1. MI PRÁCTICA DOCENTE
ÁNGELA JOHANA RONDÓN PRIETO
UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMIBA
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
COHORTE 18
2015
2. MI PRÁCTICA DOCENTE
Pese a que mi desempeño en la práctica docente no fue planeado desde mi
formación profesional, y que mi proyección laboral se ubicaba en otro campo,
acabo de cumplir 10 años de experiencia docente. A lo largo de estos años, me
he equivocado, he estudiado, he aprendido, he enseñado y lo más gratificante, he
contribuido a la formación personal e intelectual de muchos de mis estudiantes.
Todo comienza con la convocatoria a concurso docente del año 2004, el cual abrió
las puertas no sólo a los licenciados, sino a muchos profesionales de otras
disciplinas que por diferentes causas buscaban, al igual que yo, incursionar en la
docencia. Una vez culmina el proceso de selección, inicia MI PRÁCTICA
DOCENTE. Fue un inicio difícil, más que atemorizada, estaba desubicada; ¿qué
enseñar? y ¿cómo enseñar?, fueron mis primeros interrogantes.
Pero no estaba sola, en la Institución Educativa General Santander estaba
rodeada de varios compañeros, algunos licenciados con experiencia o sin ella, y
otros como yo, el gremio de los no licenciados. Nosotros, la gran minoría, nos
enfrentamos no sólo a nuestros estudiantes, sino a la crítica de los docentes que
sienten invadido su espacio, su profesión y su trabajo, por aquellos que según
ellos, encontraron en la docencia un “escampadero”.
Pensé que ser profesor era sólo explicar y enseñar las diferentes asignaturas que
conforman el plan de estudios, pero ya en la práctica descubrí que en el ejercicio
docente también ayudamos en la formación de un ser humano integral. Ahora me
surgen otros interrogantes: ¿para qué enseñar? y ¿cómo lograr una educación de
calidad?
3. Una educación de calidad está orientada al desarrollo de las competencias
cognoscitivas fundamentales de estudiantes, principalmente las comunicativas:
saber leer, escribir, hablar y escuchar. Además una educación de calidad formará
en los alumnos la disposición de seguir aprendiendo a lo largo de su vida de
manera autónoma y propiciará la capacidad de plantear y resolver problemas,
predecir resultados y desarrollar el pensamiento crítico, la imaginación y el
pensamiento deductivo; y formará buenos ciudadanos que vivan en la democracia
y la cultura de la legalidad. Estos son los aprendizajes que debemos fomentar los
profesores y el sistema educativo en su conjunto. Habrá calidad en la educación
cuando se logre formar algunas capacidades generales de la inteligencia para
pensar por cuenta propia, de modo lógico, crítico e imaginativo; y se formen
además los valores necesarios para la vida democrática y ciudadana.
La práctica docente debe estar orientada a enseñar a pensar, enseñar a
aprender, enseñar a crear. Debemos aceptar que antes de enseñar teoría sobre
cada conocimiento humano, deberíamos saber algo más sobre teorías de
aprendizaje del ser humano. Ya que para ayudar a los alumnos a pensar
creativamente, los docentes necesitamos entender el proceso creativo y las
cualidades que caracterizan a los individuos creativos, así podremos acondicionar
el escenario para los estudiantes.
Por ello, vale la pena indagar y observar sistemáticamente la propia práctica y
buscar los espacios de interlocución con otros docentes. Ejecutar estas acciones,
en el contexto sociocultural propio, redundará en un aprendizaje significativo
acerca de la importante labor educativa que se desempeña día con día en nuestro
país, en general y en nuestras instituciones en particular. La clave está en
entender que trabajar en un salón de clase es un asunto de enorme
responsabilidad. Sólo así formaremos niños y adolescentes que aprendan a
aprender, a pensar y a razonar; es decir que aprendan haciendo para que luego
hagan pensando.