Historia de la PTJ, creación de la PTJ, Escuela de Detectives, GATO, BAE, CLAUDIO GORSIRA, ELISIO ANTONIO GUZMAN CEDEÑO,

1. CUERPO TÉCNICO DE POLICÍA JUDICIAL (PTJ) UN POCO MÁS DE
HISTORIA).
Por: Alejandro Claret Leal Mármol.
Diciembre 2017.
MI PASO POR LA PTJ.
Nací un 25 de diciembre del año 1950, y mi madre estuvo ligada por su profesión de
Trabajadora Social, al Consejo Venezolano del Niño, que en sus momentos se dedicaba a
albergar a menores de edad con problemas de familia y conducta. Vivimos desde 1954 al
1959 en La Pastora, esquina de Torrero, donde viví la caída de Pérez Jiménez, y por primera
vez vi a la gente del Barrio (Polvorín Castillitos, etc.), bajar a Miraflores a combatir la
dictadura de Pérez Jiménez.
Durante el año 1959 y parte del 1960, nos mudamos a una casa frente a la Plaza La Pastora,
donde ocurrieron dos hechos que me marcaron para el resto de mi vida, el primero la
explosión de un depósito de fuegos artificiales cerca del mercado de la Pastora y el segundo,
estando asomado a la ventana de mi cuarto, oigo unos disparos y veo pasar un carro de la
época, con dos sujetos a bordo, uno de ellos, lo reconocí como alguien, a quien creo, le
decían el BARRABAS en la prensa y tv, delincuente de amplio récord, y tras de ellos una
patrulla de color negro con una sirena pequeña, de color plateado en el techo, que después,
con los años supe que era una patrulla de la P.T.J.
En mi casa, en La Pastora, primero en la esquina de Torreo y luego frente a la Plaza, mi
madre era la Directora de un retén de albergue de menores del entonces Consejo
Venezolano del Niño y así conocí a un Detective que estaba adscrito a la División de
Menores, llamado Rodulfo, que estudiaba Trabajo Social en la U.C.V, con mi madre,
graduándose ambos, de Licenciados en Trabajo Social; en esos años 60 donde la izquierda

2. y la guerrilla pululaba en esos predios; también conocí entre otros que recuerdo, a Humberto
Giffunni Sperandio, a Clarisa Sanoja quien era la Jefa de Menores. Después, ya adulto,
supe del Dtve. Manuel Molina Gásperi, amigo de mi madre, y de allí nació la relación con mi
hermano y mi persona entre los años 1959 al 1960, de quien pienso, es el responsable de
mi amor hacia la investigación y acción policial.
Un día, nos llevó a mi madre, a mi hermano y a mí, a jugar baseball, en un
terreno que hoy día es la Guardia Nacional en el Paraíso, donde Manuel bateaba y mi
hermano y yo recogíamos los rollins y flys, hasta que una recta, bateada por Manuel, me
dio de lleno en el ojo derecho y hasta allí llegó la práctica y de allí al Hospital, donde nos
acompañó Doña Rosa Gásperi, la madre Manuel Molina Gásperi, que vivía en la
Urbanización Los Chaguaramos.
Entré como bombero aspirante voluntario en el año 1964, al Cuerpo de Bomberos del
Estado Miranda, así denominado en principio, y luego llamado del Distrito Sucre, en la Calle
Los Ángeles, N° 16, en Chacao, donde actualmente se ubica la entrada lateral del C.C.
Sambil. Allí me gradué de Bombero profesional un 20 de marzo de 1966 y conocí a quien
marcó una huella indeleble en mi vida, a JOSE DE JESUS JIMENEZ PANTOJA (El Chino
Jiménez Pantoja).
El Chino, fue Bombero de Caracas y luego en el 1962 ingresó a la PTJ. Con él conocí a
expertos en explosivos de la PTJ, como Navarro Cisneros y a un número importante de
funcionarios fundadores de la PTJ, uno de ellos lo fue el Dr. Rodolfo Plaza Márquez.
Se destacan en esta época, los sucesos en los cuales El Chino, se enfrentó y liquidó a
ISMAELITO, nacido en el Guarataro, y donde el Comisario General Remberto Uzcátegui,
jugó un papel importante.
A mediados de 1970, en los Bomberos, me ascendieron, después de graduarme de bachiller
me pasaron a Investigación de Siniestros, Mi ambición, me hizo ligar, por medio de Manuel
José Molina Gásperi, a la PTJ como funcionario ad honoren, con credencial 562, por el año
1973, donde en Operaciones, en la Operación Navidad, conocí al Tigre Granados de Robos,
a Andrés Martino de Homicidios, al Comisario Carlos Añez, al Comisario Leonel Ávila
Oliveros, al Inspector “Chivo” Rodríguez Franco, a Hugo Gamarra, a Patrulla Loca, Carlos
Roa Roa en Capturas, Federico Manríquez en Robos, Miguel Ernesto Rondón, a la Sra.

3. Betzabe Romero, al Inspector Francisco Graterol (salivita), al Comisario Leopoldo Yerena,
al Comisario Rosas Nahr, al Comisario Guzmán Vera, al Comisario Tito Guillermo Vera Ruiz,
al Comisario Mauro Yánez, al “Camarada” Comisario Prato Castillo, al Comisario Rojas
Ochoa, al Comisario Arturo Rodríguez Borges, quien fue uno de mis profesores en la
Escuela de Detectives de Baruta.
Nace así mi relación con Patrullaje, donde el Comisario José Antonio Palacios me dio el píe
para que el Chivo Rodríguez Franco, me aceptara en los Jeep que patrullaban los cerros,
allí empezó mi enseñanza, como acompañante de Mario Gómez, hoy en día Abogado de la
República.
CUPERTINO LEONARDEZ GÓMEZ era de la Brigada Motorizada de la
PTJ y muere abaleado, en el paseo Colón, Caracas, persiguiendo a unos delincuentes que
recién habían cometido un robo, un día 1 de julio. Esa fecha es muy particular en la vida de
un grupo de jóvenes, que luego de permanecer un tiempo bastante largo en la Academia
de Policía, al fin veían sus sueños hechos realidad, graduarse como Detectives del Cuerpo
Técnico de Policía Judicial, en esa promoción de Detectives, llamada Cupertino Leonardo
Gómez, donde se le rindieron honores a los caídos en funciones. La Institución parió
grandes investigadores y gerentes en esa promoción, quienes con regocijo celebraron el 40
aniversario de dicha graduación. Combatir el delito es la meta.
William Antonio Castillo Tudares: asi es curso, felicitaciones 1977, Bello Monte y Baruta.
Ha sido un honor conocer al Comisario Silvio Vargas, cuando lideraba el caso Vegas Pérez,
en la que para entonces era la Comisaría de El Rosal, recién fundada, donde después
funciono Capturas, y durante el caso, los investigadores cambiaban de forma seguida su
ubicación, por razones de seguridad, allí conocí a Miguel Dao, a Israel Pinchesky, a Gustavo
Gil. En ese entonces, me encontré con Fermín Mármol León, quien había hecho una
cronografía de la familia Mármol y revisando esa historia, conseguimos que teníamos
parientes en común.

4. El Comisario Rafael Rivero a quien le decían cariñosamente, con respeto, El Chingo Rivero,
uno de los hombres recios, valientes, e inteligentes que conocí en la PTJ.
En 1976, nace el Grupo G.A.T.O. creado por Molina Gásperi y donde estaban como jefe el
Comisario Pablo Julio Simoza, que llevaba la parte de investigaciones y Mata Monasterios
que era el operativo, acompañado de Marcano Mata, Rafael Ángel Núñez Gómez
“Ministrico”, Israel Pinchesky, Conocí al Tte.Cnel. Álvarez Cardier del Ejercito y a Tosta Ríos,
quienes entrenaban a G.A.T.O., en materia de anti guerrilla.
Entré como Agente, en el año 1978 a la PTJ, en Delincuencia Organizada para investigar
siniestros, y me tocó en ese tiempo huir a Puerto Ordaz, a SIDOR, recomendado a su
Presidente, por Manuel Molina Gásperi, porque a raíz del caso Carmona todo lo que oliera
a Molina, era destruido. En el avión de Avensa, me topé con Israel Pinchesky quien había
sido designado Jefe de Investigaciones en Ciudad Bolívar y recuerdo que uno de sus
primeros casos allá, antes de caer preso por el caso Carmona, fue un suicidio, donde la
víctima estaba amarrado con las manos atadas atrás en la espalda.
En el curso N° 13, 1979-1980, me gradué de Detective, en la Escuela de Baruta, donde
entre mis compañeros estaban Carlos Vargas, José Luis Pacheco, Daniel Tartare, Sixto
Peña, Francisco Pernalete.
Conocí, a quien todavía es mi amigo y Colega Abogado, el entonces Detective Uvencio
Sandoval, que era personal de la escuela, al Inspector Argenis González, al Inspector Hugo
Pérez, quien nos ponía a correr todos los días desde la Escuela hasta la autopista por la
carretera vieja de Baruta (para subir a la Escuela en dos oportunidades, yo pagaba un taxi),
al Comisario Rosario que era el Jefe de Servicios, el Director de la Escuela Sub Comisario
Maldonado, al Inspector Antonio Rojas de administración, al Dtve. Martín Fuenmayor, de
quien destaco que es un caballero y hoy día, Comisario General jubilado.
Al graduarme, me enviaron a Robos, de donde me sacaron por solicitud de la Jefe de Grupo,
Inspectora Ireiba Polo, ya que denuncie el hurto en un allanamiento que realizó mi grupo, y
por eso yo no era compatible.
El Comisario Carlos Añez, me pasó a Patrullaje, donde mis compañeros fueron Mariota,
Rigo Carreño, el Gochito, y de allí al producirse el hurto de varios comercios donde se
involucraron funcionarios de Patrullaje, para ese momento el Jefe de Operaciones era el
Comisario General Gonzalo Girón González; fue reorganizada la División en el 1981, por
órdenes del Comisionado José Ramón Lazo Ricardi (Q.E.P.D.), y a mí me asignaron a la
orden del Comisario Ávila Oliveros en la División de Operaciones, que sustituyó al Comisario
Girón, fundador del recién creado B.A.E, donde el Jefe, era el Sub Inspector Elíseo Antonio
Guzmán Cedeño “PABLO”.
El Comisario Ávila Oliveros, a solicitud de Pablo, me mandó al, BAE, después que el primer
grupo de fundadores entre ellos Justiniano Martínez “Naño”, el “zurdo” Carlos Mancini,
Sotero Pérez Izquierdo, Edgar Tubiñez, Leoncio Álvarez “Pepe”, estaban en curso de
Paracaidismo en la Placera en Maracay, en el Regimiento de Paracaidistas Aragua.
De ese grupo solo quedaron diez personas, es entonces cuando entra, el segundo grupo
donde están Manuel Pérez Gleciano, Melisio Martínez (mamut), Jesús Rafael González
(frijolito), Rafael González (petete)

