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El Espíritu Santo, su
presencia en la Iglesia
Síntesis del Conocimiento
Teológico
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Los puntos esenciales del dogma
El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad.
Aunque realmente distinto, como Persona,
con respecto al Padre y al Hijo. Es
consubstancial al Padre y al Hijo; siendo Dios
como Ellos, El posee con Ellos la misma y
única Esencia o Naturaleza Divina.
El procede, no por vía de generación, sino por
vía de espiración, tanto del Padre como del
Hijo, como desde un único principio.
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El Espíritu Santo
Es la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad; distinta del
Padre y del Hijo; procede de
ambos como Amor
subsistente. En el Símbolo N-
C, rezamos:
“Creo en el Espíritu Santo,
Señor
y dador de vida,
que procede del Padre y del
Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas”.
Miguel Cabrera, Trinidad
Santísima, S. XVIII
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Tres textos de la SE:
El Espíritu Santo es Dios
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el
Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; Jn 20, 22-23
¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en vosotros? 1 Co 3, 16
Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que Satanás llenó
tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte
con parte del precio del campo? [...] ¿Por qué
determinaste en tu corazón hacer esto? No has
mentido a los hombres, sino a Dios.» Hch 5, 3-4.
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Tres textos joánicos sobre la tarea del
Espíritu Santo (JP II DV 4-6).
a) Jn 14, 26: "Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el
Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo os he dicho".
b) Jn 15:26-27: "Cuando venga el Paráclito, que yo os
enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que
procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero
también vosotros daréis testimonio, porque estáis
conmigo desde el principio".
c) Jn 16:12-13: "Mucho tengo todavía que deciros, pero
ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu
de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues
no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y
os anunciará lo que ha de venir".
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Amor personal
Jesús habla del Espíritu Paráclito usando el
pronombre Él:
“y cuando él venga, convencerá al mundo en lo
referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo
referente al juicio” Jn 16, 18.
El Espíritu Santo “otro Paráclito” que garantiza la
permanente irradiación de la Buena Nueva revelada
por Jesús (JP II, DV 7).
Dios es Amor (cf. 1 Jn 4, 8.16) amor esencial.
El Espíritu Santo es amor personal: que sondea
hasta las profundidades el corazón del hombre.
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El Espíritu
Santo, fruto de
la Cruz
“Jesús, cuando probó
el vinagre, dijo:
«Todo está
consumado» E
inclinando la cabeza,
entregó el espíritu”
Jn 19, 30.
Anónimo europeo,
Tríptico del
Calvario Marfil
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La Misión del Espíritu Santo
Dos textos de misión en San Juan:
La Encarnación del Hijo: “Porque Dios no ha enviado
a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,...” Jn 3, 17.
Y Pentecostés; el Espíritu Santo: “Cuando venga el
Paráclito que yo os enviaré de junto al Padre...” Jn
15, 26.
En la Historia de la Salvación:
“Todo proviene del Padre; todo es cumplido y
actualizado por el Hijo; todo alcanza al hombre y
se hace presencia y experiencia en él, a través
del Espíritu Santo.”
Comité del año 2000, El Espíritu del Señor, BAC, p.26
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La Encarnación
Es la “obra más grande
realizada por el Espíritu
Santo en la historia de la
creación y de la salvación” .
JP II en DV n. 50
“Ella se turbó al oír estas palabras,
y consideraba qué podía significar
este saludo”
Lc 1,29.
Rossetti, Dante Gabriel
Ecce Ancilla Domini! 1849-50;
Tate Gallery, London
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Dones y Frutos
“Los siete dones del Espíritu Santo
son: sabiduría, inteligencia, consejo,
fortaleza, ciencia, piedad y temor de
Dios” Cf. Is 11,2. (CEC 1831).
Los frutos del Espíritu Santo son:
amor, alegría, paz, paciencia,
longanimidad, bondad, benevolencia,
mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia y castidad (cfr. Ga 5, 22-
23).
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TEXTO: San Basilio,
Sobre el Espíritu Santo
”Por el Espíritu Santo se
nos restituye el paraíso,
por él podemos subir al
reino de los cielos, por él
obtenemos la adopción
filial, por él se nos da la
confianza de llamar a Dios
con el nombre de Padre, la
participación de la gracia
de Cristo, el derecho de ser
llamados hijos de la luz, el
ser partícipes de la gloria
eterna”.
Anónimo, Escuela
Mexicana, Señor
San José, S. XVIII
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La Santa Iglesia Católica:
Imágenes y figuras en la SE.
Pueblo de Dios, nación santa
Cuerpo de Cristo, cuya Cabeza es Él mismo.
Esposa de Cristo: Cristo la ama, se entrega a
ella y la purifica. La hace Madre fecunda de
todos los hijos de Dios.
Templo del Espíritu Santo: “El Espíritu es
como el alma del Cuerpo Místico, principio de
su vida, de la unidad en la diversidad y de la
riqueza de sus dones y carismas” (CEC,
809).
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Texto: Origen de la Iglesia
La Iglesia, “prefigurada en la
creación, preparada en la
Antigua Alianza, fundada por
las palabras y las obra de
Jesucristo, realizada por su
Cruz redentora y su
Resurrección, se manifiesta
como misterio de salvación
por la efusión del Espíritu
Santo.
