1. Navidad, 2010
El chiflado
Ese chiflado con barbas que
hablaba solo y deambulaba por las
calles, sin reloj ni calendario,
siempre sabía que era Nochebuena
cuando, al atardecer, notaba el paso
apresurado de los peatones
refugiándose en los portales, como
huyendo del frío, al que él se había
acostumbrado de tanto llevarlo en
los huesos.
Y mientras avanzaba por la calle
empujando su carro de baratijas y
enseres, escaneaba los hogares con
su mirada furtiva, capaz de
atravesar los muros: un don tan
excepcional como errático del que
sólo había obtenido burlas.
2. Y esa noche, con una claridad
insólita, vio en una casa un festín
espléndido y alborotado, con trajes
de fiesta y joyas resplandecientes.
En la siguiente, dos ancianos
entrañables junto al fuego. Más
adelante, una pareja frente a una
estridencia televisada en directo.
Luego, una familia rota
disimulando su reunida desgracia
con superficial impostura. También
vio a unos niños cantando
villancicos. Y una emocionada
videoconferencia familiar con una
hija al otro lado del océano.
Siguió avanzando calle abajo y vio
a una gran familia en torno a una
mesa pequeña. Y a un joven
solitario recorriendo pasivamente
3. los muros de Facebook. Y pocas
casas después, donde las farolas ya
no alumbraban, dudó al abrir el
portón de la suya, sorprendido por
la presencia de una mula y un buey.
Alvaro González-Alorda