Rosa Luna fue una vedette y figura emblemática del carnaval uruguayo que nació en 1937 en Montevideo. Se involucró en el carnaval desde una edad temprana y bailó para más de 20 agrupaciones a lo largo de 30 años, obteniendo numerosos premios. Publicó una autobiografía titulada "Sin tanga y sin tongo" donde reflexionó sobre su vida y el carnaval. Falleció mientras realizaba una gira artística en Toronto en 1993.
El marinerismo y sus características en la arquitectura
Rosa luna
1. Rosa Luna: Alma de Candombe
Rosita, la vedette Rosa Amelia Luna que supo dejar
boquiabiertos a tantos, que gozó
con el baile y la admiración de su público, una mujer tan
pasional como su exuberante figura, nació un 20 de junio
del año 1937, para su orgullo, en una de las piezas del
conventillo Medio Mundo.
Escribe: Karla Chagas
Fuente: Revista del Día del Patrimonio
Allí conoció y aprendió a querer el ritmo del tambor que
brotaba de las paredes y los patios. Su amor por el baile
creció años más tarde en la cantina Yacumenzá desde donde
salía la comparsa Morenada. Además, la pasión por las
lonjas y las letras, lo heredó de quién fuera su padre
Luis Alberto “el fi no” Carvallo, letrista de carnaval.
Desde muy temprana edad se vinculó a la fiesta de momo y a
los 14 años debutó en la comparsa Granaderos del Amor.
Recordemos que en las comparsas la figura de la vedette se
incorporó a partir de los años 40, para luego convertirse
en un personaje central de la misma. Con el tiempo formó
parte de las agrupaciones Zorros Negros, Morenada,
Farándula Negra, Serenata Africana, La Candombera, Piel
Morena, Festival Carnavalero, Fantasía Negra, Esclavos de
Nyanza, Raíces, Marabunta, Canela y su Barakutanga, Palán
Palán y Añoranzas Negras. Y en sus
30 años de salir en carnaval obtuvo más de 20 primeros
premios y realizó giras artísticas por Estados Unidos,
2. Australia, y algunos países de Europa y Sudamérica. Entre
sus ilusiones estaba “conquistar” esos países mediante el
ritmo del candombe.
Dejó asentada sus memorias en una autobiografía titulada
Sin tanga y sin tongo, en donde fiel a su estilo – y como
el título lo indica- no calló nada. Allí “a calzón quitado”
reflexionó sobre su vida, las dificultades de la comunidad
afro descendiente, el carnaval, el país y su política y sus
sueños. De acuerdo a su testimonio, fue la responsable de
imponer la modalidad de que la vedette bailase delante de
los tambores, como forma de sentir su toque más cerca.
Frente a las críticas sobre a su paso clásico de candombe,
Rosa decía no creer en las coreografías: “yo bailo sin
parar, como un boxeador al que le están pegando y no
afloja. Muevo mis carnes. Y te puedo asegurar que camino
como nadie sobre unos zapatos taco aguja de trece
centímetros que me llevan casi al metro noventa.”
El vínculo que la unía con el resto de las vedettes –a las
que llamó colegas- fue narrado en su memorias, en especial
su relación con la otra mítica Marta Gularte, según sus
palabras, su única rival “porque sin proponérmelo iba a
robarle de un zarpazo la Corona. Porque los jóvenes deben
saber que Marta supo ser la mejor por las décadas del 40 y
50”.
Rosa amaba el carnaval y no podía imaginarse lejos de su
público. Proféticamente se preguntaba “¿que será de mi el
día que inexorablemente deba dejarlo?,” un “no sé” era su
3. respuesta, como si hubiera sabido que jamás iba a poder
hacerlo.
En su corazón se alojaba otra gran pasión, el amor por el
Club Nacional de Fútbol. Los seguidores del cuadro aún
recuerdan aquella figura monumental gritando desbocada en
el estadio Centenario, porque como se definía era “una
fanática casi enferma… hincha del fútbol, del básquet o la
bolita”.
La pluma de distintos artistas la llevó a ser centro de
sus canciones, Jaime Roos, Los Olimareños, El Sabalero y
Horacio Guarany, entre otros, dedicaron sus temas a la
“Eva de ébano”. Rosa también escribió una docena de
canciones, algunas grabadas por su voz, otras
interpretadas por Lágrima Ríos, Ruben Rada, Horacio
Guarany y Cacho Díaz.
Le encantaba escribir y opinar sobre distintos temas y
durante casi dos años se desempeñó como columnista del
Diario La República. Por otro lado, quienes las conocieron
aún la recuerdan colaborando con aquellos que más lo
necesitaban.
Los últimos tiempos de su vida la encontraron más serena y
plenamente feliz, disfrutando de su compañero Raúl y de su
hijo Rulito, y con ganas de ampliar
la familia. Había creado un conjunto llamado La Tribu de
Rosa Luna, con el cual realizaba presentaciones por
diversos sitios.
4. En el invierno de 1993, Rosa viajó a Toronto (Canadá) para
realizar una serie de actuaciones. El 13 de junio luego de
una presentación en ese país, la sorprendió la muerte. A su
retorno, miles de uruguayos la esperaban para rendirle
homenaje.
Le gustaba definirse “simplemente como una negra
candombera”, o lo que era lo mismo, “una mujer que amaba
la gente”. Y completaba expresando como una especie de
plegaria: “Debes creer en tu raza. Palpitar y vibrar
cuando entregues tu danza. Y cantar, y que tu canto sea un
canto de esperanza. Si no, no eres candombera”. Rosa
contestaba sin titubear la pregunta hipotética sobre la
posibilidad de elegir otro destino, afirmaba que en ese
caso tomaría el mismo camino, pues tenía en sus “manos una
gran fortuna, que quizás poseen millones y millones tal
vez envidien. Eso que no se compra se llama cariño. El que
nuestro pueblo tiene reservado para no muchos, y que
siento permanentemente.
Sólo pido que ese cariño me acompañe hasta los últimos de
mi vida. Y aún después, cuando a lo lejos se sienta un
sonido tenue, pero identificó cable de tamboril, brote el
recuerdo y la imagen de la Rosa Luna o la Negra Rosa que
conocieron
Muchos años después, ya consagrada por el público, se
preguntaba en sus memorias acerca de la predestinación de
su nombre: “¿estaría indicando una vocación al arte? La
rosa es una flor, si pero no una flor cualquiera, es
sinónimo de amor y belleza. De ternura cuando se marchita.
Aun con espinas perfuman el universo. ¡Y la luna! ¿No ha
sido tema de mil poemas que intentan expresar el sentido
5. de los enamorados? ¿Es que existe algo más lindo que el
Candombe? ¿Qué el carnaval? ¿Qué nuestro país? Rosa
escribió la letra de numerosas canciones como: No calles
nunca moreno, Candombera de mi raza, Chás Chás
Borocotó, Se viene el candombe, Este es mi país, Recuerdos
de mi barrio, Montevideo, Duérmete Rulito, Te saludo
Cuareim, África en mi Corazón, entre otras. (Catálogo de
Agadu.)