1. “ATAQUE DE PÁNICO”
Las personas con trastorno de pánico tienen ataques repentinos y frecuentes. Estos ataques se caracterizan por una ola repentina de temor o incomodidad, o bien, una sensación de perder
el control, incluso cuando no hay un peligro real o un factor desencadenante claro. No todas las personas que tienen un ataque de pánico llegarán a tener este trastorno. Los ataques de
pánico pueden ocurrir en cualquier momento. Muchas personas con este trastorno se preocupan por la posibilidad de tener otro ataque y podrían hacer cambios considerables en sus vidas
para evitarlo. Los ataques de pánico pueden ocurrir con tanta frecuencia como varias veces al día, o tan poco como unas cuantas veces al año. A menudo, el trastorno de pánico comienza a
final de la adolescencia o a principios de la edad adulta. Las mujeres tienen una mayor probabilidad que los hombres de desarrollar este trastorno.
Fisiología de los ataques de pánico La sensación de que alguna situación o cosa amenace la
vida de un individuo conlleva al que el cerebro se active involuntariamente, provocando
reacciones que caracterizan al pánico. Normalmente, para que el pánico surja es
imprescindible la presencia de un estímulo que origina la inseguridad y ansiedad en el
individuo. Los investigadores han descubierto que hay algunas partes del cerebro y ciertos
procesos biológicos, que juegan un papel clave en el miedo. Algunos investigadores piensan
que las personas con ataque de pánico malinterpretan sensaciones corporales inofensivas
como amenazas. Aunque estos episodios de miedo extremo pueden aparecer de manera
inesperada, se consideran parte de la respuesta evolutiva de los seres vivos, denominada
reacción de lucha o huida. En la crisis, esta respuesta se produce fuera de contexto,
inundando el organismo de hormonas (especialmente adrenalina y noradrenalina) como
ayuda en defensa propia frente a una amenaza percibida. ¿Qué sucede cuando la producción
de esas moléculas del estrés se descontrola? Pues que la parte racional de nuestro cerebro
queda anulado, y la respuesta fisiológica deja de ser adaptativa. Entonces ya no nos
ayudará, sino todo lo contrario. El miedo extremo produce cambios fisiológicos inmediatos:
se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la concentración de la
glucosa en la sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema
inmunitario se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye a los músculos
mayores (especialmente a las extremidades inferiores en preparación para la huida) y el
corazón bombea sangre a gran velocidad para trasportar hormonas a las células
(especialmente adrenalina y noradrenalina). También se producen modificaciones faciales:
agrandamiento de los ojos para mejorar la visión y dilatación de las pupilas para facilitar la
admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente. Cuando el
sistema límbico fija su atención en una amenaza o una percepción de peligro (existente o
no), los lóbulos frontales (zona del cerebro encargada de cambiar la atención consciente de
una cosa a otra) se desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico
Tipos de ataque de pánico • Ataques de pánico durante el sueño:
es el resultado de interacciones entre la sobre activación
fisiológica, la vigilancia de determinadas sensaciones somáticas
y el miedo a estas sensaciones. Es importante diferenciar los
ataques de pánico de los terrores nocturnos en que los primeros
producen despertares rápidos y completos sin la confusión,
amnesia o actividad motora añadidas típicas de los errores
nocturnos. • Ataques de pánico espontáneos: es aquel donde la
persona no es capaz de identificar las causas, aunque muy
probablemente si existen a pesar de que la persona no es
consiente (suelen ser causas internas o cogniciones). • Ataques
de pánico situacionalmente determinados: es aquel que es
percibido por la persona asociado con un estímulo externo (viajar
en metro) o interno (el estímulo puede ser físico, palpitaciones,
disneas, pensamientos de muerte). • Ataques de pánico
situacionalmente predispuestos: en los que es probable, aunque
no de forma invariable, la identificación de un estímulo
situacional específico como precursor del ataque de pánico.
Cabe señalar que no existen reglas absolutas para clasificar a los
ataques de pánico, pero saber diferenciarlo, ayuda a saber si el
ataque de pánico es el problema o un síntoma de los trastornos
de ansiedad (fobias sociales, fobias específicas, trastorno
obsesivo-compulsivo)
2. • Síntomas fisiológicos Los ataques de pánico suelen comenzar de forma súbita, sin advertencia. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando estás
conduciendo, en un centro comercial, cuando estás profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puedes tener ataques de pánico
ocasionales o con frecuencia. Los ataques de pánico tienen muchas variantes, pero los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos.
