5. Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla. 1 Re 19, 11 – 13 Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa leve, tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y fue en busca del Señor.
8. El camino y la puerta de la Palabra es el silencio… deja que entre.
9. Escucha en silencio, porque si el corazón está lleno de otras cosas, no podremos oír la voz de Dios. No encontraremos a Dios en medio del ruido y la agitación.
10. Sólo encontraremos a Dios con el… …Silencio de los ojos. …de los oídos. …de la boca.…de la mente. Sólo encontraremos a Dios en el silencio del corazón.
11. Dios nos habla en el silencio del corazón. Si estás frente a Dios en oración y silencio, Él te hablará. En ese silencio, Él nos escucha, nosotros escuchamos su voz, porque Él, nos habla al alma.
12. Lo esencial no es lo que decimos, sino lo que Dios nos dice a nosotros y lo que dice a través de nosotros.
13. Es necesario el silencio del corazón para poder oír a Dios en todas partes, en la puerta que se cierra, en la persona que nos necesita, en cada amanecer. La verdadera oración es unión con Dios.
14. El sonido más dulce es el sonido del silencio. El silencio es la canción del alma.
15. En el silencio de tu alma se esconden los más bellos secretos de tu corazón. El silencio nace y crece en nosotros mismos.
16. El silencio no se puede explicar, sólo se puede vivir. Dios no nos espera en el viento huracanado, ni en el fuego, ni el terremoto, debemos buscarle en la brisa, en la gota de agua, en el silencio. Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla.