1. Unión Puertorriqueña
Departamento de Ministerios Personales
Pastor Efrén Pagán Irizarry, D. Min., Director
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Correo electrónico: epagan@upasd.org
2. Serie: “Él dio Su vida por mí”
Tema: El plan de salvación en el Antiguo Testamento
Título: “Un bosquejo del plan de salvación”
Texto: Génesis 22:1-14
Himno: HA, 90 (“Hubo Uno que quiso”)
Autor: Pastor Efrén Pagán Irizarry, D. Min.
3. I. Introducción
Antes del pecado no era necesario un plan
de salvación.
Se hizo necesario, después de comer del
fruto prohibido.
Dios lo bosquejó con detalle, por medio
de Abraham.
5. Orden de sacrificar a Isaac.
Génesis 22:1, 2
1 Un tiempo después, Dios probó a Abrahán.
Le dijo: “Abrahán”. Y él respondió: “Aquí
estoy”.
2 Entonces Dios le dijo: “Toma ahora a tu hijo,
tu hijo único, Isaac, a quien amas. Y vete a la
tierra de Moria y ofrécelo allí en holocausto
sobre uno de los montes que te diré”.
6. Isaac “entraba en la edad viril” (joven
adulto).
La orden fue expresada con palabras que
torturaron el corazón de Abrahán.
7. Isaac era:
La luz de su casa,
El solaz de su vejez y
El heredero de la bendición prometida.
8. Se trataba de una espantosa imposibilidad.
Abrahán pasó una noche tormentosa.
“Se postró de hinojos y oró como nunca”
(PP, 145:1).
“La orden de Dios resonaba en sus oídos”
(PP, 145:1).
9. Sin embargo, sin dilación se dispuso
a cumplirla. Vs. 3
“Así, Abrahán se levantó muy temprano la
siguiente mañana. Enalbardó su asno,
llevó consigo dos siervos suyos y a Isaac
su hijo. Cortó leña para el holocausto y se
levantó y fue al lugar que Dios le dijo.”
10. Muy temprano en la mañana, despertó a
su hijo.
Le comunicó que había recibido el
mandato de ofrecer un sacrificio en una
montaña distante (PP, 146:1).
Ese fue el día más largo de su vida.
Pasó la siguiente noche en oración.
Lo mismo pasó el segundo día y la
segunda noche.
11. “Cuando se disponían a principiar la
jornada del tercer día (vs. 4):
Mirando hacia el norte, vio la señal
prometida: una nube de gloria, que cubría
el monte Moria.
Comprendió que “la voz que le había
hablado procedía del cielo” (PP, 146:3).
12. Isaac era el hijo de un milagro.
¿No podía devolverle la vida el poder que
se la había dado?
Mirando más allá de lo visible,
comprendió la divina palabra. Hebreos
11:19
“Abrahán pensaba que Dios es poderoso
para resucitar aun a los muertos.”
13. Dejó allí a los siervos y siguió solo con
Isaac (vs. 5).
14. Isaac desconocía lo que Dios había requerido
a su padre. Vss. 6-8
6 Abrahán tomó la leña del holocausto y la puso
sobre Isaac su hijo. Tomó en su mano el fuego y
el cuchillo y fueron los dos juntos.
7 Entonces Isaac dijo a su padre: “Padre mío”. Y
él respondió: “¿Qué, mi hijo?” Isaac agregó:
“Aquí están el fuego y la leña. Pero, ¿dónde está
el cordero para el holocausto?”
8 Abrahán respondió: “Dios se proveerá de
cordero para el holocausto, hijo mío”. Y siguieron
juntos.
15. Cuando Isaac le dijo “padre mío” y le
preguntó por el cordero para el sacrificio,
su corazón se hirió aun más.
Pero, todavía no podía revelarle lo que
Dios ordenó.
Contestó: “Dios se proveerá de cordero
para el holocausto, hijo mío”.
16. Cuando le explicó todo, Isaac aceptó su
suerte. Vss. 9, 10
9 Cuando llegaron al lugar que Dios le
había dicho, Abrahán edificó un altar y
dispuso la leña. Ató a su hijo y lo puso en
el altar sobre la leña.
10 Y Abrahán extendió su mano y tomó el
cuchillo para degollar a su hijo.
17. Construido el altar y colocada la leña, con
temblorosa voz Abrahán reveló a su hijo
el mensaje divino.
Con terror y asombro Isaac se enteró de
su destino; pero no ofreció resistencia.
18. Habría podido escapar, si lo
hubiera querido.
Pero desde la niñez se le había enseñado a Isaac
a obedecer pronta y confiadamente.
Cuando el propósito de Dios le fue manifestado,
lo aceptó con sumisión voluntaria.
Como todo un joven de fe, consideró un honor el
ser llamado a dar su vida en holocausto a Dios.
Con ternura trató de aliviar el dolor de su padre
y animó sus debilitadas manos para que ataran
las cuerdas que lo sujetarían al altar.
19. Habría podido escapar, si lo
hubiera querido.
Se dicen las últimas palabras de amor,
derraman las últimas lágrimas y se dan el
último abrazo.
El padre levanta el cuchillo para dar
muerte a su hijo.
20. Dios interviene y el sacrificio se
interrumpe. Vss. 11, 12
11 Entonces, el Ángel del Eterno le gritó
desde el cielo: “¡Abrahán, Abrahán!” Y él
respondió: “Aquí estoy”.
