Joaquín Sorolla fue un pintor español nacido en 1860 en Valencia que cultivó el impresionismo. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Valencia y se casó en 1888. Pintaba paisajes y escenas de la vida cotidiana iluminados por la luz, lo que le valió reconocimiento internacional. Algunas de sus obras principales fueron Marina, Moro con naranjas y La siesta. Murió en 1923 en Cercedilla a causa de un ataque de hemiplejía.
7. En este periodo expone individualmente en varias ciudades de Europa y de Estados Unidos: en 1906 en París, al año siguiente en Berlín, Düsseldorf y Colonia; en 1908 en Londres y un año más tarde en Nueva York, Buffalo y Boston.
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Hinweis der Redaktion
En el verano de 1911 Sorolla se instala en San Sebastián, donde realiza fundamentalmente paisaje en la finca del doctor Madinaveitia. En esa finca se realiza este lienzo, que recoge a su mujer, a sus dos hijas y a una prima hermana de éstas. Las cuatro están tumbadas sobre una mullida pradera, ejecutada a base de fuertes y poco empastados brochazos, frente a densas masas de pigmento que quieren resaltar las partes más importantes de la composición.
Nace en Valencia en 1863. En la Escuela de Bellas Artes (1878-1881) recibe una formación académica. Empieza a pintar al aire libre animado por uno de sus profesores, Gonzalo Salvá, y después por el pintor Ignacio Pinazo Camarlench. En 1884 obtiene una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y obtiene una pensión en Italia de la Diputación Provincial de Valencia. En 1885 va a Roma y desde allí a París, donde entra en contacto con el naturalismo. De regreso a Roma, comienza a viajar por distintas ciudades italianas, tomando pequeñas notas de color. En 1887 se instala en Asís y allí empieza a hacer escenas de ambiente valenciano bajo la influencia de José Benlliure y Gil. Es el inicio de su costumbrismo, que repercutirá en gran medida en su futura obra. En 1888 contrae matrimonio con Clotilde García del Castillo.
En 1889 vuelve a París para ver la Exposición Universal: allí descubre a los pintores nórdicos y su peculiar tratamiento de la luz, en el que él basará su propia versión del luminismo: se abre su etapa de consolidación. Su paleta va cobrando nuevos matices en su esfuerzo por plasmar la luz. Surgen nuevas temáticas, como el costumbrismo marinero, el que trata de las gentes del mar, o el realismo social, demandado en los certámenes oficiales. Con el primero conseguirá su primer éxito internacional con La vuelta de la pesca en 1895, con el segundo varias medallas en la Nacionales de 1892, 1895 y 1901, en esta última con una Medalla de Honor. En 1890 nace su primera hija, María Clotilde; en 1892, su único hijo varón, Joaquín; y en 1895, Elena, su tercera hija.
En 1900 obtiene el Grand Prix de los pabellones español y lusitano en la Exposición Universal de París. Se inicia su etapa de culminación, la del Sorolla más brillante, cuyas grandes dotes perceptivas y veloz ejecución producen sus mejores obras, donde la luz es el interés dominante. Sus constantes desplazamientos a París le hacen conocer las distintas vanguardias, que experimenta en sus obras. Surgen los "ismos" en su pintura, siempre a modo de experimentación en su búsqueda por captar la luz. Hace retratos que le producen grandes ingresos, y se interesa por el paisaje, viajando por distintas regiones españolas para recoger sus distintas matizaciones. Sigue cultivando su costumbrismo marinero, del que derivan desde 1904 sus temas de playa, lo más reconocido de su producción, e inicia a partir de 1907 sus estudios de jardines, fundamentalmente en Andalucía. En este periodo expone individualmente en varias ciudades de Europa y de Estados Unidos: en 1906 en París, al año siguiente en Berlín, Düsseldorf y Colonia; en 1908 en Londres y un año más tarde en Nueva York, Buffalo y Boston. Concluyen estas exposiciones en Chicago y Saint-Louis el año 1911, con un gran éxito en París y clamoroso en Nueva York.
