Retos y posibilidades del frente amplio por la paz
1. Retosyposibilidadesdelfrenteamplioporlapaz
Fuente de la imagen: www.clate.org
Lunes, 14 Julio 2014,Fernanda Espinosa. Palabras al Margen
Pasada la reelección de Santos, una buena parte de la izquierda, de
organizaciones, de sectores sociales, sindicales y de ciudadanía se
reunieron de nuevo para continuar dando pasos hacia un Frente
Amplio por la Paz (FAP), que es una oportunidad histórica para el
país. Este Frente debe trascender la coyuntura electoral para
defender la construcción de la paz y edificar una alternativa política a
largo plazo.
Fernanda Espinosa
En la pasada campaña electoral presidencial 2014 prevalecieron las
acusaciones personales, chismes, montajes y actos criminales, pero
especialmente en la segunda vuelta el centro estuvo en el debate
sobre las negociaciones con las insurgencias y la paz. Nunca
habíamos escuchado tanto la palabra paz con tan diversos sentidos.
Además de las evidentes falencias de la democracia colombiana, le
queda pendiente a la sociedad colombiana una importante reflexión
sobre la paz.
En los resultados de la segunda vuelta presidencial, los y las
colombianas se pronunciaron a favor de la salida negociada, aunque
se sigue mostrando una marcada abstención. En ello, hubo un aporte
definitivo de la izquierda en favor del presidente Juan Manuel Santos.
Quienes eligieron la reelección son muy distintos a quienes hace 4
2. años votaron por él. Además muchas personas votaron contra Uribe,
pues no querían ver el uribismo recargado nuevamente por 8 años en
la presidencia. Votaron por el miedo a un segundo mandato del
uribismo, pues durante su gobierno se alcanzaron las cifras más altas
de desplazamiento forzado, se aprobaron los tratados de libre
comercio causantes de la quiebra del campo, se realizó una
persecución a los defensores de Derechos Humanos, se pusieron en
marcha las llamadas “chuzadas” del DAS, hubo violaciones masivas al
DIH y se llevó a cabo una persecución política a la oposición, siendo
responsable de la muerte de más 3.000 jóvenes en los falsos
positivos. Sin olvidar que Santos fue el ministro de defensa de Uribe,
en esta elección presidencial ganó el antiuribismo, pero el uribismo
sigue siendo fuerte en el país, con tan solo un millón de votos de
diferencia.
La elección de Santos no le garantiza nada a la izquierda e implica la
continuidad de la política económica y social devastadora para el país.
Sigue el neoliberalismo, Santos ha señalado que su gran logro ha sido
el desarrollo de la locomotora mineroenergética. Es decir, sigue el
empobrecimiento de la gente, seguimos siendo un país con una
amplia desigualdad.
La “paz” de Santos es distinta a la requerida por el país. Durante su
primer gobierno Santos aumentó el presupuesto militar, igual que la
militarización de los territorios. Santos habla de no hacer la guerra
con hijos ajenos pero no ha disminuido el reclutamiento del ejército,
ni reconoce la objeción de conciencia, ni ha tomado medidas para que
quienes prestan el servicio militar no sean quienes no tienen cómo
pagar la tarjeta. Durante el gobierno de Santos las batidas ilegales
continúan y se concentran en los barrios más pobres. Santos ha
insistido en NO discutir los privilegios ni el tamaño del ejército.
Santos continúa fortaleciendo el ejército y reclutando de hijos ajenos
para cuidar el avance de su aplanadora mineroenergética. Por tanto,
la izquierda debe continuar en la oposición a su gobierno.
Teniendo en cuenta este panorama, pasada la reelección, una parte
de los partidos y movimientos, sumados a un número de
organizaciones sociales, se reunieron de nuevo para continuar dando
pasos hacia un Frente Amplio por la Paz (FAP) en donde una buena
parte de la izquierda, de sectores sociales y sindicales y de
ciudadanía se congrega para impulsar el proceso y disponer fuerzas
para esta etapa decisiva de los diálogos. La reciente conformación de
este FAP, agrupando a todas las fuerzas de izquierda que apoyaron a
Santos, es una oportunidad histórica para el país. Este Frente debe
trascender la coyuntura electoral para defender la construcción de la
paz y edificar una alternativa política a largo plazo. Para hablar de
paz es necesario negociar con las todas las insurgencias, aunque
apenas se hicieron públicos los acercamientos con el ELN.
3. El Frente Amplio debe girar a la izquierda y convertirse en un vehículo
de unidad con iniciativa política. Los sectores democráticos y la
izquierda tienen tanto la tarea como el deber histórico de concretar el
frente amplio por la paz y la democracia más allá de los intereses y
coyunturas electorales. La actividad política del frente debe ser
permanente y sus formas de acción variadas.
No es un intento nuevo en el país, tenemos una historia de
experimentos de unidad de la izquierda. Un momento clave de esta
historia fue el Frente Unido de Camilo Torres. “El Frente Amplio por la
Paz, quizá uno de los mayores logros políticos de la izquierda en las
pasadas elecciones presidenciales del 15 de junio, hunde raíces
profundas en la tradición camilista del Frente Unido de 1965. Re-
encontrar y revitalizar esta conexión es hoy indispensable no solo
para que este esfuerzo de unidad no termine destrozado en disputas
caudillistas internas con miras al protagonismo personal y las
elecciones locales de 2015, sino, y sobre todo, para que los diferentes
matices de la izquierda articulen su horizonte utópico. Como nos lo
repitiera muchas veces Orlando Fals Borda la utopía pluralista del
Frente Unido desbordó los seis meses escasos que éste duró”1
.