5. El 3er. Grupo de Paracaidismo soy yo solo y tengo mis mejores recuerdos para el Sgto. (Ej.)
David Muñoz, para el Tte. (Ej.) Carlos Rodríguez Grau, quien llegó a General de Brigada y
se retiró. En el curso me conseguí a un agente de PTJ, que era escolta de Herrera Campins,
y al finalizar lo convencí que pidiera su traslado al BAE. Con el tiempo en una borrachera
se separó de su esposa y al intentar entrar escalando al apartamento en San Martín, pelo
el balcón y murió estrellado en el pavimento.
En Venezuela desde los tiempos del general Gómez hasta Pérez Jiménez, usted podía
dormir con las puertas abiertas sin que nadie le faltare en absoluto. A partir de 1960 como
todo sabemos las sociedad venezolana cambio drásticamente, vimos como miles de familias
se mudaban a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida y de oportunidades,
esto trajo consigo que se desarrollaran lo que hoy conocemos como los barrios que en
ciudades como Caracas forman un cinturón de pobreza alrededor de la capital y en donde
por años la gente de bajos recursos, la mayoría buenas familias, trabajadoras y sin más
sueño que salir adelante trabajan y siguen luchando. Pero lamentablemente en estos barrios
descuidados por más de 50 años se desarrollaron y desarrollan los principales antisociales
que tienen en jaque a la mayoría de la población trabajadora. En la década de los años 60,
se institucionaliza el robo a mano armada, vulgarmente denominado “ATRACO”.
HISTORIA DE LA PTJ.
Al llegar a término, la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el país no contaba con un cuerpo
investigativo con carácter científico para los delitos y los crímenes ya que la Seguridad
Nacional desapareció. Esta situación se trató de resolver a principios del gobierno
provisional cuando asumió el control del Estado, el 23 de enero de 1958, presidido por el
Contralmirante Wolfgang Larrazábal Ugueto, quien ordenó mediante el Decreto número 3
de fecha 24 de enero de 1958, la disolución de la Seguridad Nacional del Organigrama del
Ministerio de Relaciones Interiores. Con la promulgación del decreto, el país quedó
totalmente desprovisto de un cuerpo de policía para la investigación criminal, y tampoco
contaba con una estructura que pudiera ajustarse al esquema del nuevo proyecto socio-
político planteado y que pudiera utilizarse como base institucional en la reconstrucción de
una nueva policía, dedicada solamente a la investigación criminal. Este vacío se resolvió
con la creación de un cuerpo de policía que iba a tener funcionamiento transitorio. Es
decir, emergencia del momento, se creó una policía temporal denominada Criminológica,
para que actuara en la parte delictiva. Esta policía transitoria, no contaba con ningún
ordenamiento técnico ni jurídico como respaldo y tenía muchas limitaciones para enfrentar
la delincuencia, entre otras razones porque no manejaba las técnicas de investigación
moderna aplicables al campo policial a lo cual se sumaba que muchas de sus actuaciones
no contaban con respaldo de acuerdo a la legalidad. Es así como es sustituida, el 20 de
febrero de 1958, mediante el Decreto Nº 48, estructurado en catorce artículos, refiriéndose
los tres primeros entre otros aspectos, a la forma operativa de cómo debía funcionar la
nueva policía, designada con el nombre de Cuerpo Técnico de Policía Judicial,
estableciendo que sería dependiente orgánicamente del Ministerio de Justicia y auxiliar del
Poder Judicial.
El Ministro de Justicia Dr. René de Solá, estuvo encargado de nombrar al Director para la
nueva policía investigativa, como lo estableció el Decreto N. º 48 en su artículo 8, debió
hacer la propuesta a varios profesionales del Derecho, ya que se consideraba que debía
ser un abogado que ejerciera el cargo, por el conocimiento de las leyes y la aplicación de
las mismas con exactitud, aunque el decreto no lo estableció. Numerosos fueron los

6. rechazos a la postulación. Finalmente, el cargo fue aceptado por el Doctor en Ciencias
Políticas Rodolfo Plaza Márquez graduado en octubre de 1942. Debido a la relación de
amistad con el Ministro y por planteárselo como un reto, desde esa fecha hasta 1958 ejerció
la profesión colaborando con el Consejo Venezolano del Niño. Durante su trayectoria
laboral, también fue Juez Suplente del Juzgado del Departamento Vargas, y de la Corte
Suprema de Justicia, Sala Penal, actuando como magistrado durante algún tiempo, además,
Conjuez en la Sala Civil de la Corte Suprema.
Por disposición de la Junta de Gobierno y de conformidad con el decreto N. º 48 de fecha
20 de febrero de 1958, se nombra al ciudadano Doctor Rodolfo Plaza Márquez director del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial”, juramentado el 11 de marzo de 1958, por el Dr. René
de Sola, en el edificio Universidad sede del Ministerio de Justicia en la Dirección de
Administración siendo publicado en Gaceta Oficial N. º 25.607. Ese mismo día por orden del
ministro, el Dr. Plaza inició actividades acompañado por el doctor Carlos Eduardo Guerrero
Galaviz.
Primera Escuela de Formación Policial.
Con tan solo seis meses de creado el Cuerpo Técnico de Policía Judicial, empezó a
funcionar la escuela el 15 de agosto de 1958, el presidente de la Junta de Gobierno quien
dirigía los destinos del país, en compañía del segundo Ministro de Justicia de esta etapa
democrática Dr. Andrés Aguilar Mawsdley y el Director del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial Dr. Rodolfo Plaza Márquez, y demás directivos de esta institución, inauguraron el
primer centro de estudios de este cuerpo, el cual se bautizó con el nombre “Instituto de
Formación Integral” cuyo nombre se mantuvo hasta el año 1961, cuando adoptó el nombre
de “Escuela de Policía Judicial”.
El fundador y director del instituto policial fue el Dr. Carlos Urbaneja. Allí se formaron y
graduaron los primeros detectives iniciando clases el 06 de septiembre de 1958 con el rango
de Sub Inspectores de Segunda Clase, culminando el 28 de junio del año 1959, egresando
cincuenta y seis alumnos. Seguidamente comenzó celebró el segundo curso el 24 de agosto
de 1959, donde se graduaron treinta y nueve policías.
En 1966 pasó a ser la Academia de la Policía Judicial. En agosto de 1968, la Casona
situada en entre las esquinas de Principal y Santa Capilla, después de permanecer diez
años en aquella sede colonial, fue trasladada provisionalmente a la sede de Centro de
Instrucción Policial El Junquito, luego en el año 1969, surgió nuevamente la necesidad de
reubicar la escuela en la urbanización de la Alta Florida donde funcionó hasta 1970, cuando
fue cambiada a la urbanización Los Cedros.
En 1971 se convirtió en la Escuela Nacional de Policía Judicial, en 1975 se eleva al rango
de Escuela Superior de Policía Judicial, ubicada en la Calle Neverí, cruce con Montesacro
Colinas de Bello Monte. En 1980, se creó la Escuela Básica de Policía Judicial la cual
funcionó en las Minas de Baruta, Estado Miranda, allí se dictaron cursos de formación de
Detectives, Perito Policial, Sumariadores y Agentes.
El Cuerpo Técnico de Policía Judicial, comenzó a funcionar en su primera sede, en un
pequeño local en el Pasaje La Bolsa, ubicado en el Centro de Caracas, siendo una zona
importante por encontrarse adyacente al Ministerio de Justicia y a los Tribunales Penales.
En ese lugar continuará funcionando cerca de ocho meses, pero debido al incremento de