Después de que el ataque de pánico desaparece, puedes sentirte fatigado y exhausto. Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o
síntomas: • Sensación de peligro o fatalidad inminente • Miedo a perder el control o a la muerte • Taquicardia y palpitaciones • Sudor • Temblores o sacudidas •
Falta de aliento u opresión en la garganta• Escalofríos • Sofocos • Náuseas • Calambres abdominales • Dolor en el pecho • Dolor de cabeza • Mareos, sensación de
desvanecimiento o desmayos • Sensación de entumecimiento u hormigueo • Sentimientos de irrealidad o desconexión • Desrealización • Despersolanización
¿Desrealización? Se refiere a la percepción de que el entorno es soñador o irreal
como imaginar un dormitorio lleno de niebla. ¿Despersonalización? Se refiere al
desprendimiento del propio cuerpo cómo sentirse igual que un robot. Uno de los
peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan.
Ese miedo puede ser tan fuerte que puede hacerte evitar determinadas
situaciones en las que podrían ocurrir. Consecuencias fisiológicas Los ataques
de pánico pueden originarse en una multitud de situaciones, especialmente en
aquellas capaces de generar un estado de elevada activación fisiológica o ante
un evento de estrés específico. Una vez se ha producido el primer episodio,
dicha situación queda asociada con las sensaciones experimentadas durante el
mismo. Como consecuencia, se genera una tendencia a evitar esta situación. De
este modo, el ataque de pánico ha estado tradicionalmente vinculado a la
agorafobia, caracterizada por una intensa respuesta de ansiedad ante aquellas
situaciones en las que resulta complicado escapar o conseguir ayuda. Estas
situaciones son experimentadas con un profundo malestar y, en muchas
ocasiones, evitadas. Asimismo, se ha observado una alta convergencia con otras
problemáticas como palpitaciones, hiperventilaciones falta de aire, pérdida de
sensibilidad en las extremidades y hormigueo, sensaciones extrañas en la
cabeza, ansiedad generalizada, trastornos del estado de ánimo, fobias, consumo
desmesurado de alcohol, fármacos y otras sustancias, etc.
Consecuencias psicológicas Si no se tratan, los ataques pánico
pueden afectar casi todas las áreas de tu vida. Es posible que
tengas tanto miedo de tener más ataques de pánico que vivas en
un estado constante de miedo, lo que arruina la calidad de vida.
Los ataques de pánico pueden provocar o estar relacionados con
las siguientes consecuencias: • Manifestación de fobias
específicas, como miedo a conducir o salir de tu casa. • Atención
médica frecuente por preocupaciones de salud y otras
enfermedades. • Rechazo de situaciones sociales. • Problemas en
la casa y en la escuela. • Depresión, trastorno de ansiedad y otros
trastornos psiquiátricos. • Riesgo elevado de suicidio o
pensamientos suicidas. • Consumo inadecuado de alcohol u otras
sustancias. • Problemas económicos
3. FOBIA
¿Qué es la fobia? Una fobia es un trastorno de ansiedad que se
caracteriza por un miedo intenso, desproporcionado e
irracional, ante seres, objetos o situaciones concretas como,
por ejemplo, a los insectos (entomofobia) o a los lugares
cerrados (claustrofobia). Sin embargo, no es sencillamente un
miedo, pues guardan grandes diferencias. También se suele
catalogar como fobia, un sentimiento de odio o rechazo hacia
algo que, si bien no es un trastorno de salud emocional, sí
genera muchos problemas emocionales, sociales y políticos
(véase xenofobia, es decir, el odio a los extranjeros o extraños o
la homofobia, odio a los homosexuales, o la cristianofobia, odio
a los cristianos). La fobia es uno de los trastornos psiquiátricos
más frecuentes, debido a que una de cada veintitrés (4,35%)
personas en el planeta sufre de alguna fobia. La fobia también
se le puede provocar a cualquier persona. Ejemplo: Watson,
quien, por medio del análisis de las técnicas de
condicionamiento, consiguió entablar una fobia hacia los
conejos en un bebé de 11 meses, además conocido como el
Diminuto Albert. En este experimento, Watson asoció un temor
natural en el infante (el miedo a los sonidos fuertes), con un
estímulo que le causaba placer (el conejo). Después de
numerosas repeticiones, Albert desarrolló fobia a los conejos y
a cualquier objeto blanco o con una textura semejante al pelaje
del animal.
