Mi cuerpo en tus labios (Unreleased - versión 1)

BrendaRow’MJ Mi cuerpo en tus Labios
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SINOPSIS
Katherine Ferrer es una chica de 28 años cuya profesión es escritora; ha
publicado libros con base a investigaciones de la vida de los famosos. Es muy
exitosa. Y en la primavera de 1990, su jefe le pide que investigue la vida de
Michael Jackson. Después de varias llamadas insistiendo una entrevista con el
legendario Rey del Pop, se presenta su oportunidad…
Katherine nunca se imaginó que llegaría a conocer profundamente al artista:
En el lado Romántico – Erótico.
Y nunca se imaginó que este hombre fuera increíblemente caliente con una
apariencia inocente. Katherine se encuentra confundida ya que su vida está
llena de misterio, tendrá que elegir entre dos chicos: éste hombre guapo,
caliente, sexy, romántico y exitoso, y su novio guapo, que… bueno, se queda
pobre comparado con Michael, pero del que se ha enamorado por primera vez.
Una historia llena de pasión, sexo, deseo, lujuria, pecado, con un toque de
comedia; que te hará sentir como en la historia y que perdurará en tu memoria.
¿Es pecado tener sexo hasta el anochecer, del anochecer hasta el
amanecer? Porque si es así…. Katherine Ferrer estará pecando.
Todos. Los. Días.
MI CUERPO EN TUS LABIOS… Próximamente.

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CAPÍTULO 1
A veces el señor Adams puede llegar a ser demasiado exasperante. Un día
de estos iba a utilizar mi mano derecha para abofetear su mejilla barbuda. Y
no solo la derecha, la izquierda también. ¿Y por qué no? Los pies y las rodillas.
Iba a golpearlo, lo asesinaría y lo metería en una bolsa negra para después
tirarlo al mar. Se trataba de una fantasía del que no he podido superar. ¿Por
qué lo odio? Bueno, a decir verdad, hay muchas razones; por ejemplo me ha
acosado, me ha robado dinero de mis ganancias de los libros del que él no
tiene nada que ver, me ha echado en cara que mi novio no existe —Porque
nadie lo ha visto— y además, ha dicho que tengo un buen “culo”…
Respira, Kathe. Respira.
Imbécil.
Ganas dinero por mi trabajo.
Gilipollas.
Estaba sentada frente a su escritorio, mirando su rostro fruncido. Movía sus
brazos mientras me exigía. El pobre imbécil cree que lo estoy escuchando. Si
supiera.
Bastardo, estúpido, imbécil, capullo, pervertido, tacaño. . .
—. ¿Srita Ferrer? — Se inclinó hacia adelante.
¿Aprovecho ahora, ya que he estado yendo al gimnasio? Podría utilizar mi
capacidad de Taekwondo para golpearlo y hacer mi sueño realidad.
Qué bonito se vería en el mar.
Y qué rico alimento para los tiburones… Imbécil.
— Claro, seguiré tratando de conseguir una entrevista con el Sr. Jackson.

~ 4 ~
Me había dado un sermón solo para decirme lo mismo todos los días. Hasta
sabía lo que me diría en 3…2…1…
— Debe seguir intentado. Ahora. — Me pasó el teléfono y marcó los números.
Me sigo preguntando cómo rayos no nos han cancelado o restringido. Este
sería mí llamada número 55 a partir del lunes… y era miércoles.
La línea sonaba con música de fondo. Oí un suspiro cansado cuando habían
cogido el teléfono del otro lado de la línea. Me ruboricé.
— Déjeme ver, es Katherine Ferrer, ¿no? Nuevamente, el Sr. Jackson no —
Hizo énfasis en la monosílaba —… aceptará una entrevista con usted.
— Oh vamos, dicen que él es humilde y ni siquiera se toma la molestia de
recibirme por lo menos 20 minutos. Creo que lo escribiré en el libro.
¡Vamos, perra!
— Por favor, deje de llamar… el señor Jackson no… — La interrumpieron.
Haré que te despidan, puta.
—… Sí señor. — Suspiró la mujer del otro lado de la línea. — El Sr. Jackson la
recibirá mañana a las nueve a.m. Ni un minuto más o pierde su oportunidad.
Perra, por favor;)
— Increíble, mañana nos veremos. — Perra.
Colgué.
Dejé el teléfono donde correspondía y miré al señor Adams. Me miraba
directamente, buscando en mis ojos si era verdad lo que había escuchado.
Creo que me haré millonaria con este material. Le preguntaré a Jackson todo
aquello que el público desea saber. Quiero escavar y escavar hasta llegar a
su verdad y, así, ganar mucho, mucho dinero. Hace tiempo que no se ve en el
televisor, ¿seguirá igual de atractivo?
En mi último libro, hablé sobre la vida de Georgios Kryiacos Panaiotou,
conocido artísticamente como George Michael. Este hombre es conocido
además por su polémica imagen pública: sex symbol rodeado de escándalos
relacionados con sexo y drogas, quien saltó a la fama en la década de 1980,
cuando formó el dúo pop Wham! junto con su amigo de la escuela Andrew

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Ridgeley. Hablé sobre su primer sencillo en solitario, "Careless Whisper” el cuál
fue lanzado cuando aún estaba en el dúo y vendió cerca de seis millones de
copias en todo el mundo. Mi canción favorita. También sobre su álbum debut
como solista de 1987. Faith ha vendido más de 20 millones de copias en todo
el mundo y realizó varias grabaciones y los logros en los Estados Unidos.
Este libro tuvo buenas ventas. Tardé alrededor de un año en realizar las
investigaciones logrando un libro espectacular. Pero ahora, mi mente estaba
centrada en Michael Jackson. Quería conocerlo, quería saber el motivo de su
excéntridad, de esa rareza del que todo el mundo habla; saber por qué tiene
como mejor amigo a un Chimpancé llamado “Bubbles” y todo lo que eso
conlleva. Conocer como se inspiró en su último disco “Bad”; había escuchado
rumores de que algunas canciones estaban basadas en historias reales que
pudieron suceder en la Universidad en que él estudiaba. No lo sé.
— ¿Y bien? — La voz del señor Adams me regresó a la realidad.
¡Mierda!
Tanto tiempo insistiendo para que aceptara mi entrevista y ni siquiera he
elaborado las preguntas. ¿Desde cuándo he sido descuidada?
— Mañana a las 9 a.m. — Me puse de pie — Creo que debo irme para
prepararme para mañana…
Solo di que sí y todos seremos felices.
— Acabas de llegar, Kathe. A demás, supongo que ya tienes el trabajo listo.
— Eh… si, listo… eh…— Balbuceé — Hay… un pequeño problema con eso.
Me encogí sonriendo inocentemente.
El señor Adams amplió sus ojos y me miró como si hubiera cometido un delito.
Se puso rojo, estaba conteniendo el aire, y pude ver cómo le salía humo por
los oídos. Bien, prepárate Kathe, quizás llegues a quedar sorda hoy…
— ¡¿No lo has hecho?! ¡¿Qué mierda ocurre contigo, Katherine!? — Explotó.
— Yo… no lo sé… simplemente… Oh vamos, sabes que soy increíble para
hacer preguntas. Tengo una enorme curiosidad así que me iré y las escribiré.

~ 6 ~
— ¡Ve y hazlas de una vez por todas, mujer! — Señaló la puerta. Me giré sobre
mis talones y caminé hacia la salida de su despacho.
Y aquí estaba yo, sentada en mi sofá con una libreta en mis piernas mientras
escuchaba su música. Hacía una hora que me había sentado aquí y solo
llevaba cero letras en la hoja. Había tantas preguntas con las cuales podías ir
y ver sus viejas entrevistas para despejar tus dudas. Necesitaba preguntas que
respondieran todo ese misterio que lo rodea, ¿pero qué?
Busqué una revista entre mis cosas y tomé una. Jackson estaba en la
portada, y más adelante, se veían fotos de él sobre su gira Bad. Recordé los
premios Grammys donde él salió un par de veces. Recordé los chismes,
rumores, todo aquello que se decía de él. Y entonces, muchas preguntas
llegaron a mi mente.
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Eran las 7 de la mañana. No había podido dormir el anoche solo por estar
pensando en cómo sería la entrevista, y por cómo sería verlo, tenerlo frente a
mí, a solas, viendo sus ojos, sus labios. . .
No pienses en eso, cerda.
¿Era un día caluroso? Porque de repente sentí mucho calor entre mis
bragas…. Digo, mierda, solo pretendamos que hay mucho sol y que se siente
desde adentro de mi apartamento aunque tenga el aire acondicionado
encendido. Entré a la ducha e hice mi rutina de aseo. Me puse esto:
http://www.polyvore.com/cgi/set?id=96953406&.locale=es
Desayuné algo ligero ya que se estaba siendo tarde. Salí del apartamento y
subí a mi Mercedes-Benz 190 E 2.5-16 del año. Conduje a toda velocidad
hacia su hogar, Neverland. Durante el camino llamé a su asistente, me dio la
dirección del lugar donde se presentaría la entrevista y cuando más cerca
estaba, más nerviosa me ponía. Después de 10 minutos, visualicé la entrada
del Rancho. Al acercarme, indiqué el motivo de mi visita y me dejaron pasar.
Adentré más al lugar y sentí mi estómago apretarse de los nervios. Y en un
abrir y cerrar los ojos, ya estaba saliendo del coche. Respiré hondo, tomé mis
cosas y entré a la mansión. Una señora me recibió en la entrada.
— ¿Katherine Ferrer? — Me mostró una sonrisa hipócrita.

