Cuál será el compromiso de las instituciones educativas del nivel básico y medio incluyendo las Escuelas Normales Superiores ENS, quienes tienen como objeto misional, formar docentes para el sector rural y que obviamente, serían las mas llamadas para articular estos planes de contingencia, frente al posconflicto, por estar orientadas a la población campesina y rural, lugar donde los procesos del posconflicto son evidentes y por tanto deberán ofrecerse planes de acción, que tengan en cuenta la inclusión de esta población, en programas y estrategias diseñadas para nivelar estas personas en los niveles de educación preescolar, básica y media; para que finalmente puedan continuar su proceso educativo en Instituciones de Educación Superior, como lo prevee el gobierno nacional, como parte de su proceso de paz.
Compromisos de las Instituciones Educativas en los procesos del posconflicto Colombiano.
1. COMPROMISOS DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS
EN LOS PROCESOS DEL
POSCONFLICTO COLOMBIANO.
Por Mg. Saúl Romero Morales.
El posconflicto en las actuales condiciones del proceso de paz en Colombia,
viene siendo considerado como “…un proceso que nos conduce al
restablecimiento de los vínculos fundamentales entre los colombianos, estos que
han sido deteriorados y destruidos hace décadas, debido al inicio del conflicto
armado, en el país”1
.
Pero, para que los colombianos podamos comprender este proceso, se requiere
de una reconstrucción histórica fundamentada en la verdad y la explicación de las
causas, para proceder a una reparación que nos permita fortalecer la confianza en
nuestras instituciones y en nuestros gobernantes como ejes fundamentales en una
democracia, siendo estos; en consecuencia, los llamados a direccionar políticas y
lineamientos claros para fortalecer la convivencia social.
Cuando hablamos de una reconstrucción histórica, es porque desde el
conocimiento general y en especial por el que tenemos desde las aulas de clase,
el conflicto siempre ha persistido desde el mismo momento de la independencia,
cuando comienzan las divisiones políticas y económicas, sobre los diferentes
intereses de poder, que se pretendían imponer en aquella época; situación, que se
prolongó durante todo el siglo XIX, hasta llegar a la conformación de los partidos
liberal y conservador; los cuales, tenían visiones diferentes en cuanto a la
organización del estado, para poder dar respuesta a realidades especificas
relacionadas con el manejo de la económica, la desigualdad y la pobreza; ya en
los años 30, nace el partido comunista Colombiano (PCC), formado por obreros y
campesinos, con ideología marxista, dinamizándose aun mas las situaciones que
generaban grandes contradicciones, en razón a lo que ahora llamamos equidad, la
cual se ve vulnerada, cuando hay falta de justicia y los intereses particulares
influyen en la toma de decisiones, llevando a que un estado se vuelva
antidemocrático.
El anterior panorama, ha llevado a Colombia a situaciones conflictivas de
reconocimiento nacional, como el Bogotazo, que se constituye tal vez, en el inicio
indiscutible, de lo que ahora llamamos realmente, el conflicto armado en una
nueva era, que es entre nosotros mismos; de donde muy seguramente, como
consecuencia, aparece también, el movimiento guerrillero prácticamente desde
algún sector del partido liberal; lo cual, se dejo avanzar apareciendo más tarde
grupos paramilitares y a la par, otros fenómenos como el narcotráfico, el
terrorismo y la corrupción; esta última, la podemos asimilar como un cáncer,
porque tiende a invadir y destruir todos aquellos organismos u organizaciones
1
DUQUE M Clemencia, programa paz a tiempo Universidad Santo Tomas. 2014.
2. independientes o del estado, pero que definitivamente daña gravemente a la
sociedad o a una parte de ella.
Si el anterior conflicto es entre nosotros mismos, como ya se dijo antes, “toda
persona que sufre un daño como consecuencia de infracciones al derecho
internacional humanitario o de violaciones graves o manifiestas a las normas
internacionales de derechos humanos ocurridas en ocasión del conflicto armado
interno”, como lo establece la ley de victimas 123 del 2010, estaría llamada a
vincularse a procesos de perdón y reconciliación, con el fin de coadyuvar en el
resurgimiento y consolidación de la sociedad civil, de la cual hacemos parte. Por
tanto, viene la pregunta ¿y los que no estamos inmersos en situaciones
específicas como estas de conflicto armado, que acciones debemos desarrollar?,
porque indudablemente, no haremos parte en forma directa de las víctimas y los
victimarios de las que se habla en los diálogos de paz de la Habana.
