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LA SALVACION DE LOS PECADORES.
(primera parte)
Autor:   Agapie Criteanul.
Se dedica este libro a Nuestra Señora
La Virgen María Madre de Dios y madre nuestra.
Los autores en general tienen la costumbre de traer un libro a la luz y dedicarlo   a las
personalidades y famosos de la ciudad para que se haga conocer su fama presumiendo por
todo el medio de su obra. ...es buena la obra, pero la intención no es nada más que orgullo y
vanagloria
Pero yo el siervo de Dios con toda la humildad   dedico este libro A la Virgen María en La
que tengo mi esperanza y la salvación de todos los cristianos. Por lo tanto, yo rezo con
lágrimas a tu bondad Señora, derrama sobre este libro la gracia del Santo Espíritu para
quienes leyendo Encuentre la luz hacia salvación de sus almas para arrepentimiento por sus
pecados. Con lágrimas en mis ojos pido perdón por mis pecados anteriores para no
entristecer a mi Señor con mi mala conducta Y que me libre de los tormentos eternos del
infierno. Tenga misericordia hacia mí el pecador para que no sea víctima del fuego eterno,
sino que sea glorificado el Señor en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo ahora
y en los siglos de los siglos amén.
El autor para los lectores.
Si tuvieras el mundo entero a tus pies, igual que al emperador Alejandro el Grande   
Si tuvieras la sabiduría del famoso Solomon... Si tuvieras más fuerzas que Sansón Si fueras
más bello que Narciso o si tuvieras más dones y belleza para impresionar a todo el mundo
¿de qué te serviría o que te llevarías a otro mundo si tu alma sufriría para siempre en el
infierno? Vacío y desnudo como naciste volverás en la tierra y toda tu fortuna que has
tenido en este mundo se parecerá a un sueño bonito donde has disfrutando de felicidad,
pero amargo será el despertar y ver lo engañado que estabas. Porque al morir ya no será
creer y tener fe sino verás la verdad con tus propios ojos lamentando en vano haber
valorado más esta vida corta y engañosa en detrimento tuyo de privarte de la eterna donde
allí sí que podrías haber tenido la verdadera felicidad. Si no recibes ningún beneficio de
todos los bienes de este mundo ¿porque sigues esforzándote en vano? Porque no deseas la
salvación de tu alma que tiene mucho más valor que si tuvieras el mundo entero a tus pies.
¿De qué le sirve al hombre conquistar el mundo entero, si pierde su alma? Porque no harías
todo lo posible para que lo fuerte obedezca lo débil, es decir el cuerpo haga la voluntad del
alma caminando por la vía difícil que nos enseñó Jesús Cristo, que es la humildad y la
pobreza. Pero, ¿por qué todos quieren adquirir esa bondad celestial, pero son perezosos y
temen andar por el sendero de la pobreza porque no tiene a nadie que les aconseje bien? El
camino de la humildad es un camino que conduce sin falta a la felicidad eterna. Cualquiera
que quiere aprender un oficio necesita un maestro. Yo estoy recogiendo enseñanzas de los
Santos Padres y sus palabras llenas de sabiduría para que cualquiera entienda el peso del
pecado, pero también cuanto castigo recibirá a consecuencia de una conducta ignorante si
no se arrepiente. Todo está escrito con detalles en este libro que ofrece otras formas
de rehabilitarse. En este libro la “Salvación de los pecadores” tengo toda la fe en el
Misericordioso Dios que muchos encontrarán el arrepentimiento y la penitencia necesaria
para la salvación de su alma. El libro está partido en dos grandes partes con parábolas y
ejemplos para cada pecado que se haya cometido.  En todos los casos también se encuentra
la forma de curar y sanar el hombre de las pasiones a que está sometido. También se ha
escrito sobre las cosas que nos impide y pone difícil nuestra salvación del alma que son: la
riqueza, la fama, el orgullo la lujuria, el robo, al adulterio La mentira, el asesinato y otras.
Para el final también se ha escrito:
1. Sobre la muerte inesperada
2. Sobre el día del juicio final
3. Sobre el paraíso
4. Los tormentos eternos del infierno
5. Penitencia y arrepentimiento
Todos estos temas están escritos con mucho fervor qué tiene como propósito causar a los
lectores la humildad y el arrepentimiento necesario para el perdón de los pecados y realizar
un cambio radical de su vida. ¿Qué hombre leyendo este libro en cual encuentra contenido
donde puede llegar a conocer cuánto daño puede causarle el pecado para la vida inmortal?
y no cambia su conducta si leerá todo atentamente y coger el buen camino que es la
penitencia y la aflicción del corazón. Los verdaderos elogiados serán los que sufren todo
tipo de prejuicios en este mundo. Aquellos que conocen el gran provecho resultado del
sufrimiento, de la injusticia y del rechazo que han sufrido por dar testimonio de Jesús
Cristo, no se dejan engañados de los placeres efímeros de este mundo. También los que
escuchan los terribles tormentos y los sufrimientos sin fin del infierno no caerán en la
trampa de ignorar y no obedecer los mandamientos de Dios. Leer entonces detenidamente
este libro cada día, jóvenes y mayores, evitando otros libros, novelas, comedias por muy
exquisitos que aparentan compartir por favor este libro donde encontramos el único camino
que nos lleva a la salvación. Por puedes desear otras cosas, como el dinero y la fortuna,
aunque ya sabes que todo el material es para un tiempo limitado y nadie lo disfruta para
siempre. Pero si deseas sabiduría este libro te hará más sabio que Salomón. Por todo lo que
vais a leer este libro pedir también al misericordioso Señor que perdone mis pecados que
por lo menos de ahora en adelante tratare de cumplir con las promesas y obedecer los
mandamientos del Señor. No me atrevo a enseñar cosas que yo mismo no he cumplido...
Pero tal vez recordando el malhecho del siervo del Señor que ha enterrado su talante que no
tenga que escuchar las palabras del Amo que le dice “echar a este indigno al oscuro de más
allá” para que tome parte del terrible castigo. Yo creo y confieso según los apóstoles que
han dado testimonio y han recibido estas enseñanzas de las manos del mismo Jesús Cristo.
En el nombre del Padre del Hijo del Espíritu Santo cuya gloria se merece ahora y en los
siglos de los siglos. Amen
Capítulo 1.
Al principio de este libro hablamos sobre dos enseñanzas muy importantes. Desde
principio la naturaleza humana ha quedado como consecuencia al pecado original como
una tierra llena de espinas y mala hierba que hay que arrancar primero antes de sembrar la
buena semilla. Hay dos maneras para empezar y limpiar el interior de nuestra alma de estas
plagas. Primero, impedir que estás hierbas crezcan y se multipliquen arrancándolas de sus
raíces, es decir evitando caer en el pecado y en las pasiones, esforzándose hacer el bien en
lugar de dejar las pasiones que nazca otra vez en tu corazón y volver a caer en las mismas.
En segundo lugar, no basta con impedir las obras exteriores del pecado desde fuera, sino
también hay que arrancarles de nuestro corazón junto con las raíces de los pensamientos
desagradables y las concupiscencias vergonzosas que es mayor acto y más perfecto que el
primero. En la primera parte vamos a descubrir cuáles son los pecados y cómo evitar caer
en ellos. Hay que odiar el pecado de todo el corazón y de esta manera iluminado por el
Espíritu Santo desear de servir a nuestro Señor Jesús Cristo como punto de partida. Por lo
tanto, se requiere una sola cosa” amar al Señor con toda el alma y con todo el corazón”
Teme a Yahveh, y apártate de lo malo “Dice Salomón. Para desear hacer el bien debes
recordar los dones que nos ha dado Dios y cuánto bien nos ha hecho en primer lugar.
Luego debes recordar que poco hemos agradecido todo lo que hemos recibido del Señor
cometiendo tantos pecados. En el segundo lugar tienes que recordar que tras la muerte nos
espera el terrible juicio individual, que no es el final, pero como si lo fuera porque nada
cambia cuando heredamos el tormento eterno como recompensa para nuestra vida
defectuosa de cual vamos a hablar más en adelante. En el tercer lugar debes recordar que
no existe una recompensa que tenga más precio que la salvación del alma, por lo cual
merece la pena sufrir con paciencia todos los suplicios de esta vida al igual que lo han
hecho los mártires de cuales el primero recordamos al mismo Hijo de Dios, El que acepto
una muerte vergonzosa marcada por mucho sufrimiento para recibir una muerte abrazando
la Santa cruz para darnos la dichosa felicidad  eterna a todos aquellos que siguen el mismo
camino de la cruz, como ejemplo. Por lo tanto, no tengas miedo y no te eches atrás porque
el yugo del Señor es dulce y el peso del trabajo es llevadero siempre contando con la
inmensa ayuda de Jesús.
Capítulo 2.
El pecado mortal y cuánto daño produce cuando se comete toda clase de transgresiones.
Primera tarea según nos enseña más arriba es tomar una decisión firme de morir mil veces
antes que cometer otra vez un pecado mortal. Estar dispuesto a sufrir cualquier perdida
incluso la propia vida, antes de no obedecer incluso al más pequeño mandamiento del
Señor. El daño mínimo que padece el alma por el pecado más pequeño es mucho mayor de
lo que puede padecer el cuerpo herido. Mientras el alma no sufre solo una perdida por el
pecado, sino mucho más y todas terribles. A continuación, vamos a recordarlas todas, una
por una, para evitar el pecado como si fuera una serpiente venenosa de cual hay que huir.
Primero te privas de la gracia del Espíritu Santo qué es el don más grande que nos ha
dejado el buen Señor Jesús Cristo, la única manera de acercarse el hombre a Dios. Luego
pierdes este tesoro divino qué es el amor que siempre acompaña la gracia del Espíritu
Santo. Si te parece, por ejemplo, mucha pérdida perder el aprecio de un rey de este mundo
cómo podrías soportar la perdida de los dones del Espíritu Santo qué procede de un
emperador tan sublime de origen celestial. Aún más pierdes La Paz y el consuelo de todas
las buenas obras que has hecho antes, hasta en el momento que Le has fallado pecando
antes el Señor, y te separas de ser miembro de la justicia de Cristo con la cual antes estabas
unido a Él por el amor y la gracia que Dios derramaba sobre ti. Todo esto por tan solo un
pecado mortal, cuya recompensa será lo siguiente: te borras a ti mismo del libro de la vida
eterna apartado de la Iglesia del Señor haciéndote a ti mismo el ciervo del diablo y los
poderes de las tinieblas al igual que Sansón que después de perder el cabello de su cabeza
en cual estaba todo su poder ha quedado inútil y débil como los demás y los enemigos en le
han arrancado los ojos. Te quedarás ciego y en la oscuridad del conocimiento de la ley de
Dios entonces los diablos tomarán posesión sobre ti. ¿Cómo consideras que tienen
conocimiento todos los que se atreven pecar con tanta ignorancia? cuando sería mucho
mejor que te alcanzara un rayo antes que sufrir estás perdidas más arriba mencionadas.  
Capítulo 3
Cuáles son los pecados más grandes los vamos a contar uno a uno para evitar caer en los
siguiente siete pecados mortales: El orgullo o la soberbia que es el primero y el más grande
de todos, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza que son raíces y
cimientos de todos los demás pecados. En estas tres clases de pecados identificamos tres
enemigos que nos dan guerra: el cuerpo el mundo y el diablo. El cuerpo nos insta en la
gula, en la lujuria y en la pereza. El mundo nos provoca con la avaricia y la gana de poseer
mucha fortuna. Pero el diablo nos determina caer en la soberbia y el orgullo. El demonio
aún que es la causa de todos los males, obrara que caigamos en la soberbia para ser más
bien semejante al demonio y no a Dios, así como hemos sido creados. Hay otras seis
pasiones que derivan de estos siete pecados capitales. La primera y la más odiada es la
blasfemia que el mismo diablo lo está usado contra nosotros haciéndose a sí mismo
enemigo de Dios. Esta pasión es mucho peor incluso que la lujuria y los homicidios o
cualquier otro pecado. El que blasfemia se llama a sí mismo enemigo de Dios y se
equivoca mucho más en maldecir a Dios ahora cuando está reinando en los cielos, más que
cuando estaba con el cuerpo en la tierra y cuando los malhechores le crucificaban. Tanto
odia Dios este pecado que no sólo castiga con él tormento eterno a los que Le injurian, pero
también en este mundo recibe un castigo cruel y bien merecido de cual vamos hablar más
en adelante. Ahora sólo recordamos el peso, pero más en adelante vamos hablar del
remedio de estos pecados mortales. Las mujeres no caen en estas blasfemias, pero comete
otras tanto graves como por ejemplo cuándo muere algún familiar o tiene alguna
enfermedad terminal y considera como maldito el día en que haya nacido, incluso deseando
la muerte con mucha irá y no siendo capaz de verlo como la voluntad de Dios para el bien
y el perdón de los pecados del penitente. Ella misma se hace víctima y de esta manera
como si fuera ciega se convierte en heredera del infierno junto a los que toman el nombre
de Dios en vano. No tomes parte con ellos cuando estás escuchando tal blasfemia, pero
simplemente y con humildad acepta estos acontecimientos como si fuera un remedio y cura
que viene de la misma mano de Dios a favor de la salvación del alma. Es igual de pecado
decir que Dios haya hecho alguna injusticia cómo decir que Dios no existe. Por muy
doloroso que sea el sufrimiento ¿si blasfemias no te trae algún alivio? Pero si quieres
disminuir el sufrimiento y la tragedia que muchas veces es la causa de nuestros pecados,
deberías recordar los bienes que has recibido de Dios incluso no merecidos, pero dar
gracias a Dios por todo lo recibido y de esta manera te libras del infierno y heredas la vida
eterna y cualquiera que sea el motivo de tu sufrimiento luego te parecerá pequeño e
insignificante. Segundo pecado que se parece mucho a la blasfemia, es jurar falso en el
nombre del Señor, de la Virgen María u otro santo... Cualquier juramento falso es pecado
de muerte contra la gloria de Dios. Otro pecado es robar o tener posesión de cosas ajenas
sin el consentimiento del dueño.  Debes restituirlo en seguida mas todo el beneficio que has
tenido por él. No es suficiente pensar que lo vas a devolver algún día mientras que lo
tengas permaneces en un pecado mortal. Pero si por la pobreza no puedes devolverlo y es
el único remedio qué te queda para el vivir, entonces deberías rezar para el alma del
propietario como si te lo hubiese dado con todo el corazón y no se la hayas quitado tú. El
cuarto pegado es ignorar los mandamientos de la Iglesia y de los santos padres. Debes
acudir todos los domingos y otras fiestas religiosas a la santa misa donde se oficia la
liturgia más respetar los días que no se deben comer pescado ni carne en tiempo de
cuaresmas y advientos más todos los miércoles y los viernes del año. El que no ayuna los
miércoles y los viernes se considera junto a los judíos que han crucificado a Jesús porque el
miércoles Cristo ha sido entregado y viernes crucificado. Los que están enfermos o muy
mayores, las mujeres embarazadas que tienen que dar a luz se les permiten comer pescado.
Con respecto a los que participan la misa no es suficiente solo estar presente si no debes
tener la mente y el corazón a los actos de la liturgia y no debes hablar ni molestar a nadie
de ninguna manera. Tan solo se permite cantar junto al sacerdote y el coro durante la
eucaristía. Es mucho mejor perder una cantidad de dinero antes que faltar una Santa Misa.
Los que venden compra y hacen cualquier otra actividad faltando de esta manera la
participación a la misa y sin un motivo justificado por alguna enfermedad u otra necesidad
de la vida, no se librarán de dar cuenta en el terrible día del juicio final por su ausencia. El
quinto pecado es hablar mal de los demás y criticar al prójimo calumniando y denigrando
su honradez. Esto es lo peor que puede hacer una persona sin haber visto siquiera con sus
propios ojos los hechos, pero acusa de robar o matar con la intención de causarle daño.
Esto es todo lo contrario al amor hacia el prójimo. Dios dijo no juzguéis para que no seáis
juzgados. Aunque fuerais testigos cuando una persona comete un pecado, solo Dios conoce
el corazón de cada uno. Por lo tanto, nuestro deber es tapar en lo posible los hechos y no
publicarlo porque de esta manera Dios también ocultara nuestros pecados en el día terrible
del juicio final. Todos los pecados serán perdonados si añadimos penitencia y
arrepentimiento, pero hay algunos pecados por los cueles hay que hacer algo más, es decir
deberías corregir antes de recibir el perdón, el reconociendo antes los demás de la calumnia
o el robo más todo lo necesario para devolver el estado de inocencia a la víctima. La
mentira no es poco pecado y puede causar mucho daño haciendo a otros perder su dinero,
Pero si quieres que Dios te perdoné debes intentar pagar toda la pérdida que ha causado tu
injusticia. Estos son, hermano mío, los pecados más graves después de los siete pecados
capitales, de los que escribiremos más adelante. De estos nacen muchos otros tipos, de los
que debemos huir y tratar con mucho cuidado porque matan nuestra alma y la llevan a la
perdición.
Capítulo 4.
Sobre los pecados menores.
Aunque los pecados mencionados anteriormente son los más significativos, y es apropiado
odiarlos con todo tu corazón, pero no creas que tienes el perdón y está permitido para caer
en los más mínimos errores, sin ningún temor ni reprimenda de conciencia, sino
recordándole más vigorosamente que usted será responsable ante el Supremo y temeroso
Juez tener que responder por cada palabra. Por lo tanto, deténgase lo menos que pueda.
Que como por las palabras inútiles y vanas tendrás que dar cuenta, porque las dijiste sin
necesidad alguna, ¿cómo consideras que tus muchos e innumerables errores se borren, sin
reproche y condena? El que no tiene en cuenta el pequeño barranco, pronto cae en el más
grande. Por un clavo se pierde una herradura, y por ese pequeño hierro se daña un caballo
precioso, luego por un caballo se mata a un hombre. Y si hubiera estado preocupado desde
el principio cuando le llegó ese pequeño daño, no habría sucedido tal perdida por su
ignorancia. Los grandes palacios y los muros que se derrumban, al primero cae una
pequeña piedra y los muros se abren en un solo lugar, y luego poco a poco se caen por
completo y se derrumban. A menudo sucede igual con las criaturas pequeñas, como
diríamos: abejas, avispas, mosquitos y similares, cuando hay muchos sin contar, matan al
oso, o al león, o al hombre. ¿No son los granos de arena livianos y demasiado pequeños?
Pero si cargas un barco demasiado, se hunde y se ahoga. ¿No son las gotas de agua ligeras
y muy pequeñas? Pero juntos, muchos e innumerables, forman un río grande y aterrador
que esparce grandes muros y casas, y arranca los árboles de las raíces. Gregorio el teólogo
dice que "A veces hay un peligro mayor de que alguien caiga en pecados pequeños que en
los grandes, porque cuanto más vigorosamente se conoce la iniquidad grave, más difícil se
corrige." El pequeño pecado y venial, en cuanto más lo haces sin la reprimenda de la
conciencia, más condenado estás, y en fin, los pecados más pequeños hacen mucho daño al
alma porque perturba la paz de la conciencia, extingue el fervor del amor, disminuye el
celo, el deseo y la piedad luego como resultado, se oponen al Espíritu Santo, y obstaculizan
su obra sobre nosotros, por lo que debemos huir de ellos, con toda la diligencia y voluntad,
por el menor enemigo que tendrás, no le hagas caso, tal vez te haga mucho daño, pero
cuidado con esos errores y aún más con los insultos, trucos, halagos, alabanzas, vanagloria,
bromas, risas, palabras feas y el mucho sueño. Debes huir con toda diligencia para no caer
en lo más grande, y hacerte enemigo de Dios y de tu Creador, y perder todas las cosas
buenas las que has oído anteriormente.
Capítulo 5
El médico que recibe un paciente no se resume tan solo en diagnosticar la enfermedad, pero
también le ofrece algún remedio para su rehabilitación. El primer remedio seria recordar
todo el daño y las pérdidas qué causan los pecados y odiar los de todo el corazón para no
perder la nobleza de la imagen semejante del Creador qué llevamos. Porque nuestra lucha
no es contra la sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes. Y estamos obligados a cuidarnos, y estar siempre despiertos, para no ser
vencidos y perder la bondad celestial, y condenarnos como villanos en el tormento sin fin.
En el cielo todos los santos y los ángeles le ama Al Señor mientras viven una existencia sin
pecados. Pero Dios se vuelve del alma que haya caído en el pecado, e inmediatamente se
apodera el diablo que la convierte en algo horrible y feo que el hombre no suportaría ver su
alma si fuera posible en un espejo. Comprende la nobleza de tu alma, que fue construida de
Dios a Su imagen y semejanza. Mientras esté sin pecado, es tan hermosa, adornada con
tantos dones espirituales, que el Creador y el Hacedor mismo, y todos los Santos Ángeles,
lo aman. Y en cuanto cometes el pecado, el Señor se aparta de tu alma y entra el diablo
para profanarla y ensuciarla. Hay que evitar esas circunstancias y lugares dónde hay mucha
gente, no participar en fiestas, y también evitar hablar mucho, ni beber o comer más de lo
necesario. ¿Qué audacia y razón puede tener un hombre enfermo e indefenso para no caer
en pasiones? incluso cuando alguien más le empuja al pozo, pero él cae muchas veces solo,
sin que nadie lo empuje. Dado que el hombre, por el pecado ancestral, ha quedado en tanta
debilidad y maldad, que a menudo cae solo sin ningún obstáculo, ¿cuánto más aún cuando
existe una causa para resbalar? Porque, como dice el refrán común: “El lugar te convierte
en ladrón”. Es por eso que a menudo trates de comulgar con los Divinos Sacramentos
después de la Confesión y tomar la Sagrada Comunión, que son curaciones y
medicamentos para nuestras debilidades, ordenadas por nuestro Señor Jesucristo, para
sanar nuestros pecados y para guardarnos en el futuro para que no erremos. Especialmente
en tiempos de locura, es la única cura y la planta más útil para acudir a la Santa Confesión.
Porque entonces necesitas más don y poder para luchar valientemente, y luego se te da más
a través de estos Misterios. sin embargo, toma el consejo del clérigo, cuando dirás todos tus
hechos y pensamientos en confesión. Por lo tanto, la confesión y la comunión es como el
regalo más grande que nos ha dejado Jesús Cristo al cual podemos acudir siempre que
necesitamos. También como una ayuda inesperada llega el consejo del sacerdote al cual
confesamos, un poco de oxígeno y energía extra que te ayudara luchar contra la pereza y
otros pecados que son la causa de todos los males. Huid de la pereza y la ociosidad, causa
de todos los males, porque el perezoso es como un campo lleno de brozas y malas hierbas.
Por eso la sabiduría dice: "Porque muchas maldades le enseño la pereza al hombre". Tener
una actividad positiva y buenos pensamientos no deja lugar ninguno para el ataque del
demonio contra nuestra mente. Agradeciendo lo primero, es como debes comenzar el día
con una oración que nos proporciona gracia espiritual, pero también si dispones de más
tiempo es bueno leer la Sagrada Biblia, la mejor fuente que ilumina nuestra mente. Reza
también antes de ir a descansar pensando como haya pasado el día, si recuerdas que has
cometido algún pecado, entonces con dolor en tu corazón y con lágrimas en los ojos pide
perdón. Por todos los pecados, y otros como tú sabes que te has equivocado, arrepiéntete y
pide perdón al Maestro, con la mente fortalecida para una verdadera corrección
derramando lágrimas y mojando tu almohada al igual como lo hacía el santo profeta David
en su arrepentimiento. Otro remedio y él último que vamos a recordar, es odiar el aprecio y
los elogios que recibes por parte de los hombres, considerándolos como no merecidos.