7. los servicios y del personal, ya el espacio era muy reducido y se tuvo que conseguir otro
local conveniente para el trabajo policial.
Fue arrendado entonces parte de un edificio residencial, que se encontraba en una zona
ubicada en la zona de Parque Carabobo, entre las esquinas de Ño Pastor y Puente Victoria,
esta edificación se conformó en dos torres, una con entrada principal hacia la avenida
Bolívar y otra hacia la avenida Universidad.
El 17 de mayo de 1958, se fundaron las tres primeras delegaciones: Chacao, La Guaira y
Los Teques, cada una supervisada por los siguientes jefes: Carlos Eduardo Guerrero
Galaviz (Chacao), Carlos Olivares Bosque (La Guaira) y Carlos Sucre (Los Teques). Fue el
inicio para comenzar a estructurar operativamente la nueva organización detectivesca.
En los años 70 surgen a diario los robos a Bancos.
El 01 de Diciembre de 1983, según Gaceta oficial N.º 32.865, Decreto N.º 2.344, emanada
por el Presidente de la República Dr. Luís Herrera Campins, se crea el Instituto Universitario
de Policía Científica, inicia sus actividades como centro de Educación Superior, el
día jueves con el fin de brindar a los futuros hombres y mujeres con ánimos de pertenecer
a las filas del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, la oportunidad de prepararse
profesionalmente y de recibir una orientación institucional previa a los trabajos que han de
realizar en el Área Policial y de la Investigación Criminal. En este período los estudiantes
del Instituto Universitario, egresan con el título de Técnico Superior Universitario en
Criminalística y en Ciencias Policiales.
Fue en el año 1988, cuando se graduó la primera promoción de Licenciados en Ciencias
Policiales, iniciando la formación de Licenciatura en Criminalística, Postgrados,
Especialidades y Maestrías en Criminalística y Gerencia Policial.
En julio del año 1989, la escuela comienza su mudanza a un edificio ubicado en Filas de
Mariche Estado Miranda.
Luego en el año 1994, la escuela de formación pasa a llamarse Academia de Policía
Científica y la sede de Mariche recibe la denominación de “Espíritu de Santa Capilla”.
En el año 1995, se comienza a dictar los estudios de postgrados en Criminalística y en
Gerencia y Administración de Policía. De esta manera se integra el proceso de formación
del profesional policial para la transformación de una nueva policía encargada de practicar
las diligencias conducentes a la comprobación de los delitos, aprehensión de los
delincuentes y acopio de los elementos de prueba, la constitución de un cuerpo de policía
auxiliar del Poder Judicial en el área penal. Logrando la creación de una institución
educativa, que contribuye en el proceso de formación y perfeccionamiento del capital
humano de la organización policial.
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela Comandante en Jefe Hugo Rafael
Chávez Frías en un acto celebrado en el teatro Teresa Carreño en el 2007, en ocasión del
Día del Estudiante, anunció al país la creación de la Universidad Nacional Experimental de
la Seguridad (UNES), en el marco de la Misión Alma Mater, con la finalidad de formar a los
profesionales requeridos para cada uno de los organismos de Seguridad Ciudadana que
llevan a cabo esta gestión en el país. La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad
creada mediante Decreto Presidencial N. º 6.616 de fecha 13 de febrero de 2009, establece

8. un Consejo Superior para el inicio de actividades en el cuarto trimestre del mismo año. El
decreto contempló la integración del Instituto Universitario de la Policía Científica (IUPOLC),
conjuntamente con otras instituciones que forman profesionales para la Seguridad
Ciudadana. La creación de la UNES, se corresponde con lo establecido en los artículos
22,58, y 59 del Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley Orgánica del Servicio de Policía
y del Cuerpo de Policía Nacional. De esta manera dicho decreto establece la conformación
de un Consejo Superior que establecerá las bases para la formación de profesionales en el
ámbito de la seguridad.
El Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (2001-2013).
A finales del siglo XX, el país se ve inmerso en un proceso de revolución democrática,
participativa y protagónica orientada en el principio de corresponsabilidad de los
ciudadanos, liderado por el Comandante en Jefe Hugo Rafael Chávez Frías, quien alcanzó
la Presidencia en las elecciones celebradas el 06 de diciembre de 1998 y toma el poder el
25 de abril de 1999.
El 16 de diciembre de 1999, es promulgada la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, quedando establecido en el Titulo VII de la Seguridad de la Nación Capitulo IV,
de los Órganos de Seguridad Ciudadana, articulo 332 – ordinal 2, lo siguiente:
“El Ejecutivo Nacional, para mantener y restablecer el orden público, proteger a los
ciudadanos y ciudadanas, hogares y familias, apoyar las decisiones de las autoridades
competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales de
conformidad con la ley, organizará un Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y
Criminalísticas.”
El 9 de mayo de 2001, fue publicado en Gaceta Oficial N.º 37.193, resolución mediante el
cual se dispone que la actual Dirección General del Cuerpo Técnico de Policía Judicial se
denomine: Dirección Nacional de Investigaciones Penales (Cuerpo Técnico de Policía
Judicial). Cuya denominación duró pocos meses.
El Ejecutivo Nacional en fecha 09 de noviembre de 2001 se promulga el decreto N. º 1.511,
de “Ley de los Órganos de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas”.
Consolidándose la ley como marco de fortalecimiento en materia de investigación criminal.
Entró en vigencia el 24 de noviembre de 2001. Asumiéndose a partir de esa fecha
formalmente el nombre de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
El 28 de marzo del 2003, se aprueba la estructura organizativa del Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, mediante Resolución N.º 239, oficio
emitido por el Ministerio de Planificación y Desarrollo, recibido para los fines legales por el
Ministerio de Interior y Justicia. Este cambio organizacional comprendió la creación de una
nueva estructura con seis importantes Coordinaciones Nacionales tales como:
Coordinación Nacional de Recursos Humanos
Coordinación Nacional de Apoyo Administrativo
Coordinación Nacional de Dependencias Especiales
Coordinación Nacional de Criminalísticas
Coordinación Nacional de Investigaciones Penales y
Coordinación Nacional de Ciencias Forenses.

9. El 23 de abril de 2004, fue publicado en Gaceta Oficial N. º 37.923 el Estatuto Especial del
Personal emanado de la resolución N. º 176 del Ministerio de Interior y Justicia.
Considerándose entre otros aspectos que el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales
y Criminalísticas fue excluido de la ley que rige la Función Pública.
El 05 de enero de 2007, entra en vigencia la Ley del Cuerpo de Investigaciones Científicas,
Penales y Criminalísticas para regular la organización, funcionamiento y competencia del
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, así como la actuación de
los Órganos de competencia especial y de apoyo en materia de investigaciones penales.
Actualizada la Ley del CICPC
El 15 de junio de 2012, fue publicado mediante Decreto N.º 9.045 con Rango, Valor y
Fuerza de “Ley Orgánica del Servicio de la Policía de Investigación, el Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y el Instituto Nacional de Medicina
Forense”, con competencia en materia de seguridad pública para dar respuesta precisa
al fortalecimiento de la investigación criminal.
El instrumento legal define y regula lo que se debe entender por servicio de Policía de
Investigación el conjunto de acciones ejercidas en forma exclusiva por el Estado a través de
los órganos con competencia en materia de investigación penal y policial, entendido esto
como la unificación las diligencias orientadas al descubrimiento y comprobación científica
de los delitos, la identificación de autores, participes y víctimas en el objeto activo y pasivos
de su perpetración.
En segundo lugar, establece en el capítulo tercero una serie de principios generales como
el de celeridad, eficiencia, cooperación, igualdad, imparcialidad, proporcional, legalidad,
participación ciudadana, derechos humanos y debido proceso los cuales deben observar
los funcionarios en el desarrollo de las investigaciones.
Establece la rectoría de la investigación al Ejecutivo Nacional por Órgano del Ministerio del
Poder Popular Para Relaciones Interiores y Justicia atribuyendo la coordinación del CICPC,
al Vice Ministerio de Investigaciones Penales. También, consagra un sistema integrado de
Policía de Investigación con la finalidad de articular la actuación de órganos y entes que
ejercen investigación penal para mejorar la eficiencia del servicio.
Asimismo, definen los órganos especiales para la investigación penal y sus competencias.
Atribuye al CICPC y a los otros cuerpos de policía habilitados para ejercer investigación
penal, la ejecución del Plan de Investigación Científico Policial, adecuando sus niveles de
actuación a la capacidad y medios técnicos necesarios para desarrollar apropiadamente la
investigación, así como los criterios de territorialidad, complejidad, intensidad y
especificidad. Esta Ley atribuye la dependencia administrativa y funcional del CICPC al
Ministerio del Poder Popular Para Relaciones Interiores y Justicia. Se establece las
atribuciones de la institución en dos situaciones: como órgano principal de investigación
penal y órgano de apoyo a la ejecución de las decisiones de autoridades públicas.
En su articulado se especifican los requisitos y las atribuciones del Director General del
Cuerpo. Se crea la Unidad Especial de Apoyo a la Investigación, anteriormente
denominadas Brigada de Acciones Especiales (BAE), y Brigada de Respuesta Inmediata
(BRI), para intervención en situaciones de alta complejidad e intensidad vinculadas a las
función de investigación penal de la Institución, brindando soporte efectivo y especializado

