Este capítulo presenta el proceso de evaluación del soporte vital avanzado (AMLS) para diagnosticar y tratar pacientes con urgencias médicas. El proceso AMLS implica una evaluación sistemática que incluye la obtención de antecedentes del paciente, una exploración física completa y el razonamiento clínico para establecer un diagnóstico diferencial y un plan de tratamiento. Se presentan varios escenarios clínicos como ejemplos para demostrar cómo aplicar el proceso AMLS y diagnosticar condiciones como edema pulmonar,
2. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente2
Este capítulo ofrece una guía a los profesionales de la salud
para que apliquen sus conocimientos de anatomía, fisiología,
fisiopatología y epidemiología al proceso de evaluación del
soporte vital avanzado (AMLS). Una vía eficiente de evalua-
ción AMLS se basa no solo en la experiencia y los conoci-
mientos fundamentales del profesional, sino también en las
técnicas de comunicación terapéutica, en el razonamiento
clínico y en la capacidad para la toma de decisiones.
Ante el escenario previo de dificultad respiratoria de un
paciente bariátrico, ¿se hubiera planteado el riesgo que
entraña la presencia de varias enfermedades o se habría
centrado únicamente en el aparato respiratorio? ¿Habría
relacionado la presentación y las estrategias de actuación
en este caso con su experiencia anterior frente a las dificul-
tades respiratorias de los últimos pacientes diagnosticados
de edema pulmonar? ¿Se habría planteado las similitudes
y diferencias en los síntomas, la presentación y la actitud
en este caso y habría aplicado su conocimiento a esta
paciente?
Al realizar el inventario de desatascadores y juntas de su
almacén, un ex fumador de 69 años, con antecedentes de
colesterol elevado e hipertensión, empezó a notar un dolor
intenso, agudo y desgarrador en la espalda y en la parte
anterior del tórax. Un empleado del almacén llamó al 112.
Cuando usted llega al escenario, el paciente tiene una presión
arterial elevada y al auscultarle detecta en él una insuficiencia
aórtica. Lo traslada al servicio de urgencias (SU) del hospital
local, que cuenta con un servicio de cardiología. En la eco-
cardiografía se aprecia un derrame pericárdico izquierdo y un
diámetro aórtico de 34mm. El ecocardiograma confirma la
disección aórtica.
● ¿Qué podría indicar la descripción del dolor realizada
por el paciente?
evaluación secundaria Evaluación sistemática y profunda de
la anamnesis, la exploración física, las constantes vitales y la
información diagnóstica del paciente para identificar
trastornos adicionales, ya sean urgentes o no, y modificar el
diagnóstico diferencial y las estrategias terapéuticas.
farmacocinética Absorción, distribución, metabolismo
y excreción de los fármacos.
presentación cardinal Principal signo o síntoma de
presentación de un paciente; a menudo representa el motivo
principal de consulta del paciente, pero puede tratarse de un
signo objetivo como la pérdida de conocimiento o la asfixia.
presión arterial Tensión ejercida por la sangre contra las
paredes arteriales. La presión arterial se calcula por medio de
la siguiente ecuación: presión arterial = flujo×resistencia.
presión de pulso diferencial Diferencia entre las presiones
arteriales sistólica y diastólica; la presión diferencial normal
varía entre 30 y 40mmHg.
proceso de evaluación del soporte vital avanzado
(AMLS) Marco formal que ayuda a reducir la morbilidad y la
mortalidad al utilizar un método basado en la evaluación para
establecer el diagnóstico diferencial y actuar con eficiencia
frente a una amplia gama de urgencias médicas.
razonamiento clínico Segundo componente conceptual que
subyace al proceso de evaluación AMLS y que combina un
juicio adecuado con la experiencia clínica a fin de establecer
diagnósticos precisos e iniciar el tratamiento correcto. Este
proceso presupone unos conocimientos clínicos sólidos por
parte del profesional.
reconocimiento de patrones Se refiere al conocimiento, por
parte del profesional de la salud, de la fisiopatología de los
signos y síntomas de presentación del paciente y de si dicha
presentación coincide con un patrón concreto.
signos Pruebas objetivas que un profesional de la salud
observa, siente, ve, oye, toma o huele.
síntomas La S de SAMPLER; la percepción subjetiva, por parte
del paciente, de lo que siente (p. ej., náuseas) o ha
experimentado (p. ej., visión de destellos luminosos).
toma de decisiones clínicas Capacidad para integrar los
hallazgos de la evaluación y los datos analíticos con la
experiencia y las recomendaciones basadas en la evidencia
para tomar las decisiones más idóneas en lo concerniente al
tratamiento.
ESCENARIO
SON LAS 2 DE LA MAÑANA cuando se recibe el aviso:
«Servicio médico 2, responda, hay un problema respiratorio».
Al salir de la base, se vuelve hacia su compañero y le
comenta: «Este será nuestro tercer edema pulmonar del mes».
Llega a una casa de un solo piso donde la paciente está
tumbada en el salón sobre una cama hospitalaria. Según sus
cálculos, pesará unos 270kg. Observa que está sudando, tiene
aleteo nasal y le cuesta mucho respirar. Cuando comienza la
evaluación, su compañero solicita por radio ayuda a los
bomberos, así como una ambulancia especializada para el
traslado de pacientes bariátricos. La paciente tiene dificultades
para hablar, pero su hija relata antecedentes de asma y
«problemas de corazón», y dice que su madre acaba de
regresar del hospital hace apenas 3 días tras someterse a
cirugía de derivación gástrica. Aplica una mascarilla de oxígeno
sin recirculación del aire a la paciente y le prepara para
auscultar los pulmones. Al preguntarle a su compañero por la
hora prevista de llegada de la asistencia adicional, advierte un
color gris oscuro en los labios de la paciente.
1 ¿En qué medida se verán complicadas la evaluación y la
asistencia de esta paciente por el estado bariátrico que
presenta?
2 ¿Qué patologías se plantea incluir como posibles
diagnósticos a partir de los hallazgos de la evaluación
primaria?
