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—Vamos a quitarte esto —sugirió mientras trabajaba en el lazo alrededor de su
cuello.
        Él suspiró cuando se lo quitó, relajándose un poco sobre la cama, y Lissianna
decidió desembarazarse del suyo también.
          —¿No está mejor así? —preguntó, deslizando la tela de seda por su cuello.
       El hombre comenzó a asentir, pero entonces se paró y frunció el ceño hacia ella,
mientras desabotonaba los tres primeros botones de su camisa.
          —Sería mejor aún si me desataras.
        Lissianna sonrió divertida por el modo en que él estaba luchando contra sí
mismo, entonces intentó distraerlo pasando ligeramente sus dedos por el trozo de pecho
que había dejado al descubierto. Para su satisfacción, un escalofrío lo recorrió cuando
sus largas uñas arañaron gentilmente su piel desnuda. Aquella tarea de la seducción
estaba resultando ser más fácil de lo que se había temido.
        —Desátame —él intentaba permanecer firme, pero era obvio que su corazón no
tenía la voluntad de ir tras el deseo de ser libre.
        Sonriendo sabiamente, Lissianna movió sus dedos a lo largo de la tela que había
sobre su cinturón.
        La acción provocativa puso a los músculos de su estómago a galopar y soltó el
aliento con un pequeño silbido.
          —Qué demonios —aspiró—. Hay cosas peores que ser un esclavo sexual.




                                                   Anoiss Traducciones
Prólogo
      —Es sólo una pequeña cena.
       —Ajá —de pie, Greg Hewitt cogió el auricular del teléfono en la curva
entre su cuello y el hombro, manteniéndolo con su barbilla mientras comenzaba
a limpiar su escritorio para preparar su marcha de la oficina.
       La voz de Anne había adquirido un tono persuasivo, lo que era —
siempre— una mala señal. Suspirando interiormente, agitó su cabeza mientras
su hermana parloteaba; contándole lo que había preparado para la comida y
demás, todo un esfuerzo para convencerlo de que asistiera. Se percató de que
ella no estaba mencionando quién más iba a estar en esa pequeña cena, pero
sospechaba saberlo de antemano. Greg no tenía duda de que serían Anne, su
marido John, y otra amiga soltera que esperaba que se quedara colgada de su —
aún soltero— hermano mayor.
      —¿Entonces?
      Greg se detuvo y cogió el teléfono con la mano. Obviamente había
olvidado algo.
      —Lo siento, ¿qué decías?
      —Entonces, ¿a qué hora puedes estar aquí mañana?
      —No iré —antes de que ella pudiera quejarse, añadió rápidamente—: No
puedo. Mañana estaré fuera del país.
      —¿Qué? —hubo una pausa, seguida de desconfianza—. ¿Por qué? ¿A
dónde vas a ir?
       —México. Voy de vacaciones. Es por eso que te llamé en primer lugar.
Salgo en el primer vuelo de la mañana hacia Cancún—sabiendo que acababa de
dejarla desconcertada, Greg permitió que una sonrisa se formara en sus labios, a
la vez que hacía malabarismos con el teléfono para ponerse el traje que había
descartado anteriormente.
      —¿México? —repitió Anne después de una larga pausa—. ¿Vacaciones?
       Greg no pudo decidir si su desconcierto era de diversión o sólo un triste
comentario más en su vida hasta la fecha. Esas eran las primeras vacaciones que
se había tomado desde que había comenzado las prácticas de psicología hacía
ocho años. De hecho, no había ido de vacaciones desde que entró a la
universidad. Era el típico hombre adicto al trabajo, impulsado a lograr el éxito y
dispuesto a emplear horas y horas en ello. No dejaba mucho tiempo para la
vida social. Hacía mucho que necesitaba esas vacaciones.




                                              Anoiss Traducciones
—Escucha, necesito irme. Te enviaré una postal desde México. Adiós —
Greg colgó antes de que ella pudiera decir algo que lo detuviera, cogió su
maletín y, rápidamente, escapó de su oficina.
      No se sorprendió al escuchar el teléfono sonando justo cuando cerró la
puerta, Anne era del tipo persistente. Con una pequeña sonrisa, lo ignoró y se
metió las llaves en el bolsillo mientras descendía al vestíbulo para coger el
ascensor.
       El doctor Gregory Hewitt estaba ahora oficialmente de vacaciones, y el
saberlo lo relajaba cada vez más a medida que se alejaba de la oficina. De hecho,
estaba silbando suavemente mientras se montaba en el ascensor y se giraba
para pulsar el botón que marcaba el 3. El silbido murió, sin embargo, y Greg
alcanzó instintivamente el panel de controles, sus ojos buscando el botón que
mantenía las puertas abiertas, cuando se dio cuenta de que una mujer se
apresuraba a través de las puertas del ascensor. No habría necesitado
preocuparse; fue rápida de pies y se las arregló para deslizarse entre ellas justo
cuando cerraron.
        Greg permitió que su mano dejara el botón del panel y se apartó un paso
educadamente para que ella pudiera elegir la planta que quisiera. Le lanzó una
curiosa mirada cuando se puso delante de él, ociosamente, preguntándose de
dónde habría salido la mujer. El vestíbulo había estado vacío cuando lo
atravesó, y no había escuchado ninguna puerta abrirse o cerrarse, pero entonces
se había distraído con pensamientos sobre sus próximas vacaciones. Había
varias oficinas en la planta además de la suya, y podría ser de cualquiera de
ellas; pero estaba seguro de no haberla visto nunca antes.
       Greg apenas había vislumbrado su rostro cuando se montó en el
ascensor, y gran parte de sus rasgos eran una vaga imagen borrosa en su
memoria, pero sus ojos eran de un atrayente azul plateado. Inusuales y bonitos,
serían el resultado de lentes de contacto de color, pensó, e inmediatamente
perdió el interés en ella. Greg podía apreciar a las mujeres hermosas, y no tenía
problema en sacar lo mejor de su apariencia, pero cuando llegaban a ese nivel
de artificio para atraer la atención, tendía a darles la espalda.
       Expulsándola de sus pensamientos, se relajó contra la pared del ascensor,
su mente inmediatamente regresó a su viaje. Había planeado gran cantidad de
excursiones; nunca había estado en un lugar como México antes y quería
disfrutar de todo lo que hubiera para hacer. En las abarrotadas playas, él
esperaba hacer parasailing, submarinismo y, tal vez, ir en alguno de esos viajes
en barco en los que se alimentaba a delfines.
      También quería ir al Museo Casa Maya, un parque ecológico con una
reproducción de cómo los Mayas vivían siglos atrás y senderos por donde se
podían ver los animales del lugar. Después estaba la vida nocturna. Si tenía



                                              Anoiss Traducciones
energía después de esos activos días, Greg asaltaría las salas de baile como Coco
Bongo o el Bulldog café, donde la gente medio desnuda danzaba con música
obscena.
       El alegre ding del ascensor expulsó los pensamientos de mujeres bailando
medio desnudas, mientras ponía su atención sobre el panel de las puertas. El P3
se iluminó. Planta 3 de parking. Su planta.
      Saludando educadamente a su compañera, salió del ascensor y comenzó
a andar a través del gran garaje casi vacío. Con mujeres medio desnudas aún
bailando en la periferia de su mente, a Greg le tomó un minuto percatarse del
sonido de pasos detrás de él. Echó una rápida mirada sobre su hombro para ver
de quién se trataba, y entonces dejó de preocuparse.
       En concreto, el sonido era el tap tap de unos tacones; secos y rápidos,
resonando en el espacio vacío. La mujer obviamente había aparcado también en
esa planta. Su mirada se movió ausente sobre el espacio vacío en donde se
suponía que debía estar su coche. Pero se quedó fija en una de las columnas al
pasar junto a ella. Las grandes letras negras de P1 pintadas, lo confundieron.
Los niveles del parking 1 y 2 estaban reservados a visitantes de las distintas
oficinas de negocios del edificio. Él había aparcado en la P3 y estaba seguro de
que el panel de luces del ascensor había mostrado P3 cuando miró… pero
aparentemente se había equivocado. Se detuvo y comenzó a volver por donde
había venido.
      Esta es la planta correcta. Allí está aparcado el coche.
      —Sí, por supuesto —murmuró Greg, y continuó. Caminó a grandes
zancadas hacia el solitario vehículo.
       No fue hasta que abrió el maletero que un pensamiento irrumpió en su
mente, dándose cuenta de que el pequeño deportivo rojo no era suyo. Él
conducía un BMW azul oscuro. Pero tan pronto como ese pensamiento—con su
respectiva alarma— se reafirmó en su mente, se esfumó como la niebla bajo el
efecto de la brisa.
      Relajándose, Greg colocó su maletín en el maletero, se montó en él, se las
apañó para meterse en ese pequeño espacio, y cerró la puerta.




                                              Anoiss Traducciones
Capítulo 1
      —Mmm. ¡Qué bien que huele tu cabello!
      —Umm, ¡caramba! Gracias, Bob.
       Lissianna Argeneau miró con atención los alrededores del oscuro
estacionamiento que estaban cruzando; aliviada al ver que estaban solos.
      —¿Pero crees que podrías sacar tu mano de mi culo?
      —Dwayne.
      —¿Qué?
      Ella echó un confuso vistazo hacia su apuesto rostro.
      —Mi nombre es Dwayne —explicó él con una abierta sonrisa.
      —¡Oh! —suspiró—. Bien, Dwayne, ¿podrías sacar tu mano de mi culo?
      —Creí que te gustaba.
        Su mano estaba firmemente plantada sobre su nalga izquierda,
apretando de una manera total pero a la vez amistosa. Resistiendo el impulso
de aporrearlo en la cabeza y arrastrarlo a los arbustos como el neandertal que
era, forzó una sonrisa.
      —Me gustas, pero esperemos hasta llegar a tu automóvil si quieres.
      —¡Oh! Sí. Mi automóvil —interrumpió—. Sobre eso…
       Lissianna dejó de caminar para mirarlo a la cara, sus ojos se
entrecerraron con desconfianza ante la incomodidad que pasó repentinamente
por su expresión.
      —¿Qué?
      —No tengo automóvil —admitió Dwayne.
       Lissianna sintió que su cerebro parpadeaba mientras intentaba aceptar
noticias. En Canadá, todos los mayores de veinte años tenían un automóvil.
Bien, prácticamente todos. Está bien, quizás ésa fuera una exageración, pero la
mayoría de los machos solteros en edad de tener citas tenían ruedas. Era como
una norma tácita o algo por el estilo.
      Antes de que pudiera hacer comentarios, Dwayne añadió:
      —Pensaba que tú tendrías uno.
       Sonaba casi como una acusación, notó Lissianna frunciendo el ceño. En
algunos aspectos, el movimiento feminista realmente no le había hecho ningún
favor a las mujeres. ¿Dónde se habían ido los días en que él, como el hombre,
habría tenido el vehículo o asumido la responsabilidad de conseguirles un lugar



                                            Anoiss Traducciones
en donde estar solos sin segundas intenciones? Ahora parecía disgustado, como
si ella le hubiera fallado de algún modo por no tener un automóvil.
       —Tengo automóvil —dijo poniéndose a la defensiva—. Pero vine hasta
aquí con mi primo.
      —¿El pollito con pelo rosa?
       —No. Ése es mi amigo, Mirabeau. Thomas es el que conducía —contestó
Lissianna distraídamente mientras consideraba el problema. No tenía ningún
automóvil y Thomas había cerrado con llave el Jeep cuando habían llegado.
Supuso que podía regresar a la barra, encontrar a Thomas y pedirle prestadas
sus llaves; pero realmente, Lissianna no quería usar su Jeep para…
      —Bien, aquí está bien. No me molesta la naturaleza.
       Lissianna sacudió sus pensamientos cuando la agarró por las caderas y la
apretó contra él.
       Ella se apoyó instintivamente, poniendo un poco de espacio entre la
mitad superior de sus cuerpos, pero eso no hizo nada para evitar que sus
mitades inferiores se ajustaran. Había quedado repentinamente claro que la
idea de la naturaleza realmente no molestaba a Dwayne. En realidad, la dureza
que la presionaba indicaba que la idea lo había excitado.
       Era, obviamente, un tipo excitable, decidió Lissianna. Ella misma no veía
cuál era el atractivo de la naturaleza, por lo menos no durante un invierno
canadiense.
      —¡Vamos!
       Abandonando sus caderas, Dwayne la agarró de la mano y la llevó
rápidamente al fondo del estacionamiento. Fue hasta que la arrastró detrás del
montón de grandes recipientes metálicos de basura en la esquina trasera que se
dio cuenta de sus intenciones.
       Lissianna se tragó un sarcástico comentario sobre su naturaleza
romántica y simplemente decidió agradecer que estuvieran a principios del
invierno. Que no hubieran tenido todavía la primera nevada y que hiciera el
frío suficiente para que no hubiera ningún olor a comida en estado de
putrefacción de los contenedores.
      —Esto es bueno.
      Dwayne apoyó su espalda contra el frío metal de uno de los
contenedores y se apiñó a su lado.
       Lissianna suspiró interiormente, deseando no haber dejado su abrigo
dentro. Era más inmune al resfriado que una persona corriente, pero no
totalmente. El metal frío en su espalda estaba extrayendo todo el calor de su
interior, obligando a su cuerpo a esforzarse más para mantenerse tibio.


                                             Anoiss Traducciones
Hambrienta y deshidratada como estaba, lo último que necesitaba era que su
cuerpo tuviera que trabajar todavía más.
      El repentino y torpe asalto a su boca la forzó a concentrarse en el tema de
inmediato y la convenció de que era tiempo de tomar el control de la situación.
Haciendo caso omiso del sondeo ondulante de su lengua contra sus labios
cerrados, aferró sus dedos sobre el frente de su chaqueta y lo retorció,
vapuleándolo contra el costado del recipiente un poco más fuerte de lo que
hubiera querido mientras intercambiaba lugares con él.
       —¡Guau! —dijo entre dientes con sus ojos brillando—. Una mujer
salvaje.
      —¿Esa es la forma en que tú lo haces? —preguntó secamente Lissianna—.
Entonces vas a adorar esto.
        Liberando su abrigo, pasó una mano en el pelo sobre su nuca y lo agarró
por cortos cabellos. Tirando de su cabeza para ladearla, dirigió su boca a su
cuello.
       Dwayne murmuró con placer cuando movió ligeramente sus labios a
todo lo largo de su vena yugular. En cuanto encontró el mejor lugar para sus
propósitos, Lissianna abrió su boca y aspiró por la nariz mientras sus colmillos
se deslizaban hasta alcanzar su completa y afilada longitud para luego
hundirlos en su cuello.
       Dwayne dejó escapar un pequeño grito entrecortado mientras se dejaba
ir con sus brazos apretados alrededor de ella, pero eso solamente duró breves
momentos. Pronto empezó a relajarse contra el frío contenedor mientras
Lissianna le enviaba las sensaciones que estaba experimentando, como la
satisfacción cuando la sangre corría hacia arriba a través de sus dientes y
directamente a su sistema, la mareante precipitación cuando su organismo se
movió ansiosamente para absorber dicha ofrenda
        La única descripción que podía haber utilizado para explicar esa reacción
inicial era la manera en que un bote se inclinaba hacia el agua cuando todos a
bordo se precipitaban a un lado de la cubierta. El cuerpo de Lissianna tenía esa
misma reacción cuando su sangre hambrienta se precipitaba para absorber la
sangre nueva, corriendo desde cada rincón de su cuerpo hacia su cabeza, al
lugar donde sus dientes estaban chupando lo que su cuerpo tan
desesperadamente necesitaba. Eso causaba la no del todo desagradable
sensación de que su cabeza entraba en éxtasis. Imaginaba que era similar a la
experiencia de tomar una droga. Solamente que esto no era una droga, era la
vida de Lissianna.
       Escuchó a Dwayne dar un pequeño gemido de placer. Éste se hizo eco
del silencio que ella experimentaba cuando los chispazos de su cuerpo
comenzaban a disminuir lentamente.


                                             Anoiss Traducciones
Demasiado lentamente, Lissianna se dio cuenta repentinamente de que
algo estaba mal. Manteniendo sus dientes sumergidos en su cuello, empezó a
revisar su mente. No tardó mucho en encontrar el problema.
       Dwayne no era tan sano como aparentaba. A decir verdad, muy pocas
cosas sobre él eran lo que parecía.
       Por sus pensamientos supo que la protuberancia que presionaba su bajo
vientre era un pepino que había metido dentro de sus pantalones, sus hombros
anchos eran resultado del relleno bajo su chaqueta, y el atractivo bronceado que
lucía venía de una botella. Lo utilizaba para esconder la palidez natural causada
por la… anemia.
       Lissianna arrancó su boca con una maldición, sus dientes se deslizando
rápidamente de regreso a su puesto de descanso mientras lo miraba furiosa.
Solo fue el instinto lo que le hizo pasar por su cabeza el pensamiento de que
tenía que cambiar sus recuerdos sobre la cita. Estaba tan enfadada con ese
hombre...
       Y con Mirabeau también, decidió. Después de todo, había sido su amigo
el que había insistido que se llevara al tipo fuera para un mordisco rápido.
Conociendo a su madre, estaba segura de que tenía algo preparado para ella,
por eso Lissianna había querido esperar hasta llegar a su fiesta de cumpleaños
para comer, pero Mirabeau —y su prima Jeanne— se habían preocupado de
que su palidez llevara a que Marguerite Argeneau le pusiera una intravenosa
en el momento en que llegara a casa.
      Cuando Dwayne había empezado revolotear a su alrededor, Lissianna
había permitido que Mirabeau la convenciera de que lo sacara para un
mordisco rápido. Y ahora podría tener un problema. Había tardado algunos
momentos en darse cuenta de que había algo que estaba mal, luego un par
minutos más para encontrar la información de que era anémico. Solamente
esperaba no haber tomado demasiada sangre de él en ese tiempo.
        Terminando con sus recuerdos, Lissianna echó el ojo a Dwayne con
partes iguales de irritación y preocupación. A pesar de su bronceado
enfrascado, el hombre parecía pálido, pero por lo menos todavía estaba sobre
sus pies. Poniendo su mano a su muñeca, tomó su pulso y se relajó un poco.
Aunque estaba un poco acelerado, era fuerte. Debería estar bien antes de
mañana por la mañana. Dwayne no se sentiría bien durante un tiempo, sin
embargo, pero, después de todo, no era ni más ni menos de lo que se merecía
por andar de un lado a otro inflado y cubierto para echarle el lazo a una chica.
Idiota.
      Las personas podían ser tan tontas, pensó con irritación. Como niños
jugando a vestirse con ropa de grandes fingiendo ser mayores de lo que
realmente eran, los adultos andaban de un lado a otro inflados, encorsetados o


                                             Anoiss Traducciones
rellenados con siliconas para ser algo que realmente no eran, o ser aquello que
pensaban que era atractivo. Y cada vez la cosa se ponía peor.
        Se preguntaba por qué no comprendían que sus verdaderas identidades
eran suficientemente buenas, y si no lo eran, entonces lo mismo daba porque
tratar disfrazar lo que eran no haría en definitiva que lo fueran.
      Lissianna puso en Dwayne el recuerdo de que había decidido salir a
tomar aire porque no se había sentido bien.
       Se aseguró de ordenarle que se quedara allí hasta que se sintiera mejor,
luego debía tomar un taxi hasta casa, luego tuvo que cerrar sus ojos mientras
terminaba de borrarle la memoria. Una vez segura de que había hecho el trabajo
apropiadamente, Lissianna lo dejó balanceándose sobre sus pies y se alejó de
los contenedores hacia la playa de estacionamiento.
      —¿Lissi?
      Una figura oscura cruzó el terreno hacia ella.
      —Padre Joseph.
      Alzando una ceja, Lissianna cambió de dirección para encontrarse con el
hombre mayor. El reverendo era su jefe en el refugio donde trabajaba durante el
turno de noche. Un Bar no era el tipo de lugar que soliera frecuentar.
      —¿Qué está haciendo aquí?
       —Bill dijo que había un nuevo niño en la calle. No cree que tenga más de
doce o trece años y es más que seguro que ha estado comiendo de los
recipientes de basura. Pensé en ver si podía encontrarlo y convencerlo de venir
al refugio.
      —¡Oh!
        Lissianna echó un vistazo a su alrededor. Bill era uno de los habituales
del refugio. A menudo los dirigía hacia las personas que podían necesitar
ayuda. Si había dicho que había un nuevo niño en la calle, entonces lo había.
Bill era de fiar con tales cosas. Y el Padre Joseph era igual de fiable respecto a
salir a buscar a tales animales extraviados con la esperanza de llegar a ellos
antes de que hicieran algo muy grave o estúpido, o se dejaran arrastrar en las
drogas o la prostitución.
       —Ayudaré —observó Lissianna—. Probablemente esté por aquí en algún
lugar. Yo…
      —No, no. Ésta es tu noche libre —dijo el Padre Joseph, luego frunció el
ceño antes de continuar—. Además, no llevas ningún abrigo. ¿Qué estás
haciendo aquí sin un abrigo?
      —¡Oh! —La mirada de Lissianna se deslizó a los recipientes de basura
que sonaron tras ellos. Una lectura rápida a los pensamientos de Dwayne le dijo

                                              Anoiss Traducciones
que había golpeado su cabeza contra el contenedor cuando se apoyó contra él.
Idiota. Regresó su atención al Padre Joseph que miraba atentamente hacia los
recipientes y habló rápidamente para distraerlo.
      —Olvidé algo en el automóvil de mi primo.
      Era una flagrante mentira, y Lissianna esperaba que el hombre no
hubiera notado desde dónde venía con exactitud, sinceramente esperaba que
pensara que había estado en el pequeño Mazda negro estacionado junto a los
contenedores. No queriendo mentir más de lo necesario, frotó sus brazos, y
añadió:
      —Dios, usted tiene razón, aquí está haciendo frío.
       —Sí —Sus ojos miopes la miraban con preocupación—. Sería mejor que
volvieras adentro.
       Asintiendo con la cabeza, Lissianna le deseó buenas noches y se apresuró
a escapar. Cruzó rápidamente la playa de estacionamiento y solo disminuyó la
velocidad cuando llegó al interior del bullicioso y abarrotado Bar. Thomas no
estaba por ningún lado, pero —gracias a las puntas teñidas de fucsia en su pelo
del color del ébano— Lissianna no tuvo ningún problema para descubrir a
Mirabeau en la barra con Jeanne.
       —Bien, te ves… —Mirabeu vaciló mientras Lissianna los alcanzaba, y
luego finalmente terminó diciendo—: Igual.
      —¿Qué ocurrió?
      —Anémico —escupió la palabra con fastidio.
      —Pero parecía tan sano… —protestó Jeanne.
      —Hombros rellenados y bronceado de frasco —dijo—. Y eso no es todo.
      —¿Qué más podía haber? —preguntó Mira con sequedad.
      Lissianna hizo una mueca.
      —Tenía un pepino dentro de sus pantalones.
      Jeanne lanzó una incrédula risita tonta, pero Mirabeau gimió, y dijo:
      —Debe haber sido un pepino inglés, el hombre parecía inmenso.
      Lissianna lo miró boquiabierta.
      —¿Miraste?
      —¿Tú no? —contestó.
       Jeanne se echó a reír, pero Lissianna sólo agitó la cabeza y echó un
vistazo a los alrededores de la barra.
      —¿Dónde está Thomas?


