2. A continuación vamos a realizar esta entrevista a San Agustín, hijo de
Patricio, un pequeño propietario pagano, y de Mónica, una cristiana
piadosa. Se dice que San Agustín heredó el carácter pasional de su padre
y la sensibilidad e inteligencia de su madre. Estudió en diversas
universidades asignaturas como gramática y retórica. Haremos un viaje
por su vida descubriendo sus objetivos, sus pensamientos, los momentos
que tuvieron más importancia en su vida y de sus obras.
Estamos encantadas de tener un personaje tan distinguido aquí con
nosotras; a pesar de haber leído su biografía nos han surgido algunas
dudas acerca de su vida que si es usted tan amable nos resolverá con las
siguientes preguntas:
• ¿Qué buscaba en su vida?
Creo que ante todo, en mi vida, fui un buscador apasionado de la verdad y
de la felicidad. En esta búsqueda encontré a Jesucristo, el único que
pudo llenar mi corazón inquieto.
• ¿Se arrepiente de alguna etapa anterior de su vida?
Siendo sincero con todos y conmigo mismo, debo decir que recuerdo con
amargura e incluso un poco de vergüenza el comportamiento que tuve en
mi juventud antes de que mi vida cambiase y me convirtiera al
cristianismo.
• ¿Qué consecuencias tuvo en su vida el encuentro con el obispo
Ambrosio en Milán?
A los 32 años este encuentro me hizo revisar todas y cada una de mis
convicciones, tras esto comencé a asistir como catecúmeno a las
3. celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de su
predicación y su paternal sabiduría.
Se puede decir que gracias a este encuentro me convertí
definitivamente al cristianismo, ya que un año después me bauticé.
• ¿Fue su objetivo alcanzar la fama en toda la comarca de
Tagaste?
En un principio, tras la muerte de mi madre, me retiré a vivir con unos
compañeros en una pequeña propiedad para hacer allí vida monacal.
Por supuesto mi objetivo nunca fue alcanzar la fama, sino la búsqueda de
la soledad y del aislamiento, en un intento de estar en contacto más
cercano con Dios.
• Cuando abandonó su convento, transformó su residencia episcopal
en monasterio, donde vivió una vida en comunidad con sus clérigos,
que se comprometieron a observar la pobreza religiosa. Lo que allí
fundó, ¿fue una orden de clérigos corrientes o de monjes?
Nunca me he parado mucho a considerar estas distinciones. Fuera como
fuere, la casa episcopal de Hipona se transformó en una verdadera cuna
de inspiración que formó a los fundadores de los monasterios que pronto
se extendieron por toda África, y a los obispos que ocuparon las sedes
vecinas. Diez de mis queridos amigos y discípulos ocuparon el trono
episcopal. Fue por esto que, no se si merecidamente, en mi opinión, gané
el título de patriarca de los religiosos y renovador de la vida del clero en
África.
• ¿Cuáles fueron sus actividades doctrinales?
Creo que prediqué con frecuencia, con el mismo ardor de siempre pero a
mi forma de ver de una manera más paternal; di numerosos sermones que
manaban de mi espíritu intentando conquistar los corazones de las
personas que me escuchaban; escribí cartas para divulgar soluciones a
los problemas de la época por todo el mundo entonces conocido; y por
último, también acudí a diversos concilios de África por ejemplo, los de
Cartago en 398, 401, 407, 419 y Mileve en 416 y 418.
• ¿Considera difíciles los últimos años de su vida?
Sí, la verdad es que hubo numerosos problemas, no sólo que el Imperio
romano de Occidente estaba en plena decadencia, los vándalos invadían
el norte África persiguiendo la Iglesia. Además, al problema de las
persecuciones romanas, se les sumaba el peligro de las interpretaciones
erróneas de la doctrina cristiana que cuestionaba algunos aspectos de la
figura y la personalidad de Cristo, las herejías, que enfrentaban y
dividían a la propia comunidad cristiana.
• ¿En su vida que significa el pueblo para usted?
4. Como he dicho en diversos momentos de mi vida, para mi, el pueblo es la
unión de una multitud racional, asociado en razón de las cosas que
comúnmente ama.
• ¿Qué consejo nos daría para llevar acabo un buen modelo de
vida?
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás
con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con
amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor
serán tus frutos.
Muchas gracias por responder a todas nuestras preguntas; que aunque
nos han ayudado a comprenderle, para llegar a conocerle debemos
preguntar por otro factor muy importante en su vida, las obras que
escribió y los pensamientos que le llevaron a crearlas:
• ¿En sus obras, hay una distinción entre razón y fe?
No hay una distinción clara entre razón y fe, para mí, existe una sola
verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a
conocerla mejor.
• ¿Cree que sin la creencia en los dogmas de la fe podemos llegar a
comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios?
“Cree para comprender”; sin la creencia en los dogmas de la fe no
podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por Dios.