Porque este es el primer deber que debe vigilar quien quiere ser amigo de Dios, es decir,
enemigo del mundo y de las pasiones. Porque si no, es imposible servir a dos señores,
porque en Dios es el cumplimiento de toda la bondad, mientras que el mundo yace en la
astucia. Por tanto, si no odias al mundo con sus pasiones y deleite engañoso, no podrás
hacer ninguna buena acción, pues es imposible ser un amante del mundo también amante
de Dios, deseando el oro y servir a Cristo. Estas enseñanzas que se han escrito antes,
generalmente son para todo tipo de pecados, pero ahora escribimos otras, sobre los pecados
capitales, que son una enseñanza más útil a los que quieran leer, empezando primero con la
blasfemia.
.
Capítulo 6
Como la alabanza a Dios y las laudes Son las obras más bien recibidas del Señor, todos los
seres deberían dar gloria a Dios. Por lo contrario, la blasfemia es la más horrible qué hasta
nos sorprende como los rayos no alcanzan al pecador mientras que blasfema. Toda la tierra
el mar la luna y el sol, las estrellas en el cielo los ángeles y los demás poderes celestiales
glorifican a Dios Y tú encorvado que además llevas la imagen semejante a Dios te atreves a
maldecir al Todopoderoso Señor en lugar de agradecerle todo lo que has recibido de Él.
¿Quién te ha dado tantos dones y carismas? ¿Quién te ha amado y te ha librado de tantos
peligros? ¿quién jamás haya hecho algo más de lo que ha hecho el mismo Señor Dios del
Universo por ti, y tú te atreves a maldecir un tan noble amigo. Ni tu padre o ningún amigo
tuyo no ha hecho nunca semejante sacrificio como morir en una cruz por ti, para que seas
redimido y te beneficies de la vida eterna. Y cómo no te avergüences y eres tan
desagradecido con un tan bueno benefactor. Antes deberías agradecer el pan más todo lo
que tienes para vivir dar las gracias de que existe el mar, el sol y el cielo, las lluvias y el
aire junto con todo lo creado para que tú te puedas vivir y crecer. Qué clase de corazón
tienes cuando abres tu boca blasfemando a un padre tan bueno y misericordioso. Porque no
va tus blasfemas contra el diablo que es la causa de tu malestar y no contra a Jesús Cristo
que murió crucificado por ti.” Quien blasfema el Nombre de Yahveh, será muerto; toda la
comunidad lo lapidará. Sea forastero o nativo, si blasfema el Nombre de Dios morirá
(Levitico 24,16). No existe otra injusticia peor que blasfemar a tu Salvador, tu alma y
también el cuerpo son gravemente perjudicados además de que tus injurias no pueden
nunca ofrecer algún placer o dar fruto alguno. Podrías decir ¿qué es lo que has conseguido
maldiciendo? Acaso ¿ha cesado tu peligro? Tal vez ¿se haya solucionado tu problema? Lo
más seguro es que hayas logrado todo lo contrario y hayas empeorado tu herida. Los
fieles nunca maldicen a sus amos y tampoco permiten a otros qué les ofendan. Por lo tanto,
más que cualquier otra cosa, debes tener devoción recordando que los judíos rompían sus
ropas cuando escuchaba cualquier blasfemia contra Dios y lapidaba con piedras al que se
atrevía maldecir al Señor. Si tienes costumbre de maldecir a Dios la fórmula que te puede
librar de esta mala costumbre es glorificar y alabar su nombre junto a su madre la Virgen
María y a todos los santos. “Bendeciré a mi Señor todos los días de mi vida” está escrito en
más de un salmo escrito por el rey de David. Así poco a poco llegarás a dar gloria al Señor
y estas laudes serán ofrendas de forma continua al igual como los Ángeles lo hacen en los
cielos. Pero si existe una persona que persiste en su blasfemia le recordaré los castigos de
algunos que han ofendido al Señor. El profeta Isaías da testimonio como Dios ha enviado
un ángel que en tan solo una noche ha matado 185.000 asirios por la injuria de su rey
Senahirim para que comprenda el tirano que su poder haya terminado, luego sus hijos le
han sustituido al padre el rey negándole al igual que Senahirim había negado antes al Padre
celestial y Dios de todos. Cuando el pueblo de Israel ha protestado contra Moisés, Dios les
ha castigado y todos los que han protestado han muerto en desierto. Si ellos por tan solo un
pecado han pagado tan carro cómo te atreves tú ofender a Dios todos los días. El ejemplo
de un hombre que tenía siempre este grosero costumbre de la injuria, por todo lo que le
pasaba, nos da por reflexionar un poco más profundo lo terrible que es blasfemar. Un día
viajaba junto a muchas personas, pero le alcanzó un rayo y no hubo más daño colateral,
sino que solo le mató al blasfemo mientras maldecía a Dios. Un hombre cruzaba el rio por
un puente y porque le molestaba el viento dijo una injuria contra Dios, pero en el momento
siguiente, el aire le tiro del puente y se murió ahogado en el agua a pesar de que sabía nadar
muy bien. Haberle sacado sus compañeros se han dado cuenta qué tenía la lengua
arrancada de su boca. Otro ejemplo de dos carniceros que vendían carnes llegaron a
discutir y como resultado de las groserías y palabrotas que soltaban de la nada y solo por la
mala costumbre que tenían, terminaron sacando cuchillos y se mataron unos a otros y así
quedaron sus cuerpos con las malditas lenguas colgando fuera y sus almas descendieron al
infierno. ... Oh milagro ... poco después unos perros llegaron y se comieron sus lenguas y
casi a ellos mismos por completo. En París había un hombre en una conferencia sobre
filosofía, que después saco una conclusión al terminar y dijo una blasfemia muy grande.”
Tres personas han conocido la humanidad ya que con sus enseñanzas han dominado la
voluntad de todo el mundo. Moisés Jesús Cristo y Mahoma. Moisés ha engañado a los
judíos, Jesús Cristo ha perdido a los cristianos y Mahoma a todos los demás”. Pero nada
más que terminar en decir tal blasfemia el encorvado Simeón (así se llamaba el filósofo)
fue tirado contra el suelo, perdió su habla la vista y estuvo en este sufrimiento 3 días en las
cuales no se arrepentido y antes de morir grito “Alkída ayúdame” pero su ídolo no le pudo
ayudar con nada y así murió entregando el alma al diablo a quién haya servido toda su vida.
Todos los presentes se quedaron asombrados de la justa venganza del Todopoderoso
teniendo cuidado de no equivocarse para decir nunca alguna blasfemia. San Gregorio el
teólogo en uno de los libros recuerda a un rico que solo tenía un hijo y que le permitía
cualquier cosa por el amor que le tenía. El pobre muchacho tenía la mala costumbre de
maldecir a menudo y ofendía al Señor con repetidas injurias. Pero un día estaba enfermo en
brazos de su padre y le cogió un gran miedo...dijo” Padre esconda me... Han venido unos
demonios a por mí” Soltó otras injurias más contra Dios, así como lo hacía por costumbre y
murió en terrible angustia. Un hecho real con un niño de 9 años jugando con otros niños
también tenía la costumbre de ofender a Dios con injurias, pero al morir de una
manera inesperada y tan triste, los mayores se dieron cuenta que Dios castiga este pecado
incluso cuando son niños a pesar de que la culpa es de los padres que no se le hayan
enseñado nunca cuánto odia Dios la blasfemia. Por lo tanto, cuánto sería de grande el
castigo para los mayores...No solo en los tiempos pasados, pero también en el presente. Los
groseros han sufrido castigos terribles a causa de sus blasfemias. Tenga en cuenta y teme
para qué no tomes el nombre de Dios en vano ni que tuvieras que padecer la peor amenaza.
 Por si acaso has caído en una injuria contra nuestro Dios no dejes que pase el día y vete
para lamentarlo y confesarlo a un sacerdote. Olvida todo lo demás y vaya conseguir el
perdón con la penitencia y el arrepentimiento requerido, y muerde tu lengua fuerte la
próxima ves hasta que sale sangre antes de decir otra injuria, hasta que te libres de este mal
costumbre. Es mucho mejor que sufras un poco de dolor aquí en esta vida y no todo tu
cuerpo que arda en el eterno tormento del infierno. El último recurso y también el más
importante es evitar los lugares que te provoca cometer este pecado. Los que no evitan
atravesar un precipicio normalmente termina cayendo en él. También debes evitar no hacer
nunca ningún juramento ni en el nombre de Dios ni en de la Virgen María u otro santo,
porque desde un juramento fácilmente se puede caer en otro más mentiroso y al final
terminado con una blasfemia injuria o ultraje. Como el mucho hablar significa a veces
mucho equivocar cuando te darás cuenta del error, muerde tu lengua y date un azote en la
mejilla. Haz un proceso de conciencia antes de ir a dormir y con la ayuda del Señor en
poco tiempo te librarás de esta mala costumbre. Una causa principal para evitar que llegues
a esas injurias es no participar en ninguna clase de juegos y apuestas en cual puedes perder
tu dinero y tú dignidad sabiendo que nadie te elogia por ser un perdedor. Pero si ganas, en
realidad te llevas el odio de los perdedores, además que también pierdes el tiempo que es
algo de lo más importante que nos ha dado Dios para nuestra salvación y que nunca puedes
recuperar el tiempo perdido para lograr las virtudes y conseguir la salvación de tu alma. El
que juega y apuesta normalmente lo hace por avaricia y no se echara atrás de quitarle a su
hermano las cosas y el dinero que tiene. Hay que evitar no solo las apuestas, pero también
los lugares donde se practican estos juegos. También es habitual qué algunas personas
tengan la costumbre mandar a otros al infierno o al demonio cuando no le vaya saliendo el
juego. ¿Cómo te atreves tú ya que no tienes ningún derecho sobre tu hermano para
mandarle al demonio? ¿Te parece bien que tu hermano de la misma fe como tú que se vaya
al infierno ya que el mismo Hijo de Dios ha vertido su sangre y ha puesto Su vida también
por él para ser salvado del infierno? No tu hermano morirá y heredará el infierno, sino
tú serás el castigado. En la epístola de Judas, donde el arcángel Miguel altercaba con el
diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él ningún juicio
injurioso, sino que dijo: «Que te castigue el Señor». Pero tú te atreves a mandar a tu
hermano al demonio. Para tu bien y por el amor de Dios y tu salvación abandona esta mala
costumbre porque la salvación del alma tiene mucho más precio que este mundo entero.
Capítulo 7
El orgullo y la soberbia es la raíz de todos los males dice San Gregorio el teólogo. En el
momento que la soberbia domina un hombre los siete pecados mortales le matarán. La
arrogancia es raíz de todas las transgresiones y la causa de la pérdida de todos los bienes.
El orgullo es todo lo contrario de la obediencia y enemiga de muerte contra la humildad.
Dios nos ha dado a cada uno según su deseo los dones como la belleza el poder la fortuna
más otros dones conocidos qué puede ser la primera causa del orgullo considerando quizás
de que es tu mérito o porque tú crees que te lo mereces por ser el mejor. Otra causa del
orgullo puede ser cuando te imaginas que tienes algunos dones pero que en realidad no
tiene nada. La cuarta causa de la soberbia es cuando subestimes y desprecias a los demás y
solo buscas que otros te aprecien por tus méritos que tú mismo te los has inventado. Una
causa del orgullo y la soberbia es cuando ignores los mandamientos de Dios y todo lo que
nos ha enseñado nuestros santos padres en la Iglesia. La quinta y la última causa es la más
grave con lo cual desprestigias al mismo Dios cuyo se debe toda la gloria y los laudes. Las
raíces de la soberbia son; la vanagloria, el engreimiento, la auto suficiencia, la arrogancia la
dependencia del pecado y en gran parte la ignorancia de las leyes de Dios. El mismo San
Gregorio dice que la humildad es el signo de los elegidos del Señor que han de heredar la
vida eterna mientras la soberbia es signo claro de los que heredará el sufrimiento eterno.
Todo el que se enaltece, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. Nuestra
Señora nos enseña con el ejemplo de su santísima vida, que la humildad es el carisma de
todos los dones y la soberbia es la enemiga de todo los bienes y la causa de todas las
maldades. De la soberbia nace todas las maldades que no dejan al hombre salir vencedor
sobre las transgresiones y además tiene un efecto que avergüenza confesar y que al final le
determina al arrogante tomar la venganza sobre con el de defender su honor en público.
Podría renunciar a muchas cosas, pero cuando se trata de su imagen en público está
dispuesto a todo con tal de no dañar su reputación. Un ejemplo bien conocido es el de
Herodes, que reinaba sobre Jerusalén, cuando no se ha detenido por cumplir la promesa de
su hijastra con tal de defender su honor y en consecuencia ha ordenado cortar la cabeza de
San Juan Bautista, el precursor de Jesús Cristo sobre cual El Señor dijo que era el hombre
más grande y santo que ha nacido de la carne. En conclusión, no hay otra arma para vencer
todas las transgresiones sino comenzar a construir las virtudes teológicas sobre las ruinas
de esta vanidad y arrogante soberbia, apoyando solo en la humildad esmerada. Dios
permite a veces que deslices en grandes pecados solo para que luego encuentras alguna
manera de curar tu auto suficiencia y recobrar la humildad. El profeta David, cuando
presumía que nunca le faltaría al Señor y que el propósito de su reino era solo de glorificar
a Dios, pronto se olvida de tal noble promesa con solo mirar una mujer hermosa cuyo
nombre era Betsabé y cómete adulterio con ella.  Además, utiliza la mentira que conduce al
asesinando de su gran general Urías, el esposo de Betsabé. El apóstol san Pedro también
hizo una promesa antes el Señor diciendo «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca
me escandalizaré. “pero el Señor le ha advertido diciéndole incluso el tiempo preciso de la
noche cuando San Pedro Le negara, “Antes que el gallo cante la segunda vez, tú me habrás
negado tres veces...» cosa que se cumplió exactamente como lo dijo el Señor Jesús...  Ha
permitido El Señor que Pedro padeciera esta tentación, para descubrirle a Pedro las
debilidades de ser humano y enseñarle al hombre depositar toda su esperanza en la ayuda
del señor. Aunque luego Pedro con lágrimas amargas y corazón afligido se arrepintió, la
profecía de Jesús Cristo fue una lección para el futuro apóstol Pedro, de que no vuelva
tener una opinión engreída sobre sí mismo. Podemos decir que, si Dios permite estas
transgresiones, y lo hace con el propósito pedagógico de evitar que el hombre se hunda aún
más en la soberbia, para determinarle volver a recurrir a la ayuda de Dios con la aflicción y
arrepentimiento de todo el corazón. No cabe duda que la soberbia es la peor de todos los
males y que nos dará la guerra hasta la hora de nuestra muerte. Una persona por muy buena
que sea adornada con muchas virtudes, si descuida mantener el orgullo al margen en cada
momento u acción que haga, entonces nada ha conseguido, sino por el contrario todo lo ha
desperdiciado, incluso las demás buenas obras se le han borrado. Pero un pecador por muy
grande que sea por la humildad y arrepentimiento puede conseguir el perdón al igual que el
buen ladrón de la cruz. En la parábola del fariseo y el publicano que nos dio Jesús cómo
ejemplo, se refiere a todos aquellos que se ven a sí mismos justos, menospreciando a los
que no son como el, mientras el publicano reconoce su estado despreciable y necesita la
reconciliación y el perdón de Dios recurriendo a la gran misericordia del Señor. Por su
humildad y arrepentimiento el publicano consigue la misericordia y recibe el perdón,
mientras que el fariseo por su soberbia se condena a sí mismo y su oración se convierte en
pecado aún mayor. Cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será
ensalzado. Muchos ascéticos después de haber pasado toda la vida en oración y soledad
viviendo solo con poco pan y agua por un solo pensamiento en cuál se han enaltecido,
asimismo, lo han perdido todo y han heredado el infierno. El señor nuestro Dios, odia tanto
el orgullo que no tan sólo a los hombres ha castigado al principio, pero también a los
ángeles, como la tercera parte de las estrellas del cielo, que cayeron como rayos en la tierra
y se convirtieron en demonios. Si la soberbia convierte a los ángeles de Dios en demonios,
la humildad hace al hombre semejante a Dios. Dime qué motivos extraordinarios tienes
para enaltecer tu mente mientras que polvo eres y al polvo volverás. Al umbral de la
muerte se acaba la soberbia, la vanidad y el orgullo y los hombres que despreciabas
pisotean indiferentes el polvo donde has regresado. ¡Oh necio! ¿porque no piensas a todos
aquellos? que les ves las tumbas en cementerios, ¿por qué no piensas que tu fama será
algún día la misma que tienen los que están enterados allí y que serás olvidado del todo el
mundo? ¿De qué te sirve ensalzarte a ti mismo? Dios le dijo al Padre Adán que ”El día que
vais a comer de este fruto moriréis” pero Eva viendo que el fruto era "bueno para comer, y
que era agradable a los ojos, y procedente un árbol codiciable para alcanzar la sabiduría",
modio y le dio también de comer a Adán. Esta falta de obediencia les acarreó la expulsión
del Paraíso además que Dios les castigó con la muerte, el dolor y sufrimiento del trabajo:
"Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" Recuerda que no tienes aquí nada tuyo que
no sea un gran regalo recibido del Altísimo, la salud, la sabiduría y la belleza todo lo debes
a Dios. En esta vida lo único que es tuyo es la voluntad y la que lo has aprovechado para
evitar los pecados y las pasiones que ahora le están pesando. No cuentes con tus virtudes y
buenas obras mientras que al prójimo solo le ves los defectos, la paja del ojo ajeno, pero no
la viga del tuyo, los defectos ajenos, mientras que tus faltas son mayores. Ha situado Dios a
Adán y Eva en el Paraíso en el lugar más bonito posible y eterno que perdido a causa de su
desobediencia, para qué de esta forma Adam se humille y aflige su corazón y aprendiera el
arrepentimiento mientras esperando la reconciliación. Ha tenido que pasar 5500 años hasta
qué Jesús Cristo ha venido al mundo para cumplir según Su promesa La salvación del
mundo entero no solo de Adán. Tú también morirás en un día menos pensado al igual que
Adán y abandonarás todo lo que tienes. ¿De qué te servirá la fama y la riqueza de este
mundo? Abre tus ojos y mira mejor tus faltas. Conozcas tus pasiones y lucha contra ellos,
tenga humildad y teme el juicio final al cual todos vamos a participar ante el Todopoderoso
Dios. El que se preocupa más de sus propias faltas, no juzgará a los demás, sino siempre
vera antes sus ojos sus pecados y se le parecerá incluso mayores que a todos los demás. Si
Dios no ha perdonado ni a sus ángeles por sus pensamientos atrevidos y les ha echado del
cielo convirtiéndoles en demonios, ¿cuál será nuestros castigos por tantas injurias
injusticias y transgresiones? Recuerda mejor de qué material está hecho tu cuerpo y qué
tipos de transgresiones hayas cometido sobre tu espíritu en cuanto mejor te conozcas a ti
mismo mejor descubrirás lo poco que vale en realidad tu honor y tu prestigio y de esta
forma evitarás la soberbia. Un hombre pregunto a un sabio sacerdote ¿que sería mejor?
retirarse del mundo en soledad para estar en oraciones más cerca de Dios, o vivir en la
comunidad. San Pamfo lo le contesto; Cuando uno se conoce asimismo y en qué estado se
encuentra entonces nace la humildad que te permite vivir en cualquier lugar en paz. La
humildad ofrece mucha paz interior y sin ella no vivirás a gusto en ningún lugar. Tú
consideras que tienes mejores obras y qué trabajas más que tu prójimo, pero él tiene el
amor y domina todo con paciencia, virtudes que Dios valora mucho más que todos los otros
esfuerzos tuyos. Por lo tanto, intenta lograr las virtudes, destapando tus faltas y tratando de
corregir con humildad tus errores y tendrás como recompensa la envidiada gracia del
Espíritu Santo. Deberías comprender que Dios le está en contra a todos los soberbios, pero
también ellos mismos se hacen odiados por su actitud arrogante de todos los demás y nunca
puede tener buenos amigos, y no hay nada que la gente más odie que a la soberbia. Por otro
lado, el soberbio, por no recibir el reconocimiento que espera de los demás, se encuentra
siempre triste indispuesto creando algún conflicto con su prójimo, por muchas razones,
pero sobre todo por su avaricia y el deseo de quitar a otros lo que no le pertenece. Los
humildes siempre caen bien a los demás y la gente les quieren a pesar de algunas faltas
involuntarias que tengan. Con la humildad siempre se supera la cólera y la arrogancia del
soberbio. (Oráculo del profeta Isaías 66.2) Dijo Dios ¿en quién voy a complacerme? Sino
en el humilde y contrito del corazón que tiembla ante mi palabra, un corazón contrito y
humillado, oh Dios, no lo desprecias. (David ps.51). Ha valorado Dios más al profeta
David que a Saúl, el rey a José más que a sus 12 hermanos, a Jacob más que a Isaac y al
publicano más que al fariseo, al pobre Lázaro más que a su rico amo cuyo nombre no se
recuerda siquiera. Más que a todas estas humildes personas de la historia, el mismo Jesús
Cristo Hijo de Dios, nos ha dado ejemplo de la humildad con su propia vida. Si realmente
buscas reconocimiento, y que seas apreciado por El, intenta seguir el ejemplo de Señor
Jesús Cristo, el único que cura está herida tan dolorosa de nuestra soberbia. Jesús Cristo se
ha hecho a sí mismo hombre, descendió de su gloria en los cielos para nacer en una cueva
fría, descansando en un pesebre, toda su vida ha sido siempre pobre, ha hecho el bien y ha
recibido a cambio las blasfemias y las injurias de los judíos, a lavado los pies de los
Apóstoles y ha llevado su cruz soportando humildemente todo el calvario hasta que murió
por nosotros crucificado. ¿Qué podría hacer más nuestro buen Señor para nuestra salvación
y no lo ha hecho? O necio y arrogante ¿cómo no te avergüenzas cuándo El mismo Dios Se
ha humillado tanto hasta su muerte? dando semejante ejemplo de seguir en nuestra vida.
Entonces ¿cómo no deseas la humildad antes que a la soberbia? Abel nos ha enseñado la
pureza, de un corazón noble y la inocencia, Noel nos ha enseñado la nobleza del alma. José
nos dio el ejemplo de la paciencia, El Profeta David ha expresado tanto amor hacia los
enemigos sin recordar el mal sufrido por ellos. Pero Jesús Cristo nos ha enseñado la
humildad que es la más grande de todas. Entonces ¿porque menosprecias a la gente
humilde y simple? Porque te consideras tú mismo mejor que los demás. En todo buscas la
superioridad con palabras y obras siempre estrujando la admiración y atraer el aprecio de
los demás, a pesar de que no son necesarios para tu vida ni son de agrado al Señor. Jesús
nos dijo “Aprender de mí que soy manso y humilde de corazón” Un buen árbol, en cuánto
más frutos tiene, más agachados cuelga sus ramos. Los buenos hombres que ama al Señor
en cuántos mejores frutos dan, más humildes y agradecidos son por recibir tanta ayuda de
Dios sin considerar que fuera por sus propios méritos. “Que así brille así vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos”. (Mateo5.16)
Capítulo 8
La vanagloria es la hija mayor de la soberbia. Por lo tanto, los cristianos llaman la
vanagloria como madre de todos los pecados capitales y la raíz de todos los demás pecados.
La vanagloria es un antojo fuera de lo normal en cual tu esfuerzo es conseguir más aprecio
por parte de la gente. Solo si lo haces con el propósito de que la gloria sea para Dios y para
enseñar a la gente buenos valores es lo único cuando realmente no te equivocas ...Porque
Dios quiere que todas las buenas obras le glorifiquen a Él. La vanagloria tiene siete hijas.
