Cultura digital desafíos para el sector cultural dra aleksandra uzelac
1. CULTURA DIGITAL: DESAFÍOS PARA EL SECTOR CULTURAL Dr. sc. Aleksandra Uzelac , Departamento de Cultura y Comunicación , Instituto para las Relaciones Internacionales (IMO) , Zagreb, Croacia
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
Hinweis der Redaktion
La cultura digital es una noción nueva y compleja. Las nuevas posibilidades creadas por las redes digitales desafían nuestras maneras tradicionales de entender la cultura, extendiéndola también a la cultura digital. Hoy todos estamos trabajando en condiciones de red en el que la convergencia está afectando a todos los aspectos de nuestro trabajo. Todos usamos la Internet y profesionales culturales son miembros de diferentes redes culturales. La cultura de Internet hoy en día es una cultura dominante en la que se hace más fácil lograr la movilización social utilizando las herramientas de la red. Como artistas, investigadores y gestores culturales entran en la paradigma de la red tenemos que preguntarnos qué sucede cuando las redes se convierten en una fuerza impulsora de nuestras actividades diarias. ¿Cuáles son las herramientas adecuadas para la colaboración que el sector cultural podría usar? ¿Pueden las redes brindar un espacio para el intercambio de conocimientos y la producción sostenibles? Para poder responder a estas preguntas tenemos que entender los cambios en un entorno social complejo en el que vivimos hoy en día. Ese es el ambiente marcado por la transición al entorno digital. En esta presentación voy a hablar de la cultura digital como una nueva ecología social que condiciona experiencias y oportunidades de los ciudadanos de hoy, donde las tecnologías digitales y el entorno de las redes digitales han traído nuevas prácticas, posibilidades y amenazas, en las que el sector cultural debe encontrar los medios adecuados para trabajar. En primera parte voy a hablar de los conceptos que definen la cultura digital y en segunda parte de desafíos que encuentra el sector cultural en el entorno digital
La sociedad actual está marcada por el rápido desarrollo de recursos para la comunicación y la información, por lo que se ha denominado a veces “la era de la información”. En las últimas décadas hemos colocado a nuestra sociedad varias etiquetas –sociedad de la información, sociedad del conocimiento, sociedad en red– poniendo así énfasis en la importancia que las estructuras de la información y la comunicación tienen en nuestra vida cotidiana. Las expresiones “sociedad de la información”, “sociedad en red” o “sociedad del conocimiento” no tienen un significado preciso – son expresiones de corte político . Estas expresiones pueden significar más información, más infraestructuras de comunicación, más lucro para el sector empresarial o incluso la emancipación de los ciudadanos de nuestra sociedad. Esos terminos generalmente reflejan una visión determinista: que el desarrollo de infraestructuras y servicios de Tecnología de Información y Comunicaciones contribuye al desarrollo social. Como ciudadanos y como profesionales debemos cuestionar cómo es esta sociedad y cómo debería ser. Es, o va a ser, libre, democrática, pluralista, transparente y responsable? ¿Se podrá conservar su diversidad cultural? ¿ Cómo los cambios actuales se correlacionan con los modelos culturales y de comunicación existentes en nuestra sociedad?
Cultura, comunicación e información son conceptos relativamente cercanos. E l Diccionario Webster ofrece varios definiciones de cultura . Una de las definiciones que se encuentra en Webster define la cultura «como un modelo integrado de conocimiento, creencia y comportamiento humano que depende de la capacidad del hombre para que el conocimiento sea aprendido y transmitido a las generaciones posteriores». Tambien se ofrese esta definicion « la cultura como un conjunto de creencias, normas sociales y rasgos materiales tradicionales de un grupo racial, religioso o social». la diferencia de conceptos entre esas dos definiciones es que la primera definicion se ocupa del conocimiento y de cómo se transmite, y la segunda se refiere a los valores y a las normas acordadas en una comunidad . Los nuevos conocimientos pueden influir en las creencias tradicionales y el alcance de esta influencia depende en una parte de «los sistemas de comunicación disponibles y en uso». De este modo, cuando hablamos de cultura, la comunicación está implícita. Como afirma Foresta, «la cultura es memoria colectiva, que depende de la comunicación para su creación, evolución y preservación» (Foresta et al., 1995, pág. 19).
