1. AASLD 2012: La terapia convencional contra el VHC podría ser tan eficaz
como la triple en pacientes con viremia baja
Las personas jóvenes con enfermedad hepática avanzada son las que más se beneficiarían de la terapia triple
Francesc Martínez - 12/12/2012
Un estudio presentado en el 63 Encuentro Anual de la Asociación Americana para el
Estudio de las Enfermedades Hepáticas [AASLD, en sus siglas en inglés], celebrado a
mediados de noviembre en Boston (EE UU), ha concluido que determinados subgrupos
de personas con el virus de la hepatitis C (VHC), de genotipo 1 y sin experiencia en
tratamientos, podrían tener una elevada probabilidad de alcanzar la curación con el
tratamiento convencional (formado por interferón pegilado y ribavirina),
prescindiendo de la inclusión de telaprevir (Incivo®) o boceprevir (Victrelis®). Un
segundo estudio estableció que debería priorizarse el acceso de las personas jóvenes
con enfermedad hepática avanzada a los tratamientos con telaprevir o boceprevir.
Cerca del 20% de las personas con VHC de genotipo 1 tienen cargas virales bajas
(definidas como inferiores a 600.000 UI/mL). Ante la falta de estudios prospectivos de
distribución aleatoria que compararan la eficacia de la terapia triple (formada por
interferón pegilado, ribavirina y telaprevir o boceprevir) con la de la terapia
convencional en este tipo de pacientes, un equipo de investigadores estadounidenses
decidió efectuar dicha comparación en personas con VHC de genotipo 1 (sin VIH u
otras infecciones), sin experiencia en tratamientos y con cargas virales inferiores a
600.000 UI/mL. Los 198 participantes incluidos fueron atendidos en dos centros
médicos de Atlanta (EE UU).
En primer lugar, todos los participantes recibieron tratamiento convencional durante
cuatro semanas, tras las cuales, en el caso de haber obtenido respuesta virológica
rápida (RVR), fueron distribuidos aleatoriamente para recibir terapia basada en
interferón pegilado, ribavirina y boceprevir durante 24 semanas o bien tratamiento
con interferón pegilado y ribavirina el mismo período de tiempo.
De los 198 participantes, 101 alcanzaron RVR y, por lo tanto, fueron incluidos en uno
de los dos grupos de estudio.
No se observaron diferencias significativas en las características de las personas
incluidas. La edad media se situaba en alrededor de los 55 años y el índice de masa
corporal (IMC) era elevado. Dos tercios de los participantes eran hombres y el 33%
tenían genotipo 1a del VHC (con peor pronóstico que el 1b). Dos tercios de los
voluntarios tenían el genotipo CC de la interleuquina 28B (favorable a la respuesta al
tratamiento). El 20% presentaban enfermedad hepática avanzada (estadio F3/F4 según
la escala Metavir). Un tercio eran de etnia negra.
La tasa de respuesta virológica sostenida a las doce semanas de terminar el
tratamiento (RVS12) en el grupo con terapia triple fue similar a la registrada en el
grupo con terapia convencional (90 y 89%, respectivamente). Las tasas de recurrencia
también fueron semejantes en ambos grupos (4 y 6%, respectivamente). No se
2. apreciaron diferencias al formar subgrupos en función de la etnia, el genotipo de la
IL28B o el del VHC (1a o 1b).
A falta de los resultados a las 24 semanas de finalizar el tratamiento (momento en el
que se calculan las tasas de respuesta virológica sostenida [RVS], sinónimo de
curación), según lo observado en el presente análisis interino, el tratamiento
convencional obtendría resultados equiparables en términos de eficacia a los de la
terapia triple en personas con genotipo 1 (para el único que está indicado la terapia
triple) y carga viral del VHC inferior a las 600.000 UI/mL.
Un segundo estudio, presentado en el mismo encuentro, buscó establecer un
algoritmo que permitiera determinar qué grupos de personas con VHC deberían
considerarse de acceso prioritario a la terapia triple. Para ello, los investigadores
establecieron un sistema para medir los hipotéticos años con buen estado de salud
(entendidos como aquellos sin cirrosis descompensada, cáncer de hígado, o trasplante
hepático) que se perderían al retrasar el inicio de la terapia triple un año en diversos
grupos de pacientes.
Así pues, construyeron un modelo basado en datos de los estudios que llevaron a la
aprobación de boceprevir y telaprevir, además de datos relativos a la progresión de la
hepatitis C de estudios publicados con anterioridad.
Sobre la base de dicho modelo, los autores del estudio midieron el impacto del inicio
retardado del tratamiento según el estadio de la enfermedad hepática de acuerdo con
la escala Metavir, el genotipo de la IL28B, la edad y el sexo.
A tenor de los resultados del análisis llevado a cabo en el estudio, la ganancia de años
con buen estado de salud al comparar el inicio inmediato de la terapia triple con el
retraso de un año en el comienzo en una persona de 50 años con cirrosis, sería de 0,54
en el caso de no tener experiencia en tratamientos, de 0,71 en el caso de haber
experimentado recurrencia tras un tratamiento convencional previo, de 0,51 años si
había obtenido respuesta parcial y de 0,27 si había experimentado respuesta nula a
una terapia convencional previa.
Globalmente, los factores asociados a un mayor aumento de años con buen estado
de salud por iniciar la terapia triple de forma inmediata en vez de retrasarla un año
fueron presentar enfermedad hepática avanzada y ser joven. Por ello, dichos factores
deberían tenerse en cuenta de cara a priorizar el acceso.
Tanto el contexto actual de crisis económica en España como el elevado precio de
telaprevir y boceprevir dan especial relevancia a los resultados de los presentes
estudios. Ante los graves recortes del presupuesto sanitario, es importante que se
optimicen los recursos, priorizando el acceso a aquellas personas que más pueden
beneficiarse del uso de los nuevos tratamientos y, especialmente, a aquellas con
mayor riesgo de experimentar descompensación de la hepatopatía o cáncer de hígado.
Sin embargo, en los últimos meses se ha observado que el acceso a boceprevir y
telaprevir en algunas comunidades autónomas (sobre todo en Asturias, Baleares,
3. Cantabria, Aragón, Canarias y Extremadura) es prácticamente imposible. Este hecho
ya no responde a políticas de optimización del gasto sanitario -dado que conlleva
hospitalizaciones y trasplantes de hígado, muchísimo más caros que el tratamiento- y
debería ser corregido tanto por motivos de salud pública (en los casos más graves es
un asunto de vida o muerte) como económicos.
Fuente: HIVandHepatitis / Elaboración propia.
Referencias: Pearlman B and Ehlebenet C. Hepatitis C virus (HCV) genotype 1 (G1) infection with low viral load (LVL) and rapid
virologic response (RVR) to peginterferon and ribavirin (PEG/RBV) can be treated without a protease inhibitor (PI), irrespective of
IL-28B status or patient ethnicity. 63rd Annual Meeting of the American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD 2012).
Boston, November 9-13, 2012. Abstract 151.
Chhatwal J, Dunn MA, Roberts MS, and Chopra KB. Prioritization of Hepatitis C Patients For Treatment with Direct Acting Antiviral
Agents. 63rd Annual Meeting of the American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD 2012). Boston, November 9-13,
2012. Abstract 152.
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