10. en intervenciones vinculadas a estructuras criminales sofisticadas, se establece su
competencia y actividades limitadas en atención al protocolo de actuación emanado del
órgano rector.
La ley establece en su Título IV, las normas generales sobre el plan de carrera del personal
de Investigación Penal, entre ellas cabe destacar: el ingreso, la formación continua, la
prohibición de intervención del servicio y los tres niveles que componen la organización
jerárquica del Cuerpo.
En el Título V de la Ley, se establece el Servicio Nacional de Medicina y Ciencia Forense,
estableciéndose sus atribuciones, dependiente administrativamente y funcional del
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia.
Asimismo, se menciona lo relativo al uso Progresivo y Diferenciado de la Fuerza, como
principio general de la actuación de los funcionarios orientados por el respeto de la vida
como valor supremo constitucional y el entrenamiento y capacitación permanente en esta
materia.
El instrumento legal también establece los parámetros referido al control de la gestión al
servicio de policía y la participación ciudadana, donde destacan la rendición de cuenta, la
contraloría social, mecanismos internos y externos de supervisión, así como la atención a
la víctima.
En cuanto a la “Ley del Estatuto de la Función Pública de la Policía de Investigación”
publicada mediante Decreto N. º 9.046 de fecha 15 de junio de 2012, su objeto es regir la
relación de empleo público entre los funcionarios policiales de investigación penal, los
expertos legales y el CICPC.
La ley define los actos de servicios, los deberes y derechos de los funcionarios, el plan de
carrera de los funcionarios, policiales de investigación, su ingreso, periodo de prueba,
acreditación, formación continua, niveles jerárquicos, requisitos de ascenso, tipo de
ascenso, causales de retiro, remuneraciones, beneficios sociales, vacaciones, permisos y
licencias. De igual forma, establece el Sistema Disciplinario, órganos de control interno,
sanciones y procedimiento.
En su décimo y último capítulo se define la figura de los expertos en materia de investigación
penal, requisitos de ingreso y régimen jurídico aplicable.
Un relato a destacar, es el de Atahualpa Montes, de fecha 09/10/2015, copiado de su blog
http://www.frentepatriotico.com/inicio/2015/10/09/cuerpo-tecnico-de-policia-judicial-ptj-un-poco-
mas-de-historia/, el cual transcribo, dejando expresa constancia de que mi interés está en su contenido
histórico y no político.
En 1958 nace el Cuerpo Técnico de Policía Judicial, mejor conocido por la ciudadanía venezolana
como PTJ. Allí solicite ingreso y fui admitido como Agente Patrullero, pero, en apenas dos meses
ingrese a un cursillo para Sub-Inspectores que apenas duraba un par de semanas el cual aprobé sin
ningún problema porque en verdad era muy elemental.
Tomando en cuenta mi formación como Sargento Técnico especialista en radiocomunicaciones
militares, expulsado por la dictadura, se me ascendió a Sub-Inspector de Primera y fui destinado a la
delegación del Estado Bolívar, como Jefe Encargado y Jefe del Departamento de Delitos contra las

11. personas, al mando de unos diez y ocho funcionarios que incluían a otro Sub- Inspector que se
encargaría del Departamento de Delitos contra la Propiedad y fungiría de segundo de a bordo.
Fuimos todos en autobús hasta la capital de ese Estado, sin ningún tipo de armamento y con unas
credenciales escritas en papel bond que llevaban además una fotografía del funcionario porque
entonces aún no se habían diseñado y elaborado las credenciales del Cuerpo.
Personalmente llevaba la placa de metal que debía ser colocada en la fachada de la sede que estaba
ubicada en la Calle Dalla Costa, al frente mismo del Juzgado Primero de Instrucción cuyo titular era
el Abogado León Guevara Ennet.
Con la ayuda de la Gobernación a través del Comandante de la Policía, señor Pedro Alejandro Vargas,
quien nos facilitó tres revólveres calibre 38, canon largo con dos cargas de municiones para cada uno
y dos fusiles F.N.30 con 2 cacerinas para cada uno, estos últimos para las guardias de la sede.
Así, abrimos y pusimos en funcionamiento la primera oficina del Cuerpo Técnico de Policía Judicial
(PTJ) en el Estado Bolívar y posteriormente, con cuatro oficiales cada Despacho, abrimos San Félix
y Puerto Ordaz.
No teníamos vehículos ni equipos de ningún tipo e íbamos a los lugares donde se había cometido
algún delito, en “colitas “de particulares, en carros o jaulas de la Policía Estatal o en autobús; el
fotógrafo policial era un señor de edad avanzada de apellido Guevara (no recuerdo su nombre) quien
armado con una Rollyflex de cajón, realizaba las labores propias de su cargo sin ninguna experiencia
en ese tipo de fotografías pero con una gran dosis de entusiasmo y deseos de aprender sobre la marcha
a pesar de que ya no era ningún muchacho.
Igual ocurría en lugares de sucesos, en donde inventábamos técnicas que en verdad no conocíamos
aun; por ejemplo, para levantar huellas digitales, utilizábamos talco o grafito raspado de lápices
“mongol “y una brocha de afeitar de pelos suaves, y por supuesto papel transparente adherente, como
lo habíamos visto hacer en las películas de detectives, eso, hasta que llego un Técnico en dactiloscopia
con su equipo completo, lo que nos permitió realizar esos levantamientos de manera apropiada.
Así nació el Cuerpo técnico de Policía Judicial (PTJ) en el Estado Bolívar y nosotros, esos primeros
19 funcionarios que conformamos la plantilla inicial, fuimos sus parteros.
Hace años fui a Puerto Ordaz y me quedé asombrado al ver la sede del Cuerpo, moderna y con una
plantilla de las más numerosas en todo el territorio nacional, lo que me hizo sentir un profundo orgullo
personal y profesional por haber sido uno de los primeras fundadores de esa magnífica Institución que
en algún momento llego a estar entre las 5 primeras policías científicas de América, con un 95% de
homicidios resueltos, por mencionar solo una parte de los delitos que combatían sus funcionarios.
No quiero mencionar nombres de quienes hicieron brillar a la PTJ porque temo que podría olvidarme
de alguno, pero, mayoritariamente fueron hombres de una gran valía personal y profesional y a todos
los recuerdo con afecto y agradecimiento por lo que hicieron con ese Cuerpo al que ayude a nacer y a
dar sus primeros pasos en una región de nuestra amada Venezuela.
Hoy veo con un profundo dolor profesional la ida a pique de lo que fuera PTJ convertida por obra y
gracia de las loqueras de Hugo Chávez y sus allegados, en esa entelequia llamada CICPC, que ostenta
el dudoso honor de un 93% de homicidios no resueltos y de ser un apéndice del partido de gobierno,
de estar politizada hasta lo más profundo de su estructura y con un número que pareciera ser bastante
elevado, de funcionarios corruptos, al extremo que los ciudadanos que sufren delitos de algún tipo,
prefieren no denunciar, porque, temen encontrar entre quienes los atiendan, a quienes perpetraron el
hecho delictivo en su contra.
Hoy Venezuela es en materia policial a nivel mundial, una nación a la que no se le toma en serio
porque no tiene nada que ofrecer en función de ejemplos o enseñanzas, ni tiene casos complejos que
exhibir como resueltos. Los “Cangrejos de Oro “ imagino que ya no deben existir y si existen, no

12. entiendo que es lo que deberán hacer los funcionarios para acceder a ellos, al menos, no en lo que se
presenta ante la opinión pública, y es una lástima, porque sé que allí existen funcionarios honestos y
con un gran sentido de profesionalismo, que se ven obstruidos en lo que quisieran hacer porque chocan
con una jefatura plegada cien por ciento a los dictados de una claque política a la que nada le interesan
esos estímulos mientras que sus órdenes sean obedecidas como también lo son en el hoy mal llamado
Palacio de Justicia.
Seguiremos haciendo un poco de historia para llevar a quienes me lean, la verdad sobre muchos mitos
que se han tejido alrededor de lo que ha sido la institución policial en nuestra tierra y, además, algo
también de historia de algunos personajes que en algunos casos han sido presentados como héroes y
que si lo fueron… tenían los pies de barro.
Fin de cita.

14. Las patrullas de la época de los años 59 al 60.
Personajes y compañeros de trabajo de PTJ, de quienes me acuerdo, de los años setenta y tres
hasta el 1983:
• El Comisario Leonel Ávila Oliveros, a quien serví como su ayudante, cuando era Jefe de
Operaciones de la PTJ, en el año 1980 y uno de los hombres más honestos, cabales, sinceros
y amigo que he conocido.
• El Comisario “Camarada” Prato Castillo.
• El Comisario Alfredo Sivira, hoy día Abogado litigante de la República.
• El Comisario Rafael Fragachan (F), de Homicidios, quien jugó un papel importante en el caso
Carmona.
• El amigo querido Comisario Víctor Amra.
• El Comisario General Fermín Mármol León (F), familiar de mi madre
• El Comisario Silvio Vargas, a quien admiro, y pienso fue uno de los mejores detectives
investigadores de la PTJ.
• Comisario General Gonzalo Girón González, fundador del BAE con “Pablote” Elisio Antonio
Guzmán Cedeño.
• Comisario Carlos Añez, a quien admiro por su profesionalismo y calidad de ser humano, de
quien mucho aprendí, a ser policía.
• El Tigre Granados.
• El Inspector (F) Andrés Martino del Molino, de Homicidios, gran amigo del Chino Jiménez
Pantoja.
• El comisario Rodríguez Borges (F), padre de la Dactiloscopia en Venezuela, es uno de los
fundadores de la Policía Técnica Judicial (PTJ), actualmente llamado Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
• Navarro Cisneros en explosivos, a quien conocí en el año 1963 cuando iba al Cuartel de
Bomberos del Este, en Chacao, en su patrulla de explosivos.
• El Comisario Rafael Rivero Muñoz, uno de los grandes detectives de la época, entre los años
1960 al 1980.
• Al amigo, que más nunca he sabido de él, Inspector Federico Manrique, quien fue el Jefe de
Investigaciones de la División Contra Robos.
• José Luis Pacheco, hoy día Abogado litigante de la República, y quien fue mi compañero en
la Escuela de Detectives de Baruta.
• Comisario Alexis Bolívar y su esposa la Comisaria Deysi Cañizales, quien llegó a ser la Sub
directora de la PTJ.
• Uvencio Sandoval actual Abogado de la República y profesor Universitario.