Quedará consumada en la
gloria del cielo como
asamblea de todos los
redimidos de la tierra” (CEC,
778).
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Notas de la Iglesia
Una,
Una misma fe, unos mismos sacramentos y una sola
Jerarquía: el Papa sucesor de San Pedro como
Cabeza visible y fundamento de la unidad de la
Iglesia y los Obispos.
Santa,
Porque Cristo la santificó, aunque está compuesta
por pecadores a los que llama a la santidad.
Católica, o universal
Contiene todos los medios de salvación y además,
todos los hombres están llamados a formar parte de
ella.
Apostólica
Cristo la edificó sobre el fundamento de Pedro y los
apóstoles.
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Los fieles: igualdad
fundamental y diversidad
“Son fieles cristianos aquellos que,
incorporados a Cristo por el bautismo, se
integran en el Pueblo de Dios y participan
en consecuencia de la función sacerdotal,
profética y real de Cristo, cada uno según
su propia condición, y están llamados a
desempeñar la misión que Dios
encomendó a la Iglesia en el mundo”
(CEC, 871).
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La Jerarquía
Cristo fundó la Iglesia como
sociedad jerárquica.
Le entregó la potestad sagrada:
Potestad que consiste en el poder
de actuar con su autoridad y en su
nombre, para enseñar la Palabra
de Dios, administrar los
sacramentos y gobernar la Iglesia.
Y le entregó la triple misión:
El oficio de enseñar, (infalibilidad).
El oficio de santificar (misión sacerdotal).
El oficio de regir o gobernar (el derecho
canónico).
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El carisma de infalibilidad:
dos textos de la SE.
« Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella. Te daré
las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo
que ates sobre la tierra quedará atado en los
cielos, y todo lo que desates sobre la tierra
quedará desatado en los cielos.» Mt 16, 18-
19.
«Pero yo he rogado por ti para que tu fe no
desfallezca; y tú, cuando te conviertas,
confirma a tus hermanos.» Lc 22, 32.
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Magisterio auténtico e infalible
El objeto del Magisterio se extiende a todo el
contenido de la Revelación y a las verdades que
sean necesarias para custodiar y exponer el
depósito de la Fe. La misión del Magisterio de la
Iglesia no es nunca proponer una nueva
doctrina, sino defender, custodiar e interpretar el
depósito de la Fe que ha recibido (cfr. CEC,
2032-2037).
La obligación de una vigilancia pastoral sobre
cuestiones de fe y costumbres, cf. CIC can 823.
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Los fieles laicos: levadura
Los fieles laicos son aquellos miembros de la
Iglesia que están llamados por Dios a buscar la
santidad y a ejercer el apostolado en medio del
mundo, “tratando y ordenando según Dios los
asuntos temporales (...):
las actividades y profesiones, así como las
condiciones ordinarias de la vida familiar y
social con las que su existencia está como
entretejida (...) de modo que, igual que la
levadura, contribuyan desde dentro a la
santificación del mundo (...).
LG 31; CEC 898-900.
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Los fieles laicos y los
asuntos temporales
A ellos, muy en especial, les
corresponde iluminar y
organizar todos los asuntos
temporales a los que están
estrechamente vinculados, de
tal manera que se realicen
continuamente según el
espíritu de Jesucristo, y se
desarrollen y sean para la
gloria del Creador y del
Redentor”
LG 31; CEC 898-900.
Filósofo,
Chartres
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La vida consagrada de los
religiosos
Un estado de vida peculiar reconocido
por la Iglesia y caracterizado por el
ejercicio formal de los llamados
“consejos evangélicos” de pobreza,
castidad y obediencia (CEC 914-915).
Es propio de los religiosos el
“abandono del mundo” y el testimonio
escatológico o de la vida futura.
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La comunión de los santos
Es la comunicación de bienes espirituales
entre los tres estados de la Iglesia (cf CEC
954):
Militante: los fieles que peregrinan en la tierra
Purgante: los que están en el Purgatorio,
Triunfante: los que ven a Dios en el Cielo.
Por la comunión de los santos nosotros
mismos podemos ayudar a los demás y a las
almas del purgatorio mediante la oración, la
penitencia y las obras buenas. Y también
podemos recibir su ayuda, y la recibimos de
hecho.
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Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de los tuyos;
llena de gracia celestial
los corazones que Tú creaste.
Tú, llamado el Consolador
Don del Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú, con tus siete dones,
eres fuerza de la diestra de
Dios.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
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Oración al Espíritu Santo
Ven, ¡oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para
conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra las
insidias del enemigo: inflama mi voluntad... He oído tu
voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo:
después, mañana. Nunc coepi! ¡Ahora!, no vaya a ser
que el mañana me falte. ¡Oh, Espíritu de verdad y de
Sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo,
Espíritu de gozo y de paz! ¡quiero lo que quieras, quiero
porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando
quieras...!
(Rezar siete padrenuestros, y terminar diciendo:)
Santa María, Esperanza nuestra, Asiento de la
Sabiduría. Ruega por mí. San José, mi Padre y Señor,
ruega por mí. Ángel de mi guarda, ruega por mí.
San Josemaría, abril, 1934
Hinweis der Redaktion
La dice Don Alvaro en el libro de la entrevista con Cesar Cavallieri. Está en la página 167.