Seguramente la respuesta puede ser, hagan parte de la reconciliación que busca
dirigir las relaciones entre los que deben implementar las soluciones (Estado,
políticos y población) y la recuperación de las relaciones fundamentales
necesarias para la implementación de los cambios, que se deben generar a partir
de la etapa que denominamos posconflicto.
Creemos que a partir de esta premisa, se debe entender la reconciliación
desde el posconflicto, como un camino para la reconstrucción del tejido
social, basado en la confianza, el reconocimiento y la identidad. ¿Pero por donde
comenzar?, ¿por la familia o por la escuela?, ¿Cuál es el proceso menos largo en
un contexto social como el nuestro? y aunque no respondamos estas preguntas
por ahora, es indispensable luego de tener clara la reconstrucción histórica del
conflicto, pensar en la construcción de una nueva realidad, en donde se hace
necesario volver a encontrarse o reafirmar las relaciones de convivencia con el
otro haya hecho parte o no del conflicto.
Esta nueva realidad debe tener en cuenta la transformación de estructuras
sociales, la satisfacción de necesidades básicas, el respeto a los derechos
fundamentales, sin dejar de lado el análisis de factores intervinientes, algunos de
tipo subjetivo como: los psicosociales, éticos y espirituales; es decir, los que hacen
referencia a la vida personal y comunitaria; y otros de tipo objetivo: como los
sociopolíticos, que hacen referencia a la desestructuración y posterior
recomposición de las relaciones sociales y políticas, que son la base para la vida
en sociedad.
Previsto lo anterior, ahora hay que definir cómo hacerlo desde las instituciones
educativas y para ello, hay que comenzar en primera instancia, con un abordaje
de carácter político, para facilitar la construcción de:
Comunidad educativa institucional, como un inicio para que los
establecimientos educativos, puedan interactuar en contexto de manera
unificada, desde una observación focalizada direccionada a partir de una
política para el posconflicto en su PEI, que permita hacer un diagnostico,
identificando las fortalezas y aspectos por mejorar en la convivencia con
vecinos y demás organizaciones o estamentos del área de influencia, en
3. especial para señalar los sitios más vulnerables en relación con la estructura
social y los eventos más frecuentes en relación con situaciones de conflicto.
Fruto de lo anterior, se debe tener claro desde el área de influencia
institucional, los sectores marginales o lugares donde hay insatisfacción de las
necesidades básicas y en donde es posible, que haya una mayor vulneración
de los derechos fundamentales, afín de establecer unos planes de
contingencia, que permitan diseñar un plan con unos programas específicos,
orientados unos al contexto externo de la institución educativa y otros del nivel
interno, que se pueden traducir en este proceso, en proyectos puntuales, para
hacer ajustes al manual de convivencia al tenerse la expectativa de recibir
estudiantes provenientes del conflicto armado, o articular según el caso de
forma genérica, problemáticas especificas, en virtud de flexibilizar los planes de
estudio, proyectando su aplicación a través de unidades de aprendizaje2
, que
permitan una integración de saberes, con una interdisciplinariedad, en donde el
área de humanidades, sirva de eje critico, permitiendo abrir conexiones, no
solamente desde el saber hacer; sino, que facilite la reflexión pensada en la
pertinencia y aplicación de lo aprendido con otras materias científicas, técnicas
y matemáticas como parte de las básicas y fundamentales, con el fin de buscar
una comprensión global y aplicada para la sociedad, la cultura, la humanidad y
la naturaleza.
Lo que esperamos entonces, es que a través de esta estrategia, las
instituciones educativas desde un diagnostico de la realidad del contexto, se
programen para proponer currículos pertinentes, para la formación integral de
la persona y que no se encierren en lo disciplinar como lo dice Edgar Morín;
sino, que trasciendan al mundo real, con todas sus necesidades y conflictos;
mejorando además, en el problema o discurso de los fines y de los medios,
que tanto viene preocupando a algunos pensadores, desde la época de
Aristóteles.
