Tema 10. Dinámica y funciones de la Atmosfera 2024
Economìa epoca colonial
1. El virreinato del Río de la Plata
(textoadaptado)
España impuso un rígido sistema comercial a sus dominios en America,
conocido como el monopolio, según el cual las colonias solo podían comerciar a
través suyo. El problema era que España no era un potencia industrial ni mucho
menos y no estaba en condiciones de abastecer y comprar a su vez, todos los
productos que producía América. Por lo tanto, se fue transformando en una
intermediaria entre los productores y consumidores ingleses o franceses y los
productores y consumidores americanos.
Era una situación injusta que provoco distintas consecuencias. Por un lado el
desarrollo del contrabando, es decir la entrada y salida de mercaderías por
puertos clandestinos para no pagar derechos de aduana. Por otra parte fue
generando mucho descontento, sobre todo en Buenos Aires, y fomentando las
ideas partidarias de terminar con el monopolio y el fomento del libre comercio.
Dentro del enorme territorio del virreinatodel Río de la Plata, convivían
regiones muy diferentes con situaciones culturales, sociales y económicas muy
distintas. Esto va a tener consecuencias muy importantes para nuestro futuro
como país.
Buenos Aires era la zona más rica. Las principales actividades eran la ganadería
y el comercio. Los grandes campos de Buenos Aires fueron un excelente criadero
natural para las vacas y caballos dejados por Don Pedrode Mendoza allá por
1536. Desde entonces no pararon de reproducirse y para la época del virreinato
resultaron ser la principal riqueza de la zona. El cuero, el sebo y el tasajo (grasa
salada que se usaba para alimentar a los esclavos de EEUU y Brasil) se
exportaban a muy buen precio enriqueciendo a los estancieros de Buenos Aires.
La capital disfrutaba del privilegio de tener el puerto y la Aduana, la principal
fuente de recursos.
El litoral competía con Buenos Aires en la producción ganadera pero estaba en
desventaja porque no tenía puertos habilitados al comercio internacional.
En el interior se fueron desarrollando pequeñas industrias y artesanías en las
que se fabricaban vinos, licores y aguardientes (Mendoza y San Juan), ponchos
y tejidos (Catamarca, La Rioja), carretas (Tucumán, Córdoba y Salta) yerba
2. mate y tabaco (Corrientes y Misiones). Estas pequeñas industrias no podían
competir con la gran industria inglesa. A estas regiones el sistema de monopolio
les daba cierta protección.
La industria fue el sector de la economía americana menos favorecido por el
gobierno de la metrópoli. Hay que tener en cuenta que América constituía el
principal mercado consumidor de las manufacturas españolas y que por ello,
tanto la corona como los propios fabricantes y comerciantes, estaban
interesados en impedir el establecimiento de manufacturas en las colonias. Su
objetivo era evitar a toda costa que la demanda de productos españoles
decayera. Una ordenanza real establecía lo siguiente:
“Su Majestad no puede permitir que se multipliquen o aumenten ni aún que
subsistan dichos establecimientos fabriles. Lo estima contrario al bien y a la
felicidad de todos sus vasallos y dominios y recela que acostumbrados sus
vasallos a los calores y trabajos de dichos rehusaran después volver a las
minas de oro y plata y al cultivo de los preciosos frutos y efectos de esos reinos
que tienen seguro consumo en esta península.
Así que quiere S. M. de V. E. se dedique con todo celo ,y la preferencia
correspondiente a examinar cuántos y cuáles son los establecimientos de
fábricas y manufacturas que se hallan en todo el distrito de su mando, y a
procurar la destrucción de ellos por los medios que estime más conveniente..”
Buenos Aires era una especie de centro distribuidor de esclavos. Desde aquí se
los vendía y se los llevaba a los distintos puntos del virreinato. En Buenos Aires
a los esclavos negros se los ocupaba sobre todo en las tareas domésticas como
sirvientes en las casas de las familias más adineradas. A pesar de la esclavitud,
los negros de Buenos Aires y Montevideo no perdieron sus ganas de vivir e
hicieron oír sus candombes y milongas.
