2. La peste, análisis
Algunas consideraciones previas:
Novela publicada en 1947.
Consta de cinco capítulos, a su vez divididos en
subcapítulos. ¿Por qué se da esto?
Escrita con estilo de crónica. ¿Qué implica este estilo?
Tiene un tiempo y espacio internos bien definidos.
El narrador, en primera persona, oscila entre el
singular y el plural. ¿Por qué?
Primera parte del capítulo uno, dedicada a la
descripción de la ciudad como un lugar absurdo,
filosóficamente hablando.
3. La peste, análisis
Personajes: girarán en torno a la peste, su relación
con ella y también entre ellos mismos.
Rieux
La
peste -
Orán
Tarrou
Rambert
Grand
Cottard
Paneloux
4. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo a, de introducción:
La novela inicia en una fecha concreta: 16 de abril.
Introducción de personajes: Rambert, periodista; Tarrou,
observador; P. Paneloux, sacerdote; Grand, empleado
municipal y Cottard, de actividades dudosas.
Hay un seguimiento constante del desarrollo de la peste,
de acuerdo a los días, combinado con informes de
agencias periodísticas y estatales, que abren camino a los
diferentes textos que tendrá la novela: metatextos. ¿Para
qué?
Finaliza el 30 de abril, con la primera muerte: el portero.
5. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo b, la observación de Jean Tarrou:
El narrador usa la primera persona del plural para incluirse
en la narración, pero, para guardar distancia de los hechos
(objetividad) introduce el primer metatexto de la novela: el
diario de Jean Tarrou.
Tarrou funciona como segundo narrador o cronista de la
novela, creando un cambio de narrador y por ende una
polifonía.
Tarrou reflexiona sobre la cotidianidad de Orán, cómo esta
es afectada por la peste (episodio del viejo de los gatos) y
por ende, de su absurdo. (p. 23). Se configura como un
observador de las cosas.
Tarrou da un retrato “muy fiel” del doctor Rieux. (p. 25)
6. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo c, Orán empieza a sentir y a negar a la peste:
Configuración del espacio de Orán, como lúgubre y
sombrío: […] “En la ciudad, construida en forma de caracol
sobre la meseta, apenas abierta hacia el mar, una pesadez tibia
reinaba. En medio de sus largos muros enjalbegados, por entre sus
calles con escaparates polvorientos, en los tranvías de un amarillo
sucio, se sentía uno como prisionero del cielo”.
Más apreciaciones sobre Cottard, como un hombre poco
confiable y encima, un suicida.
La peste aún está en negación en las personas, empezando
por la prensa. Recién al final, Rieux la llama por su nombre.
7. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo d, reflexiones sobre la peste, la guerra y
el absurdo:
Lo intempestivo de la peste y la guerra, relación entre
ambas: […] “Las plagas, en efecto, son una cosa común pero
es difícil creer en las plagas cuando las ve uno caer sobre su
cabeza. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y,
sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre
desprevenidas. […] ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste
que suprime el provenir, los desplazamientos y las
discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya
plagas” (p. 29)
8. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo d, reflexiones sobre la peste, la guerra y
el absurdo:
La realidad sobre la muerte, lo absurdo de ella y la
irrealidad con la que puede ser percibida; alusión al
holocausto: […] “Pero ¿qué son cien millones de muertos?