Pero es necesario la razón como instrumento de aclaración de la fe: la fe
puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente
5. utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de
ésta. Todo el que cree, piensa. Porque la fe, si lo que cree no se piensa,
es nula.
• ¿Puedo razonablemente dudar de mi existencia, aun suponiendo
que todos mis juicios estuvieran siempre equivocados?
No, ya que aun en el caso de que me engañase no dejaría de existir (al
menos el juicio "si fallor, sum" sería siempre verdadero, asegurando la
certeza de mi existencia); pero la certeza es triple, ya que el hombre
existe, vive y entiende. Como ya he dicho en más de una ocasión:
"Conócete. Acéptate. Supérate."
• ¿En qué se asienta para usted la validez del conocimiento?
No puedo dudar de la certeza de los principios del entendimiento, como
el principio de no contradicción; ni de la certeza de las verdades
matemáticas. Tampoco puedo dudar de la certeza de la realidad
exterior, en la que vivo. No obstante la mente, buscando la verdad en sí
misma, se trascenderá a sí misma al encontrar en ella las ideas, verdades
inmutables que no pueden proceder de la experiencia.
• ¿Qué tipos de conocimiento distingue?
Para mí, el conocimiento sensible y el conocimiento racional; el
conocimiento racional, a su vez, podrá ser inferior y superior. El
conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento y, aunque
realizado por el alma, los sentidos son sus instrumentos; este tipo de
conocimiento sólo genera en mí opinión, doxa, tipo de conocimiento
sometido a modificación, dado que versa sobre lo mudable; al depender
del objeto (mudable) y de los sentidos (los instrumentos) cualquier
deficiencia en ellos se transmitirá al conocimiento que tiene el alma de lo
sensible. El verdadero objeto de conocimiento no es lo mudable, sino lo
inmutable, donde reside la verdad. Y el conocimiento sensible no me
puede ofrecer esta verdad.
• ¿Cómo definiría usted la sabiduría?
El conocimiento racional, en su actividad superior; es el auténtico
conocimiento filosófico: el conocimiento de las verdades universales y
necesarias. Hay, pues, una gradación del conocimiento, desde los niveles
más bajos, sensibles, hasta el nivel más elevado, lo inteligible, la idea:
"Las ideas son formas arquetípicas o esencias permanentes e inmutables
de las cosas, que no han sido formadas sino que, existiendo eternamente
y de manera inmutable, se hallan contenidas en la inteligencia divina"
• ¿Qué obras escribió a lo largo de su vida? ¿Qué intentó combatir
con ellas?
Hacia el año 398 escribí Las Confesiones; dos años después comencé el
Tratado sobre la Trinidad y hacia el 413 inicié La Ciudad de Dios.
6. Con mi predicación y mis escritos combatí algunas de las herejías de mi
tiempo como el donatismo y el pelagianismo.
¿Podría hablarme de su obra Las Confesiones?
Mi obra Las Confesiones está constituido por trece libros en los que
narro mi vida, mi formación como cristiano y mi evolución interior, en
este libro también hablo de la psicología, de la filosofía, de mi concepto
de Dios y de mi visión del mundo. Constituye, asimismo, un
reconocimiento de la grandeza y bondad de Dios.
Comenzó la obra tras la muerte de san Ambrosio, el 4 de abril del 397, y
la terminó en el año 400. El estilo de la obra es uniforme, y los
acontecimientos son analizados con la perspectiva de haber transcurrido
doce o catorce años desde que sucedieran. Por ello, si se comparan con
los diálogos escritos en Casiciaco, se constatan algunas discrepancias,
debidas a una valoración distinta de muchos aspectos.
Conclusión
San Agustín fue un cristiano y un pastor comprometido con su tiempo y
con su Iglesia. Fue una de las figuras más importante de su época. Un
intelectual que puso su sabiduría al servicio de la fe cristiana, que
durante toda su vida de cristiano predicó que todo fruto del amor no
podía ser malo.
También poseía un elevado conocimiento del lenguaje, lo que le permitía
llegar al corazón de las personas y transmitir así el mensaje.
A pesar de su complejidad San Agustín nos transmite un claro mensaje
que debemos tener muy presente: “Si tienes el amor arraigado en ti,
ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos.”
Bueno, esto ha sido todo por hoy, queridos amigos, nos volveremos a ver
en el próximo programa.
7. Créditos
Entrevistadoras:
Mª Auxiliadora Bernier Bonilla
Elena Martínez Moreno
Entrevistado:
San Agustín de Hipona
Bibliografía:
Libro de Religión Católica editorial S.M.
Enciclopedia Larousse
Y las siguientes páginas de Internet:
www.webdianoia.com/medieval/agustin/agustin_filo
ec.aciprensa.com/v/vidaagustin
Y frases célebres de San Agustín.