Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
La lírica del 14
1. LA LÍRICA DEL SIGLO XX. LA GENERACIÓN DEL 14
Durante el siglo XX las corrientes literarias se suceden rápidamente. Así, en este siglo se
pueden distinguir los siguientes movimientos: Modernismo, la generación del 98, la
generación del 14, la generación del 27, la poesía desarraigada, la poesía social, la generación
del 50, los Novísimos y la poesía de la experiencia.
A la llamada generación del 98, le siguió otro grupo llamado la generación del 14. A diferencia
de los modernistas y los noventayochistas, en la generación de 14 no solo hay literatos y
artistas; también hay juristas, filósofos, científicos… Los llamados novísimos se distinguieron
por su potente formación intelectual, mucho más intensa e internacional que los anteriores
creadores españoles; la mayoría estudiaron en el extranjero y muchos fueron catedráticos de
universidad.
La generación del 14 o novecentismo tuvo su líder intelectual en el ensayista y
filósofo José Ortega y Gasset, que acertó a formular muy pronto su programa cultural y
político: modernizar España, de acuerdo con el lema "España es el problema, Europa, la
solución", donde Europa significa específicamente la ciencia natural y la democracia liberal.
A finales de 1913 se produjo el acontecimiento que iba a dar identidad pública a la generación.
El 23 de noviembre de 1913 el poeta Juan Ramón Jiménez y el mencionado Ortega y Gasset
organizaron en Aranjuez un homenaje de desagravio a un literato de la generación del 98 -
Azorín - porque a su juicio había sido rechazada injustamente su candidatura para ingresar
en la Academia de la Lengua. Era una excusa de los jóvenes intelectuales españoles para
aparecer en público y mostrar ante la sociedad su voluntad de intervenir en los destinos de la
nación.
Otro rasgo característico de la generación del catorce fue su importante dedicación a la
política; más aún que sus predecesores de la Generación del 98. Ocuparon durante la Segunda
República cargos en el gobierno, actas de diputados, embajadas y cargos en organismos
internacionales.
Lo más característico de la generación española del catorce es haber tenido un programa
constructivo de cara al futuro, partiendo del convencimiento de que España se puede reformar
gracias a la inteligencia, al esfuerzo y a la creación de instituciones adecuadas. Rompieron con
el pesimismo nihilista de la generación del 98, aunque no con sus logros estéticos y su espíritu
crítico, afianzando algunas de las instituciones que ya se habían creado como la Residencia de
Estudiantes, la Junta para Ampliación de Estudios o las reformas a fondo que se llevaron a
cabo en la universidad pública como el plan de estudios de las facultades de filosofía y letras
de Madrid y Barcelona (Plan Morente).
A ello hay que añadir la creación de medios de comunicación: diarios como El Sol,
Crisol, revistas (Revista de Occidente, Índice, Leviatán, La Pluma, Prometeo) y editoriales
(Calpe, la editorial de Revista de Occidente). Como hombres muy pendientes de las novedades,
supieron aprovechar los avances técnicos, prestando atención prestada a los nuevos medios
de comunicación como la radio y el cinematógrafo. Puede decirse que tuvieron éxito en lo
2. cultural y, en general, en llevar a cabo el proyecto de modernización del país en el orden
económico, industrial, etc., aunque fracasaron en lo político al no haber sido posible su
proyecto de realizar la reforma de la monarquía de Alfonso XIII.
Las tensiones generadas durante este proceso de modernización indujo al rey Alfonso XIII a
propiciar como solución la Dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930). Una vez que se
fueron agotando las primeras reformas exitosas de los militares y sus políticas se fueron
tornando más agresivas e impopulares, los intelectuales del catorce argumentaron y lideraron
la lucha contra la Dictadura.
Así, la generación 14 tuvo un papel protagonista en la instauración de la Segunda República, en
febrero de 1931. Pero Ortega, Azaña, Marañón, Pérez de Ayala, Madariaga, de los Ríos y
Araquistáin no pudieron, supieron controlar eficazmente el proceso político que lideraron.
Después del derrumbe bursátil de 1929 en Nueva York, se desató una grave crisis económica
internacional durante los años treinta. Además, las élites políticas y los agentes sociales
manifestaron durante los cinco años de la Segunda República una intransigencia y agresividad
que condujo a la tragedia colectiva de la Guerra Civil de 1936-1939.
Como el resto de la clase intelectual, artística y literaria, los miembros de la Generación del 14
se dividieron entre los que se mantuvieron leales a la República, quienes trataron de alejarse
de ambos bandos, y quienes acabaron apoyando a los franquistas. La mayor parte de ellos se
exiliaron durante la guerra civil.
