Una mirada a la historia y patrimonio de San Juan de Ojojona
La Oficina del Centro Histórico de Ojojona ha puesto en marcha múltiples acciones orientadas al fortalecimiento y valorización del legado histórico y patrimonial del municipio de Ojojona, mediante políticas e implementan de diversos proyectos. Una de las acciones mas importantes impulsadas por la municipalidad de Ojojona, para que la población conozca sobre el patrimonio de su comunidad, es la socialización y difusión mediante materiales como el que presentamos en esta publicación.
4. EMBAJADA DE ESPAÑA EN HONDURAS
D. Luis Belzuz de Los Ríos
Embajador
Dña. Elena Gutierrez Lasuen
Coordinadora General de Cooperación
Vicente Duñabeitia
Responsable de Programas
PROGRAMA PATRIMONIO PARA EL DESARROLLO
Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo
Dña. Araceli Sánchez Garrido
Coordinadora del Área de Patrimonio para el Desarrollo
(España)
INSTITUCIONES HONDUREÑAS
Alcaldía Municipal de San Juan de Ojojona
D. José Armando García / Alcalde Municipal
Natalia Erazo / Regidora Primera
Ramón Nieto / Regidor Segundo
Napoleón González / Regidor Tercero
Nelson Flores / Regidor Cuarto
Jorge Arturo Martínez / Regidor Quinto
Jhony Omar Aguila / Regidor Sexto
Instituto Hondureño de Antropología e Historia
D. Virgilio Paredes
Gerente General
Representantes de la Iglesia Católica de Honduras
Padre Fráncis Schiefer
Don Pedro Martínez
Coordinación general
Wilda Vanessa Banegas
Coordinadora Proyecto Gestión del Patrimonio Cultural
Investigación y textos
Jaime Rivera Tovar / Historiador
Omar Aquiles Valladares / Historiador
Rolando Montgomery Melghen / Historiador
Jasmín Bautista / Antropóloga
Revisión
Natalie Roque Sandoval
Edición
Johanna Burgos Andrade
Rebeca Becerra
Diseño y diagramación
Kriseida Vallejo
Fotografías
Paúl Martínez
Sergio Almendárez
Latino Estudio / AMHON-PGU
AECID-PFM
Claudia Flores
Colaboración fotografías históricas
Esaú Hernández, Eric Schwimmer, Erlinda Valladares, Fam.
Díaz Salgado, Mario Garay, Javier Silva, Natividad Flores y
Rafael Silva
Colaboradores
Yeni Karolesca Medina
Hislia Mariela Gúnera
Ana Uclés Lazo
Mónica Reyes / Levantamiento de planos
Impresión
Comunica
Nuestro agradecimiento especial a todas las instituciones nacionales y locales que facilitaron información para el desarrollo de la
investigación y a todos los habitantes del municipio de San Juan de Ojojona que contribuyeron con su buena disposición en las
diferentes actividades realizadas para la conclusión de este catálogo.
5. 5
INTRODUCCIÓN
101
7
GUÍA DE USUARIO
105
106
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69
79
82
90
93
96
97
98
CAPÍTULO I
1.1 Límites geográficos
1.2 Hidrografía
1.3 Relieve
1.4 Flora
1.5 Origen del nombre Ojojona
1.6 Ojojona, minería y Alcaldía Mayor de Tegucigalpa
(1579 - 1700)
1.7 Otras actividades económicas de la región de Ojojona
en el siglo XIX: La ganadería
1.8 Personajes destacados de Ojojona durante el siglo XIX
CAPÍTULO II
2.1
2.2
2.3
2.4
2.5
Orden colonial, religiosidad popular, brujería y
relaciones interétnicas
El siglo XIX en Ojojona: Transición hacia la
República y tradiciones populares
Vida cotidiana en Ojojona en los albores del siglo XX
De la población, familias destacadas y los oficios
Evolución demográfica de Ojojona
CAPÍTULO III
3.1 Urbanismo y colonización española en el siglo XVI
3.2 La Arquitectura: Los constructores y sus obras en el
Período Colonial
3.3 Estilo arquitectónico en Ojojona
3.4 Las principales edificaciones en Ojojona
3.5 Caminos, carreteras y comunicaciones en Ojojona
durante la primera mitad del siglo XX
3.6 Arquitectura religiosa
3.7 Arquitectura civil
CAPÍTULO IV
4.1
4.2
4.3
4.4
4.5
4.6
Guazucarán: Sitio minero
El Aguacatal
Aldea de Saracarán
Aldea de Guarisne
Aldea de Aragua
Aldea de Santa Cruz
107
108
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152
153
159
165
168
171
CAPÍTULO V
5.1 Visión antropológica
5.2 Manifestaciones de Patrimonio Cultural Intangible en el municipio
de Ojojona
5.3 Manifestaciones artísticas
5.4 Las mojigangas
CAPÍTULO VI
6.1 Producción artesanal en la modernidad
6.2 Alfarería en Ojojona
6.3 Alfarería decorativa elaborada en Ojojona
6.4 La alfarería ojojonense como reflejo de la dinámica sociocultural
6.5 La producción alfarera como patrimonio familiar en Ojojona
6.6 Contacto con el barro, contacto con la tierra, contacto con la vida
CAPÍTULO VII
7.1 Mitos y leyendas
7.2 Ferias patronales
7.3 Las dos ferias de Ojojona
7.4 Juegos tradicionales
7.5 Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza
CAPÍTULO VIII
8.1 Justificación de las intervenciones al patrimonio en Ojojona en el
marco del Plan de Nación
8.2 Justificación de las intervenciones de patrimonio en Ojojona en el
marco del Plan Estratégico de Desarrollo Municipal
8.3 Justificación de las intervenciones de patrimonio en Ojojona, en el
marco del Plan Director 2009-2012 de la Cooperación Española
8.4 Antecedentes y contexto de la gestión patrimonial en Ojojona
8.5 Objetivos de desarrollo del proyecto Gestión del Patrimonio
Cultural
8.6 Resultados destacados
CAPÍTULO IX
9.1 El Plan Maestro de Revitalización del Centro Histórico
9.2 Rehabilitación de Viviendas en el Centro Histórico
9.3 Rehabilitación de Espacios Públicos
Anexos
Glosario General
Glosario de términos arquitectónicos
Bibliografía
3
6.
7. La Oficina del Centro Histórico de Ojojona ha puesto en marcha múltiples acciones orientadas al fortalecimiento y valorización del
legado histórico y patrimonial del municipio, mediante políticas y la implementación de diversos proyectos.
Una de las acciones más importantes impulsadas por la municipalidad, para que la población conozca sobre el patrimonio de su
comunidad, es la socialización y difusión mediante materiales como el que presentamos en esta publicación, el cual representa una
investigación de carácter aproximativo a la historia del municipio de Ojojona San Juan de Ojojona, en cada una de las facetas de
la vida social. Esta publicación fue posible gracias al apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID), entidad que realiza una labor de ayuda en el sentido de recuperar el Centro Histórico del Municipio, en coordinación de la
Alcaldía Municipal de Ojojona.
El objetivo primordial es ofrecer a las y los pobladores de Ojojona, investigadores(as) y público nacional, una primera mirada a la historia
del este importante municipio. Además de dotar de insumos (información histórica) a la Oficina de Centro Histórico, que contribuyan
a una mejor gestión en la protección del patrimonio cultural de la zona.
Esta investigación contó con un grupo interdisciplinario de historiadores(as) y antropólogos(as), por lo que la última parte del trabajo
está dedicado exclusivamente al aspecto antropológico, enfatizando en el tema de la conformación de la identidad cultural de esta
región.
En la ciencia histórica, el pasado se reconstruye a través de las fuentes y éstas a su vez se dividen en fuentes primarias y fuentes
secundarias. Generalmente, las fuentes primarias pueden catalogarse como la fuente documental de primera mano, relativas a un
hecho que se quiere investigar. Pueden ser fuentes primarias: los documentos de archivo emitidos por un ente gubernamental, una
fotografía de la época o un testimonio oral de un testigo de acontecimientos históricos concretos. Otro ejemplo de fuente primaria
puede ser un artículo periodístico, un diario personal, cartas u objetos como un mueble, un arma, monedas o una fotografía que directa
o indirectamente ofrezcan información sobre el tema.
En este trabajo se hizo uso múltiple y concienzudo de las fuentes, basándose en una interdisciplinaridad de las ciencias sociales, con
lo que se logró reconstruir satisfactoriamente la historia del pueblo de San Juan de Ojojona.
De ahí el interés demostrado en las más variadas dimensiones de la realidad social que pueden ir desde la historia política y económica
convencional hasta una historia social de las ideas, de las costumbres, de los hechos de la vida cotidiana. Todo en conjunto para
comprender la evolución urbana de un sitio que ha sido escenario de la confluencia cultural de muchos grupos humanos.
En el caso de Ojojona, el filón de donde procedieron las fuentes primarias por excelencia fue el Archivo Municipal de Ojojona y el Archivo
Nacional de Honduras. Para brindar fidelidad a los datos históricos investigados, se respetó la ortografía original de los documentos
de la época, aunque esto puede representar alguna dificultad para el lector contemporáneo, sin embargo, se quiso transmitir lo más
fielmente posible la voz de aquellos que fueron parte de esta historia.
5
8. De esta forma, en las siguientes páginas se hará un recorrido por la historia y el patrimonio del municipio de San Juan de Ojojona,
tomando en cuenta la mayor cantidad de fuentes posibles, sin dejar de lado, las monografías escritas por autores locales y nacionales,
los testimonios orales de las y los vecinos, las fotografías e imágenes.
Cabe destacar que una de las mejores fuentes de información, para entender la historia y patrimonio de esta comunidad, fue la visita
de campo, realizada a los distintos lugares y aldeas del municipio, para conocer la manera en que los habitantes se han adaptado a
un entorno natural, oscilando entre la tradición y el cambio. Durante estas visitas, se apreció el carácter amable y la hospitalidad de
las y los pobladores de las aldeas, así como la variedad de deliciosos platillos propios de la zona, tales como: tortillas de maíz y maicillo,
rosquillas elaboradas con granos locales.
Esta investigación está estructurada en varios capítulos, organizados de forma cronológica, dónde se reconocen las características
geográficas y los orígenes de la comunidad, sus recursos naturales y su desarrollo económico, su historia colonial, la minería, así como
los acontecimientos y personajes que marcaron el destino de San Juan de Ojojona.
6
9. Al recorrer las páginas que conforman este material, las y los lectores conocerán
sobre la historia del municipio de San Juan de Ojojona, sus costumbres, sus personajes
destacados, el valor arquitectónico de sus edificaciones más emblemáticas, así como las
actividades económicas y culturales que condicionaron la historia y el desarrollo de las
y los habitantes de este importante destino turístico del Distrito Central, el cual gracias
a la historia y belleza arquitectónica de su Centro Histórico, fue declarado monumento
nacional en el año de 1996.
Capítulo I: Geografía, orígenes coloniales y principales actividades
económicas
En este capítulo, se describe la ubicación del municipio, teniendo en cuenta, la distancia a
la que se encuentra respecto a la ciudad capital, se hace referencia al relieve imperante en
la zona y las vertientes hidrográficas del municipio, resaltando sus límites geográficos con
municipios como Santa Ana y la influencia del río San Juan en la comunidad.
Sumado a lo anterior, en el capítulo, se incluye información sobre la historia minera y las
diversas actividades económicas del municipio durante el Siglo XX, cerrando con datos
relevantes sobre la vida de personajes destacados de San Juan de Ojojona.
Capítulo II: Población, religiosidad y cotidianidad en los Siglos XVII-XIX
Como parte esencial de todas las culturas, en este capítulo se ilustra la religiosidad, las
relaciones de clases y la cotidianidad de los habitantes del municipio, durante los siglos
XVII-XIX.
Dentro de los aspectos que se destacan se encuentran: el orden colonial, las relaciones
interétnicas y el papel de la Iglesia; se explica la dinámica de relaciones de poder entre la
Alcaldía Mayor de Tegucigalpa y el municipio de San Juan de Ojojona, sobre todo, en lo
que respecta a actividades mineras de la zona.
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10. El capítulo, analiza también aspectos relativos a la religiosidad, como la celebración de
ferias patronales en honor a San Juan y San Sebastián, patronos de la comunidad.
Para finalizar, se realiza una especial mención al papel de la mujer en la comunidad, por
ser el pilar de la familia y trabajadora incansable, capaz de valerse por sí misma y de hacer
valer sus derechos.
Capítulo III: Patrimonio Arquitectónico en Ojojona
La historia de la distribución urbana y los estilos arquitectónicos de las edificaciones más
representativas de San Juan de Ojojona, son los temas centrales de este capítulo.
