1. El discurso
colonizador pretende brindar
un espacio de encuentro con las diferentes
culturas que no se habían tomado en cuenta para
el desarrollo del arte y del ser humano y así
complementarlo en su crecimiento, colocando un
punto de comparación donde se puedan
relacionar diferentes puntos de vista y que al
mismo tiempo sirva para confirmar la identidad
propia de cada uno.
“Una obra de arte antes que un
objeto es un acto.”
2. Sin embargo esa propuesta dio pie a diferentes
reflexiones que ayudaron a ampliar el mundo del
arte, la identidad y el multi- culturalismo:
En primera, supone la necesidad que “las culturas
colonizadas, el de las minorías emergentes, el de
las áreas periféricas o... las áreas absolutamente
asiladas hasta entonces del sistema” fueran
reconocidas como “ese otro” y tuvieran una voz
que las represente, sin embargo esta necesidad
corresponde sobretodo a un sistema establecido
de mercado, del cual muchas de las obras
recuperadas corresponden a otras necesidades
(rituales, de expresión, de protesta, religión, etc.)
3. De un marcado nacionalismo, se viene dando
cuenta (Como sugiere Gianni Vattimo) que los
medios de comunicación han contribuido a
generar esa imagen de homogeneización, de
gran monopolio sin darse cuenta de que incuso
su cultura es un híbrido de diferentes culturas. Y
que “ha sido esta sociedad de la comunicación
global la que ha propiciado el encuentro entre
mundos y formas de vida disjuntos, aunque
también esa misma sociedad ha banalizado, en
ocasiones, la realidad del «otro» al considerarlo
algo «exótica».
4. Pone también en la mesa la relación del artista
con su entorno, diferenciando incluso a los no
occidentales como primitivos cuanto más
contacto tenían estos con la naturaleza o sus
creencias ya que presentan sus obras “de
manera descontextualizada reducidas a una mera
experiencia estética que pone de manifiesto esta
dualidad entre civilizado y primitivo que se vuelve
a repetir en otras exposiciones como en cocido y
crudo
5. El discurso
descolonizador por
fuerza necesita de la comparación para poder
deslindarse o separar y en base a ello redefinirse
como ese otro con sus propias formas, su
lenguaje y sus propias directrices. Sin embargo
en ellas se presenta una problemática común que
resulta en una crisis de identidad o de “múltiple”
identidad que lo desconcierta y que envuelve sus
propios devenires:
Al indígena toca como
preservarlo
6. “El latinoamericano ha tenido siempre que preguntarse
quien es, simplemente porque le resulta difícil saberlo
( ...) El latinoamericano sufre a menudo un complejo en
la encrucijada que lo conduce a afirmarse mediante
relatos ontologizadores. O proclama que es tan europeo,
indio o africano como cualquiera -o aún más- o se
acompleja por no serlo del todo. Cree pertenecer a una
nueva raza de vocación universalista o se siente víctima
de un caos y escindido entre mundos paralelos. Su
complejidad lo confunde o lo embriaga. Además,
América Latina ha sido el espacio de todas las
esperanzas y de todos los fracasos.”
7. Encontramos en el discurso des-colonizador otro
carácter que tiene que ver mas con lo popular, lo
humanista, la crítica social, un discurso que habla
más de la problemática en el modo de vida y su
reflexión, que lucha en diferentes frentes, la
centralización, el exotismo, la globalización y la
cultura hegemónica “una cultura que hay que
lidiar y en la que hay que sumergirse, pero a la
que no hay que darle cuartel. Un enemigo con el
que se puede dormir pero no hay que dejar de
vigilar.”
8. Finalmente encontramos también una
herramienta para las minorías, que se pueden
identificar con las periferias y sus nuevas
propuestas de expresión, que pugnan por auto
sostenerse, ejemplo de ello la cultura chicana “en
la que coexisten dos historias, dos lenguas, dos
cosmogonías, dos tradiciones artísticas, y dos
sistemas políticos diversos”. “Donde el derecho a
la rebelión individual se cede al grupo.” pero que
al final “aunque se debata entre la búsqueda de la
autenticidad de sus raíces y el colonialismo de la
modernidad, no llega a ser el arte del «otro»”