ORIGEN DE LAS FOBIAS El origen y desarrollo de esta reacción desmesurada hacia un
motivo concreto puede darse por diversas razones, aún hay muchas cosas que no se saben
sobre la causa real de las fobias pero las causas pueden incluir lo siguiente: • Experiencias
negativas: Muchas fobias aparecen como consecuencia de una experiencia negativa o un
ataque de pánico relacionado con un objeto o una situación específicos. Por ejemplo,
alguien que ha sufrido la mordedura de un perro, existe la probabilidad que a raíz del
incidente desarrolle miedo o aversión hacia el animal, y no solo hacia el que le mordió, sino
a la especie en general. Además, también puede darse una extensión de la fobia hasta incluir
en ella otros factores como podría ser el lugar en el que se produjo el ataque, sintiendo
ansiedad cuando lo visite nuevamente u otro similar • Genética y medio ambiente: Puede
haber una vinculación entre la fobia y la fobia o la ansiedad de los padres del individuo, lo
que podría deberse a factores genéticos o a una conducta aprendida. Por su parte, el medio
ambiente: gran parte del comportamiento humano tiene que ver con la vinculación que
tuvimos en nuestra educación, en el hogar, las costumbres y demás círculos cercanos. Si
nuestros padres, cuidadores primarios o personas que fueron referentes frecuentes en
nuestra vida que sufrieron alguna fobia, es posible que la hayamos aprendido y reproducido
en nuestra vida personal. • Información negativa: otro factor que nos puede originar fobias
es la cultura circundante. Recibir o enterarnos de aspectos negativos, experiencias
peligrosas o traumáticas de otros puede también causarnos temores exacerbados o fobias.
● Funciones cerebrales: algunas funciones de nuestro cerebro y sus modificaciones pueden
ser determinantes en la formación de fobias específicas. En ese sentido, las fobias pueden
surgir a nivel del sistema límbico 5 durante procesos típicamente adaptativos o normales
como el miedo o el estrés. Cabe destacar que en las fobias, existen niveles de intensidad.
Hay personas que al enfrentarse a su miedo se paralizan, siendo incapaces de actuar. Otras,
por su parte pueden ser capaces de enfrentarse sin sufrir bloqueo pero con gran desagrado.
No siempre resulta sencillo conocer cuáles son los factores que nos llevan a sufrir una
fobia. Sin embargo, es importante determinar las causas que pueden provocarla causarla, ya
que de esta forma será más sencillo abordarla con una u otra terapia.
SÍNTOMAS DE FOBIA La ansiedad severa que aparece frente a una
situación a la que el paciente tiene fobia se manifiesta mediante: v
Síntomas Físicos: sudoración, respiración anormal, aceleración del
latido del corazón, temblores y escalofríos. v Síntomas
psicológicos: pensamientos distorsionados respecto a la situación
o estímulo. v Síntomas conductuales: evitación de la situación o
estímulo temido. Los Síntomas más habituales son: -
Pensamientos distorsionados y desproporcionados ante el
estímulo. - Sudoración. - Respiración anormal. - Aceleración del
latido cardíaco. - temblores y escalofríos.
4. CLASIFICACIÓN DE LAS FOBIAS Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), las
fobias llegan a clasificarse de acuerdo al
motivo de la reacción o al estímulo causante
y del tipo de rechazo a determinado
estímulos, planteándose la siguiente
clasificación: 1. Fobia específica o simple:
consiste en un temor intenso y persistente
que es excesivo e irracional,
desencadenado espontáneamente por la
presencia o anticipación de un objeto o
situación específica. En este grupo se
plantean además a las de tipo: ● Animal:
miedo o pavor a los animales (zoofobia),
como al perro (cinofobia) o insectos
(acrofobia), a las arañas (aracnofobia), etc. ●
Sangre e inyecciones: miedo que se
desencadena al ver la sangre (hematofobia)
como también al recibir inyecciones o un
procedimiento quirúrgico (odinofobia). ●
Situacional: suele aparecer en la niñez o
alrededor de los 30 años y se presenta en
situaciones particulares, como quedarse
encerrado en un elevador (claustrofobia) 2.
Agorafobia: Es un trastorno de ansiedad
que consiste en un temor angustioso y
patológico de hallarse en lugares a campo
abierto. 3. Fobia social: denominado como
"trastorno de la ansiedad social", y es el
miedo ante situaciones o actuaciones en
público, en la que la persona se ve expuesta
a personas que no pertenecen a la familia o
círculo social cercano, con el temor
infundado de quedar en una situación
humillante o embarazosa (catagelofobia o
copitofobia). La situación fóbica se
relaciona con situaciones sociales actuales
o anticipadas, en donde la persona puede
padecer de crisis de angustia, malestar
físico como: cefalea, taquicardia,
taquisfigmia, sudoración fría o temblor.
