José María Arguedas tuvo una infancia difícil marcada por el abandono de su madre y el maltrato de su madrastra. A los 10 años decidió escaparse de la influencia negativa de su madrastra y se refugió en una hacienda donde trabajó como campesino, lo que fueron los años más felices de su vida. Estas experiencias de su niñez marcaron profundamente a Arguedas y se reflejaron en muchos de sus escritos.
1. Ensayo: JoséMaría Arguedas
DE: Heidi Alondra Zevallos
Jose Maria Arguedas surio a la desaparición de su mamá sufrio muchas
carencias, hasta llegar a ser adulto y estas situaciones le marcarán para
siempre. Su infancia es recordada en muchos de sus escritos y en ella
acontecieron muchos episodios ingratos, por la nefasta influencia de su
madrastra y del descendiente de ésta ya indicado. Los dos primeros años
del nuevo matrimonio de su padrefueron vividos en Puquio, capital de la
provincia de Lucanas, pero en 1919, Augusto Bernardino Leguía y Salcedo
inició su segundo mandato como presidente, hecho que duró hasta 1929,
y su padre cayó en desgracia por pertenecer al partido contrario y este
acontecimiento sirvió para que su progenitor perdiera la calidad de juez y
tuviera que retornar a la abogacía, profesión que, en aquellos momentos,
le obligó a viajar mucho y a tener largas ausencias del hogar. Este hecho
favoreció que Grimanesa quedara al frente de la casa, de sus hijos
biológicos y de los aportados por su marido de su primer vínculo.
Cuando tenía diez años tomó la determinación de escaparselejos de las
influencias de su madrastra. Su hermano Arístides se encontraba en una
situación similar, por lo que decidieron refugiarseen la hacienda Viseda,
propiedad de un pariente de su difunta madre y en la que trabajaron
como si fueran campesinos. Estos años serán de los más felices de su vida
y los recuerda con agrado y agradecimiento, a la vez que los contrasta con
los pasados bajo el yugo de su madrastra y en cuya hacienda sólo tuvo el
calor de una serrana3 , a la que dedicará más tarde palabras de
agradecimiento, cuando publica un poema en honor a Túpac Amaru, y en
el que cita a “doña Cayetana, mi madre india, que me protegió con sus
lágrimas y su ternura, cuando yo era niño huérfano, alojado en una casa
hostil y ajena”
Dos años más tarde, su progenitor aparece nuevamente en su vida. Como
abogado andaba siemprede un lado para otro y, por esta razón, dejó a los
hijos de su primer matrimonio en manos de Grimanesa, la madrastra
mala. Y cuando acontece este retorno del padre, Arguedas ya cuenta con
diez años cumplidos y tiene ya lucidez más que suficiente para acordarse
de todo. Realiza numerosos viajes a caballo y algunos en camión, y con
ello da cuenta de la carencia de caminos en los Andes y de buenas
comunicaciones. Estos datos los plasma en Los ríos profundos (Arguedas
2. Ensayo: JoséMaría Arguedas
DE: Heidi Alondra Zevallos
1958, 1967). Lo interesantede este dato es que estos desplazamientos le
sirven para irse dando cuenta de la geografía y de las gentes diversas que
están asentadas en la sierra. Es también la época en que aprende
castellano y así lo expresa:”yo recién a los diez años aprendía a hablar
español, pues en mi niñez sólo hablaba quechua. Al no disponer de una
residencia fija, la inestabilidad emocional aflorará en diversos momentos
de su existencia. El universo familiar es muy importante en las culturas
andinas y la soledad nadie la quiere, y su personalidad serevelará en
contra de estas situaciones; y así es como hay que entender “estaba sólo
entre los domésticos indios, frente a las inmensas montañas y abismos de
los Andes donde los arboles y flores lastiman con una belleza en que la
soledad y el silencio del mundo se concentran”
Y de esa manera nacio el sentimiento indígena el amor a los indios que
aparecen en el pensamiento Occidental desdeel primer viajede Cristóbal
Colón, aunqueentonces no sean considerados aún los andinos. Las etnias
americanas que afloraron ante los occidentales, no dejaron indiferente a
nadie, ni a los escasos quehabían viajado hasta la zona del Caribe primero
y al Continente después, ni a los que escucharon las noticias de esos pocos
privilegiados, incipientes testigos de unas culturas desconocidas. Cuando
digo que los aborígenes americanos no dejaron insensiblea ninguno, me
quiero referir a que tuvieron también detractores y defensores desdeel
primer momento, aunque fueron más los primeros que los segundos.