                                            Anoiss Traducciones
—Aquí.
      Se dio media vuelta cuando su mano se posó sobre uno de sus hombros.
      —¿Te escuché bien? ¿Tu Romeo estaba luciendo un pepino dentro de sus
pantalones? —preguntó divertido mientras le daba un afectuoso apretón en el
hombro.
      Lissianna asintió con la cabeza con aversión.
      —¿Puedes imaginarlo?
      Thomas soltó una risa.
      —En realidad, lo triste es que sí puedo. Antes las mujeres rellenaban sus
sostenes, ahora los hombres rellenan sus bóxers —agitó la cabeza—. ¡Qué
mundo es este!
       Lissianna sintió que una renuente sonrisa tiraba de la comisura de sus
labios y entonces se rindió, permitiendo descender su irritación. No estaba
demasiado molesta porque Dwayne hubiera lucido un pepino; de todos modos
no había estado interesada en sus boxers. Demonios, ni siquiera había querido
realmente sacarlo para un mordisco. Simplemente estaba enojada por la
pérdida de tiempo y el hecho de haber usado la sangre que le quedaba para
mantenerse tibia, energía que la sangre débil del hombre no había alcanzado a
reponer. Estaba, si era posible, aún más hambrienta que lo que había estado
antes de ir fuera. Todo lo que la excursión había logrado había sido abrir su
apetito.
      —¿Cuánto falta para que podamos ir a casa? —preguntó esperanzada.
        Sus primos y Mirabeau habían decidido sacarla a bailar antes de dirigirse
a la fiesta de cumpleaños que su madre estaba preparando para ella. Lissianna
había estado feliz con la idea en ese momento, pero eso había sido cuando
simplemente había estado hambrienta. Ahora estaba hambrienta y ansiosa por
llegar a la fiesta y aprovechar la ofrenda que su madre sin duda tenía a mano.
En ese punto hasta aceptaría una intravenosa, lo que era decir bastante.
Lissianna odiaba ser alimentada por vía intravenosa.
      —Son apenas pasadas las nueve —anunció Mirabeau mirando su reloj de
pulsera—. Marguerite nos dijo que no debíamos llevarte hasta después de las
diez.
      —Hmm —la boca de Lissianna se retorció contrariada—. ¿Alguno de
ustedes tiene alguna idea de por qué la fiesta comienza tan tarde?
       —Tía Marguerite dijo que tenía que recoger algo para ti en la ciudad
antes de la fiesta, y que no podía hacerlo hasta después de las nueve —observó
Thomas—. Luego tiene que conducir de regreso, de todos modos —se encogió
de hombros—. Ninguna fiesta comienza antes de las diez.


                                             Anoiss Traducciones
—Debe estar recogiendo tu obsequio —supuso Mirabeau.
     —No lo creo —dijo Thomas—. Mencionó algo sobre Lissianna y su
comida. Sospecho que está recogiendo un postre especial o algo.
     —¿Un postre especial? —preguntó Jeanne interesada—. ¿En la ciudad?
¿Después de las nueve?
       Su mirada se deslizó hacia la expresión ilusionada de Lissianna cuando
sugirió:
      —¿Un Mordisco Dulce?
       —Debe serlo —Lissianna estuvo de acuerdo en ello, sonriendo con gusto
ante el panorama.
       Había heredado el amor por los dulces de su madre y nada la satisfacía
de la misma manera que un Mordisco Dulce, que era el término con el que se
referían a los diabéticos no diagnosticados que andan de un lado para otro con
niveles de glucemia peligrosamente altos. Era un gusto infrecuente, aún más
infrecuente por el hecho de que después siempre ponían en la mente de la
persona la idea de llamar a su médico para hacerse un análisis de sangre, lo que
por lo tanto retiraba de la carta a ese Mordisco Dulce en particular.
      —Ése podía ser eso —comentó Thomas—. Explicaría la buena voluntad
de Tía Marguerite de conducir desde las afueras de Toronto al centro. Odia
conducir en la ciudad y en general lo evita como la plaga.
       —Si condujera ella —comentó Mirabeau—. Pudo haberle pedido a
Bastien que enviara para ella uno de los automóviles con chofer de la compañía.
      Thomas agitó su cabeza ante la mención del hermano de Lissianna, la
cabeza de las empresas Argeneau.
      —Nope. Ella iba a conducir y no estaba feliz por ello.
      Lissianna se movió impacientemente, y preguntó:
      —Así que, ¿cuánto tiempo hasta que podamos irnos?
      Thomas vaciló.
       —Bien, es viernes por la noche, y el tráfico podría ser malo, con todos
tratando de librarse de la ciudad por el fin de semana—dijo pensativamente—.
Supongo que podríamos salir en otros quince minutos y no arriesgarnos a llegar
demasiado adelantados.
      —¿Y si partimos ahora y conduces despacio? —sugirió Lissianna.
      —No soy tan aburrido, ¿o sí? —preguntó divertido.
       —No tú. Este lugar. Es como una carnicería —dijo Lissianna arrugando
la nariz.



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—Está bien, malcriada.
       Thomas enredó su pelo cariñosamente. Era cuatro años mayor que ella y
era más como un hermano mayor que sus propios hermanos, pero era porque
ellos habían sido criados juntos.
      —Salgamos. Haré todo lo posible por conducir despacio.
       —Sí, está bien —dijo Jeanne Louise con un bufido—. Como si algo así
fuera a ocurrir alguna vez.
       Lissianna sonreía mientras recogían sus abrigos y se dirigían hacia la
salida. Thomas era una especie de demonio de velocidad, y sabía que Jeanne
Louise tenía razón. No tenía duda de que llegarían temprano y enfadarían a su
madre. Era un riesgo que estaba dispuesta a correr.
       Lissianna había olvidado todo sobre el Padre Joseph cuando había
sugerido que partieran, pero no había ninguna señal de él cuando caminaron
hacia el Jeep de Thomas. Se había rendido, o proseguido su búsqueda en otro
lugar. Su próximo pensamiento fue para Dwayne, y Lissianna echó un vistazo
hacia los contenedores mientras Thomas conducía frente a ellos, su mirada tenía
la capacidad de escudriñar entre las sombras, pero tampoco había ninguna
señal de él. También había partido.
       Estaba un poco sorprendida ante su rápida recuperación, pero se encogió
de hombros y dejó el tema a un lado. No estaba tendido inconsciente en medio
de la playa de estacionamiento así que obviamente se las había arreglado para
pedir un taxi.
      El tráfico no era malo después de todo. Habían esquivado lo peor de él y
habían logrado un buen tiempo para llegar a la residencia de su madre en las
afueras de Toronto. Demasiado bueno.
       —Llegamos con media hora de antelación —dijo Jeanne Louise desde el
asiento trasero cuando Thomas estacionaba el Jeep detrás del pequeño
deportivo rojo de Marguerite.
      —Sí —echó un vistazo a la casa y se encogió de hombros—. Estará de
acuerdo con ello.
      Jeanne Louise resopló.
      —Tú quieres decir que estará de acuerdo con ello tan pronto como tú le
dediques tu encantadora sonrisa. Deberías permanecer siempre alrededor de
Tía Marguerite.
      —¿Por qué piensas que me gustaba colgarme de Thomas cuando éramos
más jóvenes? —preguntó Lissianna divertida.
        —¡Oh! ¡Ya veo! —rió Thomas cuando salió del vehículo—. Así que por
fin se conoce la verdad. Solamente te gusto por mi habilidad con tu madre.


                                            Anoiss Traducciones
—Bien, no pensabas que en realidad me gustaba estar colgada de ti, ¿o
sí? —lo bromeó Lissianna mientras caminaba a su lado.
          —Malcriada —le dio un juguetón tirón de pelo cuando se reunió con ella.
      —¿Ese no es el automóvil de tu hermano Bastien? —preguntó Mirabeau
mientras salía desde el asiento trasero y cerraba de golpe la puerta del Jeep.
      Lissianna echó un vistazo hacia el Mercedes oscuro y asintió con la
cabeza.
          —Eso parece.
          —Me pregunto si alguien más está aquí —murmuró Jeanne Louise.
          Lissianna se encogió de hombros.
      —No veo otros automóviles. Pero supongo que Bastien podría haber
organizado que un par de la compañía recogieran y dejaran caer a los invitados.
       —Si lo hizo, dudo que alguien haya llegado aún —dijo Mirabeau
mientras se dirigían hacia la puerta principal—. Sabes que no está de moda
llegar puntual. Solamente los gansos pasados de moda llegan a tiempo.
       —Supongo que eso nos convierte en gansos pasados de moda —comentó
Lissianna.
          —Nah. Somos sólo marcadores de estilo —anunció Thomas y todos
rieron.
          Bastien abrió la puerta principal cuando se acercaron.
          —Me pareció escuchar un automóvil.
      —¡Bastien, muchacho! —lo recibió Thomas con alborozo, y se acercó
inmediatamente para darle al hombre mayor un abrazo que lo dejó mudo de la
sorpresa—. ¿Qué tal va todo?
       Lissianna mordió su labio para evitar reírse y echó un vistazo hacia
Jeanne Louise y Mirabeau, y se volvió rápidamente cuando vio que también
estaban teniendo problemas para controlar sus expresiones ante el cambio
repentino en Thomas. Había pasado de ser un tipo común y corriente a ser un
tipo que vive en la luna en el tiempo que dura un latido.
          —Sí… Bien… Thomas. Hola.
       Bastien se las arregló para desprenderse de su exuberante primo más
joven. Como de costumbre, parecía incómodo y no completamente seguro de
cómo tratar al hombre de menor edad. Era por eso que Thomas actuaba así,
sabía que sus dos hermanos mayores —de cuatrocientos y seiscientos años—
tendían a tratarlo como un crío y eso nunca dejaba de molestarlo. Ser
considerado como poco más de un niño cuando se tienen más de doscientos
años puede ser muy molesto y es por eso que actuaba como un asno cuando


                                                Anoiss Traducciones
estaba cerca de ellos. Nunca dejaba de hacer sentir incómodos a los hombres de
más edad y Lissianna sospechaba que eso le daba a Thomas cierta ventaja. Sus
hermanos siempre lo subestimaban debido a sus prejuicios.
     Sufriendo ella ese mismo prejuicio, Lissianna podía compadecerse de
Thomas. Tampoco dejaba nunca de disfrutar observando cómo sus hermanos
mayores se retorcían de malestar.
      —Así que, ¿dónde es la fiesta, muchacho? —preguntó Thomas
vivazmente.
      —No ha empezado aún —dijo Bastien—. Tú eres el primero llegar.
      —No, tú fuiste el primero en llegar —lo corrigió Thomas alegremente, y
luego agregó confidente—: no sabes qué aliviado me hace sentir eso. Porque si
hubiéramos sido primeros, Mirabeau dijo que habríamos parecido gansos
pasados de moda. Pero no lo fuimos. Tú lo fuiste.
       Lissianna tosió para cubrir el bufido de risa que se las arregló para
escapársele cuando su hermano reconoció que acababa de ser llamado ganso
pasado de moda. Cuando recuperó el control de sí fue consciente de que
Bastien permanecía rígido, erguido y al aparecer un poco enojado. Tuvo
compasión de él, y preguntó:
      —Así que, ¿dónde está mamá? ¿Ya podemos entrar, o tenemos que
esperar otros quince minutos aquí?
       —Oh, no. Entra —rápidamente Bastien se hizo a un lado para dejarlos
pasar—. Yo recién llego, y mamá fue a cambiarse para la fiesta después de
dejarme entrar. Debería bajar en algunos minutos. Tal vez deberías esperar en
la sala de juegos hasta que baje. Ella no desea que veas las decoraciones hasta
que todos estén aquí.
       —Está bien —dijo Lissianna mostrándose de acuerdo mientras pasaba a
su lado para entrar.
      —¿Quieres jugar a un partido de pool, muchacho? —preguntó Thomas
alegremente mientras seguía a Lissianna al interior de la casa.
      —¡Oh!... Eh… No. Gracias, Thomas; tengo que estar atento a la llegadas
tempranas hasta que mamá esté lista. —Bastien se volvió para regresar al salón
mientras hablaba—. Le diré que tú estás aquí.
       —Me ama, —dijo Thomas divertido mientras Bastien desaparecía en el
salón, entonces abrió sus brazos para guiarlos hacia la puerta cerrada a la
derecha del salón—. Vamos. A jugar. ¿Alguien es apto para un partido de pool?
      —Jugaré, —dijo Mirabeau, y luego añadió—, Lissi, tienes una corrida en
tus medias.
      —¿Qué? —Lissianna se detuvo y miró detenidamente sus piernas.


                                            Anoiss Traducciones
—La derecha, por detrás, —dijo Mirabeau, y se inclinó para mirar la
parte posterior de su pierna derecha.
       —Debo haberme enganchado con algo junto a los basureros, —farfulló
Lissianna contrariada cuando descubrió la larga corrida que atravesaba a lo
largo de su pantorrilla derecha.
      —¿Basurero? —preguntó Thomas con interés.
       —No preguntes, —dijo secamente, luego hizo una mueca de irritación y
se enderezó—. Tendré que ir a cambiar mis medias antes de que la fiesta
empiece. Afortunadamente, mami insistió en que dejara ropa de repuesto aquí
en mi viejo cuarto cuando me mudé. Debo tener un par de medias. Vamos
gente, vayan a jugar.
       —Vuelve rápido, —gritó Thomas mientras ella trotaba ligeramente hasta
arriba de las escaleras.
       Lissianna simplemente saludó con la mano por sobre el hombro cuando
llegó al descanso y se dirigió por el pasillo hacia su dormitorio, pero estaba
pensando que era un buen consejo. Marguerite Argeneau no iba a estar
demasiado complacida de que hubieran llegado temprano, pero Thomas
conseguiría de cualquier irritación que pudiera sentir inicialmente
desapareciera rápidamente. Solo por esa razón sería mejor que se encontrara
con Thomas y los otros cuando se encontrara con su madre.
      —Cobarde, —se reprendió Lissianna. Tenía más de doscientos años y
estaba más allá de la edad en que debería tener que preocuparse por hacer
enfadar a su madre.
      —Sí, claro, —farfulló Lissianna, reconociendo que probablemente
todavía se preocuparía por eso cuando tuviera seiscientos. Todo lo que tenía
que hacer era mirar a sus hermanos para saber eso. Eran independientes, tenían
una fuerte personalidad y… Bien… Simplemente eran viejos y todavía se
preocupaban por complacer o disgustar a Marguerite Argeneau.
       —Debe ser una cosa de familia, —decidió mientras abría la puerta a la
habitación que había sido suya hasta hace poco, y donde todavía dormía
ocasionalmente cuando se quedaba demasiado tarde como para volver a casa
antes del amanecer.
       Lissianna empezó a entrar en la habitación, pero sus pasos se detuvieron
y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver al hombre sobre la cama.
      —¡Oh! Me equivoqué de cuarto, —dijo entre dientes antes de cerrar la
puerta otra vez.
       Solo cuando estuvo de nuevo en el pasillo se quedó mirando hacia todas
partes sin comprender cuando se dio cuenta de que no había entrado en la
habitación equivocada. Ese era su viejo dormitorio. Había pasado algunas


                                            Anoiss Traducciones
décadas durmiendo allí y conocía su propia habitación cuando la veía. Lo que
no sabía era por qué había un hombre adentro. O, más importante, por qué
estaba atado estirado todo a lo largo de la cama.
       Lissianna consideró el tema por un momento. Su madre no habría
alojado a un pensionista, y si lo hubiera hecho, indudablemente nuca lo habría
hecho sin mencionárselo a sus hijos. Ni lo hubiera puesto en el viejo cuarto de
Lissianna, una habitación que todavía usaba en las infrecuentes oportunidades
en que se quedaba. Además, el hecho de que estuviera atado a la cama dejaba
de lado la posibilidad de que la suya hubiera sido una visita voluntaria.
      Igual que el lazo alrededor de su cuello, pensó Lissianna mientras
recordaba el alegre lazo rojo que medio se había aplastado contra su barbilla
cuando había intentado mirarla.
       Lo que finalmente le permitió relajarse fue darse cuenta de que tenía que
ser la sorpresa especial para la que su madre había traído de la ciudad. El
Mordisco Dulce que Jeanne Louise había sugerido. Sin embargo, según pensó
Lissianna, el hombre en su cama parecía bastante sano, pero entonces, acaso
puedes saberlo hasta que te encuentras lo suficientemente cerca como para oler
el aroma dulzón de un diabético.
       En efecto, el tío era una torta de cumpleaños caminado. Y una que se veía
de rechupete, decidió, recordando su oscura mirada. Sus ojos habían sido
agudos e inteligentes, su nariz recta, su barbilla fuerte… Y su cuerpo había sido
algo bonito también. Le había parecido alto, delgado y musculoso, allí estirado
sobre la cama.
       Por supuesto, después de su experiencia con Dwayne, Lissianna
sospechaba que podía haber algo de relleno bajo la chaqueta que llevaba. No
había buscado pepinos, pero el hombre no parecía lucir un bronceado
embotellado o parecido anémico por lo demás, más aún, su madre no era dada
a cometer un error del tipo que ella había cometido antes. Marguerite se habría
asegurado de que fuera exactamente lo que quería darle a su hija, y Lissianna
estaba pensando que probablemente Jeanne Louise tenía razón, y era un
diabético sin tratar. Nada más tenía sentido. Su madre no necesitaba conducir
todo el camino hasta la ciudad simplemente para traer a una persona sana
estándar cuando podía haber pedido una pizza y pasado al niño del delivery a
Lissianna, que es lo que generalmente hacía.
      Así que, era un dulce para comer, razonó, y sintió el hambre
remordiendo su estómago. A Lissianna no le hubiera molestado darle un
mordisco ahora mismo. Sólo una probada para sacarla de un apuro hasta su
madre se lo diera en realidad. Pero acabó con esa idea rápidamente. Sin Thomas
no podría conseguir sacar a su madre de su mal humor malo si Lissianna hacía




                                             Anoiss Traducciones
un truco como ese. Así que, regresar y morderlo estaba descartado, pero
todavía tenía que ir a por medias buenas.
       Aunque Lissianna sabía que probablemente debería simplemente
regresar a la sala de juegos sin ellas, lo cierto era que —siendo que la sorpresa
ya estaba arruinada— era absurdo andar de un lado para otro con las medias
rotas toda la noche. Estaba aquí, y solamente tardaría un momento en agarrar
un par de repuesto de aquellas que había dejado para un caso de emergencia.




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Capítulo 2
        Greg miró fijamente la puerta cerrada. No podía creer que alguien
acabara de abrirla, detenerse —obviamente sobresaltado por verlo—
disculparse y luego cerrar la puerta mientras él permanecía tendido como un
idiota, demasiado sorprendido para decir o hacer algo. No había tenido mucha
oportunidad de reaccionar y mucho menos de calmarse…
     Los músculos del cuello empezaron a dolerle por el esfuerzo de
mantener la cabeza levantada para mirar hacia la puerta con ojos de miope.
     Con un suspiro de derrota, Greg la dejó caer sobre la almohada y
empezó a mascullar entre dientes, resoplando sobre su propia estupidez.
      Esa noche había llegado a la conclusión de que era un completo idiota.
Greg nunca había pensado en sí mismo como un idiota. A decir verdad, se
había considerado siempre algo inteligente, pero eso fue antes de que se
hubiera metido en el maletero de un automóvil extraño y encerrado a sí mismo
dentro para ningún buen propósito en el que pudiera pensar.
      —Definitivamente un movimiento idiota —anunció Greg, pero entonces
quizás loco sería una mejor descripción. Un estúpido se habría encerrando en
un maletero por casualidad. Trepar al interior y cerrarlo tranquilamente era
más del estilo de una locura inexplicable. Y estaba empezando a hablarse a sí
mismo, señaló. Sí, parecería que había perdido su afiance sobre la cordura. No
podía evitar preguntarse exactamente cuándo se había vuelto loco, y cómo.
       Quizás la locura era contagiosa, ponderó. Quizás se había contagiado de
uno de sus clientes. Aunque Greg no tenía de ese tipo de clientes a quienes se
habría diagnosticado como locos. Se encargaba principalmente de tratar fobias
en su práctica, aunque trataba con algunos pacientes que estaban, por decirlo de
algún modo, en apuros. Supuso que podía haber tenido dentro todo el tiempo
las semillas de la locura, y esta noche habían brotado simplemente en un
completo ataque de demencia. Ésa era una teoría. Tal vez la locura corría en la
familia. Debería consultar con su madre al respecto, le preguntaría si tenían un
loco o dos en la historia familiar.
      Sólo que no era el montañismo dentro del maletero lo que molestaba a
Greg, que había sido solamente la primera de sus locas acciones de esta noche,
y una que había lamentado tan pronto como la cerradura de maletero había
hecho clic en su sitio. Había permanecido tendido en la oscuridad,
acalambrándose en ese reducido espacio, llamándose a sí mismo con todos los
sinónimos existentes de estúpido por lo menos media hora cuando el automóvil
se había detenido frente a esa casa. Entonces el automóvil había parado, el
maletero se había abierto y ¿qué había hecho? ¿Había salido de su escondite


                                             Anoiss Traducciones
disculpándose por su comportamiento anormal, y se había ido a casa? No.
Había permanecido de pie y esperado mientras la bonita morena del ascensor
salía del automóvil para reunirse con él, la había seguido —dócil como un
corderito— al interior de esa inmensa casa y luego a esa habitación.
      Greg había estado tan alegre y confiado como un niño de cinco años
cuando había trepado en la cama —sin que siquiera se lo pidiera— y preparado
a sí mismo para que ella lo atara. Greg le había devuelto su sonrisa cuando
había moldeado su mejilla y anunciado:
      —Mi hija va a amarlo. Usted es el mejor regalo de cumpleaños que le
haya dado nunca.
        Después de que había dejado la habitación, había permanecido tendido
allí, su mente vacía por algunos momentos antes de que la situación en la que
estaba hubiera empezado a hacer mella. Greg había pasado el tiempo desde
entonces en perpleja contemplación de lo que había ocurrido. Su propio
comportamiento —sin mencionar el de la mujer— no tenía sentido. Era como si
hubiera perdido, temporalmente, la razón. O el control de sí mismo. Incapaz de
solucionar el dilema, había centrado sus pensamientos en incumbencias más
inmediatas, como lo que iba a ocurrir ahora que estaba allí.
      «Mi hija va a amarlo. Usted es el mejor regalo de cumpleaños que le haya
dado nunca». Estas palabras —junto con el hecho de que Greg estaba,
actualmente, atado despatarrado sobre una cama— lo habían hecho temer
primero que fuera algún regalo caído del cielo más bien de naturaleza sexual.
Un esclavo sexual, quizás. Esa posibilidad inmediatamente lo había hecho
imaginarse cautivo por alguna criatura inmensa y fea con una horrible
complexión y vello facial. Porque, con seguridad, solamente alguien con muy
poco atractivo necesitaría que un hombre fuera raptado y atado a su cama para
obtener relaciones sexuales en el clima sexualmente libre de hoy en día.
      Justo cuando Gregory había empezado a hiperventilar con el horror
imaginado, se dio una bofetada mental.
       La mujer —la madre— no podía tener más de veinticinco o treinta años a
lo sumo. Seguramente ninguna hija suya sería lo suficientemente mayor como
para querer un esclavo sexual. O incluso saber qué hacer con uno, además, por
qué alguien lo querría a él como esclavo sexual, se había preguntado.
        Greg tenía una alta autoestima, y sabía que era atractivo, pero no era una
estrella de rock o un bello modelo GQ. Era un psicólogo que se vestía con trajes
conservadores, tenía un corte de pelo conservador, y llevaba una vida
conservadora, fundada alrededor del trabajo, su familia y ese tipo de
pequeñeces. Bien, su trabajo, su familia e intentar escaparse de las citas a ciegas
que organizaban sus hermanas, tías, y su madre, se corrigió irónicamente.




