1. ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DE LAS
COMPETENCIAS
Por: SERGIO TOBON
CONCEPTUALIZACIÓN
La valoración consiste en un proceso de apoyo a la formación de las
competencias mediante el continuo diagnóstico, seguimiento, análisis y
retroalimentación sobre estado de éstas para orientar las actividades de
facilitación, teniendo como base el desempeño en actividades y problemas
propios del quehacer profesional.
Los estándares de calidad para los programas de formación profesional
plantean como requisito esencial describir en detalle el proceso de evaluación
con el fin de determinar la permanencia, promoción y grado de los estudiantes.
En este sistema cada vez se recomienda más de que la evaluación tenga como
referencia las competencias de los estudiantes.
VALORACIÓN Vs EVALUACIÓN
La evaluación tiene múltiples vacíos desde la perspectiva de las competencias.
Ella consiste en un proceso relacionado en gran parte con la determinación de
los conocimientos en los estudiantes para decidir sobre la continuidad,
promoción y grado al final del proceso educativo.
La evaluación tradicional ha tenido avances significativos y es por ello que
actualmente se le asume como sistemática, continua, participativa, integral,
formativa, interpretativa y flexible. Además, ya no sólo es una práctica para
determinar conocimientos, sino también para comprender el proceso docente y
la gestión de la institución educativa.
Con el ingreso del enfoque de competencias a la educación, se pasó de la
evaluación de conocimientos memorísticos a la evaluación de competencias,
es decir de desempeños ante situaciones y problemas con sentido para las
personas. Sin embargo, esta perspectiva, que en un principio se asumió como
una propuesta para determinar el proceso de enseñanza - aprendizaje, pasó
con el tiempo a convertirse el fin último de la educación donde lo más
importante son los logros medibles y objetivos de los estudiantes en el abordaje
de problemas aplicando saberes de los diferentes ámbitos conceptuales.
Ha sido tanto el éxito de este enfoque, que prácticamente el tema de las
competencias se ha enfocado desde la evaluación quedando a un lado la
propuesta central: la formación de competencias para contribuir a la
autorrealización humana y favorecer el desarrollo comunitario y económico.
Hoy en día, la mayoría de innovaciones educativas tienen como sustrato la
2. evaluación de desempeños, lo cual nos ha conducido a la moda de la
“evaluatitis” conllevando a un significativo empobrecimiento de los modelos
pedagógicos, de la filosofía curricular y del acto educativo como tal.
A la hora de mostrar la eficiencia de la educación lo que se hace es presentar
todo un conjunto de datos estadísticos de comparación cuantitativa en el
desempeño de competencias, cuando el proceso formativo es más complejo,
dinámico, intersubjetivo y de múltiples actores (no solamente los estudiantes
individuales que aplican las pruebas de evaluación de competencias).
Lógicamente es necesario realizar procesos evaluativos, pero evitando
asumirlos desde una posición simplista como el fin último de la educación: se
requiere una perspectiva compleja desde la cual se articule a la formación
humana integral. Es así como se ha construido el concepto de valoración como
un procedimiento complejo que involucra el análisis cualitativo y cuantitativo de
la institución, el docente y el estudiante en relación íntersubjetiva, buscando la
formación y afianzamiento de las competencias mediante la práctica de la
retroalimentación, la reflexión continua y la toma de conciencia.
En la formación de las competencias, la valoración busca generar valor
estableciendo los logros en su construcción por parte de la persona en el saber
hacer, saber convivir, saber conocer y saber ser para afrontar los retos y tareas
del contexto laboral mediante la interlocución de las empresas, el facilitador y
los estudiantes.
La valoración es un proceso de comunicación ínter subjetiva entre empresas,
facilitadores y docentes; se dirige hacia la formación como tal de competencias,
la cualificación de los facilitadores, la eficiencia en la administración de los
programas, la producción de materiales educativos con calidad, el continuo
diseño del currículo y la vinculación con las empresas. Con ella se pretende
determinar la formación de las competencias en sus diversos componentes: el
saber hacer, el saber conocer y el saber ser.
La evaluación es heredera de la tradición empiropositivista surgida con la
revolución industrial a finales del siglo XX, en tanto ha privilegiado la medición y
la experimentación para generar altos procesos de control de los procesos
industriales y pedagógicos. Por ello se ha erigido en un sistema rígido,
mecánico y cerrado basado en la cuantificación de contenidos introyectados
por los estudiantes, siendo la base para determinar el paso a otros niveles
formativos.