La mayor parte de las noticias se refirieron a difundir las gestas de
Adelantados, Conquistadores y Misioneros, y se les ponía en el pedestal
de los héroes. Este grupo justificaba cualquier decisión que permitiera
agrandar los territorios de la Corona española y sojuzgar, en nombredel
Dios verdadero, a cuantas sociedades se fueran poniendo al alcance de
españoles y portugueses, por esta razón, los aborígenes americanos se
presentaban como salvajes y en el mejor de los casos como bárbaros,
porque, según las crónicas que los describían, eran antropófagos,
idólatras, y portadores y practicantes de todos los vicios.
Frente a esa posición, fue tomando cuerpo la defensa dirigida a favor de
los indios por parte de Fray Bartolomé de las Casas, para quien se estaba
3. Ensayo: JoséMaría Arguedas
DE: Heidi Alondra Zevallos
abusando de la confianza de los naturales americanos, razón por la que se
erigió en defensor de ellos, “anticipándoseen varios siglos al concepto del
“bon sauvage” deJuan Jacobo Rousseau” (Urrello 1974: 18). Aquellos
lejanos tiempos, aunquealgo tuvieron que ver con lo que vamos a tratar
aquí, como si fueran sus cimientos incipientes, no plantean el indigenismo
tal cual se entiende a partir de 1920, porquees el que “trata de
presentarnos alpoblador americano condicionado por las apremiantes
urgencias de su existencia. El indigenismo, en suma, concibe al indio como
problema que compromete el desenvolvimiento de la cultura americana.
Como lo ha determinado Mariátegui la característicaprincipal de los
escritores indigenistas es la sincera preocupación con la justa situación del
indio y su deseo de cambiarla”
El indigenismo lleva años reivindicando el papel del indio. La corriente
socialista ha aportado muchos criterios desde un principio, como también
lo ha hecho el paternalismo. Lo que está claro es que el problema del
aborigen siguependiente de resolversey parece que la solución no está
para corto plazo, incluso y a pesar de lo que indica el chileno Rojas Mix,
con quien estoy de acuerdo, pero que yo lo esté no significaque lo estén
otros. Respecto al tema que nos involucra aquí y ahora indica: “No se trata
de integrar al indio bajo el dominio paternal del criollo, ni de que su
cultura sea un aporte al arte, setrata de cambiar al protagonista de la 4
historia y al actor social. Puesto que el indio es la mayoría, él es la realidad
básicade América y, por lo tanto, el continente debe reivindicar su
presencia”, Pero el indígena es el producto de muchas sangres y colores;
es más, cada individuo ofrece tal cantidad de “mezclas lícitas e ilícitas, que
en presencia de muchísimos peruanos quedaríamos perplejos para
determinar la dosis de negro y de amarillo que encierran en sus
organismos: nadiemerece el calificativo de blanco puro, aunquelleve
azules los ojos y rubio el cabello.
El baguazo es la penúltima acción, la última aún no ha llegado y
esperemos que nuncallegue, contra los nativos que han sido demonizados
por reclamar lo que sus consejos entienden como derechos históricos. Por
eso creo que viene bien concluir este ensayo con las palabras
4. Ensayo: JoséMaría Arguedas
DE: Heidi Alondra Zevallos
pronunciadas en Estocolmo por Mario Vargas Llosa: “La conquista de
América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desdeluego, y
debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron
aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros
bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se
acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser
justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España,
hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas
colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos
agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los
conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo.
Digámoslo con toda claridad: desdehace dos siglos la emancipación de los
indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos
incumplido. Ella siguesiendo una asignatura pendiente en toda América
Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.