3 ¿Qué otras evaluaciones piensa hacer de acuerdo con el
motivo de consulta de esta paciente y los antecedentes
relatados?
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4. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente4
del ámbito de su ejercicio profesional y respetando las normas
y protocolos médicos. Deberá formarse, asimismo, una
impresión general del estado del paciente. Por supuesto,
todos los hallazgos requieren un informe riguroso y una
notificación clara al centro receptor.
El proceso de evaluación AMLS respalda el diagnóstico y
tratamiento del paciente basados en la evaluación. Este es un
proceso que no depende de la memoria. Al contrario, pese a la
importanciadetodosloscomponentesdelaevaluación(fig.1-1),
el proceso de evaluación presupone que su implementación
dependerá de la presentación específica del paciente. Así, si
usted tiene una fuerte sospecha de que el paciente ha sufrido
un traumatismo, la realización de una rápida exploración
física puede constituir una prioridad mayor que la recogida
de los antecedentes personales. No se omite la anamnesis;
simplemente se le otorga una prioridad más baja como herra-
mienta evaluativa. Lo contrario también es cierto. Ante la
presentación de un paciente con una enfermedad conocida,
es preferible obtener la anamnesis de la enfermedad actual y
conocer los antecedentes personales para luego realizar la
exploración física durante el traslado hasta el centro receptor.
La exploración física, la enfermedad actual y los antecedentes
personales no son compartimentos estancos, sino que, de
ordinario, se evalúan en tándem.
En otras palabras, durante la evaluación secundaria, el
profesional sanitario debe seguir un método dinámico, nada
rígido, para la evaluación. La evaluación ha de hacerse de
forma sistemática, pero nunca de manera tan rígida como
para que se vuelva una rutina. El proceso debe resultar diná-
mico y adaptable para confirmar o descartar diagnósticos a
medida que se vayan obteniendo nuevos datos y se observe
la respuesta terapéutica del paciente.
Aunque el proceso de evaluación AMLS defienda la flexi-
bilidad a la hora de decidir el momento más idóneo para
obtener detalles concretos de la anamnesis o de la explora-
ción del paciente, uno de los principios fundamentales es
identificar la presentación cardinal y empezar por la evalua-
ción primaria para detectar cualquier urgencia médica poten-
cialmente mortal y corregirla sin demora.
La capacidad para modificar el método sistemático de
evaluación depende del razonamiento clínico, del reconoci-
miento de patrones y de la capacidad para la toma de deci-
siones. El uso de las seis R ayudará al profesional sometido
a presión a integrar toda la información y realizar mejores
juicios (cuadro «Repaso rápido»). Paradójicamente, al siste-
matizar el proceso de evaluación, el proceso AMLS le brinda
una herramienta eficaz para aplicar su propio razonamiento
clínico y su capacidad de juicio, además de los principios
OBSERVACIONES INICIALES
Escenario
PRIMERA IMPRESIÓN: ¿ENFERMO O SANO?
Amenaza para la
seguridad del equipo
Situación
Paciente
Presentación cardinal
Evaluación primaria
Identifique y trate de inmediato cualquier amenaza para la vida
Elabore el diagnóstico diferencial
EVALUACIÓN DETALLADA
ACOTAR EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL (BASÁNDOSE EN LOS
DATOS ACUMULADOS Y EN EL RAZONAMIENTO CLÍNICO)
Anamnesis
OPQRST SAMPLER
Evaluación
secundaria
Constantes vitales,
exploración física
de los sistemas
corporales
Diagnóstico
Glucosa, ECG,
O2, electrólitos,
etc.
Potencialmente mortal Crítico No urgente
EVALUACIÓN CONTINUADA
Nueva evaluación, acotar el
diagnóstico, modificar el tratamiento
Destino del paciente
Si se identifican nuevas
amenazas vitales,
trátelas de inmediato
■ Figura 1-1 Algoritmo para la evaluación de AMLS.
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6. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente6
Diferencias culturales
Comprender las peculiaridades de las distintas culturas y
lenguas de su entorno mejorará su capacidad de comunica-
ción con la comunidad de pacientes a los que atiende. Ave-
rigüe si algún organismo o institución local dispone de
intérpretes que puedan vencer las barreras idiomáticas.
A veces hay familiares o testigos bilingües que proporcionan
ayuda. Es posible que en su centro haya personas que conoz-
can el lenguaje de signos o intérpretes multilingües.
Todos los profesionales sanitarios atenderán a pacientes
con un sistema de valores distinto del suyo. Si, por ejemplo,
se califica de forma estereotipada a un paciente como «adicto»,
«indigente» o «alcohólico», se efectúa una aproximación
sesgada que dificulta la relación. La comunicación ineficaz o
los errores de comunicación explican la imposibilidad para
obtener una anamnesis minuciosa, lo que origina fallos diag-
nósticos y terapéuticos (fig. 1-2).
Trastornos de la audición
Las personas con problemas de audición se comunican de una
manera variada con las que no padecen dicho trastorno: utili-
zan el lenguaje de signos, gesticulan, escriben o leen los labios,
todo lo cual puede resultar dificultoso cuando se encuentran
enfermos o sufren un traumatismo. Algunas personas con
sordera tienen una capacidad parcial para el habla o la audi-
ción. Trate de averiguar cuál es el estado del paciente e intente
crear la estrategia más idónea para la comunicación.
Los familiares o amigos del paciente pueden ayudar, y
muchos hospitales cuentan con intérpretes para las personas
con dicha afección. Además, sería interesante conocer cómo
se formulan algunas preguntas elementales e interpretar las
respuestas con el lenguaje de signos. Es posible que, en
función de su estado, pueda intercambiar preguntas y res-
puestas por escrito con el paciente, pero con ello se prolon-
gará la entrevista.
La comunicación constituye una ciencia y un arte. Por suerte
para aquellos de nosotros que no hemos sido bendecidos con
ningún carisma natural, la capacidad de comunicación se puede
aprender y, finalmente, dominar. La inversión de tiempo y
esfuerzo se ve compensada por la menor morbilidad y mortali-
dad de los pacientes y por la mayor satisfacción personal, junto
con un refuerzo del ego a medida que la confianza y la compe-
tencia profesional van avanzando de la mano.