La primera es la presunción, cuando tus palabras y pertenencias te enaltece a ti mismo más
de lo que eres. La segunda es cuando ya hayas aprendido un buen oficio y usas tú
talento para sorprender a la gente. La tercera es la falsedad cuando finges qué tú eres
superior a los demás. Aunque todo lo que tú enseñas a los demás para el bien de los otros,
cuando presumes de tus conocimientos sigues cometiendo el pecado. La cuarta hija de la
soberbia es la envidia, la quinta es la intolerancia, la sexta es el deseo de reñir y la última es
la desobediencia. Estos siete pecados son aún más graves cuando se hacen para difamación
del prójimo o en contra de los mandamientos Del Señor. El demonio normalmente intenta
por tres vías impedir cualquier buena obra. Primero te pone por delante el peso y la
dificultad para convencerte que no es correcto hacer el bien. Si no es de todo convincente,
entonces intenta la segunda estrategia, es decir, qué el propósito de tu buena obra sea
cualquiera menos dedicado a Dios. La última estrategia es cuando el diablo realiza que
ninguna ni otra de las primeras dos estrategias no ha funcionado y usa la más pervertida de
todas cuando llega y te elogia intentando esparcir todo el valor de tu buena obra además
haciéndole caer en el pecado de la vanagloria. Es verdad que a largo de los tiempos hubo
personas muy importantes muchos más famosos que tú, pero en que se convirtieron cuando
se murieron todos. Algunos de ellos tendrán que sufrir eternamente en el infierno mientras
que los laudes y los elogios aquí en la tierra le recuerda de vez en cuando. ¿De qué le sirve
la fama y el nombre tan noble que han poseído en sus vidas? ¿De qué le sirven los elogios
post mortem? Hombre, este argumento es suficiente para que ignores los elogios y
alabanzas triviales a favor de lograr el aprecio de Dios. No para la vanagloria nos ha creado
Dios si no para la gloria eterna dónde tendemos nuestras raíces. Dios te ha dado esta vida
provisional a través de la cual podrías llegar a heredar la vida eterna. También te ha dado
los medios para lograrlo, qué son las buenas obras hechas en la virtud de la libertad y la
voluntad de cada uno, para conseguirlo. Intenta cumplir entonces con estas tres cosas como
sea posible.
1.Evita caer en la vanagloria ocultando bien tus virtudes y buenas obras de la vista de los
demás, y que no sepa tu buena obra nadie más que Dios. 2.Cuando estés elogiado mejor
recuerda tus transgresiones y faltas que desconocen todos aquellos que te elogian y
recházales como atributos no merecidos. La tercera es bendecir a Dios y dar las gracias de
todo el corazón alabando al Señor por su ayuda. Cualquier bien que hayas hecho no debes
presumir de él porque sin la Divina Misericordia y la ayuda del Señor, tu esfuerzo hubiese
sido en balde. Si Yahveh no construye la casa, en vano se afanan los constructores; si
Yahveh no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia. (Salmo 127). Es mucho mejor que
seas un pecador humilde antes de ser un justo pero arrogante. Escucha la siguiente
anécdota real. En un monasterio había un monje que en un día saco de quicio al superior
por decir algo molesto, El abad le ordenó que no hable más a partir de aquel momento. El
monje Se tomó muy en serio la penitencia y en los años siguientes no hablo ninguna
palabra más. Tanto provecho consiguió por su obediencia que Dios le ha dado el don de
conocer los pensamientos de los demás. En aquellos lugares vivía un asceta qué enfermo y
pidió al sacerdote que se acercará para darle la última comunión. Entonces el que no
hablaba apena acompañaba al sacerdote de camino. Cuando comulgaba el viejo monje,
había también un ladrón que decía con lágrimas en los ojos que ojalá hubiese sido su vida a
la altura de este gran monje. Pero el monje en lugar de decir qué él es también un pecador
como otros se enalteció a sí mismo diciendo: Lo bueno lo quieren todos. Al escuchar estas
palabras el hermano que nunca hablaba comenzó a llorar. En fin, volvieron los dos al
monasterio Y al día siguiente se encontraron con el ladrón a la puerta del monasterio,
llorando, deseando confesar y cambiar radical su vida, prometiendo no pecar más, aunque
tuviera que morir para cumplir con el deseo de no pecar, además claramente dispuesto
aceptar cualquier penitencia. Esta vez el monje que no hablaba nunca ninguna palabra, al
ver el ladrón tomando la comunión sonrojo, pero se alegró mucho. Al poco tiempo
murieron los dos, el monje y el ladrón. Entonces preguntaron al monje por qué razón lloro
cuando tomo la comunión el monje y se rio cuando tomo la comunión el ladrón. Él le
contestó:
 -Cuando el ladrón le dijo al viejo monje que le hubiese gustado ser como él, entonces el
monje se enalteció apoyándose en sus virtudes y buenas obras de una vida larga, pero se
condenó a si mismo mientras él ladrón con un corazón humilde y quebrantado, arrepentido
por sus pecados la tenía intención de seguir cualquier penitencia hasta el último día de su
vida y Dios viendo sus buenas intenciones, le perdono mientras al viejo asceta le condeno
por su actitud arrogante. Dios aprecia más un pecador humilde qué un fiel devoto pero
enorgullecido. Los hombres también pueden perderlo todo por presumir al igual que han
perdido los ángeles caídos cuándo fueron echados del cielo ...Tomar nota de este relato
para qué todos los esfuerzos ascéticos de una vida no queden en la nada. Leer a
continuación
otro caso de un ascético que vivía en un monasterio y que ha adoptado un huérfano de 3
añitos. El abad le enseño al joven vivir una vida en austeridad digna de un místico. El
ascético era sorprendido de todo lo que hacía el joven. Pasaba todas las noches en
oraciones, durmiendo poco y comiendo solo lo suficiente para vivir. Toda la comunidad se
alegraba de ver la vida exquisita del joven considerándole un santo y dando gracias a Dios
por tenerle en la comunidad. Pero el joven enfermo y murió a los 18 años y le enterraron.
En los siguientes días, el Abad rezaba al Señor que le descubriera en qué lugar está el alma
del joven. Dios le descubrió al acético que el joven padecía en el infierno. Entonces el viejo
estalló a llorar diciendo:
-Oh Señor misericordioso, ¿qué injusticia es esta? porque este joven ha seguido una vida de
ángel y tenía muchas buenas obras además de que muchas veces su comida era solo unas
hierbas y poco pan? Pero en seguida una voz le contesto:
-Oye viejo no blasfemas a Dios, porqué el Señor es justo y nunca comete ninguna
injusticia. Al niño le has enseñado todo para seguir una vida santa, pero no le enseñaste la
humildad. Por lo tanto, el joven se consideraba ya de antemano un santo y por razón fue
condenado, porque Dios es misericordioso, pero también es justo y está en contra de los
orgullosos.
Este conmovedor hecho real se ha escrito al final para qué se tome nota y que no se
enorgullezca nadie, aunque haya cumplido con todos los mandamientos del Señor.
Lo que dijo San Juan Bautista” Es preciso que él crezca y que yo disminuya “Esta es, pues,
mi alegría, que ha alcanzado su plenitud” (Juan 3:30) refleja muy bien el estado de los
corazones humildades.
El capítulo 9
El afán desordenado de poseer riquezas, nace dentro del corazón el deseo de tener y
acumular más de lo que uno necesita. Lo peor de todo es que nunca no puedes saciar el
avaricioso porque, cuanto más tiene más quiere. Igual que el mar en el cual desembocan
muchos ríos, pero por mucha agua que lleve no termina nunca de llenar el mar. San
Pablo llama la codicia como el comienzo de todo los abusos e idolatría. De todas las
transgresiones no existe una más inhumana que la avaricia. El que valora el oro más que a
los demás, tiene pocos sentimientos de amor y respeto incluso para sus propios padres o
hermanos y no desea otra cosa que no fuera el dinero. Por lo tanto, Dios les decía a los
apóstoles qué es muy difícil qué un rico entre en el Reino de Dios. No esperes ninguna
ayuda de parte de personas que nada les contenta, porque no llega nunca tener suficiente, y
nada les saciarán, estarán siempre de malas ganas incluso con el mismo, ni tendrá
compasión alguna hacia el necesitado. Es como una hucha que recibe todo lo que depositas
en ella, pero no te da nada de su contenido. Pero si se rompe, es decir, cuando llega la hora
de su muerte, entonces se quebranta y deja todo, y cuando ya no se tiene cuenta de su
voluntad. Lo mismo le pasa al avaricioso que recibe todo y lo guarda para él hasta el día de
su muerte. Entonces en contra de su voluntad la fortuna que ha acumulado con esfuerzos se
queda en manos de los herederos y de los que no quisiera ni hubiera dejado nada. Todas sus
vidas han amado el dinero más que a Dios, pero ahora el dinero no le devuelve nada. Los
demás transgresores y apasionados, no han tenido ni mucho menos una vida santa que les
beneficiara a sí mismos, pero por lo menos han servido y han sido útiles para los demás.
Pero el avaricioso por su codicia es el más pobre de todos. Todo el oro que tenga no lo
utiliza ni para sí mismo y tampoco para ayudar a los demás y en muchas ocasiones la
herencia cae en manos de sus enemigos. Al avaricioso nadie le quiere incluso sus propios
hijos le odia y le desea la muerte para quedarse con su fortuna. Judas ha vendido al Señor
Jesús Cristo por 30 monedas de plata. Jesús dijo con mucha pena sobre Judas que era
mucho mejor que este hombre no hubiera nacido. Cuando no deseas dinero ni cosas de
valor tienes infinita paz en tu corazón. Pero deseando las riquezas de este mundo, tu
corazón sufre pena por no poder tenerlo, y si por fortuna alguna vez consigue dichosa
riqueza, se instala el miedo de no perderlo dentro del corazón. Tener riqueza o no es un
sufrimiento que no genera ningún consuelo, pero si el día mañana te despides de este
mundo entonces iras no solo con las manos vacías, pero también cargado de pasiones y
pecados por los cual se te preguntara de cada uno en particular. Oh miserable... de que te
sirve todo el oro que has acumulado.? Recuerda la parábola de Lucas (12 .16) que nos dijo
Jesús; «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; “¿Qué haré, pues no tengo
donde reunir mi cosecha?” Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y
edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma:
Alma, tienes muchos bienes en reserva para
muchos años. Descansa, come y banquetea.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche
te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?” Esta es la única verdad
que debería recordarlo todos los que ama la riqueza. El pensamiento que un día te vas a
morir y lo vas a dejar todo enfrenara tu deseo de tener mucho de lo material, para inclinarte
más bien hacia el espiritual, y puede que el hecho de que nos vamos vacíos de este mundo,
sea suficiente motivación para difamar la riqueza y conformarse con lo que tengamos sin
olvidar de agradecer a Dios por todo lo recibido. Además, que al morir no sentirás tan
enorme pena por despedirte de una fortuna qué incorrectamente lo hayas conseguido, ni
tampoco alguna satisfacción de que fuera conseguido honestamente porque ¿de qué te
servirá todo el dinero del mundo cuando serás alimento para los gusanos dentro de una
tumba, mientras que tú familiares y herederos lo disfruta y lo reparten entre ellos hasta que
les tocara lo mismo? Tan solo en vida tu dinero puede ser de gran ayuda, pero no cuando te
jactas del dinero, sino cuando lo repartes entre los pobres y necesitados que no tienen ni
para comer. Es un gran pecado tener más de lo que necesites, cuando eres indiferente a los
desfavorecidos y no ofrecer ayuda a los necesitados. La avaricia también tiene otras siete
particularidades parecidas. Primera es la roñosería, que te determina acumular más de lo
que necesita uno para vivir sin compartir nunca con los más desfavorecidos. Segundo es un
trastorno que nace por el miedo de no perder la riqueza, como también el impulso de tener
más y más dinero. La tercera particularidad es el abuso, empleado con el mismo propósito
de ser aún más rico. El cuarto es la mentira y el engaño para conseguir los bienes ajenos. El
quinto es el falso juramento con el mismo fin, el sexto es el engaño y la fraude y lo último
es la traición, dónde tenemos que recordar como ejemplo a Judas Iscariote. Se considera
siempre un pecado cuando dispones de medios, pero te niegas en ofrecer ayuda a quien lo
necesite. Es pecado cuando tu riqueza ha sido robada y ha causado daño a terceros
También se considera pecado cuando por mucho afán de conseguir más riqueza trabajas
incluso los domingos y no cumples con el mandamiento de Dios: “Respetar el día del
Señor”. La avaricia es un tirano que separa tu alma de los bienes eternos al cambio de unos
placeres temporales de cual solo puedes disfrutar muy poco tiempo. Todos los bienes
prometidos de Dios no se les dan a los avariciosos sino a los pobres en espíritu que han
renunciado a los placeres mundanos para conseguir los eternos. Es decir, a los pobres de
pasiones y pecados. Los avariciosos en cambio recibirán el castigo eterno. Trata de
averiguar cuánto daño te causará la fortuna que ahora tienes, pero el mundo de más allá
cuando no la verás más y además será sustituida por tormento eterno. No te hagas ilusiones
en disfrutar esta vida en riquezas, porque tras la muerte pierdas el Reino de Dios, porque
donde tiene el hombre la fortuna tiene su corazón y es imposible que alguien puada servir a
dos amos, al Señor y en el mismo tiempo a mamona. Si eres pobre y solo piensas cómo
hacerte rico también es otra clase de avaricia espiritual que se somete a la misma pasión y
deseo de enriquecerse y se considera incluso mayor pecado que lo escrito más arriba
porque no agradecer a Dios por la salud y la vida a pesar de estar en una situación de
pobreza, es como perder el mayor mérito que un hombre pueda hacer, incluso más que las
buenas obras de caridad si tuviera dinero. Los filósofos antes, por esta razón odiaba la
riqueza qué tanto les alejaba de la sabiduría y las virtudes sin poder conseguir la
iluminación de Cristo y por eso escogían siempre la pobreza a pesar de que se les ofrecía la
riqueza. Tú deberías conocer está verdad y pasar de buena voluntad a las buenas obras
agradeciendo por todo lo que tengas al Señor nuestro Dios considerando la pobreza como
un medio seguro de la salvación de tu alma. Todos los Santos Padres han vivido una vida
de austeridad, con poca comida y bebida usando ropa simple intentando imitar un poco la
vida humilde de Jesús Cristo. Debería recordar todos nosotros lo que está escrito en la
Sagrada Biblia sobre un cierto hombre Ananías y su mujer, Safira que, en apariencia,
seguía la conducta de otros creyentes cumpliendo con el donativo, pero Ananías y su mujer
han perdido la vida por mentir al Espíritu Santo, a causa de su avaricia. En el pasaje de
Josué, se describe el pecado de Hacán, que robó secretamente del botín de Jericó, sabiendo
que pertenecía a Dios y éste lo castigó con la misma muerte. Judas Iscariote, es otra víctima
conocida de la codicia. De siempre la pobreza ha sido una vía más simple para conseguir la
salvación del alma, y es porque los pobres están agradecidos continuamente al Dios
Todopoderoso a pesar de su malestar y todo el apoyo está respaldado en Jesús Cristo. Por
lo último si eres rico debes considerar tu riqueza como dice en el Eclesiastés “vanidad de
vanidades, toda vanidad” que no merece la pena desearla y comprar con ella la condena
eterna. Muchos santos han sido ricos y han terminado su vida en pobreza renunciando a
todo. En un solo día se puede perder todo y ¿a quién dejarás la fortuna que tienes? Cuando
tu cuerpo que tanto has cuidado con todo tipo de placeres se lo comerán los gusanos, el
dinero lo repartirán los herederos incluso llega ser repartido en manos de tus enemigos, y tu
alma que vale más que el mundo entero será arrastrado al infierno dónde los demonios son
implacables y crueles. Haga caridad con el dinero, para que tú corazón no sea herido de
esta serpiente llamado codicia. porque lo que repartes a los pobres nadie te lo puede quitar
y será una fortuna en los cielos. Leer a continuación un hecho terrible de un avaricioso.
En Italia en una localidad que se llama Spalato se conoce un lago muy hondo llamado el
Lago del campesino. El campesino era un hombre rico pero avaricioso, que no permitía
ningún pobre acercarse a su puerta de lo roñoso que era. Los pobres y los desfavorecidos
nunca conseguida ni un trozo de pan siquiera de su casa. Un día cuando estaba trabajando
junto a sus hijos se acercó a su casa un pobre con un aspecto de ángel y pidió a su nuera
algo de comer. La nuera en cambio, tenía un buen corazón así que le dio todo lo que quería,
pero le pidió que se vaya antes de que llegue su suegro para no formar un escándalo por
haber hecho misericordia con él. Entonces el ángel le dijo que esta noche Dios va a castigar
el inmisericorde y dueño de esta casa de forma que, cuando vea emanar agua dentro, que
no espere más, que coja un niño y que se alejara cuanto antes. Entonces la mujer después
de la cena, vio emanar como una fuente de agua en interior de su casa. Así que se llevó a
los dos niños y fue corriendo hacia el monte. El caserío se inundó y se tragó a todos
ahogándoles, pero también un río de agua seguía a la madre de los dos hijos, por no
obedecer al ángel y haberse llevado a los dos niños. Entonces la mujer entendió que la
voluntad de Dios era de solo llevar un niño y dejó al otro en el suelo, para ser castigado
según el juicio divino de Dios debido a la poca fe de su padre. Hasta el día hoy este lugar
existe y está acorazado para impedir el paso y que nadie se ahogue más allí. Si por ser tan
inmisericorde, Dios le ha dado tal castigo, entonces ¿cuál sería el castigo por abusar y
explotar a los pobres? y poner intereses muy altos al dinero prestado, y por comprar
productos sueles pagar mucho por debajo del precio justo. ¡Oh codicioso! ¿Por qué no
temas por tu alma que arderá eternamente en el infierno que es el lugar donde reina la
muerte, un lugar donde están atormentados según la justicia divina los demonios y todos
aquellos que han enojado a Dios por ser insensibles e ignorantes? El infierno pertenece más
bien para los demonios, porque ellos nunca se arrepentirán, tras de la puerta de infierno
solo queda la desesperación, el patio que tiene son los cerrojos, las ventanas son las
oscuridades más profundas, la mesa la peste y el mal olor, la comida es el hambre y la
bebida es la sed, el reloj es el llanto y el aposento es la llama sin apagar, donde el consuelo
es el rechinar de los dientes y el atormento sin cesar. Y todo esto no es nada a comparación
con la separación de Dios para estar siempre en compañía de los aterradores demonios.
¿Porque no temes a Dios y Le pidas perdón? porque nunca es tarde para recibir la
misericordia del sublime Jesús Cristo mientras que para morir nunca es demasiado pronto.
Porque no obligas a tu corazón mirar con compasión hacia los desfavorecidos haciendo
toda la caridad que puedas, para librarte del terrible juicio final dónde las lágrimas tardías
serán ignoradas, los lamentos no escuchados, el fuego no se apagara, el duelo incesante, la
angustia inconsolable y el sufrimiento eterno. No solo en la otra vida Dios castiga el
inmisericorde pero también tenemos acontecimientos de hechos reales que han sucedido en
esta vida, que muestra cuanto odia Dios esta pasión. En los años 1516 en Florencia hay un
monasterio llamado San Marco dónde vivía un ascético Antonio. Era un hombre devotó,
muy y muy sabio. En una noche escucho mucho ruido en la calle, y salió a preguntar qué
estaba pasando. Parecían jinetes con sus caballos y sombras oscuras, pero nadie contestó
ninguna palabra. Entonces Antonio les conjuro en nombre de Jesús Cristo que dijeran
quiénes son. Entonces ellos contestaron” Demonios somos y vamos a por un hombre muy
rico para traerle al infierno porque el Señor lo permite para que sea ejemplo para otros”
Vale, después de cogerle volver a pasar por aquí” les ordenó el sacerdote. Sobre la primera
hora de madrugada el ruido era aún más tormentoso, y había un hombre atado y arrastrado
por un caballo y que recibía todos tipos de insultos y golpes. El demonio le decía a los
demás: “mirad al prestamista que sangra a los huérfanos y a las viudas”. Antonio no pudo
decir ninguna palabra por el miedo qué tenía y paso todo el día triste de lo que había visto.
El día siguiente los hijos de este padre avaricioso le pidió al sacerdote para que vaya al
pomposo entierro de su padre y que diga unas buenas palabras en memoria del difunto. El
padre Antonio también les pidió a los hijos que les enseñé el cuerpo sin vida. Pero ellos
encontraban muchos motivos para no abrir el ataúd. Entonces el sacerdote les dijo; A mí
me vais a engañar villanos...Esta noche he visto a vuestro padre pasando vergüenza y
sufrimiento cuando los demonios se lo llevaron al infierno y lo mismo os pasará a vosotros
de no ser que devolváis lo que habéis quitado a los pobres y no os vais arrepentir por
vuestros pecados. Los hijos avergonzados de este descubrimiento inesperado dejaron los
gastos y el funeral sin hacer y se fueron. En otro caso real, Kesarie cuenta en un libro, qué
un hombre amaba mucho el dinero y pidió a su mujer que guardara en el día de su entierro
una bolsa llena con monedas de oro, pero que no se enterara nadie. Pero alguien lo
averiguo y después de que murió el codicioso. a la noche siguiente d del entierro fueron a
por el oro. Pero al abrir el ataúd se llevaron un susto de muerte. Había allí dos demonios
encima del cadáver, uno sacando el oro y el otro metiéndoselo en el pecho rajado como en
una autopsia diciendo “toma y sacia tu corazón con el oro qué has amado toda tu vida”. Los
ladrones huyeron asustados buscando a quien contárselo.
Un obispo después de cenar con su familia se durmió y tuvo un sueño donde decía que se
encontraba antes el diván de Jesús Cristo y allí se le acosaba de muchas injusticias que él
ha cometido durante su vida a cuál él no podría defenderse por ninguna acusación ni
negarlo. Entonces escuchó la sentencia aplastante de llevar su alma al infierno, y que lo
entregarán a los demonios porque nunca ha abandonado el pecado ni se ha arrepentido. Al
despertarse fue a la iglesia y se lo contaron a los monjes. Los hermanos le aconsejaron
dirigirse al padre confesor y hacer una confesión general, con mucha penitencia para
conseguir el perdón. Pero él decía que no es posible que haya salvación para él y se negaba
arrepentirse. Le acompañaron entonces a su casa y cuando tuvieron que cruzar un río,
vieron acercándose un barco vacío muy diferente como no se haya visto nunca antes. Pero
él veía y decía que el barco está lleno de los demonios que han venido a por él y en un
instante han desapareció los dos, él y el barco. En otra ocasión un hombre rico estaba muy
enfermo y esperaba la muerte. Entonces pidió a su siervo qué sacará alimentos y cereales
de su bodega para dárselo a los desfavorecidos. El servidor le obedeció perro no encontró
alimentos sino solo había serpientes. El enfermo al escuchar que encontró su criado estalló
a llorar devolvió todo lo que le había quitado antes a los pobres, confesó y después de
haber tomado el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El último deseo fue que tirara su cuerpo sin
vida tras la muerte, para que se lo comiera aquellas serpientes y de esta manera pagar
por sus pecados para que no tenga que sufrir para siempre en el infierno. Así se ha hizo y
las serpientes no tardaron en comerle con la carne y los huesos enteros sin que sobrará nada
de él. Los avariciosos además son considerados ladrones y sanguijuelas por la manera que
sangran a los más desfavorecidos mientras que ellos se sacian comiendo y se hartan de todo
lo bueno dejando los pobres que se mueren de hambre. Pero pobrecitos y desamparados
serán ellos, porque solo disfruta temporalmente del manjar, y al cabo de esta vida corta
pagaran por haber explotado y causando sufrimiento y trabajo a las viudas y huérfanos y su
recompensa será la angustia y el tormento junto a los crueles demonios a quienes haya
obedecido.
