Las navidades de los abuelos de la autora eran más sencillas que las actuales, sin decoraciones ni Papá Noel. Comían un pollo con arroz y patatas y bebían vino y café, en lugar de turrones. Después de la comida, los vecinos bailaban juntos con un acordeonista. Las navidades estaban definidas por la reunión familiar y el descanso, en lugar del consumismo excesivo y los regalos innecesarios de hoy en día.