Según el Bayer Institute for Health Care Communication, los
profesionales de urgencias llevan a cabo cuatro tareas funda-
mentales de comunicación: compromiso, empatía, educación y
reclutamiento.
● Compromiso. El compromiso es la conexión entre usted y
el paciente. Deberá establecer una relación confortable con el
paciente para que este mantenga la calma y se pueda realizar
una anamnesis exacta y minuciosa. Sus palabras y sus acciones
transmitirán su preocupación genuina por el paciente o le
llevarán a la conclusión contraria. Si usted no se presenta, si
somete al enfermo a un interrogatorio agresivo y con pregun-
tas rápidas o si le interrumpe cuando habla, minará el vínculo
que necesita establecer y hará que el paciente se desentienda.
Durante los servicios de urgencias, y también en otras situa-
ciones, no tendrá una segunda oportunidad de obtener la
primera impresión.
● Empatía. La empatía es la identificación sincera con los senti-
mientos de angustia, dolor, temor, ansiedad o pérdida de un
paciente. Se basa en un sentido de compasión por el trance
que atraviesa el paciente y se expresa por el reconocimiento
de lo que usted ve, escucha y entiende, y por la aceptación del
paciente como persona, con independencia de las circuns-
tancias que rodeen la asistencia. Establezca contacto ocular
con el paciente y formule preguntas tranquilas y de carácter
abierto si el paciente es capaz de responder. La empatía cobra
especial importancia en situaciones delicadas como las tenta-
tivas de suicidio, las sobredosis accidentales por drogas o
medicamentos y los casos de agresión domiciliaria.
● Educación. La educación del paciente fortalece su vínculo al
permitirle conocer lo que está pasando y lo que se espera de
él. Empiece por averiguar lo que sabe el paciente y continúe
preguntándole hasta que obtenga la información que nece-
sita. Luego, informe al paciente de lo que está ocurriendo en
cada etapa del resto de la urgencia.
Piense, por ejemplo, en un paciente con dolor torácico. Para
él, lo más importante es la causa de dicho dolor. Es posible que
usted todavía no tenga la respuesta definitiva en el escenario,
pero le puede describir su plan de tratamiento:
Sr. Anginopolous, no estamos seguros de si ha sufrido un
ataque al corazón pero, mientras no tengamos ninguna
certeza, le trataremos como si hubiera sido así. Le daremos
una aspirina, que empezará a disolver el posible coágulo.
Realizaremos algunas pruebas como, por ejemplo, moni-
torizar su corazón, para lo cual colocaremos algunos sen-
sores en el pecho y también una vía en una vena del
antebrazo, por si tuviéramos que administrarle más
medicación.
Describa las pruebas y los procedimientos con términos sen-
cillos y claros. De esta manera, controlará la ansiedad del paciente
porque sabrá qué puede esperar y lo que está sucediendo a su
alrededor.
● Reclutamiento. El reclutamiento significa estimular al paciente
para que intervenga en la asistencia y en las decisiones tera-
péuticas. Cuando solicite el consentimiento del paciente para
el tratamiento, cerciórese de explicar con detalle cualquier
posible efecto secundario o reacción adversa asociada a la
intervención. Por ejemplo, antes de dar un comprimido de
nitroglicerina, explique al paciente que el dolor de cabeza es
un efecto secundario habitual de esta medicación. Explíquele
por qué administra esa medicación o recomienda ese trata-
miento, a pesar de los efectos secundarios desagradables o de
los posibles peligros; en otras palabras, dígale que considera
que los beneficios de esta intervención superarán los posibles
riesgos.
CUADRO 11 Tareas esenciales de comunicación: los cuatro elementos
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8. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente8
cuando los signos y síntomas del paciente no apuntan hacia
ninguna causa clara, hay que conocer la epidemiología de las
enfermedades humanas.
Importancia del razonamiento clínico■
El razonamiento clínico tiende un puente entre la informa-
ción de la anamnesis y los resultados de las pruebas diagnós-
ticas que permite establecer conclusiones sobre las posibles
etiologías. Este marco de razonamiento inductivo ayuda a
reconocer patrones y a formular un diagnóstico diferencial,
es decir, una serie de posibles causas del estado del paciente.
A medida que se van evaluando los datos de la exploración,
la anamnesis y las pruebas analíticas, se pueden ir descar-
tando diagnósticos. De esta manera, se va acotando el diag-
nóstico diferencial hasta que se alcanza un diagnóstico de
presunción sobre la causa más probable del trastorno del
paciente. Este diagnóstico de presunción se convertirá en el
diagnóstico definitivo cuando se confirme a través de nuevas
pruebas diagnósticas, que suelen efectuarse en el centro
receptor.
Alcance del razonamiento clínico■
La creación mental de una lista de diagnósticos (diagnóstico
diferencial) no es un proceso estático, puesto que las cons-
tantes vitales, la auscultación pulmonar, los datos de la explo-
ración neurológica, las medidas de la saturación de oxígeno,
la respuesta a las intervenciones, los resultados de las pruebas
de laboratorio y radiológicas y el resto de la información
ayudan a examinar los posibles diagnósticos. Los hallazgos
iniciales pueden ser genéricos, como cuando se reconoce un
proceso infeccioso, o específicos, como cuando se detecta una
pericarditis. Su capacidad para asimilar los datos de manera
eficiente y determinar los diagnósticos más plausibles depende
de una adecuada capacidad para el razonamiento clínico.
Por supuesto, el razonamiento clínico no es una ciencia
exacta. Resulta imposible determinar el diagnóstico correcto
en todos los casos sobre la base de la impresión inicial y de
la evaluación primaria. Las barreras no solo abarcan el grado
de conocimientos médicos y de experiencia, sino también el
ámbito de ejercicio, los fallos en el aprendizaje del reconoci-
miento de patrones, la fiabilidad de la narración del propio
paciente, la exactitud de las pruebas diagnósticas o la presen-
cia de varias enfermedades (comorbilidad).
