1. Mujeres en la Río+20 denuncian violación de los compromisos
asumidos en la Eco 92
DEL TERRITORIO GLOBAL DE LAS MUJERES EN LA CUPULA DE LOS PUEBLOS
PARA LA CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE EL DESARROLLO
SUSTENTABLE (RIO+20)
Por Ciranda e Agência Patrícia Galvão. 19.06.12 - Mundo
Las organizaciones feministas y de mujeres de diferentes países, reunidas en el
Territorio Global de las Mujeres, de la Cúpula de los Pueblos, nos manifestamos
frente a los gobiernos que participan de la Conferencia de Rio+20 para
denunciar la sistemática violación de los mínimos compromisos asumidos en la
Eco 92 y las falsas soluciones para alcanzar el desarrollo sustentable basadas en
la financierización de la naturaleza, y la profundización de un modelo de
producción y consumo que es inequitativo e insustentable.
La urgencia de los límites naturales hace aun más dramática las decisiones que
los gobiernos asumen para enfrentar las causas estructurales de la crisis
sistémica. La crisis global del sistema capitalista sigue explotando los bienes
comunes, privatizando los recursos naturales y mercantilizando el acceso a los
derechos. Una crisis que tiene sus raíces en la perversa combinación entre el
capitalismo, el patriarcado y el racismo – sistemas que estructuran las
desigualdades e injusticias, por la militarización, por la división sexual del
trabajo, por el racismo ambiental, por la violación de los cuerpos de las mujeres,
entre otras formas de dominación y explotación de las mujeres en nuestro
mundo y en nuestras sociedades.
Esta crisis es civilizatoria. Abarca elementos económicos y financieros, pero
también políticos, ambientales, culturales y sociales. Conlleva destrucción de la
biodiversidad y de los recursos naturales, al tiempo que permite la
2. consolidación de nuevas formas del patriarcado que incentivan y sostienen la
criminalización de la acción de los movimientos sociales.
Rechazamos la imposición de un modelo económico y de desarrollo que genera
y aumenta las desigualdades. Que destruye la naturaleza y la mercantiliza
inventando, cínicamente, una "economía verde” que aumente las tasas de
crecimiento y la ganancia de los mercados. Un modelo que prefiere salvar a la
banca y los banqueros aunque la precariedad, el desempleo y el paro dejen en la
calle a millones de personas. Un modelo basado en el lucro y la competencia,
donde más importante que la ciudadanía de las personas es su cualidad de
consumidores. Un sistema que para salir de la crisis que él mismo generó, se
apoya en fuerzas retrógradas y fundamentalistas.
El movimiento de mujeres y feminista ha participado activamente de Rio 92, ha
luchado y sigue luchando todos los días para efectivar los derechos humanos y,
en particular, los derechos humanos de las mujeres y cuestionar las bases del
sistema capitalista. Nuestros movimientos no se han callado durante todos esos
años, cuando muchos gobiernos y organismos internacionales no cumplieron y
no rindieron cuentas sobre los compromisos asumidos en la Rio 92.
Hoy, en la Rio+20, vinimos denunciar la evidente tentativa de volver hacia atrás
en relación a la garantía de los derechos y de la justicia socioambiental.
Llamamos a l@s representantes de los países en la Rio+20 y, en particular, al
gobierno brasileño, lo cual está coordinando las negociaciones, a mantener el
compromiso con los derechos humanos ya conquistados, incluso los derechos
sexuales y reproductivos, asumiendo la obligatoriedad de su efectivación con las
políticas públicas universales.
Repudiamos la acción ilegítima del G20, que, reunido ahora en México,
pretende traer un paquete de medidas ya definidas, secuestrando a la
democracia de un sistema internacional multilateral, instaurando una agenda
de profundización de la financierización del sistema económico y
mercantilización de los derechos, así como la captura de las corporaciones de las
Naciones Unidas por parte de las multinacionales que pretenden sustituir los
derechos que deben ser garantizados por los estados por servicios.
Demandamos de los gobiernos y organismos internacionales presentes en la Rio
+ 20 no retroceder en los compromisos asumidos por los Estados, en términos
de derechos humanos. Instamos los Estados-miembros presentes en esa
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable a tomar
medidas efectivas y asignar lo recursos necesarios para hacer cumplir lo pactado
en Eco-92, Viena-93, Cairo 94, Beijing 95, Durban 2001.