Capítulo 10
En este capítulo hablamos sobre la lujuria. San Pablo en epístola a los Romanos
dice; “Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, la casa donde descansa Dios. El que
derrumba esta casa, también Dios le aterrara a él. Todos los demás pecados ensucian el
alma solamente, pero la lujuria el adulterio profana las dos partes, el alma y el cuerpo
junto. La belleza del cuerpo es mentirosa y engañosa porque con poca dulzura ciega al
hombre y le despoja de la vida celestial. Las relaciones íntimas se hacen según los
mandamientos de Dios con el acuerdo de las leyes escritas de nuestros santos padres y no
son considerados pecados. Pero la lujuria es un pecado mortal que se puede evitar
fácilmente si se evitan los lugares donde se comete la lujuria. El que se imagina qué solo
podría probarlo, pero luego se apartarse de esta pasión, definitivamente se engaña a sí
mismo. A un viudo le cuesta abstenerse mucho más que a un joven que no haya conocido
todavía los toques íntimos. El apetito sexual es considerado como un caballo desenfrenado.
Para poder tener controlado este deseo trata de no ofrecer al cuerpo más de la comida
necesaria para vivir sin ser comidas y vinos exquisitos. El que se corrompe con este pecado
mortal, luego lo tendrá muy difícil encontrar el camino a la penitencia, ni podrá levantar los
ojos al cielo en oraciones, más bien se semejará a los animales de la tierra, cegado a la
verdad y ansioso de cometer pecados que ni los animales jamás lo hayan hecho. San Pablo
dice claramente en una de sus epístolas, que no se engañe los adulterios sodomitas y lo
desenfrenados que no heredaran el reino de Dios. La materia de qué está hecha la lujuria es
la avaricia por saciar el deleite del cuerpo. Como consecuencia y causa del abuso es
disminuir la vida y despreciar toda la buena obra. Para no caer en esta pasión, debe alejarse
de ella al igual que evitas el fuego para no quemarte. No cuentes con tu larga abstinencia
porque la lujuria tiene influencias letales y hombres con virtudes llevando vidas muy
decentes han sido víctimas de esta pasión. De este pecado sólo se puede librar los que
huyen y evitan el contacto con las mujeres en el público para evitar de esta manera llegar
con ellas a la intimidad. La bonita palabra de una mujer prende la llama del deseo Y solo
muy pocos hombres han podido librarse del deleite de esta pasión y no pagar tributo al
diablo por la lujuria incluso a nivel de la mente o el pensamiento. Este pecado está
castigado por hacerlo, pero también se castiga el apetito y todo relacionado con el
propósito de seducir. Es un fuerte combate entre tu mente y el deseo sensual, puedes ser
víctima y estar en gran peligro si no sigues los siguientes consejos. En primer lugar, pedir
al Dios Todopoderoso que te ayude luchar contra el deseo de la carne, evitando que tus
ojos y tu mente abra la puerta y mire hacia esta pasión que debilita tu voluntad y te anima
cometer el pecado. Cuando ya te decides hacerlo es igual de pecado en tu corazón como si
ya lo hubieras hecho en realidad. A la primera vista ha surgido el deseo, luego nace la
pasión que doblega la voluntad y termina con el acto de cometer la lujuria. Si no la
hubieras visto, nada hubiera pasado. Nuestros padres Adán y Eva vieron que el árbol era
bueno para ser comido, hermoso a la vista y deseable para alcanzar la sabiduría. Pues Eva
se tomó el fruto prohibido y le dio a su marido también, qué obedeció confiado a las
insinuaciones de la mujer y comió del árbol también. Y en consecuencia los dos fueron
condenados. Vemos a David el profeta que después de haber visto a la Besaba cometió el
adulterio. A su hijo Solomon le ha pasado lo mismo. Muchos hombres santos y virtuosos se
han herido el corazón mirando la belleza de alguna mujer ya lo han perdido todo por la
engañosa pasión incluso aún después de haber cometido el pecado, algunos no se han
rehabilitado más. En conclusión, no mires nunca una mujer apasionadamente y no pienses
en su belleza ni en sus líneas. En el evangelio de Mateo capítulo 18 se dice “Si tu ojo te es
ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo fuera de ti; que más te vale entrar en la Vida eterna
con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado al fuego eterno. “Aquí se refiere
precisamente a no mirar lo que te puede perjudicar. El oído es otra ventana abierta, al
corazón donde la voz bonita y las palabras parezcan un cantó precioso de mujer que
enamora a cualquiera. El buen olor de las rosas que suelen llevar siempre las mujeres y los
vestidos y perfumados es otra causa de atracción. Si no se evita ir en lugares íntimos donde
a continuación surge el tacto y el suave toque de la mujer, sería imposible no desencadenar
la caída en la apasionada lujuria. A los clérigos se le aconsejaban ir de visita acompañados
cuando se trataba de visitar a mujeres y viudas. Los que conocen estos posibles peligros
saldrá vencedor contra la tiranía de la lujuria que es el demonio disfrazado en deleite.
Como es imposible tocar el fuego y no quemarte, con las mujeres tampoco es posible
relacionarse sin sentir atracción por ellas. San Juan Bautista ha sido bendecido en el vientre
de su madre y se ha criado alejado de todo el mundo para superar las tentaciones del
cuerpo, y tú crees que relacionándote con mujeres te vas a librar de la pasión carnal, ya que
solo con mirar en tu corazón hayas cometido el pecado de verla y desearla. No toméis mal
estos consejos porque sabemos que en realidad muchos clérigos y buenos cristianos han
caído en estas pasiones y han llegado ser la vergüenza de todo un pueblo. En fin, lo último
que tienes que cuidar más que la vista el oído y el olfato es el vino y las buenas comidas.
No comas ni bebas sin moderación, porque el ayuno y el enfrenamiento son los únicos
medios para resistir a las tentaciones de la carne. Todos los santos han tenido una vida
austera para evitar las tentaciones, pasando la noche en oraciones, durmiendo poco
vistiendo siempre mala ropa. Nosotros los pecadores de poca fe, en vez de disminuir este
fuego, lo alimentamos aún más con mejores comidas y vinos y le ofrecemos todo el deleite
posible a nuestro cuerpo. Para apagar el fuego saca la materia que le alimenta este fuego. El
que disfruta una vida noble y quiere superar las tentaciones de la lujuria es como intentar
apagar el fuego con aceite. La segunda arma contra el propio cuerpo es alejar nuestros
malos pensamientos en el momento que entra en nuestra mente. Si lo consigues echar de tu
mente y no lo recuerdes más sustituye estos pensamientos por algo qué te puede dar fervor
y humildad espiritual. Prevenir un incendio es más fácil que intentar apagarle, pero si los
pensamientos persisten no tardes en recurrir a las oraciones y pedir ayuda al Señor Jesús
Cristo, al igual que si estuvieras en una tormenta y tu vida corriera peligro. Así rezando,
con oraciones y salmos, con el Padre Nuestro, recordando lo que ha sufrido nuestro Señor
Jesucristo en su pasión para librarnos del infierno. En tus oraciones siempre debes de
recurrir también a la Virgen María para ayudarte vencer las tentaciones. Para este pecado
es preciso acudir al sacerdote donde confiesas habitual, aunque no lo hayas cometido con el
hecho y solamente has recibido su dulzura y el placer en tu mente que también se considera
pecado. Recuerda como Dios Ha quemado las 5 provincias de Sodoma, y la ciudad de
Saquen lo ha arrancado de sus cimientos y al pueblo de Benjamín lo ha borrado de la
historia. La lujuria sobre todo ha sido el pecado castigado con un diluvio qué ha ahogado a
todos excepto a Noel y su familia. Es un pecado que nunca sacia al cuerpo y no es posible
practicarlo solo por un tiempo luego dejarlo, porque esto es casi imposible, porque cuanto
más lo practiques tu cuerpo más lo desea, tu voluntad debilita y las tentaciones aumentan.
Si no estás en contra de la costumbre pronto se convertirá en una necesidad y adicción.
Trata de un principio impedir qué estás raíces broten en tu corazón y en cuanto más luchas
en contra de esta pasión, más fuerte estarás porque has vencido al demonio, entonces al
igual que el Señor cuando venció las tentaciones del demonio en el desierto, los ángeles de
Dios se acercarán a ti también para servirte. Pero si no logras superar y enfrenar tu deseo
sensual, y probaras la dulzura del pecado que además se pasa tan rápido como un rayo, tu
conciencia quedara amargada mucho tiempo. ¿Cómo no te avergüences del ángel de la
guarda que siempre tienes a tu derecha y te cuida en todo momento?, aún más te digo.
¿Cómo no te avergüences antes Dios Todopoderoso que está en todas partes mientras tú te
atreves a pervertir tu cuerpo olvidando que el Señor ha padecido suplicios indecibles en su
pasión para que todos tus partes del cuerpo se haga miembros del Cuerpo de Cristo en
espíritu de la verdad a través de los santos sacramentos que nos ha dejado, de lo cual el
bautismo es el primero, la confesión y la comunión con el santo cuerpo y la sagrada sangre
de Jesús Cristo sin las cuales no se puede nadie salvar. Mientras habías guardado la pureza
de la virginidad eras semejante a los ángeles en el cielo, pero cayendo en la lujuria has
convertido tu imagen a la misma de los cerdos revolcándose en el barro... Mira que belleza
y qué olor le queda el cerdo al salir de la basura, pero tú has ensuciado algo de mucho más
precio que tu cuerpo, que es tu alma, a cuál no podrás lavar con el agua, si no solo con
muchas lágrimas de arrepentimiento. Una alternativa de librarse es de cometer la
fornicación es posponer el momento del acto para otro momento en el futuro si acaso. Una
vez superada la tentación piensa cuánto has ganado y qué provecho has conseguido no
haciendo caso al deseo de la carne. Pero si hubieses cometido el pecado, la dulzura y el
placer se hubiera disipado al igual que al despertar de un sueño bonito, y solo te hubiera
quedado lamentar y llorar tu pecado además lo que es aún peor, recibir la condena del
fuego eterno al final de tu vida. Maldito demonio de los placeres carnales, que por un
placer de unos momentos arrastras tantas mujeres y hombres al infierno. Jóvenes y
mayores, abrir por favor los ojos y por bien de vuestras almas, de no cometer este pecado
mortal para no caer en las trampas que os tiende el diablo. Recordar que algún día vamos a
morir y que podemos llegar a padecer el eterno sufrimiento debido a nuestra ignorancia. La
apariencia tan bonita y encantadora de la persona que deseas, pronto tendrá aspecto de un
cadáver en putrefacción con mal aspecto y olor. Hay una historia donde se cuenta que un
monje joven tenía el corazón herido de la belleza de una mujer y siempre se obsesionaba
con ella. Un día un amigo suyo vino a verle y le dijo qué aquella mujer se murió
inesperadamente. Entonces él monje fue al cementerio en una noche con una toalla y
limpio el cuerpo descompuesto de la difunta, con una toalla. Desde aquel día cuando volvía
a tener deseos y ganas carnales buscaba aquella toalla y se reprendía así mismo diciendo;
Toma fornicario y disfruta del cuerpo y del buen olor de la putrefacción en el cual tú
también te vas a convertir algún día. Así ha conseguido el monje superar la tentación del
diablo de la lujuria y dando gracias a Dios ha pasado más tiempo en oraciones. Nuestro
cuerpo no tiene un aspecto tan precioso sin la piel que le cubre. Imagina un fuego que no se
apaga nunca, que te quemara eternamente a causa de este pecado que has cometido. ¿Qué
aspecto lamentable tendrás entonces? Piensa que esto podría ser la realidad del día de
mañana mismo, y de esta forma renunciaras más fácil al pecado carnal. También
recordamos el caso real de un monje que recibió una mujer para pasar la noche en su celda
por el temor de que pudiera ser víctima y presa de los animales estando desamparada y sola
en la noche. Pero la mujer tenía la intención de seducirle. Al ver el monje en qué peligro se
encontraba puso la mano directamente en la llama de una vela y aguanto hasta que la
habitación tenía un olor fuerte de la piel quemada. Asustada por la reacción inesperada del
monje, la mujer se murió de un infarto. Pero en la mañana siguiente y gracias a las
oraciones del monje, la mujer ha sido resucitada con el poder de Dios y tras esta
experiencia la mujer cambio su vida por completo incluso recibió el bautismo de Cristo.
Pero si tú no puedes superar el deseo de la pasión capital del cuerpo, pon solamente un
dedo en la llama de una cerilla entonces si puedes soportar el dolor ¡que vayas a cometer el
pecado! Pero si no puedes soportar el dolor ni con un solo dedo ¿cómo podrías soportar el
fuego sin apagar del infierno? La belleza de una persona que el mismo Dios ha puesto
sobre lo creado no se utiliza para ensalzar tu mente ni presumir del don recibido de Dios,
sino para que conozca al creador, y en cuanto más hermosa la belleza más agradecimiento
de debe a Dios por la infinita generosidad y por el amor depositado en todo lo creado.
Porque la belleza no se debe al cuerpo y no viene por sí mismo, sino es el atributo del alma,
la imagen semejante a Dios, porque cuando el alma abandona el cuerpo toda la belleza
desaparece. El alma es la belleza semejante a imagen de Dios qué adorna el encanto de un
cuerpo con vida. Con los años la juventud se pasa y nos encontramos que la piel y los
miembros del cuerpo que antes parecían hermosos, ahora han perdido la belleza. El profeta
Isaías grita a voz alta” Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo”. Por
la mañana espléndida y por la noche se marchita. Tú cuando vez un rostro de una mujer
hermosa, imagina también cómo será de bonita dentro de cincuenta años. No cuenta con la
apariencia del presente, si no en el aspecto que tendrá después de la muerte. Como el cielo
es parece más bonito que la tierra también el alma es más hermosa que todas las demás
cosas de la tierra. Si fuera posible detectar la belleza de un alma con nuestros ojos,
hubiéramos ignorado todas las otras maravillas del mundo. Pero Dios lo ha ocultado a
nosotros la belleza del alma para que no ser tentados en la soberbia que fue la misma causa
de caída a los ángeles por haberse enaltecido en contra de Dios. Mi exhortación es de
embellecer vuestras almas con virtudes y buenas obras para ser realmente de agrado a Dios
y no a los hombres. Si quieres ser lindo, entonces lava tu alma con las lágrimas del
arrepentimiento y regocija tu cuerpo con oraciones y ayunas. Aquí serás despreciado por
los demás si vas a seguir el camino acético hacia la salvación, pero solo por un corto plazo
porque la recompensa el reino de Dios será indecible y brillarás como un sol para toda la
eternidad. Sí te preocupas solo por el aspecto exterior de tu cuerpo, pero el alma está sucia
y cargada de pasiones, cuándo resucitaras en la vida de más allá, tendrás un aspecto
desolador. Recuerda la belleza de las hijas de Caín qué ha sido la causa del diluvio y la
muerte de todos. La lujuria disminuye la vida y deteriora la belleza del cuerpo, te hace
desperdiciar la honestidad y te trae enfermedades muy graves de cuál solo escaparás con la
ayuda y la misericordia del Señor. Pedro Dañinos escribe en un libro, un cuento terrible
qué ocurrió en un pueblo conocido de Parma, en una noche de 14 de octubre cuándo se
celebraba dos Santos Patrones de aquel lugar. Había un hombre que salió a trabajar muy
temprano. Otro hombre que iba detrás de su mujer, buscando siempre una ocasión.
Entonces aprovecho para sustituirle en la cama, haciéndose pasar por su marido, y se
acostó con ella, luego antes del amanecer se fue. Al volver a casa el hombre justo y con
temor a Dios, quería ir a la misa para comulgar, pero su mujer le echó una bronca por no
haberse enfrenado la noche anterior y ahora atreverse participar al servicio litúrgico. Pero
él lo negaba y entonces conocieron los dos que el engaño. Entonces la mujer por ser
siempre fiel a su marido, estallo a llorar, luego fue a la iglesia donde pedio al Señor que le
perdonara e hiciera justicia y que descubriera al autor de la lujuria para que todos vean y
comprenda cuánto odia Dios ese pecado. Entonces un diablo entro en el miserable qué
cometió el acto tan deplorable y le tiro contra el suelo unas cuantas veces hasta que le mato
y todos quedaron asustados de descubrir de esta manera la verdad. Otro hombre al cometer
adulterio con una mujer al volver a casa tenía un aspecto demoniaco en su rostro y todos
huían de él. Al darse cuenta de su falta por la transgresión que ha cometido, quería buscar
un sacerdote para confesarse y todo lo que se encontraba de camino a la iglesia, hombre y
animales se alejaba de él por su aspecto horripilante. El mismo sacerdote no quiso abrirle la
puerta pensando que es el diablo, pero el hombre detrás de la puerta lloraba y le contaba lo
sucedido y la causa del aspecto horrible que tenía. Al recibir la penitencia volvió a casa con
su aspecto normal. Muchos milagros se podrían contar más en relación con este pecado,
pero creo que es suficiente con lo que se ha escrito.
Capítulo 11
La ira no es un pecado condenado de Dios tanto tiempo que el propósito no es solo
reprender sino corregir la falta y rehabilitar al pecador. Tenemos como ejemplo a San Elías
del Antiguo Testamento. Pero si tienes una responsabilidad y no tomas medidas cuando
hay una injusticia entonces si cometes es pecado, porque fomenta la maldad y causa daños
para los demás. El mismo Señor Jesús Cristo ha hecho uso del látigo sobre los que vendían
en la casa de Dios y no respetaban las leyes. La ira en general es un pecado cuándo además
de la cólera, castigas alguna persona sin que sea justificado el castigo o es un castigo mayor
de lo merecido. La sentencia tiene que ser justa para que no sea considerada una injusticia,
ni privar al acusado por el derecho de defenderse en un juicio justo. Maldiciendo y
blasfemando una persona es también injusticia incluso el pecado es aún mayor en cuanto la
víctima es inocente. Si le causas a una persona perdida de dinero u otro agravio con el
propósito e buena intención de tu acto pueda llevarle por el buen camino en conocer la
verdad con el fin de que el hombre pueda cambiar su vida, no es considerado un pecado.
Los soberbios son los que más se enfurecen por causas e intereses propios. En realidad,
toda persona qué comete injusticia causa más daño si mismos que a la víctima. Si deseas
vengarte de alguien, recuerda que sobre ti cuelga un mal mayor y que nadie podrá hacerte
más daño de lo que estás haciéndote tú mismo. Debería no pensar ni un momento tomar
venganza sobre alguien ni por si te han causado algún daño muy grande, porque todos
somos miembros del mismo cuerpo de Cristo y tenemos como deber tener compasión uno
de otros. Esfuérzate mejor no enojarte contra el prójimo, aléjate un tiempo de él hasta que
lo podadas olvidar y perdonar. El señor dijo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los
que os persigan, para que seáis dignos de ser hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir
el sol sobre malos y buenos, y trae lluvia sobre justos e injustos. En momentos de ira, no
tomen decisiones precipitadas, pero reza por no perder la paz interior. Abba Agatón ha sido
preguntado ¿porque el demonio le temía a él? El abad respondió que, desde el momento
que se convertido al monaquismo, nunca se enfurecido ni hablo mal contra nadie. Antes del
que sea de noche, se encontraba reconciliado con su hermano, para no entristecer le.
Siempre tendrás estas dos alternativas cuando alguien te causa alguna injusticia; te alejas
de aquella persona hasta que se le pase la ira. Hablas con él en espíritu de la humildad y le
calmaras. Pero lo más difícil es callarse y rezar por tu enemigo antes de discutir con él y
Dios apreciara tu humildad. Pero si el tormento que sufres se debe por alguna falta tuya,
deberías saber qué el Señor te lo ha enviado para la aflicción de tu corazón para conseguir
el perdón de tus pecados. En conclusión, debes agradecer a Dios incluso por lo malo
recibido, al igual que Job del Antiguo Testamento, el justo que aguanto siete años de
sufrimiento y enfermedad más la pérdida de los hijos, amigos y los bienes materiales, sin
decir ninguna palabra en contra Dios en todo aceptando la voluntad del Señor. El rey David
que ha sido perseguido de Saúl y de su propio hijo, ha sufrido tantas injusticias, pero les ha
perdonado a los malhechores, sin recordar el mal que ha sufrido por ellos. Los apóstoles se
han alegrado y han bendecido a Dios por que han sido dignos de sufrir por su nombre. Con
la misma alegría y el amor han aceptado derramar su sangre en nombre de Cristo
entregándose al martirio siguiendo seguido el ejemplo de su Maestro y Salvador. Porque no
tomas el ejemplo de los santos mártires para seguir el camino difícil y estrecho que te lleva
a la salvación. Odia todo lo que te produce la ira porque el odio hacia tu prójimo te
separara de Dios, cegara tu conciencia, el conocimiento del bien desaparecerá y solo te
quedara el mal por conocer. Además, que los furiosos no suelen tener buena salud y
termina hundiéndose tarde o temprano, a causa de su propio rencor y odio, porque la ira
destruye la paz interior del corazón qué es lo más valioso que tiene el hombre mientras
vive. Sin la paz interior tu vida es un tormento y un sufrimiento donde todo lo que te rodea
está mal y corrupto. Cuando un alma pierde la paz interior deja atrás la puerta abierta para
que el diablo entre y se apodere de su hogar. Qué puede ser más lamentable que una
persona cometa actos de locura a causa de su ira que no es capaz de dominarla. No es
cristiano el que no tiene el propósito de seguir a Cristo con el ejemplo de un corazón y una
vida humilde y no intenta contener su ira. Mejor ser humilde y permitas que la gente haga
lo que quieran contigo aquí en la tierra, pero en los cielos Dios te recompensarán con la
vida eterna. De lo contrario, por tus actos violentos, las personas evitarán el contacto
contigo y tu nombre se borrará del libro de la vida. La furia es la soga de cuál el diablo tira
fuerte para abajo para arrastrarte al infierno, pero el manso y humilde de corazón corta esa
cuerda con la navaja de la humildad, cuya piedra que la afila se llama Jesús Cristo y cuyo
filo son las buenas obras. "¡Bienaventurados los mansos de corazón, porque ellos poseerán
en herencia la tierra y bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios!" Un hombre se convierte en un sabio si nunca mira el mal, ni juzga
al malhechor como a un tirano, sino le ve como a una víctima del diablo de cual tiene
compasión, y reza por el según nos ha enseñado Jesús Cristo nuestro Salvador de hacer un
bien a los que nos hacen mal. Cada mañana piensa y decide soportar cualquier injusticia
que puedan hacerte los demás, preparado a recibirlo como merecido por tus pecados de la
misma mano de Dios, que te ofrece la posibilidad de que te salves y heredes la vida eterna.
Capítulo 12
La gula es un apetito desordenado del cuerpo y de la mente para comer y beber en exceso
buscando el placer del paladar. Según el Evangelio de Mateo la gula es considerado un
gran pecado que también ha sido la causa de la desobediencia de nuestro padre Adán.
También la gula ha convertido el pueblo israelí en idólatras que se han separado de Dios
por satisfacer sus vientres. La gula aumenta mucho el deseo de la carne que pone en peligro
todas las demás virtudes y buenas obras. Dios no ha creado al hombre para que se harte de
comer, sino para comer y mantenerse con vida. La gula es una ventana abierta a muchos
pecados, dice San Gregorio el Teólogo y la clasifica en cinco partes. El tiempo de la
comida, la calidad, la cantidad, la forma de comer, y la preocupación que adhiere por la
comida. La primera tentación es comer antes del tiempo sin la necesidad y sin que sea la
hora adecuada. La segunda tentación es comer las mejores y las más caras comidas. La
tercera tentación es comer y beber más de lo que podamos comer y beber sin saciarse. La
quinta y la última tentación es preocuparse por hacer comidas más ricas y exquisitas, gastar
el tiempo y dinero para una excelente preparación, por lo tanto, esta pasión está incluida
entre los siete pecados capitales. El exceso de vino además de comer, oscurece la mente y
desenfrena la lengua para hablar abominaciones. Esta pasión hace ignorar los
mandamientos de Dios y anima a otros en compartir el vicio y que el hombre arrastrado por
el placer del vientre, pierda la voluntad para meditar sobre las virtudes espirituales. De no
enfrenase del exceso y la insaciable gula, todo tu cuerpo enfermara, perderás la salud y
gastarás más en medicamentos y médicos. La gula por otra parte es egoísmo, es el corazón
insensible para los pobres y necesitados qué nunca reciben tu ayuda. Aunque no fuera un
pecado muy grande la gula hace mucho daño a tu cuerpo por lo tanto deberíamos odiarla.