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¡Oh, es ella! Es la perrita.
Sonreí, estreché mi mano con la de ella y miré el lugar. Si no miraba para otra
parte, seguro tomaría su cabeza y la azotaría contra la pared hasta deformar
su cara llena de botox. Bueno, deformarla más de lo que ya estaba.
— Soy yo, supongo que usted es… —La analicé — la secretarita.
¡La perra botoxa, qué!
— Mi nombre es Elizabeth, y por favor, sígame. El Sr. Jackson está
esperándola.
¡Oh, lo veré!
¿Cómo me veré? ¿Bien? ¿Mal? ¿Del asco? ¿Pasable? ¡Dios! Simplemente
mándame a mi hada madrina para que me ponga hermosa y deseable.
Seguí a la Perra botoxa hacia el despacho de Jackson, pasamos por un pasillo
hasta llegar a una zona silenciosa, ella se detuvo y me miró.
— Espere aquí.
En cuanto se dio la espalda, practiqué sonrisas. Quería que mi entrada fuera
espectacular para dejarlo sin habla. Nada podría salir mal, es decir, soy yo;
Katherine.
¡Oh estúpido estómago, deja de torturarme!
Tenía tantos nervios, tantas que mi respiración se volvió dificultosa. Era como
una anticipación a mis jadeos. Kathe, tranquila; has insistido tanto como para
que lo eches a perder… Respira, respira, respira, respira. . .
— Puede pasar. — Y sin decir más, se fue, dejándome a mitad del camino.
Tú puedes.
Caminé el resto del pasillo, la puerta que daba hacia su despacho quedaba
a centímetros. Coloqué la mano derecha en la manija, entonces, giré
despacio y abrí lentamente la puerta.
¡Joder!
Estaba sentado, mirando atentamente hacia mí. Su cabello esta suelto
mientras que sus rizos caían por su cara. Se puso de pie al verme y caminó

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unos pasos hacia mí. Caminé con sensualidad, sonreí al ver que me sonreía; Y
maldición, su sonrisa es increíblemente sexy. Me acerqué lo suficiente para
estrechar nuestras manos. Estaban calientes y suaves. Sentí algo recorrer mi
cuerpo hasta llegar a mis entrañas. Me sonrió de una manera tan hipnotizante,
que sentí que podía caer a sus pies.
Sus ojos estaban taladrándome de una forma tan fuerte logrando que mis
mejillas se sonrojaran. Lo sentí y lo aseguré cuando sonrió ampliamente al
verme y creo, que inconscientemente, su mano derecha se dirigió a mi rostro y
pellizcó con suavidad mi mejilla rosa.
— ¿Katherine Ferrer? — Me señaló el asiento para después sentarse frente a
mí.
Aclaré mi garganta.
— Si, es un placer conocerlo Sr. Jackson. — Mi voz sonó ronca.
Él sonrió nuevamente con esa sonrisa que te mata. Estaba tan apuesto, más
de lo que estaba antes; estaba vestido sencillo, pero se veía malditamente
caliente. Crucé mis piernas para no dejar salir el charco de agua que estaba
reteniendo.
— ¿Así que usted es la mujer insistente? — Se echó a reír.
Me sonrojé.
Él sabía de mis llamadas, y bueno, me entró la curiosidad por saber por qué
no aceptaba las veces anteriores; y ya que me hizo una pregunta un poco
personal, ¿despejo mi duda?
— Ella misma. Quizás si hubiera aceptado antes, no tendríamos que haber
pasado por esto… y si usted me permite, quisiera hacerle una pregunta.
Sonrió y se acercó más al escritorio.
— Para eso estamos aquí, pero la escucho.
Sonrió con picardía.
Nuevamente, sentí mis mejillas arder.
Y mis bragas empaparse aún más.
¡Oh, tenía que fijarme si ya había hecho un charco!

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CAPÍTULO 2
Sentí mis mejillas arder. Ese hombre me provocaba muchas emociones y al
parecer, él lo notaba ya que tenía los ojos bailando con diversión y disfrutaba
mucho hacerme sentir así con su sonrisa increíblemente brillante. Y como la
vida suele ser tan injusta conmigo, él aún sonreía. ¿Sabrá que su dentadura es
demasiada blanca y brillante? Podría iluminar un lugar oscuro con el simple
hecho de sonreír.
Miré hacia mis nudillos y aproveché para ver si no había un charco de agua
debajo de mí. Me relajé al ver todo seco, pero mis bragas simplemente
estaban empapadas. ¿El tipo sabrá oler los jugos lubricantes? Porque yo
empezaba a percibirlo.
Tragué.
— ¿Por qué no aceptó las otras veces la entrevista y esta vez sí?
Se acomodó en su asiento y dejó de sonreír. Oh, que desgracia; pero
agradecía al mismo tiempo. Ladeó la cabeza y suspiró. Hice la silla hacia atrás
para que pudiera ver mis piernas descubiertas.
— Bueno, en realidad no me interesaba la idea de que una dichosa
mujer…—
Me estudió, de arriba para abajo… tardó unos segundos mirando mis piernas.
¡Bingo! Y después subió hacia mi escote, me mordí el labio. Estaba a punto de
tener un orgasmo gracias a la forma en que estaba mirándome. Otro par de
segundos después, me miró a los ojos con sus ojos grandes y cafeces, estaban
fundidos, prendidos con fuego. Lo que pareció horas, en realidad fue casi en
un minuto.
Sonrió.

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—… me entrevistara e hiciera investigaciones sobre mi vida privada para
después plasmarlo en un libro. Y bueno, pensé en las ventajas que esto podría
traerme así que acepté ayer, en medio de la plática con Elizabeth.
Así que él fue quién la interrumpió. Madre mía.
— Oh… — Fue lo único que pude decir.
— Si, Oh. — Rió — ¿Y cuáles son esas preguntas, muñeca?
¡Muñeca!
Mis mejillas ardieron.
Con mis manos temblorosas, abrí mi bolso. Saqué una grabadora, la coloqué
y después saqué las hojas de aproximadamente 50 preguntas; supongo que
habrían varias sesiones, aunque no estaba segura de que si él iba a aceptar.
Mujer prevenida, vale por dos. Así que escogeré las preguntas más
enigmáticas, que por cierto, marqué con un asterisco.
— Bien, empecemos.
Él asintió acomodándose en su asiento.
— Todo el mundo sabe y está muy claro, que usted es un artista de potencia
mundial. Los periodistas, amarillistas o como desee llamarle, han publicado
situaciones sobre usted, que puede sean ciertas o no... — Hice una pausa
para tragar — Algo que se dijo en el año 87’ fue que usted había comprado
los huesos del hombre elefante. ¿Eso es verdad?
— No, no lo es. — Respondió.
Asentí. Busqué otro asterisco. Juraba que la hoja estaba agitándose
horriblemente por los nervios que se transmitían en mis manos.
— Lo hemos visto alrededor del mundo, de un lugar a otro e incluso, en
conferencias de prensa con su chimpancé llamado “Bubbles”. Usted ha dicho
que es su mejor amigo… ¿por qué usted lo ve así, qué ve en ello?

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— Ummm… — Miró hacia arriba, pensando. — Creo que los animales son más
honestos que los humanos, ellos no me ven por quién soy en el mundo del
espectáculo, ellos me dan su amor incondicional y Bubbles, ha estado
conmigo desde que él era un bebé ¿sabe?
— Eso he visto. — Sonreí — Cuando llegué aquí, vi muchos animales, estatuas
de niños jugando y algunos pequeños juegos. Esto tiene que ver con su
nombre “Neverland”, bien, ¿por qué ha escogido este nombre?
— Me gusta Peter Pan, en el país de nunca jamás, no creces, podías volar,
tienes una vida despreocupada y Neverland, para mí, es importante; soy libre,
hago lo que quiero sin ser juzgado y puedo ayudar a los niños enfermos.
¡Mi amor!
— Eso es increíble, Sr. Jackson. — Sonreí con ternura.
— ¡Oh! Puedo mostrarte el Rancho, quizás quieras escribir sobre eso en tu libro.
— Lo haré, y me encantaría.
Ambos sonreímos. Hicimos contacto visual, sus pupilas se dilataron
atrapándome. Mi corazón golpeaba contra mis costillas y me preguntaba si se
podía ver desde su lugar.
Aparté la mirada.
¡Cobarde!
— Ahora, desearía entrar al lado personal…— Dije insegura.
— Claro — Sonrió pero las esquinas de sus labios « ¡Oh mierda, sus labios! » No
llegaron hacia sus ojos.
— Se ha dicho que algunas canciones que pertenecen al disco “Bad” están
escritas con hechos reales. Tales como “Dirty Diana”, “I just Can’t Stop Loving
You” entre otras, ¿esto es cierto?

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Me miró fijamente a los ojos, con un poco de dureza. ¿Era por qué pregunté
eso? ¿Cuál sería la razón por la que me miraría así? Me acomodé en mi
asiento incómoda. Negó con la cabeza.
— No. — Se limitó a decir más.
Entrecerré los ojos. No me lo trago.
— Veo en su mirada que no me cree, pero es verdad. — Agregó.
¡No te creo!
Suspiré.
— Bien. La siguiente pregunta… — Miré la hoja. — ¿Usted y Brooke Shields
estuvieron en una relación al finalizar su gira “Bad”?
Se echó a reír.
— Si, lo hicimos. — Se puso serio.
— ¿Podría hablarme sobre su relación?
Ladeó la cabeza y me miró detenidamente. Tragué. No sabía que podría
sentirme violada solamente por una mirada. Pero sobre todo, por una mirada
de Michael Jackson…
— Somos amigos desde hace mucho tiempo, salíamos de paseo, viajábamos,
íbamos de un lugar a otro. Fue interesante.
Nuevamente se limitó a decir más.
Bien, debía admitir que la pregunta sobre hablarme sobre su relación no
estaba escrita en la hoja. Fue mi curiosidad, eso es todo. Hacía tanto calor
aquí dentro, necesitaba refrescarme así que me quité el pequeño abrigo rojo
que llevaba puesto. Pude sentir sus ojos penetrándome, estudiando mi torso.
Respiración, no me traiciones.
Estaba jadeando, si, por el calor que este chico me provocaba. Sentía que
me faltaba el aire. Su mirada estaba matándome, necesitaba aire. O un beso.
No, no, eso complicaría todo. Lo miré. Sus ojos subieron rápidamente para

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encontrarse con los míos. ¿Notaría lo mal que me tiene? Nunca antes había
estado frente a un hombre de casi 32 años tan caliente. Oh, ¿qué no sentirá
la perra botoxa? Es por eso que se viste tan provocativa, seguro se le insinúa,
flirtea con él… ¿debía preguntar? Solo que eso me dejaría en evidencia.
Joder, la curiosidad estaba matándome. Quizás deba. . .
— ¿Y está saliendo ahora con alguien? ¿Hay alguna mujer de quién esté
usted interesado?
Arqueó una ceja.
— ¿Es una pregunta personal o para el libro? Quiero decir, si es usted quien
está preguntando para saber a sí misma.
¡Yo quiero saberlo!
Tragué.
— Para el libro, por supuesto. Es seguro que todo el mundo desea saberlo.
— Para cuando lo publique a lo mejor esté con alguien.
¿Oh?
— ¿Eso quiere decir que no está saliendo con alguien?
Negó.
— No, aún no. — Me estudió.
¿Esa mirada qué significaba?
— ¿Hay alguien de quién esté interesado?
Asintió, estudiándome de nuevo.
— La hay. — Me guiñó el ojo. — Pero como dije, para cuando publiquen el
libro, tal vez esté saliendo con alguien.
— Puedo modificarlo.
Sonrió.
— Debí saberlo. — Soltó una risita.