15. • Comisario Pablo Julio Simoza, a quien siempre he admirado, por ser policía.
• El Inspector Carlos Roa Roa, de quien aprendí mucho cuando estaba en Capturas en la Planta
Baja del edificio de la PTJ, en Ño pastor a Puente Victoria, y hoy día, flamante Abogado
penalista de la República.
• Miguel Rondón, hoy día, Abogado penalista de la República.
• El Comisario General Eleazar Cuotto Rondón, penalista de la República.
• Juan Martín Echeverría: Nació el 5 de octubre de 1938, en 1961 obtuvo el título de abogado
en la Universidad Católica Andrés Bello y en 1964 realizó un posgrado maestría en Derecho
Penal y Criminología en la Sorbona de París. Tuvo un meritorio desempeño público,
acreditado en los cargos que ostentó: en 1970 fue designado director de los Servicios de
Inteligencia y Prevención (Disip), y con posterioridad, entre 1971 y 1977, ejerció el cargo de
director del Cuerpo Técnico de Policía Judicial (PTJ); asimismo, en el período comprendido
entre 1972 y 1977 fue vicepresidente de la Organización Internacional de Policía Criminal
(OIPC Interpol). En 1977 fue designado Ministro de Justicia, ejerciendo las funciones
inherentes a la referida investidura hasta 1979.
Lo conocí cuando ingresé en el año 1073 a la PTJ después de venir del Cuerpo de Bomberos
del Este y luego en los años 2000, cuando ejercíamos juntos en tribunales penales.
• Inspector Argenis González, quien fuera mi jefe de grupo en Patrullaje.
• Inspector Francisco Graterol, jefe de grupo en y mi profesor en Patrullaje.
• El Chivo Rodríguez Franco de Robos y de la Brigada Motorizada.
• Mi hermano Bombero y después PTJ Armando Lazo Melo (F) y su compañero Javier Gorriño,
con quienes mucho compartí en la vida policial y personal.
• Henry López Sisco, cuando era Detective en PTJ y después pasó a ser Jefe de Operaciones en
la DISIP.
Carlos Rosa Roa, acompañado de Carlos Rojas “El Bagre”.

16. ARMANDO LAZO MELO.
Javier Gorriño
El Comisario Carlos Añez, una de las insignias de la PTJ, excelente Policía de
Operaciones y Contra Robos.

17. Jorge Sosa Chacín quien fue Director en la época de Herrera Campins.
UVENCIO SANDOVAL EL DÍA DE SU GRADO DE DETECTIVE.

18. Almuerzo en la Escuela de Baruta, con el Comisario Molina Gásperi y otros directivos.
Escuela de Detectives y Agentes en Baruta, Carretera vieja.

19. José Luis Pacheco, Argenis González, Comisario Sergio Casano Esculpi.

20. Mi amigo, mi hermano, Comisario General José de Jesús Jiménez Pantoja “El Chino Jiménez”,
de quien aprendí valores humanos, que he conservado en el tiempo, un
excelente Policía, amante de su trabajo y defensor a ultranza de la PTJ, lamentablemente murió hace
pocos años.

21. Se distingue de primero de izquierda a derecha al Comisario General Leonel Ávila Oliveros, y a la
derecha al Comisario General Dr. Manuel Molina Gásperi. Arriba, de lentes está el Comisario
Leopoldo Yerena.

22. Las Patrullas Chevrolet rojas de la División de
Patrullaje de los años 79 y siguientes.
Los Chevy Nova, que
Molina Gásperi, implementó en la PTJ durante su época de Director.
Este parche es similar a la placa de identificación policial, que usábamos con las credenciales.

23. Al volante, el Agente Miguel Rondón, quien después perteneció al BAE, transferido poco tiempo
después por no graduarse de paracaidista.
EL PRIMER CANGREJO
(EL CASO DEL NIÑO DE LA CALLE).
“Luego de largas y minuciosas pesquisas, la policía pudo resolver el misterio del niño hallado muerto
en una caseta de INOS, sin más identificación que su ropita envejecida” febrero de 1971. El buró
contra homicidios recibió la llamada telefónica del departamento de comunicaciones, informando la
aparición del cadáver de un niño de aproximadamente 9 años de edad, en una caseta de la INOS (así
se llamaba la compañía de servicio de agua ese año), de la autopista francisco fajardo, a la altura de
San Agustín del Sur. Dicha caseta había sido quemada con el objeto de borrar los rastros
incriminatorios.
El cuerpo del pequeño estaba cubierto con su ropita envejecida, parecía imposible identificarlo, los
investigadores pensaron que podía tratarse de un muchacho de la calle. En el sitio de los sucesos no
había residencias en kilómetros a la redonda. La identificación de la víctima y la solución del crimen
se habían cada vez más difícil. Para tratar de resolver este misterio el subinspector Roberto Egaña
logró tomar la impresión digital de tres dedos que no se quemaron en el incendio, el 90% del
cuerpecito estaba calcinado. Pero había un problema: era imposible determinar la identidad de la
víctima pues en Venezuela a las personas de esa edad no se le exige cédula. El grupo de investigadores
criminales a pesar de la complejidad del caso, no estaban dispuestos a rendirse. La inocencia pisoteada
por un aberrado sexual y el brutal homicidio género en los detectives un reto personal. El Inspector
Leopoldo Yerena, revisó las demandas de personas extraviadas en busca de algún dato que lo ayudara
en su investigación, al fin consiguió a un menorcito de la misma edad que correspondía a
características muy parecidas, en una demanda puesta un año antes, los padres del desaparecido no
pudieron reconocer el cadáver por la descomposición y la destrucción que presentaba por efectos del
fuego. El Inspector Egaña decidió intervenir y se trasladó a la ciudad de Valera, ciudad en la que
existía un internado para niños en situación irregular, allá había permanecido durante un tiempo un
infante de apellido cacique, extraviado y denunciado en la división de personas desaparecidas.
Egaña se condujo con orden y mucha lógica, averiguó que el infante se escapó del correccional y de
allí desapareció. Con el permiso del director de la institución, tomó el casillero que perteneció al
infante y lo montó en la patrulla, hecho que causó risa entre sus compañeros, a pesar de ello prefirió
soportar las bromas guardando silencio y pensando que ciertamente le iba a servir de mucho ese
hallazgo. Así sucedió, en el laboratorio lograron activar las huellas del guardarropa metálico que
presuntamente era del niño de apellido cacique, después las compararon con las obtenidas del occiso,

24. ambas resultaron ser iguales. Este descubrimiento hizo a Egaña merecedor de felicitaciones de sus
colegas.
Comienza entonces una nueva etapa en las pesquisas, ahora sería más fácil dar con el paradero del
presunto indiciado. El menor asesinado fue señalado por algunas personas como integrante de un
grupo conocido de muchachos de la calle que deambulaban por San Agustín y dormían siempre en
casetas del INOS.
También se supo de un sujeto que continuamente molestaba a los niños en situación irregular, este
individuo, la noche del crimen, se dio cuenta que el pequeño dormía solo, se aprovechó de la situación
y lo violó. Después de su canallada, y sin ninguna misericordia, lo estranguló, luego roció gasolina en
la caseta y prendió fuego, creyendo que la impunidad le sería leal. Pero fue ingenuo, el asesino nunca
contó que un grupo de abnegados hombres, paladines de la justicia iban a demostrar su culpabilidad
y lo llevarían ante el juez terrenal que lo sentencio a prisión por más de veinticinco años. El castigo
del “juez divino” fue aún peor, el asesino encontró la muerte a manos de otro individuo.
Este fue el primer “Cangrejo”. Durante las investigaciones el director de la PTJ para esa época, Juan
Martín Echeverría, fue abordado por el Inspector Leopoldo Yerena, este dijo: “estos casos merecen
un premio cuando son resueltos por lo complejo de la investigación. Yo los llamo cangrejos”.
Inmediatamente Echeverría tomó la idea y un año después la brigada “B” de homicidios, donde
laboraban los Inspectores Roberto Egaña, Martino del Molino, Leopoldo Yerena y otros, ganaban el
galardón “cangrejo de oro” por haber esclarecido el caso del niño en la caseta del INOS.
Así se consolidó el premio cangrejo de oro y plata para las más difíciles investigaciones de la policía
técnica judicial, hoy en día, el Cuerpo de Investigaciones Penales, Científicas y Criminalísticas
C.I.C.P.C.
El Comisario Jorge Hernández Guzmán
“El Topo”.

