1. PROTOCOLO DE UNA “GRAN NOCHE”.
No puedo ni “menearme”. Y todo por seguir el protocolo de “una gran noche”. Toda
borrachera buena tiene tres fases imprescindibles y yo como soy honrada, no me salto ni una.
Primera fase: toma de contacto. Empiezas a chupitos con tus amigas y en un rato estáis tan
inspiradas, con el subidón del “electrolatino” en “to lo alto” que os animáis y acabáis bailando los
grandes éxitos de Georgie Dann como si no hubiera “un mañana”.
Acabada esta primera fase bastante “motivadas”, y con la exaltación de la amistad por
bandera, seguimos con la fase dos del protocolo: la valentía.
Sí, porque en estos momentos es cuando alguien dice “a ver quién es el valiente que ...” y
todos levantamos la mano como un resorte, claro que de valentía tengo el cuerpo lleno de
moratones, y todo porque dice mi amigo Charli “a ver quien es el valiente que se tira a la fuente” y
allá que fuimos mi amiga Pilu y yo. Nos lanzamos y caímos, vaya que si caímos, ¡PUM! contra el
cemento del fondo porque apenas tenía un charco de agua. Eso sí salimos muy dignamente con los
tacones y el bolso en su sitio, porque ya se sabe “antes muerta que sencilla”.
Y pasado el ecuador , llega la tercera fase de este protocolo de “la graaaan noche”: “ la
última y nos vamos”. De repente ponen la canción que te gusta, y dices “bailo esta y me voy” pero
tu “ÚLTIMA COPA” traicionera se acaba y la canción acaba de empezar, y con la emoción del baile
pides la “ULTIMÍSIMA copa” y entre bailes y cubatas acabas amaneciendo en la discoteca.
Por fin entras en casa, midiendo la anchura del pasillo de un lado a otro, varias veces por si
no has medido bien, pom...pom....pom... muerta de cansancio y sueño . Solo quieres dormir, y al
echarte en la cama... “abrónchese los cinturones , despegamos ” tutututututu , y todo da vueltas cual
hélice de helicóptero. Te sientas en la cama, esperando el fin del viaje para aterrizar en los brazos
de morfeo.
Cuando por fin consigues dormirte , llega tu madre reprochándote “ menuda leonera tienes
aquí” y tú te despiertas con la cabeza como si los leones estuvieran rugiendo en ella.
Y piensas “ esto me pasa por ser metódica y no saltarme ni una fase del protocolo”