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Sentí la puerta abrirse.
— Disculpa que le interrumpa, pero el Sr. Landis está aquí. — Dijo la perra
botoxa con tono de “cuando esta perra se vaya, te follaré”.
Él me miró y me recorrió con la mirada en un segundo.
— ¿Le dijiste que estoy en medio de una entrevista con la Srita Ferrer?
Asintió.
— Lo hice señor.
— Dile que espere, o que vuelva dentro de un rato, cuando le llame.
Asintió. — Lo haré. — Salió del lugar.
Me miró y sonrió.
— ¿En qué estábamos?
Awww.
— Creo que debería atender al Sr. Landis. Podría venir mañana de todos
modos.
— Katherine, has insistido por teléfono más de 55 veces y solo ha estado aquí
menos de una hora… Vamos, sigamos con la entrevista.
Mi nombre suena caliente con su voz.
Me sonrojé.
— Bueno, en realidad, tengo más de 50 preguntas aquí. Creo que tendremos
que dividirlo en varias sesiones por algunos días.
Sonrió. —. Eso suena bien.
— Bueno, seguimos con la entrevista. — Sonreí.
_______________________________________________
Después de unas 5 preguntas de las cuales se sacaron preguntas tras
preguntas, habíamos tomado más confianza entre nosotros. Él me preguntó

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algunas cosas sobre mí y bueno, con todo el gusto del mundo le respondí. Es
un hombre agradable, pero no trataba de disimular esas miradas pervertidas
que me daba. Y para ser honesta… me gustaba. Sentía una emoción muy
fuerte cada vez que mi miraba, había algo llamativo en su mirada, en esa
sonrisa que tanto me ha hipnotizado. Quisiera salir huyendo, pero tendría que
volver de todos modos. Ya había visto tanta belleza por hoy.
Ahora, nos encontrábamos sentados en un solo sofá, conversando sobre su
vida. Esta vez no tuve que preguntar nada, sino solo escuchar. Sé que omitió
algunas cosas, yo solo tuve que respetarlo. Sabía que él es muy confianzudo
por lo que habría cosas que no pondría en el libro y solamente quedará en mi
memoria.
Miré el reloj que tenía sobre la pared. Marcaban las dos de la tarde. Entonces,
recordé que debía ver a mi vieja compañera de cuarto en la plaza en menos
de media hora. Debía ser sincera, no quería irme de aquí.
Tengo qué…
— Sr. Jackson, le agradezco que me haya dado toda esta información…
¿Podría besarme? Quiero saber que tan bien besas. Verás, es una
pregunta que han hecho tus fans… y yo.
— Por favor, llámame Michael. — Sonrió.
— Bien, lo haré. — Tragué — Yo… debo irme, tengo que hacer algo en
menos de media hora.
¡Oh, pídeme que me quede!
¿Pero por qué lo haría?
Si de algo estaba segura era de que él no me lo pediría, no, obvio no,
¿pero qué tiene de malo soñar un rato? Él me miró unos segundos, recorrió mi
cuerpo y sonrió al recordar algo, ya que sus ojos se iluminaron.
Tragué.
— Bien, ¿entonces nos veremos mañana? Supongo que quieres un buen libro.
Sonreí. — Es verdad. Lo quiero. Mañana a la misma hora, ¿cierto?
Asintió

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— Aquí la espero Srita. Ferrer.
Nos pusimos de pie y me despidió por la puerta de su despacho. Mi
corazón latía tan fuerte que pensé que mis costillas se romperían. Por
desgracia, tuve que ver a la secretarita. Caminé hacia la salida, y podía jurar,
que la perra botoxa me analizó mientras caminaba. La miré sobre mis
hombros y pude ver en sus ojos un destello de envidia.
Subí a mi coche, me coloqué el cinturón de seguridad y como era
investigadora y mi curiosidad era más fuerte que nada, miré a mí alrededor.
Era un lugar muy bello, tranquilo, donde podías ser tu misma. Entonces recordé
que traía mi cámara fotográfica profesional. La saqué del bolso y tomé unas
cuantas fotos a la vista, y dije, ¿por qué no? Enfoqué la enorme casa con la
lente y entonces, algo captó mi atención.
Me quedé helada.
Me había pillado.
¿Debí haber pedido permiso?
Respira, respira, respira…
Él estaba asomado desde una ventana del segundo piso, estaba
viéndome y cuando se dio cuenta de mi reacción, sonrió ampliamente. Sonreí
con aire de complicidad, entonces, capturé una foto. Miré la fotografía en la
pantalla. Sonreí al verlo en la fotografía con esa sonrisa característica de él.
Volví a mirar hacia donde estaba él y para mi sorpresa, ya no estaba. Suspiré
dejando la cámara en mi bolso. Encendí el auto y empecé a retroceder.
— Llegas minutos tardes, Katy.
Me senté frente a ella, quien estaba con los brazos cruzados sobre su
pecho. Se pondrá como loca cuando le diga que estaba hace un rato con su
ídolo. Solo que me reservaría el dato de que el chico es malditamente
caliente. Y como me habían dicho muchas veces muchas personas, yo era
una puta vidente; pude ver que ella me pediría ir conmigo para la siguiente
sesión. Ni loca. Él es mío no mío.
Sonreí modo de disculpa.

~ 17 ~
— Vengo de una larga entrevista. — Me encogí de hombros.
Abrió los ojos como platos.
— ¡Es verdad! — Sus ojos se humedecieron. — Estas investigando a Michael
Jackson.
— No sé por qué quieres llorar. El chico es un sangrón. Y es feo, no sé por qué
rayos dices que es hermoso.
¿A quién trataba de engañar? Y ya lo había admitido, solo que no quería
que viera que el hombre caliente me atrapó con sus encantos. No quería que
mi amiga viera que tan loca me puso… y bueno, ‘caliente’ debía agregar.
— Joder, Kathe. ¿Cómo puedes decir semejante barbaridad? Ese hombre es
el más guapo, atractivo que jamás haya pisado la tierra.
Lo sé, chica.
— Lo dices nada más porque Michael Jackson en tu ídolo, Leslie.
— ¡Por favor llévame con él! —Juntó las manos — ¡Por favor!
Se aclararon la garganta. Ambas nos giramos a ver y vimos que varias
personas nos veían en aquella cafetería dentro de la plaza.
— Michael Jackson es increíblemente guapo, nena, creo que deberías ir por
unos lentes.
Miré que varias personas estuvieron de acuerdo con la chica desconocida.
Los fulminé con la mirada a todos y al reconocerme, agregaron:
— ¡Eres la escritora Katherine Ferrer! — Alguien por ahí gritó, entonces, se
oyeron murmullos. — Tengo todos tus libros. ¿Es cierto que investigarás a
Michael Jackson?
Apenas abrí la boca para responder, cuando Leslie habló primero.
— Viene de una entrevista con él. — Anunció.
Empezaron a volverse locos, me pidieron fotografías y lo peor de todo, no
sabía si se trata de que sea una escritora muy reconocida o por el hecho de
que entrevisté a Michael Jackson.

~ 18 ~
Si, era famosa. No solo he escrito libros sobre artistas, también he
escrito novelas románticas. Tuve una relación amorosa con Eddie Van
Halen1 en 1985, cuando él tenía 30 años y yo, 23. Era muy joven y él viejo,
pero lo quería y él a mí. Luego empezaron rumores sobre nuestro
rompimiento sobre que yo lo engañé con otro, o que él a mí, también
sobre que me aprovechaba de su fama y bueno, él me defendió
diciendo la verdadera razón.
Somos amigos aún. Pero no iba a negar que precisamente Eddie era
guapo, y ya que he conocido a Jackson… ¡Santa mierda! Es el hombre
increíblemente guapo, atractivo, caliente con una sonrisa provocativa, pícara,
hipnotizante que haya visto en mi vida. Y debo dar reconocimiento al tío. Un
reconocimiento que lleve como nombre: “El hombre más empapador de
bragas”
Porque me había empapado a mí.
Y no me había tocado.
Solo sonrió. . .
Y ¡pum!
____________________
1 Eddie Van Halen: Es el guitarrista, pianista, compositor y productor fundador, junto
a su hermano Alex Van Halen, de la banda de hard rock Van Halen, y es
considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos

~ 19 ~
CAPÍTULO 3
Con suerte, llegué a mi apartamento sana y salva. Yo era una mujer que
le encantaba dormir, y aunque eran las 5 de la tarde, me acosté a dormir.
Vale, me resultó difícil. Su rostro estaba dándome vueltas por la mente y como
toda chica, me puse a imaginar lo que pasaría mañana en la siguiente sesión.
Primero imaginé azotar la cara de la secretarita y así exprimirle todo el
botox que tenía en la cara. Sería estupendo. Admitámoslo. La perra me
odiaba, me tenía envidia porque seguro sabe cuán atractiva le resultaría a su
amor imposible.
Vale, seguro no le parecí atractiva.
Okay, quizás sí.
Bueno, ¿qué no viste como me miraba?
Después, provocaría a Jackson con todos mis encantos. Entonces, a la
mitad de la entrevista, el se acercaba a mí y me besaba. Me acariciaba con
sus manos varoniles: Grandes y largas. Sus labios grandes, suaves y cálidos me
estaban consumiendo, quemaban, quemaban de calor, de deseo, de todo lo
que una chica necesita para excitarse. Pero Hey, con solo mirarme ya estaba
incondicionalmente excitada.
Moría para que llegara el día siguiente, y esta vez, iba a hacer todo para
que pase más tiempo con él. Para ver… si mi deseo…
¡Oh mierda!
El chico es tan ingenuo, tan inocente, tan santo que no creo que sea capaz
de cumplir mi fantasía. Debí pensarlo antes. Todos dicen eso de él. Una vez se
dijo que él era gay y, aunque lo ha negado muchas veces, hoy más que nada
me hacía dudar de su afirmamiento. Debo agregar esa pregunta a la lista.
Pensando en las mil formas en que un homosexual me follaría salvajemente,
no me di cuenta de cuando me quedé dormida y desperté a la mañana
siguiente. Creo que tuve un trabajo con la imaginación muy agotada

~ 20 ~
porque… Abrí los ojos como platos, miré hacia mi buro y miré la hora del
despertador: Las ocho con treinta y dos minutos. Me levanté de un brinco, me
metí a la ducha y salí en tiempo record, escogí algo rápido: Unos Jeans negros,
zapatos de tacón y una blusa escotada color blanco. Dejé mi cabello suelto. Y
hoy, estaba decidida a aprender una nueva habilidad.
Me maquillaría mientras conducía.
Me subí a mi Mercedes —a quien llamaba “Blip”— me coloqué el cinturón de
seguridad y me puse en marcha. De mi bolso saqué la base para toda la cara,
después maquillé un poco las cejas, me puse una sombra café con brillo,
pintalabios y lo más complicado, el rímel… Mientras iba a toda velocidad,
estaba aplicando el rímel sin ver y cada vez que estaba el semáforo en rojo,
hice mi maniobra.
Mi teléfono sonó así que reduje la velocidad. Contesté y desgraciadamente
para mis oídos, la voz de la perra botoxa sonó detrás de la línea. Debo anotar
en mi agenda ir al hospital para ver si no me dio cáncer o algo.
— ¿Srita Ferrer? Va un poco atrasada, ¿está por llegar?
¿Qué hora es?
Miré la hora que marcaba la radio. Diez minutos tarde.
— En verdad lo siento, pero tuve un inconveniente esta mañana — Que en
realidad era que me desperté tarde —. Y como ha dicho, voy atrasada.
Llegaré pronto. Discúlpeme al Sr. Jackson.
— Bien. — Colgó.
Perra.
Empujé con fuerza el acelerador, algo así como si quisiera huir de algún tipo
que quisiera secuestrarme. Estaba a unos cuantos metros de llegar al rancho,
bueno, eso daba a entender la vista, pero en realidad, me faltaba unos
cuantos kilómetros. Aún con la velocidad que llevaba, sentí como crujió algo
dentro de donde está el motor, entonces, empezó a salir humo del capó.
Me quedé a la mitad de la calle. ¡JODER!
Respiré hondo, mientras sentía el coraje recorrer mis venas. Golpeé con mi
puño el volante un par de veces y después tomé mis cosas y salí del auto.

~ 21 ~
Comencé a caminar el resto del camino que me faltaba para llegar al
Rancho. Bien, este no era mi día de suerte. Primero, desperté tarde, no me
bañé y ni me vestí bien, me maquillé mientras conducía, el motor no sirve y
ahora, tengo que caminar con tacones un kilómetro. ¿Sabes qué es eso? Son
tacones de diez centímetros y yo, Katherine Ferrer, debo caminar tres
kilómetros. Tenía tantas ganas de llorar. Odiaba estos días. Eso me pasa por
tener imaginaciones eróticas con alguien que apenas conozco.
Caminé, sintiendo mi piel romperse gracias a las tiras de las zapatillas. Volteé
hacia atrás, y lo que me había parecido una eternidad caminando, en
realidad fue tan poco lo que había avanzado. El coche no estaba tan lejos.
Podría quitarme los zapatos y así caminar más rápido, pero la pedicura que
me hice hace dos días se arruinaría.
Nuevamente, sonó mi teléfono. Me detuve a la mitad de la calle para sacar
de mi bolso mi teléfono. Contesté y la perrita botoxa llamada Elizabeth, habló
detrás de la línea.
Suspiré.
— Escuche, el Sr. Jackson es muy ocupado, si no llega en cinco minutos,
lamentablemente tendrá usted que buscar otra fecha para que la atienda.
Le mostré el dedo corazón al teléfono.
— He tenido un accidente cerca de por aquí, ¿podría decírselo al Sr. Jackson?
Se escucho que se movió el teléfono del otro lado de la línea, pude oír
voces y segundos después, se escuchó un “Beep”. ¿Eso qué significaba?
— Hola — Dijo una voz masculina, pero suave detrás del teléfono — Me ha
dicho Elizabeth sobre el accidente, ¿estás bien?
¡Santa vaca!
¡Estoy hablando con Michael Jackson por teléfono!
— Eh… lo estoy. El coche se detuvo a mitad de la calle, cerca de su rancho,
estoy caminando…
Sentí mis mejillas arder.
— Nena. — Respiró hondo — No te muevas.

~ 22 ~
Colgó.
Creo que cumplí sus órdenes ya que me congelé al escucharlo. Dios era tan
grande. Me estaba compensando por el mal día que estoy teniendo. Michael
Jackson habló conmigo por teléfono, ¡y me dijo nena! Dios… ¿ya dije lo
caliente que suena su voz por teléfono? Sientes que tus bragas se empapan al
escuchar cada sílaba. Estaba gritando por dentro, estaba por colapsar e iba
a escupir confeti de lo tan malditamente emocionada que estaba.
Y entonces reaccioné, ¿por qué me pidió que no me moviera? Debía llegar
pronto. Me giré para continuar caminando y me topé con un rostro ya poco
familiar. Estaba tan cerca de mí que podía sentir su respiración golpear mi
cara.
¿Cómo llegó tan rápido?
— Qué sorpresa. — Dije, al mismo tiempo que me sonrojaba.
Sonrió.
¡Mierda, esa sonrisa!
— Sube al coche, Srta. Ferrer
Puso una mano en mi espalda baja y con la otra, señaló el coche. Eso lo
explicaba todo. Mi piel se erizó con su tacto. Simplemente no podía creer que
esto estuviera pasando. Miré el coche, no había chofer así que llegué a la
conclusión de que él conduciría. Me sentí un poco insegura dejando al coche
ahí, aunque de todos modos iba a hacerlo.
— Tranquila, me haré cargo de tu auto.
El tío sabía lo que pensaba, entonces, ¿sabrá sobre las perversidades que
pasaron por mi mente ayer? Me sonrojé.
¡Maldición! ¿Por qué siempre estoy sonrojándome?
Sonreí —. Gracias, te deberé mucho.
— No me deberás nada, Katherine. — Abrió la puerta del copiloto para que
pudiera subir.
No pude decir nada más que sonreír y subir al coche. Cerró la puerta, rodeó
el coche por enfrente y subió a mi lado. Se giró a verme y me sonrió. Respiré

~ 23 ~
hondo cuando él miró hacia el frente. Encendió el auto, retrocedió un poco,
giró el volante e hiso todos esos movimientos complicados para girar el auto e
ir a la dirección hacia el rancho.
El ambiente estaba caluroso. Estaban las ventanas cerradas así que no iba a
tomarme toda la confianza del mundo para bajar el vidrio. Así que iba a
persuadirlo para que me dijera que podía bajarlas. Lo miré y él me miró.
— Hace calor aquí dentro, ¿no crees?
Con mi mano derecha hice un abanico para aventar aire hacia mi cara.
Sonrió con un aire de diversión.
— Está encendido el aire acondicionado, Srta. Ferrer…
Mierda.
Mierda
Mierda.
¿Entonces él provocaba el calor insoportable en mi cuerpo? Qué
vergüenza. Ya no sé qué pensará él de mí ahora en adelante. Debía inventar
algo para no verme mal…
— Sí, creo que mi calor se debe a que caminé. — Me sonrojé.
— Ya lo creo, y más con esos zapatos de tacón.
— Lo sé… — Vi que estábamos ya en la entrada del Rancho — Por cierto,
debo disculparme por hacerlo esperar…
— No se preocupe.
Sonrió.
Sonreí.
Se abrieron las puertas y adentramos al lugar. Aún me resultaba impactante
como era todo aquí. Poco después, ya nos encontrábamos sentados en el
enorme jardín, uno frente al otro. Desayunando. Me había contado que
despertó tarde, exactamente a la misma hora que yo. No había comido nada,
así que se le ocurrió desayunar juntos. Fue agradable compartir esto con él

~ 24 ~
pero me sentía un tanto incómoda porque, bueno, el tiene el reconocimiento
a mejor empapador de bragas.
Me disculpé rato después de terminar el desayuno diciéndole que
necesitaba quitarme los zapatos, y desgraciadamente, tenía ampollas en
ambos pies. Fue gracioso ver su cara cuando miró mis cuatros bombas. E
incluso, les había pedido a unas de sus sirvientes que trajeran el botiquín. Yo no
era muy buena con esas cosas, pero debía intentarlo.
— Bien, preciosa, sube tu pie en mi rodilla. — Me indicó, una vez le entregaron
el botiquín.
Lo miré.
Él iba a curarme el pie. Michael Jackson iba a curarme el pie…
Me sonrojé.
— Puedo hacerlo.
Oh mierda, su mirada se endureció.
— Nena, sube el pie. — Dijo haciendo pausas entre cada palabra.
— En verdad, puedo hacerlo…
Mis mejillas ardieron aún más.
— ¿Eres terca, ah?
Y entonces, se inclinó para tomar mi tobillo izquierdo entre sus manos
grandes y largas. Lo puso sobre su rodilla y me acercó. Sus dedos subieron un
poco el dobladillo de mi pantalón y sobre la mesa, abrió el botiquín y sacó
agua oxigenada, y curitas (o bandas). Tomó un algodón, lo mojó con el
desinfectante y lo pasó sobre una de mis ampollas. Limpió mientras que su otra
mano acariciaba mi piel…
Estaba empezando a sentir el efecto de su roce entre mis piernas. No sé si lo
hacía o no a propósito pero el maldito chico estaba excitándome. Dios…
bendice a su mamá por parirlo. Miraba como limpiaba mis heridas y cómo
colocaba las tiras sobre las ampollas de mí pie izquierdo.
Me miró sonriente al finalizar.