Cuando estamos pensando sobre la información y la comunicación s olemos pensar en la información y la comunicación de manera técnica e instrumental – como datos y transmisión de datos. Pero eso son también fenómenos sociales y culturales . Diversos autores entienden el concepto de comunicación en un sentido más amplio que la simple transferencia de mensajes, haciendo énfasis en que la comunicación “se refiere a un proceso de intercambio, hacer común o crear una comunidad”. James Carey (1992) senala diferencias entre dos puntos de vista de la comunicación: “ el punto de vista de transmisión de la comunicación” a través del cual los mensajes se transmiten y distribuyen en el espacio (definido por términos tales como enviar, transmitir o dar información a los demás); y “la visión ritual de la comunicación”, por ejemplo, la representación de creencias comunes dentro de una comunidad. La visión ritual no está dirigida hacia la extensión de los mensajes en el espacio sino hacia el mantenimiento de la sociedad a través del tiempo por medio de la representación de las creencias comunes. La comunicación como transmisión representa los pilares sobre los cuales se construye la comunicación como ritual. La centralidad de la información para la cultura es visible en las características de la información que Benkler (2006) describe como un bien no-rivalizante, lo cual quiere decir que “su consumo por una persona no la hace menos disponible para el consumo de otra”, y tambien el hecho que la información es entrada y salida en su propio proceso de producción. La información no se gasta en su comunicación con otros, más bien se preserva. Estas características nos llevan al entendimiento de la cultura y la información como bienes inherentemente públicos. Así que la forma en que estructuramos nuestra información y la comunicación afectan a qué tipo de cultura estamos construyendo.
El conocimiento cultural siempre se ha comunicado y preservado mediante nuestras estructuras de comunicación cultural. Por esta razón, las tecnologías disponibles han sido siempre un elemento importante que ha permitido y ha facilitado los procesos de creación, intercambio y preservación de nuestra memoria cultural. «Sin tecnologías de registro de algún tipo (papel, imprenta mecánica, analógica y electronicodigital), no existirían ninguna de las culturas en las cuales vivimos» (Lister et al. , 2009). La influencia de las tecnologías de la comunicación en nuestra cultura es significativa, ya que nuestra forma de usarlas puede afectar a los cambios en la esencia de nuestros modelos culturales y de comunicación. Distinguimos las eras culturales según la tecnología de comunicación utilizada. En la cultura oral , la transferencia del conocimiento sólo podía producirse en la comunicación directa. La cultura escrita nos permitió preservar ciertos tipos de conocimiento por separado del recuerdo de una persona en particular y nos dio la posibilidad de enviar mensajes escritos a través del espacio y registrarlos (y preservarlos) para las épocas futuras. La cultura de la prensa y la radiodifusi ó n permitió la distribución en masa de mensajes de fuentes centralizadas. Hoy hablamos de cultura digital, internet y sus aspectos participativos, convergencia, inteligencia ambiental, etc.
La idea de que las tecnologías tienen un impacto en diferentes aspectos de nuestra cultura puede parecer excesivamente simplificada y muy determinista, pero no es del todo incorrecta. La tecnología en combinación con muchos otros elementos, crea condiciones de posibilidad que sugieren posibles futuros en vez de determinarlos. Todas las tecnologías intervienen en el entorno humano y lo modifican hasta cierto punto, cambiando así las condiciones de existencia de diferentes culturas (de manera más o menos radical). Permiten que ciertas prácticas queden obsoletas mientras que otras prácticas, anteriormente más difíciles o imprácticas, sean posibles y fácil de realizar. Somos conscientes de que los cambios que han ocurrido en las sociedades actuales están en parte relacionados con la introducción de las tecnologías digitales en nuestras vidas . Actualmente usamos tecnologías digitales casi sin darnos cuenta, están presentes en todos los segmentos del comercio y del ocio. También están presentes en la producción mediática y cultural, que suele distribuirse de manera digital. Charlie Gere sugiere que el alcance de la presencia de la tecnología digital en nuestras vidas señala la existencia de una cultura digital. Entornos tecnológicos cada vez más complejos empiezan a establecer un diálogo con todos los actores de nuestra producción cultural. Esto indica que la tecnología no es periférica al análisis de la cultura sino que, de hecho, es su elemento central. Las complejas tecnologías que usamos no se pueden considerar simples herramientas que nos ayudan a sobrepasar ciertas limitaciones, sino que deben entenderse como entornos.