Se ilustra a las y los lectores sobre la distribución de calles, casas, puentes, entre otros,
incluyendo además detalles como planos y materiales de construcción empleados. Las
edificaciones que priman en este esbozo son: iglesias, puentes, edificios administrativos,
casas de personalidades destacadas y el cementerio.
Capítulo IV: Ojojona, una mirada a su interior, a través de sus aldeas
La mejor manera de comprender la historia de San Juan de Ojojona es recorrer cada una
de las aldeas que conforman el municipio, por lo que el objetivo principal de este capítulo
es presentar la vida en las aldeas, sus características y su evolución a través del tiempo.
En este apartado, se hace una mención especial a la historia de la comunidad de
Guazucarán, debido al auge minero que experimentó esta aldea durante el período
colonial, que fue de trascendencia histórica para todo el municipio.
Capítulo V: Patrimonio Cultural Intangible
Esta sección de la investigación es de carácter antropológico, ya que describe y analiza las
principales manifestaciones del patrimonio inmaterial del municipio.
El capítulo comienza planteando un marco conceptual donde se conocerá la diferencia
entre patrimonio cultural tangible e intangible y después se describe cada una de las
manifestaciones que conforman la cultura y tradición de las y los habitantes del municipio,
sobre los cuales reside la identidad de los mismos.
8
11. Capítulo VI: Técnicas Artesanales Tradicionales
Una de las actividades por las que en la actualidad se destaca el municipio de San Juan de
Ojojona, es su producción artesanal, motivo por el cual, este tema se expone ampliamente
en este capítulo, donde se muestran las técnicas tradicionales de los alfareros y artesanos,
así como la evolución de la producción artesanal y la importancia patrimonial que posee
esta actividad para la comunidad.
Capítulo VII: Prácticas, usos sociales, rituales y actos festivos
En este apartado se resalta la importancia o el papel protagónico que dentro de la cultura
poseen la simbología de las prácticas, usos rituales y actos festivos de la comunidad.
Una de las manifestaciones que se citan es el Guancasco, celebración ancestral que
ha perdurado hasta hoy en día, revestida de mucha trascendencia en la comunidad. De
igual manera, se incluye información sobre ferias patronales, leyendas y ritos propios del
municipio. Al cierre del capítulo se menciona el papel de la comida en las celebraciones y
se enumeran algunas comidas tradicionales.
Capítulo VIII: La Rehabilitación del Centro Histórico de San Juan de
Ojojona
Es importa que la comunidad conozca sobre los esfuerzos realizados de parte de las
autoridades de San Juan de Ojojona, por lo que en este capítulo, se citan las diversas
actividades y proyectos realizados, para poner en valor y rehabilitar las edificaciones y
espacios públicos del Centro Histórico del municipio; para que las y los habitantes y el
pueblo hondureño en general, conozca sobre los proyectos que se están realizando para
lograr el desarrollo integral del municipio y con ello traer bienestar a sus habitantes.
Capítulo IX: Una mirada al futuro: El Plan Maestro de Revitalización del
Centro Histórico
En este capítulo se expone la visión a futuro que se tiene del municipio en los temas de
protección de patrimonio cultural y promoción de la cultura; para lo cual, las autoridades
con el apoyo de amigos cooperantes y el Estado, han puesto en marcha el Plan Maestro
de Revitalización del Centro Histórico, mismo que contempla mejoras en viviendas y
espacios públicos, con el objetivo de promover la habitabilidad y la puesta en valor del
patrimonio inmueble y urbano.
9
12. Las Fuentes usadas en la elaboración de esta publicación
Para llevar a cabo la investigación que se presenta en estas páginas, las y los investigadores utilizaron diversas fuentes de información,
ya sean de carácter escrito, oral o multimedia.
A continuación se describen los tipos de fuentes que se tomaron en cuenta para la elaboración de este documento.
Fuentes Primarias:
Las fuentes primarias, están constituidas por documentos originados en el período
estudiado, por lo que en esta investigación las fuentes primarias las constituyen los
siguientes recursos:
Documentos del período colonial
Títulos de tierra, censos de población, etc.
Documentos históricos
Las Entrevistas
Este tipo de fuente fue usada en la sección antropológica de este documento, ya que
se realizaron entrevistas a los artesanos y artesanas, así como a las y los músicos que
participan en las diferentes festividades, ejemplo:
“Los artesanos: …en el mundo del simbolismo
se dice que ellos crean magia, porque con cada
objeto que construyen manifiestan la conexión
con todo… Cada símbolo nos conecta con la
historia, con la memoria negada, con tiempos
y espacios olvidados. Los artesanos nos ayudan
a no olvidar nuestro barro… “
Entrevista a Don Higinio Garay: Artesano
Las Fotografías
Otra de las importantes fuentes primarias utilizadas en esta investigación son las
fotografías, las cuales son un soporte visual que contribuyó en este documento a la
comprensión de:
1. La evolución de los edificios públicos y privados, el paisaje rural y urbano del
municipio de San Juan de Ojojona, como el cambio sufrido en las iglesias, casas
y plazas de su Centro Histórico.
2. Las costumbres y festividades, como el Guancasco.
3. Los medios de transporte, carreteras y los medios de comunicación: carretera
del sur, el telégrafo y el alumbrado eléctrico.
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Fotografías de los inmuebles históricos
13. Las fotografías usadas en este documento, provienen de colecciones privadas
(Familias de la comunidad e investigadores), respaldos de la Alcaldía Municipal
y otras instituciones, así como mediante la tarea de fotografiar directamente los
distintos escenarios que se muestran en la presente publicación.
Fuentes Secundarias:
Las y los investigadores recurrieron también a fuentes secundarias, las cuales se
obtienen mediante la consulta en: libros, informes, investigaciones, páginas web, etc.
Libros y periódicos
Citas Textuales de documentos coloniales:
Con la intención de retratar fielmente la historia de cada acontecimiento citado en
este documento, se incluyeron las citas extraídas de documentos coloniales, libros o
periódicos, respetando la redacción y ortografía propias de la época, como lo muestra
el siguiente fragmento:
“Esta es la justicia que manda hazer el Rey nuestro señor (….) Por bruxos echiseros y que usan de medios y superticiones diabólicas (….) (ritos)
fines y cosas superticiosas (contra) Santa Fee Católica que sean sacados en la plaza publica en tres palos (…)naturalmente mueran y esta yndia
(por) indicios que ay contra Ella en los dichos sea sacada a la vergüenza publica y que sirva a la yglecia de su pueblo por toda su vida quien tal
haze que tal pague…”
Como se aprecia el fragmento citado, contiene muchas palabras, que de acuerdo a
la gramática actual representan errores ortográficos, esto se debe a que muchos de
los documentos corresponden a los siglos XVI-XVII, períodos de colonización española
y en los cuales la gramática no había sufrido los cambios y normas que hoy en día
están vigentes.
Los Glosarios
Con el propósito que la lectura sea fluida y comprensiva para las y los lectores, el
presente documento cuenta con un glosario general, (términos de tipo científico o
técnico más complejos) y un Glosario de términos arquitectónicos.
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14. Para las y los Docentes:
Como un aporte a las instituciones de enseñanza superior del municipio y de Honduras, se incluyen una serie de sugerencias didácticas
para el mejor aprovechamiento del este documento.
Sugerencias Didácticas
• Recorridos guiados y exposiciones: las y los estudiantes pueden realizar recorridos al Centro Histórico de San Juan de Ojojona,
dónde expongan la historia de la comunidad, personalidades destacadas, hechos curiosos, entre otros. Al terminar la investigación
podrán organizar una exposición con el material obtenido.
• Ferias gastronómicas: las y los estudiantes indagarán sobre las comidas tradicionales de las distintas aldeas que conforman
el municipio, para poder llevar a cabo una feria gastronómica con la cual se promoverán las costumbres y tradiciones de la
comunidad.
• Presentaciones Teatrales: las y los estudiantes escriben obras sobre los principales acontecimientos históricos del municipio y las
presentan a la comunidad, para concientizar sobre la importancia de conocer la historia y valorarla.
12
15.
16.
17.
18.
19. Ubicado en el departamento de Francisco Morazán, a 34
kilómetros de la ciudad de Tegucigalpa, bajo la influencia del
Cerro de Hula; se encuentra San Juan de Ojojona, pintoresco
municipio, asentado sobre una pequeña planicie al pie de la
montaña de Payagoagre (Fiallos, C. 1989, p.172), posición
que le permite gozar de un clima templado y fresco la mayor
parte del año.
Conformado por 1 cabecera municipal, 9 aldeas y 110
caseríos que suman una extensión territorial de 259.64
kilómetros cuadrados, San Juan de Ojojona y el municipio
aledaño de Santa Ana, reciben constantemente vientos de
norte a sur; condición que favoreció al montaje del primer
Parque Eólico del país en la zona.
Para acceder al municipio, se debe tomar la carretera que de
Tegucigalpa conduce al Sur (Pacífico) del país, por un ramal
de la misma, que desde la ruta principal hasta el centro de
Ojojona, tiene un recorrido de 7.2 kilómetros.
Tradicionalmente, se celebran dos ferias patronales: El 20 de
enero en honor al patrono San Sebastián y el 24 de junio
la festividad tiene como protagonista a San Juan Bautista, en
honor al cual, se le dio el nombre de San Juan de Ojojona al
municipio.
El Centro Histórico de la cabecera municipal de San Juan
de Ojojona, fue decretado Monumento Nacional, por el
Congreso Nacional de la República, a través del decreto
No. 155-96, publicado en el diario Oficial La Gaceta en
noviembre de 1996.
A partir de esta declaratoria, la protección y valorización de
su patrimonio histórico-cultural ha tomado interés nacional,
por lo que sus autoridades con apoyo de la cooperación,
internacional han desarrollado programas y proyectos para
su re-valorización, contribuyendo así al desarrollo de más de
5266 pobladores del área rural y 2792 del área urbana. (INE,
2001).
17
20. I.I Límites geográficos
San Juan de Ojojona limita al Norte con el Distrito Central;
al Sur con el municipio de Sabanagrande y Reitoca; al
Este con el municipio de Santa Ana y Sabanagrande y al
Oeste con el municipio de Lepaterique y Reitoca. (Fiallos,
1989, p. 172). Aunque se afirma que la zona comenzó a
poblarse alrededor de 1600, es muy probable que haya
existido población indígena desde tiempos precolombinos,
además los primeros pobladores españoles habían llegado
a esta demarcación geográfica a mediados del siglo XVI.
Sin embargo, proporcionar fechas exactas de fundación es
arriesgado, debido a que fueron poblados que no tuvieron
fundación formal; es decir, no hubo acta de creación
ni ceremonia especial, no se midieron solares para los
vecinos ni se prefiguró una plaza exacta con sus medidas
reglamentarias, solo se fue poblando paulatinamente la zona
a partir de pequeños asentamientos indígenas.
Carmen Fiallos (1989), señala que en el recuento poblacional
de 1781, Ojojona era cabecera de curato y en la división
política territorial de 1889, aparece como un municipio del
distrito de Sabanagrande, mientras que el geógrafo Noé
Pineda Portillo establece como fecha de creación el mismo
año de 1889.(Pineda, N. 2007, p. 378).
La monografía de Abel Arturo Valladares, nos proporciona
otros datos sobre la probable fundación del municipio,
afirmando que la fecha de creación fue a partir de 1847,
siendo elegidos los munícipes por el término de un año.
(1989, p. 172) Por otra parte, según Ulises Meza Cálix el
distrito de Sabanagrande estaba integrado por los siguientes
municipios: Sabanagrande, Santa Ana, Lepaterique, Ojojona,
San Buenaventura, Nueva Armenia, y La Venta. (Meza, U.
1916, p. 67).
I.2 Hidrografía
Según Coronado Nieto, los ríos del municipio de Ojojona se
dividen en dos vertientes:
• Vertiente del Norte: comprende los ríos de
San Sebastián, los cuales son alimentados por los
riachuelos de Surcos de Caña, y las Olominas, mismo
que se une al río San José por la margen derecha,
tomando el nombre de río Grande, al introducirse
a la jurisdicción del Distrito Central.(1916, p. 18)
Añade además, a esta vertiente, la Quebrada Honda
que se forma en la parte occidental de la montaña
de Payaguagre; luego se le une la quebrada de El
Rancho, por la margen izquierda y se le conoce a
partir de este tramo, como río de las Pavas, el cual
desemboca en el río de Ojojona. (1916, p. 19).
• Vertiente del Sur: comprende los ríos San
Antonio; el cual nace en la jurisdicción de Santa Ana,
y cruza por el oriente del municipio de Ojojona,
continuando hacia Sabanagrande. El otro río que
completa esta vertiente, es el río del Ingenio, el
cual penetra principalmente en la comunidad de
Sabanagrande. (1916, p. 18).