~ 25 ~
— Ahora el derecho.
¿Por qué rayos no traje una falda?
Sin contradecir su palabra, bajé el pie izquierdo para subir el derecho. Empezó
a hacer lo mismo nuevamente, y al paso de unos cuantos minutos, estaba
cerrando el botiquín para así empezar la entrevista. Okay… aquí vamos.
Le agradecí por curar mis heridas. Después, de mi bolso, saqué la
grabadora de voz y las hojas de las preguntas. Sentí su mirada ardiente sobre
mi cuerpo, no miraba las hojas, sino mi cuerpo… ¿Debía darle alguna señal de
que es más que bienvenido? ¿Pero cómo lo haría?
Me acomodé en mi asiento y aclaré mi garganta. Sus ojos subieron a mi
rostro y pude ver desde el rabillo de mi ojo que estaba divirtiéndose,
disfrutando de la vista. Me giré a verlo y estaba sonriendo.
— ¿Cuál es su canción favorita del álbum “Bad”?
Ladeó la cabeza.
— Me gustan todas, pero creo que sería… “Men In The Mirror”.
Asentí. —. ¿En quién estaba pensando cuando escribió la canción “I just Can’t
Stop Lovin’ You”?
— No pensé en nadie cuando la escribí, pero sí mientras la cantaba.
¿Quién sería?
— ¿Podría decirme en quién?
Negó.
Miré la hoja para pasar a la siguiente pregunta.
— Durante su gira, hubo un momento en la presentación de “The Way You
Make Me Feel” donde la chica con quien hace el vídeo de dicho nombre, lo
besa frente a la multitud… ¿qué pasó con ella después del show?
Sonrió.
— La despidieron. No estaba planeado para el show y tampoco estaba
escrito en el contrato.

~ 26 ~
Bien, por aprovechada.
— En su gira “Bad” fue usted solo, sin sus hermanos… ¿cómo se sintió?
Y ahí estaba otra vez. Estaba mirándome como lo hizo desde que entré ayer
a su despacho… si las miradas violaran, ya estaría esperando a 14 bebés. Le
sonreí sintiendo ya calor en mis mejillas… y entre mis piernas.
— Fue una experiencia increíble. Me sentí libre, pude ser yo mismo ahí sin
restricciones… fue genial.
— Usted ha dicho que esta podría ser su última gira, ¿aún sigue pensando lo
mismo?
— No estoy seguro.
Y cómo era de esperarse, no dijo mucho al respecto. Volteé la hoja y vi la
nueva pregunta… Una pregunta que muchos se hacían, y yo también. Quería
saber su respuesta y hacer lo posible para asegurarme de eso… claro, se trata
de él y como toda persona, queremos que todos sepan nuestra verdad. Tomé
un poco de agua del vaso que estaba en la mesa, a un lado de la grabadora.
— Se ha hablado mucho de tu sexualidad… ¿es usted homosexual?
Se echó a reír.
Me removí incómoda en mi asiento.
— Nena, no soy gay. — Dijo aún riendo a carcajadas.
Tragué.
— Casi todo el mundo lo piensa, incluyéndome…
Dejó de reír.
Mierda.
— ¿Crees que soy gay? — Me miró serio.
Asentí. Aunque no estaba tan segura. Era irónico, puesto a la forma en
que me miraba.
Se incorporó en su asiento y comenzó a estudiarme. Sus ojos analizaban
cada parte de mi cuerpo, y ni siquiera se preocupó por ser discreto. Bien… ya

~ 27 ~
estaba dudando de que fuera gay, un gay no me miraría así. Estaba dando
gracias a Dios por mandarme esta señal, sino, hubiera sido un desperdicio de
hombre.
Su mirada quemaba, y todo ese calor viajaba hasta mis entrañas para
después colocarse entre mis piernas. Me encontraba jadeando. Ya estaba
excitándome la situación. Esto está mal… pero me encantaba. Sus ojos se
encontraron con los míos y me asusté. Estaban oscuros y encendidos…
Sonrió pícaramente.
Una forma de morir… lentamente.
— No soy gay, y puedo probarlo.
¡Qué!
Tragué duramente.
Lo miré insegura — ¿Cómo lo hará?
Sonrió diabólicamente.
Mi mente se trasladó a otro lado. Estábamos en su despacho. Yo sentada
frente a él mientras que él, estaba arriba del escritorio desvistiéndose para
hacerme un Stripper. Su pecho descubierto y su cinturón desabrochado,
hicieron que mis bragas se mojaran. Hizo un baile súper sensual, hacía unos
gestos increíbles… y esa música de fondo estaba matándome…
— Nena, todo lo que te he dicho en tu entrevista es pura mierda…
¡Whoa! Un chico que dice palabrotas, ¿eh?
— ¿Entonces por qué me lo ha dicho? — Sentí un poco de furia recorrer mis
venas, él sabía que esto es importante y me ha dicho pura mierda… —
¿Entonces que pongo en el libro?
Suspiró.
— ¿Quieres conocer realmente cómo soy? ¿Quieres comprobar que no soy
gay? ¿Quieres escribir un buen libro Srta. Ferrer?
Su mirada y su voz ronca daban mucho que pensar. Y yo no sabía que
pensar. Había algo en esas tres preguntas que te enciende y tú aún no sabes

~ 28 ~
a lo que se refiere. Pero la vida es para correr riesgos, ¿no? No sabes lo que
pasará y qué habrá al final si no escoges el camino donde están bosques,
lobos, miedo, todo un lugar tenebroso si escoges el camino donde se ven
mariposas, aves cantando, arcoíris… A veces las apariencias engañan, a
veces debes arriesgarte, pasar por piedras cada vez más grandes y
experimentar cosas nuevas. ¿No te aburres de llevar lo mismo siempre? ¿No
quisieras tener un poco de acción en tu vida?
Y yo quería acción, quería experimentar algo nuevo, quería hacer algo que
no haya hecho nunca antes, y esta vez… iba a correr el riesgo.
— Si.

~ 29 ~
CAPÍTULO 4
Ya he dicho la palabra, no hay vuelta atrás. No sabía que ocasionaría mi
respuesta, pero como dije, debía correr riesgos. Yo quiero un buen libro y él va
a darme lo necesario para hacerlo. Cuando pronuncié la monosílaba algo
increíblemente poderoso llenó el ambiente del lugar. Se sintió una electricidad
recorrer mis venas cuando él sonrió de esa manera tan provocativa que sólo
él sabía hacer.
Se puso de pie con una sonrisa increíblemente amplia. Se posó frente a mí y
me ofreció su mano. Dudé un segundo, pero finalmente, la tomé. Su mano era
tan suave como la seda, cálida, grande y larga. Disfruté su tacto. No sé como
describirlo, pero se sentía genial; podías sentir tantas cosas, algo como paz,
tranquilidad, seguridad… pero lleno de perversidad. O al menos así sentía.
Cuando entré en razón nuevamente, estábamos dentro de su casa. Estaba
nerviosa, preguntándome que pasaría. Estaba muda, la voz estaba atrapada
en un lugar de mi interior y solo quería llegar a nuestro destino, para saciar mi
curiosidad. Lo miré. Es tan alto, delgado y guapo. Hoy sus rizos estaban más
brillosos y definidos que ayer, su perfume me estaba embriagando. Olía tan
celestial, tan… tan… Oh dios, no debería ser esto legal.
Hoy me siento tan sexual.
— Esta es la biblioteca. — Abrió la puerta de par en par.
Me quedé asombrada. Era enorme. Yo… podría ser feliz aquí. Di unos pasos
para entrar al mágico lugar, donde en cada libro se escondía una historia
distinta a la otra. Podías viajar y viajar a muchos lugar totalmente gratis. Estaba
asombrada… Y salí de él, cuando su presencia se posó frente a mí.
— Es increíble… podría estar todo el tiempo aquí. — Murmuré.
Tomó mi mano y me llevó hasta un escritorio que estaba hasta al fondo, al
lado de una enorme ventana. Me invitó a sentarme en uno de los asientos en
forma de mano, mientras que él, del escritorio, sacó una caja. Miré dudosa.

~ 30 ~
Sonrió al ver mi cara, se acercó a mí y me dio la caja. Yo la tomé con mis
manos temblorosas. Rodeó la silla y se posó atrás de mí.
— Ábrela. — Indicó.
Venga, tú puedes…
Junté toda mi fuerza de voluntad para poder quitar la tapa de aquella
caja blanca que él me había dado. Podía sentir su respiración en mi cuello,
pero obviamente, el tipo estaba lo suficientemente alejado. Respiré hondo.
Aquí va… Puse mis dedos en la tapa y halé lentamente.
— ¿En serio? — Se inclinó y haló de la tapa.
¡Whoa! ¿Qué es esto?
Lo miré y él sonreía ampliamente. Bien… esto no me lo esperaba.
— ¿Playboy?
— Lo es. — Se inclinó y murmuró en mi oído. — Hace dos días pensé en que
estas eran las mujeres más bellas y calientes del mundo. Pero conocí a alguien.
Tragué duramente.
No, obvio no se trataba de mí.
Eso sería ridículo.
— La conocí ayer, por la mañana… — Susurró en mi oído.
¡¿Pero qué…?!
Ahí estaba su poder sobrenatural para excitarme solo con su voz. Estaba
sintiendo el líquido salir de mi entrepierna, y un temblor en mis entrañas. Me
estremecí al oír sus palabras… estaba subiendo mi calor corporal y para mi
desgracia, estaba jadeando.
Pudo haber conocido a alguien antes que a mí.
— ¿Alguna fan? — Dije, esperanzada.
Negó. — Ummh, Ummh…
— ¿Entonces a quién? — Tragué.