25. LOS PERIODISTAS DE LA ÉPOCA:
Recuerdo a:
• Al buen amigo Martin Pacheco
• Ezequiel Díaz Silva “Moquillo”
• Rosas
• Javier Mayorca
• Ricardo Matheus

26. EL GRUPO G.A.T.O
GRUPO DE APOYO TACTICO
OPERATIVO.
EL GRUPO GATO.
Antes de escribir sobre el BAE, debo destacar al primogénito de los grupos especiales de Policías, el
Grupo de Apoyo Táctico Operativo G.A.T.O., en Venezuela, y me atrevo a decir, de toda Venezuela,
ya que en el Ejército solo existían los cazadores con experiencia en guerrilla y dos de sus Comandantes
los Tenientes Coroneles Ej. Cardiel y Tosta Ríos, fueron entrenadores en tácticas antiguerrilleras.
El grupo GATO de la antigua PTJ, su fiel exponente fue el fallecido Manuel Molina Gásperi, su
fundador y para el entonces Director de la PTJ, quien era llamado “EL GATO MOLINA”, por sus
amigos más cercanos, por el color de sus ojos verdes y rayados, y su destreza en el Judo. Fue creado
como Grupo de Apoyo Táctico Operativo, a imagen y semejanza del SWAT de los Ángeles, USA,
con una pizca de Intocables y cierta unidad de la Policía de Los Ángeles (LAPD) que fue disuelto
varias veces “oficialmente “(cuando adquiere mucho Poder).
Manuel Molina fue director de la PTJ, desde el año 1977 al 1979, mas no recuerdo la fecha exacta de
su nombramiento como Director, pero si recuerdo, que Carlos Rangel y Sofía Imber, en Venevisión
lo entrevistaron el miércoles 26 de julio de 1978, a las 6am, y para ese momento ya era el Director,
todo ello en vísperas de elecciones presidenciales.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/mayo/00943-150501-14658.htm
No hay que confundir el Grupo GATO con el Grupo BAE; el Grupo Gato fue creado por el entonces
Era un grupo, que se ufanaba de “cerrar” Caracas, y nadie entraba o salía sin que ellos lo supieran; era
una Caja Negra, una especie de Cartel dentro de la Policía Judicial; con amplios Poderes, habida su
capacidad profesional, ojo, es bueno recordar que el Director de la PTJ era Juan Martin Echeverría y
quien estaba a cargo de la Brigada de Homicidios, era el Comisario Rafael Fragachan.
El Jefe del grupo era el Comisario Pablo Julio Simoza y el táctico lo comandaba el Comisario Mata
Monasterios, uno de los hombres más arrecho y valiente que he conocido.
Entre las personas que recuerdo por los nombres, estaban el Inspector Rafael Núñez (Ministrico), el
Inspector Marcano Mata, los Detectives Israel Pinchesqui, Pablo José Díaz Martínez, Jesús Enrique
Villarroel, Domingo Sánchez Sánchez (El Indio), Leo Rodríguez (F) ex juez de control en Caracas, el
Agente (F) Xavier Jesús Anuel Pacheco y Elisio Antonio Guzmán Cedeño (Pablo).
CASO LA MUERTE DE RENNY OTTOLINA.
Caracas, 16 de marzo de 1978 entre las 5:15 y las 6:00 de la tarde en la avioneta Cessna 310,
matriculada con las siglas YV-1019-P, iba a bordo el candidato presidencial que ya ostentaba la
jerarquía de ser el locutor y presentador más popular de Venezuela, con una posición crítica frente a

27. los medios de comunicación que tan bien conocía, y al gobierno de turno. La tarde de aquel jueves 16
de marzo de 1978 Renny Ottolina muere en el cerro al estrellarse la citada avioneta.
A 39 años de la muerte de Renny Ottolina, en ese entonces, durante cuatro días, la desaparición de
Renny fue noticia de primera página, hasta que el lunes 20 de marzo, a las 4 de la tarde
aproximadamente, mientras realizaban un recorrido en helicóptero de las FAC luego de haber
sobrevolado la zona hasta la playa de La Sabana, en dirección este-oeste, Alfredo Ánzola -miembro
del Movimiento de Integridad Nacional (MIN)- pudo observar entre la tupida vegetación los
escombros de la avioneta, exactamente 8 kilómetros al sur de Tanaguarena, en la meseta del cerro Las
Mercedes, en un sector llamado el “Farallón de los Indios”, a 20 kilómetros del Aeropuerto de
Maiquetía.
Posteriormente localizados los restos y rescatados por el grupo GATO de la PTJ, al mando de Manuel
Molina Gásperi, quien era amigo personal de Renny, a partir del secuestro de sus hijas, al igual que el
Comisario Silvio Vargas, uno de los más valiosos profesionales de la PTJ.
Esa misma noche, miembros de grupos de rescate, de la directiva del MIN y del grupo GATO de la
PTJ, ascendieron y lograron llegar al sitio del siniestro, pero s los periodistas se les negó el acceso.
(El grupo GATO se creó en 1977 para apoyar a la PTJ en secuestros de personas y aeronaves, pero
sólo tuvo una actuación pública: el rescate de la avioneta de Renny.
Luego, cuando algunos de sus integrantes se vieron supuestamente incursos en el asesinato del
abogado Ramón Carmona, fue disuelto tan calladamente como empezó.
Al día siguiente, antes de ser trasladados los cadáveres a la Medicatura Forense de Caracas, Manuel
Molina Gásperi, director de la PTJ para ese entonces, ofreció las siguientes declaraciones: “...He
dirigido en forma personal el rescate, en virtud de ciertas características que requerían una atención
más apropiada, mayor que la inicial (...) terminamos por comprobar lo que pasó: un accidente de
aviación (...) está totalmente descartada la posibilidad de sabotaje” ... Así finalizaron cuatro días de
esperanzas, esa misma esperanza que mantuvieron millares de venezolanos que lo admiraron". El
cadáver de Renny (sus restos y hasta sus lentes), fueron llevados en Helicóptero al estacionamiento
del Hotel Meliá y de allí en furgoneta a Caracas, custodiados entre otros por Alejandro Leal Mármol,
quien en su carro particular llevó la caja que contenía la que se presumía era una mano y lentes de
Renny Ottolina.
Desaparecido Renny, el 3 de diciembre de 1978 se realizaron las elecciones nacionales para la
presidencia de la república y el Congreso Nacional. Como nuevo presidente fue electo el candidato
del partido COPEI, Luis Herrera Campins.
CASO CARMONA:
Otro caso a recordar, lo constituyó la muerte del abogado penalista Ramón Carmona Vásquez el 28
de julio de 1978. Era un poco después de las 2:00 P.M. cuando Carmona, de 36 años, es abordado en
plena avenida Andrés Bello a la altura de la Cruz Roja y resulta ametrallado (15 balas lo impactaron)
al resistirse a subir a un automóvil. Su viuda, Gladys de Carmona, conocida familiarmente como La
Turca, se apresuraría en aparecer en los canales de televisión para exigirle a Manuel Molina Gásperi
(director de la PTJ) que quería vivos a los asesinos de su esposo. La turca, sabía a qué se refería al
dirigirse en forma directa al director de la PTJ. Las posteriores investigaciones harían responsable
como autor material de dicho crimen a Anuel Pachecho, quien era funcionario de la PTJ y formaba
parte del grupo comando elitáctico de la PTJ conocido como GATO (Grupo de Apoyo Táctico
Operativo) creado y comandado por el propio Molina Gásperi. Pacheco, en compañía y con el apoyo
de otros compañeros del grupo GATO, asesinaría al penalista Carmona y se determinaría también que
Molina Gásperi fue el autor intelectual de dicho crimen. Este asesinato pondría al descubierto una
verdadera olla podrida dentro del sistema policial venezolano.
El Grupo “C”, fue responsable del homicidio del Abogado Ramón Carmona (el 28 de Julio de 1.978),
cuando Ramón Carmona Vásquez, se negó a ser secuestrado, y en un forcejeo por un maletín con
valiosos documentos, recibió varios disparos.