                                              Anoiss Traducciones
Los pensamientos de Greg se agitaron cuando la puerta del dormitorio se
abrió otra vez. Endureciéndose, tiró de su cabeza hacia arriba para mirar con
atención hacia la puerta para ver que era la mujer de hacía un momento. Le
echó el ojo con un interés precavido. Excepto por su largo pelo rubio, se parecía
a la morena que lo había traído aquí. Era hermosa, con labios llenos, una cara
ovalada, una nariz recta, y los mismos ojos azul plata que su homóloga morena.
Obviamente, compraban sus lentes de contacto en el mismo lugar.
       No, decidió Greg. Los ojos no eran exactamente los mismos. Eran del
mismo color y forma, pero los ojos de la morena habían sostenido una tristeza y
sabiduría que había desmentido la juventud de su piel y sus rasgos. Esta mujer
carecía de eso. Los ojos de la rubia eran claros, impasibles ante el pesar o la
verdadera pena. Eso la hacía parecer más joven.
       Sin embargo la rubia era, obviamente, pariente de la morena, pensó Greg
cuando la observó caminar hacia el tocador que estaba contra la pared
adyacente a la cama y abrir un cajón. Probablemente su hermana, adivinó. Dejó
que sus ojos se posaran en el breve y ajustado vestido negro que llevaba, no se
podía negar que tenía una buena figura, y la idea que cruzó por su mente fue
que era casi una lástima que fuera demasiado vieja para ser la hija de la morena.
No le habría molestado ser su regalo de cumpleaños… sus ojos se giraron ante
sus propias ideas caprichosas. Greg la observó cerrar el tocador y esperó con
expectación a que le brindara su atención, pero no lo hizo. Para su absoluto
asombro, ella simplemente caminó hacia la puerta para, obviamente, salir de la
habitación sin prestarle ninguna atención. Greg estaba tan escandalizado que su
boca se abrió y cerró dos veces antes de que se las arreglara para conseguir
expresar un simple:
      —Discúlpeme.
       La rubia se detuvo en la puerta y giró para mirarla con los ojos
entrecerrados con curiosidad.
      Greg forzó una sonrisa formal y preguntó:
      —¿Usted cree que tal vez podría desatarme?
      —¿Desatarlo?
       Pareciendo sorprendida por el pedido, se trasladó a la cabecera para
mirarle detenidamente.
      —Sí, por favor —dijo firmemente, notando la manera en que su mirada
se deslizó sobre sus manos. Greg sabía que sus muñecas estaban rojas y
desgarradas por tirar de sus ataduras. Su estado pareció confundirla y afligirla.
      —¿Por qué mamá no lo calmó? No debería haberlo dejado de este modo.
¡Qué…! —se detuvo y parpadeó, entonces el reconocimiento se expresó en su
cara—. ¡Oh! Por supuesto. La llegada temprana de Bastien debe de haberla


                                             Anoiss Traducciones
interrumpido antes de que pudiera acomodarlo apropiadamente.
Probablemente quiso volver y acabar con usted después, pero se olvidó.
       Greg no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba hablando, excepto
que parecía pensar que su madre lo había traído ahí, y él sabía que,
efectivamente, estaba equivocada.
       —La mujer que me trajo aquí era demasiado joven para ser su madre. Se
parecía a usted, pero tenía cabello oscuro. ¿Su hermana tal vez? —adivinó.
      Por alguna razón sus palabras la hicieron sonreír.
      —No tengo ninguna hermana. La mujer a quien usted está describiendo
es mi madre. Es más vieja de lo que parece.
       Greg aceptó esto con un poco de incredulidad, entonces sus ojos se
abrieron ante las ramificaciones de lo que estaba diciendo.
      —Entonces, ¿soy su regalo de cumpleaños?
      Asintió con la cabeza despacio, inclinó su cabeza, y dijo:
      —Ésa es una sonrisa extraña. ¿Qué está pensando usted?
      Greg estaba pensando que era el más afortunado hijo de puta vivo
mientras su mente se ajustaba automáticamente a las situaciones que había
imaginado más temprano de una mujer grande y fea que se desnudaba y se
trepaba sobre él.
        Él mismo se permitió disfrutar de la fantasía por un momento, pero se
dio cuenta de que su cuerpo lo estaba disfrutando demasiado, una
protuberancia perceptible estaba creciendo en sus pantalones. Dio una sacudida
a su cabeza. Aún cuando le pareciera tan encantador pensar en cómo pudiera
ser pasar una noche como el esclavo sexual de esta mujer, tenía planes —un
viaje lleno de las playas arenosas, palmeras, y mujeres medio desnudas que
darían vueltas sobre una pista de baile—. Y ya estaba pagado.
       Ahora… Si después de su viaje esta mujer quisiera mantener una cita de
la manera normal, entonces podría atarlo a una cama y terminar el asunto con
él… Bien, a Greg le gustaba considerarse un tipo atento. Además, en este caso,
pensaba que ser un esclavo sexual no podría ser tan malo. Se dio cuenta de que
sus pensamientos estaban pasando a áreas que era mejor dejar de lado por
ahora, Greg les dio una patada mental y forzó una mirada severa sobre su cara.
      —El rapto es ilegal.
      Sus cejas se alzaron.
      —¿Mami lo raptó?
      —No exactamente —admitió, recordando cómo se había metido en el
maletero bajo su propio incentivo. El rapto, en general, requería ser llevado a la


                                              Anoiss Traducciones
fuerza. Greg supuso que podía haber mentido; sin embargo era muy mal
mentiroso—. Pero no quiero estar aquí, y realmente no tengo ni idea de por qué
me metí en el maletero del automóvil de su madre. No es algo que haga
generalmente, pero nunca tengo…
       La voz de Greg se arrastró cuando se dio cuenta de que la rubia no lo
estaba escuchando. Por lo menos, no parecía hacerlo. Estaba mirando su cabeza
con concentración y con un gesto cada vez más fruncido. También se estaba
acercando a la cama, aunque sospechaba que era una acción subconsciente.
Parecía completamente concentrada en su pelo, pero entonces agitó su cabeza
con evidente frustración, y habló entre dientes:
      —No puedo leer su mente.
      —¿No puede leer mi mente? —repitió despacio.
      Agitó su cabeza.
      —Ya veo… Y… Eh… ¿Ése es un problema? —preguntó—. Quiero decir,
¿puede leer generalmente las mentes de las personas?
     Asintió con la cabeza, pero era un movimiento ausente, sus
pensamientos estaban obviamente en otra parte.
       Greg trató de hacer caso omiso de la decepción que repentinamente lo
asaltó cuando reconoció que la mujer estaba enojada, o por lo menos
desilusionada como si pensara que realmente podía leer mentes. Supuso que no
debería estar sorprendido. La madre no podía ser exactamente normal, o no
permitiría que hombres extraños se metieran en su maletero, porque había
estado detrás de él y tuvo que haberlo visto trepar allí. Alguien más habría
corrido gritando por el guardia de seguridad del edificio en lugar de llevarlo a
su casa con ella.
       Al parecer la demencia estaba corriendo endémica esta noche. El primer
ejemplo había sido su comportamiento, después el de la morena, y ahora la
rubia que pensaba que podía leer mentes. Le hizo preguntarse si no había
alguna suerte de demencia en toda la ciudad. Quizás hombres por todo Toronto
se estaban metiendo en maleteros y dejando que los ataran a la cama. Era,
quizás, alguna especie de droga soltada en la represa de agua de la ciudad; una
conspiración terrorista para incapacitar a los hombres de Canadá.
       Por otro lado, quizás esto no era más que un extraño sueño, y lo que
sucedía realmente era que todavía estaba trabajando en su escritorio, la cabeza
fuera de servicio y profundamente dormido. Greg decidió que ésa era la
posibilidad más probable. Proveía una explicación más satisfactoria de su
propio comportamiento inexplicable. Por supuesto, nada de eso importaba
realmente. Dormido o despierto, enojado o no, estaba aquí, e incluso si era un
sueño, quería apartarse de esa casa. Tenía un vuelo que alcanzar.



                                             Anoiss Traducciones
—Escuche, si usted sólo pudiera desatarme, prometo que me olvidaré de
todo esto. No traeré las autoridades o nada por el estilo.
       —¿Las autoridades? —repitió la rubia—. ¿Se está refiriendo a la policía?
       Parecía sorprendida por la posibilidad.
       Como si no se le hubiera ocurrido.
       —Bien, sí —dijo Greg con el ceño fruncido—. Está bien, así que vine aquí
aparentemente de forma voluntaria —admitió de mala gana—. Pero ahora
quiero irme a casa, y si usted no me desata, es confinamiento a la fuerza, y ése sí
es un delito.
       Lissianna empezó a mordisquear su labio inferior. Había tratado de
entrar en los pensamientos del hombre para calmarlo y controlarlo como había
hecho antes con Dwayne, como su madre debería haber hecho antes de dejarlo,
pero no podía alcanzar sus pensamientos. Era como si hubiera una pared
impenetrable alrededor de su mente y, aunque había oído hablar de esto, nunca
había tropezado ella misma con esa situación. Lissianna nunca había conocido a
ningún mortal al que no hubiera podido leer y controlar. Aunque sí había
tropezado con personas individuales con las que tenía dificultad en leer y
controlar. Generalmente, esa dificultad disminuyó o desapareció totalmente en
cuanto comenzó a alimentarse de ellos.
       Inclinó su cabeza y echó el ojo a su obsequio, debatiéndose sobre si debía
tratar de tomar de él para que fuera más fácil acceder a sus pensamientos y
calmarlo. El único problema con eso era que si no podía acceder, ni siquiera un
poco a sus pensamientos, Lissianna no podría protegerlo de experimentar el
dolor cuando sus dientes se hundieran por primera vez en su cuello.
       Aunque...
       Mirabeau le había contado sobre haberse enfrentado con una situación
similar una vez. Había dicho que había besado y acariciado al hombre,
relajándolo, y se las había arreglado para pasar a sus pensamientos en cuanto
sus dientes se hundieron en él.
       Lissianna consideró el tema brevemente. Nunca antes había seducido a
nadie. Habiendo nacido y criado en la Inglaterra georgiana, su vida había
estado algo protegida, y cuando la sociedad se había vuelto más liberal ya
habían pasado los primeros cincuenta años de su vida. Sus padres estaban tan
arraigados en los viejos valores y viejas creencias que era difícil que cambiaran
y se modernizaran. Mientras su madre podría haberle permitido más libertad,
su padre nunca se habría girado a la sociedad.
       Aún así, no podía simplemente dejar allí a ese hombre angustiado,
decidió Lissianna. Además, no debería molestarle el darle un pequeño



                                              Anoiss Traducciones
preestreno a su cena de cumpleaños, más o menos como una lamedura a un
pastel antes de que fuera servido.
      Está bien, deseaba darle un poquito más que una lamida, pero sólo un
mordisco rápido, lo justo para aliviar su hambre, se aseguró.
       Bien, claro, pensaba Lissianna peculiarmente. Este hombre se veía tan
atractivo que se sentiría tentada a dejarlo seco, una tentación de rechupete que
no había sentido en décadas.
      —La soga está muy ajustada.
      Sacada de sus pensamientos por su queja, Lissianna echó un vistazo a
sus muñecas, otra vez hacia las rozaduras y sintió que su incertidumbre se
dispersaba. Le habían enseñado que era de mala educación jugar con su comida
o permitir que sufriera innecesariamente. Y este hombre estaba sufriendo. Era
su deber entrar en su mente y calmarlo. Era su culpa que no pudiera hacerlo de
la manera normal y fuera a tener que probar las medidas más extremas.
       Mente hecha y conciencia aplacada, Lissianna se estableció a un costado
de la cama.
      —Usted no debe luchar, y mucho menos preocuparse. Odio que se
angustie de esta manera.
      La miró furioso, como si lo ofendiera que supiera que estaba disgustado.
O quizás sólo estaba furioso porque no lo estaba desatando como le había
pedido.
       —No va a conseguir nada con esto —sugirió, y apoyó las medias que
había colocado sobre su regazo con el propósito de trabajar en el lazo alrededor
de su cuello. Él suspiró cuando fue retirado, relajándose un poco sobre la cama,
y Lissianna decidió que también le quitaría la corbata.
      —¿Así está mejor? —preguntó deslizando la tela de seda por su cuello.
      El hombre empezó a asentir con la cabeza, pero se detuvo y frunció el
ceño cuando ella desató los tres botones superiores de su camisa.
      —Sería aún mejor si usted me desasiera.
        Lissianna sonrío divertida por la manera en que estaba luchando contra
ella, trató de distraerlo, entonces, pasando sus dedos por la extensión de pecho
que se había revelado. Para su satisfacción, un pequeño escalofrío lo atravesó
cuando sus largas uñas chirriaron suavemente de un lado a otro de su piel
descubierta. Este asunto de la seducción estaba resultando ser mucho más fácil
de lo que había temido. O quizás era sólo una persona con talento innato, pensó
Lissianna, y se preguntó si debía estar preocupada sobre esa posibilidad.
      —Desáteme —estaba tratando de ser firme, pero era obvio que su
corazón ya no estaba, completamente, detrás del deseo de ser libre.


                                             Anoiss Traducciones
Sonriendo por saberlo, Lissianna deslizó sus dedos de su pecho para
correr a lo largo de la tela justo encima de su cinturón.
      La acción provocadora provocó que se le tensaran los músculos del
estómago, y su respiración salió en un pequeño silbido.
       —¡Qué demonios! —susurró—. Hay cosas peores que ser un esclavo
sexual.
       Lissianna parpadeó con sorpresa ante su comentario y decidió que lo
había relajado lo suficientemente.
      —¿Cual es su nombre?
      —Greg —limpió su garganta, y dijo más firmemente—: Dr. Gregory
Hewitt.
       —Doctor ¿eh? —levantó una mano para acariciarlo ligeramente hasta
arriba de su pecho otra vez, observando la manera en que sus ojos cayeron
inmediatamente de su cara para seguir a la acción—. Bien, Doctor… Usted es
un hombre muy apuesto.
       Cambió su mano de lugar hacia su cabello, pasándola ligeramente a
través de las hebras finas y oscuras, maravillándose por lo suaves que eran. Su
mirada fija se deslizó a sus profundos ojos marrón oscuro y a los firmes
contornos de sus labios mientras consideraba el siguiente movimiento. Era un
hombre atractivo. En su tiempo, había visto a hombres que eran más apuestos,
pero había algo en éste que resultaba aún más atractivo para ella. Su mirada se
deslizó por las arrugas sobre su frente, y sus dedos las siguieron, pasando
ligeramente por las líneas para frotarlas.
      —¿Le molestaría mucho si lo beso? —preguntó suavemente.
        Dr. Gregory Hewitt no respondió, sólo la miró con ojos que se le habían
oscurecido con interés cuando permitió que su dedo se moviera empujado por
la corriente a sus labios y tropezó ligeramente con los blandos contornos.
Cuando su boca se extendió repentinamente para chupar su dedo con un tibio
calor, ella tomó eso como su permiso, pero Lissianna no se movió, sus ojos que
encontraron y sostuvieron su mirada con fascinación mientras notaba el fuego
arder allí. Entonces chupó el dedo que se encontraba en el interior de su boca,
su lengua deslizándose a lo largo de los costados de su dedo mientras lo hacía,
y Lissianna lanzó un pequeño y sobresaltado gritito de sorpresa.
      Tenía más de doscientos años de edad y nunca se le hubiera ocurrido
que un dedo era una zona erógena, pensó Lissianna débilmente, mientras que el
mismo fuego que ardía en sus ojos empezaba a crecer dentro de ella, pero
mucho más al sur de su cuerpo.
       Gregory Hewitt era un hombre peligrosamente distrayente, y decidió
que sería mejor recuperar el control de la situación. Con esa intención, Lissianna


                                              Anoiss Traducciones
retiró despacio el dedo de su boca y se inclinó hacia adelante para frotar su
mejilla fugazmente contra la suya para impregnarse de su saludable olor. La
acción había sido instintiva, un depredador evaluando el olor de su presa. El
suyo era un aroma muy condimentado y oscuro que le encantaba.
      Lissianna sonrío débilmente, entonces pasó sus labios contra su mejilla
para seguir todo el camino hacia los labios masculinos. Los presionó allí
firmemente y luego los frotó suavemente de un lado a otro.
      Los labios de Gregory Hewitt se veían firmes y duros, pero se sentían
blandos al tacto. Lissianna continuó simplemente frotando sus labios
suavemente sobre los de él, disfrutando de la caricia erótica, hasta que él
levantó su propia cabeza en un esfuerzo para hacer más profundo el beso.
       Cuando ella deslizó su lengua para recorrer con ella el largo pliegue en el
lugar dónde sus labios se encontraban, el abrió los suyos para dejarla resbalar
en su interior.
     Sus ojos se abrieron con sorpresa ante las sensaciones que la asaltaron
cuando se introdujo en él.
       Lissianna había sido besada durante los pasados doscientos años muchas
veces, incontables incluso si es que iba a ser honesta. Algunos besos habían sido
bienvenidos y algunos robados, algunos disfrutados y otros no, pero éste
beso…
       Su lengua estaba tibia, mojada, y firme mientras se movía ásperamente
junto a la suya. Sabía a caramelo de menta, café y otra cosa que no pudo
identificar inmediatamente, pero realmente Lissianna no se quería tomar el
trabajo de hacerlo. Dejó que sus ojos se cerraran y se deleitó en las sensaciones
que la agobiaban.
      Lo que había empezado como parte de un intento de seducir a Gregory
Hewitt terminó seduciéndola a ella.
      Lissianna se encontraba absorta en el beso cuando su lengua la llenó,
introduciéndose y extendiéndose a través de su boca con una demanda que la
hizo estremecerse. Por un momento, su propósito fue totalmente olvidado.
Cambió de lugar y deslizó sus piernas sobre la cama con el propósito de quedar
tendida a su lado, sus piernas se entrelazaron con las suyas incluso cuando sus
dedos se enredaron y quedaron cautivos en su pelo.
       Ella intuyó cómo tiraba de sus ataduras pero realmente solo fue
consciente de ello a medias, hasta que él giró su cabeza para romper el beso y
gimió:
      —Desátame. Quiero tocarte.
      Lissianna estaba tentada, pero hizo caso omiso del pedido y se concentró
en besar un camino descendente por su mejilla, su cuerpo que se movía bajo el


                                              Anoiss Traducciones
suyo. Era obviamente más alto que ella. Antes de que sus labios alcanzaran su
garganta, sus pelvis estuvieron parejas, y giró sus caderas, incitándose a sí
mismo contra ella, incrementando inmediatamente las sensaciones de ambos.
Su quejido era a la vez frustrado y excitado cuando sus labios se movieron a lo
largo de su garganta y se movió con impaciencia debajo suyo hasta que ella
encontró la yugular y dejó salir sus dientes para adentrarse profundamente en
su piel y en la vena que ésta cubría.
       Greg se puso rígido con la conmoción, pero se relajó rápidamente con un
largo quejido mientras Lissianna empezaba a alimentarse, y el placer estalló
dentro de su mente y comenzó a transmitirse fuera a él. Esta era una
experiencia completamente diferente a la que había tenido con Dwayne.
Normalmente, no sentía el alimentarse como una experiencia erótica, pero
habitualmente Lissianna no tenía tampoco que seducir a su anfitrión. Sólo
tomaba el control de su mente e iba al punto.
       Esta vez era diferente. Estaba excitada, él estaba excitado, y la sangre que
ingresaba a montones a su cuerpo era un cordel que conectaba su emoción,
haciéndola rebotar entre ellos e incrementándola de algún modo cuando su
mente se abría a ella. Pero Lissianna no estaba manteniendo el control esta vez,
no estaba enviando su control, sino recibiendo el suyo.
       Era como un fantástico caleidoscopio de colores. Las emociones y los
pensamientos inundaban su mente en olas que estallaban en nuevas olas.
Pasión, deseo, inteligencia, generosidad, honor, valor… Lissianna tenía una
ventana abierta levemente a su alma, y en ésos pocos momentos aprendió más
sobre él de lo que podía haber logrado con cientos de conversaciones. No había
mentiras, no había medias verdades, o evasivas que trataran de impresionarla.
Era sólo él allí, entonces todo eso fue empujado por una avalancha de deseo.
       Lissianna olvidó todo sobre sus intenciones de calmarlo, se olvidó de
todo, excepto del hambre que se estaba desencadenando en su cuerpo: tanto la
vieja necesidad por la sangre como la nueva necesidad por el placer que le
estaba dando. En ese momento, con sus cuerpos entrelazados, ambos gimiendo,
arqueándose y retorciéndose, solamente este hombre parecía capaz satisfacer su
hambre, y Lissianna podría, muy probablemente, haberse perdido hasta el
punto de vaciarlo si la voz de Thomas no hubiera alcanzado su oído,
distrayéndola.
      —No veo por qué estás tan disgustada. Sólo se acercó para buscar
medias nuevas —su voz sonaba amortiguada por la puerta, pero había crecido
en volumen, mientras ésta se abría para luego cerrarse repentinamente, seguida
de un breve silencio. Muy breve.
       —¡Lissianna Argeneau!




                                              Anoiss Traducciones
Lissianna se quedó quieta, sus ojos muy abiertos cuando reconoció la voz
de su madre.




      Capítulo 3
       Replegando los colmillos, Lissianna liberó el cuello de Greg Hewitt y,
sintiéndose culpable, echó un vistazo encima de su hombro.
       La visión de Thomas y su madre mirándola fijamente con los ojos
desorbitados desde la puerta era suficiente para hacerla ponerse rápidamente
de pie. Sus manos se movieron para enderezar su ropa y su cabello.
      —¡No puedo creer esto! —Marguerite caminó a través del cuarto—.
Entrando a hurtadillas por aquí y desenvolviendo tus regalos, ¡antes de tu
cumpleaños, como si tuvieras doce en lugar de doscientos! ¿En qué estabas
pensando?
     —Bien, técnicamente es su cumpleaños, Tía Marguerite —apuntó
Thomas, cerrando la puerta.
      Lissianna dio a su primo una sonrisa de agradecimiento, pero dijo:
      —Yo no entré a hurtadillas aquí. Simplemente subí para ponerme
medias limpias —las sacó fuera de la cama, y agregó—: Y no los desenvolví.
       Marguerite miró intencionadamente el suelo. Después echó un vistazo al
suelo para ver el lazo desatado y olvidado allí.
      Lissianna hizo una mueca y admitió:
       —De acuerdo, lo desaté, pero sólo porque él estaba enojado y odiaba
dejarlo angustiado —hizo una pausa inclinando su cabeza y dijo—: Entiendo
que la llegada de Bastien te interrumpió antes de que pudieras ponerlo en un
serio contratiempo. Él estaba disgustado por ser secuestrado y exigió ser
desatado cuando llegué aquí.
       —No lo secuestré —dijo Marguerite ofendida. Entonces pasando de
Lissianna al Dr. Gregory Hewitt, agregó—: No te secuestré, te pedí prestado —
volvió su atención a Lissianna—. Y no lo sometí a un completo contratiempo.
     —¿En serio? —sus cejas se arquearon por la sorpresa, y Lissianna lanzó
una mirada llena de confusión de su madre al hombre que se encontraba en la
cama—. No parece estar bebido.
      Marguerite suspiró, algo de su tensión comenzaba a abandonarla.
      —Sí, bueno, él parece tener una mente fuerte.
      Lissianna asintió.