Demandamos la efectivación de los derechos humanos, individuales y
colectivos, derechos sociales, culturales, ambientales, derechos reproductivos,
derechos sexuales de mujeres y niñas, derechos económicos, derecho a la
3. educación, derecho a la seguridad y a la soberanía alimentar, derecho a la
ciudad, a la tierra, al agua, derecho a la participación política equitativa e
igualitaria.
Rechazamos la falsa solución representada por la llamada "economía verde”, un
instrumento que hace avanzar, y no retroceder, el impacto depredador de la
mercantilización y de la financierización de la vida, promovidas por el
capitalismo.
Finalmente, afirmamos que no reconocemos la validez de compromisos
gubernamentales expresados en la forma de programas mínimos, incapaces de
cumplir con la responsabilidad pública que los gobiernos y organismos
internacionales deberían asumir para garantizar los derechos humanos de las
mujeres.
No aceptamos paliativos, que dejen intocadas las causas estructurales de los
problemas sociales, económicos y ambientales, reproduciendo y agravando las
múltiples formas de desigualdades vividas por las mujeres, así como las
injusticias socioambientales.
No nos bastan ni objetivos reducidos, como los ODM, ni tampoco los que se
plantean ahora – las Metas del Desarrollo Sustentable, que se proponen fuera
del marco de los derechos humanos, abriendo camino a la privatización y la
participación de las empresas multinacionales en su efectivación.
Demandamos la efectivación de los derechos de todos los pueblos del mundo a
sus territorios y sus modos de vida. Defendemos el derecho de nosotras mujeres
a la igualdad, autonomía y libertad, en todos los territorios donde vivimos y en
especial el de nuestros cuerpos, que es nuestro primer territorio.
Rio de Janeiro, 19 de junio de 2012.
4. ASAMBLEA DE MUJERES POPULARES Y DIVERSAS DEL
ECUADOR
A LA CUMBRE DE RIO +20:
DEFENDER LA NATURALEZA,
ES DEFENDER LO QUE SOMOS,
ES DEFENDER LA VIDA
El inicio de las actividades extractivas en el Ecuador, se llevó a cabo en la década
de los 70 con la explotación petrolera, convirtiéndose esta, en la primera fuente
de ingreso fiscal por más de 40 años. Actualmente, el modelo de crecimiento
económico extiende su mirada hacia el proceso minero a gran escala, hoy, un
pilar fundamental en la política neo-desarrollista de gobierno.
5. En respuesta a la magnitud de los fuertes impactos causados por la actividad
extractiva en nuestro país, las mujeres de los páramos, del manglar, de la
Amazonía, del campo y de la ciudad, conscientes del gravísimo daño que
ocasiona la imposición de lógicas extractivas devastadoras sobre nuestras vidas,
cuerpos, prácticas, relaciones y espacios, manifestamos la importancia de
construir el “Sumak Kawsay” para todas y todos, sobre el reconocimiento, el
respeto y la interacción directa con el entorno natural, no sobre su destrucción.
Expresamos nuestra voz de rechazo y denunciamos:
-Que el proceso extractivo petrolero-minero, al ser un mecanismo violento de
explotación y fragmentación, destruye la casa natural donde habitamos, donde
compartimos y donde nos reconocemos, en constante relación con la tierra, el
agua, el aire, las plantas y los animales.
-El irrespeto a los derechos de la naturaleza, acordados en la Constitución
Ecuatoriana (2008), y a su vez, el irrespeto a los derechos humanos
fundamentales que el Estado debe garantizar para toda la población,
independientemente del lugar donde se lleve a cabo la actividad extractiva.
-Las lógicas de “reducción responsable de impactos ambientales-sociales”,
frente a los daños irreparables en el ecosistema y en las poblaciones aledañas,
los mismos que se ocultan tras la mínima atención de necesidades cubiertas con
las utilidades obtenidas, beneficios nada comparados con los costos naturales y
humanos que deja a su paso esta actividad.
-La presencia de una política extractiva de "desarrollo" económico, patriarcal de
sustracción y acumulación, sobre los cuerpos de las mujeres, como un
mecanismo que las empuja al desarraigo, a la pérdida de sus espacios, identidad
y prácticas solidarias, provocando así, un proceso de ruptura y el aumento de
violencia sobre sus vidas.