Cuando se ha hecho la guerra apenas sabe ya nadie lo que es
un muerto. Y además un hombre muerto solamente tiene peso
cuando ha visto uno muerto; cien millones de cadáveres
sembrados a través de la historia no son más que humo en la
imaginación” (p. 30)
9. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo d, reflexiones sobre la peste, la guerra y
el absurdo:
Rieux se sobrecoge ante lo sucedido, pero sigue
trabajando, esa será su ética, esa será su honestidad: […]
“Pero este vértigo no se sostenía ante la razón. Era cierto que
la palabra “peste” había sido pronunciada […] Pero ¡y qué!,
podía detenerse […] Allí estaba lo cierto, en el trabajo de todos
los días. El esto estaba pendiendo de un hilo y movimientos
insignificantes, no había que detenerse en ello. Lo esencial
era hacer bien su oficio” (p. 31, 32)
10. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo e, Grand:
Caracterización de Grand: el hombre débil, con dificultades
para expresarse, pero de buenos sentimientos: […] “Lo
imaginaba en medio de una peste, y no de aquella, que sin duda no
iba a ser seria, sino en medio de una de las grandes pestes de la
historia. “Es el género de hombres que quedan a salvo en estos
casos”. Se acordaba de haber leído que la peste respeta a las
constituciones débiles y destruía a las vigorosas. Y al seguir
pensando en ellos, el doctor llegó a la conclusión de que en el
empleado había un cierto misterio […] Lo poco que manifestaba de
sí mismo, atestiguaba, en efecto, una capacidad de bondad y de
adhesión que poca gente confiesa hoy en día” (p. 33 y 35)
11. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo f, discusión sobre la peste:
Reunión con las autoridades, incluido Rieux, sobre
medidas por tratar con la peste. Subcapítulo con
terminología (metalenguaje) médico, que le confiere
verosimilitud al texto.
Subcapítulo g, Cottard vs. Rieux, se conoce más a
Cottard:
Se conoce más sobre Cottard por diversos elementos: lo
que dice Grand de él, sus cambios de opinión, sus
antecedentes dudosos. Todo esto lo configura como lo
opuesto a lo que serán Rieux, Tarrou, Rambert y Grand.
12. La peste, análisis
Capítulo 1: dividido a su vez en siete subcapítulos.
Subcapítulo g, Cottard vs. Rieux, se conoce más a Cottard:
[…] “-Dígame, doctor, si yo cayese enfermo ¿podría usted tenerme en
su sección del hospital? […] Cottard le preguntó si alguna vez habían
detenido a alguien en una clínica o en un hospital” (p. 42)
Contraste en descripciones: calma del entorno vs. hechos
caóticos, lo que da un mayor impacto. La “tensa calma”: […] El
tiempo pareció estacionarse: El sol sorbía los charcos de los últimos
chaparrones. Había hermosos cielos azules desbordantes de luz dorada.
Había zumbido de aviones entre el calor que comenzaba. Todo invitaba
a la serenidad. Sin embargo, en cuatro días la fiebre dio saltos
sorprendentes: dieciséis muertos, veinticuatro, veintiocho y treinta y
dos” (p. 44)
Se decreta el cierre de la ciudad. Estado de peste. Empiezan los
estragos.
13. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos. Parte
principal del segundo capítulo plantea una serie de
cambios que se darán en Orán y sus habitantes con la
peste. La vida con la peste, el absurdo en la cara:
1. Desaparición de la individualidad: […] “Una vez
cerradas las puertas, se dieron cuenta de que estaban, y el
narrador también, cogidos en la misma red y que había que
arreglárselas. […] Se puede decir que la invasión brutal de la
enfermedad tuvo como primer efecto el obligar a nuestros
conciudadanos a obrar como si no tuvieran sentimientos
individuales” (p. 47)
14. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos. Parte principal
del segundo capítulo plantea una serie de cambios que se darán en
Orán y sus habitantes con la peste. La vida con la peste, el absurdo
en la cara:
2. Reducción de la vida y de su sentido, el absurdo se hace palpable:
con la repetición forzosa […] “Los telegramas llegaron a ser nuestro único
recurso. Seres ligados por la inteligencia, por el corazón o por la carne fueron
reducidos a buscar los signos de esta antigua comunión en las mayúsculas en