                                            Anoiss Traducciones
—Lo noté. No podía entrar en sus pensamientos para calmarlo. De
ninguna manera. Por eso estaba alimentándome de él. Pensé que podría
permitirme unir su mente con la mía y aliviarlo —explicó Lissianna.
     —Eso parece haber funcionado bien —comentó Thomas con diversión—.
Aunque no diría que se alivió exactamente.
       Lissianna siguió su mirada hacia la entrepierna del hombre, en dónde
una erección estaba haciendo presión contra sus pantalones. Pero en ese mismo
instante, la carpa de los mismos se desinfló.
       —Nada de pepinos entonces —comentó Thomas ligeramente, y
Lissianna tuvo que morder sus labios en una risita nerviosa.
       Aclarando su garganta, murmuró:
        —Lo siento, madre. No quise estropear la cena de cumpleaños que
tenías planeada. Realmente no quería; quiero decir, ya puede no ser una
sorpresa, pero verdaderamente no tuve mucho, solo un rápido mordisco. Un
mordisco pequeño, en realidad. Podría alimentarme mucho más —su mirada
hambrienta estudió al hombre en la cama, su cuerpo cosquilleó ante la idea de
alimentarse nuevamente de él.
      —Él no es tu cena del cumpleaños.
     Lissianna a regañadientes dejó de comerse con los ojos a su regalo de
cumpleaños y se volvió hacia su madre con confusión.
      —¿Qué?
        —Él no es tu cena de cumpleaños —repitió ella—. Ordené comida china
para ti. El muchacho de la entrega debería estar aquí pronto.
       —Oh —no disimuló su desilusión. A Lissianna le gustaba la comida
china, pero nunca acababa de satisfacerse. Una hora después, tendría hambre
de nuevo. Sin embargo, Gregory Hewitt habría sido robusto y apetitoso, habría
sido totalmente un atiborrante y satisfactorio estofado, al lado del caldo diluido
de Dwayne. También habría sido un placer, en maneras que ella no había
esperado. Esa noche, Lissianna había sentido un poco de la excitación que sus
huéspedes normalmente sentían y le transmitían cuando se alimentaba de ellos.
La excitación que ella nunca realmente entendía, o la que nunca había
experimentado; excepto, claro, de segunda mano, solamente observando.
      Esta vez no había sido capaz de permanecer ajena y atenta. Al seducirlo,
aparentemente, se había seducido a sí mima…
      O quizás, él había sido el seductor, pensó. Recordando los labios
masculinos, guió uno de sus dedos a su boca.
        No es que se hubiera tomado mucho tiempo seduciendo. Él realmente
era el hombre más atractivo que ella había conocido alguna vez, y eso ya quería


                                              Anoiss Traducciones
decir algo. Lissianna había conocido a muchos hombres en sus doscientos años
de vida, y muchos eran mucho más atractivos estéticamente, pero ellos sólo la
habían dejado fría. Había algo sobre éste que la atraía aunque… y también olía
muy bien. Y esos pocos instantes en los cuales sus mentes se habían
fusionado…
       Lissianna ciertamente no había intentado leer          o controlar sus
pensamientos como pretendía. Había estado ocupada              disfrutando del
momento, pero desde la breve conexión, ella había recibido    una imagen de su
mente. Era una mezcla de confusión, deseo, inteligencia, y    una honestidad y
carácter que la atrajeron.
       Consciente del silencio que había caído encima del cuarto, Lissianna
lanzó una mirada alrededor. El hombre que ahora llenaba sus pensamientos
estaba descansando en la cama, mirándola fijamente con silenciosa fascinación.
       Lissianna pensó que eso era interesante. Por otro lado, su madre y primo
también estaban mirándola fijamente con concentrado interés y ella no podía
evitar pensar que eso no podría ser algo bueno. No había estado guardando sus
pensamientos, comprendió con incomodidad y no tenía ninguna duda de que
el par simplemente se había entrometido en sus reflexiones del placer que ella
había experimentado con Greg Hewitt.
       —¿Entonces? —preguntó Lissianna abruptamente, ansiosa de quitar los
pensamientos de su madre de aquéllos que habían estado flotando en su propia
mente.
      Thomas ayudó preguntando:
       —Si él no es su cena de cumpleaños. ¿Para qué sirve?
        —¿Disculpa? ¿Cena de cumpleaños? —bramó Greg. Él estaba más
boquiabierto que horrorizado. Al parecer, no había entendido la conversación
que continuaba en torno a él al principio. Ahora lo había entendido y estaba
disgustado por todo de nuevo. Ella se habría tomado el tiempo necesario para
aliviarlo, pero su madre habló, distrayéndola.
        —Él es tu regalo de cumpleaños, pero no la cena —cuando Lissianna la
miró tan fija e inexpresivamente, suspiró y cruzó el cuarto para tomar su mano
—. Se suponía que era una sorpresa que iba a ser presentada en la fiesta, pero
como ya has desenvuelto tu regalo, puedo explicarlo. Querida, éste es Dr.
Gregory Hewitt. Él es un psicólogo, quién se especializa en fobias y lo traje
aquí para curarte. Feliz Cumpleaños.
       El Dr. Gregory Hewitt era psicólogo, razonó Lissianna lentamente. No
había pensado preguntar qué clase de doctor era cuando había preguntado su
nombre y él había dicho Dr. Gregory Hewitt. Ahora lo sabía. Él era un
psicólogo para curar su fobia.



                                            Anoiss Traducciones
—Oh —murmuró por fin, lanzando una mirada sorprendida a Greg
cuando él hizo eco del "oh" en su mismo tono decepcionado. Eso incentivó a su
curiosidad. Su propia desilusión estaba basada en el hecho de que ella más bien
prefería mordisquearlo antes de tratar algo tan desagradable como su fobia,
pero parecía que él no estaba menos complacido con la idea que ella.
       Greg suspiró interiormente. Supuso que no debería estar defraudado
por el anuncio de la morena. ¿Debería alegrarse de que no fuera un esclavo
sexual o… la cena? Todavía estaba intentando ordenar eso. Lissianna, como la
morena se había dirigido a la rubia, había pensado que él era su cena de
cumpleaños. ¿Él?
       ¿La cena de cumpleaños? La idea era suficiente para derribar cada uno
de los perturbadores y lujuriosos pensamientos en su cabeza.
       ¿La cena de cumpleaños? ¿Eran caníbales?
      Buen Dios, ella había pellizcado su cuello después de besarlo, pero
simplemente un pequeño pellizco, luego ella había decidido chupar, sin duda
dándole un gran chupón que se pasaría una semana intentando esconder, o
quizá más. Greg no estaba seguro.
      Había tenido un chupón sólo una vez antes, y eso era cuando fue un
adolescente. No podía recordar cuánto tiempo había pasado para que
desapareciera.
       Tampoco recordaba que había sido tan agradable como el de esta
experiencia. Sin embargo hubiera aceptado feliz que la rubia lamiera su cuello
todo lo que ella quisiera, o cualquier otra parte del cuerpo que ella recibiera con
agrado.
      Ser la cena de cumpleaños, de todas formas, no parecía bastante
agradable. Querido Dios, dejarlo subir en la cajuela del auto de un caníbal.
Realmente prefería el escenario de esclavo sexual. Definitivamente sonaba más
agradable.
       Greg rodó sus ojos y tuvo que sacudir su cabeza mentalmente para
dispersar sus propios pensamientos. Estaba sonando como un lunático
desesperado. De hecho, eso no estaba lejos de la verdad. A pesar de los grandes
esfuerzos casamenteros de su familia, no había tenido sexo por casi un año.
Aunque las mujeres con que su familia tendía a emparejarlo eran preciosas,
ninguna de ellas había despertado demasiado interés en él, por lo menos no el
suficiente para arrastrar su atención fuera del trabajo por algún tiempo.
        Esto no había preocupado mucho a Greg; tenía una vida llena y
ocupada. Siempre se dijo que el día que encontrara una mujer tan fascinante
como su carrera, sería el día en el que sabría que había encontrado a la Señorita
Correcta. Mientras tanto, su familia —nunca optimista— continuaba liándolo



                                              Anoiss Traducciones
con cada mujer soltera que conocían y Greg continuaba evitando compartir la
cama con mujeres, para evitar molestos enredos con amigos de la familia que
podrían causar resentimientos. Eso significaba que estaba restringido a brincar
sexualmente con mujeres que él lograba conocer por su cuenta, cuando no
estaba escoltando a las amigas de su familia a varias comidas o funciones.
       La última vez que Greg había logrado empezar una relación con
alguien, había sido con una fría rubia psiquiatra de British Columbia. Se habían
conocido en la conferencia de salud mental el invierno pasado, había ido por
una bebida después de una de las conferencias, entonces él la había
acompañado de vuelta a su cuarto, ella lo había invitado, y muy educada y
clínicamente tuvo sexo con él. Había sido frío, funcional y horrorosamente
aburrido… más bien como tomar Metamucil. Consiguió hacer el trabajo, limpió
las cañerías, pero le dejó un mal sabor en la boca. Greg estaba relativamente
seguro de que esta rubia no le dejaría un mal sabor en su boca. También estaba
seguro de que ella haría mucho más que limpiar sus cañerías.
      —¿Lo trajiste aquí para tratar mi fobia?
       Greg lanzó una mirada a la rubia cuando ella hizo la pregunta, notando
por primera vez que ella también parecía más bien defraudada por las noticias.
      —Sí, cariño.
      —¿Él no es…?
       —No —interrumpió firmemente la morena, entonces frunció el entrecejo
ante la obvia falta de entusiasmo de la rubia por su regalo—. Querida, ésta es
una buena causa. Pensé que estarías agradecida. Pensé que era perfecto. Él
puede curar tu fobia, permitiéndote vivir una vida normal. Una sin la molestia
del cuidado nocturno o el riesgo de ir tropezando a casa borracha dos o tres
veces por semana.
       Las cejas de Greg se arquearon e intentó deducir mentalmente qué tipo
de fobia podría llevar a alguien a emborracharse.
      —Bueno —la morena se volteó hacia él con una deslumbrante sonrisa—.
Hágalo.
      Greg la miró inexpresivamente.
      —¿Disculpe?
      —Cure a mi Lissianna de su fobia —dijo pacientemente.
       Greg giró de la expresión expectante de esos sabios ojos viejos a los ojos
más luminosos de la hija. Eran tan azules y claros como un cielo sin nubes, pero
con el mismo brillo de plata metálico que los de la madre.




                                             Anoiss Traducciones
Encantador, pensó Greg y simplemente deseó que no fueran lentes de
contacto. Le molestó que ella sintiera la necesidad de algo artificial para agregar
a su belleza.
       —No son lentes de contacto —anunció la morena de repente, haciendo
que Greg diera un respingo.
       Seguramente ella no había leído sus pensamientos. ¿O sí?
        —¿Qué es lo que no son lentes de contacto? —indagó la rubia, mirándolo
a él y a su madre con confusión.
      —Tus ojos, cariño —explicó la morena, entonces dijo a Greg—: A pesar
de tus anteriores pensamientos, nuestro color de ojos es natural. No estoy
segura de si ellos incluso tienen lentillas de contacto del color de nuestros
ojos… todavía —agregó secamente.
       —Natural —murmuró Greg con fascinación, mirando fijamente la
luminosidad en el color de ojos de la hija. Fue entonces que su mente absorbió
lentamente sus palabras. ¿A pesar de sus anteriores pensamientos? ¿Ella no quiso
decir en el ascensor?
       La morena asintió.
       —Sí, en el ascensor.
       —¿Puedes leer su mente? —Lissianna parecía más molesta que
sorprendida, notó él y recordó que eso había pensado cuando ella se había
quejado del hecho de que no podía leer su mente. Ahora, la morena parecía
estar haciendo precisamente eso. Greg no podía decidir si él estaba durmiendo
y soñando todo esto, perdiendo la cabeza e imaginando todo esto, o si estaba
despierto, sensato, y la mujer realmente estaba leyendo a su mente. Peor aún,
no podía decidir cual de esas opciones prefería. No quería estar durmiendo
porque eso significaría que Lissianna no era nada más que una fantasía que
habría imaginado, y no estaba contento con la idea de que nunca la vería fuera
de sus sueños. Perder la cabeza no era una buena alternativa, pero la idea de la
morena siendo capaz de leer su mente era un poco desconcertante…
Especialmente desde que su mente estaba llena de pensamientos lujuriosos
sobre su hija.
       —¿Entonces? — incitó la morena.
      Soñando o no, parecía que tendría que tratar con el asunto. Greg agitó su
cabeza.
      —Señora, curar una fobia no es como tomar una píldora. Tarda algún
tiempo —le informó. Y luego, preguntó un poco menos paciente—: ¿Podría
desatarme, por favor?




                                              Anoiss Traducciones
—Eso no es lo que el artículo decía —se opuso la morena, ignorando su
demanda de ser desatado—. En el periódico usted estaba citado diciendo que
los nuevos tratamientos pueden ser sumamente eficaces y la mayoría de las
fobias pueden curarse en sólo unas sesiones, algunas personas sólo necesitaban
una.
       Greg dejó salir el aire en un lento suspiro, ahora entendiendo el motivo
por el que había llegado hasta allí. La morena obviamente había leído la
entrevista que él había hecho para el periódico, un artículo especial sobre las
fobias. Había salido el último fin de semana.
       —Eso es verdad, algunas fobias se tratan fácilmente —comenzó,
intentando permanecer tranquilo y… bueno… paciente, pero la situación era
tan anormal. Él estaba atado a una cama, en nombre de Dios, y ellos tres
estaban de pie actuando como si eso fuera absolutamente normal. Greg
simplemente no podía abstenerse por completo de la irritación—. Ya sabes, la
mayoría de las personas hace una cita para verme —estalló, pero intentó
razonar nuevamente—: Y voy a volar a Mexico mañana de vacaciones. Hay
cosas que necesito hacer antes. Apreciaría que usted me desatara y me
permitiera salir de aquí. Realmente no tengo tiempo para esto.
       El silencio apenas había empezado al terminar su última palabra cuando
hubo un toque en la puerta. Ésta se abrió y una joven mujer asomó su cabeza y
los miró. Era otra morena, bonita y con su cara en forma de corazón. Le lanzó
una mirada curiosa, y luego volvió la atención a la madre.
      —Tío Lucian está aquí, Tía Marguerite.
       —Oh, gracias Jeanne Louise —la madre, Marguerite, inmediatamente
comenzó a empujar a Lissianna y a Thomas hacia la puerta, diciendo—: Todos
trataremos con esto más tarde. No debemos dejar a todos esperando. ¿Jeanne,
ha llegado ya Etienne?
        —Sí. Estaba entrando cuando yo subía las escaleras —la mujer abrió la
puerta para que ellos pudieran salir—. También ha llegado la orden de comida
china. Puse al muchacho de la entrega en la despensa hasta que estés lista para
él. Aunque, probablemente no deberías dejarlo demasiado tiempo esperando.
       —No. Bueno justo bajábamos a la fiesta y todo comenzará —anunció
Marguerite cuando ella, seguida de Lissianna y Thomas, salió al vestíbulo—.
Lissianna puede abrir sus otros regalos después y… —la puerta se cerró
impidiendo que oyera el resto de la frase de la mujer.
        Greg miró fijamente la superficie de madera con asombro, incapaz creer
que ellos lo habían dejado simplemente allí, atado a la cama. Esto era una
locura. Locos.




                                            Anoiss Traducciones
La cabeza le daba vueltas con diversos pensamientos, Greg cerró sus ojos
e intentó ordenarlos. Todo lo que estaba sucediendo y cómo escapar de ello. A
pesar de sus propias acciones en llegar él mismo allí, estaba comenzando a
considerarse un secuestrado. Sin embargo, no estaba siendo chantajeado y no
era ninguna cena. Eso era bueno, se dijo. ¿Lo era?
       Estaba ahí para tratar una fobia. Francamente, Greg pensó que la familia
entera necesitaba el tratamiento… y no por las fobias, pero que así fuera. Ellos
lo querían para tratar una fobia, y él quería ser liberado. ¿Ciertamente allí había
alguna oferta que podría aceptar? Si así fuera, estaría absolutamente de acuerdo
en tratar a la encantadora Lissianna y prometer no informarlos a las
autoridades, si lo dejaban en libertad. Entonces él iría directamente a la estación
de policía.
       O no.
       Greg estaba un poco desconcertado con el problema de lo que quería
hacer en este momento. Parte de él estaba furioso y deseoso de ir a la policía con
la acusación de que había sido retenido en contra de su voluntad y así
sucesivamente, pero en verdad, Lissianna estaba por recaer en el cuarto y
besarlo y acariciarlo como ella había estado haciendo, con eso, pensó, podría
olvidarse rápidamente de su enojo.
       Greg sospechó que la mayoría de esto era parte, claramente, de una vieja
frustración sexual.
       Dejando de lado la frustración, él principalmente estaba confundido por
los eventos de la noche. Además, no podría ir a la policía. ¿Qué podría decirles?
        «Hola, mi nombre es Dr. Hewitt y esta noche subí a un cajuela de un auto
extraño por mi propia voluntad, me encerré con llave para viajar a una casa extraña,
entonces bajé y voluntariamente participé de dichas premisas, yendo incluso a subir las
escaleras y recostarme para ser atado a la cama. Pero mierda, no me desataron cuando
yo lo pedí y ahora quiero cobrármelas».
        Oh sí, eso funcionaría más que bien, pensó Greg irónicamente. Él se
reiría fuera de la estación de policía.
      Además, realmente no quería traer problemas a estas personas. Bien, por
lo menos no quería traer problemas a Lissianna.
        Greg lamió sus labios cuando recordó el toque y el sabor de ella. La había
sentido tan bien abrazada contra él y había hecho esos pequeños murmullos
eróticos de placer cuando se habían besado. Si sus manos no hubieran estado
atadas, la habría rodado bajo él, la habría despojado de cada retazo de ropa que
ella llevara y habría usado sus manos y su boca en su cuerpo para sacar más de
esos pequeños murmullos.




                                                 Anoiss Traducciones
Su piel era de un pálido marfil y Greg no tenía problemas imaginando su
cuerpo de alabastro estirándose y arqueándose en la cama cuando él cerrara su
boca encima de un pezón erecto y pasando su mano por sus costillas, hacia su
plano estómago para escabullirse entre sus piernas y encontrar su húmeda
dulzura. Ella estaría caliente y sensible a su toque y después de que él la
hubiera hecho gritar con la liberación, una o dos veces, subiría a encima de ella
y empujaría…
         Greg gimió en voz alta con frustración y dispersó sus fantasías cuando
sintió la dolorosa queja de su entrepierna. De acuerdo, ésa había sido una
estúpida jugada. Ahora, estaba más frustrado que nunca.
       Suspirando, alzó su cabeza para ver hacia la puerta cerrada,
preguntándose cuando regresaría Lissianna o si lo haría. Había deducido que él
debería estar en su cuarto, o ella no hubiera ido a buscar las medias. Así que,
tarde o temprano tendría que volver.
      Quizás después de la fiesta, pensó Greg cuando notó el tenue sonido de la
música viniendo desde abajo. La fiesta estaba evidentemente en marcha.
       La fiesta de cumpleaños de Lissianna, recordó y se preguntó cuántos
años tendría. Había supuesto que tenía cerca de veinticinco o veintiséis. Unos
buenos diez años más joven que él. ¿La diferencia de edad le molestaría? Ese
pensamiento era preocupante. Ella podría pensar que él era demasiado viejo
para ella y no repetir los besos de esa noche.
       Comprendiendo hacia dónde se dirigían sus pensamientos, Greg se dio
otro sacudón mental. ¿Qué estaba pensando? Estaba atado a una cama y
retenido en contra de su voluntad. Había pedido ser desatado, pero nadie lo
escuchó. Todavía yacía ahí, su mente consumida con nada más que la rubia y
bonita Lissianna.
       Necesitas tener tus prioridades, se dijo firmemente. ¿Qué tal tratar de soltarte
y escapar de aquí? Tienes que tomar un avión por la mañana, ¿sabes?
       Ignorando el hecho de que se estaba hablando a sí mismo, Greg inclinó
su cabeza atrás para ver las ataduras que iban desde sus muñecas a los postes
de la cama.




                                                 Anoiss Traducciones
Capítulo 4
       "Oh Señor, Señor. He entrado en el paraíso de los pijamas”.
       Lissianna se rió entre dientes de la expresión cómica de Thomas cuando
él entró en la sala donde ellos estaban teniendo su improvisada post fiesta de
cumpleaños, “su fiesta pijama”. Ninguno conducía después de beber, Thomas
había decidido dormir aquí, lo que significaba que Lissianna, Jeanne Louise y
Mirabeau también estaban quedándose. Con los dormitorios ocupados por
varios parientes más viejos alojados durante el día, habían sido relegados a los
sofás en la sala más grande… junto con sus primas Elspeth y sus hermanas
gemelas Victoria y Julianna. Las tres muchachas habían volado desde Inglaterra
con su madre Martine para asistir a la fiesta y planeaban visitarlos por un par
de semanas.
      —¡Thomas! —Jeanne abrió la boca de repente—. ¿Qué estás usando?
       —¿Qué? ¿Esto? —Thomas agarró sus brazos e hizo un giro lento. Estaba
cubierto del cuello a los tobillos por un pijama ajustado de Spiderman—.
Bastien fue bastante bueno al proporcionarme el pijama más guay —pronunció
cansinamente—. ¿No les gusta? El tipo tiene una radical preferencia en pijamas,
para ser un viejo gruñón.
       —No son de Bastien —Lissianna rió entre dientes—. Eran una broma
para Etienne cuando él estaba ayudando a programar un videojuego basado en
algún cómic.
      —Yo no sabía eso —dijo Thomas con una mueca—. Bastien estaba más
avergonzado de mis efusivos cumplidos por su elección de pijamas.
      Lissianna compartió una mueca con él, imaginando cómo Bastien debía
de haber reaccionado cuando él comprendió cómo su pequeño esfuerzo por
avergonzar a Thomas había salido al revés. Él se mortificaría pensando que
cualquiera podría creer que vestía pijamas como éstos para dormir.
      —Sin embargo, no me importa. Son cómodos —comentó, entonces posó
sus manos en sus caderas para mirar al resto y dijo galantemente—: En cuanto a
ustedes señoras, parecen un arco iris de encantadoras flores.
      Lissianna se miró, luego a las otras mujeres en sus camisones. Jeanne
Louise y Mirabeau no tenían ninguna ropa en casa de la madre de Lissianna, y


                                             Anoiss Traducciones
ella no usaba pijamas. Tendía a dormir desnuda. Las tres estaban vistiendo ropa
de dormir prestada de Elspeth y las gemelas. El trío aparentemente tenía algo
con los “baby-dolls”, esto era todo lo que habían tenido para prestarles.
       A pesar de todo, la descripción de Thomas era adecuada. Ella estaba
vistiendo un camisón rosa pálido de encaje, Elspeth estaba de rojo, Victoria de
color durazno, Mirabeau de verde menta, Julianna de azul celeste, y Jeanne
Louise vestía de lavanda. Las reunías y casi hacían un arco iris.
       —Así que… —Thomas se lanzó hacia el catre que se había sacado para
él. Acomodando su almohada en una sólida pelota donde él podía apoyarse, las
miró a todas con interés—. ¿Qué pasa en las fiestas de pijamas?
       Todas las muchachas rieron por su ávida expresión a la vez que
comenzaron a elegir sus propios sitios, dos chicas por cada uno de los tres sofás
en el cuarto. En un momento ya estaban instalados y mirándose unos a otros.
      —No me mires a mí—dijo Mirabeau cuando Thomas lanzó una mirada
en su dirección—. Yo tengo más de cuatrocientos años; no tenían fiestas de
pijamas ni siquiera cuando yo era una niña. No estoy segura si ellos tenían
pijamas, siquiera. No sé lo que pasa.
      Lissianna se rió entre dientes, y dijo con fastidio:
      —Más de doscientos años y todavía considerado un niño.
      —Nosotros siempre lo seremos para mamá y tía Marguerite —dijo
Elspeth serenamente—. Presumo que es relativo. Nosotros somos niños
comparados con ellos.
        —Pero ancianos comparados con los mortales —señaló Lissianna
infelizmente. Ella estaba considerando sus doscientos dos años. Los
cumpleaños podrían ser un coñazo cuando eras más viejo que el país donde
vivías.
       Canadá se convirtió en país en 1867, por ese tiempo, Lissianna tenía ya
sesenta y nueve años; viejo para un mortal, pero no para un vampiro como la
mayoría de los mortales los llamaría. Éste no era un término al que su especie le
gustara.
       Los vampiros fueron pensados para ser criaturas desalmadas con una
aversión al ajo, al agua bendita y a la luz del sol. Hasta donde ella supo, su
gente era no más desalmada que una persona común. En cuanto a las tres
supuestas armas usadas para combatir a los vampiros, ni el ajo ni el agua
bendita los herirían. La luz del sol era otra cuestión, ellos no estallarían en
llamas si salían afuera, pero hacía la vida más fácil el evitarlo.
       Realmente, la única cosa que la sociedad tenía razón sobre los vampiros
era su longevidad, fuerza y la habilidad para leer y controlar mentes… oh, y
ellos necesitaban alimentarse de sangre.


