Discurso Rubén Costas 190 aniversario de Bolivia 2015
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DISCURSO
DEL GOBERNADOR DE SANTA CRUZ
“190 ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DE LA PATRIA”
Cruceñas, cruceños
Bolivianas y bolivianos todos,
Como cada año, tengo el honor y el privilegio de dirigirme
a todos ustedes en esta fecha que conmemora y celebra
la unidad de una patria compartida y amada por todos los
bolivianos y bolivianas.
Y permítanme que comience estas palabras dirigiéndome
a todos aquellos cruceños y cruceñas que hace ahora una
década salieron a la calle para gritar Autonomía. Aquel
grito, se transformó hace cinco años en el primer Gobierno
Autonómico de Santa Cruz, y ahora, se ha convertido en
la norma fundamental de los cruceños y las cruceñas a
través de nuestro Estatuto de Autonomía.
Siempre les dije que no iba a ser fácil. Santa Cruz ha sido
y es la cuna del autonomismo boliviano, y no son pocos
los que incapaces de frenar nuestras razones, quisieron
deslegitimarlas, ilegalizarlas, inviabilizarlas o simplemente
apropiarse de ellas.
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Es cierto que ni fue ni será fácil; pero también les dije que
no era imposible; y por eso hemos dedicado todos estos
años de gobierno departamental a hacer realidad los
principios, los anhelos, las esperanzas y los mandatos de
aquellos cabildos en los que nos encontramos hace ahora
una década.
El Estatuto es la norma fundamental de la que nos
dotamos los cruceños, pero además es también el
símbolo de nuestra autonomía; es el acuerdo de
autogobierno de los cruceños y las cruceñas, la norma en
la que reflejamos nuestro modelo de convivencia entre
nosotros y con el resto de los bolivianos.
Por eso era tan importante constitucionalizar nuestro
Estatuto de Autonomía sin traicionar los principios y los
valores que dieron origen al movimiento autonómico; y por
eso hemos tenido que esperar a tener una mayoría
suficiente para que nuestro Estatuto contuviera todas las
aspiraciones que teníamos en aquellos cabildos.
No les voy a engañar, es verdad que la Constitución
actual restringe las posibilidades de nuestro Estatuto, pero
también es verdad que el texto actual del Estatuto encierra
un marco abierto de posibilidades para el día en que
gocemos de una Constitución menos centralista.
Todos sabemos que nuestra Constitución ha sido
concebida y escrita con la intención de poner freno a las
autonomías y a los autonomistas, pero eso, también
tendrá que cambiar algún día, más pronto que tarde, si
queremos vivir en un verdadero Estado Autonómico.
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Hoy la autonomía ya no es el patrimonio de los cruceños,
es patrimonio de todos los pueblos de Bolivia, y les
aseguro que muy pronto serán también los pueblos del
occidente los que reclamen mayores competencias de
autonomía para sus departamentos.
Juntos, hemos comprendido, que la autonomía es un
verdadero modelo de convivencia entre bolivianos, un
modelo que permite que la administración llegue de forma
más equitativa a todos los hombres y mujeres de la patria;
porque más allá de un símbolo, más allá de una forma de
administrar el gobierno del Estado, la autonomía es la
forma más eficaz de responder a las aspiraciones de
libertad de los pueblos y la más eficiente para satisfacer
las demandas de los ciudadanos, generando mejores y
más equitativos servicios.
Y eso es lo que hemos hecho desde la gobernación
durante estos años; hemos hecho que los servicios del
Estado, lleguen a los hombres y mujeres que los
necesitaban. Primero con la luz, con el agua, con los
caminos; ahora con la salud, con la educación, con la
vivienda. No hemos ido más rápido ni tenemos mejores
indicadores porque tuviéramos más dinero, ni porque nos
lo hayan puesto más fácil; tenemos mejores indicadores
porque desde el primer momento sabíamos para qué
queríamos la autonomía; sabíamos que la autonomía no
era para los ricos, como les dije siempre, la autonomía era
y es prioritariamente para los que más lo necesitan, y así
va a seguir siendo.
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Lo saben bien nuestros hermanos potosinos, que
legítimamente gritan para que se dé prioridad a sus
demandas y necesidades en áreas tan críticas como la
salud, la pobreza y la calidad de vida. En eso consiste la
autonomía, en que los pueblos tengan capacidad de
autogobernarse para priorizar sus demandas.
Hay quienes no han entendido que esta autonomía que
camina es más importante que la que se escribe, y por
eso despreciaron tantas veces nuestro modo de llevar la
autonomía a todos los territorios del Departamento; los
mismos que ahora no comprenden un Estatuto posibilista,
que dialoga abiertamente con la Constitución, porque
prefieren la confrontación al posibilismo y al diálogo.
