1. Argentina: Lo que no se dice de la nueva planta de Monsanto
en Córdoba, 2º Informe
"No sobran alimentos, se distribuyen mal, porque el mercado de alimentos no
busca que cada uno pueda comer; su objetivo exclusivo es ganar dinero. Para
ese proyecto es la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas. Sus granos
ingresarán a la cadena productiva industrial de alimentos hasta que se los
rechace por tóxicos, luego se dirigirán preferentemente a generar
biocombustibles."
En el 1º informe titulado “El maíz venenoso de Monsanto”(*) desarrollamos los
datos accesibles sobre la característica de la nueva semilla de maíz “Intacta”
que producirá Monsanto en la semillera que levanta en Malvinas Argentinas.
En esta segunda entrega sobre el tema, divulgamos lo que conocemos sobre el
funcionamiento de la planta procesadora de semillas Intactas.
La semillera como amenaza para el pueblo de Malvinas Argentinas
En sus intentos por transparentar el funcionamiento de la planta, los
ejecutivos de Monsanto mostraron la planta de Rojas, provincia de Buenos
Aires. Supuestamente la cordobesa funcionará igual, procesando esta nueva
semilla recientemente aprobada por el gobierno nacional, pero a una escala
superior; de hecho, sería la mayor planta de Monsanto en el mundo (según JM
De la Sota).
Las semillas en sí, son producidas en campos contratados para cultivarlas; en
éstos se cosechan las espigas hembras que se envían a la planta (en Rojas
entran 120 camiones por día). Las espigas se deschalan y seleccionan, luego se
secan para poder desgranarlas con facilidad y se almacenan en silos.
Luego ingresan al procedimiento más delicado, el “curado” de las semillas. El
objetivo del mismo es impregnarlas de productos químicos que la protejan del
ataque de gorgojos y hongos durante su almacenamiento y comercialización, y
sobre todo, resguarden a la plántula una vez sembrada en la tierra, del
ataque de insectos y gérmenes de la misma.
Convertir la semilla en una esponja de insecticidas
2. Los productos “curasemillas” (no las curan de nada, las vuelve venenosas) con
los que se embebe a los granos, tienen que ser capaces de contener potencia
biocida alta y demostrada residualidad, es decir, mantenerse activos por largo
tiempo, sin degradarse ni metabolizarse, lo cual los convierte en más
peligrosos y contaminantes con respectos a los menos persistentes. En la
planta de Rojas, declara Monsanto utilizar el insecticida clotianidina (Ponchoº
de Bayer) que es un neonicotinoide de clase toxicología II (moderadamente
peligroso) y el fungicida Tebuconazole – Trifloxistrobin (Nativoº de Bayer)
también del segundo grado de toxicidad(1).
Penetración de Ponchoº en la tierra
En general, para el curado de semillas de maíz se utilizan insecticidas como
los organofosforados (acefato: Dressº), los neonicotinoides (imidacloprid:
Gauchoº) o los carbamatos (tiodicarb: Semevinº), todos de categoría II y muy
persistentes. Recordemos que existe un reclamo mundial por prohibir la
utilización de agrotóxicos de categoría I y II por su inaceptable peligrosidad
para la salud humana y la del ambiente; éstos no son productos inocuos, no
son los más tóxicos, pero sí lo bastante, como para que cualquiera que ingiera
estas semillas muera, sea pollo, cerdo, vaca o humano. Las semillas curadas
con estos venenos, tan potentes y perdurables ambientalmente, se tienen que
teñir de colores vivos para que sean rápidamente identificadas y no se
incluyan en los alimentos por error, este accidente ya fue mortal muchas
veces(2); incluso tienen la capacidad de contaminar la tierra alrededor de la
semilla impregnada y esta contaminación perdura por varios años.
semillas de maíz curado y teñido para su correcta identificación
3. Paradójicamente Poncho° y Gaucho° son de los agrotóxicos más cuestionados
en Europa, numerosos científicos exigen a la Bayer que los deje de fabricar
(3).