12 Y le dijo: “No alargues tu mano sobre
el muchacho, ni le hagas nada. Ya sé que
temes a Dios, pues no me negaste a tu
hijo, tu hijo único”.
21. El brazo por descender, de repente, fue
detenido.
Se le ordena interrumpir el sacrificio.
22. El sacrificio continúa, pero con un
sustituto. Vs. 13
“Entonces Abrahán alzó sus ojos y vio
detrás de sí un carnero enredado por sus
cuernos en un zarzal. Y Abrahán fue, tomó
el carnero y lo ofreció en holocausto en
lugar de su hijo.”
Dios había puesto un carnero a sus
espaldas.
23. El lugar de aquella experiencia quedó
señalado e inmortalizado con
un nombre especial. Vs. 14
“Y Abrahán llamó a ese lugar, ‘El Señor
proveerá’. Por eso se dice: ‘En el monte
del Eterno será provisto’.”
Lleno de gozo llamó al lugar de su más
dura prueba: “El Señor proveerá”.
25. 15 Por segunda vez, el Ángel del Eterno llamó a
Abrahán desde el cielo,
16 y le dijo: “Por mí mismo he jurado”, declaró
el Eterno, “que por cuanto has hecho esto y no
me rehusaste tu hijo, tu hijo único;
17 de cierto te bendeciré y multiplicaré tus
descendientes como las estrellas del cielo y
como la arena del mar. Y tus descendientes
poseerán las ciudades de sus enemigos.
18 Y en tu Descendiente serán benditas todas
las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste
a mi voz”.
27. No hay excusa valida para no hacer la
voluntad de Dios.
28. Las instrucciones de Dios no se razonan;
se obedecen.
Abrahán no se detuvo a inquirir cómo se
cumpliría la promesa, si Isaac muriera.
No se detuvo a discutir con su dolorido
corazón.
Sabía que Dios es justo y recto en sus
requerimientos.
Obedeció el mandato al pie de la letra.
29. Sólo la fe genuina, manifestada en obras
consecuentes, justifica al pecador.
Santiago 2:21-23
30. Santiago 2:21-23
20 ¿Quieres saber, hombre vano, que la fe
sin obras es muerta?
21 Cuando nuestro padre Abrahán ofreció a
su hijo Isaac sobre el altar, ¿no fue
justificado por las obras?
22 Ya ves que la fe actuó junto con sus obras
y que la fe se perfeccionó por las obras.
23 Así se cumplió la Escritura que dice:
“Abrahán creyó a Dios y eso le fue contado
por justicia” y “fue llamado amigo de Dios”.
31. La “fe” que no obra en obediencia a Dios,
no es fe.
Juan 8:39
“Si fuerais hijos de Abrahán haríais las
obras de Abrahán.”
32. La “fe” que no obra en obediencia a Dios,
no es fe.
Génesis 26:5
“Porque Abrahán oyó mi voz y guardó mi
precepto, mis Mandamientos, mis normas
y mis leyes.”
33. La “fe” que no obra en obediencia a Dios,
no es fe.
Santiago 2:14-18
14 Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no
tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Podrá la fe salvarlo?
15 Si un hermano o hermana están sin ropa y carecen
del sustento diario 16 y alguno de vosotros les dice:
“Id en paz, calentaos y saciaos” y no les da lo
necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
17 Así también, si la fe no tiene obras, está muerta.
18 Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe
por mis obras”.
34. La “fe” que no obra en obediencia a Dios,
no es fe.
1 Juan 5:2, 3
2 En esto conocemos que amamos a los
hijos de Dios, cuando amamos a Dios y
guardamos sus Mandamientos.
3 Porque en esto consiste el amor de Dios,
en que guardemos sus Mandamientos. Y
sus Mandamientos no son gravosos.”
35. El concepto de la sustitución.
El carnero ofrecido en lugar de Isaac
representa al Mesías.
Había de ser sacrificado en nuestro lugar.
Cuando el hombre estaba condenado a la
muerte por su transgresión de la ley de
Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al
pecador: “Vive, he hallado un rescate.”
36. Abrahán y el plan de salvación.
La prueba a la que fue sometido tenía dos
propósitos:
Grabar en su mente la realidad del
Evangelio.
Probar su fe.
37. Abrahán y el plan de salvación.
La agonía sufrida, le permitió comprender
algo de la grandeza del sacrificio hecho
por el Dios infinito en favor de la
redención del hombre.
Ninguna otra prueba podría haberle
causado tanta angustia como la que le
causó el ofrecer a su hijo.
38. Jesús y el plan de salvación.
Dios dio a su Hijo para morir en agonía y
vergüenza.
A los ángeles que presenciaron la
humillación y la angustia del Hijo de Dios,
no se les permitió intervenir como en el
caso de Isaac.
Ninguna voz clamó: “¡Basta!”
Jesús dio su vida para salvar a la raza
caída.
40. ¿Nos ama Dios? Juan 3:16, 17
16 Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo único, para que todo el que
crea en él, no perezca, sino tenga vida
eterna.
17 Porque Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él.
41. ¿Cuánto nos ama?
Romanos 8:32
“El que no eximió ni aun a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él
gratuitamente, todas las cosas?”