Complementario a lo anterior, deben surgir algunos proyectos específicos, que
desde el nivel interno de la institución educativa, pueden implementarse a
través del servicio social. Como ejemplo, tenemos el que se viene
desarrollando en la Escuela Normal Superior de Villavicencio, en donde
participan estudiantes del nivel de educación media académica, que lideran
actividades, deportivas, culturales y de convivencia ciudadana, que sirven
como estrategia, para fomentar la cultura de la paz y ayudar en la toma de
conciencia, que es una responsabilidad en donde todos podemos aportar como
líderes, para el fortalecimiento del tejido social en zonas vulnerables como la
del piedemonte llanero.3
Asimismo, esta iniciativa se hará extensiva a la zona
rural, específicamente en la vereda Cairo Bajo, a partir del segundo semestre
de 2016, como un proyecto liderado por los docentes en formación, que
realizan sus prácticas pedagógicas investigativas en el sector rural, enfocadas
2
http://www.slideshare.net/Saul_Romero/ La unidad una estrategia de planeación para la
articulación de saberes.
3
BOTERO Johnny. Juntos construyendo una cultura de paz. Encuentros con CORVIPAZ según
agenda a través del servicio social de la ENSV. 2016
4. en este caso hacia el desarrollo humano, para compartir con esta comunidad
desde la escuela, el goce efectivo de los derechos de los ciudadanos, desde
un enfoque participativo y de confianza entre la ciudadanía y el Estado;
apoyándonos para ello, en la pregunta ¿Qué valores debo fortalecer en mi
escuela, para la toma de decisiones en mi vida?4
, formulada por los mismos
estudiantes y que tiene que ver con el respeto, perseverancia y conocimiento,
como valores para la toma de decisiones en mi vida.
Con la estructuración de proyectos pedagógicos y de campo específicos,
como resultado de la construcción colectiva de un currículo pertinente, se
podrá hacer presencia en los sitios identificados como críticos, en donde la
convivencia se ha visto deteriorada según el diagnostico; para desarrollar,
acciones conjuntas de promoción y de entendimiento intercultural, con el fin de
promover la comprensión mutua, respeto y posibilidades de desarrollo.
El ejercicio de esta convivencia basada en proyectos, debe tener un
componente de reconciliación que involucre una conversión moral, de cambio
personal, aceptación del otro y reconocimiento de los propios errores y delitos.
Cuando la institución educativa haga incorporación directa de personas que
estuvieron vinculadas con el conflicto armado, debe prever desde el manual de
convivencia, una reconciliación como restitución de la integridad de las
víctimas integrado a un camino de reconstrucción psicosocial con sus
experiencias de sufrimiento y resistencia que les facilite desde lo personal
saldar cuentas con el pasado en una nueva relación victima victimario.
(Beristaín, 2004: 60).
En segunda instancia, es Importante tener en cuenta la influencia del componente,
religioso, ético y moral para organizar el comienzo de la reparación y la
reconstrucción del tejido social en el posconflicto.
En este sentido, el perdón juega un papel central y es una condición para que
haya éxito en la reconciliación porque:
El perdón permite restituir al victimario en la sociedad.
La concesión del perdón por parte de la víctima, permite superar el daño
causado.
Perdón y justicia se relacionan, no siendo antagónicos, sino parte integral en
esta correlación. En esta perspectiva, el perdón reconstruye la convivencia en
los niveles más cotidianos y sensibles; el que lo recibe, se integra a una
comunidad superadora que quiere vivir en paz y el que da el perdón, se le
tranquiliza el ánimo y le da altura moral reconocida socialmente desde la
justicia, la cual restablece los derechos sostenibles, para recordar el buen
orden de las cosas.
4
http://iervcairobajo.blogspot.com.co/
5. Entendida de esta forma la relación de perdón y justicia, la reconciliación es un
camino donde se examinan las posibilidades del perdón como un proceso
individual que repercute en lo colectivo, donde la justicia trasciende su posición
netamente punitiva y la verdad abre los escenarios para la reconstrucción efectiva
del tejido social. (López, 2002: 68).
Puede afirmarse entonces, que “en esencia la reconciliación representa un lugar,
el punto de encuentro donde se pueden aunar los intereses del pasado y del
futuro. Esta reconciliación como encuentro, plantea que el espacio para admitir el
pasado e imaginar el futuro, son los ingredientes necesarios para reconstruir el
presente. Para que esto suceda, las personas deben descubrir formas de
encontrarse consigo mismas y con sus enemigos, sus esperanzas y sus miedos”
(Lederach.1998. 58).
En síntesis, esta reconciliación tiene mucho que ver con el compromiso de todos,
por la transformación de la sociedad, en una más justa y fraterna; y, a la vez, no
se puede transformar la sociedad, si no se introduce en su seno la práctica del
perdón; teniendo en cuenta que este es un fenómeno que está de todas maneras
presente en la vida cotidiana.