~ 31 ~
¡¿Por qué estoy tragando tanto?! Basta, saliva de mierda…
— A usted…
Algo recorrió mi espalda. Una energía, quizás. Una corriente, electricidad,
miedo, excitación… fue tanto, tanto que me arqueé. Mis pezones se
endurecieron al sentir su aliento en mi cuello. Podía sentir su sonrisa blanca y
brillante con diversión detrás de mí. No sabía que pensar. Y tenía miedo de
mirarlo porque estaba tan cerca de mí que podía ver cada poro de su piel; él
estaba respirándome.
Junté toda mi fuerza de voluntad y me aparté. Me puse de pie y lo miré.
Aún sonreía, pero con perversidad. Sus ojos estaban prendidos con el fuego
del deseo. Y lo peor de todo era que mi cuerpo respondía. Dio unos pasos a
mí y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba a milímetros cerca de mí. Recorrí
con mis ojos su rostro hasta encontrarme con los de él. Hicimos un contacto
visual increíble.
Sus manos se posaron en mi cintura. Me estremecí al sentir sus manos
largas y cálidas sobre mi cintura. Esta vez él no sonreía, pero sus ojos… «Joder,
sus ojos »
— Lo es. — Se inclinó y murmuró en mi oído. — ¿Aún piensa que soy gay?
¿Había sido mi imaginación otra vez? Porque estaba sentada sosteniendo la
caja y viendo las revistas; y él aún estaba inclinado en el momento que
murmuró en mi oído. Sentí el alivio recorrer mi cuerpo.
— Aún tengo mis dudas, pero lo tomaré en cuenta. — Me puse de pie y le di la
caja.
— Eres una mujer difícil de convencer. — caminó hacia el escritorio para
guardar la caja.
— No me ha convencido mucho, Sr. Jackson.
Caminé hacia la puerta, una gran puerta de madera a la cual visualizaba
pesada. Tome la manija, giré y halé… ¡Dios! Es pesada. Con las dos manos
empujé salvajemente la puerta; escuché una enorme carcajada de Jackson.
— Permítame ayudarle, Señorita Ferrer.

~ 32 ~
Se dirigió a mí a zancadas y tomó la manija con una sola mano y haló
abriéndola para mí, con la otra mano me indicó que podía salir, entonces le
guiñé el ojo y salí, él detrás de mí.
— ¿Y de cuánto tiempo se lleva a cabo la investigación? — Se puso a mi lado.
«Viendo que usted resultó ser un hombre extremadamente sexy y caliente, y
que ha mojado mis bragas completamente un par de veces… le calculo que
50 años, pero como debo resistirme a sus encantos… desgraciadamente para
mí, menos de un año… pero si usted quiere, podemos expandir la fecha»
— Un año y medio, contando la redacción y todo lo que eso conlleva.
Me miró. «»
— ¿Así que la veré todos los días? — Se detuvo frente a mí.
Mordí mis labios.
— Si, eso creo. — Lo miré — Pero podemos poner fechas.
Ladeó la cabeza, parpadeó un par de veces y negó.
— Es muy agradable estar con usted. — Me guiñó y caminó.
Lo seguí, algo ‘desconcertada’, y me coloqué esta vez a su lado. Pensé qué
decirle. Lo miré un par de veces mientras caminábamos, tenía un bello perfil y
su cabello brillaba demasiado. Sus risos estabas definidos con ese corte
especial: Con las esquinas un poco rapadas. Estaba analizándolo,
olvidándome de la palabra “discreción”… Él me miró del rabillo de su ojo.
— Sé que soy guapo, pero no es para tanto. — Se echó a reír.
Me sonrojé.
— Lo siento. Es que tengo una amiga que es fan tuyo y me ha dicho que eres
muy guapo, bueno… es que yo… le dije que me pareces feo.
Sentí mis mejillas arder.
Él me miró sonriendo. Con una pizca de diversión en sus ojos. Me encogí de
hombros apenada. «Si supiera que pienso que él es tan caliente»

~ 33 ~
— Hay que respetar opiniones — Sonrió — Oh, ¿por qué no la traes mañana?
Será genial conocerla. Y ella podrá cumplir su sueño de conocerme. ¿No te
molesta?
¿Qué si no me molesta? No… no, para nada. CELOS dije, ella resultaría
conociéndolo. ¿Para qué digo que no si sí?
— No, para nada. ¿Por qué debería molestarme? ¡Prrr! — Hice con mi boca.
Me miró por un largo segundo.
— ¿Por interferir en su trabajo? — Dijo, con un tono de burla.
Si es así…
— Bueno, si, un poco, pero creo que a mi amiga le gustará. — Me encogí de
hombros.
Solo me sonrió y siguió caminando, sin antes dejarme avanzar primero. Todo
un caballero. Lo seguí mientras que él tarareaba una canción. Llegamos hasta
donde estábamos anteriormente y juré ver pasar a África frente a mis ojos.
Una Jirafa pasó a unos cuantos kilómetros de aquí. Yo estaba asombrada.
— ¡Whoa! Tienes Jirafas.
Él sonrió e invitó a sentarme haciendo él lo mismo.
— Tengo muchos animales aquí. Después te llevo a conocerlos.
Sonreí. — ¿Y en donde está el famoso Bubbles?
— Descansado, tuvimos una noche muy agotada.
— ¿Jugaron? — Dije, divertida.
— Si — Rió — Tuvimos visitas. Una noche familiar.
— Oh, que genial. — Nos miramos.
No era que no me gustara que me mirara, pero su mirada era tan profunda.
Con una mezcla de inocencia con perversidad que te hacía dar escalofríos.
Ni siquiera estaba sonriendo, solo estaba mirándome a los ojos y había una
fuerte conexión visual que no me permitía apartar la mirada.

~ 34 ~
El tiempo se había detenido. El pájaro que estaba pasando se encontraba
congelado en el aire, las hojas de primavera que estaban meciéndose de un
lado a otro estaban detenidas, todo estaba detenido y me preguntaba si él
también. No parpadeaba siquiera, pero se sentía tan… mágico. Había una
brisa que susurraba en mi oído “bésalo… camina hacia él y bésalo.” Quería,
pero era una tarea difícil porque ni siquiera podía apartar la mirada, estaba
inmóvil atrapada en su mirada.
Mi corazón latía muy fuerte. El sonido de mis latidos podía escucharse en
todo mi interior y taladraba mis oídos. Estaba por ponerme de pie, pero un
sonido proveniente de mi bolsa interrumpió el momento. Entonces, pude
apartar la mirada sin antes notar que el pájaro detenido ya estaba moviendo
sus alas hacia el norte, y las hojas de primavera bailaban al ritmo del suave
viento… pero él seguía viéndome. Podía sentirlo. Tomé mi teléfono y contesté.
— ¿Hola? — Dije.
— Amiga, lo siento, seguro estás en una entrevista con Michael Jackson pero
pasó algo. — Leslie dijo con una voz muy agitada. Me preocupé.
— ¿Qué pasó? — Mi respiración era dificultosa.
Suspiró lentamente.
— No sé como decírtelo…— Dijo detrás de la línea.
— Estás preocupándome, dime que mierda pasó. — Dije, exasperada.
Parecía mentira. Lo que había escuchado parecía mentira. Una maldita
mentira. Dejé caer el teléfono al césped mientras que yo miraba hacia un
punto cualquiera. No podía creer lo que Leslie me había dicho. Noté que
Michael caminaba apresurado hacia mí, pero ni siquiera presté atención. Su
voz se oía muy al fondo.
— Katherine. — Dijo. — Katherine… Katherine… Katherine.
Me llamaba una y otra vez, pero yo, sin embargo, estaba en shock.

~ 35 ~
CAPÍTULO 5
— Katherine. — Escuché.
Era la voz de Leslie. ¿Qué hace ella aquí? Es decir, no recuerdo haberme
ido de Neverland e ir a mi casa. Pero sin embargo, no podía abrir los ojos. Y
tampoco recordaba por qué no podía abrir los ojos. ¿Qué habrá pasado?
Moví uno de mis dedos para sentir donde estaba. Seda. Y ahora con mi palma
toqué más… Largo, suave, cómodo…
— Katherine… — Escuché nuevamente la voz de Leslie. — Despierta.
Abrí mis ojos de par en par. Estaba en un lugar completamente extraño. Era
una habitación muy lujosa, grande y lujosa. Esta no es mi habitación. Miré
hacia mí alrededor dificultosamente, ya que mi vista estaba borrosa. Logré ver
el rostro de Leslie a un lado de mí. Su pelo rubio estaba en una coleta, su rostro
lucía preocupado pero hermosa. Me senté en la cama, tallé mis ojos y miré la
lujosa habitación.
— ¿En dónde estoy? — Pregunté.
— ¿Dónde crees tú? — Respondió.
— No sé.
Se puso de pie y caminó hacia la puerta. Sus ojos se movieron hacia la
izquierda y sonrió. Se sonrojó y salió del lugar. Sentí la tentación de mirar hacia
donde ella estaba mirando y al hacerlo, mi corazón se aceleró. Michael
estaba allí parado frente a su ventana, viéndome. Sonrió y se acercó a mí.
— Hola. — Dijo.
Se sentó en la inmensa cama, la misma donde estaba yo, estaba frente a
mí, sonriéndome. Tomó una de mis manos y se lo llevó a la boca, besando mi
torso. Me estremecí al sentir sus labios en mi piel.
— Hola. — Finalmente dije. — ¿Qué pasó? Estoy muy confundida.
Suspiró profundamente.