Criterios para el Diagnóstico Los criterios que se requieren para
el diagnóstico de una fobia específica son: 1. Temor acusado y
persistente, excesivo o irracional, desencadenado por la
presencia o anticipación de un objeto o situación específica
(volar, precipicios, animales, administración de inyecciones,
visión de sangre). 2. La exposición al estímulo fóbico provoca
casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que
puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional, más
o menos relacionada con una situación determinada. En los
niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches,
inhibición o abrazos. 3. La persona reconoce que este miedo es
excesivo o irracional. En los niños puede faltar este
reconocimiento. 4. La(s) situación(es) fóbica(s) se evitan o se
soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar. 5. Los
comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el
malestar provocados por la(s) situación(es) temida(s) interfieren
acusadamente con la rutina normal de la persona, con sus
relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien provocan
un malestar clínicamente significativo. 9 6. En los menores de 18
años la duración de estos síntomas debe haber sido de 6 meses
como mínimo. 7. La ansiedad, las crisis de angustia o los
comportamientos de evitación fóbica asociados a objetos o
situaciones específicos no pueden explicarse mejor por la
presencia de otro trastorno mental, por ejemplo, un trastorno
obsesivocompulsivo (por ejemplo miedo a la suciedad en un
individuo con ideas obsesivas de contaminación), trastorno por
estrés postraumático (evitación de estímulos relacionados con
un acontecimiento altamente estresante), trastorno de ansiedad
por separación (evitación de ir a la escuela), fobia social
(evitación de situaciones sociales por miedo a que resulten
embarazosas), trastorno de angustia con agorafobia, o
agorafobia sin historia de trastorno de angustia.
5. fobia
Tratamientos El mejor tratamiento para fobias específicas es una forma de psicoterapia llamada
terapia de exposición. En ocasiones, el médico también puede recomendar otras terapias o
medicamentos. Entender qué es lo que causa una fobia en realidad es menos importante que
centrarse en cómo tratar la conducta de evasión que se desarrolló con el tiempo. El objetivo del
tratamiento es mejorar la calidad de vida para que ya no te sientas limitado por tus fobias. A medida
que aprendes a comprender y controlar mejor tus reacciones, pensamientos y sentimientos,
descubrirás que la ansiedad y el temor disminuye y ya no te controlan la vida. Por lo general el
tratamiento se centra en una fobia específica por vez. Psicoterapia Hablar con un profesional de la
salud mental puede ayudarte a controlar tu fobia específica. La terapia de exposición y la terapia
cognitiva conductual son los tratamientos más eficaces. 10 ● La terapia de exposición: se centra en
cambiar el modo en que reaccionas al objeto o a la situación que te da miedo. La exposición gradual y
reiterada a la fuente de tu fobia específica y a los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones
que se asocian puede ayudarte a aprender a controlar la ansiedad. Por ejemplo, si te dan miedo los
ascensores, la terapia puede ir de simplemente pensar en entrar en un ascensor a mirar fotografías
de ascensores, acercarte a un ascensor e ingresar en un ascensor. A continuación, puedes ir de un
piso a otro, luego varios pisos y, después, en un ascensor lleno de gente. ● La terapia cognitiva
conductual: implica exposición en combinación con otras técnicas, para aprender maneras de ver y
enfrentar el objeto o la situación que causa miedo de un modo diferente. Aprendes a ver de otro modo
tus miedos, las sensaciones en el cuerpo y el impacto que han tenido en tu vida. La terapia cognitiva
conductual se centra en desarrollar confianza en ti mismo y en dominar tus pensamientos y
sentimientos, en lugar de sentirte abrumado por ellos
Una fobia es un trastorno de salud emocional o psicológico que se caracteriza por un miedo
intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas. Sin embargo, no es
sencillamente un miedo, pues guardan grandes diferencias. Las fobias no son innatas pues
obedecen al aprendizaje. En este caso, no obstante, deberíamos decir a un aprendizaje
erróneo.
6. SÍNDROME DE BURNOUT
¿Qué es el burnout? El burnout,
también llamado síndrome de
desgaste profesional o síndrome de
estar quemado, es la respuesta que
da un trabajador cuando percibe la
diferencia existente entre sus
propios ideales y la realidad de su
vida laboral. Se desarrolla,
generalmente, en las profesiones de
ayuda y de interrelación social
frecuente. En la actualidad, se
entiende el síndrome de estar
quemado como una forma
inadecuada de responder ante el
estrés laboral crónico, presentando
una serie de conductas y
sentimientos negativos hacia la
gente con la que el trabajador
contacta a diario, así como la
sensación de sentirse agotado
emocionalmente. Se manifiesta,
principalmente, dando los
siguientes síntomas: ● Agotamiento
emocional ● Despersonalización o
conductas negativas hacia usuarios
y compañeros ● Sentimientos de
baja realización personal
¿Cómo detectar el síndrome de Burnout? Este síndrome fue
investigado desde 1974 por el psiquiatra Herbert J. Freudenberger.