28. Era un grupo, que se ufanaba de “cerrar” Caracas, y nadie entraba o salía sin que ellos lo supieran; era
una Caja Negra, una especie de Cartel dentro de la Policía Judicial; con amplios Poderes, habida su
capacidad profesional, ojo, es bueno recordar que el Director de la PTJ era Juan Martin Echeverría y
quien estaba a cargo de la Brigada de Homicidios, era el Comisario Rafael Fragachan.
Caracas, 28 Jul. (Enfoques365.net). - El viernes 28 de julio de 1978 parecía una guardia más para los
reporteros de sucesos que operaban desde la oficina de prensa de la Policía Técnica Judicial, situada
al lado del Parque Carabobo, en Caracas.
La mañana no había producido mayores noticias. Algunos almorzaron cerca y esperaban retornar a
las redacciones con lo que tenían. Pasadas las dos de la tarde, todo cambió. Tres hombres armados
habían asesinado en la avenida Andrés Bello, cerca de la Cruz Roja, al abogado penalista Ramón
Carmona Vásquez. La oficina se vació.
Todos corrieron hacia el sitio del suceso, situado a pocos minutos del Parque Carabobo.
Las crónicas del día siguiente daban cuenta de que tres hombres querían llevarse al abogado, quien
vestía con paltó y corbata. El hombre se resistió a abordar el vehículo de los asaltantes y recibió 15
impactos de balas disparadas con una subametralladora.
Al comienzo sólo eran sospechas. En aquellos tiempos no era común que delincuentes portaran armas
de uso reservado a los cuerpos policiales.
Los reporteros fueron sacando poco a poco lo que el gobierno parecía no estar muy interesado en
ventilar públicamente. Era el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (AD). Era año de campaña
electoral. El 16 de marzo de ese mismo año había muerto en extraño accidente aéreo el animador de
la televisión y candidato presidencial Renny Ottolina.
Cuando quedó establecido que los asesinos del abogado eran funcionarios del Cuerpo Técnico de
Policía Judicial (CTPJ), adscritos al Grupo de Apoyo Táctico Operativo, conocido popularmente por
sus siglas “GATO”, también salió a relucir que miembros de ese equipo fueron los primeros en llegar
al sitio del siniestro de la avioneta en la que viajaba Renny Ottolina, en el cerro El Ávila, y se dijo que
se encargaron de eliminar pruebas que pudieran probar lo que siempre se ha sospechado.
La viuda, Gladys Jorge de Carmona, y su hijo mayor, Ramón Carmona Jorge, lucharon durante 30
años contra diferentes gobiernos, cambios en la denominación de los organismos competentes y con
la aparición del Código Orgánico Procesal Penal que coloca al Ministerio Público al frente de las
investigaciones.
En 2007 lograron que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenara la indemnización y en el 2008
lograron que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con ponencia de la magistrada
Carmen Zuleta de Merchán, ordenara a la República Bolivariana de Venezuela por Órgano del
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia, pagar a Gladys Jorge Saad (vda)
de Carmona, Ramón Carmona Jorge, Carlos Carmona Jorge y Oswaldo Carmona Jorge, la cantidad
de mil cien millones ciento un mil ochocientos noventa y siete bolívares (Bs. 1.100.101.897.00) o su
equivalente en Bolívares Fuertes por concepto de los daños y perjuicios causados por la muerte de
Ramón Carmona Vásquez.
Dos magistrados salvaron sus votos por considerar que la cantidad era inferior a los daños morales y
sociales causados.
En 2007, Gladys de Carmona dijo en entrevista al diario El Universal que “Esa sentencia me da una
rabia infinita, porque no puede ser que, ante un hecho, como la muerte de mi esposo, se cometan más
atropellos. No puede ser que unos magistrados de la Sala Constitucional me fijen una pensión (de 30
unidades tributarias mensuales), que anualmente es la tercera parte de lo que ellos ganan cada mes,
que son unos 30 millones de bolívares. No es posible que, ante el asesinato de mi esposo, que no era

29. político, sino que fue asesinado vilmente por unos policías, los magistrados digan que mis hijos no
sufrieron daños morales. Mis hijos hoy son unos hombres, pero cuando mataron a su padre eran unos
niños, que vivieron hasta cierta edad con escoltas y con el temor de que les hicieran algo, porque a
nosotros nos ametrallaron la casa y nos amenazaron en varias ocasiones. Yo quiero saber si esa niñez,
que no fue una niñez normal, no merece un resarcimiento”.
Antes la viuda había conseguido que los cuatro autores materiales del hecho fueran condenados, al
igual que otros 27 miembros del cuerpo policial por complicidad y, finalmente, formularon cargos
contra quien consideraban el autor intelectual del homicidio, el director de la PTJ Manuel Molina
Gásperi, quien falleció en accidente aéreo antes de ser enjuiciado.
Al doctor Juan Martín Echeverría, ministro de Justicia en 1978, quien fue el séptimo director del
CTPJ, le correspondió tomar decisiones a raíz de la muerte del penalista Carmona Vásquez y
suspender de sus cargos a más de 20 funcionarios que estaban directa o indirectamente vinculados a
ese hecho. Manuel Molina Gásperi, director de la PTJ, fue uno de los destituidos y estuvo preso por
la presunta autoría intelectual del suceso. Posteriormente Torres Agudo, Director de la PTJ, logra que
Manuel Molina Gásperi, sea degradado de su jerarquía de Comisario General.
Con las cosas que han ocurrido en los últimos años, vale recordar que esa fue la primera vez que la
PTJ, creada en 1958, se vio involucrada en un escándalo de esa magnitud.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/mayo/00943-150501-14658.htm
Grupo GATO: Fue creado como Grupo de Apoyo Táctico Operativo, a imagen y semejanza de SWAT
con una pizca de Intocables y cierta unidad de la Policía de Los Ángeles (PDLA) que ha sido disuelta
varias veces “oficialmente “(cuando adquiere mucho Poder).
CLAUDIO GORSIRA
El abogado penalista Claudio Gorsira era todo un personaje. De impecable vestimenta y evidente
homosexualidad se dedicó a defender la causa de presos humildes con verdadera pasión. Su bufete
estaba en el segundo piso del Edificio Ambos Mundos, y eran tantas las personas que allí acudían, que
desde muy temprano su Secretaria repartía los números que atendería el doctor Gorsira. Existe una
anécdota, referida por el mismo, en la cual en una oportunidad unos ladrones le robaron por
equivocación su carro y al enterarse que era el carro de Gorsira, se lo devolvieron con una nota en la
que le pedían disculpas.
Sin duda que Gorsira era uno de los abogados “influyentes” en el foro judicial venezolano. Cada año,
al celebrarse el día del abogado, Gorsira llevaba una banda de Mariachis al Edificio Universidad, sede
de los tribunales y los músicos iban tocando por todos los juzgados y entraban al despacho de algunos
jueces, los más allegados a su grupo de amigos.
Leo Rodríguez del Grupo GATO y después Juez de Control en
Caracas, ya Fallecido.

30. EL GRUPO BAE, BRIGADA DE ACCIONES
ESPECIALES.
No hay que confundir el Grupo GATO con el Grupo BAE; el Grupo Gato fue creado por el entonces
Director de la Policía Técnica Judicial, Molina Gásperi, estaba formado por cuarenta funcionarios
divididos en cuatro grupos; sin contar sumariadores, y expertos forenses.
El Jefe de Operaciones de la PTJ, después de la extinción del Grupo GATO, fue el Comisario Gonzalo
Girón González, quien junto a Pablote, solicitaron la creación de un grupo especial, a raíz de varios
secuestros con rehenes en el área metropolitana de Caracas, además de los secuestros en frontera.
Decidieron entonces, que para ser BAE primero debíamos ser paracaidistas, por lo táctico, y además
para atesorar el miedo y dominarlo. Esa misma doctrina, la siguió su sucesor en Operaciones, el
Comisario Leonel Ávila Oliveros.
“PABLO” Elisio Guzmán Cedeño.
La insignia de la Brigada contiene a un Caballero medieval, guerrero en armadura, con el fondo de
color rojo que significa la sangre y vida que está dispuesto a entregar.
En el primer grupo y primera generación del BAE, que fue a paracaidismo, estaban, entre otros, Sotero
Pérez Izquierdo, Justiniano Martínez (Ñaño), Gustavo Villalobos (Mancha), Franklin Morales,
Leoncio Álvarez, Carlos Vargas, Arsenio Navas.
La puta Raiza, así se llamaba a esta torre de maniobras, que es más difícil pasar los saltos de torre,
que el propio salto del avión, situada en los años 80, en la Base Aérea de Palo Negro, adscrita al
Regimiento de Paracaidistas Aragua del Ejército Venezolano.
Vimos Sangre Sudor y Lágrimas en soldados y demás civiles que hicimos el curso de salto táctico, en
paracaídas T10 Y MC1B.

31. El salto semiautomático es el primer escalón en lo que podríamos denominar "la carrera de un
paracaidista" aunque la inmensa mayoría no pasa al siguiente nivel ya sea por su ocupación militar
especializada (OME) dentro de la organización del batallón o por no aprobar el curso que lo habilita.
La diferencia entre la modalidad militar y la acrobática o libre, es a grandes rasgos, la finalidad del
lanzamiento, el equipo que se emplea y la altura de salto.
PARACAISMO MILITAR BASICO (apertura semiautomática): La modalidad de lanzamiento con
apertura semiautomática es la de colocar grandes masas de tropas y su equipo en un lugar determinado
(zona de lanzamiento) de gran amplitud, desde un simple soldado a una División Paracaidista. La
capacitación del soldado para efectuar estos saltos con seguridad no excede de las 4 semanas (Curso
Básico de Paracaidismo Militar).
El equipo empleado es aquel de apertura semiautomática, es decir que el proceso de la apertura del
paracaídas se inicia mediante el empleo de una línea estática que vincula al paracaidista con la
aeronave. Al abandonar este el avión, la acción de esta línea estática abre el paracaídas en un proceso
que dura 4 segundos. El paracaídas principal es de tipo dorsal o sea que va colocado a su espalda,
contando para emergencias de un paracaídas de reserva ventral. Nuestro ejército emplea paracaídas
principales del tipo T-10 B y MC-1 B, los de reserva son T-10 A. Son de diseño estadounidense y
fabricados hoy en día en muchos países, de uso extendido en todos los países occidentales.
La altura mínima de salto es aquella que permite la apertura total del paracaídas de reserva en caso de
emergencia y el aterrizaje con seguridad del personal. En entrenamientos saltamos a 1.000 pies AGL
(Above Ground Level) desde avión y a 1.500 desde helicóptero, los "peludos" del Curso Básico hacen
sus 4 primeros saltos a 1.500 pies y en combate se salta a 600 pies. Como verán, la altura de apertura
está directamente relacionada con la situación táctica, pero también con la velocidad de lanzamiento.