Sin embargo, el razonamiento clínico es imprescindible
durante todo el proceso de evaluación y tratamiento. Para la
evaluación inicial, deberá identificar los diferentes diagnósti-
cos de acuerdo con el nivel de consciencia, la permeabilidad de
la vía respiratoria, los patrones respiratorios, la idoneidad
de la circulación y la perfusión, el relato que el paciente
efectúe de los síntomas, los datos de la anamnesis y otras
informaciones. Durante la evaluación secundaria, refinará los
diagnósticos conforme aparezcan nuevos datos clínicos, de la
anamnesis o de la exploración física. Además, la respuesta del
paciente al tratamiento inicial ayuda a reconsiderar los diag-
nósticos, al poner de manifiesto posibles problemas médicos
inmediatos.
Para prestar la mejor atención posible al paciente, todos
los profesionales deben tener una idea adecuada de los
conocimientos fundamentales que se requieren en su ámbito
de ejercicio (fig. 1-3). El conocimiento que se obtiene de los
libros y el conocimiento basado en la evidencia deben poten-
ciarse a través de la experiencia y del sentido común, esta-
bleciendo capacidades fiables de razonamiento clínico y
cimentando una base sólida para alcanzar un diagnóstico de
presunción exacto.
Toma de decisiones clínicas
La toma de decisiones clínicas se solapa, en muchos aspectos,
con el razonamiento clínico. Ambos precisan de conocimien-
tos suficientes de anatomía, fisiología y fisiopatología, de la
capacidad para aplicar capacidades específicas de evaluación
y de la posibilidad de aplicar instrumentos diagnósticos com-
plejos a una amplia gama de urgencias médicas. La toma de
decisiones clínicas es la capacidad para integrar los datos
diagnósticos y los hallazgos de la evaluación con la experien-
cia y las recomendaciones basadas en la evidencia para
mejorar los resultados del paciente. Al igual que el razona-
miento clínico, la toma de decisiones médicas es un proceso
dinámico que tiene lugar en cada etapa de la asistencia, empe-
zando por la generación de un diagnóstico diferencial.
Una capacidad básica para una toma eficaz de decisiones
clínicas es el reconocimiento de patrones. Usted tendrá que
comparar la presentación clínica del paciente con otras pre-
sentaciones similares que haya observado anteriormente. El
análisis de los diagnósticos similares, de las estrategias que
se mostraron eficaces y de las que no lo fueron constituye el
fundamento para la toma de las decisiones clínicas. La fiabi-
lidad de sus decisiones clínicas se acrecentará con la expe-
riencia. La integración sutil de una capacidad fiable de
razonamiento clínico con las técnicas consolidadas de comu-
nicación terapéutica propicia la toma prudente de decisiones
clínicas y permite calibrar la gravedad de la enfermedad o del
traumatismo del paciente y emprender, así, intervenciones
apropiadas y oportunas.
Formación
del concepto
Interpretación
de los datos
Aplicación
del
principio
Evaluación
Proceso de
razonamiento
crítico
Reflexión
antes
de actuar
■ Figura 1-3 Proceso para el razonamiento crítico. (Tomado
de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook —revised reprint, ed 3,
St Louis, 2007, Mosby.)
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10. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente10
limitaciones de cada equipo. Si se han utilizado armas de
destrucción masiva o se ha dispersado otro material peli-
groso, se precisará un EPI de un nivel superior.
Precauciones estandarizadas
Los Centros de prevención y control de enfermedades (CDC,
Centers for Disease Control and Prevention) recomiendan
aplicar precauciones estandarizadas para evitar la transmisión
de enfermedades infecciosas como la hepatitis B o C, la infec-
ción por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la
meningitis, la neumonía, la parotiditis, la tuberculosis, la
varicela, la tos ferina y las infecciones estafilocócicas (incluso
por Staphylococcus aureus resistente a meticilina [SAMR]).
Estas precauciones se aplican a todos los pacientes en todos
los entornos sanitarios, independientemente de que el
paciente padezca o pueda padecer una infección. Las precau-
ciones estandarizadas comprenden:
● Uso de técnicas adecuadas de higiene manual, que
incluyen el lavado de manos antes y después de cada
encuentro con el paciente y tras la retirada de los guantes
y la desinfección del equipo
● Uso de guantes, bata, mascarilla y protección ocular o
facial, según la exposición prevista
● Prácticas seguras de inyección y eliminación de
objetos
● Limpieza y eliminación adecuadas del equipo y de los
objetos del entorno del paciente que puedan haberse
contaminado con líquidos corporales infectados
Las precauciones estandarizadas no solo protegen a los
profesionales sanitarios, sino también a los pacientes, al ase-
gurar que el personal sanitario no transfiere los agentes infec-
ciosos de un paciente a otro a través de sus manos o del
equipo utilizado durante la asistencia (fig. 1-6). La exposi-
ción podría darse a través de la sangre o de la inhalación o
ingestión de secreciones respiratorias, gotitas respiratorias o
saliva. Las reglamentaciones de la Occupational Safety &
Health Administration (OSHA) especifican los requisitos de
formación, las vacunaciones obligatorias, los planes de control
de la exposición y el EPI. El cuadro 1-3 muestra los niveles
de EPI establecidos por la Environmental Protection Agency
(EPA), y el cuadro 1-4 los tipos de EPI utilizados para el ais-
lamiento corporal.
Mantenimiento de la alerta frente
a las amenazas de agresión
Los profesionales prehospitalarios invaden el medio del
paciente, ya sea su domicilio, su oficina o su vehículo. La ira
o la ansiedad pueden formar parte de dicho entorno, sobre
todo si acaba de ocurrir un acontecimiento estresante como un
traumatismo o una agresión. La presencia del personal de los
servicios de urgencia, de policías o de bomberos puede hacer
que la persona violenta se sienta amenazada. La alerta roja
sobre el comportamiento puede preceder a brotes de ira o
agresión. Algunas claves conductuales específicas de la acele-
ración gradual de las emociones son andar con paso nervioso,
gesticular o emitir palabras de hostilidad que pueden culminar
en una auténtica amenaza.