un despacho de diez palabras. Y como las fórmulas que se pueden emplear en
un telegrama se agotan pronto, largas vidas en común o dolorosas pasiones se
resumieron rápidamente en un intercambio periódico de fórmulas establecidas
tales como: “Sigo bien. Cuídate. Cariños” […] Durante semanas estuvimos
reducidos a recomenzar la misma carta, a copiar los mismos informes y las
mismas llamadas, hasta que al fin las palabras que habían salido sangrantes
de nuestro corazón quedaban vacías de sentido” (p. 48)
15. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos. Parte
principal del segundo capítulo plantea una serie de
cambios que se darán en Orán y sus habitantes con la
peste. La vida con la peste, el absurdo en la cara:
3. No dar las cosas por sentado, apreciar más al otro, en una
muestra egoísta de no perder lo que se tiene: […] “Maridos y
amantes que tenían una confianza plena en sus compañeros se
encontraban celosos. Hombres que se creían frívolos en amor, se
volvían constantes. Hijos que habían vivido junto a su madre sin
mirarla apenas, ponían toda su inquietud y su nostalgia en algún
trazo de su rostro que avivaba su recuerdo” (p. 49)
16. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos. Parte principal
del segundo capítulo plantea una serie de cambios que se darán en
Orán y sus habitantes con la peste. La vida con la peste, el absurdo
en la cara:
4. Exilio de la realidad, abandonarse a la imaginación para negar a la
primera, solo para después aterrizar en la realidad. Para los
extranjeros, esto era peor, ya que la imaginación estaba en tierras
lejanas: […] “Así pues, lo primero que la peste trajo a nuestros conciudadanos
fue el exilio. […] Algunas veces nos abandonábamos a la imaginación y nos
poníamos a esperar que sonara el timbre o que se oyera un paso familiar en la
escalera. […] Al fin había siempre un momento en que nos dábamos cuenta de
que los trenes no llegaban. Entonces comprendíamos que nuestra separación
tenía que durar y que no nos quedaba más remedio que reconciliarnos con el
tiempo. Entonces aceptábamos nuestra condición de prisioneros”. (pp. 49 y
50)
17. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos.
Parte principal del segundo capítulo plantea una serie
de cambios que se darán en Orán y sus habitantes con la
peste. La vida con la peste, el absurdo en la cara:
5. La muerte del espíritu, aceptar el exilio: […] “En
consecuencia, se atuvieron a no pensar jamás en el término de
su esclavitud, a no vivir vueltos hacia el porvenir, a conservar
siempre, por decirlo así, los ojos bajos. Naturalmente, esta
prudencia, esta astucia con el dolor, que consistía en cerrar la
guardia para rehuir el combate, era mal recompensada”. (p. 50)
18. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos. Parte
principal del segundo capítulo plantea una serie de
cambios que se darán en Orán y sus habitantes con la
peste. La vida con la peste, el absurdo en la cara:
6. Cambia la dinámica del amor en la peste: primero había
dificultad en recordar los rasgos del ser amado que estaba
lejos. Después empezaron las lamentaciones por lo que “se
hizo mal” en la relación. […] “En tiempos normales todos
sabemos, conscientemente o no, que no hay amor que pueda ser
superado y, por lo tanto, aceptamos con más o menos tranquilidad
que el nuestro sea mediocre. Pero el recuerdo es más exigente. Y así
[…] nos llevaba también a sufrir por nosotros mismos y nos hacía
ceder al dolor”. (pp. 51 y 52)
19. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos.
Parte principal del segundo capítulo plantea una
serie de cambios que se darán en Orán y sus
habitantes con la peste. La vida con la peste, el
absurdo en la cara:
En síntesis:
La peste hacía que las personas, al inicio, se abandonen
por completo al absurdo, a la falta de significado, a la
repetición sin sentido.
Pese a que se acabó la individualidad, aún las personas
estaban ensimismadas, aisladas en sí mismas y sus
preocupaciones, en pocas palabras, el exilio.
20. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo a, diferentes reacciones ante la peste:
Poner antes que todo los sentimientos personales en la emergencia.