El “tratamiento” de impregnar de venenos las semillas, se desarrolla en
grandes tanques rotativos con dosificadores especiales; Monsanto dice que usa
31 ml de Poncho y 33ml de Nativo por bolsa; como cada bolsa alcanza para
sembrar una hectárea de campo y la factoría va a producir semillas para 3,5
millones de hectáreas, esto significa que Monsanto en Malvinas Argentinas
utilizará 108.000 litros de Poncho y 112.000 litros de Nativo (si solo usan esos
pesticidas). Pero el folleto de fábrica de Poncho° dice que la dosis es mucho
mayor (160ml x bolsa), lo que elevaría el uso de Poncho° a más de 500.000
litros por año(4).
Los 500 mil litros de venenos se diluyen varias veces para poder embeber
uniformemente a todas las semillas. Este proceso, no sólo consume una
cantidad sideral de agua, sino, y lo que es más grave aún: genera una
importante cantidad de líquidos residuales altamente peligrosos, que la
semillera debe desechar; estos líquidos (equivalentes a los diques de cola de
las megamineras), con restos de los venenosos curasemillas que utilizan allí
mismo y de los agrotóxicos que traían los granos absorbidos de las
fumigaciones que recibieron en su proceso de cultivo, son desechados por
mecanismos discretos.
Estas no son “pequeñas dosis” como dijeron los ejecutivos de la empresa
tratan de minimizar el procedimiento. La eliminación de estos químicos
persistentes demandará un esfuerzo y responsabilidad en el manejo de
residuos industriales que Monsanto no puede testimoniar. La multinacional
sólo tiene en este aspecto malos antecedentes. ¿A dónde van a ir a parar los
millones de litros de líquidos residuales de los lavados tóxicos que se realizará
a las semillas?. ¿A que cuenca hídrica serán incorporados?; ¿a contaminar las
napas subterráneas de la zona?. ¿Cómo se midió el impacto ambiental de este
proceso para que la Secretaria de “anti” Ambiente del gobierno de De la Sota,
la haya aprobado como si se tratara del lavado de semillas con agua destilada?
El transporte, almacenamiento y utilización de esta enorme cantidad de
venenos en la factoría, ya son una amenaza por sí mismos; los desechos de su
utilización ya sabemos cómo se manejan en América latina y con estos
gobiernos procaces.
Vientos tóxicos sobre Malvinas Argentinas
Más de 150 silos de almacenamiento para granos son un importante fuente de
polución aérea, los pueblos fumigados del país vienen reclamando alejar los
acopios de las zonas pobladas por el impacto en la salud, sobretodo salud
respiratoria.
4. Ubicación de Malvinas Argentinas (y la planta de Monsanto) en la periferia de
Córdoba
En Malvinas Argentinas, un pueblo de 15 habitantes a 10 km al este de la
ciudad de Córdoba, se está construyendo la planta en el predio de Monsanto
que se encuentra al este/noreste del pueblo. Los vientos procedente del este-
noreste son los más frecuentes en esa zona, muy cercana a Bº Ituzaingó,
donde 300 días al año soplan vientos en ese rumbo, según el estudio de la rosa
de los vientos presentada en el reciente juicio a las fumigaciones(5).
Ubicación de la planta de Monsanto en la cercanias de Malvinas Argentinas
5. La ubicación de la semillera no podía ser peor para el ambiente del pueblo, la
nube de polvo tóxico procedente del venteo de los silos, claramente caerá
sobre zonas pobladas; ya su población muestra las características patológicas
propias de pueblos fumigados con patologías obstructiva crónica y recidivante,
alergias, trastornos reproductivos y hormonales que los caracterizan.
Escuela primaria de Malvinas fumigada y muy cercana a la planra de
Monsanto
Pero todo es peor aún, como para no creer que se haga a propósito; en ese
sector del pueblo, en su límite Este, la última construcción es la Escuela
Capitán Luis Zenobio Candelaria, una escuela primaria provincial, la primera
del pueblo y la más grande. Esta típica escuela fumigada, soporta la
aplicación de glifosato y 2.4D entre septiembre y diciembre con todos los
chicos en clases (como las más de 3000 escuelas fumigadas que hay en el
país); la seguridad sanitaria de sus alumnos, no podrá resistir esta nueva
agresión tóxica. Si funciona la planta tendrán que trasladar la escuela si no se
quiere multiplicar los casos de leucemia, sarcomas, asma y bronquitis
recurrentes, dermatitis, etc. en la población escolar.