-Que la intervención petrolera-minera al ser irresponsable e incoherente con las
lógicas organizativas, productivas y culturales de nuestros pueblos, perjudica
directamente a las mujeres, actoras principales en la construcción de un trabajo
sostenedor de la vida, de la soberanía alimentaria, de la trasmisión cultural y del
cuidado del tejido social-comunitario, en el entorno rural.
-Que el deterioro paulatino de la tierra, el agua y el aire, fruto de la explotación
petrolera-minera, afecta las relaciones naturaleza-comunidad, propiciando a
largo plazo el abandono de las zonas intervenidas, de las actividades agrícolas y
colectivas sostenidas básicamente por las mujeres, amenazando su rol en el
escenario local y sometiéndolas a una mayor carga de trabajo por el cuidado
tanto de la familia, como de los enfermos.
- Que los efectos de la explotación petrolera-minera afecta fundamentalmente la
salud de las mujeres. Ellas, al realizar actividades domésticas como: cocinar,
lavar, cuidar animales, entre otras, están mucho más expuestas a contraer
enfermedades a causa del contacto directo con agua contaminada. Estudios
sobre impacto ambiental, demuestran que las mujeres ubicadas en las cercanías
a lugares donde se realizan actividades extractivas, tienen mucha más tendencia
6. a de sufrir abortos espontáneos, y, cuando logran continuar con su embarazo,
aumentan notablemente las posibilidades de nacimientos con malformaciones.
La contaminación a largo plazo, ocasiona complicaciones graves como
mutaciones genéticas y varios tipos de cáncer, impactos que podrían
manifestarse hasta la tercera generación.
- Que los procesos extractivos se oponen a la lucha por la defensa del derecho a
la tierra, al agua, a la seguridad y soberanía alimentaria, como parte de un
proceso histórico que ha caracterizado desde siempre la lucha campesina y la
resistencia de mujeres y hombres, desde el campo y la ciudad, por la defensa de
la naturaleza y la consecución del Buen Vivir.
Las Mujeres de la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas, estamos en
desacuerdo con la criminalización de la protesta social e insistimos en la
importancia de respetar el derecho de los pueblos y comunidades a no estar de
acuerdo y a expresarlo con libertad, considerando los principios de igualdad,
diversidad e inclusión.
Proponemos que:
-Las comunidades y pueblos puedan construir sus propias formas de pensar y
vivir el desarrollo desde sus localidades y no desde las lógicas desarrollistas-
intervencionistas de las trasnacionales y del capital extranjero.
-Es momento de transitar hacia un modelo post-extractivo, en el que se
estructure un proceso de desarrollo que no superponga sus intereses
económicos por encima de la vida, ubicando a la naturaleza como el centro del
desarrollo humano-integral.
-Se reinvente un modelo alternativo para redefinir las economías, mediante el
paso del neodesarrollismo y neoextractivismo a un proceso económico local-
regional donde el cuidado de la vida, sea el fundamento del nuevo
acuerdo social, permitiendo la revalorización de los saberes, de las
formas organizativas-productivas propias y de la corresponsabilidad
en la defensa del entorno natural, haciendo hincapié en la generación de
relaciones horizontales, inclusivas y diversas, que posibiliten el acceso
equitativo a los recursos y el mejoramiento de la calidad de vida en equilibrio
con la naturaleza.
-Creemos firmemente en el respeto profundo al otr@, en términos de prácticas,
relaciones y sentidos, así como en el reconocimiento de la responsabilidad para
con las comunidades y el medio ambiente.
Proponemos entonces que se de impulso a otros procesos de desarrollo más
justos y solidarios, frente a la recetas impuestas como únicos caminos para
pensar en “un ir hacia adelante bajo cualquier precio”, aunque eso signifique
destruir la madre naturaleza y la vida de quienes habitamos en ella.
Nos solidarizamos con nuestras compañeras que luchan por la
defensa de la naturaleza y la vida, en varios lugares de nuestro país.
Una lucha construida desde una mirada de mujer, desde su
7. fortaleza, unión y resistencia.
Nos solidarizamos con las mujeres del Pueblo Kichwa de Rukullakta
que dicen No a la explotación petrolera en sus territorios.
CAPITALISMO VERDE ES VIOLENCIA EXTRACTIVISTA
UNIDAS TODAS PARA SOSTENER LAS RESISTENCIAS,
SIN MIEDO, HOY Y SIEMPRE!!!