No vamos a ser ambiguos en esto, nuestro planteamiento
es exactamente el contrario. Nunca hemos pensado que
el Estatuto fuera el final del camino, sino el principio de
otro; porque frente a los que creen que todo comienza y
acaba en ellos mismos, nosotros sabemos que seguimos
los pasos de otros, y que detrás vendrán otros que harán
aún más grande esta tierra. Nosotros sabemos que Santa
Cruz es un proceso colectivo, del cual, el pueblo cruceño
es el único autor intelectual, y a nosotros, como a todos
los políticos, nos toca únicamente ser sus servidores
públicos.
En eso consiste gobernar para los verdaderos
demócratas, en servir fielmente al pueblo que nos elige; y
estoy seguro, que el Estatuto que ha aprobado la
Asamblea Departamental, es el mejor servicio que
podíamos hacer al pueblo de Santa Cruz y la mejor forma
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de ser leales con el mandato que nos había
encomendado.
Y cuando hablo de lealtad al pueblo cruceño, no me
refiero sólo a los que gritaron con nosotros en los
cabildos; me refiero también a nuestros hermanos de los
pueblos indígenas de Santa Cruz, y a los cientos de miles
de nuevos cruceños, que venidos de todas las partes de
Bolivia, se han sumado a la lucha por la autonomía, y
llenaron de votos las urnas, para que pudiéramos aprobar
nuestro Estatuto. Sin ellos, sin los unos y los otros,
hubiera sido imposible llegar hasta aquí.
Este es el Estatuto de todos; es un Estatuto inclusivo,
abierto, en el que todos podemos y debemos sentirnos
reflejados, es un Estatuto para el encuentro, para el
diálogo abierto y sincero; es un Estatuto que pretende
explorar las posibilidades de la Constitución, dialogar con
Ella, abrirla; pero sobre todo es un Estatuto para resolver
los problemas de la gente que tiene más necesidades.
El Estatuto, como la propia Autonomía, es un instrumento
al servicio de la gente, por eso no es el final de un camino,
porque sólo conoceremos su utilidad en la medida en que
dé respuesta a las necesidades de la gente.
Ahora, comienza un camino aún más difícil, hacer que las
posibilidades que el Estatuto contiene en el papel, se
conviertan en salud, en educación y en viviendas para
nuestra gente, en oportunidades para los jóvenes y en
igualdad real para las mujeres de nuestra tierra.
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Y para eso necesitamos leyes que provengan del
desarrollo del Estatuto, pero también necesitamos
recursos que generen mejores posibilidades de servicio a
los ciudadanos. Esta tiene que ser la legislatura en la que
la Asamblea Departamental haga las leyes fundamentales
que han de regir la Santa Cruz del Siglo XXI; leyes que
hablen de los derechos de la gente, de las oportunidades
que tenemos que crear para los jóvenes, de la autonomía
personal de las mujeres, de la cobertura que el Estado
tiene que dar a los ancianos y a los dependientes.
Pero también de las herramientas que tenemos, y de las
que necesitamos, para construir la sostenibilidad
financiera de todo esto; de la Agencia Tributaria
Departamental, de la coparticipación, de la creación de
empresas públicas departamentales, del Pacto Fiscal.
Si queremos que los ciudadanos tengan servicios,
necesitamos que el Departamento tenga recursos.
Hemos lanzado nuestra iniciativa de Pacto Fiscal para
garantizar que todas esas necesidades y demandas de los
pueblos de Bolivia puedan ser cubiertas desde los
Departamentos, los municipios y las Universidades.
El Pacto Fiscal que proponemos es la esperanza de
disfrutar de mejores servicios para miles de cruceños y
cruceñas, pero también lo es para que los bolivianos y
bolivianas puedan decidir cuando y donde construyen un
hospital de tercer nivel. Para eso ha de servir el Pacto
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Fiscal, para que la Autonomía no se quede en el papel e
inunde de servicios el territorio de la Patria.
Porque de nada sirve encerrar la autonomía en un
Estatuto si después somos incapaces de que llegue a los
hogares de la gente. El Pacto Fiscal es el principal
instrumento del desarrollo autonómico, pero por encima
de todo, es la garantía de que la autonomía llegue a los
hogares de toda Bolivia de forma justa y equitativa.
Bolivia necesita urgentemente un gran acuerdo nacional
como el que hemos propuesto desde Santa Cruz; un
Pacto Fiscal solidario, que reconoce que ningún pueblo de
Bolivia debe quedarse atrás en el desarrollo, que apuesta
por una Bolivia unida, que comparte su riqueza y su
producción en la procura de un destino común para todos
los hombres y mujeres de su tierra.
Está naciendo un nuevo tiempo para Santa Cruz y para
toda Bolivia. Es un tiempo para el encuentro, para el
diálogo, para la búsqueda de soluciones conjuntas; es un
tiempo para dejar a un lado la confrontación y abrir
definitivamente caminos a la cooperación y la concordia
entre todos.