Antes de aproximarse al paciente, reconozca el entorno y
el estado afectivo del enfermo. Averigüe el número de pacien-
tes y si necesita recursos adicionales, por ejemplo más ambu-
lancias, policía o ayuda para manejar material inflamable o
peligroso. Un indicador temprano de que la situación no es
segura y se necesita el apoyo policial es la presencia de armas,
alcohol o la parafernalia propia de la droga. Los ruidos ame-
nazadores de fondo, por ejemplo de personas que discuten,
■ Figura 1-6 Asistencia de un paciente por parte de
profesionales parasanitarios con guantes. (Tomado de Aehlert BJ:
Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
El EPI es clasificado por la Environmental Protection Agency (EPA)
de acuerdo con el nivel de protección que ofrezca. Los niveles C, B
y A exigen una formación especializada antes de su utilización.
Usted debe elegir un nivel superior a D si hay o puede haber sus-
tancias que dañen la piel, por ejemplo sustancias corrosivas. La
emisión de gases o vapores requiere un mayor nivel de protección.
Si usted empieza a realizar una tarea distinta en el mismo
escenario que le aproxime al material peligroso, deberá cambiar,
en consonancia, el EPI. Pero tampoco necesita un motivo con-
creto: si se siente incómodo con un nivel menor de protección,
escoja uno mayor.
A – Ofrece la máxima protección cutánea, ocular, respiratoria y
mucosa.
B – Ofrece la máxima protección respiratoria, pero una protec-
ción cutánea y ocular menor. Debe escoger, como mínimo,
este nivel de protección hasta que realice un análisis fiable y
completo del lugar.
C – Se usa cuando se conoce el tipo y la concentración de una
sustancia concreta, cuando se satisfacen los criterios para el
uso de respiradores depuradores del aire y cuando no es
probable la exposición cutánea u ocular.
D – Se utiliza cuando no se requiere una protección especial para
sustancias contaminantes o peligrosas; es, en esencia, un
uniforme que cubre todo el cuerpo y va acompañado de
zapatos o botas protectoras. No ofrece protección frente a los
riesgos respiratorios o cutáneos.
CUADRO 13 Niveles del equipo protector individual
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12. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente12
por la rigidez: el paciente mantiene los miembros superiores
e inferiores extendidos, los dedos de los pies apuntan hacia
abajo y la cabeza y el cuello están arqueados (fig. 1-11, B).
El oxígeno se puede conservar en el domicilio en forma
de gas comprimido o líquido o se puede generar con un
concentrador de oxígeno. El oxígeno se puede suministrar
mediante gafas nasales, mascarilla, traqueotomía, respirador,
presión positiva continua en la vía respiratoria (CPAP) o
presión bifásica positiva en la vía respiratoria (BiPAP;
fig. 1-12, B y C).
La atención de pacientes que dependen de máquinas,
como los respiradores, se puede complicar por enfermedades
crónicas y una mala perfusión. Algunos pacientes requieren
respiradores portátiles para el transporte (RPT). Hay que
■ Figura 1-7 Placas y rótulos de advertencia de material peligroso. (Tomado de Sanders MJ: Mosby’s paramedic textbook— revised reprint,
ed 3, St Louis, 2007, MosbyJems.)
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14. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente14
limpieza indica que el paciente ya no puede realizar las acti-
vidades de la vida diaria sin ayuda.
Observación cinestésica■
El sentido del tacto también ofrece indicios del estado del
paciente. Los pacientes pueden tener la piel fría, caliente,
tibia o sudorosa. Un calor excesivo denotaría un aumento de
la temperatura corporal central (tabla 1-1). La hipertermia se
puede deber a un día caluroso con gran humedad. Las causas
intrínsecas de una piel caliente son el ictus, la fiebre y el golpe
de calor.
De forma análoga, un entorno muy frío puede generar
hipotermia. Recuerde, no obstante, que la hipotermia de una
persona mayor puede ocurrir incluso en un ambiente caliente.
La inmovilidad de un paciente, una indumentaria inapro-
piada, la toxicidad de las drogas y la comorbilidad determinan
una mala perfusión y disminuyen los mecanismos compen-
sadores. Una piel fría y húmeda puede deberse a shock o a
mecanismos compensadores como la vasoconstricción.
La piel húmeda es característica de los pacientes con un
golpe de calor, después del ejercicio o con toxicidad por
TABLA 11 Variaciones en la medición
de la temperatura
Lugar Temperatura (°F) Temperatura (°C)
Temperatura central
real
97,5–100,2° 36,4–37,9°
Sonda esofágica 97,5–100,2° 36,4–37,9°
Recto 97,8–100,2° 36,6–37,9°
Boca 95,9–99,9° 35,5–37,7°
Tímpano (oído) 96,3–99,5° 35,7–37,5°
Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond,
St Louis, 2009, Mosby.
A
B
■ Figura 1-11 A. Postura de decorticación. B. Postura de
descerebración. (Tomado de Ignatavicius DD, Workman ML:
Medical-surgical nursing: patient-centered collaborative care, ed 6,
St Louis, 2010, Saunders.)
A
B
C
■ Figura 1-12 A. Medidor del flujo máximo. B. Aparato
BiPAP. C. Generador de flujo CPAP. (Tomado de Aehlert BJ:
Paramedic practice today: above and beyond, St Louis, 2009, Mosby.)
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16. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente16
de transporte? ¿Cuál es el centro médico más cercano y/o
adecuado? ¿Hay que obviar el centro más próximo y elegir
otro mejor equipado?
Si no existe una amenaza inmediata para la vida del
paciente durante la evaluación, se examina si el enfermo
sufre una patología crítica o urgente. Un paciente urgente es
aquel que ofrece una mala impresión general o tiene un nivel
de consciencia disminuido, no responde, presenta signos o
síntomas de shock, se queja de un dolor intenso, ha sufrido
un traumatismo múltiple (politraumatizado) o tiene dificul-
tades para respirar, un parto complicado, dolor torácico con
una presión sistólica menor de 100 o sangra de forma incon-
trolada.
