1. LAS COSTUMBRES
Des de pequeños, en la escuela se les inculca la tradición del tambor, por este motivo
les enseñan a tocar, a como sujetar los palillos, a como colocarse la túnica, los pasos
que tiene que seguir, etc. También se profundiza sobre el comienzo de esta religión,
enseñando la parte práctica juntamente con la teórica. Esto explica como desde niños
tienen una idea muy clara de la semana santa en Calanda, ya que se vive intensamente
y como un hecho único y significativo.
La entrega del primer tambor o del primer
bombo, la primer túnica que se viste; del
romper la hora, acompañado de un familiar.
De la primera noche que se sale a tocar el
tambor hasta la ermita donde se encuentra la
Virgen del Pilar o de salir en las procesiones, es
un hecho muy importante para aquel que lo
vive, ya que queda gravado como un símbolo de la ideología de su pueblo en la
memoria.
Calanda durante el viernes santo y el sábado
se convierte en el punto de mira de muchos
turistas y medios de comunicación.
El color tradicional de las túnicas es el morado
y del tercerol. También según la cofradía a la
que perteneces llevas una capucha u otra.
Tanto hombres, mujeres, ancianos, niños,
adolescentes, de todas las edades se suman a
esta fiesta interpretando los sonidos
tradicionales de cada procesión mostrando su entusiasmo a la hora de batir el tambor
o el bombo.
Cada pueblo se diferencia de los otros por una manera de vivir estos pocos días del
año. Calanda lo hace por el ruido y la multitud de personas que acuden a estos actos.
El día más esperado del año es la ropmida de la hora, donde todos se juntan en una
plaza donde se sitúa la iglesia en el centro y a las 12 del medio día, todos a la vez todos
empiezan a tocar.