3. (16:1) Ni bien terminó el
Sabbat, las mujeres com
praron especias para un
gir el cuerpo de Jesús.
Era después de las 6 de
la tarde del sábado, la
noche ya cayó. Irían al
sepulcro al amanecer.
Esto es un indicio de que ellas no esperaban
que Jesús resucitara de los muertos.
4. Ellas eran: María Magdalena, fiel seguidora
de Jesús (Lc 8:2).
María la madre de Jacobo el menor y José (Mr
15:40), era esposa de Cleofás, fiel seguidora
de Jesús (Jn 19:25).
Salomé, quien era esposa de Zebedeo (Mt
27:56), madre de Juan y Jacobo, y además
hermana de la virgen María (Jn 19:25),
también era una fiel seguidora de Jesús.
5. dirigían al sepulcro, donde habían visto que
pusieron el cuerpo de Jesús.
(16:2) Era domingo, y
no querían esperar
más, el proceso de
descomposición ya
había empezado. Sa-
lieron cuando aun era
oscuro. El día empezó
a clarear mientras se
6. Las mujeres estuvieron en el Calvario, al pie
de la cruz cuando murió Jesús. También
estuvieron en el huerto de José de Arimatea
cuando su Maestro fue sepultado.
Ahora, muy temprano por la mañana, estaban
aquí una vez más frente al sepulcro de José
de Arimatea, para ungir el cuerpo de Jesús.
Fueron las mujeres quienes estuvieron con
Jesús en estos momentos aciagos. ¿En dón-
de estaban los once discípulos de Jesús?
7. Se preguntaban unas a
otras ¿Quién nos removerá
la piedra? Pues se requería
al menos de cuatro hom-
bres para lograrlo.
(16:3) En el camino hacia la
tumba, estuvieron muy pre
ocupadas por la gran pie-
dra que tapaba la entrada
de la tumba.
8. Evidentemente ellas no estaban conscientes
del sello oficial de la tumba y del hecho de
que había una guardia apostada en ella.
En su libro ¿Quién Movió la Piedra? Frank Mo
rrison, quien era un periodista inglés, pensó
que la vida de Jesús era una de las más her-
mosas que se hubieran contado jamás, pero
cuando llegó a la resurrección, dio por senta-
do de que se trataba de un mito en la historia
y algo que una persona sensata no aceptaría.
9. Morrison se dispuso a escri-
bir un libro que probara sin
la menor duda que la ‘Resu-
rrección’ de Jesús era mas
que una leyenda, pero en el
proceso de investigación se
convenció de su realidad.
Su libro ha transformado la
vida de muchas personas
acercándolas a Jesús.
10. que hubo un terremoto y un ángel removió la
piedra (Mt 28:2).
(16:4) Al acercarse,
las mujeres, no dan
crédito a lo que ven:
“la gran piedra ha
sido removida”.
¿Quién movió la pie-
dra? Mateo, en su
evangelio, nos dice
11. Es comprensible que las mujeres estuviesen
“alarmadas” o “asustadas” al ver la piedra …
(16:5) ¿Por qué tuvo el
ángel que remover la
piedra? No fue para
que Jesús pueda salir,
sino para que las mu-
jeres, Pedro y Juan,
pudiesen entrar en la
tumba.
12. removida, el aspecto interior de la tumba, y la
presencia del “ángel”. No daban crédito a lo
que ocurría frente a sus ojos.
¿Qué fue lo que sucedió? Jesús se levantó
de los muertos, traspasó los lienzos y el su-
dario, salió de la tumba. Dios envió un ángel
quien hizo rodar la piedra, para mostrar que
estaba vacía y anunciar al mundo la resurrec-
ción de Jesús. Los guardias, se desvanecie-
ron y huyeron del lugar (Mt 28:2-4).
13. (16:6) No se alarmen, le
dice el ángel a las muje-
res, ahora sería algo co-
mo: “Dejen de hacer lo
que están haciendo, us-
tedes buscan el cadáver
de Jesús, pues ha resu-
citado.