Hoy en día, el espacio virtual forma parte de nuestra experiencia y de nuestra «geografía». Los términos como cultura digital, cultura virtual, o cultura electrónica. son relativamente nuevos y hoy se usan ampliamente en el discurso científico y popular. Se han introducido algunos conceptos nuevos que hemos tenido que aprender a abordar y se han desplazado ciertos límites estables. Hemos aprendido cuáles son los nuevos medios (Manovich, 2001) y qué significa ser virtual (Lévy, 2001). Hasta un pasado reciente l as esferas real y virtual solían estar claramente delimitadas, pero a medida que las tecnologías digitales continúan avanzando hacia la miniaturización, incorporando elementos basados en tecnologias digitales en nuestro ambiente, los límites ya no están tan claros. Se está produciendo otro cambio: nuestra experiencia con las tecnologías digitales se está desplazando del primer plano virtual al trasfondo material. Así, más que ser no real, la virtualidad empieza a adoptar el significado de un aspecto tácito de la realidad material (Hawk et al., 2008). Esto significa que la realidad también se ha transformado en un espacio de información en el cual los objetos materiales se han convertido en objetos mediáticos, ya que potencialmente pueden convertirse en información que fluye a través de las redes globales. Términos como inteligencia ambiental, computación ubicua y el internet de las cosas se han incorporado recientemente a las discusiones sobre cultura digital, lo que indica que la cultura y la cultura digital evolucionan y se interrelacionan cada vez más a medida que enmarcan nuestras experiencias.
La digitalización ha facilitado el proceso de convergencia de medios. Es un concepto importante para la cultura digital porque ha permitido que se produzcan diferentes procesos económicos y sociales. Cuando, mediante una única tecnología digital, las industrias de medios, telecomunicaciones e informática, previamente separadas, pudieron hacer cosas para las cuales anteriormente necesitaban diferentes herramientas analógicas, se cambiaron las limitaciones a las cuales se enfrentaban en sus actividades en el mundo real. Esto significa que la convergencia es algo más que un simple cambio de tecnología, ya que afecta a los cambios que configuran las relaciones de una sociedad. Segun Jenkins - la convergencia altera las relaciones entre tecnologías, industrias, mercado, género y públicos existentes. La convergencia altera la lógica con la cual operan las industrias mediáticas y altera la lógica con la cual los consumidores de medios procesan noticias y entretenimiento. Parece que las mismas tecnologías de la comunicación que permiten interactividad y participación de los usuarios en la esfera digital, promueven el crecimiento de un sistema corporativo de medios globalizado, del cual se puede decir cualquier cosa menos que es transparente, interactivo o participativo. Pero esta situación también puede leerse a la inversa y podría decirse que las redes digitales ofrecen diversas plataformas alternativas para la comunicación, lo que cambia la posición de los medios de comunicación masivos tradicionales y modera su poder.
Hoy en día, con la inmensa cantidad de información disponible en internet, el usuario interesado puede encontrar una diversidad de perspectivas sobre cualquier tema que aparezca en Google. Esta información viene de múltiples fuentes –los medios tradicionales, el sector lucrativo, el sector civil, la comunidad de investigadores, los sectores culturales y educativos, etc. Esta diversidad de información y perspectivas es producto de lo que Benkler (2006) denomina la economía de la información en red, en la cual la producción y el intercambio por grupos tienen un papel importante. Benkler sugiere que una de las mayores implicaciones de la economía de la información en red es el cambio experimentado al pasar de una esfera pública sometida a la comunicación masiva a una esfera pública en red, en la cual muchas más personas pueden comunicar sus puntos de vista y sus observaciones a muchas otras personas, lo que implica que las capacidades prácticas de las personas han mejorado en el entorno digital en red. Todo el mundo puede participar con sus críticas y preocupaciones en los debates activos, elaborar y publicar información en blogs y páginas web de producción propia, o contribuir a proyectos de producción en grupo a gran escala (Wikipedia). Esta situación también modifica la posición del sector cultural. Entre las información disponible en el entorno digital, información sobre cultura puede encontrarse en muchas y diferentes fuentes - –fuentes ofrecidos por aficionados, expertos y instituciones culturales.
Las organizaciones culturales tienen que competir para captar la atención de los usuarios y tienen que tener en cuenta los cambios de sus hábitos y sus expectativas. Con herramientas accesibles listas para ser utilizadas, los usuarios comenzaron a emplearlas de diferentes maneras y así surgieron nuevas prácticas. La cultura digital es una cultura participativa en la cual los usuarios no sólo consumen información, sino que contribuyen a ella de distintas formas. Este cambio se ha hecho especialmente visible recientemente, cuando la web 2.0 ha pasado a ser un fenómeno prominente. Blogs, wikis, redes sociales, plataformas de intercambio de fotografía y vídeo y varios servicios peer-to-peer [‘de igual a igual’] son ejemplos muy populares de esta tendencia. Estas plataformas participativas presentan poderosos espacios en red para la (re)construcción de la vida social, en la cual las motivaciones sociales, políticas y culturales prevalecen frente a otras basadas en el mercado.