1.3 Relieve
El municipio de Ojojona, posee un terreno sumamente
montañoso e irregular, debido a que es surcado por la Sierra
de Lepaterique, específicamente por el ramal formado
por las montañas de Lepaterique, Upare, Cerro de Hula,
18
21. Azacualpa y Uyuca; conjunto de montañas que se extiende
además hasta el departamento de El Paraíso. Sumado a
lo anterior, el poblado de Ojojona está rodeado por los
cerros de Payagoagre o Payaguagre, La Minita, Custerique,
Yucanteca, Apaune, El Matazano y la colina conocida como
la Cruz de los Milagros. (1916, p. 19).
Los suelos de tipo Ojojona poseen las siguientes características:
• Son poco profundos, bien avenados, de relieve
escarpado, altitudes superiores a los 600 metros,
se encuentran en la región meridional y occidental
de Honduras; tiene entre 30 y 50 por ciento de
pendiente; siendo los precipicios una importante
característica del paisaje montañoso.
• Su vegetación principal son los pinos. El suelo
es franco-arenoso, muy fino, a franco limoso,
pardo, grisáceo-oscuro, friable (que se desmenuza
fácilmente); poseen una reacción ligeramente acida,
ph 6.3. (el menor o mayor grado de acidez en
determinado terreno, implicará que sea apto para
determinados cultivos, un suelo muy acido dificultará
la agricultura).
• Entre la vegetación también existen robles mezclados
con pinos y cuando los suelos son profundos se
cultiva maíz, frijol y café; pero su uso más común
es para pastos naturales. Los suelos de esta zona se
clasifican como Litosoles y Capacidad Agrológica VII.
(Pineda, N. 2007, p. 378).
I.4 Flora
Según Martha Rubiano Cárdenas, en Ojojona se distinguen
dos clases de bosques: el bosque húmedo subtropical, que
se puede apreciar en las aldeas de Saracarán, Guerisne, El
Círculo, Guasucarán, El Jícaro y Santa Cruz; y el bosque
húmedo montano bajo subtropical, que se encuentra en las
aldeas de: El Aguacatal, Surcos de Caña, y Guerisne. (Rubiano,
M. 2010, p.9). Los tipos de árboles que predominan en
estos bosques son el pino, roble y encino. De acuerdo con
Pineda Portillo, dentro de la clasificación de suelos, existe uno
conocido como suelos Ojojona; el que puede encontrarse
no sólo en este municipio, sino que en otras partes del país.
19
22. 1.5 Origen del nombre “Ojojona”
Primeras referencias documentadas sobre
la población
En documentos sobre la historia de Ojojona, los autores
coinciden en que su nombre significa “Lugar de agua verdosa”.
(Membreño, A. 1994, p. 162). Estudios sobre toponimias
indígenas de Honduras, explican la estructura gramatical
del nombre de la manera siguiente: “…En la geografía de
Velazco está escrito Xoxonal, y todavía el pueblo pronuncia
Jojona. Significa en mejicano -agua verdosa-. Se compone de
xoxonqui, verdoso, y alta agua...” (1994, p.162).
anteponer un nombre religioso cristiano a los nombres
indígenas de las poblaciones o asentamientos que se
encontraban a su paso, tales son los casos de San Juan de
Opoa, San Marcos Caiquín, San Pedro Tutule y muchos
pueblos más de Honduras.
Aprender y conocer sobre la historia de los pueblos y
habitantes del país, representa un primer paso en el camino
del fortalecimiento de la pertenencia local, capaz de originar
un sentimiento de estima e identidad por lo propio; es
por ello, que es indispensable, adentrarse en la historia
del municipio de San Juan de Ojojona, sin embargo esta
tarea, conlleva cierto grado de dificultad debido a la escasa
documentación con la que se cuenta.
Las primeras noticias sobre Ojojona datan de la etapa de
colonización española. El historiador Mario Felipe Martínez
asegura que: “Con el establecimiento de la Audiencia de los
Confines o de las autoridades españolas en la ciudad de Gracias
en 15431, los Oidores Reales hacen un nuevo repartimiento;
en el libro de tasaciones de los pueblos repartidos comarcanos
a Tegucigalpa se menciona para ese año a Támara y Oxoxona
como propiedad de don Francisco del Barco y Santiponce…”
(Castillo, F. 1997, p. 97).
Documento donde se muestra la grafía del
nombre de Ojojona.
Fuente: Archivo Nacional de Honduras, Documento del Período Colonial del año 1707.
En las primeras crónicas del período colonial nombraban
al lugar Xoxonal, Xoxona o Joxone. A principios del siglo
XVIII, la documentación hace referencia a Ojojona y a San
Juan de Ojojona, nombres utilizados en la actualidad. Es
probable que con el paso del tiempo estos calificativos se
fueran “transformando” hasta llegar al de Ojojona. Por otra
parte, los asentamientos españoles marcaron una pauta:
20
La presencia de la colonización española en la zona, en su
primera fase, estuvo motivada por la explotación de los
recursos mineros existentes en el territorio de Ojojona
y alrededores, junto a otro elemento de no menor
importancia: la mano de obra indígena. Localizar estas
“virtudes” de la zona y administrarlas de forma segura, facilitó
a los españoles asentar la institución colonial en la región.
En documentos del año 1569, se expone la explotación
de plata en el distrito minero llamado San Lorenzo de
Guazucarán (Gómez, P. 1998, p.127), el cual se sitúa en
las cercanías del pueblo de Ojojona. A pesar del auge
minero, la zona no presentó un crecimiento urbano ni
económico; ya que se mantuvo un trazo bastante irregular
con pocas influencias hispánicas renacentistas, distinto de lo
experimentado en otros pueblos mineros de similar principio
fundacional, como los de Santa Lucía, Tegucigalpa y Cedros,
I. Las monografías revisadas hasta el momento, en su mayoría, no proporcionan fechas sobre las primeras referencias históricas del asentamiento. Ver: Munguía Nieto Roberto. Monografía del Municipio de Ojojona, F, M. Sueños Fantásticos e Inspiraciones
Literarias. Comayagüela, M.D.C. Diciembre 1992. / Trejo Antúnez Rina y otros. Relación del Municipio de Ojojona con el Poder Central. 1870-1900. U.N.AH. Carrera de Historia. Tegucigalpa, D.C. Junio de 1993. / Gonzales Nieto Coronado.
Monografía del Municipio de Ojojona. En Revista de la Sociedad de Geografía e Historia de Honduras. Tomo 35 julio agosto de 1957. / Andino Flores Francisco. Monografía del Municipio de San Juan de Ojojona. Bibliografía Escrita. 1999-2002.
Tomo IV p. 115 / Valladares Arturo Abel. Breve Monografía del pueblo colonial de Ojojona. En Revista del Archivo y Biblioteca Nacional de Honduras tomos XXIX-XXX.
23. La razón principal para que San Juan de Ojojona, no
reprodujera o asimilara los patrones urbanos de corte
hispánico se debe en parte, a que fue un asentamiento
prehispánico, ocupado por la etnia indígena denominada
Lenca. (Más adelante se ilustrará sobre el tema desde una
perspectiva más antropológica).
especial atención a la geografía local …” Aunque la
escala y las direcciones presentan frecuentes distorsiones,
el mapa resulta de gran valor para la época, por los
numerosos nombres de las localidades que proporciona:
“…Este mapa ubica y menciona las principales localidades
del interior de Honduras, tales como, Comayagua, Gracias
a Dios, El Real de Minas de Tegucigalpa, Jeres de Churuteca;
localidades menores de Cantarranas, Tencoa , Cuscateca y
Ojojona.” (Davidson, V. 2006, p. 86).
En el Atlas de Mapas Históricos de Honduras, se destaca lo
importante que fue para la información geográfica de la zona
la petición de José Rodezno, Oidor de Guatemala: “En 1722,
por orden de José Rodezno, Oidor de Guatemala, el ingeniero
y eclesiástico Nuñes Onofre dio a la tarea de levantar
un mapa de toda la provincia de Honduras, poniendo
Sumando a lo anterior, en la parte inferior del antiguo
mapa hay una referencia escrita, que hace alusión a Ojojona:
“…El partido de Ojojona de temperamento saludable se
poblaron de gente parda, sus frutos son ganado maior tiene
junto asi una mina de plata que ba apuntada con la letra
h…” (Davidson, V. 2006, p. 86).
donde se pueden ver esfuerzos más notables para regular el
trazado urbano2.
Mapa de Honduras, 1723, en el cual aparece la breve
descripción sobre el pueblo de Ojojona
Fuente: Archivo General de Indias Sevilla, España. Mapas y Planos, Guatemala 18.
2. En otro apartado de este trabajo se abordará, la etapa minera de Guazucarán a profundidad.
21
24. En 1743 aparece otra descripción geográfica, del municipio,
donde se señala: “…que la distancia entre el llamado Partido
de Ojojona y Tegucigalpa era de ocho leguas hacia el sur.
Sus términos comprendieron el pueblo de Lepaterique que
dista del antecedente seis leguas y el de Santa Ana de
Ula, media legua y los Valles de la Venta, San Joseph , El
Coyolar Quibariplanta y Apacunca, poblados de españoles,
mestizos, negros y mulatos”. (Boletín del Archivo General
de Gobierno de Guatemala, 1935, p. 34).
I.6 Ojojona, minería y Alcaldía Mayor de
Tegucigalpa (1579-1700)
En esta sección se describen algunas características históricas
y geográficas que poseía el municipio de Ojojona, que
permitieron establecer la actividad minera en el período
colonial. De acuerdo con investigaciones, durante este
período, el partido de Xoxona se encontraba anexado al de
Guazucarán y a los pobladores de Ojojona se les llamaba
Cares (Chapman, A. 1978, p.16). Los indígenas locales se
encontraban sometidos y constituían una fuerza suplementaria
de trabajo empleada en el transporte y fundido de la plata
en las minas. Las faenas más rigurosas de extracción, por
otro lado, estaban destinadas para los esclavos negros,
quienes fueron embarcados hacia Honduras y traídos a
Tegucigalpa en cantidad considerable. (Macleod, M. en
Chapman, 1978 p. 128). Al ser establecida la Alcaldía
Mayor de Tegucigalpa3 en el año 1579, el pueblo nombrado
también Joxone, pasó a formar parte de esta jurisdicción, al
igual que varios pueblos vecinos. La Alcaldía fue una unidad
político-administrativa que ejercía su jurisdicción sobre el
territorio de casi toda la región central y sur de la actual
república hondureña; sus potestades eran muy parecidas
a las ejercidas por la Gobernación de Comayagua, hecho
que ocasionó varias rivalidades entre las sedes de ambas
entidades. La figura administrativa de la Alcaldía se propuso
como una forma de consolidar el dominio español sobre las
áreas mineras por excelencia, como era el caso de una de la
actual aldea de Guazucarán, la cual fue un centro minero de
mucha importancia, registrándose más de 300 denuncios
en el lugar en los tiempos en que se organizaba la Alcaldía
22
Bocaminas de Guazucarán
Mayor. (Newson, L. 1992, p.120).
Uno de los primeros Alcaldes Mayores de la jurisdicción de
Tegucigalpa fue don Juan de la Cueva, pariente político
del adelantado Pedro de Alvarado, quien, gracias a sus
influencias en la ciudad de Santiago de los Caballeros
de Guatemala, fue favorecido para ocupar tan importante
puesto. De acuerdo con investigaciones: “…el gobierno de
Juan de la Cueva estuvo viciado de actos irregulares, lo que
3. “Originalmente se le llamó Alcaldía Mayor de Minas de Honduras siendo Guazucarán la primera sede de este ente. Luego pasaría a Tegucigalpa y se cambió por el Alcaldía Mayor de Minas de Tegucigalpa. Su jurisdicción abarcaba los
asientos de minas y cerca de 41 pueblos indígenas, 19 de ellos del Partido de Comayagua y los restantes de la Provincia de Guatemala . Entre los territorios guatemaltecos comprendidos en la nueva alcaldía estaba Jerez de la Frontera
de la Choluteca. Con el paso del tiempo la jurisdicción se fue reduciendo territorialmente, debido a la pugna de intereses entre elites locales y regionales”. Citado de Gómez, Pastor : Minas de plata y conflictos de poder : el origen de la
Alcaldía Mayor de Minas de Hondura (1569- 1582). IHAH. Revista Yaxkin. Vol XVIII año 1999.