En ese momento de la evaluación quizá no tenga todavía
un diagnóstico de presunción, pero ya se están planteando
diagnósticos diferenciales teniendo en cuenta las posibles
causas de los signos y síntomas que presenta el paciente.
Nivel de consciencia■
La evaluación del estado mental o nivel de consciencia (NC)
implica un examen de la función cerebral. Cuando se apro-
xime al paciente, vigile atentamente su nivel de consciencia.
Así, si el enfermo está consciente, valore su capacidad de
atención. ¿Es la propia de su edad? Ante un paciente con
una capacidad de atención alterada o confusa hay que des-
cartar inicialmente una hipoglucemia, una deshidratación,
una alteración cardiovascular, un ictus o un traumatismo
craneal.
Además de la observación, para evaluar al paciente puede
utilizar una herramienta de calificación neurológica, la escala
de coma de Glasgow o la regla AVDI (alerta, verbal, dolor,
inconsciente). Estas dos herramientas de evaluación neuro-
lógica permiten puntuar la respuesta del paciente a los estí-
mulos.
El nivel de consciencia se relaciona con la función del
sistema reticular activador (SRA) y los hemisferios cerebra-
les. El SRA es una estructura del tronco del encéfalo que
participa decisivamente en la vigilia y la alerta. Los hemis-
ferios cerebrales son responsables del estado de consciencia
y de la comprensión. La reacción al entorno ocurre a través
de los hemisferios cerebrales. El SRA envía órdenes a los
hemisferios cerebrales para que activen la respuesta al estí-
mulo, ya sea una emoción o una reacción física. El coma
puede deberse a una disfunción del SRA o de los dos hemis-
ferios cerebrales.
La consciencia es una función neurológica superior y
revela la respuesta a las personas, el espacio y el tiempo. En
general, se habla de alerta y orientado×3 o AO×3. Un
paciente que no muestre AO×3 podría estar somnoliento,
confuso o desorientado. Por supuesto, un paciente puede
estar despierto y también desorientado, lo que revela una
función adecuada del SRA, pero una disfunción de los hemis-
ferios cerebrales.
La regla AVDI se basa en estímulos (órdenes verbales y
dolor) para establecer el nivel de consciencia del paciente.
Como se ha señalado antes, las letras de esta regla significan
alerta (despierto), verbal (responde a las preguntas verbales),
dolor (no responde a las órdenes verbales pero sí a la aplica-
ción de un estímulo doloroso) e inconsciente (no está alerta
ni despierto ni responde a las órdenes verbales ni a los estí-
mulos dolorosos). En la tabla 1-2 se expone esta regla con
más detalle.
La escala de coma de Glasgow (GCS) es un instrumento
eficaz para examinar la función neurológica (tabla 1-3) y
reviste especial importancia para que el personal hospitalario
establezca el nivel de consciencia basal del enfermo. Los
cambios documentados en la evaluación GCS que indiquen
un descenso de la función neurológica, orientan las pruebas
diagnósticas intrahospitalarias y el destino del paciente dentro
del hospital.
La GCS evalúa la respuesta del paciente a la apertura
ocular, así como la mejor respuesta verbal y motora. Hay que
documentar la puntuación de cada una de estas respuestas
(p. ej., O = 3, V = 4, M = 4, da una puntuación GCS total de
11). Una puntuación de 8 o menos suele obligar a un control
intensivo de la vía respiratoria. A pesar de que la máxima
puntuación posible sea 15, esto no significa que el paciente
tenga plena capacidad mental. La asistencia definitiva no
debe basarse únicamente en los datos de GCS, sino en una
combinación con otras pruebas diagnósticas y datos de la
anamnesis.
El examen del nivel de consciencia permite saber si los
estados neurológico y circulatorio del paciente son estables y
reconocer y tratar tempranamente los trastornos potencial-
mente mortales. Los pacientes con dificultades cognitivas
requieren una exploración neurológica completa. La evalua-
ción neurológica se comenta con detalle en el capítulo 2.
Vía respiratoria■
Después de evaluar el NC hay que examinar rápidamente la
vía respiratoria, la respiración y la circulación/perfusión del
paciente. Hay que establecer y mantener la permeabilidad de
la vía respiratoria. Una vía respiratoria permeable es aquella
que permite un buen flujo del aire y se encuentra libre de
líquidos, secreciones, dientes o cualquier otro objeto extraño
(p. ej., alimentos, juguetes, monedas, etc.) que puedan obs-
truir el flujo respiratorio. La incapacidad del paciente para
mantener permeable la vía respiratoria constituye una urgen-
cia gravísima y exige la toma de intervenciones inmediatas y
el traslado acelerado a un centro médico adecuado.
TABLA 12 Estado mental y AVDI
AVDI Datos de la evaluación
Alerta Responde espontáneamente; defina mejor el
estado mental
Alerta y orientado × 4 Persona, espacio,
tiempo y
acontecimientos
Alerta y orientado × 3 Persona, espacio y
tiempo
Alerta y orientado × 2 Persona y espacio
Alerta y orientado × 1 Persona
Verbal Responde a estímulos verbales
Dolor Responde a estímulos dolorosos
Inconsciente No responde a los estímulos
Tomado de Aehlert BJ: Paramedic practice today: above and beyond,
St Louis, 2009, Mosby.
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18. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente18
El sufrimiento respiratorio se debe a la hipoxia, un estado
en el que los tejidos corporales no disponen de suficiente
oxígeno. La hipoxia está causada por cualquiera de los tras-
tornos anteriores o por el asma, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), la obstrucción de la vía respira-
toria o cualquier estado que restrinja el intercambio gaseoso
normal en los alvéolos, como la neumonía, el edema pulmo-
nar o secreciones mucosas anómalas.
Ante un paciente con sufrimiento respiratorio, otro posible
síndrome es la hiperventilación, que conducirá a una alcalo-
sis respiratoria. La hiperventilación puede estar compensando
una acidosis metabólica, ansiedad, miedo o una lesión del
SNC. Otros posibles diagnósticos pueden incluir un ictus o
una cetoacidosis diabética.
