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Introducción
Los Griegos, eran un pueblo mediterráneo que se lla-
maba así mismo heleno, que hacia el siglo XII A.C. ha-
bitaba en cientos de ciudades-estados llamados Po-
lis. Todos territorio habitado por los griegos se le
llamaba la helade. Según la tradición la defunción de dis-
tintos pueblos como ; Onios, Eolios, Aqueos & Dorios.
La civilizacion griega fue una de las mas importantes
de la historia de la humanidad. Si bien no lograron crear
un pais unificacdo desarrollaron una cultura extraordi-
naria, dejándonos un legado perdurable, al punto de
que nuestras ideas políticas, de medicina, historia y ar-
tes son en gran parte herencia de los antiguos griegos.
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La mitología griega está formada por
un conjunto de leyendas que provie-
nen de la religión de esta antigua civi-
lización del Mediterráneo oriental. Los
griegos, aunque no practicasen la reli-
gión, conocían estas historias, las cuales
formaban parte de su acervo cultural.
Los dioses del panteón griego adopta-
ban figuras humanas y personificaban
las fuerzas del Universo; al igual que los
hombres, los dioses helenos eran im-
predecibles, por eso unas veces tenían
un estricto sentido de la justicia y otras
eran crueles y vengativos; su favor se
alcanzaba por medio de los sacrificios
y de piedad, pero estos procedimien-
tos no eran siempre efectivos pues-
to que los dioses eran muy volubles.
La mitología griega es absolutamente
compleja, llena de dioses, monstruos,
guerras y dioses entrometidos. Algu-
nos estudiosos afirman que llegó a ha-
ber hasta 30.000 divinidades en total.
La familiaridad con los grandes mitos
de la antigüedad clásica es tan esencial
a la cultura de una persona moderna
como pueda serlo el conocimiento de
la historia o el de las ciencias físicas.
¿Puede creerse medianamente cul-
ta una persona que no conozca la le-
yenda de Prometeo, que no haya oído
hablar de la culpa y expiación de Edi-
po, de la inmensa pasión de Fedra, de
las heroicas hazañas de Hércules o de
las interesantes aventuras de Ulises?
Esta mitología comparte una estrecha
similitud con la mitología romana, en
cuanto a los nombres de varios dioses y
personajes de importancia. También se
relacionan en cuanto a la parte mitoló-
gicadelareligión;creencias,tradiciones
y todo lo ligado o referente a Mitología.
Mitología
Allori, Venus y
Cupido.
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Cuenta la historia que hace mucho
tiempo existió un rey y una reina que
tenían tres hijas. La menor, Psique, de
tan deslumbrante belleza que era ado-
rada por los humanos como una reen-
carnación de la diosa Afrodita. La diosa,
celosa de la belleza de la mortal Psi-
que, pues los hombres estaban aban-
donando sus altares para adorar en su
lugar a una simple mujer, ordenó a su
hijo Eros que intercediera para hacer
que la joven se enamorase del hombre
más horrendo y vil que pudiera existir.
Por su parte, la belleza no había traí-
do a Psique felicidad alguna. Los hom-
bres la idolatraban de mil maneras,
pero ninguno osaba acercársele ni pe-
dir su mano. Los preocupados padres
consultaron al Oráculo de Apolo para
determinar qué le depararía el desti-
no a su hija. Lejos de encontrar con-
suelo, el Oráculo predijo que Psique
se casaría en la cumbre de la montaña
con un monstruo de otro mundo. Psi-
que aceptó amargamente su destino,
y obedeciendo al Oráculo, sus padres
la llevaron hasta la cima de la mon-
taña seguidos por una larga proce-
sión, donde la abandonaron en llanto
para enfrentar a una muerte segura.
Así la encontró el Céfiro (viento del
Oeste), quien la elevó por sobre las
montañas hasta depositarla en un va-
lle colmado de flores. Al despertar, Psi-
que se internó en el bosque cercano
siguiendo el sonido del agua. Lo que
encontró fue un hermoso palacio, de
indescriptible lujo y belleza, y voces
sin cuerpo susurrando que el palacio
le pertenecía y que todos estaban allí
para servirla. Esa noche, mientras ya-
cía en la oscuridad de su nueva alcoba,
un desconocido la visitó para hacerla
su esposa. Su voz era suave y amable,
pero él no se dejaba ver a la luz del
día, lo cual despertaba la curiosidad de
Psique que deseaba conocer su rostro.
Con el paso del tiempo Psique co-
menzó a sentir desasosiego, y sufría
por sentirse sola. Extrañaba a sus her-
manas, a quienes no veía desde hace
tiempo y esto le causaba tristeza. Im-
ploró entonces a su esposo que le
permitiera recibir la visita de sus her-
manas, pero éste le advirtió que ellas
tratarían de incitar su curiosidad y la
alentarían a intentar develar la iden-
tidad de su marido. Él le advertía una
y otra vez que no se dejara persuadir
por sus hipócritas hermanas, ya que
Eros y Psique
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el día en que ella viera su cara
no lo volvería a ver y sería el
día en que acabaría su felicidad.