25. provocó que en 1581 los mineros de Tegucigalpa se quejaran
porque el Alcalde Mayor quiso apropiarse de los mejores
filones de plata despojando de su propiedad a sus primeros y
legítimos dueños que desde el descubrimiento de las minas
las venían trabajando... Probablemente, estos actos ilícitos
también afectaron a los mineros de Guazucarán; por esta
conducta el Alcalde fue depuesto de su cargo.” (Valenzuela,
R. 1991, p. 28).
Tras la destitución de Juan de la Cueva, es nombrado en
el cargo Juan Cisneros de Reinoso, quien llega a ejercer
jurisdicción civil y criminal en las minas de Guazucarán y en
los pueblos de “Joxona, Tatumbla, Lugaren, Curaren Redituca
y Lepaterique”. (1991, p. 28). Los efectos de este cambio
de autoridad en la jurisdicción de la Alcaldía Mayor
se hicieron sentir inmediatamente cuando se dio en
encomienda, en 1582 , el pueblo de indios de Ojojona
a Joanes de Celaya. (Leiva, H. 1991, p. 60).
Para 1591, las autoridades eclesiásticas establecidas en
Comayagua remiten al Rey de España un informe de los
beneficios del Obispado. Se destaca en este informe que la
Mina de Tegucigalpa produjo un beneficio de quinientos
pesos, mientras que la mina de Guazucarán, ubicada en el
partido de “Oxoxona” obtuvo cuatrocientos pesos de minas
de salarios y obvenciones. (Leiva, H. 1991, p. 40-41)
Debido al auge minero que cobró la provincia de Honduras,
el clero y su contraparte secular, es decir, las autoridades
políticas nombradas por la Corona, entraron en conflicto,
disputándose los recursos en la Provincia. Sumado a lo
anterior, debido a la representación religiosa, Ojojona
se transformó en Curato: “nombre dado en ese entonces
al territorio que le señalaban al cura párroco para ejercer
funciones sobre la feligresía” (Fletes, R. 1994, p. 57).
Por otra parte, el censo levantado en el año de 1593
presentaba a Ojojona con 215 habitantes, los cuales estaban
asignados a varios encomenderos españoles, por lo que
era recurrente en el lugar la visita de los recaudadores de
impuestos ( Aguilar, M. s/f, p. 1).
En este contexto, queda clara, la relación intrínseca entre
la historia de Ojojona y el desarrollo de la minería en
Honduras, ya que por su ubicación geográfica, Ojojona se
convirtió en un paso obligado entre los centros mineros de
Guazucarán y los de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa. Esto
puede explicar en parte, el temprano desarrollo urbano de
la localidad como lo atestiguan las referencias de Ojojona
que aparecen en los primeros documentos del Gobierno
Provincial.
El reconocimiento de Ojojona y sus aldeas, como zona minera
atrajo a más españoles, situación que puede evidenciarse en
múltiples menciones que los cronistas y visitantes hicieron,
citando el nombre de Ojojona y el de Guazucarán como
verdaderos “cerros de plata” (Valenzuela, R. 1991, p. 57),
lo cual provocó litigios por tierras con los pobladores
nativos del lugar. (Aguilar, M. s/f, p. 1).
Extracción de minerales,
grabado de Theodor de Bry
Las aperturas de caminos eran parte de las ordenanzas
contempladas en la conformación de los asentamientos en
este periodo, sobre todo si las regiones poseían minas de
las que se extrajera una buena cantidad de minerales. Datos
de principios del siglo XVII, afirman que el Alcalde Mayor
don Juan Lobato se interesó en la compostura de caminos,
los que visitó con frecuencia en Santa Lucía, Ojojona y
Guazucarán (Valenzuela, R. 1991, p. 67).
23
26. Otro aspecto visible a causa del establecimiento de beneficios
mineros fue la presencia de esclavos negros, que como se ha
expuesto, se emplearon tempranamente en las extenuantes
actividades mineras. (Vivas, R. 1982). Sin embargo, en el siglo
XVII la población indígena de la provincia había disminuido
considerablemente debido a diversos factores como las
enfermedades transmitidas por los colonizadores y la
modificación abrupta de sus anteriores modos de vida4.
A pesar que en el siglo XVII hubo disposiciones para restringir
la entrada de este nuevo grupo étnico a la región, en 1618
arribó al Puerto de Trujillo una embarcación de negros que
fue admitida a petición de los mineros de Tegucigalpa; dos
años después, arribaron dos embarcaciones más, con el fin
de dotar de esclavos a la región. No obstante, autoridades
reales se opusieron a tal empresa “aduciendo que eran
más de los que necesitaban.” En otra resolución, un
funcionario de la Corona dispuso prohibir “el desembarco
de 212 esclavos que transportaba un navío de Roque
Ferreira”, argumentando que “la tierra estaba llena de negros”
(Valenzuela, R. 1991, p. 74).
y seys gallinas = y ocho fanegas y media de mays …El
pueblo de Teopasenlte paga cinco mantas y dos piernas
veinte y dos gallinas y trese fanegas de mays… El pueblo
de Oxoxona paga cuarenta y seis tostones = en reales
doce gallinas = y seis fanegas de mays5.”
Como lo muestra la cita anterior, Ojojona era el único de
los pueblos enumerados, que pagaba el tributo en metálico,
es decir con monedas, lo que indica un relativo auge de la
producción minera.
1.7 Otras actividades económicas de la
región de Ojojona en el siglo XIX: La
ganadería
Honduras se caracterizó durante el período colonial
por ser una provincia con fuerte producción ganadera;
evidencia de esta actividad fueron las regiones conocidas
en la actualidad como Choluteca y el Valle de Olancho.
Estas restricciones no impidieron la entrada de esclavos a la
Provincia, al contrario, se recurrió a la práctica del contrabando
para satisfacer la demanda minera, enfatizándose así la
presencia de núcleos de negros en “Ojojona, Guazucarán
y el Real de Minas.” (Valenzuela, R. 1991, p. 74). De esta
manera el contrabando constituyó el modelo que marcó
las diferentes envolturas de la compraventa en Honduras
durante su periodo colonial.
Dentro de toda esta etapa convulsiva, las exigencias del
cobro de impuestos era vital para el sostenimiento tanto de
la administración española establecida en la Provincia como
para solventar los problemas fiscales del Soberano Español
en la Península. Este pago era obtenido del excedente
producido por los pueblos indígenas, convertido en
tributo que el pueblo de Ojojona debía entregar. Una
Real Cédula del año 1679 nos ilustrar sobre las formas que
adoptaba el tributo:
“El pueblo de Guarabuqui paga quatro mantas = diez
24
Grabado “Pastoreo de ganado” 1875
De estos lugares se exportaba ganado a las famosas ferias
de San Miguel en El Salvador y Chalchuapa en la Provincia
de Guatemala para citar algunos ejemplos. Inclusive hubo
5. Archivo Nacional de Honduras: Testimonio de un despacho para cobrar las encomiendas de los pueblos de Ojojona, Teupasenti y Guarabuqui, según lo ordenado en la Real Cédula, y que habían sido embarazadas por el Gobierno Superior. Tegucigalpa
4 de marzo de 1679. Nº Caja 14, documento 396, folio 1.
27. comercio con Cuba, siendo en ese entonces Olancho
el principal proveedor de ganado macho a la isla. De
esta forma la actividad ganadera debió ser fundamental
para dinamizar la producción minera de la región de
Ojojona durante dicho período. En el censo levantado en
el año 1791 por Fray Fernando de Cadiñanos, aparece
un cuadro de la cantidad de ganado mayor que se
encontraba en las cofradías de la Alcaldía Mayor.
1.8 Personajes destacados de Ojojona
durante el Siglo XIX
Como una de las principales cofradías6 ganaderas aparece
Ojojona, con un registro de 2,198 cabezas de ganado
vacuno, 357 animales de ganado mular y caballar. (Garay,
O. 2001, p. 120).
Ladislao Valladares
Nació en Ojojona en 1819 y murió en el año de 1878.
Sus restos descansan en la Iglesia del Carmen, ubicada
en la plaza principal de la localidad. Dentro de sus logros
y aportes se encuentra la autoría del Escudo Nacional.
La historia de la elaboración de este símbolo se inició con
un decreto emitido en el año de 1825 (Cáceres, V. 1978,
p. 165), siendo en ese entonces presidente de Honduras
Dionisio de Herrera. En una monografía de Ojojona
elaborada por el historiador local Abel Arturo Valladares se
encuentra un apartado destacando tal hecho. Según el autor,
esta aseveración tiene respaldo por referencia dada de
la viva voz de Margarita Valladares quien le expresó: “A
mi padre Ladislao Valladares se le encomendó el Escudo de
Honduras. Los Cerros, la herramienta y la casita que aparecen,
las tomó como ejemplo de Las Minas de Guazucarán…”
Además, el mismo autor hace la siguiente referencia: “Ladislao
Valladares fue un hombre estudioso… sus abundantes libros
en latín y español le sirvieron para ilustrarse y de allí que fuera
un hombre industrioso e inteligente…” (Valladares, A.1950,
p.265 y 266).
Productos de cuero elaborados en la zona
El uso de la piel de estos animales era de mucha utilidad
principalmente en zonas mineras. Los zurrones, –especies
de bolsas elaboradas de cuero de animal– eran los medios
propios para el acarreo de la broza sacada de la mina.
Asimismo, las carnicerías eran de suma importancia para
la alimentación cotidiana de la población. “Estas carnicerías se
daban en concesión por un determinado tiempo a los dueños
de hatos ganaderos, siendo estos los que frecuentemente
obtenían la franquicia” (Aguilar, Juan. 2009 p. 42). Este
movimiento bovino fue sostenido igualmente en el período
pos independentista de la historia de Honduras.
La grandeza de los países y ciudades radica en las acciones
y esfuerzos de los habitantes y su deseo de desarrollar sus
comunidades, en los siguientes párrafos, se hace un recuento
de algunos personajes trascendentales para la historia de San
Juan de Ojojona.
El historiador hondureño Manuel Aguilar, quien ha escrito
diversos artículos y ensayos sobre la historia del Escudo
Nacional, describe los distintos cambios que experimentó
el símbolo; por ejemplo, expone: “…durante el período de
la República Federal Centroamericana (1825-1839)7 cada
provincia tenía libertad de aprobar su propia Constitución, en
6. Otra categoría que le fue dada a Ojojona durante el periodo Colonial. Las cofradías eran hermandades religiosas comunitarias, vinculadas a un Santo Patrón. Muchas veces se insertaban en un esquema de solidaridad económica. Las
cofradías alcanzaron su máximo esplendor en Honduras durante el siglo XVIII. En 1791, según el obispo Cadiñanos, había más de 300 de ellas en todo el obispado y controlaban por lo menos 700 caballerías de tierra”. Ramón Flete, el
principal deudor de esta institución era normalmente el cura del asentamiento. Ver también a: Carlos Gallardo y Gustavo Izaguirre. Sin embargo , por la gran cantidad de tierras que poseían en ocasiones esta cofradías , no fue extraño que
algunos pueblos entraran en disputas por ellas. Este es el ejemplo de la cofradía del Rosario del pueblo de Ojojona que inició disputa por tierras en el año de 1737 con el común de pardos de la Reducción de Sabana Grande. Ver en
todo caso el Índice General de los Títulos de Tierras del A.N.H p 124. Titulo N° 244. Otro documento del año 1818 hace referencia a una cofradía de los naturales de Ojojona, que bien puede ofrecer otro vistazo de cómo estaban
constituidas y qué actividades eran las que realizaban en este tiempo : “ La cofradía u obra pía de Nuestra Señora de Concepción se ignora su principio por ser de tiempos inmemorables … La representan el mayordomo y cofrade que
se eligen por los mismos cofrades en unión del Padre Cura cuyos mayordomos sirven por un año. Los bienes de dicha cofradía consisten en una hacienda de todo ganado , sin tierras por estar extraviados del pueblo , cuya cantidad
haciende a trescientas setenta y cuatro cabezas . En dinero dado a usura popular entre los mismos cofrades es la cantidad de noventa y seis pesos , que desde el año de 1807 debieron haber entregado los indios cofrades y no lo han
verificado , y trescientos setenta y seis pesos y dos reales que desde el diciembre pasado quedaron guardados con el destino de invertirse en la reedificación de la Parroquia, cuyo expediente está pendiente. Lo que se junta de limosna
anual es de catorce reales.. También sufragan gastos de cera, cantores, incienso y pólvora… Citado del A.N.H. Caja 130. Documento 4380. Folio1/ 25 de mayo de 1818.
7. Para otros entendidos en la materia el periodo abarca desde 1823- 1842.
25
28. Evolución del Escudo Nacional a través
de los años
la provincia de Honduras se decretó el escudo, siendo sus
distintivos… un triángulo equilátero… en su base aparecerá un
volcán entre dos castillos, sobre las cuales se levantará el
arcoíris que cubra el gorro de la libertad esparciendo la luz,
el triángulo colocado sobre un terreno que se figure bañado
por ambos mares. En el contorno se escribirá con letras de
oro ESTADO DE HONDURAS DE LA FEDERACION DEL
CENTRO. El escudo será cubierto en su parte superior con los
cuernos de la abundancia unidos con un lazo; y descansará
sobre una cordillera de montañas en las que aparecerán las
minas, una barra, un barreno, una cuña, una almádana y
un martillo…” (Aguilar, J. 1991).
