El cuento vanguardista latinoamericano en venezuela
1. Universidad “Fermín Toro”.
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Escuela de Comunicación Social.
EL CUENTO VANGUARDISTA LATINOAMERICANO EN VENEZUELA.
Integrante:
Díaz, Anguie
C.I.: 23.815.573
Profesora: Celia Sánchez
2. La primera mitad del siglo XX significó para la poesía latinoamericana
un cambio fundamental en su calidad expresiva. Novedosas formas de métrica
lírica, renovación del lenguaje poético, la incorporación de nuevos temas basados
en la realidad concreta y social, determinaron una nueva época en
la estética poética latinoamericana. La Vanguardia había comenzado, dejando atrás
la clásica poesía influenciada por la métrica española y europea.
El movimiento vanguardista en general, significó, una ruptura, una revolución
artística y estilística, renovadora del lenguaje y de la estética, de características
únicas en el arte. Esta ruptura, significará a su vez, como dice Guillermo de Torre,
una abertura, hacia nuevas formas de expresión, permitiendo nuevos campos
expresivos y aboliendo los pasados, sobre todo, rechazando al Modernismo.
Rasgos principales del vanguardismo literario. Eliminación de la anécdota y la
narración, de lo didáctico, confesional y sentimental, ruptura de las relaciones de
causalidad y del concepto tradicional de espacio y tiempo, con lo que surgen en
estos poemas mundos fantásticos y caóticos con imágenes fragmentarias,
sorprendentes, contradictorias y absurdas, el instrumento creador de estos mundos
autónomos es la fantasía a través de la palabra, a la que se concede un valor mágico
y demiúrgico que transforma los objetos en ideas y esencias (poesía pura) y que
evoca contenidos misteriosos a través de la sugestión fónica del lenguaje poético,
culto a la imagen creada y a la metáfora insólita. En cuanto a los géneros cultivados,
la poesía lírica es predominante; también se crea una prosa vanguardista en
narrativa "El lenguaje poético quiso ser más auténtico, más cercano a la realidad.
Quiso expresar mejor la identidad regional americana y las identidades de cada
país. El idioma, no se deformó para transformarse en jergas localistas, sino que se
nutrió y creció, gracias a los aportes de las palabras del indio y del negro, del obrero
y del campesino" Nombres como Vicente Huidrobo, José Luis Borges, Pablo
Neruda, Juan Gris representan este original movimiento literario y poético. Pero más
aún, existe Cesar Vallejo entre ellos, aquel que es considerado como el más (1892-
1938) revolucionario, capaz de audacias lingüísticas y figura capital de la poesía
latinoamericana del siglo XX, el peruano César Vallejo.
La literatura de inicios del siglo XIX no es muy abundante, los intelectuales y
políticos estaban ocupados en las guerras libertarias. Sin embargo, surge la oratoria
como forma alternativa para propagar las ideas independentistas y cuya belleza
retórica y estilística hace que se le ubique dentro del espectro literario. En este
período sobresale también la producción poética de Andrés Bello, primer poeta en
proponer la creación de una expresión lírica americana. Su poesía es considerada
como precursora de la temática latinoamericana en la lírica continental, tal como se
puede observar en Alocución a la poesía (1823) y en Silva a la agricultura de la
Zona Tórrida (1826). En vísperas de la independencia, llega la primera imprenta
a Caracas (1808) y con ella surgen importantes periódicos, entre los que destaca El
Correo del Orinoco, a través de los cuales se difunden las ideas libertarias. Sin
embargo, antes de la aparición de los primeros periódicos, estas ideas eran
principalmente difundidas a través de la oratoria, pues las imprentas españolas
3. difícilmente acceden a la publicación de ideas que atenten en contra de
su hegemonía.
Sin embargo, entre los avatares de la revolución fue que el germen de una
identidad propia ensayó sus fueros humanísticos. La copiosa correspondencia de
Simón Bolívar así como los documentos oficiales de sus atribuciones republicanas,
dilucidan no sólo el mosaico colosal de su genio político, sino también la prolijidad
de una pluma tan exquisita como intensa. De gran belleza y profunda preocupación
filosófica es Mi delirio sobre el Chimborazo; una especie singular que le distingue
de las contradicciones de su tiempo, y en la que por etérea proporción discurre
desde la clarividencia de un tribuno hasta la humildad de un profeta señalado para
un mundo naciente y por lo mismo promisorio. Es también en Simón Rodríguez,
filósofo y pedagogo caraqueño, cuando genuinamente se ensayan formulas
americanas muy bien meditadas para las incipientes repúblicas; su obra, aunque
dispersa por los giros de su singular vida, compila no sólo su preocupación
sociológica, sino también la urgencia de un código intelectual. Por auspicio de su
célebre pupilo (Simón Bolívar) alcanza parcialmente a aplicar algunas de sus ideas,
muchas de las cuales fueron difundidas después y ampliadas en un castellano
auténtico y a veces irónico como Voltaire. Además de sus peculiares publicaciones
y de su correspondencia, es célebre su defensa que hace de la gesta bolivariana,
construida con un rigor lógico.