                                               Anoiss Traducciones
—Ustedes pueden ser viejos, pero nosotros no —Julianna elevó su voz y
su gemela Victoria asintió.
         —Sí.
      Lissianna forzó una sonrisa para las gemelas. Ellas sólo tenían diecisiete
años, haciéndolas las bebés en el grupo, pensó, entonces comprendió que
Elspeth tenía razón. Todo era relativo.
      —Así que —dijo, determinada a permanecer alegre—. Ustedes dos son
bastante jóvenes para saber. ¿Qué sucede en las fiestas de pijama?
      —Cosas divertidas —Victoria sonrió ampliamente—. Comes muchas
cosas malas como pizza y chocolate y patatas fritas.
     Lissianna sonrió indulgentemente. Las gemelas eran bastantes jóvenes, la
comida todavía poseía más atracción para ellas que para ella misma y los otros.
       —Y cuentas historias de miedo y hablas sobre muchachos —les informó
Julianna.
       —Hmmm —Thomas parecía dudoso—. Pueden omitir hablar sobre
cosas de muchachos, a menos que sea de mí sobre quien hablan. Y yo estoy
lleno de líquido, no necesito pizza.
     Lissianna no lo dudó. Su madre había pedido una tonelada de sangre
empaquetada, así como la comida normal para la fiesta y ella había mirado con
asombro cómo las montañas de comida y bebida habían sido arrasadas.
      Según escuchó, la cantidad de sangre empaquetada que habían probado
fue asombrosa. Al parecer el suministro casi había sido liquidado. Lissianna
había oído a su madre decir a Bastien que trajese más sangre a casa para el
desayuno del día siguiente.
       —Entonces, eso deja las historias de miedo —comentó Mirabeau. Hizo
una pausa por un momento, en el cual nadie se ofreció a contar la primera
historia, entonces lanzó una mirada a Lissianna y preguntó curiosamente—.
¿Qué estaba haciendo tu madre en Toronto para darte por tu cumpleaños? Me
perdí el verte abrir tu regalo.
         —Sí, ¿Qué era? —preguntó Jeanne Louise curiosamente—. Yo tampoco
lo vi.
      —Sí, lo viste —contestó Thomas con diversión, trayendo un ceño
desconcertado a la cara de su hermana.
      —No, yo lo hice —insistió—. Yo… —hizo una pausa cuando se dio
cuenta de sus palabras—. ¿Él? ¿Quieres decir, que le dio a Lissi una persona?
¿Un hombre? —sus ojos se ensancharon de repente y su boca hizo un "O",
entonces ella exclamó—. ¿Ese tipo en tu alcoba? ¿Él era tu regalo?