En la economía de la información en red las condiciones para la producción de información son muy amplias y posibilitan nuevas modalidades de organización productiva que son: descentralizadas, colaborativas y sin derechos de propiedad; y basadas en el intercambio entre personas dispersas, que cooperan sin depender de órdenes administrativas ni de las indicaciones del mercado. Por eso, Benkler sugiere que en la economía de la información en red, las formas de producción en grupo (producción social) que no son basadas en el mercado tienen un papel más importante que en la economía de la información industrial. Esta producción social presenta nuevas fuentes de competencia para las industrias culturales en la creación de información cultural. Es importante que el sector cultural entienda el nuevo contexto en el cual los usuarios son a la vez competidores y cocreadores de información cultural. La producción social está creando nuevas fuentes de insumos, nuevas expectativas, hábitos y gustos, así como nuevas oportunidades de producción. Como sostiene Benkler, los consumidores están pasando a ser usuarios – son más activos y productivos que los consumidores en la economía de la información industrial. En este contexto, los profesionales de la cultura se encuentran en una situación en que más o menos comparten el control con sus usuarios y deben encontrar los medios apropiados para adaptar sus prácticas de trabajo y redefinir sus actividades.
Desde el punto de vista del sector cultural, el Internet se puede utilizar para diferentes propósitos : como una plataforma de lanzamiento de nuevos proyectos artísticos plataforma para distribuir el contenido herramienta de mantener contacto con el publico cultural herramienta de marketing plataforma para el comercio electrónico, Etc . Redes digitales t iene n un gran potencial para comunicación, pero las oportunidades de ingresos directas parecen ser limitados, mientras que el desarrollo de servicios digitales tienen costos adicionales. para construir modelos sostenibles, es importante que las organizaciones culturales integran el espacio digital en sus estrategias de desarollo. Para aprovecharse de ese potencial hay que pensar que hacer con sus contenidos y tener claro quien son los usuarios y que les interesa.
El sector cultural es el ámbito que custodia y transmite nuestra memoria cultural registrada en diferentes formas (literatura, artes plásticas, música, etc.). Para mantener la s formas culturales viva s (es decir, para que no caigan en el olvido), debe n ser comunica das al público y el público tiene que ser capaz de apropiarse de este contenido y usar las referencias relacionadas en los procesos de comunicación y creación. Uno de los aspectos fundamentales de nuestra memoria cultural es el acceso a la cultura. Debemos ser conscientes que las vías de acceso y de participación están cambiando constantemente y que las redes digitales ofrecen hoy nuevas oportunidades que el sector cultural debería aprovechar. Aunque las instituciones culturales clásicas son importantes para acceder a los servicios culturales, hay que reconocer y apoyar nuevas vías de acceso a través de que e l público cultural está entrando en la experiencia cultural que está sucediendo en el entorno digital. La cantidad de contenido generado por usuarios es una indicación de que los usuarios tienen mucho interés en la co-creación , pero muchas organizaciones culturales todavia se sienten incómodos con la idea de permitir a los usuarios interactuar con el contenido que tienen en su custodia y compartirlo.
Aprovechar el ambiente de redes digitales para llegar al público significa mejorar nuestras experiencias culturales fuera de la red. El lanzamiento de The Commons en Flickr en 2008 es un ejemplo de cómo las instituciones de patrimonio cultural han puesto sus colecciones fotográficas en el espacio virtual de una forma innovadora: usando una web de intercambio de fotografías y permitiendo al público interactuar con la colección y agregarle valor (y de este modo, conectar a las personas y sus experiencias con el contenido cultural en línea). los usuarios pueden acceder al conjunto de The Commons en Flickr de la manera que deseen: pueden agregar etiquetas o comentarios, restaurar fotografías y compartir mediante otras redes el contenido que más les guste y quieran comentar con los demás. De esta manera, el patrimonio no queda encerrado en los archivos de las instituciones culturales, sino que se difunde y amplía la visibilidad de las colecciones originales. las redes sociales en combinación con las tecnologías móviles tienen un gran impacto en cómo se intercambia la información y se construye el conocimiento. Si nos recordamos la definición de cultura citada al principio de este presentacion que dice «la cultura es memoria colectiva, y depende de la comunicación para su creación, evolución y preservación» Nos queda claro que el contenido cultural debe formar parte de este proceso de intercambio y de comunicación Las instituciones culturales no deben esperar que los usuarios visiten sus sitios web, sino llamarles la atención en los sitios de internet que ya visitan. Por esta razón el sector cultural debería trasladar sus contenidos allí donde la gente está en línea (redes sociales, sitios de intercambio de fotografía o video, etc.) y aprovechar las oportunidades que surgen en el contexto de las redes digitales. Esto no significa abandonar las webs institucionales, sino ampliar su alcance usando el acceso a la red y reconociendo que el impacto que puede obtenerse por medio de una red sobrepasa el impacto de cualquier nodo único en la red (Barabási, 2003).