En 1838
El diseño del Escudo Nacional de 1825.
A pesar que no se ha localizado un documento oficial que
designe a Ladislao Valladares como creador del símbolo, un
hecho curioso es que en la comunidad de Guazucarán, se
observa un paisaje, que aparte de su belleza natural, presenta
unas bocaminas que guardan un asombroso parecido con la
parte inferior del escudo que, como se vio, tiene unas minas.
Por otra parte el historiador Eduardo Martínez López expuso
en uno de sus escritos que en las minas de Guazucarán
“se instaló una hermosa maquinaria sin montar valorada en
200,000 pesos siendo en ese entonces su explotador Urbano
Ugarte.” (López, E. 1905, p. 158) No sería extraño pensar
que estas minas bien pudieron servir de inspiración para
la creación de una de las partes más significativa del Escudo
Nacional8.
26
En 1935
En la actualidad
8. Ver en todo caso a : la discusión generada sobre cuál era el verdadero Escudo de Honduras y que fue expuesta en La Gaceta Diario Oficial de la República de Honduras. Tegucigalpa 29 de octubre de 1932 .Año LVII. N 8836.
Lara Cáceres Víctor. Gobernantes de Honduras en siglo XIX. Banco Central de Honduras. Tegucigalpa, D.C., diciembre de 1978 p165. Ver también La Revista del Archivo y Biblioteca Nacionales. Tomo 8. N 1 julio de 1929 p25 y 26.
29. Samuel Valladares
Este personaje poseía mucho talento en artes como: dibujo,
pintura y fotografía. Además de contar con destrezas en
relojería, sastrería y en la mecánica. En el gobierno de
Manuel Bonilla ocupó la dirección de la Escuela de Artes y
Oficios y de la Casa de la Moneda. Otra fuente apunta
que fue el primer director de la Imprenta Nacional de
Honduras. Murió en el año de 1900 siendo aun joven
a consecuencia de la fiebre amarilla. (Diario de Honduras,
A.N.H., 1900 y Valladares, A., 1950)
•
•
•
•
•
•
Honduras Geológica - Etnológica.
Biografía del Padre Reyes.
Cristóbal Colón era español.
Geografía Ilustrada de Honduras.
Honduras y Guatemala Límites.
Hombres Celebres de Centroamérica.
Pablo Zelaya Sierra
Considerado uno de los personajes más importantes de
la historia de Ojojona, nació en el año de 1896 y murió en
1933; hijo de Isabel Sierra y Felipe Zelaya.
Samuel Valladares, hijo de Ladislao Valladares. Se
dice que de su padre heredó el talento para las
artes y otros oficios.
Eduardo Martínez López
Destacado escritor e historiador nacido en Ojojona, hijo
de doña Francisca López, y Atilano Martínez. (Valladares,
A. 1950, p. 267) Fue uno de los primeros biógrafos del
General Francisco Morazán. Además desempeñó puestos
importantes en la administración pública. Entre sus obras
destacan:
• Documentos para la Historia de Honduras.
• De Monterrey a Tokio.
• Arqueología Hondureña.
• Correspondencia del General Francisco
Morazán.
Pablo Zelaya Sierra en su estudio en la
ciudad de Madrid, España.
Inició sus estudios en la Escuela Superior del Magisterio
en donde estudió Pedagogía del Dibujo, graduándose
de maestro de instrucción primaria. Se trasladó a
Costa Rica donde hizo sus estudios de pintura en La
Escuela Nacional de Bellas Artes; viajando después en
1920 a España para ingresar a la Academia de Bellas
Artes en Madrid teniendo como maestros a Benedicto y
a Daniel Vásquez Díaz; de los cuales Zelaya Sierra asimiló
27
30. su técnica, tanto en lo cromático como en lo formal.
Permaneció en Europa por algunos años, participando
en varias exposiciones, entre las cuales se menciona la
del Ateneo en la capital madrileña. En octubre de 1932
regresó a Honduras, muriendo algunos meses después,
truncándose con su muerte una brillante promesa del arte
hondureño. Zelaya Sierra es considerado el más completo
y genial pintor de su generación, razón por la cual, la más
alta presea que otorga el Estado Hondureño anualmente a
un artista que haya dedicado su vida y destacado en el arte,
lleva su nombre.
Fue delegado a un Congreso de Folkloristas efectuado
en Salzburgo, Austria. Le dieron igualmente numerosos
diplomas y condecoraciones de instituciones nacionales y
extranjeras por su destacable trayectoria como músico.
(Cargalav, p. 18 y 21) Gracias a su talento musical, fue
considerado después de Hartling y Gamero, el músico con
mayores atributos con que contó la Banda de los Supremos
Poderes. A él se debe en parte, lo mejor de la música
que se ha escrito con propósitos docentes, entre los
cuales se destacan las composiciones de los muy originales
himnos a Lempira y a Morazán. (Membreño, 2005, p. 188).
Recorte del año 1934 anunciando la
presentación de la Orquesta Sinfónica
Nacional en el Teatro Nacional Manuel
Bonilla siendo su director en ese entonces
el Maestro Francisco Díaz Zelaya.
“La muchacha del Huacal” Pablo Zelaya Sierra
Francisco Ramón Díaz Zelaya
Destacado músico de Ojojona, nació el 6 de octubre
de 1896 y murió el 26 de julio de 1977. Sus padres
fueron: José María Zelaya Aguilar y doña Trinidad Díaz
Aceituno. Sus primeros estudios musicales los realizó
con José María Silva y Fermín Gonzales en el pueblo
de Ojojona. También recibió formación de los maestros
Carlos Haertling y Manuel de Adalid Gamero. El maestro
Díaz Zelaya se destacó entre otras cosas por ser Director
de Orquesta Sinfónica Nacional; Fundar y dirigir el “Boletín
Música” cuyo contenido lo escribió casi en su totalidad.
28
Otro de los episodios que forman parte de la historia
local y de la tradición oral de Ojojona, es la captura del
General Francisco Morazán, quien fue apresado en el
municipio, durante las guerras intestinas, características del
Gobierno Federal en Honduras.
Este acontecimiento es detallado en una de las obras del
reconocido historiador del siglo XX Eduardo Martínez
López, el cuál señala: “…Morazán buscó asilo en el pueblo
de Ojojona confiado en las garantías que le dio el susodicho
Coronel Milla, el General, pero ya en el pueblo, fue capturado
el 6 de junio de 1827 por el oficial Salvador Landaverdi o
31. Landaverrri cumpliendo órdenes del comandante de armas
de Tegucigalpa…” (López, E. 1905, p. 158) Se cree que
dicha captura se verificó en una casita de bahareque,
que hasta hace poco existía al costado derecho de la
Iglesia Parroquial San Juan Bautista y río de por medio”
(González, C. 1957, p. 22) No obstante, hay otra versión
que expone que el apresamiento fue en otro sector
pues así lo afirmó doña Manuela Higinia: “…cuando era
una niña de siete años, con ocasión de andar cierto día
en la calle vendiendo melcochas miró a Morazán en la
posada, donde lo tenían sentado en un sillón con asiento de
suela, con una barra de grillos en los pies…” (1957, p. 22).
Se cierra este apartado, haciendo referencia al famoso
personaje local conocido como “Cabañitas.” Este escritor
oriundo de Ojojona ha sido referido en varias monografías
de la localidad. Una de ellas expone que se llamaba Demetrio
Aguilar y gozaba de buena posición económica, habilidoso
herrero, era uno de los artesanos del pueblo que fabricaba
machetes, hachas y azadones (1957, p. 22) De acuerdo a
relatos locales, fue famoso por haberse enfrentado a una
banda de forajidos, hecho que le acarreó la identificación con
el héroe de la Federación, José Trinidad Cabañas, recibiendo,
así el sobrenombre de “Cabañitas”9. Sin embargo, lo más
destacable de este personaje es el hecho que dejó una de
las descripciones más impecables sobre la celebración del
Guancasco de Ojojona en un periódico del año 1881. Sobre
este tema se ampliará, en otra sección del presente trabajo.
Retrato de Morazán, Álvaro Canales, 1966.
9. A.N.H La Paz. Periódico Político I Literario. Tegucigalpa diciembre 17 de 1881. Año V. N° 224. Toda la descripción hecha
del Guancasco por Cabañitas aparece transcrita en el apartado antropológico que tiene este trabajo .
29
32.
33.
34.
35. 2.1 Orden colonial, religiosidad popular,
brujería y relaciones interétnicas
La estructura de clases de la sociedad colonial, estaba
determinada por la raza y la condición económica, en base a
estos criterios se gestaron cuatro categorías, las cuales eran
encabezadas por los peninsulares: nacidos en España que
generalmente ocupaban los cargos de gobierno, los criollos:
españoles nacidos en América, seguidos por mestizos e
indios y por último, la población esclava de raza negra.
Las formas de gobierno durante esta época, estaban
encabezadas por el Poder Real unido al poder de la iglesia.
Administrativamente la provincia de Honduras dependía
de la Capitanía General de Guatemala, y a su vez, estaba
dividida en la gobernación en Comayagua, la Alcaldía Mayor
de Tegucigalpa y sumado a estas sedes administrativas,
existió una región conocida como la Taguzgalpa: una zona
insumisa, con sus propias particularidades raciales, sociales e
históricas. En este contexto se desarrolló la convivencia social
y económica del mundo colonial hondureño, con su vida
cultural particular, que se abordará en adelante, con especial
interés en el municipio de San Juan de Ojojona.
Para tener una idea clara de la visión y el poder de la iglesia
durante este período, se cita a continuación un acontecimiento
que data del año 1673, el cual narra lo sucedido a dos indios
condenados por brujería. De acuerdo con el documento
“Sentencia contra unos indios por ejercer brujería”, el
Alcalde Mayor de Tegucigalpa reunió a varios vecinos de
los pueblos de Santa Ana, Lepaterique, Comayagüela,
Ojojona y Támara para presenciar las sentencias impuestas
contra varias personas por considerárseles practicantes de
brujería, “por hacer ritos paganos atrás de la Iglesia”. Los
sentenciados fueron los indígenas Juan López e Isidro López,
oriundos de Ojojona y Lepaterique; el castigo para tal delito,
era atarlos de cuello y manos, atormentarlos y exponerlos
en una procesión ante la muchedumbre; durante este tipo
de procesión se acostumbraba a hacer pregones como el
siguiente utilizado en este juicio:
Esta es la justicia que manda hazer el Rey nuestro señor (….)
Por bruxos echiseros y que usan de medios y superticiones
diabólicas (….) (ritos)fines y cosas superticiosas (contra)
Santa Fee Católica que sean sacados en la plaza publica
en tres palos (…) naturalmente mueran y esta yndia (por)
indicios que ay contra Ella en los dichos sea sacada a la
vergüenza publica y que sirva a la yglecia de su pueblo por
toda su vida quien tal haze que tal pague1.
Pintura que muestra la división de clases en el
período colonial. Miguel Cabrera, México, 1763.
Los sentenciados fueron denunciados por Francisco Martín
López de Lepaterique y Diego Alonso vecinos de la
comunidad de Ojojona, quienes los acusaron de ser brujos,
1. Tomado de Documento 220, del Archivo Nacional de Honduras, D/F, caja 10, folio 10.
33
36. por lo cual a los indios se les decretó una sentencia de
ser torturados hasta la confesión y el escarnio público. La
legislación de este período únicamente facultaba al Tribunal
de la Santa Inquisición para llevar a cabo las torturas, y en
vista que en la provincia de Honduras, éste no existía, estas
facultades fueron transferidas a un tribunal compuesto por
delegados de la Corona Española. Los supuestos brujos
escaparon por un determinado tiempo y pudieron vivir
tranquilamente en sus respectivos pueblos. No obstante,
la sentencia de ejecutarlos fue emitida en Guatemala el
mismo año de 1673 y contaba con el consentimiento del
Rey de España.
Finalmente, los indígenas fueron capturados, junto con los
alcaldes de Lepaterique, Fabián Martín y de Ojojona, Diego
Blas, a quienes se les acusó de ayudarles a escapar, razón
por la que sufrieron la misma suerte de azotes, y luego se
les vendió al ingenio de Melchor García para realizar trabajos
forzados. Por otra parte, a los indígenas que presentaron la
denuncia fueron nombrados nuevos alcaldes de sus poblados
en sustitución de los sentenciados por complicidad2.
período. En la provincia de Honduras, especialmente en
la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, hubo sonados casos de
amancebamiento, de los que incluso los ojojonas del periodo
no pudieron escapar.