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  • 2. —Vamos a quitarte esto —sugirió mientras trabajaba en el lazo alrededor de su cuello. Él suspiró cuando se lo quitó, relajándose un poco sobre la cama, y Lissianna decidió desembarazarse del suyo también. —¿No está mejor así? —preguntó, deslizando la tela de seda por su cuello. El hombre comenzó a asentir, pero entonces se paró y frunció el ceño hacia ella, mientras desabotonaba los tres primeros botones de su camisa. —Sería mejor aún si me desataras. Lissianna sonrió divertida por el modo en que él estaba luchando contra sí mismo, entonces intentó distraerlo pasando ligeramente sus dedos por el trozo de pecho que había dejado al descubierto. Para su satisfacción, un escalofrío lo recorrió cuando sus largas uñas arañaron gentilmente su piel desnuda. Aquella tarea de la seducción estaba resultando ser más fácil de lo que se había temido. —Desátame —él intentaba permanecer firme, pero era obvio que su corazón no tenía la voluntad de ir tras el deseo de ser libre. Sonriendo sabiamente, Lissianna movió sus dedos a lo largo de la tela que había sobre su cinturón. La acción provocativa puso a los músculos de su estómago a galopar y soltó el aliento con un pequeño silbido. —Qué demonios —aspiró—. Hay cosas peores que ser un esclavo sexual. Anoiss Traducciones
  • 3. Prólogo —Es sólo una pequeña cena. —Ajá —de pie, Greg Hewitt cogió el auricular del teléfono en la curva entre su cuello y el hombro, manteniéndolo con su barbilla mientras comenzaba a limpiar su escritorio para preparar su marcha de la oficina. La voz de Anne había adquirido un tono persuasivo, lo que era — siempre— una mala señal. Suspirando interiormente, agitó su cabeza mientras su hermana parloteaba; contándole lo que había preparado para la comida y demás, todo un esfuerzo para convencerlo de que asistiera. Se percató de que ella no estaba mencionando quién más iba a estar en esa pequeña cena, pero sospechaba saberlo de antemano. Greg no tenía duda de que serían Anne, su marido John, y otra amiga soltera que esperaba que se quedara colgada de su — aún soltero— hermano mayor. —¿Entonces? Greg se detuvo y cogió el teléfono con la mano. Obviamente había olvidado algo. —Lo siento, ¿qué decías? —Entonces, ¿a qué hora puedes estar aquí mañana? —No iré —antes de que ella pudiera quejarse, añadió rápidamente—: No puedo. Mañana estaré fuera del país. —¿Qué? —hubo una pausa, seguida de desconfianza—. ¿Por qué? ¿A dónde vas a ir? —México. Voy de vacaciones. Es por eso que te llamé en primer lugar. Salgo en el primer vuelo de la mañana hacia Cancún—sabiendo que acababa de dejarla desconcertada, Greg permitió que una sonrisa se formara en sus labios, a la vez que hacía malabarismos con el teléfono para ponerse el traje que había descartado anteriormente. —¿México? —repitió Anne después de una larga pausa—. ¿Vacaciones? Greg no pudo decidir si su desconcierto era de diversión o sólo un triste comentario más en su vida hasta la fecha. Esas eran las primeras vacaciones que se había tomado desde que había comenzado las prácticas de psicología hacía ocho años. De hecho, no había ido de vacaciones desde que entró a la universidad. Era el típico hombre adicto al trabajo, impulsado a lograr el éxito y dispuesto a emplear horas y horas en ello. No dejaba mucho tiempo para la vida social. Hacía mucho que necesitaba esas vacaciones. Anoiss Traducciones
  • 4. —Escucha, necesito irme. Te enviaré una postal desde México. Adiós — Greg colgó antes de que ella pudiera decir algo que lo detuviera, cogió su maletín y, rápidamente, escapó de su oficina. No se sorprendió al escuchar el teléfono sonando justo cuando cerró la puerta, Anne era del tipo persistente. Con una pequeña sonrisa, lo ignoró y se metió las llaves en el bolsillo mientras descendía al vestíbulo para coger el ascensor. El doctor Gregory Hewitt estaba ahora oficialmente de vacaciones, y el saberlo lo relajaba cada vez más a medida que se alejaba de la oficina. De hecho, estaba silbando suavemente mientras se montaba en el ascensor y se giraba para pulsar el botón que marcaba el 3. El silbido murió, sin embargo, y Greg alcanzó instintivamente el panel de controles, sus ojos buscando el botón que mantenía las puertas abiertas, cuando se dio cuenta de que una mujer se apresuraba a través de las puertas del ascensor. No habría necesitado preocuparse; fue rápida de pies y se las arregló para deslizarse entre ellas justo cuando cerraron. Greg permitió que su mano dejara el botón del panel y se apartó un paso educadamente para que ella pudiera elegir la planta que quisiera. Le lanzó una curiosa mirada cuando se puso delante de él, ociosamente, preguntándose de dónde habría salido la mujer. El vestíbulo había estado vacío cuando lo atravesó, y no había escuchado ninguna puerta abrirse o cerrarse, pero entonces se había distraído con pensamientos sobre sus próximas vacaciones. Había varias oficinas en la planta además de la suya, y podría ser de cualquiera de ellas; pero estaba seguro de no haberla visto nunca antes. Greg apenas había vislumbrado su rostro cuando se montó en el ascensor, y gran parte de sus rasgos eran una vaga imagen borrosa en su memoria, pero sus ojos eran de un atrayente azul plateado. Inusuales y bonitos, serían el resultado de lentes de contacto de color, pensó, e inmediatamente perdió el interés en ella. Greg podía apreciar a las mujeres hermosas, y no tenía problema en sacar lo mejor de su apariencia, pero cuando llegaban a ese nivel de artificio para atraer la atención, tendía a darles la espalda. Expulsándola de sus pensamientos, se relajó contra la pared del ascensor, su mente inmediatamente regresó a su viaje. Había planeado gran cantidad de excursiones; nunca había estado en un lugar como México antes y quería disfrutar de todo lo que hubiera para hacer. En las abarrotadas playas, él esperaba hacer parasailing, submarinismo y, tal vez, ir en alguno de esos viajes en barco en los que se alimentaba a delfines. También quería ir al Museo Casa Maya, un parque ecológico con una reproducción de cómo los Mayas vivían siglos atrás y senderos por donde se podían ver los animales del lugar. Después estaba la vida nocturna. Si tenía Anoiss Traducciones
  • 5. energía después de esos activos días, Greg asaltaría las salas de baile como Coco Bongo o el Bulldog café, donde la gente medio desnuda danzaba con música obscena. El alegre ding del ascensor expulsó los pensamientos de mujeres bailando medio desnudas, mientras ponía su atención sobre el panel de las puertas. El P3 se iluminó. Planta 3 de parking. Su planta. Saludando educadamente a su compañera, salió del ascensor y comenzó a andar a través del gran garaje casi vacío. Con mujeres medio desnudas aún bailando en la periferia de su mente, a Greg le tomó un minuto percatarse del sonido de pasos detrás de él. Echó una rápida mirada sobre su hombro para ver de quién se trataba, y entonces dejó de preocuparse. En concreto, el sonido era el tap tap de unos tacones; secos y rápidos, resonando en el espacio vacío. La mujer obviamente había aparcado también en esa planta. Su mirada se movió ausente sobre el espacio vacío en donde se suponía que debía estar su coche. Pero se quedó fija en una de las columnas al pasar junto a ella. Las grandes letras negras de P1 pintadas, lo confundieron. Los niveles del parking 1 y 2 estaban reservados a visitantes de las distintas oficinas de negocios del edificio. Él había aparcado en la P3 y estaba seguro de que el panel de luces del ascensor había mostrado P3 cuando miró… pero aparentemente se había equivocado. Se detuvo y comenzó a volver por donde había venido. Esta es la planta correcta. Allí está aparcado el coche. —Sí, por supuesto —murmuró Greg, y continuó. Caminó a grandes zancadas hacia el solitario vehículo. No fue hasta que abrió el maletero que un pensamiento irrumpió en su mente, dándose cuenta de que el pequeño deportivo rojo no era suyo. Él conducía un BMW azul oscuro. Pero tan pronto como ese pensamiento—con su respectiva alarma— se reafirmó en su mente, se esfumó como la niebla bajo el efecto de la brisa. Relajándose, Greg colocó su maletín en el maletero, se montó en él, se las apañó para meterse en ese pequeño espacio, y cerró la puerta. Anoiss Traducciones
  • 6. Capítulo 1 —Mmm. ¡Qué bien que huele tu cabello! —Umm, ¡caramba! Gracias, Bob. Lissianna Argeneau miró con atención los alrededores del oscuro estacionamiento que estaban cruzando; aliviada al ver que estaban solos. —¿Pero crees que podrías sacar tu mano de mi culo? —Dwayne. —¿Qué? Ella echó un confuso vistazo hacia su apuesto rostro. —Mi nombre es Dwayne —explicó él con una abierta sonrisa. —¡Oh! —suspiró—. Bien, Dwayne, ¿podrías sacar tu mano de mi culo? —Creí que te gustaba. Su mano estaba firmemente plantada sobre su nalga izquierda, apretando de una manera total pero a la vez amistosa. Resistiendo el impulso de aporrearlo en la cabeza y arrastrarlo a los arbustos como el neandertal que era, forzó una sonrisa. —Me gustas, pero esperemos hasta llegar a tu automóvil si quieres. —¡Oh! Sí. Mi automóvil —interrumpió—. Sobre eso… Lissianna dejó de caminar para mirarlo a la cara, sus ojos se entrecerraron con desconfianza ante la incomodidad que pasó repentinamente por su expresión. —¿Qué? —No tengo automóvil —admitió Dwayne. Lissianna sintió que su cerebro parpadeaba mientras intentaba aceptar noticias. En Canadá, todos los mayores de veinte años tenían un automóvil. Bien, prácticamente todos. Está bien, quizás ésa fuera una exageración, pero la mayoría de los machos solteros en edad de tener citas tenían ruedas. Era como una norma tácita o algo por el estilo. Antes de que pudiera hacer comentarios, Dwayne añadió: —Pensaba que tú tendrías uno. Sonaba casi como una acusación, notó Lissianna frunciendo el ceño. En algunos aspectos, el movimiento feminista realmente no le había hecho ningún favor a las mujeres. ¿Dónde se habían ido los días en que él, como el hombre, habría tenido el vehículo o asumido la responsabilidad de conseguirles un lugar Anoiss Traducciones
  • 7. en donde estar solos sin segundas intenciones? Ahora parecía disgustado, como si ella le hubiera fallado de algún modo por no tener un automóvil. —Tengo automóvil —dijo poniéndose a la defensiva—. Pero vine hasta aquí con mi primo. —¿El pollito con pelo rosa? —No. Ése es mi amigo, Mirabeau. Thomas es el que conducía —contestó Lissianna distraídamente mientras consideraba el problema. No tenía ningún automóvil y Thomas había cerrado con llave el Jeep cuando habían llegado. Supuso que podía regresar a la barra, encontrar a Thomas y pedirle prestadas sus llaves; pero realmente, Lissianna no quería usar su Jeep para… —Bien, aquí está bien. No me molesta la naturaleza. Lissianna sacudió sus pensamientos cuando la agarró por las caderas y la apretó contra él. Ella se apoyó instintivamente, poniendo un poco de espacio entre la mitad superior de sus cuerpos, pero eso no hizo nada para evitar que sus mitades inferiores se ajustaran. Había quedado repentinamente claro que la idea de la naturaleza realmente no molestaba a Dwayne. En realidad, la dureza que la presionaba indicaba que la idea lo había excitado. Era, obviamente, un tipo excitable, decidió Lissianna. Ella misma no veía cuál era el atractivo de la naturaleza, por lo menos no durante un invierno canadiense. —¡Vamos! Abandonando sus caderas, Dwayne la agarró de la mano y la llevó rápidamente al fondo del estacionamiento. Fue hasta que la arrastró detrás del montón de grandes recipientes metálicos de basura en la esquina trasera que se dio cuenta de sus intenciones. Lissianna se tragó un sarcástico comentario sobre su naturaleza romántica y simplemente decidió agradecer que estuvieran a principios del invierno. Que no hubieran tenido todavía la primera nevada y que hiciera el frío suficiente para que no hubiera ningún olor a comida en estado de putrefacción de los contenedores. —Esto es bueno. Dwayne apoyó su espalda contra el frío metal de uno de los contenedores y se apiñó a su lado. Lissianna suspiró interiormente, deseando no haber dejado su abrigo dentro. Era más inmune al resfriado que una persona corriente, pero no totalmente. El metal frío en su espalda estaba extrayendo todo el calor de su interior, obligando a su cuerpo a esforzarse más para mantenerse tibio. Anoiss Traducciones
  • 8. Hambrienta y deshidratada como estaba, lo último que necesitaba era que su cuerpo tuviera que trabajar todavía más. El repentino y torpe asalto a su boca la forzó a concentrarse en el tema de inmediato y la convenció de que era tiempo de tomar el control de la situación. Haciendo caso omiso del sondeo ondulante de su lengua contra sus labios cerrados, aferró sus dedos sobre el frente de su chaqueta y lo retorció, vapuleándolo contra el costado del recipiente un poco más fuerte de lo que hubiera querido mientras intercambiaba lugares con él. —¡Guau! —dijo entre dientes con sus ojos brillando—. Una mujer salvaje. —¿Esa es la forma en que tú lo haces? —preguntó secamente Lissianna—. Entonces vas a adorar esto. Liberando su abrigo, pasó una mano en el pelo sobre su nuca y lo agarró por cortos cabellos. Tirando de su cabeza para ladearla, dirigió su boca a su cuello. Dwayne murmuró con placer cuando movió ligeramente sus labios a todo lo largo de su vena yugular. En cuanto encontró el mejor lugar para sus propósitos, Lissianna abrió su boca y aspiró por la nariz mientras sus colmillos se deslizaban hasta alcanzar su completa y afilada longitud para luego hundirlos en su cuello. Dwayne dejó escapar un pequeño grito entrecortado mientras se dejaba ir con sus brazos apretados alrededor de ella, pero eso solamente duró breves momentos. Pronto empezó a relajarse contra el frío contenedor mientras Lissianna le enviaba las sensaciones que estaba experimentando, como la satisfacción cuando la sangre corría hacia arriba a través de sus dientes y directamente a su sistema, la mareante precipitación cuando su organismo se movió ansiosamente para absorber dicha ofrenda La única descripción que podía haber utilizado para explicar esa reacción inicial era la manera en que un bote se inclinaba hacia el agua cuando todos a bordo se precipitaban a un lado de la cubierta. El cuerpo de Lissianna tenía esa misma reacción cuando su sangre hambrienta se precipitaba para absorber la sangre nueva, corriendo desde cada rincón de su cuerpo hacia su cabeza, al lugar donde sus dientes estaban chupando lo que su cuerpo tan desesperadamente necesitaba. Eso causaba la no del todo desagradable sensación de que su cabeza entraba en éxtasis. Imaginaba que era similar a la experiencia de tomar una droga. Solamente que esto no era una droga, era la vida de Lissianna. Escuchó a Dwayne dar un pequeño gemido de placer. Éste se hizo eco del silencio que ella experimentaba cuando los chispazos de su cuerpo comenzaban a disminuir lentamente. Anoiss Traducciones
  • 9. Demasiado lentamente, Lissianna se dio cuenta repentinamente de que algo estaba mal. Manteniendo sus dientes sumergidos en su cuello, empezó a revisar su mente. No tardó mucho en encontrar el problema. Dwayne no era tan sano como aparentaba. A decir verdad, muy pocas cosas sobre él eran lo que parecía. Por sus pensamientos supo que la protuberancia que presionaba su bajo vientre era un pepino que había metido dentro de sus pantalones, sus hombros anchos eran resultado del relleno bajo su chaqueta, y el atractivo bronceado que lucía venía de una botella. Lo utilizaba para esconder la palidez natural causada por la… anemia. Lissianna arrancó su boca con una maldición, sus dientes se deslizando rápidamente de regreso a su puesto de descanso mientras lo miraba furiosa. Solo fue el instinto lo que le hizo pasar por su cabeza el pensamiento de que tenía que cambiar sus recuerdos sobre la cita. Estaba tan enfadada con ese hombre... Y con Mirabeau también, decidió. Después de todo, había sido su amigo el que había insistido que se llevara al tipo fuera para un mordisco rápido. Conociendo a su madre, estaba segura de que tenía algo preparado para ella, por eso Lissianna había querido esperar hasta llegar a su fiesta de cumpleaños para comer, pero Mirabeau —y su prima Jeanne— se habían preocupado de que su palidez llevara a que Marguerite Argeneau le pusiera una intravenosa en el momento en que llegara a casa. Cuando Dwayne había empezado revolotear a su alrededor, Lissianna había permitido que Mirabeau la convenciera de que lo sacara para un mordisco rápido. Y ahora podría tener un problema. Había tardado algunos momentos en darse cuenta de que había algo que estaba mal, luego un par minutos más para encontrar la información de que era anémico. Solamente esperaba no haber tomado demasiada sangre de él en ese tiempo. Terminando con sus recuerdos, Lissianna echó el ojo a Dwayne con partes iguales de irritación y preocupación. A pesar de su bronceado enfrascado, el hombre parecía pálido, pero por lo menos todavía estaba sobre sus pies. Poniendo su mano a su muñeca, tomó su pulso y se relajó un poco. Aunque estaba un poco acelerado, era fuerte. Debería estar bien antes de mañana por la mañana. Dwayne no se sentiría bien durante un tiempo, sin embargo, pero, después de todo, no era ni más ni menos de lo que se merecía por andar de un lado a otro inflado y cubierto para echarle el lazo a una chica. Idiota. Las personas podían ser tan tontas, pensó con irritación. Como niños jugando a vestirse con ropa de grandes fingiendo ser mayores de lo que realmente eran, los adultos andaban de un lado a otro inflados, encorsetados o Anoiss Traducciones
  • 10. rellenados con siliconas para ser algo que realmente no eran, o ser aquello que pensaban que era atractivo. Y cada vez la cosa se ponía peor. Se preguntaba por qué no comprendían que sus verdaderas identidades eran suficientemente buenas, y si no lo eran, entonces lo mismo daba porque tratar disfrazar lo que eran no haría en definitiva que lo fueran. Lissianna puso en Dwayne el recuerdo de que había decidido salir a tomar aire porque no se había sentido bien. Se aseguró de ordenarle que se quedara allí hasta que se sintiera mejor, luego debía tomar un taxi hasta casa, luego tuvo que cerrar sus ojos mientras terminaba de borrarle la memoria. Una vez segura de que había hecho el trabajo apropiadamente, Lissianna lo dejó balanceándose sobre sus pies y se alejó de los contenedores hacia la playa de estacionamiento. —¿Lissi? Una figura oscura cruzó el terreno hacia ella. —Padre Joseph. Alzando una ceja, Lissianna cambió de dirección para encontrarse con el hombre mayor. El reverendo era su jefe en el refugio donde trabajaba durante el turno de noche. Un Bar no era el tipo de lugar que soliera frecuentar. —¿Qué está haciendo aquí? —Bill dijo que había un nuevo niño en la calle. No cree que tenga más de doce o trece años y es más que seguro que ha estado comiendo de los recipientes de basura. Pensé en ver si podía encontrarlo y convencerlo de venir al refugio. —¡Oh! Lissianna echó un vistazo a su alrededor. Bill era uno de los habituales del refugio. A menudo los dirigía hacia las personas que podían necesitar ayuda. Si había dicho que había un nuevo niño en la calle, entonces lo había. Bill era de fiar con tales cosas. Y el Padre Joseph era igual de fiable respecto a salir a buscar a tales animales extraviados con la esperanza de llegar a ellos antes de que hicieran algo muy grave o estúpido, o se dejaran arrastrar en las drogas o la prostitución. —Ayudaré —observó Lissianna—. Probablemente esté por aquí en algún lugar. Yo… —No, no. Ésta es tu noche libre —dijo el Padre Joseph, luego frunció el ceño antes de continuar—. Además, no llevas ningún abrigo. ¿Qué estás haciendo aquí sin un abrigo? —¡Oh! —La mirada de Lissianna se deslizó a los recipientes de basura que sonaron tras ellos. Una lectura rápida a los pensamientos de Dwayne le dijo Anoiss Traducciones
  • 11. que había golpeado su cabeza contra el contenedor cuando se apoyó contra él. Idiota. Regresó su atención al Padre Joseph que miraba atentamente hacia los recipientes y habló rápidamente para distraerlo. —Olvidé algo en el automóvil de mi primo. Era una flagrante mentira, y Lissianna esperaba que el hombre no hubiera notado desde dónde venía con exactitud, sinceramente esperaba que pensara que había estado en el pequeño Mazda negro estacionado junto a los contenedores. No queriendo mentir más de lo necesario, frotó sus brazos, y añadió: —Dios, usted tiene razón, aquí está haciendo frío. —Sí —Sus ojos miopes la miraban con preocupación—. Sería mejor que volvieras adentro. Asintiendo con la cabeza, Lissianna le deseó buenas noches y se apresuró a escapar. Cruzó rápidamente la playa de estacionamiento y solo disminuyó la velocidad cuando llegó al interior del bullicioso y abarrotado Bar. Thomas no estaba por ningún lado, pero —gracias a las puntas teñidas de fucsia en su pelo del color del ébano— Lissianna no tuvo ningún problema para descubrir a Mirabeau en la barra con Jeanne. —Bien, te ves… —Mirabeu vaciló mientras Lissianna los alcanzaba, y luego finalmente terminó diciendo—: Igual. —¿Qué ocurrió? —Anémico —escupió la palabra con fastidio. —Pero parecía tan sano… —protestó Jeanne. —Hombros rellenados y bronceado de frasco —dijo—. Y eso no es todo. —¿Qué más podía haber? —preguntó Mira con sequedad. Lissianna hizo una mueca. —Tenía un pepino dentro de sus pantalones. Jeanne lanzó una incrédula risita tonta, pero Mirabeau gimió, y dijo: —Debe haber sido un pepino inglés, el hombre parecía inmenso. Lissianna lo miró boquiabierta. —¿Miraste? —¿Tú no? —contestó. Jeanne se echó a reír, pero Lissianna sólo agitó la cabeza y echó un vistazo a los alrededores de la barra. —¿Dónde está Thomas? Anoiss Traducciones
  • 12. —Aquí. Se dio media vuelta cuando su mano se posó sobre uno de sus hombros. —¿Te escuché bien? ¿Tu Romeo estaba luciendo un pepino dentro de sus pantalones? —preguntó divertido mientras le daba un afectuoso apretón en el hombro. Lissianna asintió con la cabeza con aversión. —¿Puedes imaginarlo? Thomas soltó una risa. —En realidad, lo triste es que sí puedo. Antes las mujeres rellenaban sus sostenes, ahora los hombres rellenan sus bóxers —agitó la cabeza—. ¡Qué mundo es este! Lissianna sintió que una renuente sonrisa tiraba de la comisura de sus labios y entonces se rindió, permitiendo descender su irritación. No estaba demasiado molesta porque Dwayne hubiera lucido un pepino; de todos modos no había estado interesada en sus boxers. Demonios, ni siquiera había querido realmente sacarlo para un mordisco. Simplemente estaba enojada por la pérdida de tiempo y el hecho de haber usado la sangre que le quedaba para mantenerse tibia, energía que la sangre débil del hombre no había alcanzado a reponer. Estaba, si era posible, aún más hambrienta que lo que había estado antes de ir fuera. Todo lo que la excursión había logrado había sido abrir su apetito. —¿Cuánto falta para que podamos ir a casa? —preguntó esperanzada. Sus primos y Mirabeau habían decidido sacarla a bailar antes de dirigirse a la fiesta de cumpleaños que su madre estaba preparando para ella. Lissianna había estado feliz con la idea en ese momento, pero eso había sido cuando simplemente había estado hambrienta. Ahora estaba hambrienta y ansiosa por llegar a la fiesta y aprovechar la ofrenda que su madre sin duda tenía a mano. En ese punto hasta aceptaría una intravenosa, lo que era decir bastante. Lissianna odiaba ser alimentada por vía intravenosa. —Son apenas pasadas las nueve —anunció Mirabeau mirando su reloj de pulsera—. Marguerite nos dijo que no debíamos llevarte hasta después de las diez. —Hmm —la boca de Lissianna se retorció contrariada—. ¿Alguno de ustedes tiene alguna idea de por qué la fiesta comienza tan tarde? —Tía Marguerite dijo que tenía que recoger algo para ti en la ciudad antes de la fiesta, y que no podía hacerlo hasta después de las nueve —observó Thomas—. Luego tiene que conducir de regreso, de todos modos —se encogió de hombros—. Ninguna fiesta comienza antes de las diez. Anoiss Traducciones
  • 13. —Debe estar recogiendo tu obsequio —supuso Mirabeau. —No lo creo —dijo Thomas—. Mencionó algo sobre Lissianna y su comida. Sospecho que está recogiendo un postre especial o algo. —¿Un postre especial? —preguntó Jeanne interesada—. ¿En la ciudad? ¿Después de las nueve? Su mirada se deslizó hacia la expresión ilusionada de Lissianna cuando sugirió: —¿Un Mordisco Dulce? —Debe serlo —Lissianna estuvo de acuerdo en ello, sonriendo con gusto ante el panorama. Había heredado el amor por los dulces de su madre y nada la satisfacía de la misma manera que un Mordisco Dulce, que era el término con el que se referían a los diabéticos no diagnosticados que andan de un lado para otro con niveles de glucemia peligrosamente altos. Era un gusto infrecuente, aún más infrecuente por el hecho de que después siempre ponían en la mente de la persona la idea de llamar a su médico para hacerse un análisis de sangre, lo que por lo tanto retiraba de la carta a ese Mordisco Dulce en particular. —Ése podía ser eso —comentó Thomas—. Explicaría la buena voluntad de Tía Marguerite de conducir desde las afueras de Toronto al centro. Odia conducir en la ciudad y en general lo evita como la plaga. —Si condujera ella —comentó Mirabeau—. Pudo haberle pedido a Bastien que enviara para ella uno de los automóviles con chofer de la compañía. Thomas agitó su cabeza ante la mención del hermano de Lissianna, la cabeza de las empresas Argeneau. —Nope. Ella iba a conducir y no estaba feliz por ello. Lissianna se movió impacientemente, y preguntó: —Así que, ¿cuánto tiempo hasta que podamos irnos? Thomas vaciló. —Bien, es viernes por la noche, y el tráfico podría ser malo, con todos tratando de librarse de la ciudad por el fin de semana—dijo pensativamente—. Supongo que podríamos salir en otros quince minutos y no arriesgarnos a llegar demasiado adelantados. —¿Y si partimos ahora y conduces despacio? —sugirió Lissianna. —No soy tan aburrido, ¿o sí? —preguntó divertido. —No tú. Este lugar. Es como una carnicería —dijo Lissianna arrugando la nariz. Anoiss Traducciones
  • 14. —Está bien, malcriada. Thomas enredó su pelo cariñosamente. Era cuatro años mayor que ella y era más como un hermano mayor que sus propios hermanos, pero era porque ellos habían sido criados juntos. —Salgamos. Haré todo lo posible por conducir despacio. —Sí, está bien —dijo Jeanne Louise con un bufido—. Como si algo así fuera a ocurrir alguna vez. Lissianna sonreía mientras recogían sus abrigos y se dirigían hacia la salida. Thomas era una especie de demonio de velocidad, y sabía que Jeanne Louise tenía razón. No tenía duda de que llegarían temprano y enfadarían a su madre. Era un riesgo que estaba dispuesta a correr. Lissianna había olvidado todo sobre el Padre Joseph cuando había sugerido que partieran, pero no había ninguna señal de él cuando caminaron hacia el Jeep de Thomas. Se había rendido, o proseguido su búsqueda en otro lugar. Su próximo pensamiento fue para Dwayne, y Lissianna echó un vistazo hacia los contenedores mientras Thomas conducía frente a ellos, su mirada tenía la capacidad de escudriñar entre las sombras, pero tampoco había ninguna señal de él. También había partido. Estaba un poco sorprendida ante su rápida recuperación, pero se encogió de hombros y dejó el tema a un lado. No estaba tendido inconsciente en medio de la playa de estacionamiento así que obviamente se las había arreglado para pedir un taxi. El tráfico no era malo después de todo. Habían esquivado lo peor de él y habían logrado un buen tiempo para llegar a la residencia de su madre en las afueras de Toronto. Demasiado bueno. —Llegamos con media hora de antelación —dijo Jeanne Louise desde el asiento trasero cuando Thomas estacionaba el Jeep detrás del pequeño deportivo rojo de Marguerite. —Sí —echó un vistazo a la casa y se encogió de hombros—. Estará de acuerdo con ello. Jeanne Louise resopló. —Tú quieres decir que estará de acuerdo con ello tan pronto como tú le dediques tu encantadora sonrisa. Deberías permanecer siempre alrededor de Tía Marguerite. —¿Por qué piensas que me gustaba colgarme de Thomas cuando éramos más jóvenes? —preguntó Lissianna divertida. —¡Oh! ¡Ya veo! —rió Thomas cuando salió del vehículo—. Así que por fin se conoce la verdad. Solamente te gusto por mi habilidad con tu madre. Anoiss Traducciones
  • 15. —Bien, no pensabas que en realidad me gustaba estar colgada de ti, ¿o sí? —lo bromeó Lissianna mientras caminaba a su lado. —Malcriada —le dio un juguetón tirón de pelo cuando se reunió con ella. —¿Ese no es el automóvil de tu hermano Bastien? —preguntó Mirabeau mientras salía desde el asiento trasero y cerraba de golpe la puerta del Jeep. Lissianna echó un vistazo hacia el Mercedes oscuro y asintió con la cabeza. —Eso parece. —Me pregunto si alguien más está aquí —murmuró Jeanne Louise. Lissianna se encogió de hombros. —No veo otros automóviles. Pero supongo que Bastien podría haber organizado que un par de la compañía recogieran y dejaran caer a los invitados. —Si lo hizo, dudo que alguien haya llegado aún —dijo Mirabeau mientras se dirigían hacia la puerta principal—. Sabes que no está de moda llegar puntual. Solamente los gansos pasados de moda llegan a tiempo. —Supongo que eso nos convierte en gansos pasados de moda —comentó Lissianna. —Nah. Somos sólo marcadores de estilo —anunció Thomas y todos rieron. Bastien abrió la puerta principal cuando se acercaron. —Me pareció escuchar un automóvil. —¡Bastien, muchacho! —lo recibió Thomas con alborozo, y se acercó inmediatamente para darle al hombre mayor un abrazo que lo dejó mudo de la sorpresa—. ¿Qué tal va todo? Lissianna mordió su labio para evitar reírse y echó un vistazo hacia Jeanne Louise y Mirabeau, y se volvió rápidamente cuando vio que también estaban teniendo problemas para controlar sus expresiones ante el cambio repentino en Thomas. Había pasado de ser un tipo común y corriente a ser un tipo que vive en la luna en el tiempo que dura un latido. —Sí… Bien… Thomas. Hola. Bastien se las arregló para desprenderse de su exuberante primo más joven. Como de costumbre, parecía incómodo y no completamente seguro de cómo tratar al hombre de menor edad. Era por eso que Thomas actuaba así, sabía que sus dos hermanos mayores —de cuatrocientos y seiscientos años— tendían a tratarlo como un crío y eso nunca dejaba de molestarlo. Ser considerado como poco más de un niño cuando se tienen más de doscientos años puede ser muy molesto y es por eso que actuaba como un asno cuando Anoiss Traducciones