Sus estudios se centraron, principalmente, entre sus colegas, al
notar cómo iban perdiendo la empatía con sus pacientes al tiempo
que mostraban un gran agotamiento. Y hasta ahora, la mayoría de
las investigaciones sobre el burnout se han enfocado en el
personal de salud, pues desde su formación académica está
expuesto a exhaustivas jornadas, alentadas por una cultura
disfuncional en la que deben resistir no solo días trabajando sin
dormir, sino malos tratos. En 1982, la psicóloga Cristina Maslach,
de la Universidad de Berkeley, y el psicólogo Michael P. Leiter, de la
Universidad de Acadia Scotia, crearon el Maslach Burnout
Inventory (MBI) para diagnosticar este padecimiento en el personal
de salud. Desde entonces, investigadores han señalado que puede
aplicarse a trabajadores de otras áreas, no necesariamente a
quienes brindan un servicio de cuidado. El burnout no es estrés
laboral, sino que es una forma desadaptativa de responder ante el
mismo. A diferencia del estrés, solo se entiende este síndrome
dentro de un contexto laboral y lleva asociados una serie de
síntomas específicos: el cansancio emocional, la
despersonalización o frialdad afectiva y la reducción de eficacia
laboral. El estudio del burnout se puede estructurar atendiendo a
las siguientes características básicas: 1. El burnout se entiende
más como proceso gradual, que como estado clínico estático y
dicotómico. 2. Se aborda considerando el proceso como una
respuesta de defensa ante una situación de estrés laboral crónico.
3. Los trabajadores que padecen sintomatología del quemado,
suelen ser personas idealistas que inician su profesión con ideas
utópicas y de entrega solidaria al prójimo. 4. El síndrome suele
circunscribirse a trabajadores que ejercen profesiones de ayuda.
Causas y consecuencias del burnout ¿Cómo se
produce? El burnout se entiende como un proceso
continuo en el que la persona poco a poco, va
perdiendo energía, optimismo e ilusión en su
trabajo de ayuda. Se describen cuatro fases
básicas:
1. Etapa de entusiasmo
2. Etapa de estancamiento
3. Etapa de frustración
4. Etapa de apatía
Consecuencias del burnout para la salud del
trabajador
1. Trastornos de conducta ● Descontrol de
impulsos ● Trastornos alimentarios ● Agresividad
2. Trastornos emocionales ● Baja autoestima ●
Depresión ● Ansiedad ● Déficit en atención y
concentración
3. Síntomas físicos ● Alteraciones gastrointestinales
● Cefaleas y migrañas ● Trastornos cardiovasculares
● Trastornos del sueño
4. Síntomas conductuales defensivos ● Negación de
la realidad o las emociones ● Ironía ● Cinismo ●
Frialdad afectiva ● Deshumanización Consecuencias
del burnout para la empresa ● Abandono de la
organización ● Rotación laboral ● Insatisfacción
laboral ● Pérdida motivación
7. ¿Cómo se puede prevenir y afrontar el burnout?
1. Estrategias individuales de afrontamiento: Técnicas de autocontrol
emocional: constituyen un paquete de técnicas psicológicas para frenar y
reducir el malestar emocional. Se subdividen en: ● Técnicas de
reestructuración cognitiva: aprender a rebatir los pensamientos negativos
y cambiarlos por otros más racionales. ● Técnicas de habilidades sociales:
dirigidas a potenciar comportamientos eficaces de interacción social. ●
Técnicas de resolución de problemas: estrategias útiles para buscar
respuestas rápidas y racionales ante los problemas reales que se nos
puedan presentar. ● Técnicas de respiración ● Técnicas de relajación ●
Técnicas de mindfulness
2. Estrategias organizacionales: Programas de socialización anticipada: se
encuadran dentro de los programas de acogida de personal, y su objetivo
es que el trabajador adquiera las habilidades necesarias para efectuar su
trabajo antes de insertarse al mundo laboral. Programas de
retroinformación y evaluación: se trata de dar información al trabajador
sobre su actividad laboral, pero sin presentarla como un juicio encubierto,
sino como parte de la cultura organizacional, para su propia mejora
profesional. Programas de desarrollo organizacional: consisten en crear el
ambiente óptimo y los programas adecuados dentro de la organización,
con el objetivo de que el trabajador se encuentre motivado para el cambio
y desarrollo personal y profesional.
Dado que el síndrome de burnout se desarrolla a
lo largo de un período largo de tiempo, es
importante estar atento a los signos reveladores
de un estrés cada vez mayor y reaccionar a estos
tempranamente. Las personas afectadas pueden
notar que establecer límites claros en el trabajo,
adoptar hábitos saludables (como tener horarios
regulares de comidas y realizar ejercicio), y
buscar estrategias para contrarrestar el estrés,
pueden ayudar a prevenir episodios futuros.