Perdonar y reconciliar es dar otra oportunidad y buscar recobrar la confianza, es
proyectarse al futuro sano y dispuesto a tener sentimientos superiores, es tener
herramientas de vida para enfrentar las próximas ofensas, no podemos olvidar que
todos tenemos algo de ofensores y algo de ofendido.
De esta manera, el perdón se constituye, en un proceso de “motivación para
reducir los sentimientos de venganza y de evitar a una persona que ha herido u
ofendido a otro, y la reconciliación como la restauración de la confianza en una
relación, por medio de comportamientos amistosos de los participantes”. Si
¿Queréis ser felices un instante? Vengaos si ¿Queréis ser felices siempre?
Perdonad. (Worthington.2.000: 33)…ahora, ¿cómo mediamos desde la escuela
esta nueva propuesta?, ¿Cómo establecer la relación culpabilidad, desarrollo
moral y perdón en un contexto determinado?, ¿qué nuevos valores debemos
fundamentar desde nuestro PEI, si este proceso lo debemos liderar desde la
escuela?; creo que para ello, vamos a tener que retomar algunas opciones del
desarrollo moral de Lawrence Kohlberg, en especial cuando asume, que estos
procesos, deben estar articulados entre el estado, las empresas, los educadores y
la comunidad, como un paradigma para el desarrollo local sostenible5
; pero en el
que también, deben participar organismos del sector judicial, la Fiscalía General
de la Nación, salud, SENA y en síntesis, todos los Entes Territoriales a través de
sus institutos descentralizados, impulsados desde el gobierno central, a través de
la Presidencia de la República y los Ministerios, para viabilizar y financiar los
diferentes programas, proyectos y actividades en este camino para la
reconstrucción del tejido social en Colombia.
Una última instancia corresponde a tener esperanza con visión de futuro, con el fin
de encontrar nuevos rumbos, para continuar hacia adelante y renovar fuerzas para
cumplir con los sueños y proyectos de vida.
5
http://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_21_1 La teoría de Lawrence Kohlberg una
explicación del juicio moral desde el constructivismo. Pdf.
6. De acuerdo con lo anterior, la esperanza, es una “necesidad vital y hace parte de
la esencia del ser humano, somos los únicos individuos que anhelamos cosas,
que aspiramos, soñamos y confiamos en tiempos mejores”; por tanto, este
sentimiento está ligado al optimismo, y en este sentido se vuelve un antídoto
frente a la pasividad y el conformismo, (Jares.2008: 28-33).
Desde las instituciones educativas, frente a este hálito de esperanza, nos
corresponde apoyar a estas personas provenientes de cualquier tipo de conflicto
para que formulen su proyecto de vida, con actitud emprendedora, a partir de una
visión de apertura al cambio, de manera crítica, razonada y reflexiva, pero con un
alto sentido de responsabilidad, ya que sus acciones y decisiones, son propias
para estructurar su propio proyecto, acorde con las necesidades, las expectativas
personales, las oportunidades y las posibilidades de su entorno.
En concordancia con lo anterior, tendríamos que recapacitar en situaciones como:
¿Que comprensión tengo de la ética, los valores y el desarrollo humano, en
relación con mis experiencias de vida en el pasado, para establecer unos nuevos
propósitos a futuro para mi desarrollo personal y social?, ¿Cómo orientar desde
esta nueva visión, la construcción de mi proyecto de vida? y adicionalmente,
¿Cómo desarrollar la autoestima y el talento personal al servicio del propio
proyecto de vida?, ¿Cómo promover una cultura de la autoestima, la exigencia, la
creatividad y el liderazgo con las demás personas que conviven en mi entorno
local y social?; lo anterior, pensando también, en ¿Cómo vivir e interactuar en una
sociedad plural conservando mi propia identidad?; contemplando en
consecuencia, que su finalidad sea la de ser constructores de una nueva
sociedad, para poderse vincular de hecho en forma efectiva a los procesos de
producción y de desarrollo comunitario.
De todo lo anterior, prácticamente vemos que la responsabilidad en esta etapa de
posconflicto, recae en la institucionalidad, pero de una manera más específica, le
correspondería en un primer momento a la escuela. Esto nos lleva a pensar en
¿QUE INSTITUCIONES EDUCATIVAS ESTAN PREPARADAS PARA
INTEGRARSE A LOS PROCESOS DEL POSCONFLICTO? y muy seguramente,
se piensa que este compromiso lo debe asumir la educación superior, de acuerdo
con la realidad del país. Por ello, Vallejo considera que “Colombia necesita una
universidad más presente y conectada con los problemas nacionales” (2004, p.
