1. LA TUBERCULOSIS EN EL PERÚ
La tuberculosis es una enfermedad social por excelencia, multifactorial y está
vinculada estrechamente a la pobreza, hacinamiento, tugurizarían, desnutrición, al
hambre y demás determinantes sociales, culturales, demográficos y ambientales.
Síntomas:
El 90% de las personas infectadas por el bacilo son capaces de controlar la infección y
nunca presentan la enfermedad. Solo el 10 % de las personas infectadas padecerán
de la enfermedad durante su vida, la que se puede manifestar a las pocas semanas del
contagio o muchos años posterior a éste, por una reactivación de la infección latente.
Este último caso puede ocurrir por distintos factores, dentro de los más importantes
son las condiciones que significan una inmunidad menor, como por ejemplo,
desnutrición, diabetes, VIH y la edad avanzada.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son tos y desgarro por 2 semanas o
más que puede producir desgarro con sangre. Se puede acompañar de decaimiento,
pérdida de apetito, fiebre en las tardes, baja de peso y sudores nocturnos.
Ante la presencia de estos síntomas es recomendable acudir al centro de salud más
cercano para solicitar realizar el examen de expectoración o baciloscopía que es
totalmente gratuito sin importar la condición previsional.
Principales determinantes sociales:
Estilos de vida y otras condiciones individuales que incrementan el riesgo de infectarse
de TB y desarrollar la enfermedad (VIH, diabetes, desnutrición, tabaquismo,
alcoholismo, silicosis, trabajador de salud, poblaciones aglomeradas, prisiones,
albergues, auspicios, personas sin hogar, etc.).
Entonces, TODOS tenemos un rol protagónico en el control de la tuberculosis. Es
decir, en lograr que esta enfermedad ya no sea considerada un problema de salud
pública en el país. Cuando pensemos en TB no solo consideremos a la posta de salud
o al hospital como los únicos responsables de su control y eliminación; también las
autoridades civiles, las asociaciones de base, las ONG, las instituciones académicas,
la empresa privada, la prensa hablada y escrita, los medios de comunicación, y las
instituciones de otros sectores del Estado deben sumarse si queremos hacer frente al
avance de la tuberculosis en nuestra sociedad.
2. Los índices y porcentajes de este mal en nuestro país:
El Perú concentra el 25% de los casos de la región y comparte con Haití el primer
lugar en TB Multidrogorresistente, con altas tasas de incidencia y morbilidad, tal es
así que en los últimos años hemos recibido la dolorosa carga de 35,000 casos
nuevos por año, concentrándose en Lima y Callao el 58% de los casos MDR y
90% de los casos XDR.
Nos avergüenzan a nivel de Latinoamérica y el mundo, razones por las que el
Estado debe asumir seriamente su responsabilidad en este gravísimo problema de
salud pública, acordando entre técnicos, políticos y expertos una estrategia
nacional, que dote al programa de una infraestructura, equipamiento y un
adecuado plan de bioseguridad, lo que se logrará con un financiamiento serio, con
gestión, procesos y continuidad en el de tiempo, al margen los avatares políticos y
fiscales de la patria.
Médicos y la lucha contra este flagelo:
Es importante mencionar que los recursos humanos, médicos y demás
profesionales de la salud, involucrados en este proceso, no solamente necesitan
capacitación e idoneidad, sino además requieren motivación y compromiso en
esta peligrosa lucha, donde arriesgan su salud y hasta sus vidas, por lo que deben
ser reconocidos con una remuneración justa, diga y equitativa.
Requiere de una decisión política impostergable por parte del gobierno nacional,
que involucre a los gobiernos regionales y locales, que comprometa a los diversos
ministerios y sectores de la sociedad. Esta contienda requiere de un
financiamiento serio que esté blindado contra los vaivenes fiscales de la caja y de
una estrategia técnica en la que participen diversos sectores.
La suma de todas estas acciones evitará que esta epidemia siga enlutando a miles
de hogares, que siga acarreando gastos en el tratamiento y rehabilitación de los
compatriotas, que continúe avergonzándonos ante la comunidad mundial con
tasas e índices que no concuerdan con un país cuyo crecimiento económico nos
coloca como una nación emergente en el continente.