La elevación en sangre del dióxido de carbono como con-
secuencia de un estado de hipoventilación se denomina hiper-
capnia. La hipercapnia se produce cuando el cuerpo no es
capaz de liberar el dióxido de carbono y este se acumula en
el torrente sanguíneo, produciendo insuficiencia respiratoria.
La hipercapnia debe sospecharse ante todo paciente con dis-
minución de consciencia, sobre todo si se encuentra somno-
liento o muy fatigado. Durante la evaluación primaria se
auscultarán los ruidos pulmonares de la parte central de la
axila si el enfermo presenta disminución del nivel de cons-
ciencia, dificultad para respirar o mala perfusión. En estos
casos podríamos encontrar sibilancias en la auscultación. En
el cuadro 1-6 se resumen los ruidos respiratorios anómalos.
El uso de la musculatura accesoria y la retracción costal
se puede observar a nivel de la escotadura supraesternal y
entre las costillas. Ante un paciente con aumento del trabajo
respiratorio y uso de la musculatura accesoria (tiraje),
tenemos que tener en cuenta la posibilidad de inminente
parada respiratoria. La combinación de ruidos respiratorios
anómalos y el uso o la retracción de la musculatura accesoria
es un signo más de empeoramiento que los ruidos respirato-
rios anómalos aislados.
Formule preguntas pertinentes para determinar la grave-
dad del problema respiratorio:
TABLA 14 Patrones respiratorios irregulares
Patrón Descripción Causa Comentarios*
Taquipnea Aumento de la frecuencia
respiratoria
Fiebre
Sufrimiento respiratorio
Toxinas
Hipoperfusión
Lesión cerebral
Acidosis metabólica
Ansiedad
Uno de los mecanismos
defensivos del cuerpo, pero
puede tener un efecto nocivo
al estimular la acidosis
respiratoria. Dada la frecuencia
respiratoria acelerada, el
organismo no puede completar
el intercambio de oxígeno y
dióxido de carbono en los
alvéolos y, en consecuencia,
el paciente puede requerir
oxígeno y respiración asistida.
Bradipnea Frecuencia respiratoria menor
de la normal
Fármacos opiáceos/sedantes,
incluido el alcohol
Trastornos metabólicos
Hipoperfusión
Fatiga
Lesión cerebral
Aparte de la bradipnea, el
paciente puede presentar
episodios de apnea y precisar
oxígeno y respiración asistida.
Respiración de
Cheyne-Stokes
Patrón respiratorio con períodos
alternantes de aumento y
disminución de la frecuencia y
profundidad y breves períodos
de apnea
Hipertensión intracraneal
Insuficiencia cardíaca congestiva
Insuficiencia renal
Toxina
Acidosis
Patrón repetitivo. Puede indicar
lesión medular.
Respiración de Biot Parecida a la de Cheyne-Stokes
pero con un patrón irregular
en lugar de repetido
Meningitis
Hipertensión intracraneal
Urgencia neurológica
Hay que considerarla como si
fuera una fibrilación auricular
del sistema respiratorio
(irregularmente irregular).
Respiración de Kussmaul Respiraciones rápidas y
profundas sin períodos
de apnea
Acidosis metabólica
Insuficiencia renal
Cetoacidosis diabética
Respiración profunda y fatigosa
que denota una acidosis grave
Apneústico Inspiración larga y jadeante
seguida de una espiración
brevísima en la que no se
termina de expulsar el aire. El
resultado es la hiperinsuflación
pulmonar.
Lesión cerebral Produce hipoxemia grave
Hiperventilación neurógena
central
Frecuencia respiratoria muy
profunda y rápida
(40-60 respiraciones/min)
Traumatismo craneal que eleva la
presión intracraneal o produce
un daño directo del tronco del
encéfalo
Ictus
La acidosis del SNC genera una
respiración rápida y profunda
que determina alcalosis
sistémica.
*NOTA: Registre el estado de la vía respiratoria, la frecuencia respiratoria, el ritmo respiratorio y los ruidos respiratorios del paciente.
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20. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente20
una exploración rápida de la cabeza a los pies o una exploración
extensa. El tiempo invertido en la exploración y su minuciosi-
dad se relacionarán directamente con el ámbito de su ejercicio
como profesional de la salud, con el estado del paciente y con
los instrumentos diagnósticos disponibles en ese momento
(p. ej., martillo de reflejos, otoscopia, oftalmoscopio).
Constantes vitales■
Las constantes vitales constituyen el primer elemento de la
evaluación secundaria y, tradicionalmente, abarcan el pulso,
la respiración, la temperatura corporal y la presión arterial.
Deberá medir estos parámetros de forma frecuente y conti-
nuada. Aun cuando la presentación cardinal no haga sospe-
char una amenaza inmediata, el estado del paciente se puede
deteriorar. Establecer las constantes vitales basales y estar
alerta de signos de empeoramiento durante la monitorización
ayuda a reconocer en seguida cualquier cambio desfavorable.
Aunque el estado del paciente permanezca estable y sin
urgencia, las constantes vitales resultan indispensables para
la toma correcta de decisiones clínicas. Las constantes vitales
ayudan a establecer el diagnóstico específico y a formular un
plan de tratamiento que pueda resultar eficaz.
Pulso
Los pacientes con una posible urgencia médica requieren un
examen de los pulsos centrales y periféricos. Hay que examinar
la frecuencia, la regularidad y la calidad (v. «Técnicas de explo-
ración»). Los hallazgos anómalos podrían exigir la aplicación
precoz de la monitorización electrocardiográfica (ECG).
Respiración
El trabajo respiratorio se calificará en función de su simetría,
profundidad, frecuencia y calidad (fig. 1-15). Véase anterior-
mente el apartado «Respiración» para una exposición deta-
llada de este tema.
Temperatura
La temperatura se puede tomar en la boca, el recto, el tímpano
o la axila, dependiendo de las lesiones, la edad y el nivel de
consciencia del paciente. Algunos pacientes con un nivel de
consciencia disminuido se encuentran demasiado agitados
para un registro oral. Los traumatismos faciales, entre otros,
pueden impedir la aplicación de un termómetro oral. Otra
forma de evaluar la temperatura consiste simplemente en
tocar la piel (v. tabla 1-1).
