1. Dana Melissa, 9 años Colombia
Armadura: or abierta de mi jardín.
José Martí Cuba
Haga hombres, quien quiera hacer pueblos.
La mujer triste se baña
tres o cinco veces a la semana
camu a las aguas saladas
que la han inundado
Hace cripsis bajo el agua
Es necesario el ungüento
que espante lo putrefacto
Terminado este ritual
la mujer sigue triste
Pero nadie puede verla.
Carolina Hernández Peralta Colombia
Un árbol nuevo
Con la máscara de jaguar ceñida a mi rostro,
pregunto al abuelo Francisco,
mientras voy a su lado en la canoa:
¿De qué árbol es ese tronco pelado, macizo,
que baja como un gran pez pirarucú
por el río Amazonas?
Es el palosangre responde en ocaina,
su lengua nativa.
En el recorrido río abajo,
el sagrado árbol ofrenda al dios del agua
sus hojas, frutos, ramas y corteza,
menos su alma.
La sombra del palosangre permanece en la
tierra,
a la espera de la invocación ritual
que celebran los pájaros con sus himnos a
la fertilidad;
allí, la música de las aves cantoras se hace
semilla
para levantar un nuevo árbol,
un nuevo fruto,
un nuevo canto.
Iván Graciano Morelo Ruiz Colombia
Jaguar del Coloso
Mural realizado por artistas acapulqueños México
El Almirante mandó a llenar de agua
dulce varios barriles para el viaje de
regreso al Viejo Mundo. Sus navegantes
pre rieron, en secreto, llenarlos con el
oro que encontraron en el fondo del río.
Pocas semanas después, varios
navegantes murieron deshidratados en
plena mar por culpa de sus sed.
La sed del oro
Diego Despreciado Colombia
Nov. 2017
VERSIÓNVERSIÓNVERSIÓN
PREMIOSPREMIOSPREMIOS
Me contaron que estabas enamorada
de otro
y entonces fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra el Gobierno
por el que estoy preso.
Ernesto Cardenal Nicaragua
VIIVIIVII
Revista de literatura No. 133 Septiembre de 2017 - 2.000 ejemplares
Director y editor: Iván Graciano Morelo Ruiz - eltagual.blogspot.com - Medellín - Colombia
2. 133133
Venganza
Fue un domingo caluroso de agosto, lo recuerdo, cuando la siniestra matanza de nuestra
gente: en la plaza del pueblo, a los pies del mármol de la virgen de la piedad, se veían
agrupadas numerosas cabezas decapitadas exhibiendo los dientes apretados en un rictus
de rabia y dolor. Con sus ojos juraban venganza, se atrevieron a conjeturar las animeras
del pueblo. En el cielo del atardecer se re ejaba una luz roja, cuando las almas de los
muertos abordaron las siete canoas que las remontaría río arriba, hasta el nacimiento.
Tiempo después, en el pueblo desembarcó una comparsa trayendo poesía, música y risa:
Son ellas; vinieron a cobrar la venganza prometida , me cuchicheó una vieja al oído, y se
perdió entre la muchedumbre jubilosa.
Luis Ceballos Colombia
Mi lindo jaguar, sé libre en la selva, encuentra un amigo y tráelo hacia mí, lo cuidaremos
con amor igual que a ti. Mi lindo felino, guardián de nuestra alma y nuestros sueños,
cuándo me darás tu amor. Cuida la música de la selva, cuida los ríos de la abundancia,
protege las palabras que nos regalan los dioses, ama las rosas de mi jardín y recuerda
su color.
Samantha Marín Gallo, 11 años Colombia
Guardián
En lo alto del andamio
almuerza el albañil
el viento agita los tablones
y quién sabe qué cosa
excita el apetito de los gallinazos
que parecen más bien almas de Dios
ángeles negros cuidando a su muchacho
Mediodía
Gustavo Adolfo Garcés Colombia
En las mañanas voy a trabajar.
De las casas de palma de los pobres
sale humo de los fogones.
Los pobres van al trabajo,
son tan tristes los pobres.
Cuando son felices
su felicidad
es la euforia de caballos desbocados
hacia el abismo.
No sé si odian el silencio.
Cuando están en el monte
hablan siempre.
Uno me dijo que si pasa
más de cinco minutos sin hablar
siente que el monte se lo traga.
¡Qué maravilloso!, pensé yo.
Voy a menudo a solas,
paso horas y horas en silencio.
A cada regreso siento que una parte de mí
se ha quedado en el monte.
Sé que un día iré y
no tendré por qué volver aquí.
En las mañanas voy a trabajar
Yoni Albino Arenas Colombia
Raíces crecen desde sus bocas
mientras los niños duermen
sobre playas de Europa
No hay cuchillos de plata
dentro de sus bolsillos
solo al leres para punzar el retal
bordado con guras de muertos
y agua empozada en los ojos
La muerte celebra
sus sueños de sangre
Sueños de sangre
Camilo Restrepo Colombia
Comparsa de Vejigantes
Pintura de Samuel Lind Puerto Rico
Natalia Toledo México
Una libertad que retoza y no se ha hecho
fea.
