El documento analiza los riesgos tecnológicos en la sociedad moderna y la creciente preocupación pública sobre los efectos colaterales del uso de la tecnología. Se discuten varios accidentes tecnológicos que han dañado la confianza en la ciencia y han intensificado la atención a los peligros reales y potenciales. También se mencionan debates sobre residuos peligrosos y armamento que contribuyen a la aprehensión pública sobre los costos del progreso tecnológico.
1. LA CONTROVERSIA EN EL ANÁLISIS DEL RIESGO TECNOLÓGICO<br />Oswaldo E. HERRERA<br />Profesor Titular<br />Facultad de Ciencias de la Educación<br />Dirección: Escuela de Educación<br />Oficina de Personal Bárbula,<br />Estado Carabobo<br />En Venezuela no existe aún mucha preocupación acerca del tratamiento de los riesgos producidos por los avances tecnológicos. Gobierno e industria no han manifestado mayor interés en el asunto porque, hasta ahora, la presión pública no ha sido suficientemente sólida como para crear conciencia del riesgo. Sin embargo, casos como el de Tacoa, la contaminación del Lago de Valencia, la contaminación mercurial de las playas en la zona de Morón, los recientes accidentes de trabajo donde resultaron radiados algunos trabajadores y muchos otros que sólo aparecen marginalmente en las crónicas periodísticas, son signos evidentes de que hay que tomar mayores previsiones y crear alerta en la ciudadanía para que nuestra participación del quot;
progresoquot;
sea lo menos atentatoria contra la salud pública.<br />En este artículo se analiza la multiplicidad de riesgos que el uso de avanzada tecnología ha creado en la sociedad norteamericana (*) y por qué esto se ha convertido en una de sus prioritarias preocupaciones ambientales. Con ello, se desea contribuir a la discusión necesaria que debe suscitarse en nuestro país, para poder prever soluciones a este problema, el cual se ha desarrollado en forma altamente conflictiva en los Estados Unidos y de hecho nos está alcanzado al igual que a todas las sociedades modernas.<br />Actualmente se está expresando gran preocupación acerca de la proliferación de quot;
residuos peligrososquot;
(químicos, metálicos, nucleares) y los riesgos asociados con su generación, tratamiento y control. Sin embargo, muchos de los estudios llevados a cabo parecen olvidar el contexto donde se presenta esta discusión. Este contexto no es otro que el de una compleja sociedad tecnológica; de ahí que el problema de los riesgos causados por los desechos en cuestión, debe ser estudiado en el amplio esquema de la sociedad tecnológica, ya que resulta evidente que hay una serie de fenómenos causados por el uso de la tecnología -generación de residuos peligrosos entre ellos- los cuales están llevando a la población a cuestionar los beneficios del avance tecnológico. Estos eventos están incrementando la preocupación del público acerca de las consecuencias de aceptar el costo (traducido en riesgo) del uso de esta tecnología.<br />(*) Introducción al Capitulo III del trabajo presentado por el autor en su Tesis de Grado titulada: quot;
Hazardous Wastes and Their Associated Risks: Developing Betier Management Policiesquot;
(Residuos peligrosos y los riesgos asociados a ellos: Desarrollo de mejores políticas para su manejo), como parte de los requisitos para optar al Master of Urban and Regional Planning (MURP) en la Universidad de Nueva Orleans, Estado de Louisiana, U.S.A.<br />Los avances tecnológicos son ampliamente reconocidos, ellos representan la señal de progreso y supremacía de la sociedad moderna. Pocas personas osan considerar un cambio en su actual estilo de vida. No obstante, ha habido una serie de casos, aparentemente sin relación, que están debilitando la confianza de la gente en la tecnología que les ha permitido esta forma de vida. El resultado es una creciente desconfianza en la habilidad del Gobierno, la industria y la ciencia, para hacer menos riesgoso el ambiente tecnológico. Ello se sintetiza en el siguiente párrafo: quot;
Trate de leer u n periódico o revista noticiosa, oiga la radio o vea la televisión: cada día, alguna campana de alarma está sonando. ¿Dé qué están alarmados los americanos? De casi nada realmente, excepto del alimento que comen, el agua que beben, el aire que respiran, la tierra donde viven y la energía que usan. En el tiempo de 15-20 años, la confianza en el mundo físico se ha puesto en duda. Considerada una vez como un medio de seguridad, la ciencia y la tecnología se han convertido en un elemento riesgosoquot;
