PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
Monografía autismo
1. ESCUELA NORMAL DE EDUCADORAS LABASTIDA
INCORPORADO A LA SEP CLAVE 19PNL0003E
CURSO: PRODUCCIÓN DE TEXTOS
MAESTRO: ANA LAURA ALMAZÁN.
ALUMNA: ADRIANA GARZA RUIZ
GRADO: 6TO SEMESTRE
SAN PEDRO, GARZA GARCÍA, N.L.
JUEVES 11 DE MAYO DEL 2017
2. INTRODUCCIÓN
En el siguiente documento se mostrará un poco de información fundamentada y
un caso de una niña sobre la Necesidad Educativa Especial “autismo” que a veces
se puede encontrar en los jardines de niños tanto públicos como privados.
El autismo es un trastorno común en los niños que provoca problemas sociales y
generalmente éstos son tratados por una maestra sombra que los ayuda a realizar
las actividades que realizan los alumnos en la escuela.
Éste trastorno es desde nacimiento y puede ser tratado con psicólogos generales
o que estén especializados en el tema, llevando a cabo medicamentos, dietas y
ejercicios diferentes para lograr un buen avance en ellos.
3. Información básica sobre el trastorno del espectro autista
Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que
puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales
significativos. A menudo, no hay indicios en el aspecto de las personas con TEA
que los diferencien de otras personas, pero es posible que quienes tienen un TEA
se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas a
otras personas. Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de
problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy
altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en inglés) y personas que tienen
muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras
que otras necesitan menos.
Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían
diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno
generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus
siglas en inglés) y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones
se las denomina trastornos del espectro autista.
Signos y síntomas
Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas sociales,
emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados
comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias. Muchas
personas con TEA también tienen distintas maneras de aprender, prestar atención
o reaccionar ante las cosas. Algunos de los signos comienzan durante la niñez
temprana y, por lo general, duran toda la vida.
Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes características:
No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un
avión que pasa volando).
No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún
interés por otras personas.
Evitar el contacto visual y querer estar solos.
4. Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para
hablar de sus propios sentimientos.
Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos
quieren.
Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan pero
responder a otros sonidos.
Estar muy interesados en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni
relacionarse con ellas.
Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o
frases en lugar del lenguaje normal.
Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos
habituales.
No jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un
muñeco).
Repetir acciones una y otra vez.
Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el
sonido de las cosas.
Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras
que antes usaban).
Diagnóstico
El diagnóstico de los TEA pueden ser difíciles de hacer debido a que no existen
pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para llegar a
un diagnóstico, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo del niño.
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los
2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede
considerarse muy confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un
diagnóstico final hasta que son mucho más grandes. Este retraso significa que hay
niños con TEA que podrían no obtener la ayuda temprana que necesitan.
5. Tratamiento
Actualmente, no existe una cura para los TEA. Sin embargo, las investigaciones
muestran que los servicios de tratamiento de intervención temprana pueden
mejorar el desarrollo de estos niños.2, 3 Los servicios de intervención temprana
ayudan a los niños desde el nacimiento hasta los 3 años (36 meses) de edad a
aprender destrezas importantes. Estos servicios pueden incluir terapia para ayudar
al niño a hablar, caminar e interactuar con los demás. Por lo tanto, es importante
hablar con el médico de su hijo lo antes posible si piensa que su hijo tiene un TEA
u otro problema del desarrollo.
Incluso si a su hijo no se le ha diagnosticado un TEA, podría reunir los requisitos
para recibir servicios de tratamiento de intervención tempana. La Ley para la
Educación para Personas con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés)
establece que los niños menores de 3 años (36 meses) de edad que estén en
riesgo de tener retrasos del desarrollo podrían reunir los requisitos para recibir
servicios. Esos servicios se prestan mediante un sistema de intervención
temprana en su estado. A través de ese sistema, puede solicitar una evaluación.
Además, el tratamiento de síntomas particulares, como la terapia del habla para
los retrasos en el lenguaje, no requiere que espere hasta recibir un diagnóstico
formal de TEA.
Causas y factores de riesgo
No se conocen todas las causas de los TEA. Sin embargo, hemos aprendido que,
probablemente, existan muchas causas para múltiples tipos de TEA. Puede haber
muchos factores distintos que hagan que un niño tenga más probabilidades de
tener un TEA, incluidos factores ambientales, biológicos y genéticos
6. ¿A quiénes afecta?
Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero es
4.5 veces más frecuente en los niños que en las niñas.
Si tiene alguna inquietud
Si piensa que su hijo puede tener un TEA o que
puede haber un problema en la forma en que juega,
aprende, habla o actúa, comuníquese con el
médico de su hijo y coméntele sus inquietudes.