Fuente: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/virreinato/virreinato_del_r
io_de_la_plata.php
Autor: Felipe Pigna
3. El visto bueno de Inglaterra
Corría 1810. El virrey Cisneros enfrentaba la desesperante escasez de recursos
determinada por la decadencia política y económica de la metrópoli española, a
la que se sumaba la circunstancia de que Gran Bretaña dominaba los mares
impidiendo el tráfico entre Cádiz y el Río de La Plata. Entonces toma una
medida extrema contra la oposición de los comerciantes más poderosos y
aprueba un reglamento provisorio de libre comercio que significaba poner fin a
siglos de monopolio español y autorizaba el intercambio con los ingleses.
En Buenos Aires los grupos económicos se fueron dividiendo en dos fracciones:
los monopolistas y los exportadores. Los españoles pertenecientes al primer
grupo querían mantener el privilegio de ser los únicos autorizados para
introducir y vender los productos extranjeros que llegaban desde España. Estos
llegaban sobrevaluados porque España, sin capacidad productiva, los compraba
a otros países como Francia e Inglaterra para después revenderlos en América.
En cambio los productores, en su gran mayoría criollos, tanto agrícologanaderos
como de las rudimentarias pero pujantes industrias del vino, del cuero, del
tasajo, del tejido, querían comerciar directa y libremente con Inglaterra.
Sostenían que España se había transformado en una cara, ineficiente y
prescindible intermediaria y su crítica se expandía también hacia lo ideológico,
cuestionando su oscurantismo religioso y sus convicciones detenidas en el
pasado.
El administrador de la Aduana informará al virrey que desde la apertura de los
puertos habían ingresado a ese ente recaudador unos 400.000 pesos, “cantidad
que jamás ha producido esta Aduana en tan corto tiempo”. La suma equivalía a
lo recaudado en todo el año 1806.
Creció de tal manera el comercio con los ingleses que las protestas de los
poderosos monopolistas fueron tan amenazantes que el virrey dio marcha atrás
en su liberalidad y ordenó, a principios de abril, la suspensión de la medida y la
expulsión de los comerciantes extranjeros, dándoles a los mercaderes británicos
un plazo de ocho días para dejar Buenos Aires.
Como era práctica siempre que sus intereses económicos eran amenazados los
barcos de guerra británicos se hicieron presentes y amarraron en el puerto.
Además el embajador inglés en Río de Janeiro, con competencia en el río de La
Plata, lord Strangford, hizo conocer sus airadas protestas que mucho se
parecían a amenazas.
Nuevamente Cisneros dio muestras de la poca firmeza de sus decisiones y
amplió el plazo de la expulsión en cuatro meses, que expiraría el 20 de mayo. El
asunto es que la revuelta del 25 de Mayotuvo lugar bajo la cómplice presencia
4. de la escuadra inglesa y sirvió para que la expulsión nunca tuviera efecto.
En una de las primeras reuniones de la Junta se discutió el tema de las
relaciones con Inglaterra. Fue así que en los inmediatos días subsiguientes se
rebajaron en un 100 por ciento los derechos de exportación y se declaró libre la
salida de oro y plata sin más recaudos que pagar derecho como mercancía, tal
como se había pedido en “La Representación de los Hacendados”.
El embajador Strangford informará al Foreign Office: “Tenemos promesas del
presente gobierno de protección, amistad y todos los privilegios de ciudadanos”.
Era claro que Inglaterra apoyaba y condicionaba. El capitán de la escuadra,
Charles Montagu Fabian, no sólo empavesólas naves y disparó salvas de festejo
el 26 sino que también arengó al pueblo a favor de la revolución. Además a
pedido de la junta accedió a trasladar a Inglaterra a un enviado, Matías
Irigoyen, que informaría a la Corona de las novedades “a nombre de Fernando
VII” y solicitaría la ayuda y la protección británica. Irigoyen debía, además, y no
era eso lo menos importante de su misión, conseguir autorización para importar
armas.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/2001/01-05/01-05-25/pag19.htm
Autor: Pancho O’Donell