~ 36 ~
— Hoy no es tu día, muñeca. — Respondió.
Eso era mentira.
— Eso es mentira. — Dije. — Tú has salvado mi día. Tú lo haces mejor.
Me arrepentí una vez que salieron de mi boca. Me sonrojé. Bajé la mirada y
con mi mechón suelto cubrí mi cara. No podía creer que haya dicho eso. Rió
casi como un suspiro y delicadamente retiró el mechón. Lo puso detrás de mi
oreja y después su dedo índice acariciaba mi mejilla ardiente. Yo estaba
mirándolo a los ojos porque el chico me sostenía la mirada. No era una
competencia, solo era esa conexión que no nos permitía apartar la mirada.
Estaba unos centímetros cerca y sus ojos se movieron a mis labios.
¡Bésame! ¡Bésame!
— Me alegra que estés bien, Katherine. — Dijo. Su mano se curvó en quijada y
se alejó un poco.
Maldición.
— ¿Qué pasó? — Insistí.
— Recibiste una llamada de tu amiga Leslie, te dio una mala noticia y entraste
en un estado de Shock y después te desmayaste. Te llevé a mi habitación,
llamé a un doctor y a tu amiga…
— Se puso como loca cuando supo que eras tú, ¿cierto? — Interrumpí.
Se echó a reír.
— Lo hizo. — Dijo aun riendo. — Como decía, el doctor te suministró una
inyección porque además tenías la presión alta. Has estado inconsciente
durante una hora.
— Oh. — Fui lo único que pude decir, la noticia que me había dado Leslie
llegó a mi mente.
— Lamento lo de tu novio. — Ni siquiera me miró.
Yo lamento que haya reaparecido ahora.
— Ni siquiera sé si es mi novio. — Dije.
Me miró.

~ 37 ~
— ¿Por qué lo dices? — Dijo.
Torcí la boca.
— Hace tiempo que no lo veo, su trabajo lo mantiene ocupado y no
hablamos por teléfono ni por correo electrónico. — Me encogí de hombros.
— ¿Quieres verlo? — Se acomodó en la cama.
Lo miré, analizando mi respuesta.
— Da igual, supongo. — Miré sus labios — Está en el Hospital de Londres, y yo
estoy trabajando en algo muy importante. Y por ahora, no quiero verlo.
Mordió su labio. Se acercó un poco más. Solo un poco.
— ¿Llamarás o algo? Digo, es tu novio después de todo.
Suspiré.
Pensé en todo este tiempo que él me había dejado sola. Le llamaba para
decirle sobre un problema pero siempre decía “Después, estoy ocupado” y
colgaba. Pero mientras estaba conmigo, era todo lo que quería. Lo amaba,
me enamoré de alguien por primera vez, y éste era de Matthew.
— Tal vez lo haga. — Dije finalmente.
Sonrió levemente.
— ¿Quieres que te deje sola? — Murmuró.
— No. Quédate. — No me importó decirlo.
Sus ojos tenían un brillo increíble. Sonrió un poco más. Se puso de pie y se
acomodó sobre su espalda. Yo hice lo mismo, quedando al lado de él.
Estábamos acostados en un silencio muy cómodo, pero quería escuchar su
voz angelical.
— Me abrazó. — Dijo, rompiendo el silencio. — Por un largo rato.
— ¿Quién? ¿Leslie?
Asintió con una sonrisa.

~ 38 ~
— Se estaba olvidando de ti, hasta que se lo dije. — Se echó a reír. — E incluso
cuando caminábamos hasta acá me abrazaba. Y me decía cosas…
Sentí algo extraño en mi interior, algo que agitó a mi diosa interior. Celos,
quizás. Él parecía no importarle, creo que estaba acostumbrado a esa clase
de afectos. Ni idea.
— ¿Qué clase de cosas?
Me miró y sus mejillas se encendieron.
— ¿Esa clase de cosas? — Dije, avergonzada de mi amiga.
Iba a matarla cuando no hubiera nadie. Una y otra vez por flirtear con él.
Con mí Michael. ¡¿Qué?! No pude decir esto… pero es que… ¡ah!
— Si. Claro que me dijo que me quería, que me admiraba y…— Se detuvo.
— ¿Y? — Dije, ansiosa.
— Me besó.
Colapsé.
— ¡¿Qué?! —Grité, sentándome en la cama de golpe.
Se estaba riendo. ¿Me había tomado el pelo?
— Mi amiga no puede ser tan aprovechada. — Me excusé — ¿Puedo saber
donde…?
Asintió, con una sonrisa divertida.
— En las mejillas, en la frente… tú sabes. Planeaba besarme en los labios pero
no podía hacerle eso a la chica que me gusta. — Dijo.
No puede ser… ¡No! ¡No! ¡No!
— Bueno, al menos no tengo que disculparme por haberlo hecho.
Claro, no podía besarse con mi amiga, ¿pero si puede mirarme como
borrego enamorado? Qué irónico. Su comentario cagó el momento.
— Creo que ya debo irme, me siento mucho mejor… Gracias por la ayuda.

~ 39 ~
Me puse de pie, y él hizo lo mismo rápidamente. Sus ojos se movían
rápidamente de un lado a otro, tratando de decir algo… supongo. Caminé
hacia donde se encontraban mis zapatos, que era hacia donde estaba él. Lo
miré mientras pasaba. Él me miraba de una forma extraña.
— Quédate.
Miré hacia él. ¿Él había dicho eso? Se giró a verme, yo estaba anonada, no
podía ni siquiera parpadear. Tenía los zapatos en mis manos y mis ojos puestos
en él.
— Quédate, Kathe. — Dijo, nuevamente.
¡Santa mierda! Él había dicho eso. Michael Jackson estaba pidiéndome que
me quedara.
— Yo…
— Acompáñame, junto con tu amiga a comer. Aquí o a un restaurant. Como
desees. — Caminó hacia mí.
— Ya has hecho mucho por mí.
« ¿Lo estás rechazando? ¿En verdad lo estás rechazando? » Dijo, mi Diosa
interior.
Él me estudió por un momento. Sus ojos suaves se convirtieron duros y fríos.
No entendía. Pero en un latido de corazón, estaban sus ojos suaves.
— Está bien… ¿te veo mañana? — Dijo.
« ¿Ves perra? No te va a rogar. Haz algo o lárgate de una vez. »
— No.
— ¿No habrá entrevista? — Preguntó.
— No, quiero decir, si… — Balbuceé — Pero…
Me acerqué a él, aunque tuve que estirar el cuello para verlo a la cara.
Estaba tan cerca, podía besar su pecho si quería. Dejé caer mis zapatos al
suelo, me los puse torpemente para quedar frente a él. Él me miraba a los ojos,
y su respiración golpeaba mi cara. Mordí mi labio, pero no podía evitar mirar
los suyos y él los míos. Me estaba acercando más a su rostro para besarlo y él

~ 40 ~
no se negaba. Pero entonces recordé algo: “Planeaba besarme en los labios
pero no podía hacerle eso a la chica que me gusta.” Cerré los ojos, luchando
contra la necesidad de estar cerca. Me alejé y tocaron la puerta.
— ¿Chicos? — Dijo Leslie detrás de la puerta— Ya han estado ahí un rato.
Lo miré, estaba igual, pero no me miraba; sus ojos no me miraban como lo
hacía hace menos de un minuto. Se dio la vuelta para mi sorpresa y abrió la
puerta, dejando ver a la rubia.
— Las veo abajo — Dijo, seco.
Leslie se hizo a un lado y miró extraña a Michael. Cerró la puerta y me miró
confundida. Notó que algo andaba mal, miró la cama y después me miró…
— Oh no, ni lo pienses. — Dije.
— Yo no dije nada…— Caminó hacia mí. — ¿Qué le hiciste?
Abrí más mis ojos… ¿acaso no pudo preguntar que me habrá hecho a mí?
Pero su pregunta fue correcta de todos modos. Me senté en la cama,
acomodé los tirantes de mis zapatillas y los abroché, tomé mi bolsa y caminé
hacia la puerta.
— Rechacé su invitación. — Dije, después de un rato silencio.
— ¿Cuál? — Dijo.
— Nos invitó a comer aquí o a un restaurant. — Murmuré.
— ¡¿Pero qué…?! — Gritó levemente — Estás loca, realmente loca. No sé tú
pero yo aceptaré su invitación.
Se giró enojada, abrió la puerta y salió, yo detrás de ella. Ella bajó primero
las escaleras y después yo. Leslie se acercó a Michael con un movimiento de
caderas muy exagerado.
— Katherine me dijo sobre la invitación, ¿podría acompañarte? — Leslie
pestañeó.
Él la miró y después a mí. Apartó su mirada de mí y sonrió al momento de ver
a Leslie.
— Claro que puedes.

~ 41 ~
— ¡Uy! Gracias. — Abrazó a Michael por un momento.
— ¿Nos acompañarás, Katherine? — Preguntó Michael.
— Digamos que… quiero que mi amiga tenga una comida privada contigo. Es
su sueño. — Caminé hacia la puerta.
— Hasta mañana. — Dijo.
Hice un movimiento con la mano sin mirar atrás. Su sirviente abrió la gran
puerta dejándome salir y la cerró detrás de mí. Caminé enojada hacia mí…
coche… Espera. Mi coche estaba ahí. ¿No estaba verada? Sonreí al ver lo
que hacía hecho Michael. Caminé más a “Blip” y visualicé una nota en el
parabrisas.
“Motor arreglado, tanque lleno… puedes estar tranquila. Con amor, MJ.”
Sonreí y guardé la nota en mi bolso. Abrí la puerta y me introduje en él.
Encendí el auto. Luego retrocedí cuidadosamente hasta salir, mientras que las
puertas de Neverland se cerraban…
Miré el reloj, eran un poco después de las cinco de la tarde; mi mente
reproducía todo lo que había pasado desde que llegué esta mañana. La
forma en que me miraba, la forma en que me sonreía, la forma en que se reía,
la forma en que era cuando estaba conmigo…
Mientras recorría las largas carreteras para salir completamente de la
propiedad, el sol se había puesto grande, rojo y estaba por la mitad del cielo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas… y no precisamente por el resplandor.
Lo siento, Michael.