Si te esfuerzas poner límites al exceso de vino y abuso de comida, más cerca estarás de las
buenas obras que encamina una vida en las virtudes que Dios espera que sigamos todos
nosotros. Tenga cuidado de no buscar las mejores comidas y confórmate con las comidas
sencillas. Hambrienta te a ti mismo un poco para que las comidas simples te parezcan
sabrosas. La cantidad de la comida que sea decente porque cualquier abuso puede ser
comienzo de otras pasiones. Los borrachos, los adúlteros, los rapaces y asesinos, primero
han consumido vino en abundancia, luego han cometido la transgresión. San Pablo dice”
Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la
doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos, pues estas costumbres no son para servir a
nuestro Señor Jesús Cristo, sino a su propio vientre.” Primero, comprende cuánto es la
gravedad de la gula y ¿qué beneficio te puede dar el exceso de las buenas comidas y vinos?
¿Qué sabor te queda en la boca después de comer y beber en banquetes y ocasiones
especiales durante toda tú vida? Permite que te conteste yo. ¡Como si no lo hubieses
La salvacion de los pecadores (vol 1)
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  • 1. LA SALVACION DE LOS PECADORES. (primera parte) Autor:   Agapie Criteanul. Se dedica este libro a Nuestra Señora La Virgen María Madre de Dios y madre nuestra. Los autores en general tienen la costumbre de traer un libro a la luz y dedicarlo   a las personalidades y famosos de la ciudad para que se haga conocer su fama presumiendo por todo el medio de su obra. ...es buena la obra, pero la intención no es nada más que orgullo y vanagloria Pero yo el siervo de Dios con toda la humildad   dedico este libro A la Virgen María en La que tengo mi esperanza y la salvación de todos los cristianos. Por lo tanto, yo rezo con lágrimas a tu bondad Señora, derrama sobre este libro la gracia del Santo Espíritu para quienes leyendo Encuentre la luz hacia salvación de sus almas para arrepentimiento por sus pecados. Con lágrimas en mis ojos pido perdón por mis pecados anteriores para no entristecer a mi Señor con mi mala conducta Y que me libre de los tormentos eternos del infierno. Tenga misericordia hacia mí el pecador para que no sea víctima del fuego eterno, sino que sea glorificado el Señor en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo ahora y en los siglos de los siglos amén. El autor para los lectores. Si tuvieras el mundo entero a tus pies, igual que al emperador Alejandro el Grande    Si tuvieras la sabiduría del famoso Solomon... Si tuvieras más fuerzas que Sansón Si fueras más bello que Narciso o si tuvieras más dones y belleza para impresionar a todo el mundo ¿de qué te serviría o que te llevarías a otro mundo si tu alma sufriría para siempre en el infierno? Vacío y desnudo como naciste volverás en la tierra y toda tu fortuna que has tenido en este mundo se parecerá a un sueño bonito donde has disfrutando de felicidad, pero amargo será el despertar y ver lo engañado que estabas. Porque al morir ya no será creer y tener fe sino verás la verdad con tus propios ojos lamentando en vano haber valorado más esta vida corta y engañosa en detrimento tuyo de privarte de la eterna donde allí sí que podrías haber tenido la verdadera felicidad. Si no recibes ningún beneficio de todos los bienes de este mundo ¿porque sigues esforzándote en vano? Porque no deseas la salvación de tu alma que tiene mucho más valor que si tuvieras el mundo entero a tus pies. ¿De qué le sirve al hombre conquistar el mundo entero, si pierde su alma? Porque no harías todo lo posible para que lo fuerte obedezca lo débil, es decir el cuerpo haga la voluntad del alma caminando por la vía difícil que nos enseñó Jesús Cristo, que es la humildad y la pobreza. Pero, ¿por qué todos quieren adquirir esa bondad celestial, pero son perezosos y temen andar por el sendero de la pobreza porque no tiene a nadie que les aconseje bien? El camino de la humildad es un camino que conduce sin falta a la felicidad eterna. Cualquiera que quiere aprender un oficio necesita un maestro. Yo estoy recogiendo enseñanzas de los Santos Padres y sus palabras llenas de sabiduría para que cualquiera entienda el peso del
  • 2. pecado, pero también cuanto castigo recibirá a consecuencia de una conducta ignorante si no se arrepiente. Todo está escrito con detalles en este libro que ofrece otras formas de rehabilitarse. En este libro la “Salvación de los pecadores” tengo toda la fe en el Misericordioso Dios que muchos encontrarán el arrepentimiento y la penitencia necesaria para la salvación de su alma. El libro está partido en dos grandes partes con parábolas y ejemplos para cada pecado que se haya cometido.  En todos los casos también se encuentra la forma de curar y sanar el hombre de las pasiones a que está sometido. También se ha escrito sobre las cosas que nos impide y pone difícil nuestra salvación del alma que son: la riqueza, la fama, el orgullo la lujuria, el robo, al adulterio La mentira, el asesinato y otras. Para el final también se ha escrito: 1. Sobre la muerte inesperada 2. Sobre el día del juicio final 3. Sobre el paraíso 4. Los tormentos eternos del infierno 5. Penitencia y arrepentimiento Todos estos temas están escritos con mucho fervor qué tiene como propósito causar a los lectores la humildad y el arrepentimiento necesario para el perdón de los pecados y realizar un cambio radical de su vida. ¿Qué hombre leyendo este libro en cual encuentra contenido donde puede llegar a conocer cuánto daño puede causarle el pecado para la vida inmortal? y no cambia su conducta si leerá todo atentamente y coger el buen camino que es la penitencia y la aflicción del corazón. Los verdaderos elogiados serán los que sufren todo tipo de prejuicios en este mundo. Aquellos que conocen el gran provecho resultado del sufrimiento, de la injusticia y del rechazo que han sufrido por dar testimonio de Jesús Cristo, no se dejan engañados de los placeres efímeros de este mundo. También los que escuchan los terribles tormentos y los sufrimientos sin fin del infierno no caerán en la trampa de ignorar y no obedecer los mandamientos de Dios. Leer entonces detenidamente este libro cada día, jóvenes y mayores, evitando otros libros, novelas, comedias por muy exquisitos que aparentan compartir por favor este libro donde encontramos el único camino que nos lleva a la salvación. Por puedes desear otras cosas, como el dinero y la fortuna, aunque ya sabes que todo el material es para un tiempo limitado y nadie lo disfruta para siempre. Pero si deseas sabiduría este libro te hará más sabio que Salomón. Por todo lo que vais a leer este libro pedir también al misericordioso Señor que perdone mis pecados que por lo menos de ahora en adelante tratare de cumplir con las promesas y obedecer los mandamientos del Señor. No me atrevo a enseñar cosas que yo mismo no he cumplido... Pero tal vez recordando el malhecho del siervo del Señor que ha enterrado su talante que no tenga que escuchar las palabras del Amo que le dice “echar a este indigno al oscuro de más allá” para que tome parte del terrible castigo. Yo creo y confieso según los apóstoles que han dado testimonio y han recibido estas enseñanzas de las manos del mismo Jesús Cristo. En el nombre del Padre del Hijo del Espíritu Santo cuya gloria se merece ahora y en los siglos de los siglos. Amen Capítulo 1. Al principio de este libro hablamos sobre dos enseñanzas muy importantes. Desde principio la naturaleza humana ha quedado como consecuencia al pecado original como una tierra llena de espinas y mala hierba que hay que arrancar primero antes de sembrar la buena semilla. Hay dos maneras para empezar y limpiar el interior de nuestra alma de estas plagas. Primero, impedir que estás hierbas crezcan y se multipliquen arrancándolas de sus
  • 3. raíces, es decir evitando caer en el pecado y en las pasiones, esforzándose hacer el bien en lugar de dejar las pasiones que nazca otra vez en tu corazón y volver a caer en las mismas. En segundo lugar, no basta con impedir las obras exteriores del pecado desde fuera, sino también hay que arrancarles de nuestro corazón junto con las raíces de los pensamientos desagradables y las concupiscencias vergonzosas que es mayor acto y más perfecto que el primero. En la primera parte vamos a descubrir cuáles son los pecados y cómo evitar caer en ellos. Hay que odiar el pecado de todo el corazón y de esta manera iluminado por el Espíritu Santo desear de servir a nuestro Señor Jesús Cristo como punto de partida. Por lo tanto, se requiere una sola cosa” amar al Señor con toda el alma y con todo el corazón” Teme a Yahveh, y apártate de lo malo “Dice Salomón. Para desear hacer el bien debes recordar los dones que nos ha dado Dios y cuánto bien nos ha hecho en primer lugar. Luego debes recordar que poco hemos agradecido todo lo que hemos recibido del Señor cometiendo tantos pecados. En el segundo lugar tienes que recordar que tras la muerte nos espera el terrible juicio individual, que no es el final, pero como si lo fuera porque nada cambia cuando heredamos el tormento eterno como recompensa para nuestra vida defectuosa de cual vamos a hablar más en adelante. En el tercer lugar debes recordar que no existe una recompensa que tenga más precio que la salvación del alma, por lo cual merece la pena sufrir con paciencia todos los suplicios de esta vida al igual que lo han hecho los mártires de cuales el primero recordamos al mismo Hijo de Dios, El que acepto una muerte vergonzosa marcada por mucho sufrimiento para recibir una muerte abrazando la Santa cruz para darnos la dichosa felicidad  eterna a todos aquellos que siguen el mismo camino de la cruz, como ejemplo. Por lo tanto, no tengas miedo y no te eches atrás porque el yugo del Señor es dulce y el peso del trabajo es llevadero siempre contando con la inmensa ayuda de Jesús. Capítulo 2. El pecado mortal y cuánto daño produce cuando se comete toda clase de transgresiones. Primera tarea según nos enseña más arriba es tomar una decisión firme de morir mil veces antes que cometer otra vez un pecado mortal. Estar dispuesto a sufrir cualquier perdida incluso la propia vida, antes de no obedecer incluso al más pequeño mandamiento del Señor. El daño mínimo que padece el alma por el pecado más pequeño es mucho mayor de lo que puede padecer el cuerpo herido. Mientras el alma no sufre solo una perdida por el pecado, sino mucho más y todas terribles. A continuación, vamos a recordarlas todas, una por una, para evitar el pecado como si fuera una serpiente venenosa de cual hay que huir. Primero te privas de la gracia del Espíritu Santo qué es el don más grande que nos ha dejado el buen Señor Jesús Cristo, la única manera de acercarse el hombre a Dios. Luego pierdes este tesoro divino qué es el amor que siempre acompaña la gracia del Espíritu Santo. Si te parece, por ejemplo, mucha pérdida perder el aprecio de un rey de este mundo cómo podrías soportar la perdida de los dones del Espíritu Santo qué procede de un emperador tan sublime de origen celestial. Aún más pierdes La Paz y el consuelo de todas las buenas obras que has hecho antes, hasta en el momento que Le has fallado pecando antes el Señor, y te separas de ser miembro de la justicia de Cristo con la cual antes estabas unido a Él por el amor y la gracia que Dios derramaba sobre ti. Todo esto por tan solo un pecado mortal, cuya recompensa será lo siguiente: te borras a ti mismo del libro de la vida eterna apartado de la Iglesia del Señor haciéndote a ti mismo el ciervo del diablo y los poderes de las tinieblas al igual que Sansón que después de perder el cabello de su cabeza en cual estaba todo su poder ha quedado inútil y débil como los demás y los enemigos en le han arrancado los ojos. Te quedarás ciego y en la oscuridad del conocimiento de la ley de Dios entonces los diablos tomarán posesión sobre ti. ¿Cómo consideras que tienen
  • 4. conocimiento todos los que se atreven pecar con tanta ignorancia? cuando sería mucho mejor que te alcanzara un rayo antes que sufrir estás perdidas más arriba mencionadas.   Capítulo 3 Cuáles son los pecados más grandes los vamos a contar uno a uno para evitar caer en los siguiente siete pecados mortales: El orgullo o la soberbia que es el primero y el más grande de todos, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza que son raíces y cimientos de todos los demás pecados. En estas tres clases de pecados identificamos tres enemigos que nos dan guerra: el cuerpo el mundo y el diablo. El cuerpo nos insta en la gula, en la lujuria y en la pereza. El mundo nos provoca con la avaricia y la gana de poseer mucha fortuna. Pero el diablo nos determina caer en la soberbia y el orgullo. El demonio aún que es la causa de todos los males, obrara que caigamos en la soberbia para ser más bien semejante al demonio y no a Dios, así como hemos sido creados. Hay otras seis pasiones que derivan de estos siete pecados capitales. La primera y la más odiada es la blasfemia que el mismo diablo lo está usado contra nosotros haciéndose a sí mismo enemigo de Dios. Esta pasión es mucho peor incluso que la lujuria y los homicidios o cualquier otro pecado. El que blasfemia se llama a sí mismo enemigo de Dios y se equivoca mucho más en maldecir a Dios ahora cuando está reinando en los cielos, más que cuando estaba con el cuerpo en la tierra y cuando los malhechores le crucificaban. Tanto odia Dios este pecado que no sólo castiga con él tormento eterno a los que Le injurian, pero también en este mundo recibe un castigo cruel y bien merecido de cual vamos hablar más en adelante. Ahora sólo recordamos el peso, pero más en adelante vamos hablar del remedio de estos pecados mortales. Las mujeres no caen en estas blasfemias, pero comete otras tanto graves como por ejemplo cuándo muere algún familiar o tiene alguna enfermedad terminal y considera como maldito el día en que haya nacido, incluso deseando la muerte con mucha irá y no siendo capaz de verlo como la voluntad de Dios para el bien y el perdón de los pecados del penitente. Ella misma se hace víctima y de esta manera como si fuera ciega se convierte en heredera del infierno junto a los que toman el nombre de Dios en vano. No tomes parte con ellos cuando estás escuchando tal blasfemia, pero simplemente y con humildad acepta estos acontecimientos como si fuera un remedio y cura que viene de la misma mano de Dios a favor de la salvación del alma. Es igual de pecado decir que Dios haya hecho alguna injusticia cómo decir que Dios no existe. Por muy doloroso que sea el sufrimiento ¿si blasfemias no te trae algún alivio? Pero si quieres disminuir el sufrimiento y la tragedia que muchas veces es la causa de nuestros pecados, deberías recordar los bienes que has recibido de Dios incluso no merecidos, pero dar gracias a Dios por todo lo recibido y de esta manera te libras del infierno y heredas la vida eterna y cualquiera que sea el motivo de tu sufrimiento luego te parecerá pequeño e insignificante. Segundo pecado que se parece mucho a la blasfemia, es jurar falso en el nombre del Señor, de la Virgen María u otro santo... Cualquier juramento falso es pecado de muerte contra la gloria de Dios. Otro pecado es robar o tener posesión de cosas ajenas sin el consentimiento del dueño.  Debes restituirlo en seguida mas todo el beneficio que has tenido por él. No es suficiente pensar que lo vas a devolver algún día mientras que lo tengas permaneces en un pecado mortal. Pero si por la pobreza no puedes devolverlo y es el único remedio qué te queda para el vivir, entonces deberías rezar para el alma del propietario como si te lo hubiese dado con todo el corazón y no se la hayas quitado tú. El cuarto pegado es ignorar los mandamientos de la Iglesia y de los santos padres. Debes acudir todos los domingos y otras fiestas religiosas a la santa misa donde se oficia la liturgia más respetar los días que no se deben comer pescado ni carne en tiempo de cuaresmas y advientos más todos los miércoles y los viernes del año. El que no ayuna los
  • 5. miércoles y los viernes se considera junto a los judíos que han crucificado a Jesús porque el miércoles Cristo ha sido entregado y viernes crucificado. Los que están enfermos o muy mayores, las mujeres embarazadas que tienen que dar a luz se les permiten comer pescado. Con respecto a los que participan la misa no es suficiente solo estar presente si no debes tener la mente y el corazón a los actos de la liturgia y no debes hablar ni molestar a nadie de ninguna manera. Tan solo se permite cantar junto al sacerdote y el coro durante la eucaristía. Es mucho mejor perder una cantidad de dinero antes que faltar una Santa Misa. Los que venden compra y hacen cualquier otra actividad faltando de esta manera la participación a la misa y sin un motivo justificado por alguna enfermedad u otra necesidad de la vida, no se librarán de dar cuenta en el terrible día del juicio final por su ausencia. El quinto pecado es hablar mal de los demás y criticar al prójimo calumniando y denigrando su honradez. Esto es lo peor que puede hacer una persona sin haber visto siquiera con sus propios ojos los hechos, pero acusa de robar o matar con la intención de causarle daño. Esto es todo lo contrario al amor hacia el prójimo. Dios dijo no juzguéis para que no seáis juzgados. Aunque fuerais testigos cuando una persona comete un pecado, solo Dios conoce el corazón de cada uno. Por lo tanto, nuestro deber es tapar en lo posible los hechos y no publicarlo porque de esta manera Dios también ocultara nuestros pecados en el día terrible del juicio final. Todos los pecados serán perdonados si añadimos penitencia y arrepentimiento, pero hay algunos pecados por los cueles hay que hacer algo más, es decir deberías corregir antes de recibir el perdón, el reconociendo antes los demás de la calumnia o el robo más todo lo necesario para devolver el estado de inocencia a la víctima. La mentira no es poco pecado y puede causar mucho daño haciendo a otros perder su dinero, Pero si quieres que Dios te perdoné debes intentar pagar toda la pérdida que ha causado tu injusticia. Estos son, hermano mío, los pecados más graves después de los siete pecados capitales, de los que escribiremos más adelante. De estos nacen muchos otros tipos, de los que debemos huir y tratar con mucho cuidado porque matan nuestra alma y la llevan a la perdición. Capítulo 4. Sobre los pecados menores. Aunque los pecados mencionados anteriormente son los más significativos, y es apropiado odiarlos con todo tu corazón, pero no creas que tienes el perdón y está permitido para caer en los más mínimos errores, sin ningún temor ni reprimenda de conciencia, sino recordándole más vigorosamente que usted será responsable ante el Supremo y temeroso Juez tener que responder por cada palabra. Por lo tanto, deténgase lo menos que pueda. Que como por las palabras inútiles y vanas tendrás que dar cuenta, porque las dijiste sin necesidad alguna, ¿cómo consideras que tus muchos e innumerables errores se borren, sin reproche y condena? El que no tiene en cuenta el pequeño barranco, pronto cae en el más grande. Por un clavo se pierde una herradura, y por ese pequeño hierro se daña un caballo precioso, luego por un caballo se mata a un hombre. Y si hubiera estado preocupado desde el principio cuando le llegó ese pequeño daño, no habría sucedido tal perdida por su ignorancia. Los grandes palacios y los muros que se derrumban, al primero cae una pequeña piedra y los muros se abren en un solo lugar, y luego poco a poco se caen por completo y se derrumban. A menudo sucede igual con las criaturas pequeñas, como diríamos: abejas, avispas, mosquitos y similares, cuando hay muchos sin contar, matan al oso, o al león, o al hombre. ¿No son los granos de arena livianos y demasiado pequeños? Pero si cargas un barco demasiado, se hunde y se ahoga. ¿No son las gotas de agua ligeras y muy pequeñas? Pero juntos, muchos e innumerables, forman un río grande y aterrador que esparce grandes muros y casas, y arranca los árboles de las raíces. Gregorio el teólogo
  • 6. dice que "A veces hay un peligro mayor de que alguien caiga en pecados pequeños que en los grandes, porque cuanto más vigorosamente se conoce la iniquidad grave, más difícil se corrige." El pequeño pecado y venial, en cuanto más lo haces sin la reprimenda de la conciencia, más condenado estás, y en fin, los pecados más pequeños hacen mucho daño al alma porque perturba la paz de la conciencia, extingue el fervor del amor, disminuye el celo, el deseo y la piedad luego como resultado, se oponen al Espíritu Santo, y obstaculizan su obra sobre nosotros, por lo que debemos huir de ellos, con toda la diligencia y voluntad, por el menor enemigo que tendrás, no le hagas caso, tal vez te haga mucho daño, pero cuidado con esos errores y aún más con los insultos, trucos, halagos, alabanzas, vanagloria, bromas, risas, palabras feas y el mucho sueño. Debes huir con toda diligencia para no caer en lo más grande, y hacerte enemigo de Dios y de tu Creador, y perder todas las cosas buenas las que has oído anteriormente. Capítulo 5 El médico que recibe un paciente no se resume tan solo en diagnosticar la enfermedad, pero también le ofrece algún remedio para su rehabilitación. El primer remedio seria recordar todo el daño y las pérdidas qué causan los pecados y odiar los de todo el corazón para no perder la nobleza de la imagen semejante del Creador qué llevamos. Porque nuestra lucha no es contra la sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Y estamos obligados a cuidarnos, y estar siempre despiertos, para no ser vencidos y perder la bondad celestial, y condenarnos como villanos en el tormento sin fin. En el cielo todos los santos y los ángeles le ama Al Señor mientras viven una existencia sin pecados. Pero Dios se vuelve del alma que haya caído en el pecado, e inmediatamente se apodera el diablo que la convierte en algo horrible y feo que el hombre no suportaría ver su alma si fuera posible en un espejo. Comprende la nobleza de tu alma, que fue construida de Dios a Su imagen y semejanza. Mientras esté sin pecado, es tan hermosa, adornada con tantos dones espirituales, que el Creador y el Hacedor mismo, y todos los Santos Ángeles, lo aman. Y en cuanto cometes el pecado, el Señor se aparta de tu alma y entra el diablo para profanarla y ensuciarla. Hay que evitar esas circunstancias y lugares dónde hay mucha gente, no participar en fiestas, y también evitar hablar mucho, ni beber o comer más de lo necesario. ¿Qué audacia y razón puede tener un hombre enfermo e indefenso para no caer en pasiones? incluso cuando alguien más le empuja al pozo, pero él cae muchas veces solo, sin que nadie lo empuje. Dado que el hombre, por el pecado ancestral, ha quedado en tanta debilidad y maldad, que a menudo cae solo sin ningún obstáculo, ¿cuánto más aún cuando existe una causa para resbalar? Porque, como dice el refrán común: “El lugar te convierte en ladrón”. Es por eso que a menudo trates de comulgar con los Divinos Sacramentos después de la Confesión y tomar la Sagrada Comunión, que son curaciones y medicamentos para nuestras debilidades, ordenadas por nuestro Señor Jesucristo, para sanar nuestros pecados y para guardarnos en el futuro para que no erremos. Especialmente en tiempos de locura, es la única cura y la planta más útil para acudir a la Santa Confesión. Porque entonces necesitas más don y poder para luchar valientemente, y luego se te da más a través de estos Misterios. sin embargo, toma el consejo del clérigo, cuando dirás todos tus hechos y pensamientos en confesión. Por lo tanto, la confesión y la comunión es como el regalo más grande que nos ha dejado Jesús Cristo al cual podemos acudir siempre que necesitamos. También como una ayuda inesperada llega el consejo del sacerdote al cual confesamos, un poco de oxígeno y energía extra que te ayudara luchar contra la pereza y
  • 7. otros pecados que son la causa de todos los males. Huid de la pereza y la ociosidad, causa de todos los males, porque el perezoso es como un campo lleno de brozas y malas hierbas. Por eso la sabiduría dice: "Porque muchas maldades le enseño la pereza al hombre". Tener una actividad positiva y buenos pensamientos no deja lugar ninguno para el ataque del demonio contra nuestra mente. Agradeciendo lo primero, es como debes comenzar el día con una oración que nos proporciona gracia espiritual, pero también si dispones de más tiempo es bueno leer la Sagrada Biblia, la mejor fuente que ilumina nuestra mente. Reza también antes de ir a descansar pensando como haya pasado el día, si recuerdas que has cometido algún pecado, entonces con dolor en tu corazón y con lágrimas en los ojos pide perdón. Por todos los pecados, y otros como tú sabes que te has equivocado, arrepiéntete y pide perdón al Maestro, con la mente fortalecida para una verdadera corrección derramando lágrimas y mojando tu almohada al igual como lo hacía el santo profeta David en su arrepentimiento. Otro remedio y él último que vamos a recordar, es odiar el aprecio y los elogios que recibes por parte de los hombres, considerándolos como no merecidos. Porque este es el primer deber que debe vigilar quien quiere ser amigo de Dios, es decir, enemigo del mundo y de las pasiones. Porque si no, es imposible servir a dos señores, porque en Dios es el cumplimiento de toda la bondad, mientras que el mundo yace en la astucia. Por tanto, si no odias al mundo con sus pasiones y deleite engañoso, no podrás hacer ninguna buena acción, pues es imposible ser un amante del mundo también amante de Dios, deseando el oro y servir a Cristo. Estas enseñanzas que se han escrito antes, generalmente son para todo tipo de pecados, pero ahora escribimos otras, sobre los pecados capitales, que son una enseñanza más útil a los que quieran leer, empezando primero con la blasfemia. . Capítulo 6 Como la alabanza a Dios y las laudes Son las obras más bien recibidas del Señor, todos los seres deberían dar gloria a Dios. Por lo contrario, la blasfemia es la más horrible qué hasta nos sorprende como los rayos no alcanzan al pecador mientras que blasfema. Toda la tierra el mar la luna y el sol, las estrellas en el cielo los ángeles y los demás poderes celestiales glorifican a Dios Y tú encorvado que además llevas la imagen semejante a Dios te atreves a maldecir al Todopoderoso Señor en lugar de agradecerle todo lo que has recibido de Él. ¿Quién te ha dado tantos dones y carismas? ¿Quién te ha amado y te ha librado de tantos peligros? ¿quién jamás haya hecho algo más de lo que ha hecho el mismo Señor Dios del Universo por ti, y tú te atreves a maldecir un tan noble amigo. Ni tu padre o ningún amigo tuyo no ha hecho nunca semejante sacrificio como morir en una cruz por ti, para que seas redimido y te beneficies de la vida eterna. Y cómo no te avergüences y eres tan desagradecido con un tan bueno benefactor. Antes deberías agradecer el pan más todo lo que tienes para vivir dar las gracias de que existe el mar, el sol y el cielo, las lluvias y el aire junto con todo lo creado para que tú te puedas vivir y crecer. Qué clase de corazón tienes cuando abres tu boca blasfemando a un padre tan bueno y misericordioso. Porque no va tus blasfemas contra el diablo que es la causa de tu malestar y no contra a Jesús Cristo que murió crucificado por ti.” Quien blasfema el Nombre de Yahveh, será muerto; toda la comunidad lo lapidará. Sea forastero o nativo, si blasfema el Nombre de Dios morirá (Levitico 24,16). No existe otra injusticia peor que blasfemar a tu Salvador, tu alma y también el cuerpo son gravemente perjudicados además de que tus injurias no pueden nunca ofrecer algún placer o dar fruto alguno. Podrías decir ¿qué es lo que has conseguido maldiciendo? Acaso ¿ha cesado tu peligro? Tal vez ¿se haya solucionado tu problema? Lo
  • 8. más seguro es que hayas logrado todo lo contrario y hayas empeorado tu herida. Los fieles nunca maldicen a sus amos y tampoco permiten a otros qué les ofendan. Por lo tanto, más que cualquier otra cosa, debes tener devoción recordando que los judíos rompían sus ropas cuando escuchaba cualquier blasfemia contra Dios y lapidaba con piedras al que se atrevía maldecir al Señor. Si tienes costumbre de maldecir a Dios la fórmula que te puede librar de esta mala costumbre es glorificar y alabar su nombre junto a su madre la Virgen María y a todos los santos. “Bendeciré a mi Señor todos los días de mi vida” está escrito en más de un salmo escrito por el rey de David. Así poco a poco llegarás a dar gloria al Señor y estas laudes serán ofrendas de forma continua al igual como los Ángeles lo hacen en los cielos. Pero si existe una persona que persiste en su blasfemia le recordaré los castigos de algunos que han ofendido al Señor. El profeta Isaías da testimonio como Dios ha enviado un ángel que en tan solo una noche ha matado 185.000 asirios por la injuria de su rey Senahirim para que comprenda el tirano que su poder haya terminado, luego sus hijos le han sustituido al padre el rey negándole al igual que Senahirim había negado antes al Padre celestial y Dios de todos. Cuando el pueblo de Israel ha protestado contra Moisés, Dios les ha castigado y todos los que han protestado han muerto en desierto. Si ellos por tan solo un pecado han pagado tan carro cómo te atreves tú ofender a Dios todos los días. El ejemplo de un hombre que tenía siempre este grosero costumbre de la injuria, por todo lo que le pasaba, nos da por reflexionar un poco más profundo lo terrible que es blasfemar. Un día viajaba junto a muchas personas, pero le alcanzó un rayo y no hubo más daño colateral, sino que solo le mató al blasfemo mientras maldecía a Dios. Un hombre cruzaba el rio por un puente y porque le molestaba el viento dijo una injuria contra Dios, pero en el momento siguiente, el aire le tiro del puente y se murió ahogado en el agua a pesar de que sabía nadar muy bien. Haberle sacado sus compañeros se han dado cuenta qué tenía la lengua arrancada de su boca. Otro ejemplo de dos carniceros que vendían carnes llegaron a discutir y como resultado de las groserías y palabrotas que soltaban de la nada y solo por la mala costumbre que tenían, terminaron sacando cuchillos y se mataron unos a otros y así quedaron sus cuerpos con las malditas lenguas colgando fuera y sus almas descendieron al infierno. ... Oh milagro ... poco después unos perros llegaron y se comieron sus lenguas y casi a ellos mismos por completo. En París había un hombre en una conferencia sobre filosofía, que después saco una conclusión al terminar y dijo una blasfemia muy grande.” Tres personas han conocido la humanidad ya que con sus enseñanzas han dominado la voluntad de todo el mundo. Moisés Jesús Cristo y Mahoma. Moisés ha engañado a los judíos, Jesús Cristo ha perdido a los cristianos y Mahoma a todos los demás”. Pero nada más que terminar en decir tal blasfemia el encorvado Simeón (así se llamaba el filósofo) fue tirado contra el suelo, perdió su habla la vista y estuvo en este sufrimiento 3 días en las cuales no se arrepentido y antes de morir grito “Alkída ayúdame” pero su ídolo no le pudo ayudar con nada y así murió entregando el alma al diablo a quién haya servido toda su vida. Todos los presentes se quedaron asombrados de la justa venganza del Todopoderoso teniendo cuidado de no equivocarse para decir nunca alguna blasfemia. San Gregorio el teólogo en uno de los libros recuerda a un rico que solo tenía un hijo y que le permitía cualquier cosa por el amor que le tenía. El pobre muchacho tenía la mala costumbre de maldecir a menudo y ofendía al Señor con repetidas injurias. Pero un día estaba enfermo en brazos de su padre y le cogió un gran miedo...dijo” Padre esconda me... Han venido unos demonios a por mí” Soltó otras injurias más contra Dios, así como lo hacía por costumbre y murió en terrible angustia. Un hecho real con un niño de 9 años jugando con otros niños también tenía la costumbre de ofender a Dios con injurias, pero al morir de una manera inesperada y tan triste, los mayores se dieron cuenta que Dios castiga este pecado incluso cuando son niños a pesar de que la culpa es de los padres que no se le hayan
  • 9. enseñado nunca cuánto odia Dios la blasfemia. Por lo tanto, cuánto sería de grande el castigo para los mayores...No solo en los tiempos pasados, pero también en el presente. Los groseros han sufrido castigos terribles a causa de sus blasfemias. Tenga en cuenta y teme para qué no tomes el nombre de Dios en vano ni que tuvieras que padecer la peor amenaza.  Por si acaso has caído en una injuria contra nuestro Dios no dejes que pase el día y vete para lamentarlo y confesarlo a un sacerdote. Olvida todo lo demás y vaya conseguir el perdón con la penitencia y el arrepentimiento requerido, y muerde tu lengua fuerte la próxima ves hasta que sale sangre antes de decir otra injuria, hasta que te libres de este mal costumbre. Es mucho mejor que sufras un poco de dolor aquí en esta vida y no todo tu cuerpo que arda en el eterno tormento del infierno. El último recurso y también el más importante es evitar los lugares que te provoca cometer este pecado. Los que no evitan atravesar un precipicio normalmente termina cayendo en él. También debes evitar no hacer nunca ningún juramento ni en el nombre de Dios ni en de la Virgen María u otro santo, porque desde un juramento fácilmente se puede caer en otro más mentiroso y al final terminado con una blasfemia injuria o ultraje. Como el mucho hablar significa a veces mucho equivocar cuando te darás cuenta del error, muerde tu lengua y date un azote en la mejilla. Haz un proceso de conciencia antes de ir a dormir y con la ayuda del Señor en poco tiempo te librarás de esta mala costumbre. Una causa principal para evitar que llegues a esas injurias es no participar en ninguna clase de juegos y apuestas en cual puedes perder tu dinero y tú dignidad sabiendo que nadie te elogia por ser un perdedor. Pero si ganas, en realidad te llevas el odio de los perdedores, además que también pierdes el tiempo que es algo de lo más importante que nos ha dado Dios para nuestra salvación y que nunca puedes recuperar el tiempo perdido para lograr las virtudes y conseguir la salvación de tu alma. El que juega y apuesta normalmente lo hace por avaricia y no se echara atrás de quitarle a su hermano las cosas y el dinero que tiene. Hay que evitar no solo las apuestas, pero también los lugares donde se practican estos juegos. También es habitual qué algunas personas tengan la costumbre mandar a otros al infierno o al demonio cuando no le vaya saliendo el juego. ¿Cómo te atreves tú ya que no tienes ningún derecho sobre tu hermano para mandarle al demonio? ¿Te parece bien que tu hermano de la misma fe como tú que se vaya al infierno ya que el mismo Hijo de Dios ha vertido su sangre y ha puesto Su vida también por él para ser salvado del infierno? No tu hermano morirá y heredará el infierno, sino tú serás el castigado. En la epístola de Judas, donde el arcángel Miguel altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él ningún juicio injurioso, sino que dijo: «Que te castigue el Señor». Pero tú te atreves a mandar a tu hermano al demonio. Para tu bien y por el amor de Dios y tu salvación abandona esta mala costumbre porque la salvación del alma tiene mucho más precio que este mundo entero. Capítulo 7 El orgullo y la soberbia es la raíz de todos los males dice San Gregorio el teólogo. En el momento que la soberbia domina un hombre los siete pecados mortales le matarán. La arrogancia es raíz de todas las transgresiones y la causa de la pérdida de todos los bienes. El orgullo es todo lo contrario de la obediencia y enemiga de muerte contra la humildad. Dios nos ha dado a cada uno según su deseo los dones como la belleza el poder la fortuna más otros dones conocidos qué puede ser la primera causa del orgullo considerando quizás de que es tu mérito o porque tú crees que te lo mereces por ser el mejor. Otra causa del orgullo puede ser cuando te imaginas que tienes algunos dones pero que en realidad no tiene nada. La cuarta causa de la soberbia es cuando subestimes y desprecias a los demás y solo buscas que otros te aprecien por tus méritos que tú mismo te los has inventado. Una
  • 10. causa del orgullo y la soberbia es cuando ignores los mandamientos de Dios y todo lo que nos ha enseñado nuestros santos padres en la Iglesia. La quinta y la última causa es la más grave con lo cual desprestigias al mismo Dios cuyo se debe toda la gloria y los laudes. Las raíces de la soberbia son; la vanagloria, el engreimiento, la auto suficiencia, la arrogancia la dependencia del pecado y en gran parte la ignorancia de las leyes de Dios. El mismo San Gregorio dice que la humildad es el signo de los elegidos del Señor que han de heredar la vida eterna mientras la soberbia es signo claro de los que heredará el sufrimiento eterno. Todo el que se enaltece, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. Nuestra Señora nos enseña con el ejemplo de su santísima vida, que la humildad es el carisma de todos los dones y la soberbia es la enemiga de todo los bienes y la causa de todas las maldades. De la soberbia nace todas las maldades que no dejan al hombre salir vencedor sobre las transgresiones y además tiene un efecto que avergüenza confesar y que al final le determina al arrogante tomar la venganza sobre con el de defender su honor en público. Podría renunciar a muchas cosas, pero cuando se trata de su imagen en público está dispuesto a todo con tal de no dañar su reputación. Un ejemplo bien conocido es el de Herodes, que reinaba sobre Jerusalén, cuando no se ha detenido por cumplir la promesa de su hijastra con tal de defender su honor y en consecuencia ha ordenado cortar la cabeza de San Juan Bautista, el precursor de Jesús Cristo sobre cual El Señor dijo que era el hombre más grande y santo que ha nacido de la carne. En conclusión, no hay otra arma para vencer todas las transgresiones sino comenzar a construir las virtudes teológicas sobre las ruinas de esta vanidad y arrogante soberbia, apoyando solo en la humildad esmerada. Dios permite a veces que deslices en grandes pecados solo para que luego encuentras alguna manera de curar tu auto suficiencia y recobrar la humildad. El profeta David, cuando presumía que nunca le faltaría al Señor y que el propósito de su reino era solo de glorificar a Dios, pronto se olvida de tal noble promesa con solo mirar una mujer hermosa cuyo nombre era Betsabé y cómete adulterio con ella.  Además, utiliza la mentira que conduce al asesinando de su gran general Urías, el esposo de Betsabé. El apóstol san Pedro también hizo una promesa antes el Señor diciendo «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. “pero el Señor le ha advertido diciéndole incluso el tiempo preciso de la noche cuando San Pedro Le negara, “Antes que el gallo cante la segunda vez, tú me habrás negado tres veces...» cosa que se cumplió exactamente como lo dijo el Señor Jesús...  Ha permitido El Señor que Pedro padeciera esta tentación, para descubrirle a Pedro las debilidades de ser humano y enseñarle al hombre depositar toda su esperanza en la ayuda del señor. Aunque luego Pedro con lágrimas amargas y corazón afligido se arrepintió, la profecía de Jesús Cristo fue una lección para el futuro apóstol Pedro, de que no vuelva tener una opinión engreída sobre sí mismo. Podemos decir que, si Dios permite estas transgresiones, y lo hace con el propósito pedagógico de evitar que el hombre se hunda aún más en la soberbia, para determinarle volver a recurrir a la ayuda de Dios con la aflicción y arrepentimiento de todo el corazón. No cabe duda que la soberbia es la peor de todos los males y que nos dará la guerra hasta la hora de nuestra muerte. Una persona por muy buena que sea adornada con muchas virtudes, si descuida mantener el orgullo al margen en cada momento u acción que haga, entonces nada ha conseguido, sino por el contrario todo lo ha desperdiciado, incluso las demás buenas obras se le han borrado. Pero un pecador por muy grande que sea por la humildad y arrepentimiento puede conseguir el perdón al igual que el buen ladrón de la cruz. En la parábola del fariseo y el publicano que nos dio Jesús cómo ejemplo, se refiere a todos aquellos que se ven a sí mismos justos, menospreciando a los que no son como el, mientras el publicano reconoce su estado despreciable y necesita la reconciliación y el perdón de Dios recurriendo a la gran misericordia del Señor. Por su humildad y arrepentimiento el publicano consigue la misericordia y recibe el perdón,
  • 11. mientras que el fariseo por su soberbia se condena a sí mismo y su oración se convierte en pecado aún mayor. Cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será ensalzado. Muchos ascéticos después de haber pasado toda la vida en oración y soledad viviendo solo con poco pan y agua por un solo pensamiento en cuál se han enaltecido, asimismo, lo han perdido todo y han heredado el infierno. El señor nuestro Dios, odia tanto el orgullo que no tan sólo a los hombres ha castigado al principio, pero también a los ángeles, como la tercera parte de las estrellas del cielo, que cayeron como rayos en la tierra y se convirtieron en demonios. Si la soberbia convierte a los ángeles de Dios en demonios, la humildad hace al hombre semejante a Dios. Dime qué motivos extraordinarios tienes para enaltecer tu mente mientras que polvo eres y al polvo volverás. Al umbral de la muerte se acaba la soberbia, la vanidad y el orgullo y los hombres que despreciabas pisotean indiferentes el polvo donde has regresado. ¡Oh necio! ¿porque no piensas a todos aquellos? que les ves las tumbas en cementerios, ¿por qué no piensas que tu fama será algún día la misma que tienen los que están enterados allí y que serás olvidado del todo el mundo? ¿De qué te sirve ensalzarte a ti mismo? Dios le dijo al Padre Adán que ”El día que vais a comer de este fruto moriréis” pero Eva viendo que el fruto era "bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y procedente un árbol codiciable para alcanzar la sabiduría", modio y le dio también de comer a Adán. Esta falta de obediencia les acarreó la expulsión del Paraíso además que Dios les castigó con la muerte, el dolor y sufrimiento del trabajo: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" Recuerda que no tienes aquí nada tuyo que no sea un gran regalo recibido del Altísimo, la salud, la sabiduría y la belleza todo lo debes a Dios. En esta vida lo único que es tuyo es la voluntad y la que lo has aprovechado para evitar los pecados y las pasiones que ahora le están pesando. No cuentes con tus virtudes y buenas obras mientras que al prójimo solo le ves los defectos, la paja del ojo ajeno, pero no la viga del tuyo, los defectos ajenos, mientras que tus faltas son mayores. Ha situado Dios a Adán y Eva en el Paraíso en el lugar más bonito posible y eterno que perdido a causa de su desobediencia, para qué de esta forma Adam se humille y aflige su corazón y aprendiera el arrepentimiento mientras esperando la reconciliación. Ha tenido que pasar 5500 años hasta qué Jesús Cristo ha venido al mundo para cumplir según Su promesa La salvación del mundo entero no solo de Adán. Tú también morirás en un día menos pensado al igual que Adán y abandonarás todo lo que tienes. ¿De qué te servirá la fama y la riqueza de este mundo? Abre tus ojos y mira mejor tus faltas. Conozcas tus pasiones y lucha contra ellos, tenga humildad y teme el juicio final al cual todos vamos a participar ante el Todopoderoso Dios. El que se preocupa más de sus propias faltas, no juzgará a los demás, sino siempre vera antes sus ojos sus pecados y se le parecerá incluso mayores que a todos los demás. Si Dios no ha perdonado ni a sus ángeles por sus pensamientos atrevidos y les ha echado del cielo convirtiéndoles en demonios, ¿cuál será nuestros castigos por tantas injurias injusticias y transgresiones? Recuerda mejor de qué material está hecho tu cuerpo y qué tipos de transgresiones hayas cometido sobre tu espíritu en cuanto mejor te conozcas a ti mismo mejor descubrirás lo poco que vale en realidad tu honor y tu prestigio y de esta forma evitarás la soberbia. Un hombre pregunto a un sabio sacerdote ¿que sería mejor? retirarse del mundo en soledad para estar en oraciones más cerca de Dios, o vivir en la comunidad. San Pamfo lo le contesto; Cuando uno se conoce asimismo y en qué estado se encuentra entonces nace la humildad que te permite vivir en cualquier lugar en paz. La humildad ofrece mucha paz interior y sin ella no vivirás a gusto en ningún lugar. Tú consideras que tienes mejores obras y qué trabajas más que tu prójimo, pero él tiene el amor y domina todo con paciencia, virtudes que Dios valora mucho más que todos los otros esfuerzos tuyos. Por lo tanto, intenta lograr las virtudes, destapando tus faltas y tratando de
  • 12. corregir con humildad tus errores y tendrás como recompensa la envidiada gracia del Espíritu Santo. Deberías comprender que Dios le está en contra a todos los soberbios, pero también ellos mismos se hacen odiados por su actitud arrogante de todos los demás y nunca puede tener buenos amigos, y no hay nada que la gente más odie que a la soberbia. Por otro lado, el soberbio, por no recibir el reconocimiento que espera de los demás, se encuentra siempre triste indispuesto creando algún conflicto con su prójimo, por muchas razones, pero sobre todo por su avaricia y el deseo de quitar a otros lo que no le pertenece. Los humildes siempre caen bien a los demás y la gente les quieren a pesar de algunas faltas involuntarias que tengan. Con la humildad siempre se supera la cólera y la arrogancia del soberbio. (Oráculo del profeta Isaías 66.2) Dijo Dios ¿en quién voy a complacerme? Sino en el humilde y contrito del corazón que tiembla ante mi palabra, un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. (David ps.51). Ha valorado Dios más al profeta David que a Saúl, el rey a José más que a sus 12 hermanos, a Jacob más que a Isaac y al publicano más que al fariseo, al pobre Lázaro más que a su rico amo cuyo nombre no se recuerda siquiera. Más que a todas estas humildes personas de la historia, el mismo Jesús Cristo Hijo de Dios, nos ha dado ejemplo de la humildad con su propia vida. Si realmente buscas reconocimiento, y que seas apreciado por El, intenta seguir el ejemplo de Señor Jesús Cristo, el único que cura está herida tan dolorosa de nuestra soberbia. Jesús Cristo se ha hecho a sí mismo hombre, descendió de su gloria en los cielos para nacer en una cueva fría, descansando en un pesebre, toda su vida ha sido siempre pobre, ha hecho el bien y ha recibido a cambio las blasfemias y las injurias de los judíos, a lavado los pies de los Apóstoles y ha llevado su cruz soportando humildemente todo el calvario hasta que murió por nosotros crucificado. ¿Qué podría hacer más nuestro buen Señor para nuestra salvación y no lo ha hecho? O necio y arrogante ¿cómo no te avergüenzas cuándo El mismo Dios Se ha humillado tanto hasta su muerte? dando semejante ejemplo de seguir en nuestra vida. Entonces ¿cómo no deseas la humildad antes que a la soberbia? Abel nos ha enseñado la pureza, de un corazón noble y la inocencia, Noel nos ha enseñado la nobleza del alma. José nos dio el ejemplo de la paciencia, El Profeta David ha expresado tanto amor hacia los enemigos sin recordar el mal sufrido por ellos. Pero Jesús Cristo nos ha enseñado la humildad que es la más grande de todas. Entonces ¿porque menosprecias a la gente humilde y simple? Porque te consideras tú mismo mejor que los demás. En todo buscas la superioridad con palabras y obras siempre estrujando la admiración y atraer el aprecio de los demás, a pesar de que no son necesarios para tu vida ni son de agrado al Señor. Jesús nos dijo “Aprender de mí que soy manso y humilde de corazón” Un buen árbol, en cuánto más frutos tiene, más agachados cuelga sus ramos. Los buenos hombres que ama al Señor en cuántos mejores frutos dan, más humildes y agradecidos son por recibir tanta ayuda de Dios sin considerar que fuera por sus propios méritos. “Que así brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. (Mateo5.16) Capítulo 8 La vanagloria es la hija mayor de la soberbia. Por lo tanto, los cristianos llaman la vanagloria como madre de todos los pecados capitales y la raíz de todos los demás pecados. La vanagloria es un antojo fuera de lo normal en cual tu esfuerzo es conseguir más aprecio por parte de la gente. Solo si lo haces con el propósito de que la gloria sea para Dios y para enseñar a la gente buenos valores es lo único cuando realmente no te equivocas ...Porque Dios quiere que todas las buenas obras le glorifiquen a Él. La vanagloria tiene siete hijas. La primera es la presunción, cuando tus palabras y pertenencias te enaltece a ti mismo más
  • 13. de lo que eres. La segunda es cuando ya hayas aprendido un buen oficio y usas tú talento para sorprender a la gente. La tercera es la falsedad cuando finges qué tú eres superior a los demás. Aunque todo lo que tú enseñas a los demás para el bien de los otros, cuando presumes de tus conocimientos sigues cometiendo el pecado. La cuarta hija de la soberbia es la envidia, la quinta es la intolerancia, la sexta es el deseo de reñir y la última es la desobediencia. Estos siete pecados son aún más graves cuando se hacen para difamación del prójimo o en contra de los mandamientos Del Señor. El demonio normalmente intenta por tres vías impedir cualquier buena obra. Primero te pone por delante el peso y la dificultad para convencerte que no es correcto hacer el bien. Si no es de todo convincente, entonces intenta la segunda estrategia, es decir, qué el propósito de tu buena obra sea cualquiera menos dedicado a Dios. La última estrategia es cuando el diablo realiza que ninguna ni otra de las primeras dos estrategias no ha funcionado y usa la más pervertida de todas cuando llega y te elogia intentando esparcir todo el valor de tu buena obra además haciéndole caer en el pecado de la vanagloria. Es verdad que a largo de los tiempos hubo personas muy importantes muchos más famosos que tú, pero en que se convirtieron cuando se murieron todos. Algunos de ellos tendrán que sufrir eternamente en el infierno mientras que los laudes y los elogios aquí en la tierra le recuerda de vez en cuando. ¿De qué le sirve la fama y el nombre tan noble que han poseído en sus vidas? ¿De qué le sirven los elogios post mortem? Hombre, este argumento es suficiente para que ignores los elogios y alabanzas triviales a favor de lograr el aprecio de Dios. No para la vanagloria nos ha creado Dios si no para la gloria eterna dónde tendemos nuestras raíces. Dios te ha dado esta vida provisional a través de la cual podrías llegar a heredar la vida eterna. También te ha dado los medios para lograrlo, qué son las buenas obras hechas en la virtud de la libertad y la voluntad de cada uno, para conseguirlo. Intenta cumplir entonces con estas tres cosas como sea posible. 1.Evita caer en la vanagloria ocultando bien tus virtudes y buenas obras de la vista de los demás, y que no sepa tu buena obra nadie más que Dios. 2.Cuando estés elogiado mejor recuerda tus transgresiones y faltas que desconocen todos aquellos que te elogian y recházales como atributos no merecidos. La tercera es bendecir a Dios y dar las gracias de todo el corazón alabando al Señor por su ayuda. Cualquier bien que hayas hecho no debes presumir de él porque sin la Divina Misericordia y la ayuda del Señor, tu esfuerzo hubiese sido en balde. Si Yahveh no construye la casa, en vano se afanan los constructores; si Yahveh no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia. (Salmo 127). Es mucho mejor que seas un pecador humilde antes de ser un justo pero arrogante. Escucha la siguiente anécdota real. En un monasterio había un monje que en un día saco de quicio al superior por decir algo molesto, El abad le ordenó que no hable más a partir de aquel momento. El monje Se tomó muy en serio la penitencia y en los años siguientes no hablo ninguna palabra más. Tanto provecho consiguió por su obediencia que Dios le ha dado el don de conocer los pensamientos de los demás. En aquellos lugares vivía un asceta qué enfermo y pidió al sacerdote que se acercará para darle la última comunión. Entonces el que no hablaba apena acompañaba al sacerdote de camino. Cuando comulgaba el viejo monje, había también un ladrón que decía con lágrimas en los ojos que ojalá hubiese sido su vida a la altura de este gran monje. Pero el monje en lugar de decir qué él es también un pecador como otros se enalteció a sí mismo diciendo: Lo bueno lo quieren todos. Al escuchar estas palabras el hermano que nunca hablaba comenzó a llorar. En fin, volvieron los dos al monasterio Y al día siguiente se encontraron con el ladrón a la puerta del monasterio, llorando, deseando confesar y cambiar radical su vida, prometiendo no pecar más, aunque tuviera que morir para cumplir con el deseo de no pecar, además claramente dispuesto aceptar cualquier penitencia. Esta vez el monje que no hablaba nunca ninguna palabra, al
  • 14. ver el ladrón tomando la comunión sonrojo, pero se alegró mucho. Al poco tiempo murieron los dos, el monje y el ladrón. Entonces preguntaron al monje por qué razón lloro cuando tomo la comunión el monje y se rio cuando tomo la comunión el ladrón. Él le contestó:  -Cuando el ladrón le dijo al viejo monje que le hubiese gustado ser como él, entonces el monje se enalteció apoyándose en sus virtudes y buenas obras de una vida larga, pero se condenó a si mismo mientras él ladrón con un corazón humilde y quebrantado, arrepentido por sus pecados la tenía intención de seguir cualquier penitencia hasta el último día de su vida y Dios viendo sus buenas intenciones, le perdono mientras al viejo asceta le condeno por su actitud arrogante. Dios aprecia más un pecador humilde qué un fiel devoto pero enorgullecido. Los hombres también pueden perderlo todo por presumir al igual que han perdido los ángeles caídos cuándo fueron echados del cielo ...Tomar nota de este relato para qué todos los esfuerzos ascéticos de una vida no queden en la nada. Leer a continuación otro caso de un ascético que vivía en un monasterio y que ha adoptado un huérfano de 3 añitos. El abad le enseño al joven vivir una vida en austeridad digna de un místico. El ascético era sorprendido de todo lo que hacía el joven. Pasaba todas las noches en oraciones, durmiendo poco y comiendo solo lo suficiente para vivir. Toda la comunidad se alegraba de ver la vida exquisita del joven considerándole un santo y dando gracias a Dios por tenerle en la comunidad. Pero el joven enfermo y murió a los 18 años y le enterraron. En los siguientes días, el Abad rezaba al Señor que le descubriera en qué lugar está el alma del joven. Dios le descubrió al acético que el joven padecía en el infierno. Entonces el viejo estalló a llorar diciendo: -Oh Señor misericordioso, ¿qué injusticia es esta? porque este joven ha seguido una vida de ángel y tenía muchas buenas obras además de que muchas veces su comida era solo unas hierbas y poco pan? Pero en seguida una voz le contesto: -Oye viejo no blasfemas a Dios, porqué el Señor es justo y nunca comete ninguna injusticia. Al niño le has enseñado todo para seguir una vida santa, pero no le enseñaste la humildad. Por lo tanto, el joven se consideraba ya de antemano un santo y por razón fue condenado, porque Dios es misericordioso, pero también es justo y está en contra de los orgullosos. Este conmovedor hecho real se ha escrito al final para qué se tome nota y que no se enorgullezca nadie, aunque haya cumplido con todos los mandamientos del Señor. Lo que dijo San Juan Bautista” Es preciso que él crezca y que yo disminuya “Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud” (Juan 3:30) refleja muy bien el estado de los corazones humildades. El capítulo 9 El afán desordenado de poseer riquezas, nace dentro del corazón el deseo de tener y acumular más de lo que uno necesita. Lo peor de todo es que nunca no puedes saciar el avaricioso porque, cuanto más tiene más quiere. Igual que el mar en el cual desembocan muchos ríos, pero por mucha agua que lleve no termina nunca de llenar el mar. San Pablo llama la codicia como el comienzo de todo los abusos e idolatría. De todas las transgresiones no existe una más inhumana que la avaricia. El que valora el oro más que a los demás, tiene pocos sentimientos de amor y respeto incluso para sus propios padres o hermanos y no desea otra cosa que no fuera el dinero. Por lo tanto, Dios les decía a los apóstoles qué es muy difícil qué un rico entre en el Reino de Dios. No esperes ninguna ayuda de parte de personas que nada les contenta, porque no llega nunca tener suficiente, y
  • 15. nada les saciarán, estarán siempre de malas ganas incluso con el mismo, ni tendrá compasión alguna hacia el necesitado. Es como una hucha que recibe todo lo que depositas en ella, pero no te da nada de su contenido. Pero si se rompe, es decir, cuando llega la hora de su muerte, entonces se quebranta y deja todo, y cuando ya no se tiene cuenta de su voluntad. Lo mismo le pasa al avaricioso que recibe todo y lo guarda para él hasta el día de su muerte. Entonces en contra de su voluntad la fortuna que ha acumulado con esfuerzos se queda en manos de los herederos y de los que no quisiera ni hubiera dejado nada. Todas sus vidas han amado el dinero más que a Dios, pero ahora el dinero no le devuelve nada. Los demás transgresores y apasionados, no han tenido ni mucho menos una vida santa que les beneficiara a sí mismos, pero por lo menos han servido y han sido útiles para los demás. Pero el avaricioso por su codicia es el más pobre de todos. Todo el oro que tenga no lo utiliza ni para sí mismo y tampoco para ayudar a los demás y en muchas ocasiones la herencia cae en manos de sus enemigos. Al avaricioso nadie le quiere incluso sus propios hijos le odia y le desea la muerte para quedarse con su fortuna. Judas ha vendido al Señor Jesús Cristo por 30 monedas de plata. Jesús dijo con mucha pena sobre Judas que era mucho mejor que este hombre no hubiera nacido. Cuando no deseas dinero ni cosas de valor tienes infinita paz en tu corazón. Pero deseando las riquezas de este mundo, tu corazón sufre pena por no poder tenerlo, y si por fortuna alguna vez consigue dichosa riqueza, se instala el miedo de no perderlo dentro del corazón. Tener riqueza o no es un sufrimiento que no genera ningún consuelo, pero si el día mañana te despides de este mundo entonces iras no solo con las manos vacías, pero también cargado de pasiones y pecados por los cual se te preguntara de cada uno en particular. Oh miserable... de que te sirve todo el oro que has acumulado.? Recuerda la parábola de Lucas (12 .16) que nos dijo Jesús; «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; “¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?” Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come y banquetea.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?” Esta es la única verdad que debería recordarlo todos los que ama la riqueza. El pensamiento que un día te vas a morir y lo vas a dejar todo enfrenara tu deseo de tener mucho de lo material, para inclinarte más bien hacia el espiritual, y puede que el hecho de que nos vamos vacíos de este mundo, sea suficiente motivación para difamar la riqueza y conformarse con lo que tengamos sin olvidar de agradecer a Dios por todo lo recibido. Además, que al morir no sentirás tan enorme pena por despedirte de una fortuna qué incorrectamente lo hayas conseguido, ni tampoco alguna satisfacción de que fuera conseguido honestamente porque ¿de qué te servirá todo el dinero del mundo cuando serás alimento para los gusanos dentro de una tumba, mientras que tú familiares y herederos lo disfruta y lo reparten entre ellos hasta que les tocara lo mismo? Tan solo en vida tu dinero puede ser de gran ayuda, pero no cuando te jactas del dinero, sino cuando lo repartes entre los pobres y necesitados que no tienen ni para comer. Es un gran pecado tener más de lo que necesites, cuando eres indiferente a los desfavorecidos y no ofrecer ayuda a los necesitados. La avaricia también tiene otras siete particularidades parecidas. Primera es la roñosería, que te determina acumular más de lo que necesita uno para vivir sin compartir nunca con los más desfavorecidos. Segundo es un trastorno que nace por el miedo de no perder la riqueza, como también el impulso de tener más y más dinero. La tercera particularidad es el abuso, empleado con el mismo propósito de ser aún más rico. El cuarto es la mentira y el engaño para conseguir los bienes ajenos. El quinto es el falso juramento con el mismo fin, el sexto es el engaño y la fraude y lo último es la traición, dónde tenemos que recordar como ejemplo a Judas Iscariote. Se considera
  • 16. siempre un pecado cuando dispones de medios, pero te niegas en ofrecer ayuda a quien lo necesite. Es pecado cuando tu riqueza ha sido robada y ha causado daño a terceros También se considera pecado cuando por mucho afán de conseguir más riqueza trabajas incluso los domingos y no cumples con el mandamiento de Dios: “Respetar el día del Señor”. La avaricia es un tirano que separa tu alma de los bienes eternos al cambio de unos placeres temporales de cual solo puedes disfrutar muy poco tiempo. Todos los bienes prometidos de Dios no se les dan a los avariciosos sino a los pobres en espíritu que han renunciado a los placeres mundanos para conseguir los eternos. Es decir, a los pobres de pasiones y pecados. Los avariciosos en cambio recibirán el castigo eterno. Trata de averiguar cuánto daño te causará la fortuna que ahora tienes, pero el mundo de más allá cuando no la verás más y además será sustituida por tormento eterno. No te hagas ilusiones en disfrutar esta vida en riquezas, porque tras la muerte pierdas el Reino de Dios, porque donde tiene el hombre la fortuna tiene su corazón y es imposible que alguien puada servir a dos amos, al Señor y en el mismo tiempo a mamona. Si eres pobre y solo piensas cómo hacerte rico también es otra clase de avaricia espiritual que se somete a la misma pasión y deseo de enriquecerse y se considera incluso mayor pecado que lo escrito más arriba porque no agradecer a Dios por la salud y la vida a pesar de estar en una situación de pobreza, es como perder el mayor mérito que un hombre pueda hacer, incluso más que las buenas obras de caridad si tuviera dinero. Los filósofos antes, por esta razón odiaba la riqueza qué tanto les alejaba de la sabiduría y las virtudes sin poder conseguir la iluminación de Cristo y por eso escogían siempre la pobreza a pesar de que se les ofrecía la riqueza. Tú deberías conocer está verdad y pasar de buena voluntad a las buenas obras agradeciendo por todo lo que tengas al Señor nuestro Dios considerando la pobreza como un medio seguro de la salvación de tu alma. Todos los Santos Padres han vivido una vida de austeridad, con poca comida y bebida usando ropa simple intentando imitar un poco la vida humilde de Jesús Cristo. Debería recordar todos nosotros lo que está escrito en la Sagrada Biblia sobre un cierto hombre Ananías y su mujer, Safira que, en apariencia, seguía la conducta de otros creyentes cumpliendo con el donativo, pero Ananías y su mujer han perdido la vida por mentir al Espíritu Santo, a causa de su avaricia. En el pasaje de Josué, se describe el pecado de Hacán, que robó secretamente del botín de Jericó, sabiendo que pertenecía a Dios y éste lo castigó con la misma muerte. Judas Iscariote, es otra víctima conocida de la codicia. De siempre la pobreza ha sido una vía más simple para conseguir la salvación del alma, y es porque los pobres están agradecidos continuamente al Dios Todopoderoso a pesar de su malestar y todo el apoyo está respaldado en Jesús Cristo. Por lo último si eres rico debes considerar tu riqueza como dice en el Eclesiastés “vanidad de vanidades, toda vanidad” que no merece la pena desearla y comprar con ella la condena eterna. Muchos santos han sido ricos y han terminado su vida en pobreza renunciando a todo. En un solo día se puede perder todo y ¿a quién dejarás la fortuna que tienes? Cuando tu cuerpo que tanto has cuidado con todo tipo de placeres se lo comerán los gusanos, el dinero lo repartirán los herederos incluso llega ser repartido en manos de tus enemigos, y tu alma que vale más que el mundo entero será arrastrado al infierno dónde los demonios son implacables y crueles. Haga caridad con el dinero, para que tú corazón no sea herido de esta serpiente llamado codicia. porque lo que repartes a los pobres nadie te lo puede quitar y será una fortuna en los cielos. Leer a continuación un hecho terrible de un avaricioso. En Italia en una localidad que se llama Spalato se conoce un lago muy hondo llamado el Lago del campesino. El campesino era un hombre rico pero avaricioso, que no permitía ningún pobre acercarse a su puerta de lo roñoso que era. Los pobres y los desfavorecidos nunca conseguida ni un trozo de pan siquiera de su casa. Un día cuando estaba trabajando junto a sus hijos se acercó a su casa un pobre con un aspecto de ángel y pidió a su nuera
  • 17. algo de comer. La nuera en cambio, tenía un buen corazón así que le dio todo lo que quería, pero le pidió que se vaya antes de que llegue su suegro para no formar un escándalo por haber hecho misericordia con él. Entonces el ángel le dijo que esta noche Dios va a castigar el inmisericorde y dueño de esta casa de forma que, cuando vea emanar agua dentro, que no espere más, que coja un niño y que se alejara cuanto antes. Entonces la mujer después de la cena, vio emanar como una fuente de agua en interior de su casa. Así que se llevó a los dos niños y fue corriendo hacia el monte. El caserío se inundó y se tragó a todos ahogándoles, pero también un río de agua seguía a la madre de los dos hijos, por no obedecer al ángel y haberse llevado a los dos niños. Entonces la mujer entendió que la voluntad de Dios era de solo llevar un niño y dejó al otro en el suelo, para ser castigado según el juicio divino de Dios debido a la poca fe de su padre. Hasta el día hoy este lugar existe y está acorazado para impedir el paso y que nadie se ahogue más allí. Si por ser tan inmisericorde, Dios le ha dado tal castigo, entonces ¿cuál sería el castigo por abusar y explotar a los pobres? y poner intereses muy altos al dinero prestado, y por comprar productos sueles pagar mucho por debajo del precio justo. ¡Oh codicioso! ¿Por qué no temas por tu alma que arderá eternamente en el infierno que es el lugar donde reina la muerte, un lugar donde están atormentados según la justicia divina los demonios y todos aquellos que han enojado a Dios por ser insensibles e ignorantes? El infierno pertenece más bien para los demonios, porque ellos nunca se arrepentirán, tras de la puerta de infierno solo queda la desesperación, el patio que tiene son los cerrojos, las ventanas son las oscuridades más profundas, la mesa la peste y el mal olor, la comida es el hambre y la bebida es la sed, el reloj es el llanto y el aposento es la llama sin apagar, donde el consuelo es el rechinar de los dientes y el atormento sin cesar. Y todo esto no es nada a comparación con la separación de Dios para estar siempre en compañía de los aterradores demonios. ¿Porque no temes a Dios y Le pidas perdón? porque nunca es tarde para recibir la misericordia del sublime Jesús Cristo mientras que para morir nunca es demasiado pronto. Porque no obligas a tu corazón mirar con compasión hacia los desfavorecidos haciendo toda la caridad que puedas, para librarte del terrible juicio final dónde las lágrimas tardías serán ignoradas, los lamentos no escuchados, el fuego no se apagara, el duelo incesante, la angustia inconsolable y el sufrimiento eterno. No solo en la otra vida Dios castiga el inmisericorde pero también tenemos acontecimientos de hechos reales que han sucedido en esta vida, que muestra cuanto odia Dios esta pasión. En los años 1516 en Florencia hay un monasterio llamado San Marco dónde vivía un ascético Antonio. Era un hombre devotó, muy y muy sabio. En una noche escucho mucho ruido en la calle, y salió a preguntar qué estaba pasando. Parecían jinetes con sus caballos y sombras oscuras, pero nadie contestó ninguna palabra. Entonces Antonio les conjuro en nombre de Jesús Cristo que dijeran quiénes son. Entonces ellos contestaron” Demonios somos y vamos a por un hombre muy rico para traerle al infierno porque el Señor lo permite para que sea ejemplo para otros” Vale, después de cogerle volver a pasar por aquí” les ordenó el sacerdote. Sobre la primera hora de madrugada el ruido era aún más tormentoso, y había un hombre atado y arrastrado por un caballo y que recibía todos tipos de insultos y golpes. El demonio le decía a los demás: “mirad al prestamista que sangra a los huérfanos y a las viudas”. Antonio no pudo decir ninguna palabra por el miedo qué tenía y paso todo el día triste de lo que había visto. El día siguiente los hijos de este padre avaricioso le pidió al sacerdote para que vaya al pomposo entierro de su padre y que diga unas buenas palabras en memoria del difunto. El padre Antonio también les pidió a los hijos que les enseñé el cuerpo sin vida. Pero ellos encontraban muchos motivos para no abrir el ataúd. Entonces el sacerdote les dijo; A mí me vais a engañar villanos...Esta noche he visto a vuestro padre pasando vergüenza y sufrimiento cuando los demonios se lo llevaron al infierno y lo mismo os pasará a vosotros
  • 18. de no ser que devolváis lo que habéis quitado a los pobres y no os vais arrepentir por vuestros pecados. Los hijos avergonzados de este descubrimiento inesperado dejaron los gastos y el funeral sin hacer y se fueron. En otro caso real, Kesarie cuenta en un libro, qué un hombre amaba mucho el dinero y pidió a su mujer que guardara en el día de su entierro una bolsa llena con monedas de oro, pero que no se enterara nadie. Pero alguien lo averiguo y después de que murió el codicioso. a la noche siguiente d del entierro fueron a por el oro. Pero al abrir el ataúd se llevaron un susto de muerte. Había allí dos demonios encima del cadáver, uno sacando el oro y el otro metiéndoselo en el pecho rajado como en una autopsia diciendo “toma y sacia tu corazón con el oro qué has amado toda tu vida”. Los ladrones huyeron asustados buscando a quien contárselo. Un obispo después de cenar con su familia se durmió y tuvo un sueño donde decía que se encontraba antes el diván de Jesús Cristo y allí se le acosaba de muchas injusticias que él ha cometido durante su vida a cuál él no podría defenderse por ninguna acusación ni negarlo. Entonces escuchó la sentencia aplastante de llevar su alma al infierno, y que lo entregarán a los demonios porque nunca ha abandonado el pecado ni se ha arrepentido. Al despertarse fue a la iglesia y se lo contaron a los monjes. Los hermanos le aconsejaron dirigirse al padre confesor y hacer una confesión general, con mucha penitencia para conseguir el perdón. Pero él decía que no es posible que haya salvación para él y se negaba arrepentirse. Le acompañaron entonces a su casa y cuando tuvieron que cruzar un río, vieron acercándose un barco vacío muy diferente como no se haya visto nunca antes. Pero él veía y decía que el barco está lleno de los demonios que han venido a por él y en un instante han desapareció los dos, él y el barco. En otra ocasión un hombre rico estaba muy enfermo y esperaba la muerte. Entonces pidió a su siervo qué sacará alimentos y cereales de su bodega para dárselo a los desfavorecidos. El servidor le obedeció perro no encontró alimentos sino solo había serpientes. El enfermo al escuchar que encontró su criado estalló a llorar devolvió todo lo que le había quitado antes a los pobres, confesó y después de haber tomado el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El último deseo fue que tirara su cuerpo sin vida tras la muerte, para que se lo comiera aquellas serpientes y de esta manera pagar por sus pecados para que no tenga que sufrir para siempre en el infierno. Así se ha hizo y las serpientes no tardaron en comerle con la carne y los huesos enteros sin que sobrará nada de él. Los avariciosos además son considerados ladrones y sanguijuelas por la manera que sangran a los más desfavorecidos mientras que ellos se sacian comiendo y se hartan de todo lo bueno dejando los pobres que se mueren de hambre. Pero pobrecitos y desamparados serán ellos, porque solo disfruta temporalmente del manjar, y al cabo de esta vida corta pagaran por haber explotado y causando sufrimiento y trabajo a las viudas y huérfanos y su recompensa será la angustia y el tormento junto a los crueles demonios a quienes haya obedecido. Capítulo 10 En este capítulo hablamos sobre la lujuria. San Pablo en epístola a los Romanos dice; “Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, la casa donde descansa Dios. El que derrumba esta casa, también Dios le aterrara a él. Todos los demás pecados ensucian el alma solamente, pero la lujuria el adulterio profana las dos partes, el alma y el cuerpo junto. La belleza del cuerpo es mentirosa y engañosa porque con poca dulzura ciega al hombre y le despoja de la vida celestial. Las relaciones íntimas se hacen según los mandamientos de Dios con el acuerdo de las leyes escritas de nuestros santos padres y no son considerados pecados. Pero la lujuria es un pecado mortal que se puede evitar fácilmente si se evitan los lugares donde se comete la lujuria. El que se imagina qué solo
