2. En cinco
ocasiones,
Isaías nos
ofrece
vislumbres de
la vida y obra
de Jesús:
Canto
primero:
Isaías
42:1-9
Describe la tarea de
Jesús: Traer la justicia y la
ley a todo el mundo. Su
comportamiento será
humilde.
“No quebrará la caña
cascada, ni apagará el pábilo
que humeare; por medio de
la verdad traerá justicia”
(Isaías 42:3)
Canto
segundo:
Isaías
49:1-7
Revela la obra de
salvación de Jesús y
anuncia sufrimiento y
rechazo.
“Poco es para mí que tú seas mi
siervo para levantar las tribus de
Jacob, y para que restaures el
remanente de Israel; también te
di por luz de las naciones, para
que seas mi salvación hasta lo
postrero de la tierra” (Isaías 49:6)
Canto
tercero:
Isaías
50:4-9
Jesús sería azotado,
golpeado, torturado,
humillado; pero confiaría
en que Dios lo ayudaría y
lo vindicaría.
“Di mi cuerpo a los
heridores, y mis mejillas a
los que me mesaban la
barba; no escondí mi rostro
de injurias y de esputos”
(Isaías 50:6)
3. Canto cuarto:
Isaías 52:1353:12
Exaltación y humillación (Is. 52:13-15)
• “He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en
alto” (Isaías 52:13)
El rechazo: varón de dolores y sufrimiento (Is. 53:1-3)
• “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3)
La expiación: tomó sobre sí nuestras transgresiones (Is. 53:4-6)
• “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5)
El sufrimiento: juicio, muerte y sepultura (Is. 53:7-9)
• “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo
maldad, ni hubo engaño en su boca” (Isaías 53:9)
La glorificación: el resultado maravilloso de la muerte de Jesús.
Resurrección, justificación y comparte su victoria con otros e intercede por ellos
(Is. 53:10-12)
• “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi
siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Isaías 53:11)
4. Canto quinto:
Isaías 61:1-3
El ministerio de Jesús bajo la capacitación del
Espíritu Santo.
• “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque
me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas
nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los
presos apertura de la cárcel” (Isaías 61:1)
5. “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los
pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación
con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28)
Todo ser humano está condenado a la
muerte eterna: “Porque la paga del
pecado es muerte” (Rom. 6:23 pp)
Sin embargo, Jesús se ofreció a
ocupar nuestro lugar y –sin haber
cometido pecado– murió la muerte
eterna en nuestro lugar, para darnos
la vida eterna: “… mas la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro” (Rom. 6:23 úp)
6. “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”
(Hebreos 7:26)
Cada sacrificio que se llevaba
al Santuario era examinado
minuciosamente. Si se
hallaba cualquier defecto en
él, era desechado.
Solo una vida sin
mancha, exenta de todo
pecado, podía sustituir
la vida del pecador.
7. “Jesús obró con fervor y constancia. Nunca vivió
en el mundo nadie tan abrumado de
responsabilidades, ni llevó tan pesada carga de las
tristezas y los pecados del mundo. Nadie trabajó
con celo tan agobiador por el bien de los hombres.
No obstante, era la suya una vida de salud. En lo
físico como en lo espiritual fue su símbolo el
cordero, víctima expiatoria, “sin mancha y sin
contaminación.” 1ª de Pedro 1:19.
Tanto en su cuerpo como
en su alma fue ejemplo de
lo que Dios se había
propuesto que fuera toda
la humanidad mediante la
obediencia a sus leyes”
E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 33)
8. “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14)
El Nuevo Testamento enseña que la sangre de Cristo
obtiene redención eterna, provee purificación del
pecado, proporciona perdón, santificación, y es la
razón de la resurrección.
Debemos entender este símil (la sangre) en relación a
los ritos del Santuario.
Una vez muerto el animal, no podía realizar ninguna acción
más. Sin embargo, debía ser llevado a la presencia de Dios
y realizar la intercesión por el pecador. Esto se hacía a
través de su sangre, que representaba al animal mismo.
A diferencia del animal, Jesús resucitó y puede realizar
personalmente todas las acciones que eran simbolizadas en
el Santuario por la sangre de la víctima.
De esta forma, cuando el Nuevo Testamento nos habla de
la sangre de Cristo, nos está diciendo lo que Jesús hizo en la
cruz y lo que Él mismo está haciendo por nosotros en el
Santuario Celestial.
9. “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo
de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29)
Hay un gran peligro en tomar el
sacrificio de Jesús a la ligera.
Corremos el riesgo de creer que el
pecado y el perdón son automáticos, y
así perder de vista el alto coste que se
pagó para conseguir nuestro perdón.
Todo el ritual del Santuario estaba
enfocado a imprimir en la mente de los
israelitas el horror del pecado y el alto
precio de su redención.
Reflexionemos diariamente en la
muerte de Jesús para comprender cuán
horrible es nuestro pecado y cuánto
necesitamos de Su gracia para vencerlo.