Trabajo genuino y crecimiento… poco
Las promesas de trabajo genuino para la población del pueblo son otra
mentira; el proceso de la factoría está altamente mecanizado, sólo en la
época de cosecha de las espigas, entre diciembre y marzo, se requiere mucho
personal para el trabajo de deschalado y selección (más del doble); personal
que queda desocupado luego de esa época.
La actividad supuesta que creará la fábrica tampoco traerá beneficios para la
población, la contaminación generara más y más exclusión y pobreza; ¿quién
va a querer invertir o vivir en un sector degradado por la contaminación
química?. A nivel local, la proyección a futuro es la de un lugar donde el
Estado se tendrá que hacer cargo de costosas remediaciones que nunca serán
6. suficientemente efectivas, mientras que los beneficios económicos serán
apropiados exclusivamente por la transnacional.
Contamina un poco… pero disminuimos el hambre mundial
Las justificaciones generales de estos proyectos extractivistas y tóxicos se
asientan en la premisa de que, de esta manera, se incrementa la producción,
se mejoran los ingresos del país, etc… Sin embargo, los aumentos en el
rendimiento de la producción agraria no se verifican con la incorporación de
semillas transgénicas y con el uso de agrotóxicos, como expresa el “relato”
hegemónico (y transversal al oficialismo y a la oposición). Los análisis más
serios y profundos muestran que los rendimientos, intrínsecos como
extrínsecos, de los cultivos de soja y de maíz, no aumentaron por la
biotecnología, sino por otros factores; y que insistir en este camino sólo
concentra la producción cada vez más, en las manos de un grupo selecto de
empresas transnacionales (6 y 7).
Con respecto a la falta de alimentos globales, la FAO anunció ya en el año
1986 que se producían alimentos para toda la población(8). En 2011 la
población mundial llego a 7000 millones de habitantes, con 1000 millones de
hambrientos, pero también con 1500 millones de obesos mundiales a los que
la propaganda del mercado de alimentos induce a comer mal, muy mal.
También la FAO informó que actualmente se tiran sin consumir 1300 millones
de toneladas de alimentos que podrían cubrir las necesidades de 2.000
millones de personas(9 y 10).
Es decir, no sobran alimentos, se distribuyen mal, porque el mercado de
alimentos no busca que cada uno pueda comer; su objetivo exclusivo es ganar
dinero. Para ese proyecto es la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas.
Sus granos ingresarán a la cadena productiva industrial de alimentos hasta que
se los rechace por tóxicos, luego se dirigirán preferentemente a generar
biocombustibles.
Dr. Medardo Avila Vazquez, Coordinador de REDUAS
Referencias
(*)- Lo que no se dice de la planta de Monsanto 1º Informe, ver aquí
1- Monsanto mostró cómo será la semillera, ver aquí
2- Menor muere al comer maíz curado, ver aquí
3- Indignación en Alemania con Gaucho y Poncho de Bayer, ver aquí
4- programa fitosanitario maíz nov 2011 (poncho 160 ml x bolsa de 80.000
semillas), ver aquí (pdf)
5- Mapas de riesgo por deriva de plaguicidas en barrio Ituzaingó, ver aquí
(pdf)
6-Los cultivos transgénicos no tienen mejores rendimientos, ver aquí
7- Informe Failature to Yield (cae la ganancia), ver aquí
8- Stauber JC, Fonti D, Heinzmann M. Hybris. Estudios interdisciplinarios sobre
ambiente y producción de alimentos. Centro de Bioética de la UCCEditorial de
la UCC. 2012-09-14
9- Global food losses and food waste. FAO-ONU Düsseldorf, Germany. 2011
10- 1300 millones toneladas de alimentos se tiran a la basura, ver aquí