En 1648 el Alcalde Mayor Don Antonio Nieto de
Figueroa, (el apellido Nieto, se mantiene en la actualidad
en algunas familias de la localidad) recogió en Ojojona
denuncias de personas que inculpaban a varias mulatas del
poblado de vivir en “amancebamiento”, entre ellas, podemos
citar a Pancha Núñez, Lucía y Leonor; de las cuales el Alcalde
anotó en un informe lo siguiente: “..Sobre los procederes
licenciosos de las mujeres piel acanelada…se me ha dado
noticia de que algunas personas con poco temor a Dios
y con grande escándalo viven amancebados sin temor a la
justicia”. (Valladares, A. 2009, p. 41).
Es muy probable que los “actos de brujería” atribuidos a los
indios, fueran en realidad ritos de la antigua religión indígena,
ya que como se expuso en páginas anteriores se cree que
esta zona fue un asentamiento prehispánico Lenca. Esto nos
permite comprender la evolución histórica de un conjunto
de pueblos, que de algún modo, compartieron rasgos
culturales generales (tronco lingüístico, organización social,
religión, etc.).
Otros hechos de la vida cotidiana a los que se hace referencia,
son los patrones culturales relacionados con la sexualidad y la
organización de la familia. Las evidencias sobre estos aspectos,
las encontramos en la preparación de numerosos juicios
y la declaración de variadas sentencias que condenaban el
“amancebamiento” o unión libre, o sea la relación marital
no legitimada por el orden religioso, y que al parecer fue
muy común entre los habitantes de las comunidades de
la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa. Por supuesto, en estos
procesos judiciales y de condena intervenían también
factores que tenían que ver con la estratificación social del
Representación del mestizaje a finales del siglo XVIII
o principios del XIX. Autor desconocido.
Otro de los casos sonados fue, en el año de 1677, el
amancebamiento del mulato libre Marcos de Amador, con
una india de Ojojona3, castigo por este comportamiento fue
desterrarlo de la jurisdicción del Real de Minas “para que
hiciera vida marital con su mujer o pena de dos años de
trabajos forzados en la construcción de “El castillo de Omoa.”
(2009, p. 38). Hubo más casos de amancebamiento, pero
2. Archivo Nacional de Honduras, Doc. 220, Sentencia contra unos indios por ejercer brujería, 1673.
34
3. Hay que entender que para este periodo la esclavitud formaba parte de la estructura social y las posibles vías para que este mulato obtuviera su libertad era comprándola o que fuera declarado libre por su amo.
37. estos ejemplos, son suficientes para dejar entrever los inicios
de un mestizaje peculiar en Ojojona, en el cual el aporte
africano —aunque hoy diluido— pudo tener una cuota
importante en la conformación de la identidad local. En la
descripción hecha por Baltasar Ortiz de Letona en 1743, ya
se señala que lugares como Apacunca, hoy Sabanagrande,
contaba con una población de mulatos, (Davidson, W.
2006, p. 86), inclusive las investigaciones más recientes de
la historiografía hondureña, muestran que la herencia racial
ha sido más sustancial de lo que se creía o se vertía en las
versiones tradicionales de la historia, sobre todo para el siglo
XVI y XVII en la región centro-sur de Honduras orientada a
la minería, de la cual formó parte Ojojona.
la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa. Los tributos ofrendados
y recaudados por los pobladores sirvieron para que el
Rey Carlos II, conocido como “el hechizado”4 , celebrara
su boda en la península. Para tal efecto, los habitantes
de este asentamiento contribuyeron con seis pesos plata
y en particular el vecino Jusepe de Ávila, donó un potro
de dos años de edad. El documento consultado posee
más de cincuenta folios de rica información, que permite
identificar los principales personajes con poder económico
e influencias que habían durante el periodo, entre ellos los
mineros; además hubo entre los contribuyentes: mulatos y
los pueblos de indios más importantes que formaron
parte de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa. (Archivo
Nacional de Honduras, 1652, folio 5 y 8).
En ese mismo siglo XVII, se describe quizás por primera vez
en Ojojona la festividad del Paisanazgo o Guancasco, una
tradición con importantes rasgos culturales prehispánicos,
practicada aún en la localidad por los habitantes de Ojojona
junto a los de la vecina comunidad de Lepaterique. La
tradición nativa de “Guancasco” o pacto acordado entre
dos grupos, que unía a los indios de las aldeas con los de
la población de la cabecera municipal, según Doris Stone: “…
era solamente celebrada cada 20 de enero, con caballos de palos
que copiaban la manera como los conquistadores españoles lo
hacían sobre dichos animales vivos. Ilustres personajes de la
Iglesia, tales como los Frailes Antonio Margil y Melchor López,
hombres aptos para diseminar la cultura, hicieron viajes por la
provincia de Honduras, escribiendo informes que constituyen
crónicas de la época…”. (Stone, D. 2007, p. 154).
Carlos II el “Hechizado”.
(Museo del Prado)
La relación con la Corona, de acuerdo con documentos de
la época, revela la participación del pueblo de Ojojona
en la boda llevada a cabo en España en el año de 1652,
cuando el citado Alcalde Mayor Antonio Nieto Figueroa
estuvo encargado de recolectar fondos en la jurisdicción de
Para conocer un poco más sobre la vida cotidiana de los
habitantes de Ojojona, se incluyen otros casos que resultan
significativos de la vida de Ojojona durante el periodo
Colonial. El primer caso narra los sucesos del rapto de una
mujer, en el que se mezclaban las pasiones carnales con
algunos sentimientos de identidad étnica. En una misiva
enviada en el año de 1744 al Capitán Don Diego Arrollave,
se le comunicó lo siguiente:
Por quanto hoy de la fecha el Capitan don Lorenzo
Nieto mi lugar teniente del Partido de Ojojona me
4. Se le llamaba “el hechizado” dado que se creía que “un hechizo” pudo haberlo dejado estéril.
35
38. da noticia por su carta … que unos pardos vecinos de
este partido llamados Pedro y Leonardo Ordoñez, con
poco temor a Dios y sin respeto a su oficio y persona
le sacaron de su casa una mulata llamada María Ruiz que
con el dicho … Ordoñez tenia ylicita amistad por cuya
causa el sr Cura del dicho partido se le había depositado
y que informado de este exsezo los embio a llamar para lo
conbeniente y en efecto fueron los dichos acompañados
de Simeon Baca y Cornelio Ruiz a quien les notifique
le entregasen la dicha depositada lo que negaron; y
queriéndolos prehender hizieron fuga arrancando los
machetes que a la sinta llevaban y hecharon a huyr los
que siguio dicho mi theniente y no pudo alcanzar, y oy
se haya con notisia que se encaminaron para la Villa de
Xeres de la Choluteca. (Archivo Nacional de Honduras,
Doc. de 1774, folio 7).
Acusados de Hechicería en América
El segundo caso a exponer está relacionado con el juicio
contra una mujer y hombre acusados de la elaboración
de una pócima asociada con las prácticas de brujería y
envenenamiento. El brebaje en cuestión se hizo para resolver
el conflicto que suponía un triángulo amoroso. Los sucesos
se dieron en el año de 1752 cuando el mismo Capitán
Lorenzo Nieto fue el juez en el caso, los hechos ocurrieron
de esta forma:
Petrona Alonzo mujer legitima que fue del finado
Francisco Lopez de quien recibi juramento que lo
36
hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz en
forma de derecho cuyo cargo prometio decir la verdad
en lo que supiere y se le fuere preguntado y siéndole
preguntado si conocía a Francisco Franciasco Lopez dixo
que si y que era su marido y repreguntándole de que
murió respondió que estando ( - ) vino Gregorio Galeas
mulato libre de el Real de Minas de Thegucigalpa
y andándola persiguiendo para dormir con ella
ylicitamente le dijo que la dejase porque si lo sabia
su marido era muy bravo y le puede suceder a ella
mal y que entonces le respondió el susodicho Galeas
que no le diere cuidado que el le daría con que matase
a su marido y que es cierto que ella asepto esta
proposicion y que se perdio el dicho Galeas como tres
o cuatro dias y que cuando aparecio fue trayéndole una
( bola ) en una jícara y se la mando a dar batida en
chocolate y que es verdad que desde la ora en que
se la dio se desespera el dicho su marido y le acaesio
grande ebacuacion por arriba y abajo y que cuando
sosegaba lo que asia era imbocar le trajesen al cura y
siendole preguntado si al tiempo y cuando le dieron el
bebedizo estaba sola respondió que se hallaba alli una
mulata llamada Melchora de los Reyes que esta le asia
algunos remedios y que abiendole dado el bebedizo
de la bola para que se lo diese al enfermo supo que
la dicha Melchora lo probo para darselo y luego se
fue y no bolbio jamas5.
El castigo por el crimen pasional, fue recibido por la mujer
del envenenado, como lo consigna el mismo documento, en
cambio, del mulato no se tuvo noticias de si fue apresado.
Lo más probable es que haya huido de la zona.
El tercer y último acontecimiento que se expondrá en este
apartado, se describe en un fragmento de un documento
elaborado por el Bachiller Don Juan Francisco Márquez,
quien fuera Teniente de cura vicario y Juez Eclesiástico del
entonces Partido de Ojojona6. El escrito data del año
1775 y dice lo siguiente:
A vuestra Merced el Señor Don Ydelfonso Domesian
Alcalda Mayor y Theniente de Capitan General de
5. A.N.H. Sumaria instruida por el Juez del Pueblo de Ojojona don Lorenzo Nieto contra Petrona Alonzo y Gregoria Galeas por haber envenenado con un bebedizo al marido de la señora Alonzo el mozo Juan López , abril 6 de
1752. Caja 38. Documento 1233 folios 2 y 4 vuelto.
6. Partido era un concepto colonial utilizado para nombrar un distrito o territorio de una jurisdicción o administración que tenia por cabeza un pueblo principal. Fletes Ramón y otros óp. cit p101.
39. la Villa de Thegucigalpa, y sus entenidos (…) hago
saber que estando informado de que en los términos
de este curato hay muchas personas de este y otros
obispados que viven en los montes y valles, y son
de ambos sexos y muchos no son casados y viven
como tales, lo que se sustentan con fruto silvestre,
raíces y otros comestibles propios de los montes: con
estos, y sin llevar otros bienes viven en chozas, ranchos y
cavañas que fácilmente construyen con la abundancia de
madera y palmas que en todas partes halan y de una
y otras se mudan, y aun andan vagos sin domicilio, ni
enseñanza de la Doctrina Cristiana sin oyr misa y sin
frecuentar los sacramentos no teniendo mas ejemplo
que el de los brutos y fieras de los montes, viven
multiplicando desordenes y pecado7.
Esta cita es un valioso testimonio de la constante rebeldía
de los indígenas, ante el intento de control que desplegaban
las autoridades coloniales. El panorama retratado es de casi
insumisión, un hecho que llama a la reflexión considerando
que Ojojona está ubicada en una zona que se cree fue
tempranamente integrada por el proceso colonizador. Por
otro lado, era innegable la fuerte presencia de mulatos en
el poblado, que sin duda seguían amancebándose al igual
que los indígenas, pero con otro ingrediente: se supone
que vivían en un etapa de plena desobediencia o por lo
menos de rechazo a los intentos por establecer instituciones
como la del matrimonio consagrado, por parte de la Iglesia
católica.
2.2 El siglo XIX en Ojojona: transición hacia
la República y tradiciones populares
Este siglo estuvo marcado por acontecimientos importantes,
entre los que destacan la independencia de las Provincias
de Centroamérica de la Corona Española (1821). No
obstante, esta separación no cambió significativamente las
relaciones sociales ni la conducta general de los habitantes
del momento, ya que se siguió reproduciendo la mayoría
de los patrones de comportamiento social forjados durante
la larga vida colonial.
