Este documento habla sobre los 40 días de Cuaresma como un periodo para transitar del individualismo a la solidaridad, de las palabras vacías a la Palabra de Dios, y de la muerte a la vida. Propone escuchar los gozos, esperanzas, tristezas y angustias de los demás para vivir en una humanidad reconciliada, extendiendo las manos del perdón y la reconciliación.