Más bien gócense y regocíjense, porque este
es un día de gloria. ¡Jesús ha resucitado!
14. El ángel fue claro: “Observen, no está aquí,
miren el lugar donde lo pusieron. En la tum-
ba no hay cadáver.
Ellas pudieron ver los lienzos en su lugar y el
sudario en otro lugar aparte, pero no había ni
rastros del cuerpo de Jesús.
Es interesante ver que el ángel no las repren-
dió por su incredulidad de esperar encontrar
el cuerpo de Jesús, sino que las animó y alen-
tó a llevarle las primicias a los discípulos.
15. ra amarga de la prueba lo habían abandonado
y huido dejándolo sólo.
(16:7) Avisen a los chi-
cos que Él no está
muerto, resucitó de en
tre los muertos, él es-
tá vivo.
Nótese que ellos si-
guen siendo sus discí-
pulos, aunque en la ho
16. También es de notar “y Pedro”, a pesar de
aquellas terribles negaciones, vemos aquí en
esta hermosa pincelada que Jesús no juzgó
ni desechó a Pedro.
Los sentimientos pueden ser perturbadores
cuando peleas con una persona y esta muere
antes de poder reconciliarte, ¡así era como se
sentía Pedro! Él lo había negado en tres
oportunidades y ahora Jesús estaba muerto,
le había fallado miserablemente.
17. Así, de forma clara y concreta, el ángel alien-
ta a sus discípulos, a una reunión con Jesús
resucitado y ésta sería en Galilea. “Pero des-
pués de que yo haya resucitado, iré delante
de ustedes a Galilea” (Mr 14:28).
Después del mensaje del ángel esperaríamos
que ellas salieran gozas y victoriosas a pro-
clamar a todo el mundo la resurrección de
Jesús. ¡No!, Eso no fue lo que pasó, Marcos
cuenta una historia completamente diferente.
18. (16:8) Marcos claramen-
te dice que ellas esta-
ban profundamente ate-
morizadas, espantadas.
La palabra griega es ‘ex-
tasis’ que significa: esta
do emocional alterado,
estar fuera de sí.
Fue por esto, que no sólo huyeron de la tum-
ba, sino que tampoco se detuvieron en el …
19. … camino para contar a otros la razón de su
miedo. Habían quedado sin habla.
El anuncio del ángel era demasiado hermoso
para ser creído, y su presencia impresionan-
te; así que salieron despavoridas del sepul-
cro.
Con el corazón lleno de miedo, no pudieron
salir gritando para dar la noticia: “¡Ha resuci-
tado! ¡Ha resucitado! Las mujeres apenas po-
dían creer lo que había sucedido.
20. Aquí nos encontramos una traba cultural:
Estas mujeres fueron las primeras en oír las
noticias de la resurrección de Jesús, pero su
testimonio no sería atendido, pues las muje-
res no eran consideradas testigos bajo la ley
judía. Su palabra carecía de valor legal.
Sin embargo, Dios no piensa lo mismo y les
dio a estas valientes mujeres el privilegio de
comunicar a los hombres, sus discípulos,
que Jesús ya no estaba en la tumba.
21. El mensaje del ángel identificó al resucitado
con el crucificado, refiriéndose en ambos
casos a la misma persona, Jesús, y revela el
significado de la tumba vacía. La certeza de la
resurrección descansa en el mensaje que
Dios dio a través del ángel, y tanto la gente de
entonces como la de hoy es llamada a creer.
El hecho histórico de la tumba vacía así lo
confirma y cada uno de manera personal debe
decidir si cree o no en estos hechos.
22. La gran lección que aprendemos es que Je-
sús no sólo se levantó victorioso de la tumba
sino que se mostró comprensivo, bondadoso
y amoroso. Por estas buenas nuevas debe-
mos de estar extremamente agradecidos.
La resurrección es el pilar fundamental de la
fe cristiana; demuestra la aprobación divina
hacia la vida y el sacrificio de Jesús. Esto se
confirma cuando el Padre acepta la muerte
sustituta de su Hijo por nosotros (1 Pd 3:18).