Cuando ponemos nuestra atención en un solo punto nuestra energía se concentra, se une y se fortalece. La mente se serena observando y podemos comprender de manera directa.

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El encuentro con uno mismo
Mientras seguimos nuestros impulsos la vida pasa como una centella, a
veces recapacitamos y pensamos “madre mía cómo pasa el tiempo”. Un
torbellino de imágenes nos dice que sí han pasado innumerables cosas.
Pero estas cosas que han pasado ¿nos han ayudado a mejorarnos, a
comprendernos?
El tiempo es relativo, mientras esperamos el tiempo no pasa, pero
durante el día el tiempo se va volando. Podemos acordarnos de algunas
cosas que hemos hecho durante el día, pero nos costaría mucho trabajo
saber que sentíamos mientras hacíamos esas cosas, como estábamos
mientras conducíamos al trabajo, o las emociones que nos surgían con
la innumerable cantidad de pensamientos que ya hemos olvidado que
tuvimos.
Cuando hacemos conscientes nuestros momentos, lo que pensamos, lo
que sentimos, lo que decimos o lo que hacemos la vida se nos llena de
luz, sabemos que ha pasado y lo que ha significado para nosotros.
En realidad somos lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos,
por eso para conocernos tenemos que iluminar nuestra vida diaria con
la luz de la conciencia.
Si estoy escribiendo un texto en el ordenador, por ejemplo y comienzo a
tomar consciencia sobre mí. Puedo observar cómo se mueven mis dedos
en el teclado, puedo también observar mi cuerpo y ver si tengo
tensiones en el cuello, las piernas o el abdomen, también si estoy
nerviosa o tranquila.
Mientras observo mi mente se calma ya no piensa compulsivamente
porque está ocupada en observar, esto me tranquiliza y también me
permite recibir sensaciones de mi alrededor, finalmente observo el
conjunto de todas estas cosas, me encuentro con el presente y al
Cuando hacemos conscientes nuestros momentos, lo
que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos o lo que
hacemos la vida se nos llena de luz, sabemos que ha
pasado y lo que ha significado para nosotros.

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sentirlo puedo pensar: aquí en medio de esta habitación con mucha
tranquilidad siento como escribo.
Estar consciente significa observar, estar alerta. Observar es actuar sin
hacer nada por eso modifica nuestro estado, produce paz, tranquilidad
y claridad comenzamos así a encontrarnos con lo más profundo de
nosotros mismos. Cuando somos conscientes y estamos en este estado
de observación podemos deshacer como por arte de magia cualquier
conflicto que nos aflija porque podemos comprender su verdadera
dimensión.
El estado de consciencia es el verbo ser en presente, me siento, soy. El
pensamiento es fue o seré. Es por eso que el momento presente produce
tanta relajación, el “fue” es anhelo, melancolía, culpa, remordimiento,
apego, negar que la vida sea un constante cambio, el “será” es sentir
que aún no estamos completos, necesitamos convertirnos en algo que
aún no somos para poder sentirnos bien.
Observar es otra faceta del ser humano, se parece a una espera alerta.
A diferencia de los pensamientos y las emociones que son expansivos y
nos dispersan con más pensamientos y más emociones, el observar
conscientemente tiene el carácter de concentrar y aunar todas
nuestras capacidades, el pensamiento, el cuerpo, la respiración y las
emociones se alinean para un único objetivo, nuestro objeto de
atención.
PROPONERNOS ESTAR CONSCIENTES
Muchas son las ventajas de ser conscientes de nuestra vida, en
situaciones difíciles como un problema grave o una enfermedad, para
saber que nos está pasando, primeramente tenemos que observar,
sentir conscientemente, esto hará que podamos ver con objetividad y
nos tranquilizará, permitiendo que tomemos el camino más conveniente
según las circunstancias, alejados de emociones como el miedo o la
inseguridad que no nos pueden ayudar.
Desde la antigüedad, los seres humanos
han sentido una conexión con su interior
que le brinda tranquilidad y sabiduría

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No se puede ser consciente y observarse sin proponérselo, desde la
antigüedad, los seres humanos han sentido esa conexión con su
interior. Las escuelas místicas de todos los tiempos, enseñan de
distintas maneras como encontrarnos con nuestra realidad o verdad
interior, apreciando la sabiduría que se obtiene de la atención
consciente y continuada sobre un determinado aspecto y del
sentimiento de amor universal o empatía que surge gracias a esta
comprensión.
Aumento de la capacidad de percepción
El estar conscientes nos pone en un estado diferente, aumenta nuestra
capacidad de percepción, de conectar con lo que nos rodea y con
nosotros mismos, de manera que podemos tener una comprensión
profunda que no es meramente racional sino vivencial.
La comprensión es más profunda cuando no anteponemos ideas o
creencias previas, que están derivadas en todo caso de conclusiones de
experiencias anteriores. Esto lo hemos podido observar muchas veces
cuando por ejemplo al encontrarnos con una persona por primera vez
nos da una mala impresión que cambia a medida que la vamos
conociendo. Tomarse el tiempo necesario para observar y tener una
mente abierta es la clave para conocer mejor todo lo que nos rodea y
también para cambiar nuestras ideas, adaptándolas a nuestra visión
más profunda de la realidad y de nosotros mismos.
Esta comprensión va más allá de las ideas y las palabras tiene que ver
con un sentimiento interno de entendimiento, la comprensión se
convierte en una vivencia porque podemos sentir lo que observamos.
Esto no quiere decir que si vemos una persona con la pierna rota
vayamos a tener dolor en la pierna pero si vamos a poder sentir lo que
significa eso para la persona y la dificultad que entraña una pierna
rota.
La comprensión es más profunda cuando no
anteponemos ideas o creencias previas, que
están derivadas en todo caso de conclusiones de
experiencias anteriores.

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Cuando comprendemos mejor también nos sentimos más unidos a las
cosas, nos identificamos con lo que nos rodea y con lo que somos
verdaderamente porque lo entendemos.
Para ampliar nuestra percepción en primer lugar es importante querer
comprender, dejando que las cosas nos enseñen y no dar por sentado
que lo sabemos todo.
Cosas que parecen imposibles como poder sentir nuestros órganos,
tener sensación de la globalidad de nuestro cuerpo, saber cómo se
encuentran nuestros amigos con una sola mirada, escuchar nuestra voz
interna que nos dice que hacer o resolver problemas personales de una
manera simple y satisfactoria son posibles con solo aumentar nuestra
observación.
En el plano energético ejercitando esta capacidad de percibir a través
de la observación consciente, podemos sentir la energía corporal,
incluso verla, aumentarla, equilibrarla y redirigirla, lo que es muy
curativo tanto mental como físicamente.
La clave de este proceso de aumento de conciencia o de percepción está
en dejar que sea el propio objeto de nuestra atención el que influya en
nuestra percepción y no nuestras ideas preconcebidas, por eso el
trabajo consiste en mantenerse a la expectativa, como esperando que
algo surja. Nuestros sentidos deben estar abiertos y los pensamientos
no deben influir en lo que se percibe, aunque nuestra mente opine no
debemos seguir sus ideas llegando a conclusiones, sino volver
continuamente a nuestro objeto de atención.