  • 16. estaba cerca de ellos. Nunca dejaba de hacer sentir incómodos a los hombres de más edad y Lissianna sospechaba que eso le daba a Thomas cierta ventaja. Sus hermanos siempre lo subestimaban debido a sus prejuicios. Sufriendo ella ese mismo prejuicio, Lissianna podía compadecerse de Thomas. Tampoco dejaba nunca de disfrutar observando cómo sus hermanos mayores se retorcían de malestar. —Así que, ¿dónde es la fiesta, muchacho? —preguntó Thomas vivazmente. —No ha empezado aún —dijo Bastien—. Tú eres el primero llegar. —No, tú fuiste el primero en llegar —lo corrigió Thomas alegremente, y luego agregó confidente—: no sabes qué aliviado me hace sentir eso. Porque si hubiéramos sido primeros, Mirabeau dijo que habríamos parecido gansos pasados de moda. Pero no lo fuimos. Tú lo fuiste. Lissianna tosió para cubrir el bufido de risa que se las arregló para escapársele cuando su hermano reconoció que acababa de ser llamado ganso pasado de moda. Cuando recuperó el control de sí fue consciente de que Bastien permanecía rígido, erguido y al aparecer un poco enojado. Tuvo compasión de él, y preguntó: —Así que, ¿dónde está mamá? ¿Ya podemos entrar, o tenemos que esperar otros quince minutos aquí? —Oh, no. Entra —rápidamente Bastien se hizo a un lado para dejarlos pasar—. Yo recién llego, y mamá fue a cambiarse para la fiesta después de dejarme entrar. Debería bajar en algunos minutos. Tal vez deberías esperar en la sala de juegos hasta que baje. Ella no desea que veas las decoraciones hasta que todos estén aquí. —Está bien —dijo Lissianna mostrándose de acuerdo mientras pasaba a su lado para entrar. —¿Quieres jugar a un partido de pool, muchacho? —preguntó Thomas alegremente mientras seguía a Lissianna al interior de la casa. —¡Oh!... Eh… No. Gracias, Thomas; tengo que estar atento a la llegadas tempranas hasta que mamá esté lista. —Bastien se volvió para regresar al salón mientras hablaba—. Le diré que tú estás aquí. —Me ama, —dijo Thomas divertido mientras Bastien desaparecía en el salón, entonces abrió sus brazos para guiarlos hacia la puerta cerrada a la derecha del salón—. Vamos. A jugar. ¿Alguien es apto para un partido de pool? —Jugaré, —dijo Mirabeau, y luego añadió—, Lissi, tienes una corrida en tus medias. —¿Qué? —Lissianna se detuvo y miró detenidamente sus piernas. Anoiss Traducciones
  • 17. —La derecha, por detrás, —dijo Mirabeau, y se inclinó para mirar la parte posterior de su pierna derecha. —Debo haberme enganchado con algo junto a los basureros, —farfulló Lissianna contrariada cuando descubrió la larga corrida que atravesaba a lo largo de su pantorrilla derecha. —¿Basurero? —preguntó Thomas con interés. —No preguntes, —dijo secamente, luego hizo una mueca de irritación y se enderezó—. Tendré que ir a cambiar mis medias antes de que la fiesta empiece. Afortunadamente, mami insistió en que dejara ropa de repuesto aquí en mi viejo cuarto cuando me mudé. Debo tener un par de medias. Vamos gente, vayan a jugar. —Vuelve rápido, —gritó Thomas mientras ella trotaba ligeramente hasta arriba de las escaleras. Lissianna simplemente saludó con la mano por sobre el hombro cuando llegó al descanso y se dirigió por el pasillo hacia su dormitorio, pero estaba pensando que era un buen consejo. Marguerite Argeneau no iba a estar demasiado complacida de que hubieran llegado temprano, pero Thomas conseguiría de cualquier irritación que pudiera sentir inicialmente desapareciera rápidamente. Solo por esa razón sería mejor que se encontrara con Thomas y los otros cuando se encontrara con su madre. —Cobarde, —se reprendió Lissianna. Tenía más de doscientos años y estaba más allá de la edad en que debería tener que preocuparse por hacer enfadar a su madre. —Sí, claro, —farfulló Lissianna, reconociendo que probablemente todavía se preocuparía por eso cuando tuviera seiscientos. Todo lo que tenía que hacer era mirar a sus hermanos para saber eso. Eran independientes, tenían una fuerte personalidad y… Bien… Simplemente eran viejos y todavía se preocupaban por complacer o disgustar a Marguerite Argeneau. —Debe ser una cosa de familia, —decidió mientras abría la puerta a la habitación que había sido suya hasta hace poco, y donde todavía dormía ocasionalmente cuando se quedaba demasiado tarde como para volver a casa antes del amanecer. Lissianna empezó a entrar en la habitación, pero sus pasos se detuvieron y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver al hombre sobre la cama. —¡Oh! Me equivoqué de cuarto, —dijo entre dientes antes de cerrar la puerta otra vez. Solo cuando estuvo de nuevo en el pasillo se quedó mirando hacia todas partes sin comprender cuando se dio cuenta de que no había entrado en la habitación equivocada. Ese era su viejo dormitorio. Había pasado algunas Anoiss Traducciones
  • 18. décadas durmiendo allí y conocía su propia habitación cuando la veía. Lo que no sabía era por qué había un hombre adentro. O, más importante, por qué estaba atado estirado todo a lo largo de la cama. Lissianna consideró el tema por un momento. Su madre no habría alojado a un pensionista, y si lo hubiera hecho, indudablemente nuca lo habría hecho sin mencionárselo a sus hijos. Ni lo hubiera puesto en el viejo cuarto de Lissianna, una habitación que todavía usaba en las infrecuentes oportunidades en que se quedaba. Además, el hecho de que estuviera atado a la cama dejaba de lado la posibilidad de que la suya hubiera sido una visita voluntaria. Igual que el lazo alrededor de su cuello, pensó Lissianna mientras recordaba el alegre lazo rojo que medio se había aplastado contra su barbilla cuando había intentado mirarla. Lo que finalmente le permitió relajarse fue darse cuenta de que tenía que ser la sorpresa especial para la que su madre había traído de la ciudad. El Mordisco Dulce que Jeanne Louise había sugerido. Sin embargo, según pensó Lissianna, el hombre en su cama parecía bastante sano, pero entonces, acaso puedes saberlo hasta que te encuentras lo suficientemente cerca como para oler el aroma dulzón de un diabético. En efecto, el tío era una torta de cumpleaños caminado. Y una que se veía de rechupete, decidió, recordando su oscura mirada. Sus ojos habían sido agudos e inteligentes, su nariz recta, su barbilla fuerte… Y su cuerpo había sido algo bonito también. Le había parecido alto, delgado y musculoso, allí estirado sobre la cama. Por supuesto, después de su experiencia con Dwayne, Lissianna sospechaba que podía haber algo de relleno bajo la chaqueta que llevaba. No había buscado pepinos, pero el hombre no parecía lucir un bronceado embotellado o parecido anémico por lo demás, más aún, su madre no era dada a cometer un error del tipo que ella había cometido antes. Marguerite se habría asegurado de que fuera exactamente lo que quería darle a su hija, y Lissianna estaba pensando que probablemente Jeanne Louise tenía razón, y era un diabético sin tratar. Nada más tenía sentido. Su madre no necesitaba conducir todo el camino hasta la ciudad simplemente para traer a una persona sana estándar cuando podía haber pedido una pizza y pasado al niño del delivery a Lissianna, que es lo que generalmente hacía. Así que, era un dulce para comer, razonó, y sintió el hambre remordiendo su estómago. A Lissianna no le hubiera molestado darle un mordisco ahora mismo. Sólo una probada para sacarla de un apuro hasta su madre se lo diera en realidad. Pero acabó con esa idea rápidamente. Sin Thomas no podría conseguir sacar a su madre de su mal humor malo si Lissianna hacía Anoiss Traducciones
  • 19. un truco como ese. Así que, regresar y morderlo estaba descartado, pero todavía tenía que ir a por medias buenas. Aunque Lissianna sabía que probablemente debería simplemente regresar a la sala de juegos sin ellas, lo cierto era que —siendo que la sorpresa ya estaba arruinada— era absurdo andar de un lado para otro con las medias rotas toda la noche. Estaba aquí, y solamente tardaría un momento en agarrar un par de repuesto de aquellas que había dejado para un caso de emergencia. Anoiss Traducciones
  • 20. Capítulo 2 Greg miró fijamente la puerta cerrada. No podía creer que alguien acabara de abrirla, detenerse —obviamente sobresaltado por verlo— disculparse y luego cerrar la puerta mientras él permanecía tendido como un idiota, demasiado sorprendido para decir o hacer algo. No había tenido mucha oportunidad de reaccionar y mucho menos de calmarse… Los músculos del cuello empezaron a dolerle por el esfuerzo de mantener la cabeza levantada para mirar hacia la puerta con ojos de miope. Con un suspiro de derrota, Greg la dejó caer sobre la almohada y empezó a mascullar entre dientes, resoplando sobre su propia estupidez. Esa noche había llegado a la conclusión de que era un completo idiota. Greg nunca había pensado en sí mismo como un idiota. A decir verdad, se había considerado siempre algo inteligente, pero eso fue antes de que se hubiera metido en el maletero de un automóvil extraño y encerrado a sí mismo dentro para ningún buen propósito en el que pudiera pensar. —Definitivamente un movimiento idiota —anunció Greg, pero entonces quizás loco sería una mejor descripción. Un estúpido se habría encerrando en un maletero por casualidad. Trepar al interior y cerrarlo tranquilamente era más del estilo de una locura inexplicable. Y estaba empezando a hablarse a sí mismo, señaló. Sí, parecería que había perdido su afiance sobre la cordura. No podía evitar preguntarse exactamente cuándo se había vuelto loco, y cómo. Quizás la locura era contagiosa, ponderó. Quizás se había contagiado de uno de sus clientes. Aunque Greg no tenía de ese tipo de clientes a quienes se habría diagnosticado como locos. Se encargaba principalmente de tratar fobias en su práctica, aunque trataba con algunos pacientes que estaban, por decirlo de algún modo, en apuros. Supuso que podía haber tenido dentro todo el tiempo las semillas de la locura, y esta noche habían brotado simplemente en un completo ataque de demencia. Ésa era una teoría. Tal vez la locura corría en la familia. Debería consultar con su madre al respecto, le preguntaría si tenían un loco o dos en la historia familiar. Sólo que no era el montañismo dentro del maletero lo que molestaba a Greg, que había sido solamente la primera de sus locas acciones de esta noche, y una que había lamentado tan pronto como la cerradura de maletero había hecho clic en su sitio. Había permanecido tendido en la oscuridad, acalambrándose en ese reducido espacio, llamándose a sí mismo con todos los sinónimos existentes de estúpido por lo menos media hora cuando el automóvil se había detenido frente a esa casa. Entonces el automóvil había parado, el maletero se había abierto y ¿qué había hecho? ¿Había salido de su escondite Anoiss Traducciones
  • 21. disculpándose por su comportamiento anormal, y se había ido a casa? No. Había permanecido de pie y esperado mientras la bonita morena del ascensor salía del automóvil para reunirse con él, la había seguido —dócil como un corderito— al interior de esa inmensa casa y luego a esa habitación. Greg había estado tan alegre y confiado como un niño de cinco años cuando había trepado en la cama —sin que siquiera se lo pidiera— y preparado a sí mismo para que ella lo atara. Greg le había devuelto su sonrisa cuando había moldeado su mejilla y anunciado: —Mi hija va a amarlo. Usted es el mejor regalo de cumpleaños que le haya dado nunca. Después de que había dejado la habitación, había permanecido tendido allí, su mente vacía por algunos momentos antes de que la situación en la que estaba hubiera empezado a hacer mella. Greg había pasado el tiempo desde entonces en perpleja contemplación de lo que había ocurrido. Su propio comportamiento —sin mencionar el de la mujer— no tenía sentido. Era como si hubiera perdido, temporalmente, la razón. O el control de sí mismo. Incapaz de solucionar el dilema, había centrado sus pensamientos en incumbencias más inmediatas, como lo que iba a ocurrir ahora que estaba allí. «Mi hija va a amarlo. Usted es el mejor regalo de cumpleaños que le haya dado nunca». Estas palabras —junto con el hecho de que Greg estaba, actualmente, atado despatarrado sobre una cama— lo habían hecho temer primero que fuera algún regalo caído del cielo más bien de naturaleza sexual. Un esclavo sexual, quizás. Esa posibilidad inmediatamente lo había hecho imaginarse cautivo por alguna criatura inmensa y fea con una horrible complexión y vello facial. Porque, con seguridad, solamente alguien con muy poco atractivo necesitaría que un hombre fuera raptado y atado a su cama para obtener relaciones sexuales en el clima sexualmente libre de hoy en día. Justo cuando Gregory había empezado a hiperventilar con el horror imaginado, se dio una bofetada mental. La mujer —la madre— no podía tener más de veinticinco o treinta años a lo sumo. Seguramente ninguna hija suya sería lo suficientemente mayor como para querer un esclavo sexual. O incluso saber qué hacer con uno, además, por qué alguien lo querría a él como esclavo sexual, se había preguntado. Greg tenía una alta autoestima, y sabía que era atractivo, pero no era una estrella de rock o un bello modelo GQ. Era un psicólogo que se vestía con trajes conservadores, tenía un corte de pelo conservador, y llevaba una vida conservadora, fundada alrededor del trabajo, su familia y ese tipo de pequeñeces. Bien, su trabajo, su familia e intentar escaparse de las citas a ciegas que organizaban sus hermanas, tías, y su madre, se corrigió irónicamente. Anoiss Traducciones
  • 22. Los pensamientos de Greg se agitaron cuando la puerta del dormitorio se abrió otra vez. Endureciéndose, tiró de su cabeza hacia arriba para mirar con atención hacia la puerta para ver que era la mujer de hacía un momento. Le echó el ojo con un interés precavido. Excepto por su largo pelo rubio, se parecía a la morena que lo había traído aquí. Era hermosa, con labios llenos, una cara ovalada, una nariz recta, y los mismos ojos azul plata que su homóloga morena. Obviamente, compraban sus lentes de contacto en el mismo lugar. No, decidió Greg. Los ojos no eran exactamente los mismos. Eran del mismo color y forma, pero los ojos de la morena habían sostenido una tristeza y sabiduría que había desmentido la juventud de su piel y sus rasgos. Esta mujer carecía de eso. Los ojos de la rubia eran claros, impasibles ante el pesar o la verdadera pena. Eso la hacía parecer más joven. Sin embargo la rubia era, obviamente, pariente de la morena, pensó Greg cuando la observó caminar hacia el tocador que estaba contra la pared adyacente a la cama y abrir un cajón. Probablemente su hermana, adivinó. Dejó que sus ojos se posaran en el breve y ajustado vestido negro que llevaba, no se podía negar que tenía una buena figura, y la idea que cruzó por su mente fue que era casi una lástima que fuera demasiado vieja para ser la hija de la morena. No le habría molestado ser su regalo de cumpleaños… sus ojos se giraron ante sus propias ideas caprichosas. Greg la observó cerrar el tocador y esperó con expectación a que le brindara su atención, pero no lo hizo. Para su absoluto asombro, ella simplemente caminó hacia la puerta para, obviamente, salir de la habitación sin prestarle ninguna atención. Greg estaba tan escandalizado que su boca se abrió y cerró dos veces antes de que se las arreglara para conseguir expresar un simple: —Discúlpeme. La rubia se detuvo en la puerta y giró para mirarla con los ojos entrecerrados con curiosidad. Greg forzó una sonrisa formal y preguntó: —¿Usted cree que tal vez podría desatarme? —¿Desatarlo? Pareciendo sorprendida por el pedido, se trasladó a la cabecera para mirarle detenidamente. —Sí, por favor —dijo firmemente, notando la manera en que su mirada se deslizó sobre sus manos. Greg sabía que sus muñecas estaban rojas y desgarradas por tirar de sus ataduras. Su estado pareció confundirla y afligirla. —¿Por qué mamá no lo calmó? No debería haberlo dejado de este modo. ¡Qué…! —se detuvo y parpadeó, entonces el reconocimiento se expresó en su cara—. ¡Oh! Por supuesto. La llegada temprana de Bastien debe de haberla Anoiss Traducciones
  • 23. interrumpido antes de que pudiera acomodarlo apropiadamente. Probablemente quiso volver y acabar con usted después, pero se olvidó. Greg no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba hablando, excepto que parecía pensar que su madre lo había traído ahí, y él sabía que, efectivamente, estaba equivocada. —La mujer que me trajo aquí era demasiado joven para ser su madre. Se parecía a usted, pero tenía cabello oscuro. ¿Su hermana tal vez? —adivinó. Por alguna razón sus palabras la hicieron sonreír. —No tengo ninguna hermana. La mujer a quien usted está describiendo es mi madre. Es más vieja de lo que parece. Greg aceptó esto con un poco de incredulidad, entonces sus ojos se abrieron ante las ramificaciones de lo que estaba diciendo. —Entonces, ¿soy su regalo de cumpleaños? Asintió con la cabeza despacio, inclinó su cabeza, y dijo: —Ésa es una sonrisa extraña. ¿Qué está pensando usted? Greg estaba pensando que era el más afortunado hijo de puta vivo mientras su mente se ajustaba automáticamente a las situaciones que había imaginado más temprano de una mujer grande y fea que se desnudaba y se trepaba sobre él. Él mismo se permitió disfrutar de la fantasía por un momento, pero se dio cuenta de que su cuerpo lo estaba disfrutando demasiado, una protuberancia perceptible estaba creciendo en sus pantalones. Dio una sacudida a su cabeza. Aún cuando le pareciera tan encantador pensar en cómo pudiera ser pasar una noche como el esclavo sexual de esta mujer, tenía planes —un viaje lleno de las playas arenosas, palmeras, y mujeres medio desnudas que darían vueltas sobre una pista de baile—. Y ya estaba pagado. Ahora… Si después de su viaje esta mujer quisiera mantener una cita de la manera normal, entonces podría atarlo a una cama y terminar el asunto con él… Bien, a Greg le gustaba considerarse un tipo atento. Además, en este caso, pensaba que ser un esclavo sexual no podría ser tan malo. Se dio cuenta de que sus pensamientos estaban pasando a áreas que era mejor dejar de lado por ahora, Greg les dio una patada mental y forzó una mirada severa sobre su cara. —El rapto es ilegal. Sus cejas se alzaron. —¿Mami lo raptó? —No exactamente —admitió, recordando cómo se había metido en el maletero bajo su propio incentivo. El rapto, en general, requería ser llevado a la Anoiss Traducciones
  • 24. fuerza. Greg supuso que podía haber mentido; sin embargo era muy mal mentiroso—. Pero no quiero estar aquí, y realmente no tengo ni idea de por qué me metí en el maletero del automóvil de su madre. No es algo que haga generalmente, pero nunca tengo… La voz de Greg se arrastró cuando se dio cuenta de que la rubia no lo estaba escuchando. Por lo menos, no parecía hacerlo. Estaba mirando su cabeza con concentración y con un gesto cada vez más fruncido. También se estaba acercando a la cama, aunque sospechaba que era una acción subconsciente. Parecía completamente concentrada en su pelo, pero entonces agitó su cabeza con evidente frustración, y habló entre dientes: —No puedo leer su mente. —¿No puede leer mi mente? —repitió despacio. Agitó su cabeza. —Ya veo… Y… Eh… ¿Ése es un problema? —preguntó—. Quiero decir, ¿puede leer generalmente las mentes de las personas? Asintió con la cabeza, pero era un movimiento ausente, sus pensamientos estaban obviamente en otra parte. Greg trató de hacer caso omiso de la decepción que repentinamente lo asaltó cuando reconoció que la mujer estaba enojada, o por lo menos desilusionada como si pensara que realmente podía leer mentes. Supuso que no debería estar sorprendido. La madre no podía ser exactamente normal, o no permitiría que hombres extraños se metieran en su maletero, porque había estado detrás de él y tuvo que haberlo visto trepar allí. Alguien más habría corrido gritando por el guardia de seguridad del edificio en lugar de llevarlo a su casa con ella. Al parecer la demencia estaba corriendo endémica esta noche. El primer ejemplo había sido su comportamiento, después el de la morena, y ahora la rubia que pensaba que podía leer mentes. Le hizo preguntarse si no había alguna suerte de demencia en toda la ciudad. Quizás hombres por todo Toronto se estaban metiendo en maleteros y dejando que los ataran a la cama. Era, quizás, alguna especie de droga soltada en la represa de agua de la ciudad; una conspiración terrorista para incapacitar a los hombres de Canadá. Por otro lado, quizás esto no era más que un extraño sueño, y lo que sucedía realmente era que todavía estaba trabajando en su escritorio, la cabeza fuera de servicio y profundamente dormido. Greg decidió que ésa era la posibilidad más probable. Proveía una explicación más satisfactoria de su propio comportamiento inexplicable. Por supuesto, nada de eso importaba realmente. Dormido o despierto, enojado o no, estaba aquí, e incluso si era un sueño, quería apartarse de esa casa. Tenía un vuelo que alcanzar. Anoiss Traducciones
  • 25. —Escuche, si usted sólo pudiera desatarme, prometo que me olvidaré de todo esto. No traeré las autoridades o nada por el estilo. —¿Las autoridades? —repitió la rubia—. ¿Se está refiriendo a la policía? Parecía sorprendida por la posibilidad. Como si no se le hubiera ocurrido. —Bien, sí —dijo Greg con el ceño fruncido—. Está bien, así que vine aquí aparentemente de forma voluntaria —admitió de mala gana—. Pero ahora quiero irme a casa, y si usted no me desata, es confinamiento a la fuerza, y ése sí es un delito. Lissianna empezó a mordisquear su labio inferior. Había tratado de entrar en los pensamientos del hombre para calmarlo y controlarlo como había hecho antes con Dwayne, como su madre debería haber hecho antes de dejarlo, pero no podía alcanzar sus pensamientos. Era como si hubiera una pared impenetrable alrededor de su mente y, aunque había oído hablar de esto, nunca había tropezado ella misma con esa situación. Lissianna nunca había conocido a ningún mortal al que no hubiera podido leer y controlar. Aunque sí había tropezado con personas individuales con las que tenía dificultad en leer y controlar. Generalmente, esa dificultad disminuyó o desapareció totalmente en cuanto comenzó a alimentarse de ellos. Inclinó su cabeza y echó el ojo a su obsequio, debatiéndose sobre si debía tratar de tomar de él para que fuera más fácil acceder a sus pensamientos y calmarlo. El único problema con eso era que si no podía acceder, ni siquiera un poco a sus pensamientos, Lissianna no podría protegerlo de experimentar el dolor cuando sus dientes se hundieran por primera vez en su cuello. Aunque... Mirabeau le había contado sobre haberse enfrentado con una situación similar una vez. Había dicho que había besado y acariciado al hombre, relajándolo, y se las había arreglado para pasar a sus pensamientos en cuanto sus dientes se hundieron en él. Lissianna consideró el tema brevemente. Nunca antes había seducido a nadie. Habiendo nacido y criado en la Inglaterra georgiana, su vida había estado algo protegida, y cuando la sociedad se había vuelto más liberal ya habían pasado los primeros cincuenta años de su vida. Sus padres estaban tan arraigados en los viejos valores y viejas creencias que era difícil que cambiaran y se modernizaran. Mientras su madre podría haberle permitido más libertad, su padre nunca se habría girado a la sociedad. Aún así, no podía simplemente dejar allí a ese hombre angustiado, decidió Lissianna. Además, no debería molestarle el darle un pequeño Anoiss Traducciones
  • 26. preestreno a su cena de cumpleaños, más o menos como una lamedura a un pastel antes de que fuera servido. Está bien, deseaba darle un poquito más que una lamida, pero sólo un mordisco rápido, lo justo para aliviar su hambre, se aseguró. Bien, claro, pensaba Lissianna peculiarmente. Este hombre se veía tan atractivo que se sentiría tentada a dejarlo seco, una tentación de rechupete que no había sentido en décadas. —La soga está muy ajustada. Sacada de sus pensamientos por su queja, Lissianna echó un vistazo a sus muñecas, otra vez hacia las rozaduras y sintió que su incertidumbre se dispersaba. Le habían enseñado que era de mala educación jugar con su comida o permitir que sufriera innecesariamente. Y este hombre estaba sufriendo. Era su deber entrar en su mente y calmarlo. Era su culpa que no pudiera hacerlo de la manera normal y fuera a tener que probar las medidas más extremas. Mente hecha y conciencia aplacada, Lissianna se estableció a un costado de la cama. —Usted no debe luchar, y mucho menos preocuparse. Odio que se angustie de esta manera. La miró furioso, como si lo ofendiera que supiera que estaba disgustado. O quizás sólo estaba furioso porque no lo estaba desatando como le había pedido. —No va a conseguir nada con esto —sugirió, y apoyó las medias que había colocado sobre su regazo con el propósito de trabajar en el lazo alrededor de su cuello. Él suspiró cuando fue retirado, relajándose un poco sobre la cama, y Lissianna decidió que también le quitaría la corbata. —¿Así está mejor? —preguntó deslizando la tela de seda por su cuello. El hombre empezó a asentir con la cabeza, pero se detuvo y frunció el ceño cuando ella desató los tres botones superiores de su camisa. —Sería aún mejor si usted me desasiera. Lissianna sonrío divertida por la manera en que estaba luchando contra ella, trató de distraerlo, entonces, pasando sus dedos por la extensión de pecho que se había revelado. Para su satisfacción, un pequeño escalofrío lo atravesó cuando sus largas uñas chirriaron suavemente de un lado a otro de su piel descubierta. Este asunto de la seducción estaba resultando ser mucho más fácil de lo que había temido. O quizás era sólo una persona con talento innato, pensó Lissianna, y se preguntó si debía estar preocupada sobre esa posibilidad. —Desáteme —estaba tratando de ser firme, pero era obvio que su corazón ya no estaba, completamente, detrás del deseo de ser libre. Anoiss Traducciones
  • 27. Sonriendo por saberlo, Lissianna deslizó sus dedos de su pecho para correr a lo largo de la tela justo encima de su cinturón. La acción provocadora provocó que se le tensaran los músculos del estómago, y su respiración salió en un pequeño silbido. —¡Qué demonios! —susurró—. Hay cosas peores que ser un esclavo sexual. Lissianna parpadeó con sorpresa ante su comentario y decidió que lo había relajado lo suficientemente. —¿Cual es su nombre? —Greg —limpió su garganta, y dijo más firmemente—: Dr. Gregory Hewitt. —Doctor ¿eh? —levantó una mano para acariciarlo ligeramente hasta arriba de su pecho otra vez, observando la manera en que sus ojos cayeron inmediatamente de su cara para seguir a la acción—. Bien, Doctor… Usted es un hombre muy apuesto. Cambió su mano de lugar hacia su cabello, pasándola ligeramente a través de las hebras finas y oscuras, maravillándose por lo suaves que eran. Su mirada fija se deslizó a sus profundos ojos marrón oscuro y a los firmes contornos de sus labios mientras consideraba el siguiente movimiento. Era un hombre atractivo. En su tiempo, había visto a hombres que eran más apuestos, pero había algo en éste que resultaba aún más atractivo para ella. Su mirada se deslizó por las arrugas sobre su frente, y sus dedos las siguieron, pasando ligeramente por las líneas para frotarlas. —¿Le molestaría mucho si lo beso? —preguntó suavemente. Dr. Gregory Hewitt no respondió, sólo la miró con ojos que se le habían oscurecido con interés cuando permitió que su dedo se moviera empujado por la corriente a sus labios y tropezó ligeramente con los blandos contornos. Cuando su boca se extendió repentinamente para chupar su dedo con un tibio calor, ella tomó eso como su permiso, pero Lissianna no se movió, sus ojos que encontraron y sostuvieron su mirada con fascinación mientras notaba el fuego arder allí. Entonces chupó el dedo que se encontraba en el interior de su boca, su lengua deslizándose a lo largo de los costados de su dedo mientras lo hacía, y Lissianna lanzó un pequeño y sobresaltado gritito de sorpresa. Tenía más de doscientos años de edad y nunca se le hubiera ocurrido que un dedo era una zona erógena, pensó Lissianna débilmente, mientras que el mismo fuego que ardía en sus ojos empezaba a crecer dentro de ella, pero mucho más al sur de su cuerpo. Gregory Hewitt era un hombre peligrosamente distrayente, y decidió que sería mejor recuperar el control de la situación. Con esa intención, Lissianna Anoiss Traducciones
  • 28. retiró despacio el dedo de su boca y se inclinó hacia adelante para frotar su mejilla fugazmente contra la suya para impregnarse de su saludable olor. La acción había sido instintiva, un depredador evaluando el olor de su presa. El suyo era un aroma muy condimentado y oscuro que le encantaba. Lissianna sonrío débilmente, entonces pasó sus labios contra su mejilla para seguir todo el camino hacia los labios masculinos. Los presionó allí firmemente y luego los frotó suavemente de un lado a otro. Los labios de Gregory Hewitt se veían firmes y duros, pero se sentían blandos al tacto. Lissianna continuó simplemente frotando sus labios suavemente sobre los de él, disfrutando de la caricia erótica, hasta que él levantó su propia cabeza en un esfuerzo para hacer más profundo el beso. Cuando ella deslizó su lengua para recorrer con ella el largo pliegue en el lugar dónde sus labios se encontraban, el abrió los suyos para dejarla resbalar en su interior. Sus ojos se abrieron con sorpresa ante las sensaciones que la asaltaron cuando se introdujo en él. Lissianna había sido besada durante los pasados doscientos años muchas veces, incontables incluso si es que iba a ser honesta. Algunos besos habían sido bienvenidos y algunos robados, algunos disfrutados y otros no, pero éste beso… Su lengua estaba tibia, mojada, y firme mientras se movía ásperamente junto a la suya. Sabía a caramelo de menta, café y otra cosa que no pudo identificar inmediatamente, pero realmente Lissianna no se quería tomar el trabajo de hacerlo. Dejó que sus ojos se cerraran y se deleitó en las sensaciones que la agobiaban. Lo que había empezado como parte de un intento de seducir a Gregory Hewitt terminó seduciéndola a ella. Lissianna se encontraba absorta en el beso cuando su lengua la llenó, introduciéndose y extendiéndose a través de su boca con una demanda que la hizo estremecerse. Por un momento, su propósito fue totalmente olvidado. Cambió de lugar y deslizó sus piernas sobre la cama con el propósito de quedar tendida a su lado, sus piernas se entrelazaron con las suyas incluso cuando sus dedos se enredaron y quedaron cautivos en su pelo. Ella intuyó cómo tiraba de sus ataduras pero realmente solo fue consciente de ello a medias, hasta que él giró su cabeza para romper el beso y gimió: —Desátame. Quiero tocarte. Lissianna estaba tentada, pero hizo caso omiso del pedido y se concentró en besar un camino descendente por su mejilla, su cuerpo que se movía bajo el Anoiss Traducciones
