1. Pontificia Universidad Javeriana
Información y Documentación
Relato autobiográfico
Santiago Sabogal Navia
Septiembre de 2013
TIC Y YO: UNA HISTORIA DE AMOR
Yo, como muchos otros, hago parte de la llamada Generación Z, no sólo porque
nací a finales del siglo XX, sino porque cumplo una característica fundamental de
este grupo generacional y es que he adoptado la tecnología en primera instancia y
por ello presento una gran dependencia hacia ella. Intento recordar la edad en que
llegó el primer computador al estudio de mi casa, que si no me equivoco fue
cuando recién tenía seis años, por supuesto que en ese momento sólo utilizaba
ese aparato para dibujar en Paint y para entretenerme con los juegos que incluía,
pero desde temprana edad ya estaba en contacto con la tecnología. De igual
forma, recuerdo los aparatosos celulares de mis padres que en ese momento sólo
servían para realizar llamadas de pésima calidad y la lenta conexión a internet con
la que contábamos.
La primera vez que escuché hablar de Google tenía entre siete y ocho años, pues
me encontraba en primero de primaria, y me llamó mucho la atención ya que mis
compañeros habían dejado de utilizar la famosa Enciclopedia Encarta para
adentrarse en la red y realizar sus tareas. Este fue sólo el comienzo de mi
incursión a la Sociedad de la Información, a partir de ese momento las nuevas
tecnologías empezaron a desarrollarse e innovarse cada vez más rápido, y yo, a
su vez, intentaba llevarles el paso. Por ello, no me sorprende cuando me doy
cuenta que he tenido cuatro computadores portátiles en cinco años, es decir, casi
un computador personal por año. Igualmente, la cantidad de celulares y
reproductores de música que han pasado por mis manos, es exagerada para el
poco tiempo que llevo haciendo completo uso de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación.
“Comprar, tirar, comprar” es probablemente una descripción acertada para mi
estilo de vida en los últimos años, ya que al considerarme una persona cuidadosa
no reemplazo mis productos porque ya no sirvan, sino porque ya se encuentran
“pasados de moda”. Aunque, eso no quiere decir que no haya experimentado la
obsolescencia programada de primera mano, puesto que uno de mis múltiples
smartphones comenzó a presentar fallas después de dos meses de uso y cuando
fui a solicitar una solución, la respuesta de la compañía celular fue que lo iban a
2. enviar a servicio técnico, pero lo más probable es que siguiera fallando y tendrían
que cambiarlo por otro equipo nuevo. La obsolescencia programada vá más alla
del simple ambito de los dispositivos electronicas, pues “la memoria misma de las
sociedades, su cultura, cae bajo ese mismo régimen totalitario” (Valderrama, 2012,
p. 21). Así, las TIC adquieren una gran importancia en la Sociedad de la
Información, pues no son unos simples artefactos sino que juegan un rol
determinante, ya que como afirma Valderrama (2012):
La manera como estos movimientos sociales, artísticos y
contrainformativos, por nombrar únicamente éstos, han incorporado las TIC
en sus prácticas políticas, trasciende el mero hecho de su condición de
artefactos, y son el resultado de la conjunción compleja entre las TIC, las
prácticas políticas y las prácticas discursivas. (p. 23).
Algunos años atrás, cuando no le dedicaba tanto tiempo a la tecnología, era fácil
que leyera entre tres o cuatro libros al año. Ahora, me sorprendo que no he podido
finalizar la lectura de un pequeño libro de 300 páginas desde julio. Me gusta
pensar que la vida universitaria no me deja tiempo libre leer, pero la realidad es
que mi capacidad de concentración está decayendo a pasos agigantados, si no
tengo tiempo para leer ¿cómo si cuento con tiempo para revisar mi correo, mis
perfiles en las redes sociales e incluso leer artículos de prensa en los portales web
de noticias? Comienzo a creer que ya no disfruto de igual forma el olor de los
libros, la sensación de pasar las paginas para adentrarme en un mundo nuevo.
Comienzo a creer que me parezco a un colibrí cada vez más, un colibrí en
constante estado online que pica aquí y allá sin poder saciar sus ansias de
información comprimida. En este sentido concuerdo con Nicholas Carr (2010)
cuando éste afirma que “calmada, concentrada, sin distracciones, la mente lineal
está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y necesita
recibir y diseminar informacion en estallidos cortos, descoordinados,
frecuentemente solpados” (p. 22).
Actualmente cuento con perfiles en Facebook, Twitter, Instagram, Tumblr, Google
Plus y YouTube, portales que cuentan con botones de acceso directo desde mi
navegador; de igual forma, también tuve cuenta en Hi5 y MySpace cuando se
encontraban de moda. Tengo cuentas de correo con Gmail, Hotmail y el
obligatorio correo universitario. Estoy en constante comunicación gracias a
Whatsapp y iMessage, los cuales los tengo al alcance de mi mano en mi celular.
Realizo todas mis consultas en Google, visito Wikipedia y en algunas ocasiones
Yahoo Answers. La última vez que fui a una biblioteca a consultar información fue
probablemente en el colegio por demanda de algún profesor. Compro en Amazon,
realizo pagos en el portal web de mi banco, compro las boletas de cine y busco
3. referencias de restaurantes por internet. Como decía Marshall McLuhan, los
artefactos tecnológicos se convierten en extensiones de nuestro cuerpo para
ayudarnos a realizar las tareas de nuestra vida cotidiana, nos encontramos en una
sociedad online que transforma nuestros habitos, costumbres, esferas socio-
culturales, económicas y polticas respecto a como avanze y se desarrolle la
tecnologia “como ventana al mundo, y a nosotros mismos, un medio popular
moldea lo que vemos y cómo lo vemos –y con el tiempo, si lo usamos lo suficiente,
nos cambia como individuos y como sociedad” (Carr, 2010, p. 15).
Referencias bibliográficas
Carr, N. (2010). Superficiales ¿Qúe está haciendo Internet con nuestras mentes?.
Bogotá: Taurus.
Valderrama, C. E. (2012). Sociedad de la información: hegemonias, reduccionismo
tecnologico y resistencias. Nómadas, 36, 13 – 25.
Dannoritzer, C. (Directora). (2011). Comprar, tirar, comprar [Documental]. España:
Radiotelevisión Española.