Finalmente, Eros cedió ante las inten-
sas y apasionadas súplicas de Psique
y pidió al viento Céfiro que acercara a
las hermanas al palacio. Éstas, ante la
visión de tanto lujo y belleza, ardieron
de celos y envidia ante la buena fortu-
na que había tocado a su hermana. Se-
cretamente, cada una de ellas comen-
zó a desmerecer lo que a ellas mismas
les había tocado en suerte, sus ancia-
nos maridos, sus mezquinas riquezas.
Se fueron del palacio planeando cómo
castigar a su hermana y en su retorno,
la convencieron de que su marido era
una enorme y monstruosa serpiente
que esperaba al acecho para devorar-
la. Le sugirieron un detallado plan de
acción, que se basaba en esperar que
el sueño venciera a su marido para lue-
go acercarse a él con una lámpara y un
puñal y cortar su cabeza de serpiente.
Esa misma noche, Psique esperó a que
su marido se durmiera junto a ella y
encendió su lámpara para observarlo.
A quien vio fue al más hermoso de
los dioses, el mismísimo Eros. El cu-
chillo cayó de sus manos y mientras
observaba extasiada esa imagen glo-
riosa, una gota de aceite proveniente
de la lámpara cayó en el hombro de
Eros. Éste despertó y librándose del
abrazo y los lamentos de Psique, ex-
presó su decepción por la traición
de Psique a su amor. Le contó que él
mismo desobedeció las órdenes de
su propia madre al enamorarse de
ella, pero que ya todo estaba arrui-
nado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Psique comienza entonces una bús-
queda desesperada por encon-
trar a Eros que culmina en su lle-
gada al templo de Afrodita. Ésta,
llena de ira y deseos de vengan-
za, rasga las vestiduras de Psique y
le encomienda tareas imposibles como
clasificar miríadas de semillas distintas.
Psique recibe ayuda de distintos dioses
y fuerzas de la naturaleza que hacen
posible que complete estos desafíos.
Afrodita entonces inventa un nuevo
castigo para Psique: ella debería inter-
narse en mundo subterráneo en bus-
ca de Perséfone, reina de los infiernos,
para rogarle que le diera un poco de su
belleza dentro de un cofre. Sorteando
varias dificultades, Psique cumple con
la tarea y comienza su viaje de vuel-
ta hacia la luz. En el camino, cae presa
nuevamente de lacuriosidad.Atraídapor
el deseo de agradarle más a su amado ador-
nándose de belleza divina, abre el cofre e
inmediatamente cae en un sueño mórbido.
Mientras tanto Eros, recién recuperado de
su herida, sale en búsqueda de su amada
esposa para despertarla de su sueño. Lue-
go se dirige a visitar a Zeus para rogar al
Dios que tuviera compasión de Psique y
la hiciera inmortal para que pudiera vivir
con él en los cielos. Zeus se compadeció
de Eros y apaciguó a Afrodita diciéndole
que éste sería un casamiento digno de su
hijo. Así es que ordenó el casamiento de
Eros y Psique, que duraría para siempre.
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Escultura
FICHA TÉCNICA
Autor Antonio Canova
Creación 1793
Ubicación Museo del Louvre
Estilo Neoclásico
Material Mármol blanco
Técnica Esculpido
Dimensiones 1,55 m (5 ft 1 in) × 1,68 m (5 ft 6 in) × 1,01 m (3 ft 4 in)
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El amor de Psique o El beso, es un
grupo escultórico de mármol blanco
realizado a finales del siglo XVIII por
el artista italiano Antonio Canova.1
Representa la interpretación socrá-
tica del impulso de Eros (el Amor) la
función dinamizada de unir cuerpo y
alma sirviéndose de estímulos sen-
soriales e intelectuales que ensalzan
la pasión amorosa.1Está conserva-
da en el museo del Louvre en París.
La escultura fue elaborada, en 1787
pero no fue terminada hasta 1793, por
el considerado mejor escultor neoclá-
sico, Antonio Canova (Possagno, Ita-
lia, 1 de noviembre de 1757 - Venecia,
13 de octubre de 1822), por encargo
del coronel británico John Campbell
(Lord Cawdor), en 1787 aunque aca-
bó siendo adquirida por el marchante
y coleccionista holandés Henry Hop-
pe en 1800 y después acabó en ma-
nos del rey de Nápoles y cuñado de
Napoleón, Joaquín Murat, que la ad-
quirió para mostrarla en su castillo.
Es una de las seis versiones de la leyen-
da de Cupido y Psique, inmortalizada
por Apuleyo en su Metamorfosis, (El
Asno de Oro) que creó Antonio Canova.
Actualmente la pieza se exhibe en el
Museo del Louvre de París, Francia.