Prevenir el síndrome del desgaste profesional
puede ser a veces un proceso continuo, por lo
que es importante identificar fuentes confiables
de apoyo emocional. El síndrome de burnout se
puede manejar de buena manera por todos
aquellos que trabajan en el ámbito de salud si
fuesen bien informados, orientados, prevenidos
sobre el mismo y aprender a tolerar de todas
aquellas situaciones que generan emociones
encontradas con uno mismo o con las diversas
personas ya sean directivos, colegas, personal
de enfermería, familiares, entre otros. También es
bueno contar con suficientes armas terapéuticas
para tratarlo.
8. ESTADO DE ÁNIMO
¿Qué son los trastornos del estado de ánimo? Un
trastorno del estado de ánimo es un tipo de
enfermedad de salud mental grave. El término describe
a grandes rasgos todos los tipos de depresión y
trastornos bipolares. Los niños, los adolescentes y los
adultos pueden tener trastornos del estado de ánimo.
Sin embargo, los niños y los adolescentes no siempre
tienen los mismos síntomas que los adultos. Es más
difícil diagnosticar trastornos del estado de ánimo en
niños. Esto se debe a que no siempre pueden expresar
cómo se sienten. La terapia, los medicamentos, el
apoyo y el cuidado de sí mismo pueden ayudar a tratar
los trastornos del estado de ánimo.
¿Cuáles son los distintos tipos de trastornos del
estado de ánimo? Estos son los tipos de trastornos
del estado de ánimo más comunes: • Depresión grave.
Tener menos interés en las actividades habituales,
sentirse triste o desesperanzado y tener otros
síntomas durante al menos dos semanas puede
indicar depresión. • Distimia. Tener un estado anímico
depresivo e irritable leve pero constante (crónico) que
dura por lo menos dos años. • Trastorno bipolar. Tener
períodos de depresión que se alternan con períodos
de manía o un estado de ánimo eufórico. • Trastorno
del estado de ánimo relacionado con otra afección
médica. Muchas afecciones (como cáncer, lesiones,
infecciones y enfermedades crónicas) pueden
desencadenar síntomas de depresión. • Trastorno del
estado de ánimo inducido por sustancias. Los
síntomas de depresión se deben a los efectos de
medicamentos, abuso de drogas, alcoholismo,
exposición a toxinas u otras formas de tratamiento.
¿Qué causa los trastornos del estado de ánimo?
Muchos factores pueden contribuir a los trastornos del
estado de ánimo. Es probable que se deban a un
desequilibrio de las sustancias químicas del cerebro.
Los acontecimientos de la vida (como cambios
estresantes de la vida) también pueden contribuir a un
estado de ánimo depresivo. Los trastornos del estado
de ánimo también suelen ser hereditarios.
¿Quiénes están en riesgo de tener trastornos del estado de ánimo? Cualquier persona puede
sentirse triste o deprimida en algunas ocasiones. Pero los trastornos del estado de ánimo son
más intensos y duran más tiempo. Además, son más difíciles de manejar que los sentimientos
normales de tristeza. Los niños, los adolescentes o los adultos que tienen un padre con un
trastorno del estado de ánimo tienen mayor probabilidad de tener la misma afección. Sin
embargo, los acontecimientos de la vida y el estrés pueden exponer o empeorar los sentimientos
de tristeza o depresión. Esto hace que los sentimientos sean más difíciles de manejar. A veces,
los problemas de la vida pueden desencadenar depresión. Situaciones como ser despedido de
un trabajo, divorciarse, perder a un ser querido, sufrir una muerte en la familia y tener problemas
económicos pueden ser difíciles. Manejar la presión puede resultar problemático. Estos
acontecimientos de la vida y el estrés pueden provocar sentimientos de tristeza o depresión. O
bien, pueden hacer que un trastorno del estado de ánimo sea más difícil de manejar. El riesgo de
depresión entre las mujeres es casi el doble que el de los hombres. Una vez que una persona en
la familia tiene este diagnóstico, sus hermanos y sus hijos tienen una mayor probabilidad de
tener el mismo diagnóstico.
¿Cuáles son los síntomas de los trastornos del estado de ánimo? Según la edad y el tipo de
trastorno del estado de ánimo, una persona puede tener diferentes síntomas cuando se deprime.
Los siguientes son los síntomas más comunes de un trastorno del estado de ánimo. • Tristeza,
ansiedad o sensación de “vacío” constantes • Sentimiento de desamparo y desesperanza •
Autoestima baja • Sentimientos de desprecio o inadecuación • Culpa excesiva • Pérdida de
interés en actividades normales o actividades que antes disfrutaba, como el sexo • Problemas en
las relaciones • Dificultad para dormir o exceso de sueño • Cambios en el apetito o el peso •
Disminución de la energía • Problemas de concentración • Disminución de la capacidad para
tomar decisiones • Molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolor de cabeza, dolor de estómago
o cansancio) que no mejoran con tratamiento • Intentos o amenazas de escaparse del hogar •
Mucha sensibilidad al fracaso o al rechazo • Irritabilidad, hostilidad o agresión • Pensamientos
reiterados sobre la muerte o el suicidio, planificación sobre la muerte o deseos de morir En los
trastornos del estado de ánimo, estos sentimientos son mucho más intensos que lo que una
persona sentiría normalmente de vez en cuando. También se vuelve preocupante si estos
sentimientos continúan en el tiempo. O bien, si interfieren con el interés de la persona en la
familia, los amigos, la comunidad o el trabajo.