Si usted o el médico siguen teniendo
inquietudes, pídale al médico que lo remita a un
especialista que pueda evaluar a su hijo en mayor
profundidad. Los especialistas que pueden hacer una
evaluación en mayor profundidad y llegar a un
diagnóstico son los siguientes:
Pediatras del desarrollo (médicos que tienen una
capacitación especial en el desarrollo de los niños y en los niños con
necesidades especiales)
Neurólogos pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los
nervios)
Sicólogos o siquiatras para niños (médicos que saben acerca de la mente
humana)
Al mismo tiempo, llame al sistema público de intervención infantil temprana
de su estado para solicitar una evaluación gratuita a fin de saber si su hijo
reúne los requisitos para recibir servicios de intervención. A veces, a esta
evaluación se la llama evaluación “Child Find”. No es necesario que espere a que
el médico le dé una remisión o haga un diagnóstico para hacer esta llamada.
Las investigaciones muestran que los servicios de intervención temprana pueden
mejorar considerablemente el desarrollo del niño.
7. La historia de Mary Elizabeth
“Nuestro viaje personal hacia el mundo del autismo comenzó hace poco más de
ocho años, con el nacimiento de nuestro hijo Perry. Desde el comienzo, presentó
grandes dificultades. Lo primero que notamos fue que parecía muy intranquilo.
Siempre estaba molesto. Tenía una falta de reconocimiento en la mirada. No
comía. No dormía. A medida que pasaban los días, reconocimos más “signos de
alarma” del autismo, como comportamientos repetitivos, retrasos en el habla y la
audición, y otros.
Puse a Perry en la lista de espera de cada pediatra del desarrollo de Atlanta y los
estados cercanos. Me dijeron que tendría que esperar 6 meses como mínimo.
Mientras tanto, a los 12 meses, reunió los requisitos para el programa Babies
Can’t Wait (el sistema de intervención temprana de Georgia) debido a sus retrasos
en el desarrollo y comenzó un curso constante de terapias diarias. Cuando Perry
tenía 15 meses, finalmente conseguimos una cita con un pediatra del desarrollo.
El médico confirmó lo que yo ya sabía: Perry tenía autismo.
Lloré todo el camino a casa. Lloré durante 2 días, esperando y rezando poder
brindarle a este niño todo lo que necesitara. Según lo que investigué, se
recomendaban 40 horas de terapia de análisis conductual aplicado (ABA, por sus
siglas en inglés), que el seguro no cubriría. También encontré miles de páginas
sobre distintos enfoques de tratamiento, en las que se afirmaba que todos eran
eficaces para tratar el autismo. No podía darme el lujo de tomar la decisión
equivocada. El futuro de mi hijo dependía de eso.
Además, estaba embarazada de 7 meses de mi hija. Cuando Margeaux nació
tenía la piel de color azul y, de inmediato, presentó sus propios problemas de
alimentación y sueño. Los problemas de salud de Margeaux continuaron, uno tras
otro. También era inquieta, pero de una forma distinta a la de Perry. Cuando
Margeaux tenía 12 meses, nos encontramos haciendo una segunda evaluación de
Babies Can’t Wait (el sistema de intervención temprana de Georgia). Comenzó la
terapia de Margeaux y la de Perry continuó. Ahora, teníamos dos horarios de
terapia para manejar. El diagnóstico “oficial” de Asperger llegó a los 5 años de
edad. Fue un largo camino.
8. Mientras que los niños con un desarrollo típico están planificando sus actividades
extracurriculares y cuándo juntarse con sus amigos, las vidas de nuestros hijos
giran en torno a las terapias, día tras día, año tras año, generalmente los 7 días de
la semana. Las personas fuera de nuestra familia no pueden comprender las
destrezas necesarias con las que nuestros hijos necesitan ayuda.
Mis hijos increíblemente especiales han sido un verdadero regalo. Por supuesto
que, como cualquier madre, les quitaría todos sus problemas si pudiera. Me
esfuerzo todos los días por ser el tipo de madre que se merecen. Espero ser un
regalo para mis hijos, como ellos lo son para mí. Son una luz que brilla en muchas
vidas.
Mi mayor esperanza es que un día, pronto, mis hijos vivirán en un mundo donde
se los acepte y aprecie a pesar de sus diferencias. Mientras yo esté aquí, trataré
de rodearlos de personas que los amen y acepten durante su vida en este mundo,
porque el autismo nunca se toma vacaciones”.
9. CONCLUSIÓN
Para concluir con este trabajo, pudimos observar que el autismo es un trastorno
severo, ya que los niños son dependientes de una maestra sombra para que
puedan realizar sus actividades ene l jardín de niños, puede ser tratado, puede
lograr un avance en su transcurso de vida, pero no tiene cura.
En los jardines de niños a los que he asistido, solo me ha tocado dos veces
observar a este tipo de niños y la verdad es tener mucha paciencia para trabajar
con ellos y facilidad de poner controlarlos, aun así siendo educadoras, es difícil
tratarlos.
Bibliografía:
https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/autism/facts.html