~ 42 ~
CAPÍTULO 6
Dejé caer las llaves en el mostrador. Retiré mis zapatos de mis pies y los
aventé por ahí. Caminé hacia la sala de estar y encendí el televisor.
Cambiaba los canales buscando que ver pero realmente no había nada
bueno, ver los videos de los 80’s me hacían preguntar cómo serían dentro de
20 años a partir de ahora. En el año 2010 quizás sea más impresionante, habrá
nueva tecnología de las que hay ahora en 1990. No quería pensar ahora en
eso, de hecho, no quería pensar en nada. Y el nada significaba en Leslie
besándose con Jackson. ¿Por qué me molestaba tanto? Estúpida Leslie.
Apagué el televisor y entré a mi habitación. Comencé a desvestirme y ahora
sí, darme un verdadero baño. Abrí el grifo de la tina y ya cuando estaba por la
mitad, dejé caer jabón líquido de coco y canela. Un jabón caro. Prendí la
radio, coloqué un casete de música Jazz y a un lado de la tina, mi teléfono.
Cerré el grifo, metí ambos pies a la deliciosa agua y me hundí hasta el cuello.
Cerré los ojos para relajarme.
— Dios… qué rico.
Comencé a tararear la música de mi grupo favorito de Jazz. Milagrosamente
el olor del coco y canela junto con la música Jazz, ayudaba a despejar mi
mente. Empecé a acariciar mis piernas suavemente, acaricié mi pechos
mientras que mi mente creó las manos de Michael, quién él estaba
acariciándome. Mis pezones recibieron apretones leves de sus dedos, sus
labios besaban mi cuello mientras que su cuerpo estaba entre mis piernas. Yo
lo abrazaba con mis piernas por las caderas, acariciando con mis manos su
espalda mojada. Y él se movía lentamente dentro y fuera de mí.
Un sonido provino al lado de mí, no se trataba de la radio, sino de mi teléfono.
Abrí los ojos dándome cuenta de lo que mi mente había creado. Me sonrojé.
Tomé el teléfono y contesté.
— ¿Hola?
— Hey, Katherine, ¿cómo estás? — Su voz hizo que me sentara.

~ 43 ~
— Sra. Gray. — Dije. — Bien, solo un poco consternada sobre el accidente de
Matt.
— ¿Solo un poco? Es tu novio.
— No quiero ponerme mal, usted sabe como lo amo y saber que está así… me
duele. — Mentí en cierta parte.
— Él quiere verte. Estoy fuera del hospital haciéndote esta llamada.
— No puedo ir a Londres, estoy trabajando en algo muy importante.
— Él te necesita. Ha preguntado mucho por ti. Él haría lo mismo por ti.
Mentira.
— No lo creo ¿sabe? Le he llamado muchas veces pidiendo su apoyo por mis
problemas con mi madre… usted sabe cómo es ella, y solo me dice que
después, que está ocupado y me cuelga. Eso me duele.
— Esto es importante. — Dijo.
— Al igual que mis problemas…
— ¿Vendrás o no?
— Déjeme ver… necesito hablar con mi jefe y buscar un día.
— Bien, mañana te quiero aquí. — Colgó.
Si, es verdad. La mamá de Matt no me acepta totalmente a pesar de
nuestra relación de casi tres años. No sabía qué hacer, realmente no sabía.
Aún con el teléfono en mano, marqué al número de mi Jefe quién respondió
al segundo tono.
— Necesito ir a Londres. Ahora.
— ¿Jackson irá a Londres? — Preguntó.
— No, esto es personal.
— Bien, dime de qué trata y qué harás con el trabajo.

~ 44 ~
— Matt tuvo un accidente, su madre acaba de llamarme y me quiere
mañana allí. Le dije que debía hablar contigo primero pero no me dio opción.
La entrevista puede esperar unos días, hasta ahora tengo un buen material.
— ¿Por cuánto tiempo estarás en Londres?
— Un par de días. Si es que su madre no me pone una pistola en la cabeza.
— ¿Quieres que pida un boleto para ti?
— Si, ¿dentro de dos horas el vuelo? — Pregunté.
— Bien, yo avisaré a la secretaria de Jackson.
— Gracias. — Colgué.
Salí de la tina, me cubrí con la bata y entré a mi habitación. Me vestí con
unos pantalones rojos, unas botas, un blusón, y me puse un gorro. Saqué unos
pares de conjunto y todo lo necesario para el viaje y lo metí en una pequeña
maleta. Me maquillé un poco, me puse el añillo que me regaló Matt, me puse
unos lentes y tomé un abrigo: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=100053119&.locale=es
Llamé al Sr. Adams.
— Está todo listo. — Dijo, él.
— ¿Le ha avisado a la secretaria de Jackson?
— Eh… si. Tu avión sale en una hora, en primera clase.
— Bien, me iré de una vez… el aeropuerto me queda un poco retirado.
— Que te vaya bien. — Colgó.
Tomé mi bolso y mis cosas. Eché un vistazo a mi casa, y recordé que no había
comido nada. Eran las siete de la noche. Quizás pueda comer dentro del
avión. Abrí la puerta, y salí cerrando la puerta sin antes activar la alarma de
seguridad. Me di la vuelta y me topé con un coche muy lujoso… era largo y
negro con ventanas polarizadas. Decidí ignorarlo. No llevaría a Blip, entonces
tomaría un taxi. Doblé hacia la izquierda pasando de largo la limusina pero se
oyó el claxon. Me detuve. La limusina retrocedió quedando una de las
ventanas frente a mí. Bajó el vidrio.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunté.

~ 45 ~
— Quiero llevarte. — Respondió.
— Puedo tomar un taxi. Gracias. — Seguí caminando.
Se abrió la puerta y sentí como se acercaba a mí. Tomó mi brazo y me giró
quedando frente a él. Me miraba de una forma acogedora, de una forma en
que nuevamente la conexión se activó. Quise apartar la mirada pero no pude.
— Dijiste que no querías verlo.
¡Whoa!
— No es asunto tuyo, Michael.
— ¿Por qué vas?
Su proximidad me tentaba.
— Es mi novio. Si me disculpas, mi vuelo sale en una hora y el aeropuerto está
retirado.
— Quédate.
Lo miré. No había una pizca de broma o de juego en sus ojos. Lo decía de
verdad y no entendía por qué. Estaba serio, y la luz tenue de la calle no
ayudaba mucho. Miré atrás de él, la limusina estaba esperando.
— No vayas. — Su aliento estaba golpeándome la cara.
— ¿Por qué quieres que me quede? — Lo miré directamente a los ojos.
Parpadeó.
— Yo… solo… no quiero que vayas.
— Pues lo lamento mucho, pero tu razón no es suficiente para detenerme.
Me volteé para caminar, esta vez no me detuvo, pero caminó conmigo.
Seguí caminando ignorando su presencia. Llegamos hasta una casa donde
tenía arbustos y árboles pequeños, y esta vez me detuve yo.
— Deja de seguirme. — Respiré hondo— Es mejor que vayas a tu limusina o
podrían descubrirte.

~ 46 ~
— No nos pueden ver aquí por los arbustos. — Dijo, con una tranquilidad
exasperante.
— Michael, llévame entonces al aeropuerto. — Dije.
— No vayas, Katherine. No vayas. — Me acercó a él.
Sus brazos me llevaron a él, estábamos tan cerca, tanto que podría besarme.
Pero me abrazó, sus brazos estaban abrazándome por encima de los hombros
y la verdad, no podía negarme. Lo abracé también, solo que me estaba
despidiendo. Lo vería en un…
— Te extrañaré si me dejas. — Susurró en mi oído.
Mi corazón se paralizó. No podía creer lo que acababa de escuchar. “Te
extrañaré si me dejas” “Te extrañaré si me dejas” “Te extrañaré si me dejas”
“Te extrañaré si me dejas”
— Pero… — apenas pude decir — ¿Por qué deberías extrañarme?
Dije con un hilo de voz. Aún estábamos abrazándonos. Su rostro estaba
enterrado en mi cuello. Me estaba pegando demasiado a él, su aroma
celestial entraba por mis fosas nasales y sentí como depositó un beso en mi
cuello. Se apartó lo suficiente para mirarme a la cara.
— Porque me gustas.
Oh Dios Mío…
— Ya estoy imaginando otra vez… — Agité mi cabeza.
— No, no lo estás…
Y entonces sentí sus labios en los míos. Eran tan suaves, me pregunto si utiliza
bálsamo. Los míos se han de sentir horribles, pero si era así, él no lo demostró.
Abrí paso y seguí sus movimientos. Está besándome, Michael Jackson está
besándome, abrazados, en la calle… Se sentía genial. Mi corazón latía muy
fuerte, tanto que rompería mis costillas. Me aferró más a él, sus labios se
movían celestialmente contra los míos. Introdujo su lengua y empezamos un
jugueteo. Una de sus manos bajó a mi espalda baja y recorrió bajo la blusa mi
piel desnuda. Me estremecí y obviamente sentí el efecto de sus besos y su
toque entre mis piernas.

~ 47 ~
Sus besos eran jugosos, tan excitantes, dulces y apasionados. Él es un buen
besador, no voy a negarlo. Nuestros besos hacían esos sonidos típicos en cada
pequeño beso. Se alejó un poco y sonrió levemente, y me dio un beso tierno
en los labios.
— ¿Irás a Londres? — Preguntó.
— Tengo que hacerlo. — Murmuré.
— Entonces vamos juntos…

~ 48 ~
CAPÍTULO 7
Estábamos dentro de su limusina camino hacia al aeropuerto. Las luces
dentro del coche estaban apagadas y la ventanilla que cubría al chofer
estaba arriba. Tú sabes… para tener privacidad. Sus manos estaban debajo
de mi blusa, y mi mano en su nuca. Estábamos besándonos. Una ráfaga de
deseo inundaba mis venas,

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