FINALIDADES DE LA VALORACIÓN
1. Determinar la formación de las competencias
3. 2. Orientar a los estudiantes en la propia formación y potencialización de sus
actitudes e intereses
3. Detectar dificultades y establecer correctivos
4. Promover la autoconciencia sobre la formación de las competencias
5. Dar continuidad a la cadena formativa
6. Favorecer la vinculación laboral
7. Facilitar la construcción de competencias docentes
8. Adecuar las estrategias pedagógicas
9. Deconstruir y construir el currículo
10. Establecer la calidad del proceso educativo
ACTIVIDADES GENERALES EN LA VALORACIÓN
En todo proceso de valoración es necesario realizar actividades tales como:
-Determinación del proceso de formación de competencias en los estudiantes
al principio, durante y al final de cada módulo.
-Acuerdo con los estudiantes sobre los momentos, tipos y estrategias de
valoración a ser empleados
-Establecimiento de criterios de valoración de las competencias para un
determinado módulo.
-Diagnóstico del entorno profesional para implementar estrategias de
valoración de las competencias contextualizadas a éste.
-Asesoría a los estudiantes en la realización de actividades de regulación
metacognitiva para que lleven una continua valoración de la formación de las
competencias.
-Orientación para que los estudiantes estructuren actividades de
metamotivación, metaatención, metacomprensíon y metamemoria
-Acompañamiento a los estudiantes en el reconocimiento de sus logros y
dificultades, desarrollando motivación interna hacia el automejoramiento
continuo.
-Sensibilización al estudiante sobre la importancia de reconocer el error como
maestro de la formación de las competencias y no como un “horror”.
-Revisión continua con los estudiantes sobre los momentos, clases, indicadores
y estrategias de valoración para realizar los ajustes que durante el proceso de
4. un módulo se estimen convenientes, teniendo como base la argumentación
sustentada y los principios pedagógicos del programa de formación profesional.
-Orientación de los estudiantes hacia la búsqueda contínua de la excelencia
como una pretensión de formar personas exitosas en las diferentes actividades
profesionales.
-Diseño de actividades de valoración acorde al currículo por competencias y los
contenidos definidos para un determinado módulo.
CLASES DE VALORACIÓN
De acuerdo a las personas que participan en la valoración, ésta puede darse
desde tres perspectivas: autovaloración, covaloración y heterovaloración.
Autovaloración
Es el proceso por medio del cual el propio sujeto valora la formación de sus
competencias con referencia a un plan disponible y los recursos del medio
previamente acordados y definidos. Con ella, el sujeto logra autonomía
asumiéndose gestor y direccionador de su formación; además, aporta
información valiosísima al reconocimiento de sus logros desde la institución.
La covaloración
Consiste en una estrategia por medio de la cual los estudiantes valoran entre sí
sus competencias de acuerdo a unos criterios previamente definidos. De esta
manera, un estudiante recibe retroalimentación de sus pares con respecto a la
manera cómo fue su construcción de las competencias tenidas como metas.
Dicha retroalimentación es brindada de forma comprensiva, es decir
estableciendo un vínculo con el sujeto en cuestión.
Heterovaloración
Es una estrategia consistente en la valoración que hace una persona de las
competencias de otra de manera unilateral, siendo fundamental en la
certificación de las competencias, por cuanto es necesario que una persona
externa determine el grado de desempeño del sujeto con respecto a lo
esperado.
En la educación profesional este papel lo cumplen los facilitadores y los
representantes de las empresas e instituciones teniendo como base la
información de la autovaloración y la covaloración, se analiza y se determina en
qué medida el sujeto construye las competencias de acuerdo a lo esperado.
En toda actividad se heterovaloración dos aspectos:
1. El procedimiento: el conjunto de pasos para llegar a un determinado
resultado
5. 2. El producto: es el resultado de la actividad a partir de la aplicación del
procedimiento (un objeto, un ensayo, una carta, etc.).
ALGUNAS ESTRATEGIAS DE VALORACIÓN DE LAS COMPETENCIAS
Las estrategias para valorar las competencias difieren de las técnicas
tradicionales en el sentido que se enfocan a determinar desempeños más que
la memorización de conocimientos específicos. Se caracterizan por que tienen
en cuenta el seguimiento a la formación del saber hacer, el saber conocer y el
saber ser.
A continuación se describen algunas estrategias de valoración.