1. ENSAYO BUEN AÑO
Se trata de la historia de un niño que vivía en Francia, en una granja productora de uvas y a la vez
procesadora de vinos, fue muy querido de su abuelo con quién se crio, luego emigro a la ciudad y
mediante su preparación académica triunfo en la ciudad de Londres, siendo el jefe de una
empresa de seguros, la cual administraba de una manera déspota, pero sin embargo tenía mucho
éxito en el mercado financiero. Al morir su abuelo le hereda la propiedad, por lo que tiene que
volver a Francia a arreglar la venta del bien inmueble y luego regresar nuevamente al agitado
Londres.
El momento que regresa a su pueblo de origen, se mueve de manera muy agitada como que se
encontrara en la gran ciudad, se contacta con celular todo el tiempo con sus administradores de
los negocios, conduce a toda velocidad, sin que le importe de nada el entorno natural por donde
circulaba, siempre queriendo ganarle tiempo al tiempo, al encontrarse con su pasado, poco le
importa, ni los recuerdos que vivió en ella, ni la gente que compartió los mismos, su único objetivo
era convertir la propiedad en dinero e incrementar su fortuna, se había convertido en una persona
capitalista, materialista, en donde los sentimientos no tenían mayor valor. Al recorrer el pueblo se
reencuentra con un amor de niñez, la misma que nunca le olvido a él, le cambia la vida, tiene una
razón por la cual quedarse, dar un nuevo vuelco a su sistema de vida, integrarse nuevamente al
entorno, pone a un lado sus negocios, dándole menos importancia al mismo.
Comienza una nueva vida, menos agitada, en comunidad con los suyos, rompe el esquema urbano,
por el de la naturaleza de campo, valora el entorno y la pasividad del estilo de vida que se lleva
fuera de la ciudad, disfruta de las pequeñas cosas y sus detalles, deja de vivir el mundanal Ruido
de la metrópoli, y empieza a vivir una vida más espiritual. La vida urbana nos arranca la
solidaridad, la vida en comunidad, por lo general nos hace solitarios en medio de tanta gente,
siempre a toda prisa sin mirar el entorno, siempre atrás del dinero que es lo único que tiene valor.
No es menos cierto que el dinero es parte de la vida, pero no lo es todo, siempre debemos vivir
conectados con lo espiritual, sin dejarnos esclavizarnos por el interés económico ni el capitalismo
reinante en el mundo, desde el punto de vista arquitectónico formemos una sociedad más
humana, integrada al espacio público y natural, donde podamos vivir en armonía, no llenemos de
hormigón nuestros proyectos, porque deshumaniza, a sus ocupantes, demos el espacio
correspondiente a los valores sentimentales, recuperando hitos arquitectónicos de la historia de
nuestros pueblos, implementemos espacios de encuentro que permitan mejorar nuestras
relaciones sociales y de comunidad, no expulsemos a la naturaleza de nuestro entorno, hagámoslo
parte de nuestra vida diaria y de nuestra familia.
Formemos una nueva sociedad, comprometida con el cuidado a la naturaleza, con valores morales
que permitan crear un ambiente sostenible y sustentable en el tiempo, incorporando naturaleza a
la ya existente.
Autor: César Julio Montoya Mantilla