Hoy la presencia digital es mucho más que tener las páginas web institucionales funciona ndo y espera ndo que los usuarios vienen . La vieja lógica de los servicios en línea basados en la premisa de la oferta "Pon el contenido en el sitio web y los usuarios vendrán', se ha demostrado ser ineficaz. El lado de la demanda - con los usuarios, sus hábitos, expectativas y gustos - juega un papel importante para lograr el éxito en el espacio digital. Poner las necesidades y intereses de los usuarios en relación con las herramientas disponibles, nos permite pensar en nuevos servicios sostenibles. La importancia del lado de demanda nos dice que hay que conoser los usuarios. ¿Qué hacen los usuarios? Cómo los usuarios interactúan con el contenido disponible? Dónde o con quién? ¿A quién confían? Donde los usuarios buscan información? Este es un conocimiento útil, para identificar las barreras que pueden estar presentes en los sitios web de organizaciones culturales, o otro tipo de perfiles de red que mantienen . Un estudio realizado en Inglatera en 2010, ‘ Digital audience: Engagement with arts and culture online in the UK ’ ha analizado quiénes son los usuarios que se dedican a la cultura en línea. El estudio analizó el comportamiento de los usuarios y sus actitudes, analiza ndo en qué están gastando su dinero y su tiempo. El estudio también investigó cómo se correlacionan el comportamiento de los usuarios en el entorno en línea con el consumo cultural fuera de línea , intentando identificar las barreras que existen en lado de oferta y identificar las tendencias futuras. Conocer las tendencias de participación de usuarios con cultura digital aseguraría de que el sector cultural se encuentra en posición de tomar decisiones informadas sobre la manera como dirigir el desarrollo de sus actividades en el contexto de las redes digitales.
Los redes sociales (Facebook, YouTube, Twitter, Flickr, etc) se están convirtiendo en plataformas dominantes para la comunicacion, para creación de contenidos y compartir los , a través del esas plataformas la gente habla, escucha y compart e informaciones , o p romueven temas, y participan en varias campaña s para las causas que les apasiona n . Las redes sociales ofrecen a las organizaciones culturales la posibilidad de obtener beneficios de llegar a un público potencial. a través de su s red es personales que consiste de amigos, conosidos con intereses compartidos, o compañeros de trabajo , los usuarios se informa n sobre los eventos sociales y culturales y difund en la información entre su círculo de amigos -> ese círculo de amigos forma parte de su red de confianza y intereses compartidos. Las conversaciones en las redes sociales ocurren dentro de una red de confianza de los compañeros que están interrelacionados entre ellos; en consecuencia, lo que se comunica es relevante para collocutors que responden a lo que encuentran interesante, divertido o relevantes y compart en lo a través de su propia red. En el contexto de la comunicación a través de redes digitales, es importante entender que no se trata de transmisión (dar informacion) a un grupo grande e indefinido; lo que marca la buena comunicación se trata de comunicar se y relacionarse con los grupos particular es y en el contexto adecuado. Hay que estar simpatico, interesante y relevante.