9. ¿Cómo se diagnostican los trastornos del estado de ánimo? Los trastornos del estado de ánimo son enfermedades graves. Un
psiquiatra u otro proveedor de salud mental suele diagnosticar los trastornos del estado de ánimo con los antecedentes médicos
completos y una evaluación psiquiátrica.
¿Cómo se tratan los trastornos del estado de ánimo? Los trastornos del estado de ánimo con frecuencia se pueden tratar con
éxito. El tratamiento puede incluir lo que se detalla a continuación:
• Antidepresivos y medicamentos para estabilizar el estado de ánimo.Estos medicamentos funcionan muy bien en el tratamiento
de los trastornos del estado de ánimo, en especial cuando se combinan con psicoterapia.
• Psicoterapia (con mayor frecuencia, la terapia cognitiva conductual o interpersonal). Este tipo de terapia se centra en cambiar
los puntos de vista distorsionados de la persona sobre sí misma y su entorno. También ayuda a mejorar la capacidad de
relacionarse. Asimismo, puede ayudar a la persona a identificar situaciones estresantes en el entorno y a aprender a evitarlas.
• Terapia familiar.Un trastorno del estado de ánimo puede afectar todos los aspectos de una familia (emocionales, físicos y
económicos). El apoyo de un profesional puede ayudar tanto a la persona con el diagnóstico como a los miembros de su familia.
• Otros tratamientos. Estos pueden incluir la terapia electroconvulsiva y la estimulación transcraneal. Las familias desempeñan
un papel de apoyo vital en cualquier proceso del tratamiento. Las personas con trastornos del estado de ánimo pueden tener
momentos de estabilidad y momentos en los que los síntomas regresan.
El tratamiento continuo y crónico puede ayudar a que la persona se mantenga saludable y controle los síntomas. Cuando se
diagnostican y se tratan de manera correcta, las personas con trastornos del estado de ánimo pueden vivir vidas estables,
productivas y sanas.
¿Se pueden prevenir los trastornos del estado de ánimo? En la actualidad, no existen maneras de prevenir o reducir la
incidencia de los trastornos del estado de ánimo. Pero hacer un diagnóstico y recibir tratamiento a tiempo puede reducir la
gravedad de los síntomas. Esto también puede fomentar el crecimiento y el desarrollo normales de la persona y mejorar su
calidad de vida.
10. TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
El trastorno obsesivo-compulsivo es un
trastorno crónico (duradero) frecuente
que se caracteriza por pensamientos
incontrolables y recurrentes
(obsesiones) que pueden llevar a las
personas a tener comportamientos
repetitivos (compulsiones). Si bien hay
momentos en que todos nos
preocupamos o sentimos la necesidad
de volver a revisar las cosas, los
síntomas asociados con este trastorno
son graves y persistentes. Estos
síntomas pueden causar angustia y dar
origen a comportamientos que
interfieren en las actividades cotidianas.
Las personas con trastorno obsesivo-
compulsivo pueden sentir la necesidad
de revisar las cosas repetidamente o
realizar rutinas durante más de una hora
diaria como una forma de lograr un alivio
temporal de la ansiedad. Si no se tratan
los síntomas del trastorno, estos
comportamientos pueden interrumpir el
trabajo, la escuela y las relaciones
personales, y también pueden causar
sentimientos de angustia. Los síntomas
del trastorno obsesivo-compulsivo
tienden a aparecer durante la niñez,
aproximadamente a los 10 años, o en la
edad adulta joven, alrededor de los 20 a
21 años, y a menudo aparecen antes en
los niños que en las niñas. En la mayoría
de las personas, este trastorno se
diagnostica a principios de la edad
adulta.
