Un orangután huérfano de 3 años se deprimió tanto después de perder a sus padres que se negaba a comer y no respondía bien al tratamiento, pareciendo que se entregaría a la muerte. Un perro adulto perdido fue puesto en la misma sala de tratamiento y se hizo amigo del orangután, convirtiéndose en amigos inseparables. Ahora viven juntos en el norte de California y les encanta nadar, aunque el orangután todavía le tiene miedo al agua y necesita la ayuda de su am