Límites jurisdiccionales a inicios
del siglo XIX
Fuente: Linda Newson “El costo de la conquista”
Es importante mencionar, que en esta centuria se inició la
pugna en la que se enfrascaron Tegucigalpa y la ciudad de
Comayagua para hacer valer cada una de sus jurisdicciones:
la Alcaldía Mayor y la Gobernación, respectivamente. Esta
fricción gravitó en torno a la pérdida de la categoría de Alcaldía
Mayor que sufrió Tegucigalpa a finales del siglo XVIII, la cual
le fue restituida hasta el año de 1818, devolviéndole así sus
antiguos derechos jurisdiccionales (Barahona, M. 1996). Sin
embargo, tras la independencia de España, Comayagua pasó
a concentrar el poder político; mientras que Tegucigalpa tuvo
que esperar el siguiente siglo para volver a adquirir la cumbre
de la jerarquía político-administrativa, al ser elegida como
nueva capital de la República de Honduras en 1880. Los
acontecimientos de carácter político, permiten comprender
el papel del estatus político en las relaciones entre las
poblaciones del centro y otras regiones8, estas relaciones
se pueden medir, partiendo de las descripciones que de los
diversos municipios se hicieron. En el caso de Ojojona, en un
documento de 1820 se encontró una interesante descripción
la cual se cita a continuación:
Los pueblos que hay son Ojojona cavesera, Santa Ana,
Lepaterique, Sabanagrande y La Venta. Ojojona se forma
se forma de indios y ladinos con Yglesia a reedificarse,
Cabildo con pieza de cárcel terreno desigual con
arreglo de calles, y de temperamento frio y húmedo:
los indios tienen tierra de ejidos, de ocotales cerros
7. A.N.H. Exhorto del Bachiller don Juan Francisco pidiendo se libren despachos a los comisarios para que informen estado de los indios que viven en los montes. Ojojona 28 de agosto de 1775. Caja 56. Documento 1769.
8. Es una hipótesis planteada en una monografía escrita sobre el pueblo de Ojojona. Un extracto de la misma dice lo siguiente: “Por su posición estratégica, el ser pueblo de indios, la existencia de fincas de ganado caballar y vacuno, su
cercanía a la capital, sobre todo después de 1880 con su traslado a Tegucigalpa, lo ubica como uno de los pueblos de gran importancia para el poder central al grado que su requerimiento de ayuda humana y material en momentos
difíciles para el país se hace a diario”… Rina Antúnez Trejo y otros p. 40.
37
40. y bosques, con producción vegetal de alguna utilidad
con vetas metalicas pueden servir para la cria de
ganado lunar y en algunos puntos para la siembra de
trigo, mais, membrillo, durasno y pera. La imbercion
de los naturales es ser operarios de minas, y la mujeres
fabrican cantaros, hollas y todo utensilio de varro, de que
surten todos los pueblos inmediatos. Los ladinos son
dedicados al oficio de artezanos. Hay (…) Rio Grande
y El Plomo con habitantes pardos que se exercitan en
la labranza de azucares y maís, pero están en tierras
agena. Santa Ana de indios con Yglesia cabildo y carcel
esta situado a la falda de un cerro, sin arreglo de
calles, de temperamento frio y húmedo. Tienen tierras
de exidos y comunes, de sabanas cerros y bosques, sin
producción vegetal particular, propias para trigo y mais.
Los Naturales exercitan en el cultivo de estos granos
y tambien en la inversion de operarios en las minas.
Lepaterique de indios con Yglesia cabildo y carcel
esta cituado a la orilla de una sabana en arreglo de
calles de temperamento fresco y seco tiene exidos
y tierras de sabanas, cerros y montañas y bosques,
solo se encuentra la producción util de cedros. Son
propias para siembra de mais y trigo. Los naturales se
exercitan en lo primero, pero en perfecta inversión en
el curtido y fabricar sillas de montar, las mujeres sobre
albardas, coginsillos, cojinillones (…) con que forman
comercio activo con toda la provincia, parte de la de
Comayagua, y mas con la de Nicaragua…9
Se sabe que el Guancasco, continuó siendo practicado
por los pobladores de Ojojona en el siglo XIX. Una de las
referencias que se encontró para este siglo, fue la ordenanza
que en 1875 emitió la municipalidad y que textualmente
expresa:
Considerando: que este pueblo con el de Ojojona
tiene practicada una función de Santiago Apóstol y San
Sebastián de aquel dividida en el corriente febrero y en
el agosto en uno y otro pueblo.
Considerando que estamos citados por aquellos en seis
del mismo mes.
Acuerda:
1. Que siendo esta función antigua y progresista,
la municipalidad prepare su cometido con el
empleado correspondiente y el vecindario llamado
al cumplimiento para concurrir al pueblo de
Ojojona en el tiempo citado.
2. En este festejo se guarde la mejor decencia y
seguridad en esta población y caminata hasta el
regreso, que no pasara del doce de este mismo
tiempo (Archivo Nacional de Honduras, 1875, copia
de acta de la Municipalidad de Lepaterique 1 de
febrero).
La situación económica del siglo XIX puede interpretarse,
en parte, mediante la lectura de algunos planes de arbitrios,
donde la obtención de recursos económicos se lograba a
través del gravamen impuesto a productos como: el azúcar,
las panelas, el tabaco, la sal, la “carga” de frijoles y maíz, las
ventas de casas, fincas y ganado; y hasta las licencias para
tocar música por las calles. (Diario La Gaceta, 1865, no. 30).
Con la independencia, en el municipio de Ojojona se
afianzaron en libertad muchas de sus manifestaciones
culturales propias, tales como: la elaboración de artesanía de
parte de las mujeres, la cual es una tradición indígena lenca10
y la celebración del Guancasco.
Cabalgata procesional del Guancasco
entre Lepaterique y Ojojona
9. Archivo Nacional de Honduras. Felipe Zelaya hace una relación de la industria y el comercio del pueblo de Ojojona y sus alrededores al Alcalde Mayor Narciso Mayol. Ojojona 27 de junio de 1820. Caja 148. Documento 5535. Folios 1y 2.
38
10. Hay un apartado en este trabajo dedicado al papel de la mujer en la elaboración de de alfarería en la región de Ojojona.
41. Una de las variaciones observadas sobre la actividad en
la actualidad es el mes en que se realiza, pues la fuente
anterior describe que se celebraba en febrero y ahora se
lleva a cabo a mediados de enero.
En el municipio se tiene la creencia que hace mucho tiempo
hubo conflictos por tierras entre los pueblos de Ojojona y
Lepaterique, y que la celebración del Guancasco habría
ayudado a limar asperezas. Respecto a esto, en una nota
periodística de 1898, muestra lo siguiente:
“Antiguas Fiestas”
De Ojojona nos dicen lo siguiente: La Municipalidad de
aquí y Lepaterique han convenido por medio de un
acta, reanudar la fiesta de los guancos, que hace como
doce años se suspendieron por una cuestión que se
suscitó entre ambos pueblos por una faja de terreno.
Las tales fiestas entre San Sebastián de Ojojona y
Santiago de Lepaterique, constituyen una especie de
feria: las ceremonias son extravagantes: los promotores
de tales fiestas toman en jícaras el chilate de maíz
dorado al fuego, y buñuelos en huacales: hay corrida
de gallos y paseos a caballos: todos se divierten con
las sonajas del tumtum y de la chira, como en Mozonte
y Cacaopera. Las fiestas duran cinco días, y por mas
que han querido algunos cambiarle los rituales antiguos
por algunos modernos, no ha sido posible, y la gente
indígena los continua celebrando como en los tiempos
primitivos. Son unas fiestas curiosas. (El Diario: Periódico
Industrial y Noticioso, agosto de 1898. N° 262 p. 3).
Parece que las suposiciones provenientes de la tradición oral
tienen algún fundamento en cuanto a los conflictos entre
Ojojona y Lepaterique. Así pues, el Guancasco, puede ser
visto como un símbolo de unidad y armonía para los pueblos
de tradición lenca.
“Domingo en Ojojona” José Mauricio
Andino, Diciembre de 2010, óleo sobre tela
39
42. Otro elemento de la tradición indígena presente en la
comunidad, es la medicina natural y las curaciones por
obra de los llamados “curanderos”, los cuales sustituían
a las prácticas médicas modernas en Ojojona a finales del
siglo XIX. Ese fue el caso cuando sobrevino una terrible
epidemia de viruela en 1886 y los habitantes recurrieron a
”los métodos tradicionales utilizados por los curanderos del
pueblo, de los que hubo varios en Ojojona , quienes hacían
sus trabajos utilizando plantas u otros elementos naturales”
(Antúnez, R., 1993, p. 20). Para los habitantes de Ojojona
era habitual recurrir a medicamentos naturales, como narra
una fuente, los productos que alguien podía encontrar al
acudir a la farmacia de Ojojona:
En esos tiempos existió una botica que era orgullo
de los habitantes por la abundancia y exquisita calidad de
sus productos farmacéuticos, los que eran vendidos
a la clientela por el propietario Juan Amézquita de
Coronado. Allí se obtenían las medicinas siguientes:
polvo de cuerno de escarabajo, priajas (¿?) de ciervo,
enjundia de cóndor, polvos de cornezuelo de víbora, uña
de la gran bestia, ojos de cangrejo, unicornio verdadero,
sangre de macho, piedra de araña, aceite de alacrán,
espíritu de lombriz y otras yerbas. (Gonzales, C. 1957,
p. 19)
Carlos Ferro, tiene frases encomiables cuando dice: “que
esta es la verdadera tradición de Ojojona, que es una especie
de legado entre lo racial y telúrico” (Ferro, Carlos. 1972,
p. 13-14). A principios del siglo XX, Ferro menciona a
Ladislao Silva, como un alfarero notable en cuyas creaciones
resaltaba el color amarillento-verdoso que adquirían sus
piezas una vez cocidas posiblemente por utilizar plomo en la
preparación del barro. Según Ferro, los pobladores de esos
días aseguraban que Ladislao Silva había introducido el uso
del torno de alfarero. En la década de 1950, Guillermina Díaz
Zelaya, inauguró su taller con asesoramiento técnico, renovó
la producción local sin que perdiera su originalidad, otras
alfareras que enrumbaron la artesanía fueron las hermanas
María Damiana y Thelma Ramona Martínez, que dirigieron
un taller con puestos de venta con una sucursal en la capital
Tegucigalpa (1972, p. 13-14).
2.3 Vida cotidiana en Ojojona en los albores
del siglo XX
A finales del siglo XIX, el presbítero Antonio R. Vallejo
describía a Ojojona como un lugar paradisíaco, expresaba
frases halagadoras de su clima, sus aguas deliciosas y agregaba
además que: “sus casas eran blancas y su vista pintoresca”
(Vallejo, A. 1889, p.21).
La vida en Ojojona por aquellos tiempos transcurría de
forma más tranquila con su ambiente bucólico y saludable.
De Tegucigalpa le llegaban mercaderías, ropa, herramientas
y los periódicos que mantenían informados a los habitantes.
Asimismo, de Ojojona se enviaban productos del campo,
verduras, granos básicos, alfarería. De esta tradición alfarera,
40
Detalle de campana de la
Iglesia El Carmen.
Además de la industria alfarera en Ojojona se fabricaban
campanas. En 1917, Miguel R Valladares anunciaba en cada
número de la revista Tegucigalpa su taller de fundición;
tenía dos puestos de trabajo, uno en Comayagüela en casa
de José María España, y otro en Ojojona en casa de Luis
Augusto Valladares. En la década de 1940, la tradición de
fundir campanas seguía en manos de un descendiente de la
43. familia Valladares: Cristóbal Silva Valladares, y se pedía que las
sociedades religiosas que adquirían estos objetos apoyaran
este hijo del país. (La Época Tegucigalpa, 1940, no. 1938
p.2).
El municipio se mantenía comunicado con la Capital, a
través del telégrafo y el correo, en ocasiones los pobladores
se quejaban por la demora en estos servicios. En 1916,
aparece una nota del corresponsal del diario El Cronista,
que firmaba con el seudónimo de Robespierre, en la cual
incitaba a las municipalidades de Ojojona y Santa Ana, que
solicitaran que el correo postal viniera por la vía del Sauce;
por los peligros que ocasionaba el cruce del rio Grande; (La
Época Tegucigalpa, 1940, no. 1938 p. 2) según parece las
autoridades pertinentes atendieron aquella solicitud; así que
todo el correo llegaba por la vía del Sauce, sin embargo,
el mismo corresponsal volvía a quejarse: “Ojojona, 6.
Parece que el envío de la correspondencia vía Sauce resultó
contraproducente, periódicos llegan cada 8 días, Suplicamos
al Señor Administrador de Correos ordene envío puntual.
Robespierre”. (El Cronista, 1916, no. 1226 p. 2).
Notase mal servicio en el telégrafo de este lugar; me
informan que algunos mensajes que son depositados en
la oficina, no les dan el curso debido, y si no lo hacen es
a señaladas personas. Son tantos los telegrafistas que hay,
que no se sabe quién es el verdadero responsable. (Revista
Tegucigalpa, 28 de Abril de 1917, no. 11, p.16-17)
Aunque en esos años la carretera que unía Ojojona con
otras comunidades era más bien un camino de herradura,
los visitantes no dejaban de frecuentar la comunidad, algunos
venían como turistas, otros en plan de descanso y había
además visitas un tanto inesperadas, como una tribu de
gitanos, en 1916, visita que fue documentada por el periódico
El Cronista de Tegucigalpa, en una curiosa nota que decía:
“Desde hace días bastantes permanecen estacionados una
cuadrilla de húngaros en esta plaza, su conducta es correcta”.