(Douglas and Wildowski, 1982, p. 51)”.<br />Esto es lo que muchos autores han denominado los riesgos de la sociedad tecnológica. La aversión natural de la gente a arriesgarse, combinada con la creciente preocupación sobre los efectos colaterales del uso de la tecnología, ha intensificado la atención hacia los peligros reales y potenciales de estos portentosos inventos. La oposición pública a la localización en sus cercanías de nuevos depósitos para residuos nucleares, por ejemplo, debe ser entendida como parte de este medio ambiente cultural al que ha sido conducida la sociedad. La parte final de numerosos procesos industriales -tratamiento y destino final de los residuos- es vista por mucha gente como la parte más riesgosa de la producción moderna.<br />CUANDO LA TECNOLOGÍA SE CONVIERTE EN CREADORA DE RIESGOS<br />Lawless (1977)2 cita alrededor de mil casos de accidentes tecnológicos desde la Segunda Guerra Mundial, casos cuyas dañinas consecuencias los convirtieron en primerísimas noticias de prensa.<br />La totalidad de casos constituye cerca de un significativo desatino por semana, por treinta y cinco años. Algunos de esos casos son utilizados para mostrar las riesgosas consecuencias de los efectos secundarios de algunas actividades industriales (ver Tabla 1).<br />Estos casos y muchos otros han ocurrido a nivel nacional e internacional. En algunos de ellos la industria ha aplicado correctivos (DC-102. General Motors); algunos productos han sido prohibidos (Talidomida), pero la mayoría de ellos continuaron con las mismas posibilidades de peligro, manteniendo a la población en permanente riesgo.<br />Nuevos casos se están gestando cada día, en todas partes. Las fallas en los reactores nucleares (Three Mile Island, USA; Chernobyl, URSS); diseminación de sustancias químicas tóxicas (Severo, Italia; Livingston Parish, Louisiana, USA; Planta Union Carbide, Bhopal, India); robos y peligrosas confusiones por intervención de programas computarizados y los recientes casos de pesticidas incorporados en algunos cereales, son apenas algunos ejemplos. Si a esto se añade la discusión acerca de los diversos tipos de misiles y bombas nucleares, la Guerra de las Galaxias, el SIDA, el no saber qué hacer con los residuos químicos y nucleares, la oposición en algunos Estados a la construcción de nuevas plantas nucleares y depósitos de desechos, la quot;
lluvia ácidaquot;
, etc., uno comienza a tener una idea de lo que está causando la aprehensión del público. Irónicamente, la tecnología es su propio acusador. <br />Algunos peligros son detectados sólo por la capacidad de las técnicas modernas de localizar mínimas concentraciones de sustancias tóxicas, por la posibilidad de describir teóricamente el rango de ciertas catástrofes tecnológicas y a causa de la velocidad de los medios de comunicación para transmitir información alrededor del mundo casi instantáneamente. <br />En efecto, la tecnología está proveyendo herramientas para identificar sus erróneos usos, pero no está deteniendo la ocurrencia de costosísimos accidentes. Por el contrario, ella está introduciendo una creciente duda entre una significativa proporción del público. Gente que está demandando cada vez más, no sólo normas de seguridad de parte de la industria y el gobierno, sino también una determinante participación en el proceso de toma de decisiones.<br />Dierkes (1980)3 sostiene que la percepción inicial acerca del riesgo tecnológico proviene de un pequeño segmento de la comunidad científica, defensores de tecnologías alternativas, algunos políticos y un pequeño sector de la prensa. Sin embargo, los problemas descritos, y en especial aquel producto de la agudización de la controversia sobre el destino de los residuos peligrosos (nucleares), están incrementando la preocupación del público en general y está intensificando el trabajo de investigadores y de aquellos que pueden establecer regulaciones en el campo del riesgo como una totalidad: su producción, alcance, comprensión y tratamiento. En este sentido, EL RIESGO se ha convertido en principalísimo actor en el debate suscitado en las modernas sociedades para enfrentar sus responsabilidades en este mundo tecnológico.<br />BIBLIOGRAFíA<br />1. Douglas, Mary y Aaron Wildavski. Risk and Culture. Berkeley, California. University of California Press, 1982.<br />2. Lawless, Edward W. Technology and Social Shock. New Jersey, N.J. Rutgers University Press, 1977.<br />3. Dierkes1 M.; S. Edwards y R. Coppock. Technological Risk. Cambridge, MS. Oelgeschlager, Gunn and Hain Publishers, 1980.<br />4. Kasper, Raphael y R. Coates. quot;
Perceptions of Risk and Their Effects on Decision Makingquot;
, en Societal Risk Assessment. Edited by Schwing and Albers, New York: Plenum Press, 1980.<br />