Llamada también «Psique reanimada
por el beso del amor», e incluso la muy
adecuada «El beso», es un escultura
de mármol neoclásica que represen-
ta la bella historia de Cupido y Psique
de las «Metamorfosis» de Apuleyo.
Psique era muy guapa y Afrodi-
ta, siempre celosa, envía a su hijo
Eros (AKA Cupido) para que le lan-
zara una flecha y que se enamorar-
se del hombre más feo del mundo.
Sin embargo, fue Eros el que se ena-
moró de ella y lanzó la flecha al mar.
Sabiendo como era su madre, deci-
dió esconder a su amada en la oscu-
ridad, donde la pobre chica no pudo
ver su rostro, pero aún así sucumbió a
los encantos de su alado secuestrador.
Pero evidentemente, la mucha-
cha no pudo resistir la curiosi-
dad y una noche encendió una
lámpara para ver la cara de Eros.
Con tanta excitación, una gota de acei-
te hirviendo de la lámpara cayó sobre
la cara de Eros dormido, que muy en-
fadado (ser sensible) abandona a su
amante por destrozarle su bello rostro.
La pobre Psique removería cielo y tie-
rra para volver con Eros (quien quiera
profundizar puede ir directamente al
texto clásico aquí) y sin comerlo ni be-
berlo acaba en el mismísimo infierno
donde consigue una caja llena de «sue-
ño estigio», y al abrirla cae en coma.
Eros, que después de todo estaba ena-
morado, fue a ver a su amada y de un
beso «limpió el sueño de sus ojos», pro-
metiendo que jamás la abandonaría.
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Antonio Canova
(Possagno, actual Italia, 1757 - Venecia,
1822) Escultor italiano. A causa de sus
modestos orígenes familiares, no pudo
realizar estudios artísticos y comenzó
practicando otros oficios. En 1768, a
raíz de su traslado a Venecia, empe-
zó a dedicarse a la escultura, y rápida-
mente alcanzó una fama y un presti-
gio que mantuvo durante toda su vida.
Sus primeras obras venecianas, como
Orfeo y Eurídice o Dédalo e Ícaro, es-
tán impregnadas todavía del espíritu
barroco que reinaba en la ciudad de
la laguna. Cuando era ya un artista
consagrado, se estableció en Roma
(1781), donde definió el estilo que
lo caracteriza, inspirado en la Anti-
güedad clásica y poderosamente in-
fluido por los principios teóricos de
Winckelman, Milizia y otros autores
cuyas doctrinas se hallan en la base
del nacimiento del estilo neoclásico.
Sus primeras obras del período ro-
mano, como Teseo y el Minotauro,
manifiestan ya la maestría técnica
y la perfección en el acabado que le
eran habituales. De hecho, todas sus
obras fueron fruto de una larga ela-
boración, de una ejecución realiza-
da con un detallismo casi artesanal.
No fue Canova un escultor nato y de
cincel fácil, sino que se forjó a través
del estudio y el trabajo; mediante la
práctica diaria del dibujo, por ejem-
plo, perfeccionó su plasmación del
desnudo y superó las deficiencias de
sus primeros estudios anatómicos.
En su estudio romano desplegó una
enorme actividad para poder atender
todos los encargos que recibía de las
másdestacadaspersonalidadesdelmo-
mento, desde Napoleón hasta Catalina
la Grande de Rusia. Era ya por entonces
el principal escultor del estilo neoclási-
co, condición con la que se ha perpe-
tuado su figura en la historia del arte.
El nombre de Canova se asocia esen-
cialmente a esculturas de mármol de
acabado y pulido perfectos, que encar-
nan la belleza ideal y son frías y distan-
tes, libres de la expresión de cualquier
sentimiento o turbación. Este escultor,
que encarna de maravilla el gusto de
su tiempo, plasmó la belleza natural
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en reposo, libre de cualquier movi-
miento espontáneo y con una mono-
cromía y simplicidad que contrastan
vivamente con la etapa precedente.
En esta línea se inscriben sus dos
creaciones más conocidas: el retra-
to de la hermana de Napoleón, Pau-
lina Borghese, y Las tres Gracias. Pau-
lina Borghese está esculpida como
una Venus, sobre un diván, con la ele-
gancia y la ligereza características de
Canova. Las tres Gracias encarnan el
desnudo femenino en toda su perfec-
ción, y en ellas el artista parece que-
rer reflejar algo de su mundo interior.
Canova tiene, además, el mérito de
haber renovado profundamente el gé-
nero del sepulcro monumental, gra-
cias a los que esculpió para los papas
Clemente XIII y Clemente XIV. Entre
las muchas efigies oficiales que reali-
zó es particularmente célebre el Na-
poléon desnudo, cabal ilustración de
los ideales neoclásicos. Su fama como
artista le abrió numerosas puertas y
lo convirtió en un hombre enorme-
mente influyente, a quien el Papado
encomendó algunas misiones delica-
das, como la recuperación de las obras
de arte expoliadas por Napoleón.