Cottard: está feliz con la peste, se empieza a leer su negocio de
contrabando y su actitud de aprovecharse de los demás en lugar de
ayudarlos: […] “-No hay ninguna razón para que se detenga. Por ahora,
todo va a estar patas arriba. Anduvieron un rato juntos. Cottard le contó
que un comerciante de productos alimenticios de su barrio había acaparado
grandes cantidades para venderlos luego a precios más altos, y que habían
descubierto latas de conservas debajo de la cama cuando habían venido a
buscarlo para llevarlo al hospital” (p. 55)
21. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su
vez también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo a, diferentes reacciones ante la peste:
Rambert: desea salir cuanto antes de la ciudad para volver con
su mujer en París. Rieux le niega le permiso de salida. Rambert
pone primero su felicidad, aunque no le hace daño a nadie, ante
el bien público. Recordemos que para Camus el bien común es
primero que la felicidad personal. […] “¡Ah!, ya sé – dijo Rambert
–, va usted a hablarme del servicio público. Pero el bienestar público se
hace con la felicidad de cada uno. (p. 59)
22. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo a, diferentes reacciones ante la peste:
Rieux: abstracción ante la peste, pero no entendida como una
indiferencia egoísta al dolor, sino más bien como una indiferencia
ante el dolor para poder seguir haciendo su trabajo. Es abstraerse del
dolor para poder trabajar por el otro y abstraerse de su felicidad para
seguir haciéndolo. Pero la abstracción se convierte en indiferencia y
empieza a pesarle a Rieux porque es humano. […] “Rieux lo sentía
aquella tarde, al pie del monumento de la República, consciente solo de la
difícil indiferencia que empezaba a invadirle […] Rieux comprendía que ya
no tenía que defenderse de la piedad. Uno se cansa de la piedad cuando la
piedad es inútil. […] Pudo también seguir, ya sobre un nuevo plano, la
lucha sorda entre la felicidad de cada hombre y la abstracción de la peste”
(pp 61 y 62)
23. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo b: el sermón del padre Paneloux. “Dios no es tibio.
Esas relaciones espaciadas no bastan a su devoradora ternura” (p. 65)
Posición religiosa de las personas ante la peste era bastante objetiva:
[…] “Respecto a la religión, como respecto a los otros problemas, la peste
había dado una posición de ánimo singular, tan lejos de la indiferencia como
de la pasión y que se podía definir muy bien con la palabra “objetividad”. La
mayor parte de los que siguieron la semana de rogativas se mantenían en la
posición que uno de los fieles había expresado delante del doctor Rieux: “De
todos modos, eso no puede hacer daño”” (p. 63)
Peste de origen divino: “Este mismo azote que os martiriza os eleva y os
enseña el camino”. (p. 66)
24. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo c: el ascetismo de Grand
Empieza a retostar el verano, el tiempo interno de la novela sigue
fluyendo.
Grand sigue buscando su palabra ideal, dificultad de expresarse de
Grand está acorde con su ascetismo, vida sencilla y desprovista de
todo lujo. La vida sin mayores lujos y progresos a causa de la rutina
absurda que lo envuelve. Sin embargo, esto lo convierte en un
héroe, porque pese a la rutina absurda, no se ha dejado devorar por
ella y aún se puede conmover por los demás y entregar sus
esfuerzos al otro.
El subcapítulo termina con el inicio de la violencia en Orán por
querer escapar, en conjunción con el calor del verano que inicia.
25. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo d: las ansias de escape de Rambert.
El exilio mental de Rambert al imaginarse el París donde estaba su
mujer, solo para volver después a la realidad.
Subcapítulo e: Orán y sus habitantes hasta ahora con la peste
desde los ojos de Tarrou
Mes de junio, llega el calor seco a la ciudad y lo estéril de la estación
se acentúan con la presencia de la peste. […] “En medio del calor y del
silencio, para el corazón aterrorizado de nuestros conciudadanos todo
tomaba una importancia cada vez más grande”. (p. 74)
Cambio de costumbres de los ciudadanos, limpiar los cubiertos, no
darse la cara etc.
26. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo e: Orán y sus habitantes hasta ahora con la peste
desde los ojos de Tarrou
Recurrir al placer ante la posibilidad de muerte: […] “Al principio,
cuando creían que era una enfermedad como otras, la religión ocupaba su
lugar. Pero cuando han visto que era cosa seria, se han acordado del placer.