  • 19. podría probarlo, pero luego se apartarse de esta pasión, definitivamente se engaña a sí mismo. A un viudo le cuesta abstenerse mucho más que a un joven que no haya conocido todavía los toques íntimos. El apetito sexual es considerado como un caballo desenfrenado. Para poder tener controlado este deseo trata de no ofrecer al cuerpo más de la comida necesaria para vivir sin ser comidas y vinos exquisitos. El que se corrompe con este pecado mortal, luego lo tendrá muy difícil encontrar el camino a la penitencia, ni podrá levantar los ojos al cielo en oraciones, más bien se semejará a los animales de la tierra, cegado a la verdad y ansioso de cometer pecados que ni los animales jamás lo hayan hecho. San Pablo dice claramente en una de sus epístolas, que no se engañe los adulterios sodomitas y lo desenfrenados que no heredaran el reino de Dios. La materia de qué está hecha la lujuria es la avaricia por saciar el deleite del cuerpo. Como consecuencia y causa del abuso es disminuir la vida y despreciar toda la buena obra. Para no caer en esta pasión, debe alejarse de ella al igual que evitas el fuego para no quemarte. No cuentes con tu larga abstinencia porque la lujuria tiene influencias letales y hombres con virtudes llevando vidas muy decentes han sido víctimas de esta pasión. De este pecado sólo se puede librar los que huyen y evitan el contacto con las mujeres en el público para evitar de esta manera llegar con ellas a la intimidad. La bonita palabra de una mujer prende la llama del deseo Y solo muy pocos hombres han podido librarse del deleite de esta pasión y no pagar tributo al diablo por la lujuria incluso a nivel de la mente o el pensamiento. Este pecado está castigado por hacerlo, pero también se castiga el apetito y todo relacionado con el propósito de seducir. Es un fuerte combate entre tu mente y el deseo sensual, puedes ser víctima y estar en gran peligro si no sigues los siguientes consejos. En primer lugar, pedir al Dios Todopoderoso que te ayude luchar contra el deseo de la carne, evitando que tus ojos y tu mente abra la puerta y mire hacia esta pasión que debilita tu voluntad y te anima cometer el pecado. Cuando ya te decides hacerlo es igual de pecado en tu corazón como si ya lo hubieras hecho en realidad. A la primera vista ha surgido el deseo, luego nace la pasión que doblega la voluntad y termina con el acto de cometer la lujuria. Si no la hubieras visto, nada hubiera pasado. Nuestros padres Adán y Eva vieron que el árbol era bueno para ser comido, hermoso a la vista y deseable para alcanzar la sabiduría. Pues Eva se tomó el fruto prohibido y le dio a su marido también, qué obedeció confiado a las insinuaciones de la mujer y comió del árbol también. Y en consecuencia los dos fueron condenados. Vemos a David el profeta que después de haber visto a la Besaba cometió el adulterio. A su hijo Solomon le ha pasado lo mismo. Muchos hombres santos y virtuosos se han herido el corazón mirando la belleza de alguna mujer ya lo han perdido todo por la engañosa pasión incluso aún después de haber cometido el pecado, algunos no se han rehabilitado más. En conclusión, no mires nunca una mujer apasionadamente y no pienses en su belleza ni en sus líneas. En el evangelio de Mateo capítulo 18 se dice “Si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo fuera de ti; que más te vale entrar en la Vida eterna con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado al fuego eterno. “Aquí se refiere precisamente a no mirar lo que te puede perjudicar. El oído es otra ventana abierta, al corazón donde la voz bonita y las palabras parezcan un cantó precioso de mujer que enamora a cualquiera. El buen olor de las rosas que suelen llevar siempre las mujeres y los vestidos y perfumados es otra causa de atracción. Si no se evita ir en lugares íntimos donde a continuación surge el tacto y el suave toque de la mujer, sería imposible no desencadenar la caída en la apasionada lujuria. A los clérigos se le aconsejaban ir de visita acompañados cuando se trataba de visitar a mujeres y viudas. Los que conocen estos posibles peligros saldrá vencedor contra la tiranía de la lujuria que es el demonio disfrazado en deleite. Como es imposible tocar el fuego y no quemarte, con las mujeres tampoco es posible relacionarse sin sentir atracción por ellas. San Juan Bautista ha sido bendecido en el vientre
  • 20. de su madre y se ha criado alejado de todo el mundo para superar las tentaciones del cuerpo, y tú crees que relacionándote con mujeres te vas a librar de la pasión carnal, ya que solo con mirar en tu corazón hayas cometido el pecado de verla y desearla. No toméis mal estos consejos porque sabemos que en realidad muchos clérigos y buenos cristianos han caído en estas pasiones y han llegado ser la vergüenza de todo un pueblo. En fin, lo último que tienes que cuidar más que la vista el oído y el olfato es el vino y las buenas comidas. No comas ni bebas sin moderación, porque el ayuno y el enfrenamiento son los únicos medios para resistir a las tentaciones de la carne. Todos los santos han tenido una vida austera para evitar las tentaciones, pasando la noche en oraciones, durmiendo poco vistiendo siempre mala ropa. Nosotros los pecadores de poca fe, en vez de disminuir este fuego, lo alimentamos aún más con mejores comidas y vinos y le ofrecemos todo el deleite posible a nuestro cuerpo. Para apagar el fuego saca la materia que le alimenta este fuego. El que disfruta una vida noble y quiere superar las tentaciones de la lujuria es como intentar apagar el fuego con aceite. La segunda arma contra el propio cuerpo es alejar nuestros malos pensamientos en el momento que entra en nuestra mente. Si lo consigues echar de tu mente y no lo recuerdes más sustituye estos pensamientos por algo qué te puede dar fervor y humildad espiritual. Prevenir un incendio es más fácil que intentar apagarle, pero si los pensamientos persisten no tardes en recurrir a las oraciones y pedir ayuda al Señor Jesús Cristo, al igual que si estuvieras en una tormenta y tu vida corriera peligro. Así rezando, con oraciones y salmos, con el Padre Nuestro, recordando lo que ha sufrido nuestro Señor Jesucristo en su pasión para librarnos del infierno. En tus oraciones siempre debes de recurrir también a la Virgen María para ayudarte vencer las tentaciones. Para este pecado es preciso acudir al sacerdote donde confiesas habitual, aunque no lo hayas cometido con el hecho y solamente has recibido su dulzura y el placer en tu mente que también se considera pecado. Recuerda como Dios Ha quemado las 5 provincias de Sodoma, y la ciudad de Saquen lo ha arrancado de sus cimientos y al pueblo de Benjamín lo ha borrado de la historia. La lujuria sobre todo ha sido el pecado castigado con un diluvio qué ha ahogado a todos excepto a Noel y su familia. Es un pecado que nunca sacia al cuerpo y no es posible practicarlo solo por un tiempo luego dejarlo, porque esto es casi imposible, porque cuanto más lo practiques tu cuerpo más lo desea, tu voluntad debilita y las tentaciones aumentan. Si no estás en contra de la costumbre pronto se convertirá en una necesidad y adicción. Trata de un principio impedir qué estás raíces broten en tu corazón y en cuanto más luchas en contra de esta pasión, más fuerte estarás porque has vencido al demonio, entonces al igual que el Señor cuando venció las tentaciones del demonio en el desierto, los ángeles de Dios se acercarán a ti también para servirte. Pero si no logras superar y enfrenar tu deseo sensual, y probaras la dulzura del pecado que además se pasa tan rápido como un rayo, tu conciencia quedara amargada mucho tiempo. ¿Cómo no te avergüences del ángel de la guarda que siempre tienes a tu derecha y te cuida en todo momento?, aún más te digo. ¿Cómo no te avergüences antes Dios Todopoderoso que está en todas partes mientras tú te atreves a pervertir tu cuerpo olvidando que el Señor ha padecido suplicios indecibles en su pasión para que todos tus partes del cuerpo se haga miembros del Cuerpo de Cristo en espíritu de la verdad a través de los santos sacramentos que nos ha dejado, de lo cual el bautismo es el primero, la confesión y la comunión con el santo cuerpo y la sagrada sangre de Jesús Cristo sin las cuales no se puede nadie salvar. Mientras habías guardado la pureza de la virginidad eras semejante a los ángeles en el cielo, pero cayendo en la lujuria has convertido tu imagen a la misma de los cerdos revolcándose en el barro... Mira que belleza y qué olor le queda el cerdo al salir de la basura, pero tú has ensuciado algo de mucho más precio que tu cuerpo, que es tu alma, a cuál no podrás lavar con el agua, si no solo con muchas lágrimas de arrepentimiento. Una alternativa de librarse es de cometer la
  • 21. fornicación es posponer el momento del acto para otro momento en el futuro si acaso. Una vez superada la tentación piensa cuánto has ganado y qué provecho has conseguido no haciendo caso al deseo de la carne. Pero si hubieses cometido el pecado, la dulzura y el placer se hubiera disipado al igual que al despertar de un sueño bonito, y solo te hubiera quedado lamentar y llorar tu pecado además lo que es aún peor, recibir la condena del fuego eterno al final de tu vida. Maldito demonio de los placeres carnales, que por un placer de unos momentos arrastras tantas mujeres y hombres al infierno. Jóvenes y mayores, abrir por favor los ojos y por bien de vuestras almas, de no cometer este pecado mortal para no caer en las trampas que os tiende el diablo. Recordar que algún día vamos a morir y que podemos llegar a padecer el eterno sufrimiento debido a nuestra ignorancia. La apariencia tan bonita y encantadora de la persona que deseas, pronto tendrá aspecto de un cadáver en putrefacción con mal aspecto y olor. Hay una historia donde se cuenta que un monje joven tenía el corazón herido de la belleza de una mujer y siempre se obsesionaba con ella. Un día un amigo suyo vino a verle y le dijo qué aquella mujer se murió inesperadamente. Entonces él monje fue al cementerio en una noche con una toalla y limpio el cuerpo descompuesto de la difunta, con una toalla. Desde aquel día cuando volvía a tener deseos y ganas carnales buscaba aquella toalla y se reprendía así mismo diciendo; Toma fornicario y disfruta del cuerpo y del buen olor de la putrefacción en el cual tú también te vas a convertir algún día. Así ha conseguido el monje superar la tentación del diablo de la lujuria y dando gracias a Dios ha pasado más tiempo en oraciones. Nuestro cuerpo no tiene un aspecto tan precioso sin la piel que le cubre. Imagina un fuego que no se apaga nunca, que te quemara eternamente a causa de este pecado que has cometido. ¿Qué aspecto lamentable tendrás entonces? Piensa que esto podría ser la realidad del día de mañana mismo, y de esta forma renunciaras más fácil al pecado carnal. También recordamos el caso real de un monje que recibió una mujer para pasar la noche en su celda por el temor de que pudiera ser víctima y presa de los animales estando desamparada y sola en la noche. Pero la mujer tenía la intención de seducirle. Al ver el monje en qué peligro se encontraba puso la mano directamente en la llama de una vela y aguanto hasta que la habitación tenía un olor fuerte de la piel quemada. Asustada por la reacción inesperada del monje, la mujer se murió de un infarto. Pero en la mañana siguiente y gracias a las oraciones del monje, la mujer ha sido resucitada con el poder de Dios y tras esta experiencia la mujer cambio su vida por completo incluso recibió el bautismo de Cristo. Pero si tú no puedes superar el deseo de la pasión capital del cuerpo, pon solamente un dedo en la llama de una cerilla entonces si puedes soportar el dolor ¡que vayas a cometer el pecado! Pero si no puedes soportar el dolor ni con un solo dedo ¿cómo podrías soportar el fuego sin apagar del infierno? La belleza de una persona que el mismo Dios ha puesto sobre lo creado no se utiliza para ensalzar tu mente ni presumir del don recibido de Dios, sino para que conozca al creador, y en cuanto más hermosa la belleza más agradecimiento de debe a Dios por la infinita generosidad y por el amor depositado en todo lo creado. Porque la belleza no se debe al cuerpo y no viene por sí mismo, sino es el atributo del alma, la imagen semejante a Dios, porque cuando el alma abandona el cuerpo toda la belleza desaparece. El alma es la belleza semejante a imagen de Dios qué adorna el encanto de un cuerpo con vida. Con los años la juventud se pasa y nos encontramos que la piel y los miembros del cuerpo que antes parecían hermosos, ahora han perdido la belleza. El profeta Isaías grita a voz alta” Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo”. Por la mañana espléndida y por la noche se marchita. Tú cuando vez un rostro de una mujer hermosa, imagina también cómo será de bonita dentro de cincuenta años. No cuenta con la apariencia del presente, si no en el aspecto que tendrá después de la muerte. Como el cielo es parece más bonito que la tierra también el alma es más hermosa que todas las demás
  • 22. cosas de la tierra. Si fuera posible detectar la belleza de un alma con nuestros ojos, hubiéramos ignorado todas las otras maravillas del mundo. Pero Dios lo ha ocultado a nosotros la belleza del alma para que no ser tentados en la soberbia que fue la misma causa de caída a los ángeles por haberse enaltecido en contra de Dios. Mi exhortación es de embellecer vuestras almas con virtudes y buenas obras para ser realmente de agrado a Dios y no a los hombres. Si quieres ser lindo, entonces lava tu alma con las lágrimas del arrepentimiento y regocija tu cuerpo con oraciones y ayunas. Aquí serás despreciado por los demás si vas a seguir el camino acético hacia la salvación, pero solo por un corto plazo porque la recompensa el reino de Dios será indecible y brillarás como un sol para toda la eternidad. Sí te preocupas solo por el aspecto exterior de tu cuerpo, pero el alma está sucia y cargada de pasiones, cuándo resucitaras en la vida de más allá, tendrás un aspecto desolador. Recuerda la belleza de las hijas de Caín qué ha sido la causa del diluvio y la muerte de todos. La lujuria disminuye la vida y deteriora la belleza del cuerpo, te hace desperdiciar la honestidad y te trae enfermedades muy graves de cuál solo escaparás con la ayuda y la misericordia del Señor. Pedro Dañinos escribe en un libro, un cuento terrible qué ocurrió en un pueblo conocido de Parma, en una noche de 14 de octubre cuándo se celebraba dos Santos Patrones de aquel lugar. Había un hombre que salió a trabajar muy temprano. Otro hombre que iba detrás de su mujer, buscando siempre una ocasión. Entonces aprovecho para sustituirle en la cama, haciéndose pasar por su marido, y se acostó con ella, luego antes del amanecer se fue. Al volver a casa el hombre justo y con temor a Dios, quería ir a la misa para comulgar, pero su mujer le echó una bronca por no haberse enfrenado la noche anterior y ahora atreverse participar al servicio litúrgico. Pero él lo negaba y entonces conocieron los dos que el engaño. Entonces la mujer por ser siempre fiel a su marido, estallo a llorar, luego fue a la iglesia donde pedio al Señor que le perdonara e hiciera justicia y que descubriera al autor de la lujuria para que todos vean y comprenda cuánto odia Dios ese pecado. Entonces un diablo entro en el miserable qué cometió el acto tan deplorable y le tiro contra el suelo unas cuantas veces hasta que le mato y todos quedaron asustados de descubrir de esta manera la verdad. Otro hombre al cometer adulterio con una mujer al volver a casa tenía un aspecto demoniaco en su rostro y todos huían de él. Al darse cuenta de su falta por la transgresión que ha cometido, quería buscar un sacerdote para confesarse y todo lo que se encontraba de camino a la iglesia, hombre y animales se alejaba de él por su aspecto horripilante. El mismo sacerdote no quiso abrirle la puerta pensando que es el diablo, pero el hombre detrás de la puerta lloraba y le contaba lo sucedido y la causa del aspecto horrible que tenía. Al recibir la penitencia volvió a casa con su aspecto normal. Muchos milagros se podrían contar más en relación con este pecado, pero creo que es suficiente con lo que se ha escrito. Capítulo 11 La ira no es un pecado condenado de Dios tanto tiempo que el propósito no es solo reprender sino corregir la falta y rehabilitar al pecador. Tenemos como ejemplo a San Elías del Antiguo Testamento. Pero si tienes una responsabilidad y no tomas medidas cuando hay una injusticia entonces si cometes es pecado, porque fomenta la maldad y causa daños para los demás. El mismo Señor Jesús Cristo ha hecho uso del látigo sobre los que vendían en la casa de Dios y no respetaban las leyes. La ira en general es un pecado cuándo además de la cólera, castigas alguna persona sin que sea justificado el castigo o es un castigo mayor de lo merecido. La sentencia tiene que ser justa para que no sea considerada una injusticia,
  • 23. ni privar al acusado por el derecho de defenderse en un juicio justo. Maldiciendo y blasfemando una persona es también injusticia incluso el pecado es aún mayor en cuanto la víctima es inocente. Si le causas a una persona perdida de dinero u otro agravio con el propósito e buena intención de tu acto pueda llevarle por el buen camino en conocer la verdad con el fin de que el hombre pueda cambiar su vida, no es considerado un pecado. Los soberbios son los que más se enfurecen por causas e intereses propios. En realidad, toda persona qué comete injusticia causa más daño si mismos que a la víctima. Si deseas vengarte de alguien, recuerda que sobre ti cuelga un mal mayor y que nadie podrá hacerte más daño de lo que estás haciéndote tú mismo. Debería no pensar ni un momento tomar venganza sobre alguien ni por si te han causado algún daño muy grande, porque todos somos miembros del mismo cuerpo de Cristo y tenemos como deber tener compasión uno de otros. Esfuérzate mejor no enojarte contra el prójimo, aléjate un tiempo de él hasta que lo podadas olvidar y perdonar. El señor dijo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis dignos de ser hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y trae lluvia sobre justos e injustos. En momentos de ira, no tomen decisiones precipitadas, pero reza por no perder la paz interior. Abba Agatón ha sido preguntado ¿porque el demonio le temía a él? El abad respondió que, desde el momento que se convertido al monaquismo, nunca se enfurecido ni hablo mal contra nadie. Antes del que sea de noche, se encontraba reconciliado con su hermano, para no entristecer le. Siempre tendrás estas dos alternativas cuando alguien te causa alguna injusticia; te alejas de aquella persona hasta que se le pase la ira. Hablas con él en espíritu de la humildad y le calmaras. Pero lo más difícil es callarse y rezar por tu enemigo antes de discutir con él y Dios apreciara tu humildad. Pero si el tormento que sufres se debe por alguna falta tuya, deberías saber qué el Señor te lo ha enviado para la aflicción de tu corazón para conseguir el perdón de tus pecados. En conclusión, debes agradecer a Dios incluso por lo malo recibido, al igual que Job del Antiguo Testamento, el justo que aguanto siete años de sufrimiento y enfermedad más la pérdida de los hijos, amigos y los bienes materiales, sin decir ninguna palabra en contra Dios en todo aceptando la voluntad del Señor. El rey David que ha sido perseguido de Saúl y de su propio hijo, ha sufrido tantas injusticias, pero les ha perdonado a los malhechores, sin recordar el mal que ha sufrido por ellos. Los apóstoles se han alegrado y han bendecido a Dios por que han sido dignos de sufrir por su nombre. Con la misma alegría y el amor han aceptado derramar su sangre en nombre de Cristo entregándose al martirio siguiendo seguido el ejemplo de su Maestro y Salvador. Porque no tomas el ejemplo de los santos mártires para seguir el camino difícil y estrecho que te lleva a la salvación. Odia todo lo que te produce la ira porque el odio hacia tu prójimo te separara de Dios, cegara tu conciencia, el conocimiento del bien desaparecerá y solo te quedara el mal por conocer. Además, que los furiosos no suelen tener buena salud y termina hundiéndose tarde o temprano, a causa de su propio rencor y odio, porque la ira destruye la paz interior del corazón qué es lo más valioso que tiene el hombre mientras vive. Sin la paz interior tu vida es un tormento y un sufrimiento donde todo lo que te rodea está mal y corrupto. Cuando un alma pierde la paz interior deja atrás la puerta abierta para que el diablo entre y se apodere de su hogar. Qué puede ser más lamentable que una persona cometa actos de locura a causa de su ira que no es capaz de dominarla. No es cristiano el que no tiene el propósito de seguir a Cristo con el ejemplo de un corazón y una vida humilde y no intenta contener su ira. Mejor ser humilde y permitas que la gente haga lo que quieran contigo aquí en la tierra, pero en los cielos Dios te recompensarán con la vida eterna. De lo contrario, por tus actos violentos, las personas evitarán el contacto contigo y tu nombre se borrará del libro de la vida. La furia es la soga de cuál el diablo tira fuerte para abajo para arrastrarte al infierno, pero el manso y humilde de corazón corta esa
  • 24. cuerda con la navaja de la humildad, cuya piedra que la afila se llama Jesús Cristo y cuyo filo son las buenas obras. "¡Bienaventurados los mansos de corazón, porque ellos poseerán en herencia la tierra y bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios!" Un hombre se convierte en un sabio si nunca mira el mal, ni juzga al malhechor como a un tirano, sino le ve como a una víctima del diablo de cual tiene compasión, y reza por el según nos ha enseñado Jesús Cristo nuestro Salvador de hacer un bien a los que nos hacen mal. Cada mañana piensa y decide soportar cualquier injusticia que puedan hacerte los demás, preparado a recibirlo como merecido por tus pecados de la misma mano de Dios, que te ofrece la posibilidad de que te salves y heredes la vida eterna. Capítulo 12 La gula es un apetito desordenado del cuerpo y de la mente para comer y beber en exceso buscando el placer del paladar. Según el Evangelio de Mateo la gula es considerado un gran pecado que también ha sido la causa de la desobediencia de nuestro padre Adán. También la gula ha convertido el pueblo israelí en idólatras que se han separado de Dios por satisfacer sus vientres. La gula aumenta mucho el deseo de la carne que pone en peligro todas las demás virtudes y buenas obras. Dios no ha creado al hombre para que se harte de comer, sino para comer y mantenerse con vida. La gula es una ventana abierta a muchos pecados, dice San Gregorio el Teólogo y la clasifica en cinco partes. El tiempo de la comida, la calidad, la cantidad, la forma de comer, y la preocupación que adhiere por la comida. La primera tentación es comer antes del tiempo sin la necesidad y sin que sea la hora adecuada. La segunda tentación es comer las mejores y las más caras comidas. La tercera tentación es comer y beber más de lo que podamos comer y beber sin saciarse. La quinta y la última tentación es preocuparse por hacer comidas más ricas y exquisitas, gastar el tiempo y dinero para una excelente preparación, por lo tanto, esta pasión está incluida entre los siete pecados capitales. El exceso de vino además de comer, oscurece la mente y desenfrena la lengua para hablar abominaciones. Esta pasión hace ignorar los mandamientos de Dios y anima a otros en compartir el vicio y que el hombre arrastrado por el placer del vientre, pierda la voluntad para meditar sobre las virtudes espirituales. De no enfrenase del exceso y la insaciable gula, todo tu cuerpo enfermara, perderás la salud y gastarás más en medicamentos y médicos. La gula por otra parte es egoísmo, es el corazón insensible para los pobres y necesitados qué nunca reciben tu ayuda. Aunque no fuera un pecado muy grande la gula hace mucho daño a tu cuerpo por lo tanto deberíamos odiarla. Si te esfuerzas poner límites al exceso de vino y abuso de comida, más cerca estarás de las buenas obras que encamina una vida en las virtudes que Dios espera que sigamos todos nosotros. Tenga cuidado de no buscar las mejores comidas y confórmate con las comidas sencillas. Hambrienta te a ti mismo un poco para que las comidas simples te parezcan sabrosas. La cantidad de la comida que sea decente porque cualquier abuso puede ser comienzo de otras pasiones. Los borrachos, los adúlteros, los rapaces y asesinos, primero han consumido vino en abundancia, luego han cometido la transgresión. San Pablo dice” Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos, pues estas costumbres no son para servir a nuestro Señor Jesús Cristo, sino a su propio vientre.” Primero, comprende cuánto es la gravedad de la gula y ¿qué beneficio te puede dar el exceso de las buenas comidas y vinos? ¿Qué sabor te queda en la boca después de comer y beber en banquetes y ocasiones especiales durante toda tú vida? Permite que te conteste yo. ¡Como si no lo hubieses