Signos y síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) → Obsesiones: son
pensamientos, impulsos o imágenes intrusivos, no deseados cuya presencia por lo
general causan angustia o ansiedad intensas. El tema dominante de los
pensamientos obsesivos puede ser causa de un daño, un riesgo hacia uno mismo
o hacia otros, una contaminación, una duda, una simetría, una pérdida o una
agresión. Por ejemplo, los pacientes pueden obsesionarse con contaminarse con
suciedad o gérmenes al menos que se laven las manos por ≥ 2 h al día. Las
obsesiones no son placenteras. Por lo tanto, los pacientes por lo general tratan de
ignorar o reprimir los pensamientos, impulsos o imágenes. O intentan
neutralizarlos con una compulsión. → Las compulsiones: (a menudo denominadas
rituales) son conductas excesivas, repetitivas, intencionales que las personas
afectadas sienten que deben realizar para prevenir o reducir la ansiedad causada
por sus pensamientos obsesivos o para neutralizar sus obsesiones. Algunos
ejemplos son • Lavarse (p. ej., lavarse las manos, ducharse) • Asegurarse (p. ej.,
de que la cocina esté apagada, que las puertas estén cerradas con llave) • Contar
(p. ej., repetir una conducta un cierto número de veces) • Ordenar (p. ej., ordenar
la vajilla o los elementos de trabajo en un patrón específico) La mayoría de los
rituales, como lavarse las manos o comprobar las cerraduras, pero algunos
rituales mentales, como contar repetidamente en silencio o recitar frases en cada
respiración, no lo son. Por lo general, los rituales compulsivos deben realizarse
con precisión cumpliendo reglas estrictas. Los rituales pueden o no estar
asociados de manera realista con el evento temido. Cuando se asocian con la
realidad (p. ej., ducharse para evitar estar sucio, controlar la cocina para evitar
incendios), las compulsiones son claramente excesivas, p. ej., ducharse durante
horas cada día o controlar la cocina 30 veces antes de salir de la casa. En todos los
casos, las obsesiones y/o compulsiones deben insumir mucho tiempo (p. ej., 1
h/día, a menudo mucho más) o provocar en los pacientes un malestar o un
deterioro significativo en su funcionamiento; en casos extremos, las obsesiones y
las compulsiones pueden .ai incapacitantes.
11. Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y trastornos relacionados en niños y adolescentes
→ El trastorno dismórfico corporal se caracteriza por la preocupación por ≥ 1 defectos percibidos en la apariencia física los cuales no son
evidentes o son levemente visibles a otras personas. La preocupación por la apariencia debe provocar una angustia clínica significativa o un
deterioro en el desempeño social, laboral, académico, o de otros aspectos funcionales. Y en ciertos momentos durante el trastorno, los pacientes
despliegan ≥ 1 conducta repetitiva y excesiva (p. ej., mirarse mucho al espejo, comparar su apariencia con la de otras personas) en respuesta a su
preocupación por la apariencia. El diagnóstico se basa en la anamnesis. El tratamiento consiste en fármacos (específicamente, ISRS o
clomipramina), psicoterapia (específicamente, terapia cognitivoconductual), o ambos.
→ El trastorno de acumulación compulsiva se caracteriza por la dificultad permanente de descartar o desapegarse de posesiones,
independientemente de su valor real. Como resultado hay una acumulación de posesiones que congestionan y desordenan los espacios donde
uno vive hasta tal punto que el propósito de estos espacios se encuentra sustancialmente comprometido. Los pacientes con tricotilomanía se
arrancan sus pelos reiteradas veces no por razones estéticas. Lo más frecuente es que se arranquen pelo de su cuero cabelludo, cejas y/o
párpados, pero cualquier vello corporal pueden ser arrancado. Los sitios de donde se sacan pelo pueden variar con el tiempo
Tratamientos
Se trata de un trastorno con cierta gravedad, por ello, es recomendable que si crees que estás sufriendo este trastorno pidas ayuda a un
profesional con el objetivo de que te oriente y te muestre el camino a seguir para la recuperación.
Los tratamientos más comunes son:
→ Fármacos: Se utilizan para intentar controlar los pensamientos obsesivos con el fin de que no se produzcan las compulsiones. → Terapia
Cognitivo-Conductual (TCC): Ha demostrado ser eficaz para este trastorno, se suelen utilizar técnicas como la exposición con prevención de
respuesta. En estos casos lo que se realiza es exponer gradualmente a las personas a las situaciones que le provocan realizar compulsiones. Por
ejemplo, en el caso de una persona con TOC de tipo contaminación, lo que se haría sería exponer gradualmente a esta persona a la suciedad e
intentar que no realizase la compulsión de limpiarse. Esta técnica requiere la presencia de un profesional. En la TCC también se tratan los
pensamientos irracionales. En resumen, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), es un trastorno que puede llegar ser altamente discapacitante
y que tiene una prevalencia bastante elevada. Se trata de la existencia de pensamientos obsesivos y de compulsiones. El TOC puede ser de
diferentes tipos como, por ejemplo, limpieza, orden, verificación, acumulación, etc. En todos ellos se desconocen las causas, pero se sabe que
tiene graves consecuencias. Los tratamientos que han demostrado ser eficaces son los fármacos y la terapia cognitivo-conductual, más
concretamente, la exposición con prevención de respuesta.