Toda la angustia que se refleja durante el día en los rostros, se resuelve
después, en el crepúsculo ardiente y polvoriento, en una especie de excitación
rabiosa, una libertad torpe que enfebrece a todo un pueblo”. (p. 80)
27. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que desarrollan
los temas planteados en la primera parte y a su vez también
desarrollan a los personajes.
Subcapítulo f: diálogo existencial sobre Dios entre Tarrou y Rieux, a
propósito del sermón de Paneloux:
¿Cree usted en Dios? Pregunta de cajón Tarrou a Rieux. […] “¿por qué
pone usted en ello tal dedicación si no cree en Dios? Su respuesta puede que me
ayude a mí a responder. Sin salir de la sombra, el doctor dijo que había ya
respondido, que si él creyese en un Dios todopoderoso no se ocuparía de curar a
los hombres y le dejaría a Dios todo ese cuidado”. (p. 83)
Escena entre ambos se desarrolla en un claroscuro, a la débil luz, crea el
ambiente propicio para la reflexión. El ambiente acorde con lo que se dice.
De acuerdo a Rieux, […] “Paneloux es un hombre de estudios. No ha visto
morir a bastante gente, por eso habla en nombre de una verdad. Pero el último
cura rural que haya oído la respiración de un moribundo pensará como yo. Se
dedicará a socorrer las miserias más que a demostrar sus excelencias”. (p. 83)
28. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo f: diálogo existencial sobre Dios entre Tarrou y Rieux,
a propósito del sermón de Paneloux:
Diálogo existencial refuerza la idea de Rieux de trabajar pese al
absurdo de la vida. Rieux afianza su espíritu existencialista. […] “¿No
es cierto, puesto que el orden del mundo es regido por la muerte, que acaso es
mejor para Dios que no crea uno en él y luche con todas sus fuerzas
contra la muerte, sin levantar los ojos al cielo, donde Él está callado?
–Sí- asintió Tarrou-, puedo comprenderlo. Pero las victorias de usted
siempre son provisionales, eso es todo. […] –Siempre, ya lo sé. Pero
eso no es una razón para dejar de luchar.” (p. 84)
29. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo g: los héroes de la peste, el único: Grand.
Pasaje filosófico sobre la bondad humana y el origen del mal, tintes
humanistas, de orígenes griegos: […] “El mal que existe en el mundo
proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia
puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien
buenos que malos, y, a decir verdad, no es ésta la cuestión. Solo que ignoran,
más o menos, y a esto se llama virtud o vicio, ya que el vicio más desesperado
es el vicio de la ignorancia, que cree saberlo todo y se autoriza entonces a
matar”. (p. 86)
El heroísmo de Grand: la persona que hace el trabajo duro, sin esperar
recompensas. De manera desinteresada.
30. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo h: Rambert, el hombre que cambia de parecer y pone
el bien común antes que su felicidad. No se trata de ser héroe, sino
de ser honesto.
Rambert sigue luchando por salir de la ciudad, se niega estar
encerrado ahí.
Tarrou ha convencido a Paneloux para que se una a los esfuerzos de
lucha contra la peste. El cura es mejor que su sermón, dice Rieux.
Observación estilística: oraciones cortas en un párrafo dan siempre
impresión de velocidad. […] “Fumaba un tabaco de olor acre. Dentro el
restaurante estaba casi desierto. Rambert fue a sentarse a la mesa del fondo,
donde había estado con González la primera vez. Dijo a la camarera que estaba
esperando. Eran las seis y media. Poco a poco los hombres fueron entrando e
instalándose.” (p. 101)
31. La peste, análisis
Capítulo 2: dividido a su vez en ocho subcapítulos, que
desarrollan los temas planteados en la primera parte y a su vez
también desarrollan a los personajes.
Subcapítulo h: Rambert, el hombre que cambia de parecer y pone
el bien común antes que su felicidad. No se trata de ser héroe, sino
de ser honesto.