22). Pero, al parecer, esta labor se ha desvanecido, desarticulando todo el
conocimiento científico que produce la academia sobre la realidad social del
país.6
, situación que es evidente, cuando se piensa que haciendo extensión a
través de programas académicos como es el caso de la Universidad Nacional,
que proyecta para el 2017 llegar a cuatro nuevas zonas del territorio nacional en
donde el acceso, la infraestructura educativa es precaria y la realidad social a
estado atravesada por la violencia, según el plan de la Nacional, para el
posconflicto; si bien es cierto, puede constituirse en una opción; también, es
posible que como alternativa de solución, solo tiene la esperanza de llevar 74
pregrados a Putumayo, Casanare, Choco y Guaviare con unos 2OO cupos7
.sin
6
http://revistas.lasalle.edu.co/index.php/ls/article/viewFile/3357/2723 Universidad de la Salle.
Educación, paz y posconflicto: oportunidades desde la educación superior 2014.
7
www.eltiempo.com. Domingo 19 de junio de 2016. Pág. 22
7. embargo, encontramos también, que la Universidad Militar Nueva Granada
(UMNG), plantea convertirse en la universidad del post-conflicto, lo cual sugiere el
reto de pensar cuál va a ser el papel de la educación superior, y específicamente
de la UMNG, en la construcción de paz y para ello desde un proceso investigativo
se plantea la pregunta que se resume en ¿Qué rol ha desempeñado la Educación
Superior en Colombia y cuáles son los retos a enfrentar para generar espacios de
inclusión socio-educativa a ex-combatientes en un escenario de post-conflicto?8
;
pero este compromiso, solo es efectivo para las IES alrededor del desarrollo de
políticas de educación incluyente, que comprenda e integre los procesos de
ingreso, permanencia y graduación de esta población, pero como ya se dijo antes,
solo se focaliza en la educación del nivel superior y siendo optimistas,
supongamos que otras Universidades tengan el mismo plan, podríamos llegar a
ampliar esta cobertura que inicialmente plantea la Universidad Nacional hasta en
un 10% mas, en todo el país, en el primer año, pero no llegaríamos a todos los
sitios en donde el conflicto armado hizo presencia y mucho menos alcanzaríamos
a cubrir toda la población involucrada, ya que la gran mayoría seguramente no
alcanzan el nivel de estudio de bachillerato; por tanto, hay que ofrecer programas
de educación básica y media, posiblemente apoyados en metodologías flexibles,
lo cual solamente lo manejan las Escuelas Normales Superiores, por su programa
de formación de educadores y los Centros Educativos Rurales (CER), que son los
que realmente están ubicados en zonas distantes de la geografía del país. En este
sentido, es más fácil contar con la presencia de estos centros educativos que de
una Universidad.
Lo cierto es que muchas de estas instituciones educativas como las Normales que
forman docentes para el sector rural y los centros educativos rurales; en especial
estos últimos, serán quienes tengan que incorporar muchos de los desmovilizados
en sus aulas de clase, para que estos no tengan la necesidad de desplazarse a
las ciudades y en consecuencia, deberán reorganizar su estructura para conformar
comunidades académicas con currículos pertinentes ajustados a las necesidades
del contexto y de la población del área de influencia; apoyándose para ello, en
proyectos específicos para fomentar la cultura de la paz y ayudar en la toma de
conciencia, como responsabilidad conjunta, en donde todos podemos aportar
como líderes, para el fortalecimiento del tejido social.
Con el anterior panorama, no podemos esperar que la cátedra de la paz, si bien
es cierto enfatiza en los procesos de desarrollo humano, no proporciona las
herramientas necesarias para que la escuela enfatice por ejemplo en el perdón
como una condición para que haya éxito en la reconciliación y tampoco en la
esperanza con una visión de futuro, para que en colectivo se puedan buscar
alternativas para un proyecto de vida a partir de esta etapa de posconflicto.
Esto quiere decir, que hay que establecer un compromiso adicional por parte de
las personas, especialmente por los docentes, para asumir retos no solamente de
convivencia con los estudiantes y padres de familia, sino de procesos de
seguimiento ya que es posible que en el mismo salón o grupo, encontremos allí
sentados compartiendo el mismo espacio niños o jóvenes provenientes de la
guerrilla y de los paramilitares; como también puede ocurrir, en centros urbanos,
8
UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA. El rol de las instituciones de educación superior
(IES) frente al post conflicto 2014 – 2015.