(El Cronista, octubre de1916, no. 1218, p. 3). “Húngaros” era
el calificativo que usaba para denominar a los gitanos.
Carroza de gitanos a principios del siglo XX
Aparato de telégrafo 1930. (Museo de
Telecomunicaciones de Honduras)
Por otra parte, el telégrafo, en ocasiones brindaba un
pésimo auxilio, y los ojojonas se quejaban de ello. En 1917
un corresponsal de la comunidad escribió en la Revista
Tegucigalpa, protestando por el mal servicio:
En la nota se mencionó que primero pernoctaron en Santa
Ana donde realizaron actividades como: leer la palma de
la mano y realizar unas pequeñas estafas. La cuestión que
deseamos destacar es que si estos peculiares visitantes
llegaron a Ojojona, se debe a que el municipio poseía
potencial para realizar algunas de sus actividades y agenciarse
sus ingresos, pues estos gitanos no perderían el tiempo en
41
44. llegar a un lugar donde no obtuvieran algún tipo de ganancia,
mientras que otras visitas provocaban sobresaltos y cambiar
la sencilla rutina de la comunidad, como la escuadra de
artillería que realizó sus prácticas militares en el año de 1917,
esta actividad se mencionó en la Revista Tegucigalpa:
Hace pocos días tuvimos la agradable sorpresa de haber
visto llegar a esta localidad, dos escuadras de alumnos de
artillería, al mando del Mayor don Rosalío R. Zavala, con sus
respectivas ametralladoras Colt; tuvimos ocasión de haber
presenciado el tiro al blanco; se estableció el polígono
en el llano del cementerio; se encuadró el blanco en las
faldas del cerro Qusterique, a distancia de 450 metros, los
disparos fueron acertados. (Revista Tegucigalpa, 1917, no.
11 p. 16-17).
A veces las cosas no eran tan halagadoras, ya que en ciertos
años había problemas con epidemias o la ausencia de buenos
inviernos provocaban la pérdida de las cosechas, con lo que
el municipio sufría del encarecimiento de los víveres. El año
de 1917, sumado al mal invierno, se presentó una plaga de
ratas que devastaron las sementeras (Revista Tegucigalpa,
1917, no. 16, p.13).
En 1923, Rafael Ramírez D. dedicó un interesante artículo
con frases encomiables sobre la vida cotidiana y características
urbanas de Ojojona, empieza describiendo que:
En Ojojona habitan indios o ladinos, estos viven en casas
que sus antepasados les dejaron o adquiridos por el dinero
y que aún conservan el sello colonial, encontrándose
en algunos de ellos muebles que como testigo mudos
tienen elocuencia de un viejo pasado y que bien pudieran
ser verdaderas reliquias históricas. (Boletín de la Escuela
Normal de Varones, 1923 no. 28, p.179-180).
grado que desde que estoy aquí no he oído ni un solo
grito de escándalo, mucho menos un pleito. (Boletín de la
Escuela Normal de Varones, 1923, no. 28, p.179-180).
Esta crónica, nuevamente hace referencia a las actividades
económicas de la agricultura y la alfarería, en este centro
poblacional. Además resalta una práctica característica del
lugar; pues afirma que las señoras y señoritas van a la iglesia
con zuecos de madera y se oye el “toc-toc” al caminar por
las calles húmedas de Ojojona. Este dato es un tanto curioso,
porque hasta este entonces, no se ha hecho alusión en
ninguna otra fuente a una descripción parecida; sin embargo,
no es la primera referencia que se tiene del uso de estos
zuecos, también en el diario El Nuevo Tiempo de 1911, se
había comentado sobre estos zapatos, en una noticia, la cual
describe lo siguiente:
Ojojona, 14. Continúan lluvias torrenciales. Rio que
pasa por en medio de este pueblo es un pequeño Nilo
saliéndose de sus márgenes con frecuencia. Desde los
maestros de escuela hasta el padre Blas, todos andan con
suecos después de la lluvia; fabrica estos don José María
Silva” (El Nuevo Tiempo, 1911, no. 54 p. 1).
El proceso artesanal de la elaboración de zuecos de madera,
debió de perderse con el tiempo, por ello encontrar
referencias sobre su uso en la comunidad de Ojojona, es un
hecho extravagante, ya que no existe otro lugar de Honduras
donde se haga mención de esto, al menos hasta ahora.
Este mismo autor, respecto a la urbanidad de la gente de
Ojojona expresó:
A decir verdad aquí se vive tan tranquilo, todo sentido, que
a veces me he olvidado de que estoy en Centro América,
dada la educación especial que los habitantes tienen, al
42
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-americana, 1975, Grupo Espasa. Madrid.
Proceso de elaboración de zuecos
45. 2.4 De la población, familias destacadas y los oficios
Lo más importante de las comunidades no es su arquitectura o su actividad económica, sino las y los pobladores y las acciones
que han realizado para edificar sus espacios, sus viviendas, gustos, modos de vida y actividades económicas. De ahí que resulte
importante mencionar algunas de las familias oriundas del lugar. Entre los principales apellidos de Ojojona, se encuentran los
siguientes: Aguilar, Alonzo, Banegas, Castillo, los Díaz Zelaya, España Valladares, Escobar, González, García, Hernández, Martínez
López, Nieto, Sierra, Silva entre otros.
En el Directorio Nacional de Honduras editado por G. R. Perry en 1899, se consignan algunos de los ciudadanos del municipio,
con sus respectivos oficios, entre los que sobresalían los siguientes:
Fuente: Perry G.R. (1899) Directorio Nacional de Honduras Spanish American Directories Co. New York p157.
43
46. En el cuadro anterior, se citan los oficios que era natural
encontrar en un pequeño poblado como fue Ojojona a
finales del siglo XIX. Sin embargo, no se consignaron otras
profesiones como por ejemplo, los alfareros, que siempre
han realizado su actividad ancestral en la región. Se supone
que quien recopiló la información para este directorio
consideró algunas actividades artesanales no tan importantes,
de ahí su ausencia en el mismo. En la monografía de Abel
Valladares, aparece una lista más pormenorizada de los
diferentes profesionistas de las primeras décadas del siglo
XX. Detalla este autor que habían: abogados, bachilleres,
constructores, doctores, farmacéuticos, fundidores de
campanas, historiadores, músicos, artistas de la pintura,
militares, veterinarios, ingenieros, y hasta un filósofo se
consignó11.
En Ojojona se registraron 3,730 “proletarios”, suma que
superaba la población total del censo; estas incongruencias
eran habituales en los censos de ese tiempo. Se consideraba
que si un poblado contaba con más de diez mil personas
era un poblado de primer orden, de cinco mil a diez mil se
consideraba de segundo orden, poblados de tercer orden
estaban integrados por poblaciones que iban de mil a cinco
mil, y cuarto orden de quinientos a mil habitantes. Bajo este
criterio, Ojojona era considerado un poblado de tercer
orden.
2.5 Evolución demográfica de Ojojona
Las estadísticas muestran el crecimiento paulatino de la
población de Ojojona. Uno de los primeros recuentos
poblacionales de la comunidad, fue realizado por el Obispo
Cadiñanos, quien en 1791, registró que el curato de Ojojona
contaba con 2,700 almas (Vallejo, A. 1997, p. 109). El
estimado incluía los pueblos de Santa Ana y Lepaterique.
Algo más tarde, Ramón de Anguiano, quien fungió como
intendente general realizó un cálculo de la población de la
Honduras de 1801, en esos días el poblado sumaba 385
personas (1997, p. 128). En este censo, sólo se tomó en
cuenta la población de Ojojona y no los de Santa Ana y
Lepaterique, pueblos que dependían de esta jurisdicción.
En el siglo XIX se inauguran los estudios estadísticos en el país
de forma más científica y racional. Este proceso inicial estará
coordinado por el presbítero Antonio R. Vallejo, quien realizó
un censo más acabado en el año de 1889. En ese censo
la población de este municipio registró 1.964 habitantes.
Asimismo, el municipio formaba parte del distrito de
Sabanagrande (1997, 202). En el siglo XX, específicamente
en 1901, la población de Ojojona sumaba 2,624 habitantes
de los cuales 1,244 eran hombres y 1,380 mujeres (Archivo
Nacional de Honduras, 1902, p. 7).
44
“La Población de Honduras en 1901”
Fuente: Portada del censo de población de Honduras en 1901, Tipografía Nacional 1902.
Para 1905, la población del municipio registró una cantidad
de 2,482 individuos, de ellos, 1,129 eran hombres y 1,353
mujeres (Archivo Nacional de Honduras. 1905 Tipografía
nacional 1906, p. 5).
11. En la monografía que Valladares publicó en el tomo XXX de la Revista del Archivo y Biblioteca nacional de Honduras no aparece esta lista no obstante en la biblioteca del IHAH se guarda una copia de esta monografía de Abel Valladares donde si se
añade esta lista de ocupaciones
47. En 1916, según un cálculo publicado por el periódico
El Cronista la población del municipio ascendía a 2,602,
dividiéndose en 1,238 varones y 1,364 mujeres. El censo
de 1935 hace la separación de población urbana y rural,
arrojando los siguientes datos:
Archivo Nacional de Honduras (1941) Resumen del Censo General de Población, Talleres
Tipográficos Nacionales Tegucigalpa, p30.
De acuerdo con los datos anteriores prevalecía la población
rural sobre la urbana, lo que indica el crecimiento poblacional
hacia la periferia del municipio. En ese mismo censo se asentó
el número de familias urbanas y rurales comprendidas así:
108 familias urbanas y 377 familias rurales (Archivo Nacional
de Honduras, 1936, p. 38), para un total de 485. Para ese
mismo año, este censo nuevamente sumó las casas urbanas y
rurales, urbanas comprendían 94, y 373 casas rurales. (1936,
p. 39).
Este predominio de los hogares rurales sobre los urbanos fue
característico de la Honduras de principios del siglo XX, y lo
seguiría siendo durante mucho tiempo, aunque actualmente
se observa un incremento de la población urbana. En la
década del 40, el crecimiento poblacional seguía regular, la
población de ese momento se podía dividir así:
Archivo Nacional de Honduras (1941) Resumen del Censo General de Población, Talleres
Tipográficos Nacionales Tegucigalpa, p30.
Papel de la Mujer en Ojojona
La historia de una comunidad por muy pequeña que sea
se ha construido siempre con el concurso invaluable de la
mujer. A pesar de ello, ese papel no ha sido documentado
ampliamente. Existe una invisibilidad intencionadamente
promovida por la cultura patriarcal del aporte del mal
llamado “sexo débil”, a excepción de las nuevas corrientes
de la historiografía que están retomando los estudios de la
historia de la mujer.
Resumen del Censo General de
Población 1940.
En Ojojona la mujer ha sido abnegada madre de familia, jefa
de hogar, artesana, maestra de escuela, guardiana de las
tradiciones y en la actualidad ha conquistado importantes
cargos en el gobierno municipal, etc. Una muestra del
45
48. carácter fuerte de las mujeres de Ojojona, es una misiva, que
una mujer envió al alcalde de policía, en 1918, en la cual
pedía que el padre de sus hijos la dejara en paz para siempre.
La peticionaria se refiere a la relación que mantenía con su
pareja como “indecorosa vida marital” o “vida vergonzosa”.
Es claro, por otro lado, que esta peticionaria podía utilizar
el machismo imperante de la época a su favor, provocando
un enfrentamiento entre cónyuge y los padres y hermanos
de ella, con posibles y desastrosas consecuencias. En aquel
tiempo había un dicho que decía que el honor se lavaba con
sangre. En determinado momento el hombre de la historia
se separó de la mujer con la cual había procreado tres hijos.
Lo cierto es que la separación fue de común acuerdo, pero
por alguna razón el hombre aludido seguía merodeando la
casa de su antigua pareja. Por lo que la denunciante pedía
al alcalde de policía que intercediera para evitar los furtivos
acercamientos, pues no quería tener relaciones con él,
porque “no era su esposa ni quería serlo”. Lo que más llama
la atención de esta petición es el lenguaje decidido de esta
mujer, cuando exclama ella que “con mi voluntad lo quise
con mi voluntad lo dejo”. Insiste repetidamente que lo
abandona porque quería evitar compromisos familiares, pero
que sobre todo no quería vivir con zozobras ni cuidado y
concluye que no quería sombras en su camino... 12.
Profesora Marina Núñez cargando a su
hijo David Sierra Núñez sus dos pequeñas
primas, la profesora Erlinda Valladares y su
hija Suyapa Figueroa
12. A.M.O. Correspondencia Manuscrita caja N° 1.
46