(may.2017) Décimo cuarto poema de la serie “Poemas Pythagoricos”. La vida siente a la vida. ¿Nosotros lo hacemos? Creemos que vemos, que escuchamos, que pensamos y nos emocionamos, pero nada de eso significa que sintamos “eso” que percibimos: en el otro, en mí mismo, en la vida. Basta sentir, verdaderamente sentir el silencio para experimentar una transformación, interna, infinita.
Textos, fotografía y producción original: Carlos Rangel
2. Para abrir su Alma
en una eterna flor
de fragante luz,
el Peregrino ha debido
aprender a sentir.
3. A sentir sus ideas
libre de ideas,
a sentir sus emociones
creando armonía,
a sentir la esencia
de sus palabras,
a sentir la Divina Proporción
de la Vida.
4. A sentir el día,
cada día,
a sentir la luz infinita,
a sentir la música
en su energía,
más allá de las notas
y de los ritmos.
5. A sentir su cuerpo,
A sentir la vida,
a sentir a los demás peregrinos,
a sentirlos sintiendo
en un mismo vibrar unificado.
6. A sentir el aura concéntrica
de la geometría del amor,
de la armonía de los átomos,
en una bendición eterna.
7. …Y así sonríe desde su interno
el Peregrino,
iluminando todo su entorno,
pues desde la vibración de su centro
ha conseguido sentir el silencio…
8. Imposible volver a ser el mismo,
ni siquiera necesita desplazarse
para recorrer su camino,
pues su infinita transformación
es fluida,
fractal,
incesante,
infinita.
9. ¿Escuchas la voz de la Vida?
Sólo escucha y calla…
Sólo siente,
como el Peregrino,
que intuye cada recorrido
en cada inicio…
10. Con sólo pensar en el Sol
regeneras tu conciencia,
con sólo sentir el silencio
transformas tu destino.
11. El gran Arquitecto del Universo
inspiró a los antiguos Magos del Agua
a plasmar en piedra
las Proporciones Sagradas
para templar al guerrero de la vida.
12. Para no olvidar
que tan sólo hemos venido
a recordar cómo amar
y como el loto,
transformar el más repulsivo fango
en la más exquisita fragancia.
13. Para llevar serenidad al desasosiego
y reconfigurar el pasado,
tu pasado,
mi pasado,
¡todo lo pasado….!
y no perpetuar el dolor en el tiempo.
14. Sólo así podrás tener el valor
para decidir ser solidario con la vida
y cantar el recuerdo de ti mismo
que tantas veces has sido.
15. Y convertirte en el inquebrantable amante
de la verdad eterna
reconstruyendo
-en equilibrio y armonía-,
tu propia energía.
16. Esa bendita energía
que has dispersado en todas direcciones
en todas las dimensiones
y en todos los tiempos
¡…Sólo vuelve a ser tú…!
Carlos Rangel
Santiago de Querétaro, México
Mayo, 2017