Asegúrese de inspeccionar la piel en busca de diaforesis
(sudoración) y de examinar el color y el lecho ungueal
(relleno capilar). La piel debe estar seca al tacto, ni fría ni
caliente. Si el paciente no tiene la piel seca, rosada y caliente,
deberá examinar la causa de esa perfusión anómala. En «Téc-
nicas de exploración», más adelante en este capítulo, se
ofrece información detallada sobre la evaluación del color y
de la temperatura de la piel.
La hipertermia se puede deber a una sepsis (infección) o
al uso de medicamentos como los antibióticos, los opiáceos,
los barbitúricos y los antihistamínicos. Otras causas de fiebre
son los ataques cardíacos (infarto), el ictus, el síncope por
calor, el golpe de calor y las quemaduras. La hipotermia
puede producirse por exposición, shock, consumo de alcohol
u otras drogas, hipotiroidismo o quemaduras graves que
impiden la regulación de la temperatura corporal. El entorno,
tanto si está demasiado caliente, frío o húmedo, puede alterar
la temperatura corporal del paciente y deberá tenerse en
cuenta al evaluar las constantes vitales.
Presión arterial
La evaluación de esta constante proporciona una estimación
del estado de perfusión del paciente y permite reconocer el
A
CLAVE:
Ruidos broncovesiculares
de los bronquios principales
Murmullo vesicular en los
bronquios más pequeños,
bronquíolos y lóbulos
Bronquial sobre la tráquea
B
■ Figura 1-15 Ruidos auscultatorios esperados. A. Proyección
anterior. B. Proyección posterior. (Tomado de Sanders MJ: Mosby’s
paramedic textbook—revised reprint, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
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22. CAPÍTULO 1 • Evaluación del soporte vital avanzado para el paciente22
● Averigüe si los síntomas comenzaron de forma gradual
o repentina.
● Identifique cualquier síntoma asociado que pueda
revelar la gravedad del problema e indicar los sistemas
corporales afectados. Los síntomas asociados de impor-
tancia comprenden:
● Dificultad respiratoria
● Falta de aire
● Dolor con la inspiración profunda
● Dolor u opresión torácicos
● Palpitaciones
● Náuseas o vómitos
● Síncope (desmayo)
● Acorchamiento u hormigueo
● Indigestión (dolor epigástrico, dolor abdominal o
flatulencia)
● Confusión o desorientación
● Malestar general
● Evalúe cualquier otra información aportada por los
testigos.
● Averigüe si el paciente ha sufrido anteriormente sín-
tomas parecidos. Pregunte si el paciente acude a
algún médico y, en tal caso, cuándo realizó la última
visita. Pregunte por la medicación prescrita y otros
tratamientos.
Paliación y provocación La paliación y la provocación se
refieren a los factores que podrían mejorar o empeorar los
síntomas del paciente. Un paciente cuyo motivo de consulta
sean, por ejemplo, los mareos, podría decir que mejoran al
tumbarse y empeoran al levantarse bruscamente de la cama.
Calidad La percepción que el paciente tiene de la calidad
del dolor o de la molestia puede resultar una clave diagnóstica
fundamental. Pida al paciente que describa el dolor o la
molestia. Suelen describirse como «agudo», «sordo», «des-
garrador», «aplastante», «opresivo» y «en puñalada». La des-
cripción del paciente puede revelar si el dolor es de origen
visceral o somático, lo que ayuda a establecer el diagnóstico
diferencial. El dolor visceral proviene de los órganos internos
y suele resultar ambiguo y difícil de localizar, mientras que
el somático se localiza con bastante precisión y tiene más
posibilidades de resultar agudo o punzante. Examine si la
molestia es constante o solo ocurre de manera intermitente,
bien al azar o con determinados patrones o movimientos res-
piratorios, lo que podría constituir un indicio clave del
aparato corporal afectado y de la gravedad de la causa. Además
de la paliación y la provocación, el modo en que un paciente
describe la calidad del dolor o de la molestia indica también
el sistema corporal afectado. Apunte entre comillas el modo
exacto en que el paciente describe sus síntomas.
Dolor irradiado o referido/región La región y el dolor refe-
rido o irradiado se asocian a la localización del dolor o de la
molestia. Pida al paciente que señale la zona dolorida y que
indique si el dolor se irradia o se mueve en cualquier direc-
ción (fig. 1-18 y cuadro 1-7). Trate de averiguar si el dolor es
referido, por ejemplo distensión abdominal con dolor en el
hombro (signo de Kehr).
Gravedad Pida al paciente que califique el nivel del dolor
o de la molestia sobre una escala de 1 a 10, donde 1 es una
molestia o dolor mínimos y 10 el máximo. Esta escala numé-
rica suele utilizarla el personal de los servicios de urgencia y
hospitalario. La descripción por parte del paciente de la
intensidad del dolor no solo ayuda a delimitar el origen, sino
O—Comienzo (Onset )
P—Provocación
Q—Calidad (Quality )
R—Irradiación (Radiation)
S—Gravedad (Severity )
T—Tiempo
■ Figura 1-17 OPQRST. (Tomado de Shade BR, Collins TE, Wertz
EM, et al: Mosby’s EMT-Intermediate textbook for the 1999 National
Standard Curriculum, ed 3, St Louis, 2007, Mosby.)
Localización Órgano
Dolor en el hombro
izquierdo
Irritación diafragmática
(sangre o aire por rotura de
otras estructuras
abdominales como los
ovarios), rotura esplénica,
infarto de miocardio
Dolor en el hombro
derecho
Irritación hepática, dolor en
la vesícula biliar, irritación
diafragmática
Dolor en la escápula
derecha
Hígado y vesícula biliar
Epigastrio Estómago, pulmones,
corazón
Ombligo Intestino delgado, apéndice
Espalda Aorta, estómago y
páncreas
Desde los flancos a las ingles Riñones, uréter
Perineo Vejiga
Suprapúbico Vejiga, colon
CUADRO 17 Dolor referido
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