La sensibilidad de un loro que habla,
soy la niña que se le caen las cocadas y no
las levanta,
un huevo de gallina negra me recorre y
despierta.
Soy una nariz que huele el adobe de la
casa de enfrente
un patio y todas sus casas.
Una fotografía regañada,
un trazo delgado en medio de la selva.
Una or para el agua, para otras ores y no
de las personas.
Soy una resina que lloró San Vicente.
Soy un alcaraván que ahogó su canto en
otro idioma.
Lo que soy, lo que recuerdo
¿Quién camina a mi lado?
Tu sombra, hija, la sombra de tu cuerpo.
¿Y, qué es la sombra, padre?
Es la hermana que calla junto al hombre,
nace del sol y de la tierra.
Es la vida en silencio contra un muro,
sin sangre, sin edad.
La sombra es una cosa que se muere con uno.
Tú tienes una sombra tan pequeña,
hija mía,
como el brazo derecho de tu padre,
como la cabellera de tu madre;
y tú eres tan menuda como tu propia sombra.
Y crece.
Ya no preguntes nada,
tienes alta la sombra,
estás al medio día de la vida.
Creció tu sombra, hija,
como una enredadera aferrada a tu cuerpo.
Yo fui el origen de tu sombra,
el sol y yo, tu madre, el sol y el padre,
y en la tierra jó su residencia.
Ahora vas a fructi car en leves manchas,
serán los hijos, los pequeños hijos
que tendrán el tamaño de mi brazo,
el de la cabellera de tu madre
y el de tu sombra, cuando tú preguntabas:
¿Quién camina a mi lado?
La que camina.
Ya lo sabes;
todos los días vas doblando el cuerpo
y apagando los ojos, te deja el sol
un rayo menos cada día en el costado.
Todos los años te haces pálida,
te haces callada, te haces menos sombra.
Los muros te repiten con la duda en sus
piedras.
Te estás volviendo menos viva.
¿No ves que ya la sombra tiene forma de
Hada?
Es ella, ella, la que camina,
la otra sombra que espera
al lado opuesto de la vida.
Óscar Hernández ColombiaRómulo Bustos Aguirre Colombia
Mujeres grandes que llevan
tesoros blancos en los dientes
Sentadas parloteando en lengua extraña
como enormes diosas ya olvidadas
Acaso mejor que el sabio
conozcan sus cabezas
el peso exacto de las cosas en el mundo.
Palenqueras
Óscar Hernández
Retrato a la plumilla
elaborado por
Joaquín Mario Murillo
Colombia
para La Tagua
Las épocas de la sombra
3. Diagramación: Diego León Marín - Impreso en papel 100% fibra de caña de azúcar - El Tagual Editores Tel: 320 689 5118 latagua@gmail.com
Rabindranath Tagore India
Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos, ¡dejad la huella de vuestros pies en
mis palabras!
Hernán Vargascarreño Colombia
Este monte que baja hasta la quebrada, no podemos tumbarlo. Así lo dejó dicho nuestro
padre. La montaña necesita su oscuro, nos decía. Ahora que nos volvimos hombres
entendemos lo que defendía.
Las sombras de estos montes de inmensos árboles, los rastros de sus animales salvajes,
los cantos de sus pájaros y los silbidos de las serpientes, las tormentas que se empecinan
sobre tanto oscuro, y nuestro padre, reventado por un rayo seco mientras dormitaba sobre
una piedra, somos nosotros mismos.
No podemos destajarnos de estas tierras que no están hechas para hombres alegres. Aquí
está nuestro sino de sombras, aferrado a estos con nes del mundo. Más allá de sus límites
ya no somos; no sabemos ser.
Herencia
La familia
Obra de Johnatan Salazar M. Colombia Álvaro Restrepo Gaviria Colombia
Hemos llegado al extremo de un puente
hecho con maderas de árboles
que no sabían que algún día
servirían como espaldas transitorias,
donde patas y pies pasarían
hacia lugares conocidos y por conocer.
¿Qué manos cortaron los troncos,
tallaron formas vegetales caprichosas
y las convirtieron en cilindros,
en rectángulos que se unen?
¿Cuál necesidad de contacto,
de superar la distancia existente
que las aguas habían labrado?
Cuántas historias nos contarían
este puente y todos los otros puentes
que en tantos momentos del mundo
han sentido sobre ellos
Los niños rumbo a las escuelas.
Los soldados al inútil sacri cio.
Las parejas al encuentro de la pasión.
El suicida que salta y no deja carta.
Puente
Tus ojos siempre guardan un secreto, como de tristeza y soledad, pero a la vez parecieran
que siempre están en estados, son un circo con payasos tristes y malabaristas que juegan
con la muerte.
Circo de tus ojos
Mateo Santero Colombia