8. cuando exista el influjo de pandillas juveniles y otros grupo influenciados por las
mismas redes sociales. En estos términos, vamos a tener entonces, escenarios de
inclusión social, política, económica y cultural; en donde debe prevalecer la lógica
de la academia, con proyectos integradores de desarrollo humano para los
conciudadanos que de una u otra forma, por una u otra razón, se vieron
involucrados en un conflicto de alta magnitud e impacto.
No obstante lo anterior, hay que tener claridad en los procesos del posconflicto
que excluyen lo que deberán asumir las instituciones de educación básica y
media, además de las Escuelas Normales Superiores con su programa de
formación complementaria de educadores en los sectores urbano y rural, en
especial en lo relacionado con el impacto frente a la educación campesina y rural,
en donde el conflicto ha tenido mayor influencia.
A continuación, como información adicional, se hace una síntesis del proceso de
reintegración previsto desde el estado colombiano, que inicia con el desarme y la
desmovilización hasta resolver su situación jurídica, para lograr la inclusión social
y económica; para ello, hay que agotar las siguientes etapas:
ETAPA OBJETO PROCESO META OBSERVACION
BASICA
Atención
psicosocial.
Desarrollo de
habilidades y
capacidades en
los factores de
rechazo por
parte de la
sociedad
Vinculación a la
educación
SENA a programas de
emprendimiento, fortalecimiento
administrativo y comercial por
medio de programas como Jóvenes
Rurales Emprendedores, entre otros
y el acompañamiento a Unidades
de Negocios para su consolidación
empresarial”. (Casanova, 2002)
Educación superior, a través de un
fondo especial donde el Ministerio
del Interior, asumirá el 50% del
valor de la matrícula y la otra mitad
el ICETEX. Una vez finalizada la
carrera el estudiante pagará en un
plazo (el doble de la duración del
programa) el 25% del crédito.
INTERMEDIA
Reintegración
comunitaria.
Promoción
espacios de
convivencia y
reconciliación
Reintegración
social y
Económica
SERVICIO SOCIAL.
Compartir sus habilidades,
competencias y su tiempo para
realizar acciones en bien de la
sociedad.
REINTEGRACIÓN ECONÓMICA.
Como un auxilio monetario que le
se entrega a la persona después de
haber culminado satisfactoriamente
el proceso de reintegración, el cual
puede invertir en vivienda, la
creación de su propia empresa o
para estudio.
AVANZADA
Atención
psicosocial y
reintegración
comunitaria de
manera
conjunta.
Generación de
Ingresos
Vinculación
laboral y de
esta manera
integrarse de
forma
autónoma a la
sociedad.
Acompañamiento directo con la
empresa y la persona desde el
proceso de la convocatoria.
9. Ya en cuanto a lo relacionado con programas enfocados a los procesos de
reintegración especifica, estos serán implementados por instituciones de
educación superior a través de propuestas de la Universidad Nacional de
Colombia, Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD, Escuela Superior
de Administración Pública y la Universidad Militar Nueva Granada – UMNG. Esta
última, involucra diferentes acciones, no solamente de tipo militar, sino también
perspectivas de tipo económico, político, psicológico y social. Por tal razón, la
Institución establece como electiva, en los estudiantes de programas de pregrado,
el desarrollo de la cátedra institucional Democracia, Convivencia y Paz, con el fin
de que egresados cuenten con herramientas suficientes para contribuir a una
cultura de paz en la cual prime la resolución no violenta de conflictos, además del
siguiente plan:
Además, hay otras Universidades que vienen trabajando sobre la misma temática
como la Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de los Andes, Universidad
del Rosario, Universidad Santo Tomas, Universidad Externado de Colombia; con
apoyos Internacionales por parte de Universidades de España.
Finalmente, queda para la discusión luego de esta reflexión, cuál será el
compromiso de las instituciones educativas del nivel básico y medio incluyendo las
ENS, quienes tienen como objeto misional, formar docentes para el sector rural y
que obviamente, serian las llamadas para articular estos planes de contingencia
frente al posconflicto, orientado a la población campesina y rural como también
proveniente del conflicto, que no podrán acceder a los programas y estrategias
diseñadas desde el Gobierno Nacional y las Instituciones de Educación Superior.
Bogotá. D.C. Junio de 2016.