Morgado & Rodríguez (eds.) - Los animales en la historia y en la cultura [201...
Animales como aguila y zorro
1. EL ÁGUILA Y LA ZORRA: UN CUENTO SOBRE LA FIDELIDAD ENTRE AMIGOS
Érase una vez un águila y una zorra que
vivían en el bosque y cada día se
encontraban cuando iban a cazar.. En poco tiempo se convirtieron en amigas, de
modo que decidieron irse a vivir muy cerca con el objetivo de afianzar aún más
aquella amistad. El águila construyó su nido en lo alto de un árbol y allí mantenía a
sus polluelos. Mientras, la zorra había escarbado su madriguera junto a un
matorral donde tuvo a sus crías.
Un día la zorra salió a buscar comida. Entonces, el águila, falta de alimento, se
lanzó directo al matorral para cazar a aquellos cachorritos indefensos que subió al
nido y se los comió junto a sus polluelos.
Cuando la zorra regresó no daba crédito. La muerte de sus crías le dolió
profundamente, pero más daño le hizo saber que no podría vengarse de la que
hasta ahora había sido su amiga, pues ella no podía volar, así que se marchó lejos
de aquel lugar, maldiciéndola.
Un buen día había un grupo de campesinos que estaban sacrificando una cabra.
El águila voló rasa para arrancar una de sus vísceras, con tan mala suerte que se
llevó pegada un ascua que fue a parar directa al nido. Un golpe de viento hizo que
en pocos segundos prendiera toda la paja, provocando un fuego que acabó con la
vida de sus polluelos que aún no sabían volar. Cuando cayeron del nido, allí
estaba la zorra que lo había visto todo para comérselos delante de su madre.
Moraleja: Aún en tiempos de crisis o cuando la necesidad aprieta, la amistad y la
lealtad deben ser sagradas e inquebrantables. Si se traiciona la confianza de
alguien a quien verdaderamente se estima, es muy difícil volver a recuperarla. Por
ello quien falla a un amigo, tarde o temprano, tiene su merecido castigo.
2. El Hada y la Sombra
Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los
hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes
incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre,
existía un lugar misterioso custodiado por el hada del
lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle.
Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se
unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a
través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única
salvación posible para todos.
El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo
el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde
hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron
el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se
enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el
desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se
desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo
quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni
siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando
ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra
respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a pesar de las
dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya
sido verdad que iba a ser duro".
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero
el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces
Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra
quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...
La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y
expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel
Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte
que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad
y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día;
pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y
acompañan a su triste hada.
3. El zorro bocazas
Pingüino, reno y zorro eran muy amigos. Un día, el pingüino y
el reno encuentran un montón de fruta y deciden guardarlo en secreto. Por el
camino, se encuentran al zorro, que al verles tan felices les pregunta por qué. Se
resisten a contarlo porque es secreto, pero el zorro les pide que confíen en él y lo
hacen. Cuando llegan al pueblo, se olvida de su promesa y lo cuenta a todo el
mundo. Cuando vuelven el pingüino y el reno por la fruta, los otros animales del
pueblo ya se la habían comido.
Ese mismo día pingüino y reno encuentran otro lugar lleno de comida, y se repite
la misma historia con el zorro. Enfadados por sus traiciones, deciden darle una
lección, y al día siguiente le cuentan que han encontrado un lago tan lleno de
peces que no hay que esforzarse en cogerlos.
El zorro vuelve a traicionarles y cuenta el secreto. Al día siguiente, el zorro
aparece lleno de golpes, porque al contarles a todo el mundo lo de los peces,
habían ido allí hasta osos polares; pero al no encontrar peces se sintieron
engañados y le dieron una buena zurra al zorro
Y el zorro aprendió que la confianza es muy importante, pero que para que
puedan confiar en uno, hay que ganarse esa confianza con lealtad, y cumpliendo
las promesas. Alguna trampa más le pusieron sus amigos, pero como ya no era un
bocazas, el zorro volvió a recuperar la confianza de pingüino y reno, y éstos le
perdonaron.