Otro cambio, que marca el desarrollo actual de la cultura digital, tiene que ver con Internet móvil en el que el uso de smart-phones (como por ejemplo. el iPhone, iPad) combina localización física y movilidad digital, y ofrece posibilidades para la fusión de experiencias digitales y físicos. Nuevas aplicaciones móviles, juegos sociales y la realidad aumentada han convertido el teléfono en una herramienta de comunicación con un gran potencial para la información, consumo, producción y conexión. El sector cultural tiene que estar listo para aprovechar este potencial y llevarlo más allá de los usos comerciales de marketing. Estos nuevos tipos de plataformas de comunicación dan las posibilidades de atraer a los visitantes en las conversaciones y obtener sus reacciones en las redes sociales mientras asisten a eventos culturales, también permite posibilidades de aumentar experiencia de los visitantes in situ Museos y galerías pueden convertir sus contenidos digitales en una experiencia viva para los visitantes, dándoles la posibilidad de aprender más sobre los temas que encuentran interesantes mientras visitan una exposición. Tate Modern ha puesto la tecnología de iTouch (usando iPhone, iPad) en las manos del público para guiarlas alrededor sus espacios de exposición. Y dicen que la mayoría de la gente que solía pasar unos 40 minutos en una exposición, con iTouch están ahí por 3 horas La fusión de la experiencia digital y físico también permite extender los proyectos culturales más allá de las paredes de las instituciones culturales y la superposición de los distintos lugares físicos con información adicional (visual o textual) mediante el uso de aplicaciones de iPhone, los códigos QR y los navegadores 3D.
Algunos ejemplos de los proyectos de exploración de la fusión de experiencias digitales y físicos incluyen: AMS 3,0 - GPS ( móvil ) tours de Amsterdam; Instituto Holandés de Arquitectura - aplicación móvil para las realidad urbana aumentada; el Museo Powerhouse de Sydney – ha desarollado una aplicación móvil de realidad aumentada - que toma imágenes de la colección del museo en Flickr y los presenta a través de la plataforma 3D Layar; A plicación funciona utilizando una combinación de la cámara del teléfono móvil, la brújula y los datos GPS con el fin de identificar la ubicación del usuario y su campo de visión. Recupera los datos basados en las coordenadas geográficas, y superpone los datos sobre la vista de la cámara . Usando un smart-phone se puede caminar alrededor de Sydney y descubrir cómo se veía en el pasado ( hace 100 años ) . ( http://www.powerhousemuseum.com/dmsblog/index.php/2010/04/16/new-version-of-powerhouse-museum-in-layar-augmented-reality-browsing-of-museum-photos-around-sydney/ ) intervención artistica virtual “ We AR in MoMA 'realizad a por dos artistas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que consistía en colocar varias obras de arte virtual en las galerías y la introducción de un piso adicional en la parte superior del edificio del MoMA mediante el uso de realidad aumentada .. proyectos como los que acabo de describir son bastante avanzadas para las actividades virtuales del sector cultural, y el sector cultural debe tratar de explorar el potencial que podría derivarse de la participación en este tipo de desarrollo.
En fin queria mencionar un desafio de cultura digital - es como evaluar el éxito en entorno digital? Cómo medir el éxito de sitios web y servicios culturales digitales es un problema común a todas las partes del sector cultural - museos, archivos, galerías, organizaciones de arte, bibliotecas y editoriales. Hay una falta de claridad sobre qué tipo de información debería sector cultural recoger y medir, cómo contar y cómo interpretar lo que las estadísticas en línea nos están diciendo. También hay falta de coherencia en el uso de herramientas, como las organizaciones utilizan diferentes sistemas para contar y reportar las cosas diferentes. Los organismos de financiación y los departamentos gubernamentales no tienen la experiencia para ofrecer normas establecidas. El resultado es una mezcla confusa de la s estadística s que revela poco sobre la satisfacción de los usuarios. Hay que Ir más allá de los números y empezar a medir la calidad,: (no sólo medir el consumo, sino también la interacción). Establecer un enfoque sobre las tendencias en el tiempo en lugar de números de instantáneas.
El sector cultural se encuentra aún al inicio del viaje de explotación y de uso de tecnologías digitales. Aun así, no puede quedarse al margen si quiere mantener el contacto con sus usuarios. Hay que tener claro qué queremos hacer y para quién. Comentando los cambios que ha provocado la cultura digital, Paul Graham, en su artículo «Post-medium Publishing», dice: «Cuando ves algo que está aprovechando la nueva tecnología para darle a la gente lo que quiere y no tenía antes, probablemente estás viendo a un ganador. Y cuando ves algo que simplemente está reaccionando ante la nueva tecnología intentando preservar una fuente de ingresos existente, probablemente estás viendo a un perdedor». Por eso es importante que el sector cultural entienda ambos casos: las posibilidades de las redes y lar herramientas digitales y las motivaciones y los intereses de los usuarios.
Os agradesco su atencion y su paciencia con mi espanol.
![[object Object],[object Object],[object Object],[object Object]](data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAIAAAAAAAP///yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7)