Firmado en 1880, en los inicios de su carrera artística. No ha terminado todavía su formación académica y Sorolla se muestra como un pintor realista, muy influenciado por unos pintores de marinas valencianos, Rafael Moleón entre ellos. Todavía no ha definido su estilo y constatamos grandes preocupaciones lumínicas, que con el tiempo le caracterizarán. En 1885 Sorolla es pensionado en Italia por la Diputación Provincial de Valencia. En un primer momento sufre la influencia de Mariano Fortuny, que aunque ha fallecido hace más de diez años sigue latente en el mundo romano. Aquí nos plantea un tema orientalista, tan queridos por el pintor de Reus y sus seguidores, caracoleando las líneas de su composición.
Pintado en Madrid el año 1891, en su estudio de la plaza del Progreso. Si hasta ahora se ha ocupado fundamentalmente de huertanos ahora empieza a interesarse por las gentes del mar, que a partir de 1894 dominarán en su producción, generando el costumbrismo marinero. La tela tiene una gran importancia como punto de partida de esa preocupación. La tela conmemora el nacimiento de su hija menor Elena, que nace en el mes de junio de 1895 en Valencia. Sobre un escenario sucinto a base de grises sitúa los rostros de su mujer, azulada por el esfuerzo del parto, y de su hija, rojizo por la misma razón. El volumen de la tela lo consigue utilizando barnices coloreados, corladuras, que son una excepción en la obra del artista. Fechado en 1897 y realizado en el laboratorio del doctor Luis Simarro Lacabra, amigo y protector de Sorolla. Un único foco de luz, la lámpara de la izquierda, incide sobre la bata blanca del doctor, que analiza unas pruebas rodeado por su equipo de colaboradores. Éstos prácticamente están iluminados por la reflexión de la luz en la habitación.
A partir de 1900 Sorolla se interesa por otros escenarios de la geografía nacional donde refleja los distintos matices de su luz. En las primaveras de 1902 a 1904 hace tres campañas en Asturias, reflejando en varias telas su paisaje, como en este caso en que recoge la costa de San Esteban de Pravia. El lienzo está pintado en 1903. AUTORRETRATO Nº Invº 687 Pintado en 1904. Nos presenta su figura de forma poco ortodoxa: en formato apaisado, tan querido por el pintor para los retratos de amigos y familiares, y la figura en escorzo y nada académica, intentando romper moldes establecidos. Su admiración por Velázquez queda reflejada en el escenario, muy relacionado con Las meninas.
En el verano de 1911 Sorolla se instala en San Sebastián, donde realiza fundamentalmente paisaje en la finca del doctor Madinaveitia. En esa finca se realiza este lienzo, que recoge a su mujer, a sus dos hijas y a una prima hermana de éstas. Las cuatro están tumbadas sobre una mullida pradera, ejecutada a base de fuertes y poco empastados brochazos, frente a densas masas de pigmento que quieren resaltar las partes más importantes de la composición. Pintando este retrato en el jardín de su casa, Sorolla sufre un ataque de hemiplejía que le deja invalidado para los pinceles. Ocurrió un 17 de junio de 1920. Por ello la obra está sin concluir, ya que el artista no puede volver a pintar. El marido de esta señora, Ramón Pérez de Ayala, nos ha dejado testimonio escrito de este hecho.
En 1911 Sorolla firma un contrato con The Hispanic Society of America de Nueva York por el que se compromete a hacer una gran decoración sobre Las Provincias de España, más conocida últimamente como Su visión de España. El pintor se enfrenta a un proyecto mural de proporciones gigantescas. Son casi ocho años de viajar constantemente por todo el país, buscando lo más peculiar de su indumentaria y de sus costumbres. En los descansos que hace de esa decoración, Sorolla pinta de forma más sintética, eliminando lo accesorio para enfrentarse con lo fundamental, buscando nuevos caminos para interpretar la luz. En 1920 sufre un ataque de hemiplejía que lo deja invalidado del lado izquierdo. Su familia intenta revivirlo pero el pintor va languideciendo hasta el 10 de agosto de 1923, fecha en que fallece en Cercedilla (Madrid).