Ya sé que es difícil hablar así mientras tantos familiares
siguen viviendo en el exilio, mientras hombres buenos,
como Carmelo Lens, sufren acoso y persecución, y
mientras nuestras heridas, las de tantos de nosotros, son
aún tan recientes. Pero quiero decirles algo, Bolivia no
puede esperar a que cicatricen nuestras heridas; tenemos
que dar un paso al frente en la reconstrucción de la unidad
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de este País; y tenemos que hacerlo sin tener la seguridad
de que otros compartan esta necesidad.
Hace algunos meses el Presidente Morales decía que
podía haber colaboración entre los distintos niveles del
Estado; hace ya mucho tiempo que nosotros estamos en
esa línea; porque es imposible el desarrollo de los estados
multinivel sin colaboración multinivel. Lo hemos hecho a lo
largo de la legislatura pasada y lo haremos en esta,
porque es imprescindible para satisfacer las demandas de
los ciudadanos.
Este País sólo será grande si lo construimos juntos, si
hacemos que Bolivia sea la obra de todos los bolivianos y
bolivianas, si cada uno asume su papel y no nos
dedicamos a entorpecer la tarea de los otros.
El Pacto Fiscal también debe ser un instrumento para que
mejore la coordinación y la cooperación entre los distintos
niveles de gobiernos; para que los Departamentos, los
municipios y la Universidades tengan más capacidad para
generar contrapartes con el gobierno central y para hacer
más efectiva la concurrencia de competencias
constitucionales.
Bolivia necesita más y mejor coordinación y cooperación,
pero para que esto sea posible necesitamos primero
generar condiciones de confianza institucional; y esas
condiciones pasan necesariamente por disponer de una
justicia independiente y transparente, por contar con unos
tribunales electorales limpios y que rindan cuentas a los
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ciudadanos, y por tener una estructura en el Estado que
persiga y ataje la corrupción allá donde la hubiera.
Este es mi segundo y último mandato como gobernador
de Santa Cruz. Uno de los objetivos que me he propuesto
para este mandato es hacer crecer la confianza
institucional con los otros niveles del Estado, y no les
oculto que aspiro a que un día se den las condiciones
para el reencuentro de todos los bolivianos y bolivianas.
Nunca he creído en la política que se basa en el odio y la
estigmatización del otro; y precisamente somos los que
hemos sufrido este tipo de política los que tenemos que
poner más empeño en alcanzar y ejercer el poder de una
forma completamente diferente.
Puedo asegurarles que cada vez somos más los
bolivianos y las bolivianas que creemos que la política
sólo es realmente efectiva cuando se hace con las manos
tendidas y con las manos limpias.
Tendidas a los que nos votaron y a los que no lo hicieron,
a los alcaldes de nuestro color y a los que defienden ideas
diferentes; tendidas también al gobierno central y a los
gobiernos de los otros departamentos. Porque se
necesitan todas las manos de la Patria para construir el
futuro que queremos para nuestros hijos y para los hijos
de todos los bolivianos y bolivianas.
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Manos tendidas, sí, pero también manos limpias, porque
la política nunca será eficiente si una parte de los recursos
se distraen desde una burocracia corrupta que cada día
nos asombra con nuevos casos.
Bolivia necesita acabar urgentemente con la corrupción y
el narcotráfico que asolan a nuestro País; y estamos
seguros de que el día en que se acabe con estas lacras,
habremos sentado las bases no sólo para terminar con la
inseguridad ciudadana sino también para construir un
modelo político más democrático y más eficiente.
Para afrontar con firmeza y con limpieza esta tarea, el
gobierno de la nación nos tendrá siempre dispuestos.
Mientras tanto, mi compromiso comienza con el respeto a
una Constitución que no voté y que aspiro a que un día
cambie. Pero que hoy es la Constitución de todos los
bolivianos y bolivianas; y por eso, no me presentaré a otro
mandato como gobernador, aunque unas nuevas
condiciones lo permitieran.
La restricción de mandatos tiene por objeto oxigenar e
higienizar las burocracias gubernativas. Ni Santa Cruz
necesita un nuevo mandato de Rubén, ni Bolivia necesita
un nuevo mandato de Evo Morales, independientemente
de lo bien o lo mal que lo hayamos hecho cada uno de
nosotros.
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Soy ante todo un servidor público; estoy en política para
servir al pueblo de Santa Cruz y al de Bolivia, y no para
servirme de ellos. Por eso no me presentaré a una nueva
reelección, aunque cambie la Ley; porque creo firmemente
que los gobernantes no pueden cambiar la ley para
servirse de ella.
Y yo, no lo haré.
Muchas gracias