfatizaba un realismo
brutal.
La historia transcurre en
Ecuador en la primera mitad del
siglo 20, siendo sus personajes
principales los indios de los
huasipungos, huasipungos son
los ranchos, propiedad de los
patrones, en los que habitan estas
personas.
5. ALFONSO PEREIRA
es dueño de una hacienda en
huasipungo a la cual no iba
pues prefería vivir en la ciudad con
su esposa e hija y tener una vida
hasta cierto punto cómoda
La hija de Alfonso Pereira,
dueño de Cuchitambo la
hacienda donde transcurre la
acción va a ser madre.
El padre busca entre las
indias una nana para el
bebé y elige a Cunshi
la mujer del protagonista,
Andrés Chiliquinga
El indio, creyéndose
abandonado por Cunshi
va a trabajar al monte y
pierde una pierna en un
accidente.
6. Lleno de
indignación
Andrés
congrega a la
indiada
enardecida
y se desatan la
violencia, la
venganza y el
asesinato
descargando así
el cúmulo de
odio y rencor
tanto tiempo
reprimidos
8. Ya sólo
quedan unos
pocos rebeldes
entre ellos Andrés
Chiliquinga y su
hijo
quienes se
refugian en
una choza
junto con
otros
compañeros.
9. De repente,
advierten que el
techo es pasto de
las llamas
• ese incendio es
el preludio de
una muerte
segura
En un heroico
alarde de orgullo y
soberbia, Andrés
torna a su hijo en
brazos y
• angustiado se
entrega a las
balas gritando:
"¡Ñucanchic
huasipungo”
De pronto, como
un rayo
• todo
enmudeció
para él,
para ellos
11. "Al amanecer, entre las chozas deshechas, entre los
escombros, entre las cenizas, entre los cadáveres
tibios aún, surgieron, como en los sueños
sementeras de brazos flacos como espigas de cebada
que, al dejarse acariciar por los vientos helados cielos
páramos de América
murmuraron en voz ululante de taladro: "¡Ñucanchic huasipungo”
Y documenta la desesperada
voluntad de luchar para
terminar definitivamente con
ello