[…] “Bueno: estoy harto de la gente que muere por una idea. Yo no creo en el
heroísmo, sé que eso es muy fácil, y he llegado a convencerme de que en el
fondo es criminal. Lo que me interesa es que uno viva y muere por lo que ama.
Rieux había escuchado a Rambert con atención. Sin dejar de mirarlo le dijo
con dulzura: -El hombre no es una idea, Rambert. Rambert saltó de la cama
con la cara ardiendo de pasión: -Es una idea y una idea pequeña a partir
del momento en que se desvía del amor, y justamente ya nadie es
capaz de amar.” (p. 106)
Rambert será el componente del amor que necesita el trabajo.
32. La peste, análisis
Tríada de personajes:
Rieux: el
trabajo en un
mundo
absurdo
Rambert: el
amor al
prójimo
Tarrou: el
trabajo, la
observación
y la reflexión
33. La peste, análisis
Capítulo 3: crónica de Orán y sus habitantes con la peste que sigue
avanzando. No tiene subcapítulos precisamente porque la ciudad y
sus habitantes son vistos como uno solo, un gran personaje
apestado.
Avanza el tiempo interno de la narración, ya es mediados de agosto.
La peste sigue colectivizando todo, ya no hay destinos individuales.
Predomina la descripción silenciosa de la ciudad para acentuar la
muerte y el silencio con el que avanza la peste: Orán es una necrópolis.
[…] “La ciudad silenciosa no era entonces más que un conjunto de cubos
macizos e inertes, entre los cuales las efigies taciturnas de bienhechores
olvidados o de antiguos hombres, ahogados para siempre en el bronce,
intentaban únicamente, con sus falsos rostros de piedra o de hierro, invocar
una imagen desvaída de lo que había sido el hombre. […] el reino inmóvil en
que habíamos entrado o por lo menos su orden último, el orden de una
necrópolis donde la peste, la piedra y la noche, hubieran hecho callar, por fin,
toda voz.
34. La peste, análisis
Capítulo 3: crónica de Orán y sus habitantes con la peste que
sigue avanzando. No tiene subcapítulos precisamente porque
la ciudad y sus habitantes son vistos como uno solo, un gran
personaje apestado.
La peste avanza por el hacinamiento en los barrios más pobres y
en la cárceles. En algunos sitios, como monasterios, el
hacinamiento debe ser erradicado.
Avanzan la violencia y el desorden, hay saqueos por la
desesperación y la falta de control de las autoridades, enfocadas
solo en la peste.
Gracias a este capítulo se puede relacionar fuertemente algunas
imágenes de la novela con la segunda guerra mundial:
Los entierros colectivos (fosas comunes)
Hornos crematorios y las cenizas en el aire.
35. La peste, análisis
Capítulo 3: crónica de Orán y sus habitantes con la peste que
sigue avanzando. No tiene subcapítulos precisamente porque
la ciudad y sus habitantes son vistos como uno solo, un gran
personaje apestado.
[…] “Primero se decidió enterrar por la noche […] Los cuerpos eran
arrojados en las fosas apresuradamente. No habían terminado de caer
cuando las paletadas de cal se desparramaban sobre sus rostros y la
tierra los cubría anónimamente en los hoyos que se cavaban cada vez
más profundos.” (p. 113)
[…] “Por la mañana, los primeros días, un vapor espeso y
nauseabundo planeaba sobre los barrios orientales de la ciudad. Según
la opinión de todos los médicos, aquellas exhalaciones, aunque
desagradables, no podían perjudicar a nadie.” (p. 114)
36. Capítulo 3: crónica de Orán y sus habitantes con la peste que
sigue avanzando. No tiene subcapítulos precisamente porque
la ciudad y sus habitantes son vistos como uno solo, un gran
personaje apestado.
Al término del tercer capítulo, ya no priman más las necesidades
egoístas personales de cada uno, como al inicio del capítulo dos.
Solo hay una terrible resignación, todos comparten el dolor. Se
empieza a evidenciar el cambio en la actitud de los habitantes de
Orán.
La peste quita el futuro, ya no hay más que instantes en los que
se vive.
La peste, análisis