El Frente Amplio en construcción recoge cinco banderas en su
plataforma, estas son: 1. Solución política negociada al conflicto
colombiano, mesa de diálogo entre gobierno e insurgencias. Y
respaldar y promover el mecanismo de refrendación que acuerde las
mesas de diálogo. Exigir abrir dialogo formal con ELN y EPL. 2.
Garantías para la oposición de movimientos sociales y políticos. 3.
Cumplimiento del gobierno nacional a acuerdos con los movimientos
sociales. 4. Reformas democráticas necesarias para la paz. 5. Cese al
fuego bilateral o acuerdos especiales en el marco del protocolo 2 de
Ginebra. Adicionalmente a éstas que ya son acuerdo a su interior, se
debería incluir la bandera del fomento de la participación de la
sociedad civil en los procesos de diálogo.
Ahora bien, el FAP tiene varios retos que son al mismo tiempo
posibilidades:
-Materializar una unidad amplia en el frente, debe lograr incluir a
quienes votaron en blanco o se abstuvieron y a muchos otros
procesos que aún no han llegado al FAP. Acercar a quienes tomaron
opciones distintas pero en el camino deben articularse.
-Ser oposición. Solo hay una coincidencia con el gobierno de
Santos: el proceso de diálogo con las FARC y el inicio de uno con el
ELN. Por tanto, el FAP debe ser claramente de oposición al gobierno
de Santos, tomando distancia del modelo económico y social
implementado por el carácter de clase de su proyecto. Sería un error
que en este momento se acepten cargos o se asuma una cuota
burocrática en el gobierno, por el contrario se debe seguir en la
4. oposición. De hecho, desde el principio varios sectores políticos al
interior del frente fueron conscientes que ayudaron a elegir a quien le
harían oposición. El FAP debe exigir garantías a los partidos y
movimientos sociales y políticos alternativos para ejercer oposición.
Existe la amenaza de percibir la reelección de Santos como un
acercamiento de la “derecha tradicional” con el centro y una parte de
la izquierda, por tanto el Frente Amplio debe ser un proceso que se
oponga al modelo social y político predominante y que plantee una
alternativa diferente cuyo eje es la paz con justicia social. Una
oposición que se diferencie claramente de la oposición del uribismo.
-Las regiones. La tarea es contribuir con la construcción de Frente
Amplio en lo nacional y en lo regional. Debe adelantar la unidad en
las regiones y las localidades, este no puede ser un proceso
centralizado sino tener construcciones regionales.
-La movilización. Un reto fundamental es consolidar un gran
movimiento nacional en favor de la paz con justicia social y respaldar
la movilización social. Los profundos cambios sociales, políticos y
económicos que requiere el país deben presionarse en las calle. Esos
cambios se construyen desde la organización, la movilización social y
la oposición. El fantasma de no fortalecer la extrema derecha no
puede llevar a la quietud, el FAP debe respaldar las agendas de
movilización social ya diseñadas, por ejemplo el de la cumbre agraria
y proponer nuevas acciones. Adicionalmente se ha propuesto una
gran movilización por la paz, impulsada y organizada desde el frente
amplio.
-Construir la paz. Un impulso definitivo en el camino hacia la paz es
la credibilidad y legitimidad que la sociedad colombiana pueda
brindarle. La paz hace rato empezamos a construirla, pero hoy se
requiere afianzarla. La disputa hoy está en la definición de la paz, la
paz del FAP debe ser la apuesta por la paz integral, estructural, con
justicia social y equidad, con cambios. Además el país requiere una
campaña de pedagogía para la paz.
-La Unidad Electoral, un escenario clave para el país son las
elecciones del 2015. El FAP puede ser una plataforma electoral
interesante. Sin embargo, si quiere ampliar su espacio político en las
instituciones en 2015, este Frente Amplio debe presentar
candidaturas únicas frente a una derecha probablemente dividida.
Situación que permitiría augurar algunos éxitos a nivel de alcaldías y
gobernaciones, a nivel de los entes territoriales conquistados para
generar credibilidad. ¿Durará el FAP para presentar propuestas y
nombres de coalición en las elecciones de 2015?
- Una plataforma política unitaria y un programa de gobierno para
la paz y la democracia debe ser un objetivo del FAP. Que los
5. diferentes matices de la izquierda articulen su horizonte utópico en un
proyecto común. Una plataforma de esta índole sería hoy
indispensable para la constitución de un Frente Amplio para la paz,
que ubique en un horizonte de transformación las bases
fundamentales de la paz como son la reforma agraria, la política de
derechos humanos, el control al capital financiero, la nacionalización
de los recursos naturales, la soberanía alimentaria, la equidad de
género y las políticas de la diversidad sexual, junto con las banderas
de las actuales luchas sociales que esperamos se entrelacen dentro
de un conjunto convergente para la construcción de la vida digna.
Es hora de la convergencia, de la unidad, de la movilización, de la
disputa de todos los espacios. Debe el FAP superar estos retos y
lograr consolidarse, hoy más que nunca es el momento de la unidad y
de la paz.
***
1
Fernando Torres Millán. Frente Unido del Pueblo al Frente Amplio por
la Paz Legado, continuidad y desafíos. Bogotá, 2 de julio de 2014