32. A mayor velocidad de lanzamiento menor es el tiempo que demora la apertura del paracaídas siendo
estas: 130 nudos para el C-130 110 nudos para el C-212 90 nudos para el helicóptero (por lo que se
salta de mayor altura ya que la apertura demora 5 segundos).
Entre otros amigos del Ejército, conocimos al Coronel Manrique Maneiro, al Capitán Hugo Chávez,
al Capitán Baduel, al Subte. Carlos Rodríguez Grau (hoy General de Brigada ya retirado)
, al Sargento David Muñoz , a los Sargentos Conejos (hermanos), el General
James Prato Navas y a tantos otros de cuyos nombres no recuerdo.
El Gral. Baduel con el presidente Chávez.
El camión de explosivos, una
patrulla y el helicóptero PTJ 2, con los cuales, hacíamos procedimientos en el BAE.

33. La Patrulla 242, del BAE,
Unidad de acción inmediata, bien equipada con lo que el tiempo prestaba.
Grupo de la primera generación de diez BAE, que asistió y aprobó el curso de paracaidismo, en la
Placera, en Maracay, con el Subte. Ej. Carlos Rodríguez Grau, Sgto. Muñoz.
De izquierda a derecha, Leoncio Álvarez (pepe), Luis Olivares (periódico), Arsenio Navas Willian
Suárez, Franklin Morales, Escalona, Justiniano Martínez (Ñaño), Narváez (Guaya), Gustavo
Villalobos (mancha), Sotero Pérez Izquierdo. No está en la foto, pero aquí falta Edgar Tubiñez.

34. Gustavo Villalobos “La mancha”
Nattan Stward y Edgar Tubiñez (Urko).
Tubiñez en salto libre.

35. Sotero Pérez Izquierdo. Hermano muerto en los sucesos de la Clínica San Román, por hacerle caso a
Morales que no sabía nada de tácticas.
Al volante, está el Agente Rondón, quien perteneció al BAE, en la primera generación,
transferido poco tiempo después por no graduarse de paracaidista.
En la segunda generación del BAE, están “Mamut” Melisio Martínez (F), Manuel Pérez Gleciano,
Marcos Jackson O’Connors, Eduardo Peña, Daniel Vitanare, Carlos Vargas, Rafael González,
Temblador, Cherry Lad, Carlos Méndez y otros.
El Coyote, mi hermano Manuel Pérez Gleciano.

36. MELISIO MARTINEZ (Mamut) (F)
Eduardo Peña “Don Gato” y Luis Miguel Farías Moreno “Tiburón”, hoy día Abogado de la
República. Dos grandes BAE, hermanos de acción y de amistad.
Rafael González (Petete), actualmente piloto de Helicóptero, con el amigo Carlos Gámez (F),
quien fuese uno de los mejores pilotos de helicóptero de la División Aérea de PTJ.

37. Jesús Rafael González (Frijolito), quien llegó a ser Subdirector de PTJ.
Credencial de Jackson O’Connors (Javier) en los Juegos Panamericanos en la Villa de
Guarenas, fotos de curso de paracaidismo y de la Torre Raiza.
En la tercera generación, estoy yo Alejandro Leal Mármol, que fui solo al curso y allá convencí a un
agente de PTJ a quien le decíamos JAJI, escolta del presidente Campins, parta que se incorporara al
BAE, cuestión que logré, pero en el tiempo, bajo el efecto del alcohol, cayó de un segundo piso y se
mató.
Equipando los Jeeps, para salir rumbo a Apure, a intervenir en la búsqueda de secuestradores
de un ganadero.

38. La Señora Betzabe Romero, secretaria de la División General
de Operaciones, de quien dependía el BAE.
Coyote, Tony Grillet, Robocop, El Gocho, Batata y Urko,
en entrenamiento en el Rodeo, en enero del año 1983.
LA CUARTA GENERACIÓN, es del grupo donde están Basilio Barrios Coll, Tony Grillet y
otros que no recuerdo.

39. Collage de fotos de curso de BAE paracaidistas.
LA QUINTA GENERACIÓN DE BAE.
Corría el mes de enero de 1992 y recibí una llamada del Chino Jiménez Pantoja, y hablamos de la
corruptela en esa época en el BAE, donde se estaban investigando al Jefe suspendido de la Brigada el
Inspector Tony Grillet y a otros funcionarios, por Robo, Hurto de vehículos y otros delitos. Me dijo
que el Director Mauro Yánez, había preguntado por mí y que lo llama. Lo hice y cuando nos vimos
en la Dirección, su oficina en el edificio de Parque Carabobo, me pidió reincorporarme para que
arreglara la situación. Accedí y en una semana me nombraron jefe del BAE.
Allí comienza, la 5ta. Generación de Comandos del BAE, donde el grupo de Detectives y Agentes
que me llegó de la Academia, se graduó de Comandos, el 31 de mayo de 1993, con rango reconocido
por IUPOL.

40. Un episodio, a mencionar, fue
cuando, siendo yo, Alejandro Leal Mármol, Jefe del BAE, recibí una llamada del Subdirector
de la PTJ, para entonces ORLANDO JORDAN PETIT, citándome a su oficina. Una vez allí,
me encargó que localizara y exterminara al Comandante “FAUSTO” Alí Rodríguez Araque,
y me dio un dossier para que lo estudiara y en consecuencia actuara. Estuve más de una
semana, pensándolo, hasta que subí a la Dirección de PTJ, e informé al Director Mauro
Yánez Pasarella, a quien le indiqué que yo no quería hacer ese caso, porqué yo no
perseguía ideas políticas ni a Guerrilleros, sino a delincuentes comunes; su respuesta, muy
de él, fue “NO LE PARES BOLA, DEJA ESO ASI”. Se quedó con el dossier y yo pasé a ser
un enemigo de Jordán Petit.
Lista de PTJ de las que me acuerdo en unos casos, sin nombre, solo por el sobrenombre:
• “Temblador”
• Alejandro Santos
• Alexander Gil
• Alfredo Montero
• Antonio GUTIERREZ (El Vampiro)
• Antonio Méndez
• Antonio Méndez (Avenita)
• Antonio Rodríguez
• Basilio Barrios Coll (Batata)
• Cabilla
• Carlos Fabri
• Carlos Gámez
• Carlos Rodríguez (Johanna)
• Comisario Alexis Bolívar y su esposa la Comisaria Deysi Cañizales, quien llegó a ser
la Sub directora de la PTJ.
• Comisario Rafael Fragachan (F), de Homicidios, quien jugó un papel importante en el
caso Carmona.
• Daniel Tartare
• Daniel Vitanare (El Gocho)
• Eddy Villasmil
• Edgar Tubiñez (Urko)
• Eduardo Peña (Don Gato)
• El Chivo Rodríguez Franco de Robos y de la Brigada Motorizada.

41. • El Comisario General Eleazar Cuotto Rondon, penalista de la República.
• El Inspector (F) Andrés Martino del Molino, de Homicidios, gran amigo del Chino
Jiménez Pantoja.
• El Inspector Carlos Roa Roa, de quien aprendí mucho cuando estaba en Capturas en
la Planta Baja del edificio de la PTJ, en Ño pastor a Puente Victoria, y hoy día, flamante
Abogado penalista de la República.
• El Tigre Granados.
• Enrique Sánchez de Cutanda
• Escalona
• Francisco Rodríguez Requena
• Comisario Gilberto Flores
• Gustavo Prada
• Gustavo Villalobos “Mancha”
• Henry López Sisco, cuando era Detective en PTJ y después pasó a ser Jefe de
Operaciones en la DISIP.
• Inspector Argenis Gonzalez, quien fuera mi jefe de grupo en Patrullaje.
• Inspector Francisco Graterol, jefe de grupo en y mi profesor en Patrullaje.
• Jesús Rafael González
• Job Pérez
• Comisario Gral. José Antonio Palacios
• José Luis Pacheco, hoy día Abogado litigante de la República, y quien fue mi
compañero en la Escuela de Detectives de Baruta.
• Juan Martínez
• Julio Rivero
• Justiniano Martínez (Ñaño), quien después de ser BAE, llegó a ser Jefe de
Operaciones de la DISIP.
• Leoncio Álvarez
• Luis Aguilar (El Brujo)
• Luis Farías (Tiburón)
• Manuel Pérez Gleciano “Coyote”
• Marcos Jackson O’conoors
• Mata Monasterios
• Melisio Martínez “Mamut”
• Mi hermano Bombero y después PTJ Armando Lazo Melo (F) y su compañero Javier
Gorriño, con quienes mucho compartí en la vida policial y personal.
• Miguel Plaza
• Miguel Rondón, hoy día, Abogado penalista de la República.
• Montero Alfredo
• Sotero Pérez Izquierdo
alealmarmol@hotmail.com
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