Géneros literarios. Autores y obras más significativas
En esta época se cultivaron los textos en prosa, especialmente los ensayos. En este
género ensayístico destacaron: Eugenio D’Ors y, muy especialmente, José Ortega y Gasset,
que trató todo tipo de temas en sus ensayos y cuyas obras más destacadas fueron La España
invertebrada, La rebelión de las masas y La deshumanización del arte. Fue el escritor más
influyente de la generación. Buscaba “deshumanizar el arte”, es decir, quitar los sentimientos
humanos del arte, de modo que primara la actividad intelectual y la emoción estética sobre la
actividad sentimental y la emoción humana. Concluye que el arte debe ir dirigido a una
minoría.
En el género novelístico, menos relevante, destacó: Ramón Pérez de Ayala: innova en cuanto a
las técnicas narrativas. Tuvo una importante producción novelística.
En el género poético destacan : Ramón Gómez de la Serna y Juan Ramón Jiménez.
Ramón Gómez de la Serna
Fue el gran impulsor del espíritu vanguardista en España. Su obra es variada y compleja, tanto
en la forma como en el género. Fue un inconformista con gran tendencia a la experimentación.
Este autor inventó el género poético de la greguería: frase breve en que el autor refleja la
realidad cotidiana a través de la asociación de imágenes líricas, metáforas ingeniosas y
3. humorísticas, buscando la sorpresa del lector. La influencia de este género fue enorme,
especialmente en el Ultraísmo y en la Generación del 27.
Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881 y, de su vida, podríamos destacar
algunos acontecimientos que marcaron su producción literaria. En este autor se aúnan de
forma inseparable vida y poesía.
Algunos de los hitos principales en su trayectoria intelectual fueron: sus estudios en la
Universidad de Sevilla; su relación con algunos escritores modernistas, con Giner de los Ríos y
con otras personas afines a la “Institución libre de enseñanza” y su estancia en la “Residencia
de Estudiantes” durante los años en que vivió en Madrid.
En un nivel más sentimental, la muerte de su padre le produjo fuertes trastornos psíquicos que
lo llevaron a ser ingresado en varios sanatorios. La mujer de su vida fue Zenobia Camprubí, con
la que viajó a Nueva York, donde se casaron en 1916. Al inicio de la Guerra Civil, la pareja viajó
a EEUU, Cuba y finalmente Puerto Rico, donde el autor vivió desde 1951 hasta su muerte.
La personalidad de Juan Ramón fue muy peculiar: su hipersensibilidad le llevó a crear una obra
literaria de una calidad exquisita al tiempo que se aisló de sus contemporáneos, se hizo cada
vez más egocéntrico, hasta el punto de que muchos jóvenes poetas que, al principio, lo
tomaron como maestro acabaron rechazándolo y considerándolo un autor encerrado en su
torre de marfil.
La obra de Juan Ramón Jiménez se caracteriza por la minuciosidad del autor, ya que este siguió
retocando sus obras hasta el final de sus días. Buscaba la perfección absoluta de su obra y por
eso seguía modificando sus textos una y otra vez. Además, consideraba su obra como una
“unidad” en la que se debían integrarse los nuevos textos con los antiguos corregidos. Esto le
llevó a publicar varias antologías de sus poesías: en 1917 publicó Poesías escojidas; en
1922 Segunda antolojía poética y en 1957 Tercera Antolojía poética.
El propio poeta, en sus últimos años, estableció tres etapas en su producción:
En su primera etapa “sensitiva”, destacan entre otras Arias Tristes, Rimas y Almas de
violeta, caracterizadas por el Modernismo más brillante: tonos grises e intimistas, belleza y
naturaleza, con un importante toque neorromántico. Recordemos que Juan Ramón Jiménez
fue el gran impulsor del Modernismo en España. Durante su estancia en Moguer, en la primera
década del XX, escribió varios libros en los que empieza a añadir elementos propios: búsqueda
de lo cotidiano, lo rural, la naturaleza, la ironía… Ej. La soledad sonora.
En su segunda etapa, “intelectual”, busca una poesía pura, despojándose de lo sensorial y
alcanzando lo absoluto. Con las obras de esta etapa, Juan Ramón abre el camino hacia las
innovaciones vanguardistas. De esta época cabe destacar obras como Diario de un poeta
recién casado, con la que se inicia la etapa, y otras como Poesía.
En su tercera etapa “suficiente” o “verdadera”, en el exilio, la poesía intensifica el camino del
conocimiento. Es una poesía metafísica en la que se busca la libertad del “yo” respecto a los
4. límites espacio-temporales. De esta manera, el “yo” se escapa de la muerte y alcanza la gloria,
la eternidad y la armonía. Destaca La estación total, que el propio Juan Ramón incluye en la
etapa anterior, pero que ha sido incluida en esta etapa por la crítica posterior debido a sus
características metafísicas. También Dios deseado y deseante.
Juan Ramón escribió también numerosos textos teóricos en que explica su concepción de la
poesía y varios textos en prosa, entre los que destacó Platero y yo, de rasgos modernistas,
donde busca la armonía con la naturaleza y su ansia de belleza, siempre amenazadas por la
injusticia y todo marcado por una delicada ironía.