  • 29. suyo. Era obviamente más alto que ella. Antes de que sus labios alcanzaran su garganta, sus pelvis estuvieron parejas, y giró sus caderas, incitándose a sí mismo contra ella, incrementando inmediatamente las sensaciones de ambos. Su quejido era a la vez frustrado y excitado cuando sus labios se movieron a lo largo de su garganta y se movió con impaciencia debajo suyo hasta que ella encontró la yugular y dejó salir sus dientes para adentrarse profundamente en su piel y en la vena que ésta cubría. Greg se puso rígido con la conmoción, pero se relajó rápidamente con un largo quejido mientras Lissianna empezaba a alimentarse, y el placer estalló dentro de su mente y comenzó a transmitirse fuera a él. Esta era una experiencia completamente diferente a la que había tenido con Dwayne. Normalmente, no sentía el alimentarse como una experiencia erótica, pero habitualmente Lissianna no tenía tampoco que seducir a su anfitrión. Sólo tomaba el control de su mente e iba al punto. Esta vez era diferente. Estaba excitada, él estaba excitado, y la sangre que ingresaba a montones a su cuerpo era un cordel que conectaba su emoción, haciéndola rebotar entre ellos e incrementándola de algún modo cuando su mente se abría a ella. Pero Lissianna no estaba manteniendo el control esta vez, no estaba enviando su control, sino recibiendo el suyo. Era como un fantástico caleidoscopio de colores. Las emociones y los pensamientos inundaban su mente en olas que estallaban en nuevas olas. Pasión, deseo, inteligencia, generosidad, honor, valor… Lissianna tenía una ventana abierta levemente a su alma, y en ésos pocos momentos aprendió más sobre él de lo que podía haber logrado con cientos de conversaciones. No había mentiras, no había medias verdades, o evasivas que trataran de impresionarla. Era sólo él allí, entonces todo eso fue empujado por una avalancha de deseo. Lissianna olvidó todo sobre sus intenciones de calmarlo, se olvidó de todo, excepto del hambre que se estaba desencadenando en su cuerpo: tanto la vieja necesidad por la sangre como la nueva necesidad por el placer que le estaba dando. En ese momento, con sus cuerpos entrelazados, ambos gimiendo, arqueándose y retorciéndose, solamente este hombre parecía capaz satisfacer su hambre, y Lissianna podría, muy probablemente, haberse perdido hasta el punto de vaciarlo si la voz de Thomas no hubiera alcanzado su oído, distrayéndola. —No veo por qué estás tan disgustada. Sólo se acercó para buscar medias nuevas —su voz sonaba amortiguada por la puerta, pero había crecido en volumen, mientras ésta se abría para luego cerrarse repentinamente, seguida de un breve silencio. Muy breve. —¡Lissianna Argeneau! Anoiss Traducciones
  • 30. Lissianna se quedó quieta, sus ojos muy abiertos cuando reconoció la voz de su madre. Capítulo 3 Replegando los colmillos, Lissianna liberó el cuello de Greg Hewitt y, sintiéndose culpable, echó un vistazo encima de su hombro. La visión de Thomas y su madre mirándola fijamente con los ojos desorbitados desde la puerta era suficiente para hacerla ponerse rápidamente de pie. Sus manos se movieron para enderezar su ropa y su cabello. —¡No puedo creer esto! —Marguerite caminó a través del cuarto—. Entrando a hurtadillas por aquí y desenvolviendo tus regalos, ¡antes de tu cumpleaños, como si tuvieras doce en lugar de doscientos! ¿En qué estabas pensando? —Bien, técnicamente es su cumpleaños, Tía Marguerite —apuntó Thomas, cerrando la puerta. Lissianna dio a su primo una sonrisa de agradecimiento, pero dijo: —Yo no entré a hurtadillas aquí. Simplemente subí para ponerme medias limpias —las sacó fuera de la cama, y agregó—: Y no los desenvolví. Marguerite miró intencionadamente el suelo. Después echó un vistazo al suelo para ver el lazo desatado y olvidado allí. Lissianna hizo una mueca y admitió: —De acuerdo, lo desaté, pero sólo porque él estaba enojado y odiaba dejarlo angustiado —hizo una pausa inclinando su cabeza y dijo—: Entiendo que la llegada de Bastien te interrumpió antes de que pudieras ponerlo en un serio contratiempo. Él estaba disgustado por ser secuestrado y exigió ser desatado cuando llegué aquí. —No lo secuestré —dijo Marguerite ofendida. Entonces pasando de Lissianna al Dr. Gregory Hewitt, agregó—: No te secuestré, te pedí prestado — volvió su atención a Lissianna—. Y no lo sometí a un completo contratiempo. —¿En serio? —sus cejas se arquearon por la sorpresa, y Lissianna lanzó una mirada llena de confusión de su madre al hombre que se encontraba en la cama—. No parece estar bebido. Marguerite suspiró, algo de su tensión comenzaba a abandonarla. —Sí, bueno, él parece tener una mente fuerte. Lissianna asintió. Anoiss Traducciones
  • 31. —Lo noté. No podía entrar en sus pensamientos para calmarlo. De ninguna manera. Por eso estaba alimentándome de él. Pensé que podría permitirme unir su mente con la mía y aliviarlo —explicó Lissianna. —Eso parece haber funcionado bien —comentó Thomas con diversión—. Aunque no diría que se alivió exactamente. Lissianna siguió su mirada hacia la entrepierna del hombre, en dónde una erección estaba haciendo presión contra sus pantalones. Pero en ese mismo instante, la carpa de los mismos se desinfló. —Nada de pepinos entonces —comentó Thomas ligeramente, y Lissianna tuvo que morder sus labios en una risita nerviosa. Aclarando su garganta, murmuró: —Lo siento, madre. No quise estropear la cena de cumpleaños que tenías planeada. Realmente no quería; quiero decir, ya puede no ser una sorpresa, pero verdaderamente no tuve mucho, solo un rápido mordisco. Un mordisco pequeño, en realidad. Podría alimentarme mucho más —su mirada hambrienta estudió al hombre en la cama, su cuerpo cosquilleó ante la idea de alimentarse nuevamente de él. —Él no es tu cena del cumpleaños. Lissianna a regañadientes dejó de comerse con los ojos a su regalo de cumpleaños y se volvió hacia su madre con confusión. —¿Qué? —Él no es tu cena de cumpleaños —repitió ella—. Ordené comida china para ti. El muchacho de la entrega debería estar aquí pronto. —Oh —no disimuló su desilusión. A Lissianna le gustaba la comida china, pero nunca acababa de satisfacerse. Una hora después, tendría hambre de nuevo. Sin embargo, Gregory Hewitt habría sido robusto y apetitoso, habría sido totalmente un atiborrante y satisfactorio estofado, al lado del caldo diluido de Dwayne. También habría sido un placer, en maneras que ella no había esperado. Esa noche, Lissianna había sentido un poco de la excitación que sus huéspedes normalmente sentían y le transmitían cuando se alimentaba de ellos. La excitación que ella nunca realmente entendía, o la que nunca había experimentado; excepto, claro, de segunda mano, solamente observando. Esta vez no había sido capaz de permanecer ajena y atenta. Al seducirlo, aparentemente, se había seducido a sí mima… O quizás, él había sido el seductor, pensó. Recordando los labios masculinos, guió uno de sus dedos a su boca. No es que se hubiera tomado mucho tiempo seduciendo. Él realmente era el hombre más atractivo que ella había conocido alguna vez, y eso ya quería Anoiss Traducciones
  • 32. decir algo. Lissianna había conocido a muchos hombres en sus doscientos años de vida, y muchos eran mucho más atractivos estéticamente, pero ellos sólo la habían dejado fría. Había algo sobre éste que la atraía aunque… y también olía muy bien. Y esos pocos instantes en los cuales sus mentes se habían fusionado… Lissianna ciertamente no había intentado leer o controlar sus pensamientos como pretendía. Había estado ocupada disfrutando del momento, pero desde la breve conexión, ella había recibido una imagen de su mente. Era una mezcla de confusión, deseo, inteligencia, y una honestidad y carácter que la atrajeron. Consciente del silencio que había caído encima del cuarto, Lissianna lanzó una mirada alrededor. El hombre que ahora llenaba sus pensamientos estaba descansando en la cama, mirándola fijamente con silenciosa fascinación. Lissianna pensó que eso era interesante. Por otro lado, su madre y primo también estaban mirándola fijamente con concentrado interés y ella no podía evitar pensar que eso no podría ser algo bueno. No había estado guardando sus pensamientos, comprendió con incomodidad y no tenía ninguna duda de que el par simplemente se había entrometido en sus reflexiones del placer que ella había experimentado con Greg Hewitt. —¿Entonces? —preguntó Lissianna abruptamente, ansiosa de quitar los pensamientos de su madre de aquéllos que habían estado flotando en su propia mente. Thomas ayudó preguntando: —Si él no es su cena de cumpleaños. ¿Para qué sirve? —¿Disculpa? ¿Cena de cumpleaños? —bramó Greg. Él estaba más boquiabierto que horrorizado. Al parecer, no había entendido la conversación que continuaba en torno a él al principio. Ahora lo había entendido y estaba disgustado por todo de nuevo. Ella se habría tomado el tiempo necesario para aliviarlo, pero su madre habló, distrayéndola. —Él es tu regalo de cumpleaños, pero no la cena —cuando Lissianna la miró tan fija e inexpresivamente, suspiró y cruzó el cuarto para tomar su mano —. Se suponía que era una sorpresa que iba a ser presentada en la fiesta, pero como ya has desenvuelto tu regalo, puedo explicarlo. Querida, éste es Dr. Gregory Hewitt. Él es un psicólogo, quién se especializa en fobias y lo traje aquí para curarte. Feliz Cumpleaños. El Dr. Gregory Hewitt era psicólogo, razonó Lissianna lentamente. No había pensado preguntar qué clase de doctor era cuando había preguntado su nombre y él había dicho Dr. Gregory Hewitt. Ahora lo sabía. Él era un psicólogo para curar su fobia. Anoiss Traducciones
  • 33. —Oh —murmuró por fin, lanzando una mirada sorprendida a Greg cuando él hizo eco del "oh" en su mismo tono decepcionado. Eso incentivó a su curiosidad. Su propia desilusión estaba basada en el hecho de que ella más bien prefería mordisquearlo antes de tratar algo tan desagradable como su fobia, pero parecía que él no estaba menos complacido con la idea que ella. Greg suspiró interiormente. Supuso que no debería estar defraudado por el anuncio de la morena. ¿Debería alegrarse de que no fuera un esclavo sexual o… la cena? Todavía estaba intentando ordenar eso. Lissianna, como la morena se había dirigido a la rubia, había pensado que él era su cena de cumpleaños. ¿Él? ¿La cena de cumpleaños? La idea era suficiente para derribar cada uno de los perturbadores y lujuriosos pensamientos en su cabeza. ¿La cena de cumpleaños? ¿Eran caníbales? Buen Dios, ella había pellizcado su cuello después de besarlo, pero simplemente un pequeño pellizco, luego ella había decidido chupar, sin duda dándole un gran chupón que se pasaría una semana intentando esconder, o quizá más. Greg no estaba seguro. Había tenido un chupón sólo una vez antes, y eso era cuando fue un adolescente. No podía recordar cuánto tiempo había pasado para que desapareciera. Tampoco recordaba que había sido tan agradable como el de esta experiencia. Sin embargo hubiera aceptado feliz que la rubia lamiera su cuello todo lo que ella quisiera, o cualquier otra parte del cuerpo que ella recibiera con agrado. Ser la cena de cumpleaños, de todas formas, no parecía bastante agradable. Querido Dios, dejarlo subir en la cajuela del auto de un caníbal. Realmente prefería el escenario de esclavo sexual. Definitivamente sonaba más agradable. Greg rodó sus ojos y tuvo que sacudir su cabeza mentalmente para dispersar sus propios pensamientos. Estaba sonando como un lunático desesperado. De hecho, eso no estaba lejos de la verdad. A pesar de los grandes esfuerzos casamenteros de su familia, no había tenido sexo por casi un año. Aunque las mujeres con que su familia tendía a emparejarlo eran preciosas, ninguna de ellas había despertado demasiado interés en él, por lo menos no el suficiente para arrastrar su atención fuera del trabajo por algún tiempo. Esto no había preocupado mucho a Greg; tenía una vida llena y ocupada. Siempre se dijo que el día que encontrara una mujer tan fascinante como su carrera, sería el día en el que sabría que había encontrado a la Señorita Correcta. Mientras tanto, su familia —nunca optimista— continuaba liándolo Anoiss Traducciones
  • 34. con cada mujer soltera que conocían y Greg continuaba evitando compartir la cama con mujeres, para evitar molestos enredos con amigos de la familia que podrían causar resentimientos. Eso significaba que estaba restringido a brincar sexualmente con mujeres que él lograba conocer por su cuenta, cuando no estaba escoltando a las amigas de su familia a varias comidas o funciones. La última vez que Greg había logrado empezar una relación con alguien, había sido con una fría rubia psiquiatra de British Columbia. Se habían conocido en la conferencia de salud mental el invierno pasado, había ido por una bebida después de una de las conferencias, entonces él la había acompañado de vuelta a su cuarto, ella lo había invitado, y muy educada y clínicamente tuvo sexo con él. Había sido frío, funcional y horrorosamente aburrido… más bien como tomar Metamucil. Consiguió hacer el trabajo, limpió las cañerías, pero le dejó un mal sabor en la boca. Greg estaba relativamente seguro de que esta rubia no le dejaría un mal sabor en su boca. También estaba seguro de que ella haría mucho más que limpiar sus cañerías. —¿Lo trajiste aquí para tratar mi fobia? Greg lanzó una mirada a la rubia cuando ella hizo la pregunta, notando por primera vez que ella también parecía más bien defraudada por las noticias. —Sí, cariño. —¿Él no es…? —No —interrumpió firmemente la morena, entonces frunció el entrecejo ante la obvia falta de entusiasmo de la rubia por su regalo—. Querida, ésta es una buena causa. Pensé que estarías agradecida. Pensé que era perfecto. Él puede curar tu fobia, permitiéndote vivir una vida normal. Una sin la molestia del cuidado nocturno o el riesgo de ir tropezando a casa borracha dos o tres veces por semana. Las cejas de Greg se arquearon e intentó deducir mentalmente qué tipo de fobia podría llevar a alguien a emborracharse. —Bueno —la morena se volteó hacia él con una deslumbrante sonrisa—. Hágalo. Greg la miró inexpresivamente. —¿Disculpe? —Cure a mi Lissianna de su fobia —dijo pacientemente. Greg giró de la expresión expectante de esos sabios ojos viejos a los ojos más luminosos de la hija. Eran tan azules y claros como un cielo sin nubes, pero con el mismo brillo de plata metálico que los de la madre. Anoiss Traducciones
  • 35. Encantador, pensó Greg y simplemente deseó que no fueran lentes de contacto. Le molestó que ella sintiera la necesidad de algo artificial para agregar a su belleza. —No son lentes de contacto —anunció la morena de repente, haciendo que Greg diera un respingo. Seguramente ella no había leído sus pensamientos. ¿O sí? —¿Qué es lo que no son lentes de contacto? —indagó la rubia, mirándolo a él y a su madre con confusión. —Tus ojos, cariño —explicó la morena, entonces dijo a Greg—: A pesar de tus anteriores pensamientos, nuestro color de ojos es natural. No estoy segura de si ellos incluso tienen lentillas de contacto del color de nuestros ojos… todavía —agregó secamente. —Natural —murmuró Greg con fascinación, mirando fijamente la luminosidad en el color de ojos de la hija. Fue entonces que su mente absorbió lentamente sus palabras. ¿A pesar de sus anteriores pensamientos? ¿Ella no quiso decir en el ascensor? La morena asintió. —Sí, en el ascensor. —¿Puedes leer su mente? —Lissianna parecía más molesta que sorprendida, notó él y recordó que eso había pensado cuando ella se había quejado del hecho de que no podía leer su mente. Ahora, la morena parecía estar haciendo precisamente eso. Greg no podía decidir si él estaba durmiendo y soñando todo esto, perdiendo la cabeza e imaginando todo esto, o si estaba despierto, sensato, y la mujer realmente estaba leyendo a su mente. Peor aún, no podía decidir cual de esas opciones prefería. No quería estar durmiendo porque eso significaría que Lissianna no era nada más que una fantasía que habría imaginado, y no estaba contento con la idea de que nunca la vería fuera de sus sueños. Perder la cabeza no era una buena alternativa, pero la idea de la morena siendo capaz de leer su mente era un poco desconcertante… Especialmente desde que su mente estaba llena de pensamientos lujuriosos sobre su hija. —¿Entonces? — incitó la morena. Soñando o no, parecía que tendría que tratar con el asunto. Greg agitó su cabeza. —Señora, curar una fobia no es como tomar una píldora. Tarda algún tiempo —le informó. Y luego, preguntó un poco menos paciente—: ¿Podría desatarme, por favor? Anoiss Traducciones
  • 36. —Eso no es lo que el artículo decía —se opuso la morena, ignorando su demanda de ser desatado—. En el periódico usted estaba citado diciendo que los nuevos tratamientos pueden ser sumamente eficaces y la mayoría de las fobias pueden curarse en sólo unas sesiones, algunas personas sólo necesitaban una. Greg dejó salir el aire en un lento suspiro, ahora entendiendo el motivo por el que había llegado hasta allí. La morena obviamente había leído la entrevista que él había hecho para el periódico, un artículo especial sobre las fobias. Había salido el último fin de semana. —Eso es verdad, algunas fobias se tratan fácilmente —comenzó, intentando permanecer tranquilo y… bueno… paciente, pero la situación era tan anormal. Él estaba atado a una cama, en nombre de Dios, y ellos tres estaban de pie actuando como si eso fuera absolutamente normal. Greg simplemente no podía abstenerse por completo de la irritación—. Ya sabes, la mayoría de las personas hace una cita para verme —estalló, pero intentó razonar nuevamente—: Y voy a volar a Mexico mañana de vacaciones. Hay cosas que necesito hacer antes. Apreciaría que usted me desatara y me permitiera salir de aquí. Realmente no tengo tiempo para esto. El silencio apenas había empezado al terminar su última palabra cuando hubo un toque en la puerta. Ésta se abrió y una joven mujer asomó su cabeza y los miró. Era otra morena, bonita y con su cara en forma de corazón. Le lanzó una mirada curiosa, y luego volvió la atención a la madre. —Tío Lucian está aquí, Tía Marguerite. —Oh, gracias Jeanne Louise —la madre, Marguerite, inmediatamente comenzó a empujar a Lissianna y a Thomas hacia la puerta, diciendo—: Todos trataremos con esto más tarde. No debemos dejar a todos esperando. ¿Jeanne, ha llegado ya Etienne? —Sí. Estaba entrando cuando yo subía las escaleras —la mujer abrió la puerta para que ellos pudieran salir—. También ha llegado la orden de comida china. Puse al muchacho de la entrega en la despensa hasta que estés lista para él. Aunque, probablemente no deberías dejarlo demasiado tiempo esperando. —No. Bueno justo bajábamos a la fiesta y todo comenzará —anunció Marguerite cuando ella, seguida de Lissianna y Thomas, salió al vestíbulo—. Lissianna puede abrir sus otros regalos después y… —la puerta se cerró impidiendo que oyera el resto de la frase de la mujer. Greg miró fijamente la superficie de madera con asombro, incapaz creer que ellos lo habían dejado simplemente allí, atado a la cama. Esto era una locura. Locos. Anoiss Traducciones
  • 37. La cabeza le daba vueltas con diversos pensamientos, Greg cerró sus ojos e intentó ordenarlos. Todo lo que estaba sucediendo y cómo escapar de ello. A pesar de sus propias acciones en llegar él mismo allí, estaba comenzando a considerarse un secuestrado. Sin embargo, no estaba siendo chantajeado y no era ninguna cena. Eso era bueno, se dijo. ¿Lo era? Estaba ahí para tratar una fobia. Francamente, Greg pensó que la familia entera necesitaba el tratamiento… y no por las fobias, pero que así fuera. Ellos lo querían para tratar una fobia, y él quería ser liberado. ¿Ciertamente allí había alguna oferta que podría aceptar? Si así fuera, estaría absolutamente de acuerdo en tratar a la encantadora Lissianna y prometer no informarlos a las autoridades, si lo dejaban en libertad. Entonces él iría directamente a la estación de policía. O no. Greg estaba un poco desconcertado con el problema de lo que quería hacer en este momento. Parte de él estaba furioso y deseoso de ir a la policía con la acusación de que había sido retenido en contra de su voluntad y así sucesivamente, pero en verdad, Lissianna estaba por recaer en el cuarto y besarlo y acariciarlo como ella había estado haciendo, con eso, pensó, podría olvidarse rápidamente de su enojo. Greg sospechó que la mayoría de esto era parte, claramente, de una vieja frustración sexual. Dejando de lado la frustración, él principalmente estaba confundido por los eventos de la noche. Además, no podría ir a la policía. ¿Qué podría decirles? «Hola, mi nombre es Dr. Hewitt y esta noche subí a un cajuela de un auto extraño por mi propia voluntad, me encerré con llave para viajar a una casa extraña, entonces bajé y voluntariamente participé de dichas premisas, yendo incluso a subir las escaleras y recostarme para ser atado a la cama. Pero mierda, no me desataron cuando yo lo pedí y ahora quiero cobrármelas». Oh sí, eso funcionaría más que bien, pensó Greg irónicamente. Él se reiría fuera de la estación de policía. Además, realmente no quería traer problemas a estas personas. Bien, por lo menos no quería traer problemas a Lissianna. Greg lamió sus labios cuando recordó el toque y el sabor de ella. La había sentido tan bien abrazada contra él y había hecho esos pequeños murmullos eróticos de placer cuando se habían besado. Si sus manos no hubieran estado atadas, la habría rodado bajo él, la habría despojado de cada retazo de ropa que ella llevara y habría usado sus manos y su boca en su cuerpo para sacar más de esos pequeños murmullos. Anoiss Traducciones
  • 38. Su piel era de un pálido marfil y Greg no tenía problemas imaginando su cuerpo de alabastro estirándose y arqueándose en la cama cuando él cerrara su boca encima de un pezón erecto y pasando su mano por sus costillas, hacia su plano estómago para escabullirse entre sus piernas y encontrar su húmeda dulzura. Ella estaría caliente y sensible a su toque y después de que él la hubiera hecho gritar con la liberación, una o dos veces, subiría a encima de ella y empujaría… Greg gimió en voz alta con frustración y dispersó sus fantasías cuando sintió la dolorosa queja de su entrepierna. De acuerdo, ésa había sido una estúpida jugada. Ahora, estaba más frustrado que nunca. Suspirando, alzó su cabeza para ver hacia la puerta cerrada, preguntándose cuando regresaría Lissianna o si lo haría. Había deducido que él debería estar en su cuarto, o ella no hubiera ido a buscar las medias. Así que, tarde o temprano tendría que volver. Quizás después de la fiesta, pensó Greg cuando notó el tenue sonido de la música viniendo desde abajo. La fiesta estaba evidentemente en marcha. La fiesta de cumpleaños de Lissianna, recordó y se preguntó cuántos años tendría. Había supuesto que tenía cerca de veinticinco o veintiséis. Unos buenos diez años más joven que él. ¿La diferencia de edad le molestaría? Ese pensamiento era preocupante. Ella podría pensar que él era demasiado viejo para ella y no repetir los besos de esa noche. Comprendiendo hacia dónde se dirigían sus pensamientos, Greg se dio otro sacudón mental. ¿Qué estaba pensando? Estaba atado a una cama y retenido en contra de su voluntad. Había pedido ser desatado, pero nadie lo escuchó. Todavía yacía ahí, su mente consumida con nada más que la rubia y bonita Lissianna. Necesitas tener tus prioridades, se dijo firmemente. ¿Qué tal tratar de soltarte y escapar de aquí? Tienes que tomar un avión por la mañana, ¿sabes? Ignorando el hecho de que se estaba hablando a sí mismo, Greg inclinó su cabeza atrás para ver las ataduras que iban desde sus muñecas a los postes de la cama. Anoiss Traducciones
  • 39. Capítulo 4 "Oh Señor, Señor. He entrado en el paraíso de los pijamas”. Lissianna se rió entre dientes de la expresión cómica de Thomas cuando él entró en la sala donde ellos estaban teniendo su improvisada post fiesta de cumpleaños, “su fiesta pijama”. Ninguno conducía después de beber, Thomas había decidido dormir aquí, lo que significaba que Lissianna, Jeanne Louise y Mirabeau también estaban quedándose. Con los dormitorios ocupados por varios parientes más viejos alojados durante el día, habían sido relegados a los sofás en la sala más grande… junto con sus primas Elspeth y sus hermanas gemelas Victoria y Julianna. Las tres muchachas habían volado desde Inglaterra con su madre Martine para asistir a la fiesta y planeaban visitarlos por un par de semanas. —¡Thomas! —Jeanne abrió la boca de repente—. ¿Qué estás usando? —¿Qué? ¿Esto? —Thomas agarró sus brazos e hizo un giro lento. Estaba cubierto del cuello a los tobillos por un pijama ajustado de Spiderman—. Bastien fue bastante bueno al proporcionarme el pijama más guay —pronunció cansinamente—. ¿No les gusta? El tipo tiene una radical preferencia en pijamas, para ser un viejo gruñón. —No son de Bastien —Lissianna rió entre dientes—. Eran una broma para Etienne cuando él estaba ayudando a programar un videojuego basado en algún cómic. —Yo no sabía eso —dijo Thomas con una mueca—. Bastien estaba más avergonzado de mis efusivos cumplidos por su elección de pijamas. Lissianna compartió una mueca con él, imaginando cómo Bastien debía de haber reaccionado cuando él comprendió cómo su pequeño esfuerzo por avergonzar a Thomas había salido al revés. Él se mortificaría pensando que cualquiera podría creer que vestía pijamas como éstos para dormir. —Sin embargo, no me importa. Son cómodos —comentó, entonces posó sus manos en sus caderas para mirar al resto y dijo galantemente—: En cuanto a ustedes señoras, parecen un arco iris de encantadoras flores. Lissianna se miró, luego a las otras mujeres en sus camisones. Jeanne Louise y Mirabeau no tenían ninguna ropa en casa de la madre de Lissianna, y Anoiss Traducciones
  • 40. ella no usaba pijamas. Tendía a dormir desnuda. Las tres estaban vistiendo ropa de dormir prestada de Elspeth y las gemelas. El trío aparentemente tenía algo con los “baby-dolls”, esto era todo lo que habían tenido para prestarles. A pesar de todo, la descripción de Thomas era adecuada. Ella estaba vistiendo un camisón rosa pálido de encaje, Elspeth estaba de rojo, Victoria de color durazno, Mirabeau de verde menta, Julianna de azul celeste, y Jeanne Louise vestía de lavanda. Las reunías y casi hacían un arco iris. —Así que… —Thomas se lanzó hacia el catre que se había sacado para él. Acomodando su almohada en una sólida pelota donde él podía apoyarse, las miró a todas con interés—. ¿Qué pasa en las fiestas de pijamas? Todas las muchachas rieron por su ávida expresión a la vez que comenzaron a elegir sus propios sitios, dos chicas por cada uno de los tres sofás en el cuarto. En un momento ya estaban instalados y mirándose unos a otros. —No me mires a mí—dijo Mirabeau cuando Thomas lanzó una mirada en su dirección—. Yo tengo más de cuatrocientos años; no tenían fiestas de pijamas ni siquiera cuando yo era una niña. No estoy segura si ellos tenían pijamas, siquiera. No sé lo que pasa. Lissianna se rió entre dientes, y dijo con fastidio: —Más de doscientos años y todavía considerado un niño. —Nosotros siempre lo seremos para mamá y tía Marguerite —dijo Elspeth serenamente—. Presumo que es relativo. Nosotros somos niños comparados con ellos. —Pero ancianos comparados con los mortales —señaló Lissianna infelizmente. Ella estaba considerando sus doscientos dos años. Los cumpleaños podrían ser un coñazo cuando eras más viejo que el país donde vivías. Canadá se convirtió en país en 1867, por ese tiempo, Lissianna tenía ya sesenta y nueve años; viejo para un mortal, pero no para un vampiro como la mayoría de los mortales los llamaría. Éste no era un término al que su especie le gustara. Los vampiros fueron pensados para ser criaturas desalmadas con una aversión al ajo, al agua bendita y a la luz del sol. Hasta donde ella supo, su gente era no más desalmada que una persona común. En cuanto a las tres supuestas armas usadas para combatir a los vampiros, ni el ajo ni el agua bendita los herirían. La luz del sol era otra cuestión, ellos no estallarían en llamas si salían afuera, pero hacía la vida más fácil el evitarlo. Realmente, la única cosa que la sociedad tenía razón sobre los vampiros era su longevidad, fuerza y la habilidad para leer y controlar mentes… oh, y ellos necesitaban alimentarse de sangre. Anoiss Traducciones
  • 41. —Ustedes pueden ser viejos, pero nosotros no —Julianna elevó su voz y su gemela Victoria asintió. —Sí. Lissianna forzó una sonrisa para las gemelas. Ellas sólo tenían diecisiete años, haciéndolas las bebés en el grupo, pensó, entonces comprendió que Elspeth tenía razón. Todo era relativo. —Así que —dijo, determinada a permanecer alegre—. Ustedes dos son bastante jóvenes para saber. ¿Qué sucede en las fiestas de pijama? —Cosas divertidas —Victoria sonrió ampliamente—. Comes muchas cosas malas como pizza y chocolate y patatas fritas. Lissianna sonrió indulgentemente. Las gemelas eran bastantes jóvenes, la comida todavía poseía más atracción para ellas que para ella misma y los otros. —Y cuentas historias de miedo y hablas sobre muchachos —les informó Julianna. —Hmmm —Thomas parecía dudoso—. Pueden omitir hablar sobre cosas de muchachos, a menos que sea de mí sobre quien hablan. Y yo estoy lleno de líquido, no necesito pizza. Lissianna no lo dudó. Su madre había pedido una tonelada de sangre empaquetada, así como la comida normal para la fiesta y ella había mirado con asombro cómo las montañas de comida y bebida habían sido arrasadas. Según escuchó, la cantidad de sangre empaquetada que habían probado fue asombrosa. Al parecer el suministro casi había sido liquidado. Lissianna había oído a su madre decir a Bastien que trajese más sangre a casa para el desayuno del día siguiente. —Entonces, eso deja las historias de miedo —comentó Mirabeau. Hizo una pausa por un momento, en el cual nadie se ofreció a contar la primera historia, entonces lanzó una mirada a Lissianna y preguntó curiosamente—. ¿Qué estaba haciendo tu madre en Toronto para darte por tu cumpleaños? Me perdí el verte abrir tu regalo. —Sí, ¿Qué era? —preguntó Jeanne Louise curiosamente—. Yo tampoco lo vi. —Sí, lo viste —contestó Thomas con diversión, trayendo un ceño desconcertado a la cara de su hermana. —No, yo lo hice —insistió—. Yo… —hizo una pausa cuando se dio cuenta de sus palabras—. ¿Él? ¿Quieres decir, que le dio a Lissi una persona? ¿Un hombre? —sus ojos se ensancharon de repente y su boca hizo un "O", entonces ella exclamó—. ¿Ese tipo en tu alcoba? ¿Él era tu regalo? Anoiss Traducciones