El documento proporciona información sobre el cultivo y riego de bonsáis. Explica que el arte del bonsái se originó en China y luego se desarrolló en Japón, y que involucra mantener árboles pequeños mediante poda y limitación de raíces. También describe las especies más comunes para bonsáis, los requisitos de riego, abono y cuidado general para mantenerlos saludables.
2. • En el sur de China, este arte consistía en
transmitir todas las características de un árbol
desarrollado en la naturaleza a un árbol pequeño
cultivado en maceta. Se buscaba reproducir
estos árboles según los existentes en las altas
montañas por lo cual utilizaban sólo especies
que existían en los montes y que ya poseían
formas especiales en su intensa lucha contra las
adversidades climáticas.
3. • Fue llevado a Japón hace unos 800 años, donde se
perfeccionó y evolucionó al arte actual.
Desafortunadamente, muchos de los especímenes más
antiguos desaparecieron durante la segunda guerra
mundial.
• Un bonsái no es una planta genéticamente
empequeñecida. Se mantiene pequeña dándole
forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada
cierto tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva
adecuadamente, sobrevivirá el mismo tiempo que un
árbol normal de la misma especie, pero si lo hacemos de
forma incorrecta, probablemente morirá.
4. • En general, cualquier especie arbórea o arbustiva puede
ser cultivada como bonsái, pero las más apreciadas por
los aficionados son aquellas que poseen las hojas
pequeñas de forma natural y además son resistentes al
cultivo en maceta, como por ejemplo, las especies de los
géneros: Acer (arce), Pinus (pino silvestre), Ulmus
(olmo), Rhododendron (azalea), Ficus (higuera), Olea
(olivo), Juniperus (enebro), etc.
• Un bonsái suele exponerse en un tokonoma
acompañado de un cartel (kakemono) y/o un arreglo
floral (ikebana), o una planta de acento (kusamono), o un
roca (suiseki).
5. • Es conveniente cultivarlos en el exterior durante
todo el año. En el caso de las especies
tropicales y subtropicales, éstos han de
protegerse de las temperaturas bajas durante la
época más fría, protegiéndolos en un
invernadero frío muy bien iluminado. En todo
caso, si se cultiva en el interior de casa, debe
estar lejos de fuentes de calor y junto a una
ventana muy luminosa, sin sol directo, sólo
durante la época fría del año (otoño/invierno).
6. • Se ha de regar cuando la
superficie de la tierra
comienza a secarse y de
forma abundante, es
decir, hasta que salga por
el drenaje. Esto suele
suceder dependiendo de
muchos factores (época
del año, clima de la
zona, actividad del
árbol, situación, etc.)
y, por tanto, el riego
puede ser necesario
varias veces al día en
verano o cada dos o tres
días en invierno.
7. • Se debe emplear una regadera de agujeros
finos, para así aportar más oxígeno, evitar
degradar el sustrato y no alterar su
granulometría ni el drenaje del mismo. La
primera vez, se riega para humedecer la tierra
por encima y una segunda vez al cabo de unos
minutos, a fondo, hasta que el agua salga por
los agujeros de drenaje de la maceta, evitando el
encharcamiento de la tierra.
8. • La mejor agua que se puede utilizar es la de
lluvia, ya que es la que absorben las raíces de
los árboles en su estado natural. Al utilizar agua
de uso corriente se recomienda dejarla reposar
como mínimo 24 horas, ya que de este modo
gran parte del cloro y demás elementos
químicos nocivos quedan en el fondo del
recipiente. También es recomendable el uso de
agua con un pH de 6.5.
9. • La pulverización de las hojas sólo debe emplearse
cuando se haya aplicado un tratamiento fungicida
preventivo en primavera y otro en otoño, de lo contrario
aparecerán los hongos, especialmente si el cultivo es en
interior o invernadero.
• Si la maceta está muy seca, o el agua no penetra bien
en el suelo, es conveniente sumergir la maceta en agua
y dejarla reposar unos minutos. No obstante, este
sistema de riego sólo se debe utilizar en caso de
emergencia y nunca como un método habitual de riego.
10. • El más adecuado es el abono orgánico sólido (hechos
con harinas, de soja, de sangre o huesos). Hay que
abonar especialmente durante los períodos de
crecimiento y formación de yemas (primavera y otoño).
Si se usa fertilizante químico líquido se deberían seguir
las instrucciones del fabricante, ya que si se utiliza en
exceso se pueden quemar las raíces. En período de
reposo vegetativo, es preciso dejar de abonar, salvo que
su cultivo sea en interior. No se deben abonar plantas
débiles o enfermas, ni durante los treinta días posteriores
a un trasplante o poda.
11. • El musgo es una parte
decorativa opcional
que aporta una
textura sedosa a la
superficie del
suelo, aunque
también es útil para
mantener más la
humedad en la tierra
durante la época
seca.
12. • No obstante, aunque el musgo resulta agradable
visualmente, es necesario que no cubra más del
50% de la superficie de la maceta para que las
raíces puedan respirar adecuadamente y se
pueda realizar un riego correcto observando la
situación en la que se encuentra la superficie de
la tierra. En ningún caso se debe cubrir parte del
tronco.